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De Los Angeles a Sydney y un hetero d por medioIII

en Gays

    El los días posteriores a nuestro "refriegue" en la playa, noté a Lean más relajado, casi liberado diría yo. No sé cómo explicarlo, era cómo si empezase a sentirse más cómodo conmigo y hubiéramos ahora ya alcanzado una intimidad a todos los niveles que antes no exitía , hacía incluso bromas de tipo sexual que antes nunca hubiera hecho, era cómo si estuviese asumiendo un nuevo rol sexual en su vida, un rol que hace unos meses hubiera sido impensable para él, pero que ahora, poco a poco afloraba en su persona sin querer ó sin poderlo remediar, quién sabe...Activo cómo él sólo, eso sí, porqué hay cosas que ni aunque los polos se fundan pueden cambiar... 

Hasta ese momento había vivido nuestros escarceos con cierta angustia, como una especie de crisis en su identidad sexual, incluso con sentimiento de culpa diría yo,  pero lo cierto es que todos los códigos de conducta que habíamos aprendido en nuestra vida anterior ya no servían aquí, así me dí cuenta yo a los pocos días de llegar a la isla, y así se estaba dando cuenta ahora Lean.

En la isla habíamos vuelto a nacer los 2, era una vida nueva que nada tenía que ver con la anterior, donde cada uno debía adaptarse rápidamente a un nuevo orden y dónde los prejuicios desaparecían al mismo ritmo que desaparecían nuestras esperanzas de volver al mundo que un día conocimos.

Me hallaba sentado en una roca, con mi vista hacia abajo arreglando  hojas y tallos que usábamos luego en el refugio para dormir cuando me sentí observado...Levanté la vista y ahí estaba Lean a unos 3 m. contemplándome detenidamente.

-Qué?- pregunté con un tono entre divertido y curioso

Lean salió de su ensimismamiento.

-Nada es que estoy mirándote y te pareces mucho a un actor que no recuerdo ahora el nombre, pero tienes la misma mirada y te pareces también en el pelo...salía en una de piratas y  en una de griegos creo también...

-Orlando Bloom?

-sí, sí, ese, right...

-Debo admitir que en mi trabajo de Los Angeles ya me lo dijeron alguna vez, hasta mi compañera del laboratorio me decía a veces Orly...Me sonaba fatal, a aeropuerto parisino...Y encima me parece muy mal actor...

-Bueno, pero te pareces, así con el pelo algo largo y eso, a mi me parece muy majo...

-Bueno lo tomaré como un cumplido entonces, pero como sigan pasando los meses en lugar de parecerme a Orlando Bloom en "Troya" voy a parecerme a Antonio Banderas en "Entrevista con el vampiro", con ese melenón, pero en versión despeinado y mugroso.

-Es que esa no la he visto.

-Da igual- dije mientras recojía algunas hojas y las llevaba donde dormíamos, mientras tarareaba una canción de Adele.

Aproveché el viaje y estuve supervisando algunas provisiones, así como repasando los enseres y ropa que había en algunas de las maletas que allí teníamos...Contemplé el pequeño frasco de perfume "Hugo Boss woman" que había llegado en un bolso de viaje a la playa la misma semana que llegamos nosotros...Pasó algo por mi cabeza al contemplar ese tarrito de cristal.

Había caído ya la noche en el paralelo-longitud que fuera que nos encontráramos. Lean se había desprendido de unas bermudas de cuadros que llevaba y se había quedado en slips, unos slips de color blanco y cintura negra que resaltaban una vez más sus atributos. A Lean no le gustaba dormir desnudo y siempre lo hacía en calzoncillos. Se estiró en el suelo, sobre la especie de cama que teníamos hecha a base de  hojas y ropa que no usábamos y dando un par de palmadas en el espacio que quedaba libre junto a él me llamó:- come on Guillermo, no vienes a dormir?

-sí, estoy bebiendo un poco de agua ya voy- contesté desde el exterior

-Me estiré también, sobre me gustaría decir, la cómoda cama, pero podemos dejarlo en cama a secas, mirando de lado hacia la salida. Pasaban los minutos, pero ninguno de los 2 conciliábamos el sueño, detrás mió oía girar sobre sí mismo a Lean buscando una postura que no acababa de encontrar. De repente noté como su pecho se pegaba a mi espalda, su vientre a mis lumbares y su paquete a mi culo, aquello era toda una novedad que antes nunca se había producido.

-Estás bien Lean- pregunté algo sorprendido

Lean no respondió, se limitó a acercar su cabeza a la mía y con su nariz olfateó mi nuca y mi pelo.

-Eres tú-dijo en un tono muy bajo que casi no llegué a entender  y a continuación acercando su boca a mi oído susurró: -Hueles tan bien...me está volviendo loco...y pasó su nariz por mi nuca de nuevo y mi cuello.

Yo no podía ni hablar, estaba paralizado,  tenía toda mi piel de gallina, sentí su brazo izquiero que pasaba por encima de mi torso rodeándolo y quedando su mano junto a mi cara. Finalmente quise decir algo, pero Lean me frenó.

