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La Oferta II

en Gays

Parte 1  
 
Me jodió cantidad recibir aquel mensaje, no por lo que significaba, sino porqué trastocaba mi frágil estabilidad recién adquirida.
Fingiendo cansancio cerré los ojos y prácticamente no crucé una palabra con Rafa hasta llegar a Marbella. Pasamos por su casa y a continuación me dirigí a la mía. Nada más cruzar la puerta me desparramé por el sofá y suspiré larga y profundamente.
 
Como ya esperaba, volvió a ser una noche donde el sueño y la vigilia se alternaron dejándome una buena jaqueca cuando finalmente sonó el despertador a las 7 de la mañana. Intentaba evitar a toda costa pensar en lo que estaba sucediéndome, pero no lo conseguía, una y otra vez venía a mi mente su voz, la conversación sostenida, su cara, su oferta en mi móvil...No sabía qué hacer, si contarle las últimas novedades a Rafa, hacer como si nada hubiera pasado, incluso pensé en denunciar a Korolenko por acoso...Eso último era una locura, qué iba a conseguir contra un magnate como él, un asalariado como yo...
 
Entré en la oficina, me cambié y me fuí de patrulla con Rafa. El día transcurrió anodino, incluso Rafa estaba falto de chispa como si se hubiera contagiado del ambiente existente. Volvimos a la oficina a última hora para pasar a administración alguno de los atestados del día y me encaminé al vestuario para dejar el uniforme, ducharme y enfundarme unos vaqueros azul oscuro y un polo azul claro. Rafa ya se había marchado y yo me disponía a abandonar la comisaría cuando me crucé con mi compañera Esther, que mirándome de arriba a abajo me soltó con su típica gracia andaluza:
 
-"Niño, zi te viera por la calle y no fueras poli, te detenía zolo pa caxearte"!!!
-Tu si que estás "pa" cachearte y "pa" más...-le dejé ir entre risas
 
Seguí caminando hacia la salida aún con la sonrisa en los labios, cuando el corazón me dió un vuelco al saludar al comisario a través de los cristales de su oficina, junto a él se hallaba el mismísimo Sergei Korolenko.
Quise seguir hacia la puerta que se hallaba a 2 metros escasos, cuando el comisario me hizo un gesto invitándome a entrar en su despacho.
 
- Calzado, éste es Sergei Korolenko, el propietario de la casa que llevan los de "investigación" después de pasarles el informe tú y Guerrero. Ha insistido en conocer al agente que llevó por primera vez el caso.
-Encantado sr. Korolenko- dije estrechando su mano.
-Un placer- contestó él - quería felicitarle personalmente por la dedicación y diligencia con qué están tratando éste asunto.
-Es nuestro deber, alguna novedad en el caso?- pregunté sin un destinatario concreto e intentando transmitir normalidad.
-Comentaba al propietario de la casa que estamos a punto de recibir del laboratorio algunas de las muestras que recogimos- contestó el comisario- seguramente mañana ya podamos establecer unas primeras valoraciones acerca de la tentativa de robo.
-Estupendo - contestamos al unísono Sergei y yo. -Si me disculpan -proseguí - tengo que marcharme.
-Sí, yo también - dijo Korolenko.
 
Abandonamos ambos el despacho del comisario y salimos a la calle, yo me encaminé hacia mi coche a paso ligero sin ni siquiera mirar atrás. Cuando me disponía a abrir mi Volvo, justo al lado, ví aparcado un Porsche 911 negro que me resultaba más que familiar. Giré 180 grados y ahí estaba él...
 
-Joder, nunca te rindes? - le solté con cara de pocos amigos y voz de agobio.- Déjame en paz tío, búscate otro maromo, el mundo es enorme...Has pensado en buscar por Nueva Zelanda?
-Vamos Julián, no te enfades conmigo, he tenido que venir a verte, puesto que no respondes a mis mensajes.
-Acaso tenía que hacerlo?- suspiré profundamente y continué en el tono más calmado que pude- Mira Sergei, necesito poner orden en mi vida y en ese orden y en esa vida no entras tú, necesito que me dejes en paz, que te olvides de mí, me estoy volviendo loco, si de verdad tanto te importo, deja de agobiarme, por favor, por favor... Ésto está superándome y mi salud empieza a resentirse, ya no sé lo que es real y lo que está detrás de ti...- mi voz destilaba firmeza y a la vez una profunda angustia. -No soy un tipo violento pero al final vas a sacar lo peor de mi y te voy a partir la cara.
-Tal vez mi empecinamiento esté provocando esa reacción en ti, admito que no pensaba que fuera así - afirmó en tono reflexivo
 
Pasaron unos segundos en los que Sergei pareció sumirse en sus propios pensamientos cómo buscando la solución perfecta.
 
-Julián no te agobiaré más si ese es tu deseo, pero con una condición, te invito a cenar y no admito un no por respuesta, esa será tu contrapartida.
 
No me apetecía nada irme con Sergei de cena, pero algo me decía que era un hombre de palabra. Acepté.
 
-Qué te parece si cenamos en el "Calima"?- preguntó Sergei
 
Seguramente era el restaurante más caro y lujoso de Marbella y aunque conocía su emplazamiento, nunca había estado.
 
-No creo que mi ropa sea la adecuada.
-Tonterías, tú la elegancia, la llevas innata- dijo Sergei con un tono eufórico - Nos recibirán bien, soy un buen cliente. Quieres conducir el Porsche?
-No, no creo que sea lo adecuado.- me moría por hacerlo
-Relájate ya Julián, esta noche somos amigos, nada más.
 
Me puse al volante de aquella máquina y conduje hasta el "Calima" más deprisa de lo que la normativa ordenaba,  al fín y al cabo nadie iba a multarme,  conocía a todos los polis de Marbella, nacionales, locales o civiles.
 
-Veo que eres un conductor experimentado- exclamó con admiración Sergei.
-Me gustan los coches y mi profesión también requiere de buenas nociones de pilotaje, el resto es mérito del 911 Turbo.
-Dirás lo que quieras, pero a mi no me salen esos derrapajes tan deportivos.
 
Entramos al "Calima", juraría que en la entrada me crucé con Andrea Agassi y Steffi Graf...
 
-Buenas noches Sergei, -exclamó en un tono alegre el maître. - mesa para dos?
-Buenas noches, sí la de siempre.
 
El paseo hasta la mesa fue una sucesión de saludos entre Sergei y casi todos los camareros, sommelier incluido. Deduje por el trato, que a pesar de su inmenso patrimonio, Sergei era una persona muy cercana, nada que ver con esos arrogantes nuevos ricos que tanto pululaban por Marbella.
Nos sentamos y nos trajeron las cartas, lo cierto es que, todo parecía delicioso. Adivinando mis pensamientos Sergei me preguntó:
 
-Quieres que pida por ti? Creo que encontraré lo que te gusta y además no muy calórico para que conserves ese cuerpo que tienes...Conozco todos los platos y muchos de los vinos...Te gusta el vino?
-Sí, si es acompañando una cena.- respondí algo abrumado
-Estupendo, tienen un Ribera de Duero excelente
 
Aunque no me hallaba en mi "entorno" natural, no me costó disfrutar del delicioso vino y del gazpacho de cerezas y ensalada de bogavante que Sergei pidió para mi. Mentiría si no dijera que estaba siendo toda una experiencia gastrónomica, todo y que yo no era, lo que suele conocerse por un sibarita.
Conforme avanzaba la cena me sentí mucho más tranquilo, el vino y la comida llenando mi estómago habían relajado mis músculos y mi mente. Sorprendetemente, incluso para mí, me sentía bien, cómodo incluso.
La conversación de Sergei era más que interesante, al césar lo que es del césar, era un hombre de mundo y desde luego no tenía un pelo de tonto, cuando manejas una fortuna de 7.000 millones de euros supongo que no cabe esa posibilidad.
 