-SSShhhssss, no digas nada, vas a disfrutar zorrita.-dijo de nuevo con su boca en mi oído y en un tono de vicio que me puso los pelos de punta.

Lo de zorrita no me lo esperaba de Lean, pero lo cierto, es que me lo merecía por haberle provocado con el juego del perfume.

Noté que se pegaba más a mí, si eso era posible, y empezaba a jugar con su lengua en mi oreja, al mismo tiempo, su polla empezaba a palpitar impaciente dentro de su calzoncillo, pero ello no era óbice, para que yo notara perfectamente en mi culo las contracciones de su verga, que se sucedían una tras otra. No recordaba con aparentemente tan poco, haber estado nunca tan excitado, esta vez no era sólo Lean el que tenía una erección espectacular...

Lean me tenía prácticamente inmovilizado con sólo su brazo izquierdo, sentí algo más de libertad cuando fue bajándolo por mi torso hasta llegar a mi cintura, para continuar bajando mis calzoncillos hasta el final y empezar a acariciar mis caderas. Al mismo tiempo, su otra mano bajaba sus slips hasta las rodillas, todo ello sin dejar de lamer mi oreja izquierda, que empezaba a sentir roja como si fuera a estallar.

Lean subió de nuevo su brazo izquierdo hacia arriba sin dejar de acariciar mi cuerpo hasta llegar a mi cuello y situar de nuevo su mano junto a mi cara, aproveché entonces y agarré con mi mano la suya y llevé su pulgar hasta mi boca, donde empecé a chuparlo de forma suave introduciéndolo y sacándolo al compás de sonoros chuperreteos. De lado como nos hallábamos, Lean agarró su inflado pene con la mano derecha y empezó a buscar mi agujero no sin antes golpear un par de veces mis glúteos con su aparato. Eché mi culo hacia atras para facilitar su labor y enseguida su miembro se acomodó en mi recto, era como si mi culo y su polla se unieran en una comunión perfecta a pesar de ser unos recién conocidos.

Lean a diferencia de la otra vez inició una follada lenta, sacando su tranca hasta el final, para volver a introducirla a continuación en un ritmo pausado y constante. Su boca pasó de mi oreja a la nuca para luego recorrer desde allí mi cuello con su lengua empapándome esa zona, yo seguía chupando su pulgar como si de un biberón se tratase y deslicé mi otra mano por debajo de mi entrepierna buscando sus pelotas que acaricié mientras él continuaba con la follada.

El cúmulo de sensaciones que sentía no puede describirse, pero no miento si digo que esa noche ha sido la mejor que nunca he tenido a nivel de sexo con alguién, me sentía entregado, extasiado y aunque suene cursi muy deseado.

Lean separó mi mano de sus huevos a la vez que susurraba en mi oído: -quiero que goces, que alcances el orgasmo mientras te penetro.

Y llevó mi mano a mi polla para que me pajeara mientras él continuaba enculándome en posición de lado, de cuchara creo que es el nombre exacto.

No tardé nada en correrme, hubiera querido prolongar ese placer más y más, pero fue tocarme y eyaculé como un caballo, mientras mi recto se contraía una y otra vez, parecía que Lean hubiera estaba esperando esa señal, porqué fue sentir mis gemidos y pegar 2 empujones fuertes y secos que lo hicieron derramarse en mi interior prácticamente a la vez que yo lo había hecho- toma, toma!!!- exclamó mientras se vaciaba en mi. Noté el culo ardiendo como venía siendo costumbre y a rebosar de esperma.

-Me has puesto el culo a reventar-dije en voz baja -Shit! cuanta leche!- exclamé

-Es toda para ti...-añadió con la voz aún jadeante por la excitación.

Abrazado a mi, en menos de dos minutos sentí roncar a Lean, sin duda, se había quedado bien relajado y yo más todavía, nunca pensé que Hugo Boss ayudara a follar de esa forma, que digo follar, aquello había sido otra cosa, habíamos hecho el amor...

20 de Junio.

Habían transcurrido casi 6 meses desde la llegada al islote oceánico, Lean y yo formábamos uno solo, con sólo una mirada podíamos entendernos, con solo una palabra nos decíamos un mundo, habíamos roto toda clase de tabúes existentes entre dos hombres, Lean sabía perfectamente lo que me gustaba en la cama y yo lo que le ponía a él, la falta de otros entretenimientos y el ardor y vigor de él, hacía que folláramos día sí, día también, aunque yo lo deseaba, había veces que mi culo decía basta, dada su azarosa vida. En nuestro devenir diario había un sentimiento contradictorio, nos sentíamos apenados, y a la vez aliviados de contar con el compañero perfecto para soportar éste trance tan duro que la vida nos había deparado, sí apenados, esa es la palabra...

Busqué a Lean y no lo encontré. Había estado cortando unas ramas para el fuego de la noche y ahora que había acabado, no le veía por ninguna parte.

-Lean? Lean?