Cada anécdota que contaba superaba a la anterior; la rotura del pantalón de Obama en una cena en Washington, la gala benéfica anual del Alzheimer en New York precisamente presidida por la hija de Rita Hayworth,  el pollo que montaron Sarkozy y Bruni una noche en una cena de gala en Bruselas... Con 29 años había vivido lo que mucha gente no vive en 6 vidas. Yo agradecía sus vivencias porqué de esa forma el tema de conversación no derivaba hacia mi persona, ni hacia las circunstancias en las que nos habíamos conocido, algo que no me apetecía,  aún así, sabía que en algún momento el tema afloraría, era inevitable.
Fue mientras degustábamos el postre, a base de chocolate blanco, coco helado y gianduja:
 
- Eres increíble Julián,  voy a lamentar toda mi vida que mi propuesta caiga en saco roto...
-No soy gay Sergei.
-Si lo fueras no te habría ofrecido ni un céntimo de euro.
-Claro, claro...me imagino que por estar contigo cualquier gay pagaría, incluso tal vez 2 millones de euros- le dejé caer, dándole un poco de su propia medicina -tú eres un tío atractivo, he sentido las miradas de los comensales al entrar y no se dirigían sólo a mi...Tus rasgos llaman la atención, son casi exóticos, a decir verdad, nunca hubiera dicho que eras ruso.
-Vas bien encaminado, mi madre era húngara, de ahí mi pelo tan negro y mi piel morena, los ojos azules tan claros si son totalmente rusos, de mi padre - afirmó Sergei con orgullo.
 
Tras una pausa Sergei continuó
 
-Creo que deberías sopesar mi oferta liberándote de todos tus prejuicios, 2 millones de euros es mucho dinero, resolverá tu vida y en un futuro la de tu esposa y la de tus hijos y si lo empleas bien, incluso la de tus nietos.
-No lo había pensado así sinceramente. En mi vida han pasado cosas, muchas relacionadas con mi físico, eso es cierto, pero ésto supera todo con creces. Hay modelos, actores, deportistas, más guapos, más altos y seguro que más dotados que yo, no acabo de entender tu fijación...
-Recuerdas a Olga?
Perfectamente, es una de las chicas más bellas que he conocido, sin duda.
-Dirías que es la más guapa del mundo? Ó la más inteligente? La más sensual quizá?
-Eso sería mucho decir, el mundo es muy grande...Supongo que las hay más guapas, más listas y más sexys...
-Entonces, por qué te acostaste con ella?
-En ese momento era la única que deseaba.
-Creo que acabas de  solventar tu duda.
-Y siendo una persona pública, no tienes miedo que salga a la luz tu condición sexual? Por qué me da la impresión que no soy el primer hombre al que propones algo así.
-El que acepta firma un contrato donde se acepta una cláusula de confidencialidad, romperla significaría abonar a la otra parte el doble de lo pactado.
-Y el que no acepta?
-No lo sé,...Eso aún no ha sucedido.
-Entonces el dinero lo puede todo tal como dijiste...Quiero creer que no es así, que existen valores, principios que el dinero no puede comprar.
-Déjame que te diga una cosa Julián. El "dinero lo puede todo" es sólo una frase, tú y yo sabemos que no es así, impagable es el amor de una mujer, el cariño de un amigo, la admiración de un compañero, hasta el conocimiento, ó sabes dividir ó no sabes, son aspectos de la vida que uno consigue por sí mismo. Tú, todo eso, ya lo tienes. Lo que yo te ofrezco es la otra parte, lo que el dinero puede darte: tiempo, para disfrutar de todo esos valores que tú ya tienes.
-Pero recuerdo que tú dijiste que todos tenemos un precio.
-Eso me temo que sí es cierto, almenos así lo dice mi experiencia, para unos 1 €, para otros 2, para otros 1.000, para ti quizá 2 millones. No lo sé. No falta gente a la que tentar, sólo financiación...Y aunque me pese, tengo que decir que ésta última frase no es mía, pero la suscribo al 100% -afirmó medio riendo.
 
Imaginé que si a Sergei le hubieran gustado las mujeres hubiera sido un seductor nato, ya no por su físico, sino por el magnestismo que desprendía al hablar. Era una persona muy carismática. Sus argumentos eran tan sólidos como el hormigón, sentía que me llevaba a su terreno una y otra vez y eso me turbaba.
 
-Quiero sentir que soy el dueño de mis propias decisiones- dije. -Que soy fiel a unos principios que el dinero no puede controlar.
-Acaso cuando te enfundas tu uniforme, no estás prestando un servicio, a cambio de una remuneración económica?
-No es lo mismo.
-Claro que sí, ésto es un trabajo, con la diferencia de que no es para quién lo busca, sino para quién lo encuentra y tú lo has encontrado, tienes ante ti una oportunidad irrepetible. No tienes que matar, secuestrar, robar, eso sí sería ir en contra de tus principios, ni siquiera tienes una pareja que puedas herir aceptando mi propuesta.
 
Buscaba lagunas en su razonamiento, pero nada me venía a la cabeza que pudiera contrarrestar su discurso.
 
-Cúal es la cifra más alta que has pagado? -pregunté
-Y eso qué mas da?
-Quiero saberlo. Cúal?
-Tu ego masculino puede estar tranquilo, jamás ofrecí a nadie lo que te he ofrecido a ti. Ni de lejos.
-Claro para ti 2 millones de euros es como 2 para quién tenga 7.000 en su cuenta corriente.
-No hagas trampa, con 2 € compras el pan, con 2 millones toda una cadena de panaderías y más. Creo que la diferencia es evidente.
-No has respondido a mi pregunta. Qué cifra?
-600.000 € a un conocido modelo de origen polaco.
 
Bebí de la copa de vino, conforme avanzaba la conversación, más alucinado me tenía todo lo que estaba oyendo.
 
-Si es quién creo que es, me dejas de piedra.
-No sé quién piensas que es, pero tú le superas en todo - agregó Sergei guiñándome un ojo. -Te sorprendería saber lo que la gente llega a hacer por dinero.
 
 No me arrepentía de haber acudido a la cena, la conversación era de todo, menos aburrida, pero ahora sentía que no necesitaba oir más, sólo quería volver a casa y olvidar la situación tan surrealista por la que estaba pasando, si bien me había sentido ofendido como nadie la primera vez que hablamos, ahora que conocía más a Sergei ese sentimiento había desaparecido, ya no lo veía como un perturbado, lo veía como un tío inteligente que sabía lo que quería y como lo quería.
 
-Sergei, agradezco la cena y tu conversación de ésta noche, pero mañana tengo que madrugar y es hora de que me vaya.
-De acuerdo. Te acerco a tu coche.
-No gracias, me apetece caminar, hace muy buena noche.
-Dentro de 10 días parto para Moscú en viaje de negocios, si cambias de opinión y decides que quieres dar un giro a tu vida, ya sabes donde encontrarme. Ha sido un placer conocerte Julián.  Aceptes ó no mi oferta pienso que eres un hombre íntegro, en el sentido literal de la palabra.
 
Cruzamos nuestras manos.
 
-Gracias, pero soy un hombre de ideas fijas.
 
Sergei, que supongo debía estar acostumbrado siempre a decir la última palabra en su día a día,  contestó:
 
-Casi fijas, hemos rozado nuestras manos y el infierno apuesto a que sigue tan caldeado como siempre.
 