Me desplacé desde la cascada hacia la playa, en el camino vi volar a gran altura un avión que se desplazaba hacia el este, debía tratarse de un vuelo transoceánico, ni que decir tiene que desde esa altura era imposible ya no vernos a nosotros, sino haber visto al mismísimo  Titanic...Ensimismado iba en esos pensamientos cuando a lo lejos sentado de espaldas  en una palmera y mirando hacia el mar vi a Lean.

Me acerqué por detrás comentando divertido que creí que se había marchado de la isla...Cuando llegué a su altura vi su cara desencajada con un rictus de tristeza que nunca antes había visto.

-Qué pasa Lean?

Suspiró profundamente: -hoy es el cumpleaños de mi hijo mayor.

-Comprendo

-No, no lo creo, no tienes hijos. Para comprender éste sentimiento tienes que ser padre primero.

Me sentó mal esa contestación tan seca e inmerecida, pero tenía razón, yo no tenía hijos a los que echar de menos y no podía sentir esa carencia en mi.

-Eh Lean, disculpa, lo que quiero decir es que estoy seguro que lo vas a volver a ver, a él y al pequeño.

-Y si se olvidan de mi, y si me creen muerto?

-Acaso les has olvidado tú? Pues ellos a ti tampoco, aunque pasaran 1000 años...

-Tengo miedo Guillermo, tengo miedo a no volverles a ver nunca más.

Ver a un tiarrón como Lean afirmar que tenía miedo, te dejaba una sensación de angustia en tu cuerpo con la que era difícil lidiar. Me hubiera gustado decir algo, consolarle, encontrar la respuesta a sus dudas, no me salía nada. Le abracé y acaricié su pelo por encima de la nuca.

8 de Agosto, junto a la playa que ya habíamos bautizado como Willean (William + Lean)

-Eh Guille, estás muy rojo, deberías dejar de pescar por hoy, creo que te ha dado demasiado el sol!

-Sí, creo que tienes razón, me siento caliente.

-Ah sí?-preguntó con ese tono pícaro que yo ya conocía

-Eh tranquilo campeón, guarda tu bazoca, que ésta no es tu guerra.

Me dirigí al refugio mientras él continuaba con la pesca, no me encontraba demasiado bien, sentí marearme cuando apenas me faltaban unos metros para llegar y vomité lo poco que había en mi estómago, Tras seis meses tanto Lean como yo habíamos perdido mucho peso, sin embargo en mi era más evidente pues partía también de menos masa.

Me recosté en nuestro camastro a ver si se me pasaba. Sentí escalofríos y tiritera, debía tener la gripe.

-Guillermo, Guillermo...-Noté unas palmadas en mi cara, abrí los ojos y allí estaba el rubio de Lean, con sus perfectos dientes blancos y sus ojos oscuros.

-Que pasa?- balbuceé.

-Volví de la pesca y casi se ha puesto el sol, no he querido molestarte para que descansaras...

-Me siento arder-dije

-Sí, tienes fiebre- Y pasó su mano derecha por mi frente, mientras que con la izquierda se tocaba la oreja.

Sin duda Lean buscaba aparentar normalidad, pero su gesto le delataba, estaba nervioso y mucho, yo le conocía...

-Fiebre? Estoy ardiendo...dije con una fuerta tiritera.

-No seas blando Guille, ya verás que bien te va a venir ésto, y extendió por mi sudorosa frente una camisa blanca que siempre llevaba puesta a modo de cataplasma. -Lahe mojado en el agua de la cascada, te bajará la fiebre ya verás.- Y volvió a rascarse la oreja con disimulo.

Me sentía mal, muy mal, tan mal como para pensar en lo peor, pero no quería decirselo a él, pero y si empeoraba? No podría perdonarme a mi mismo dejar sólo a Lean en aquella isla perdida de la mano de Dios. Ni siquiera le había dicho que le amaba. Sí era cierto, le amaba como no se puede amar más a alguién y él ni siquira lo sabía.

Pasé la nocha tiritando, delirando por momentos, la fiebre no acababa de bajar y me hallaba empapado en sudor. Lean no se separaba de mi, viendo que los paños de agua fría no resultaban, me cogió en brazos y me zambulló en el agua del lago de la cascada.

-Vamos Guille, vamos campeón, vas a poder con ésto: -oía decirme como si su voz se hallara a cientos de metros.

-Te pondrás bien- prosiguó con la voz entrecortada

-Recuerda que me debes una paella en Valencia, lo prometiste- su voz rompía en llanto.

-Vamos, no me hagas ésto, no me dejes- las lágrimas recorrían sus mejillas y su cara era la misma imagen del dolor, un dolor insoportable que le traspasaba el corazón

-Te quiero Guille, te quiero!!!- pronunciaba en un grito desgarrador que resonó en la noche.

Rodeó mi cuerpo con sus brazos y me atrajo hacia sí con ternura y fuerza a la vez, sollozaba gritando inconsolable,  sentí por última vez su calor, mientras mis manos tocaban su cara y mi cuerpo exhalaba un último suspiro.

La vida tiene sus momentos felices, la muerte también.

FIN

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Agradezco a todas las personas que han leído estós tres capítulos, los han valorado y opinado sobre ellos. Es reconfortante. Gracias.