 
Caminé sin prisa en dirección a la comisaría, donde tenía aparcado mi coche, mientras un batiburrillo de ideas bombardeaban mi cerebro. No quería admitirlo, pero por primera vez pasaba por mi cabeza si estaba haciendo lo correcto...2 millones de euros...Es una cantidad desorbitada...Y si me arrepentía en el futuro de no haber aceptado... Ciertamente no perjudicaba a nadie recibiendo esa suma. Por otra parte, aunque Sergei era un tipo joven y bien parecido no creía que fuera capaz de acostarme con él. El sólo hecho de estar planteándome todas éstas cuestiones alarmaba mi conciencia. Sinceramente cuánta gente rechazaría una oferta así? Sergei me estaba tentando y por vez primera yo me dejaba tentar.
 
Tras media hora de paseo, subí a mi coche y conduje hasta mi apartamento, me desnudé y me metí en la ducha buscando relajar mi cuerpo y mi mente, me puse unos boxer grises de algodón y me estiré en la cama...Mis ojos se clavaron en la foto que tenía sobre la mesilla de noche: de forma inconsciente pronuncié su nombre: Raquel...ojalá estuvieras aquí.
 
 
Pasaron 5 días desde mi cena con Sergei, mi cabeza giraba una y otra vez en torno a  aquel encuentro, mi mente me decía una cosa, mi corazón otra, por la mañana ganaba el primero,  por la tarde el segundo, y al día siguiente volvían a alternarse sin un orden establecido. En el fondo creo que estaba haciendo tiempo para que expirara el plazo, Sergei marchara a Moscú y yo me sintiera liberado de tener que decidir nada.
Rafa que me conocía bastante, no hacía más que preguntar si todo iba bien, que me notaba preocupado, estuve tentado varias veces de contarle las últimas novedades, pero luego lo pensaba fríamente y lo cierto es que Rafa no podía aportar nada nuevo que no me hubiera dicho ya. Si él estuviera en mi lugar, habría aceptado la oferta desde el primer momento, creo que sus palabras fueron algo así como..."tío yo por esa pasta me trago el semen de mi abuelo después de hacer gárgaras con él...". Góngora en estado puro...
 
Aquella noche, después de cenar, me senté frente a mi portátil, entré en google y por primera vez en mi vida tecleé: "Tíos follando". Aparecieron ante mi un sinfin de páginas porno, cliqué una al azar y se cargó un vídeo donde dos tíos se daban de lo lindo. Cómo suponía, no sentí ningún tipo de excitación, tampoco rechazo, me dejó frío,  como vulgarmente se dice, "ni chicha ni limoná".
Cerré el ordenador, encendí la radio y me éstiré en el sofá mientras sonaba una canción de Dani Martín: "Qué bonita la vida".
Qué bonita la vida, especialmente si tienes en tu cuenta corriente 2 millones de euros pensé, sin quererlo, imaginé la de cosas que haría con ese dinero...
Qué me importaba si Korolenko pensaba que era uno más de su lista que se dejaba comprar...Tenía que ser práctico y aprovechar esa oportunidad.
Cómo guiado por un resorte, me levanté del sofá y sin tiempo para arrepentirme envié un sms a Sergei: "Podemos vernos"?
 
 
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Por tercera vez en el mismo mes, visitaba la mansión de Sergei, ésta vez de día pues en unas horas tenía turno de noche.
El mismo y ya conocido ritual de siempre: verja, jardín, rotonda, escalinata, mayordomo.
Ésta vez quedé a la espera en un porche lateral amueblado con sillones de mimbre que daban a una fantástica piscina de piedra natural. Me senté en uno de los sillones intentando no mancharme los pantalones blancos que llevaba y eché hacia atrás el cuello de pico de mi camiseta verde.
Sergei no se hizo esperar.
 
-Qué placer verte de nuevo Julián. Me alegra mucho tu visita.
-Gracias - contesté ruborizado.
 
Me decía a mi mismo que no tenía motivo alguno para avergonzarme, pero mis mejillas parecían decir lo contrario.
 
-Quieres tomar algo? - me preguntó
-Una Heineken estaría bien, gracias.
-Mariano, por favor, acerca 2 heineken al porche... Tu dirás Julián
-No voy a andarme con rodeos, éstos días he estado dando vueltas a todo lo sucedido, he pensado en tu propuesta y he recordado una y otra vez la exposición que hiciste durante la cena.- Hice una pausa y continué - Y... Bueno...Estoy valorando la posibilidad de aceptar.
-Sólo valorándolo? No acabo de entender...-dijo con un gesto de contrariedad Sergei
-Bueno, lo cierto es que comentaste algo de un contrato,...Creo que verlo podría ayudarme a tomar una decisión final.
 
Sergei pasó su mano por la barbilla e inspirando aire profundamente dijo:
 
-No es el procedimiento habitual, pero si va a servirte para llegar a aclarar tus ideas...
 
Tras 5 minutos, Galina irrumpió en el porche y dejó sobre la mesa una carpeta. Sentí que me estallaba la cara de vergüenza.
 
Eché un vistazo al contrato, estaba ya personalizado, era claro y más escueto de lo que había imaginado. Se firmaba la prestación de unos servicios  a cambio de una retribución monetaria de dos millones de euros libres de impuestos y una retribución en especie de dos coches nuevos modelo Porsche 911 Turbo. La forma de pago se pactaba así: un millón a ingresar en cuenta antes de prestar el servicio y el resto a su finalización. La no realización de los servicios contratados suponía la devolución del ingreso y una penalización económica del 200%.
Existía la cláusula de confidencialidad, como ya sabía, y algunas más que leí por encima.
Imprescindible presentar un certficado médico reciente que acreditara la ausencia de cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual o contagiosa.
 
-Lo imaginaba más detallado -dije a Sergei mirándole - a simple vista parece que quedan muchos cabos sueltos, no se concreta el tipo de servicio, ni que sucede si se presta, pero no satisface al contratante.
-Entiendo tus dudas, no obstante puedes venir con un abogado si eso te da mayor seguridad.
-Y que me denuncie cuando lea la contraprestación a recibir por unas horas de trabajo...- exclamé medio broma, medio en serio. Pensará que soy traficante o un asesino a sueldo.
-Ja,ja, qué exagerado, si supieras las comisiones que se llevan algunos políticos por adjudicar ciertos contratos...
-Hombre Sergei, otra cosa no, pero de eso sí que sé...Estamos en Marbella.
 
Ambos reimos para luego producirse un silencio de lo más incómodo.
 
-Mírame a los ojos Julián, eres un chico listo, elige un sitio, pasemos allí dos días, déjate llevar y lo demás vendrá rodado. Ambos saldremos ganando. Nadie pierde.
 
Tal como pedía, fijé mis ojos en los suyos y escudriñé su mirada azul....
 
-Dáme un bolígrafo por favor- pedí decidido
 
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Parte 2
 
24 horas después y tras finalizar mi turno de noche preparaba la maleta con algo de ropa y calzado.
Llamé a Rafa por teléfono, le dije que me cogía dos días que aún me debían en el trabajo y que me iba a Toledo a ver a mis padres.
Me afeité, cepillé mis dientes y acabé de vestirme: vaqueros algo desgastados, camiseta de algodón blanca y una sahariana de color militar.
Estaba calzándome mis Converse blancas cuando sonó el timbre. Uno de los Rolls de Sergei venía a buscarme para acercarme al aeropuerto de Málaga.
De camino consulté con mi móvil el saldo de mi cuenta: 1,009.583,25 €.
Korolenko era un hombre de palabra y el director de mi sucursal un hombre feliz.
 
A pie de pista me recibió un sonriente Sergei. Me miró de arriba a abajo como el águila a su presa y exclamó:
-Guau!
 
Aunque venía muy concienciado para lo que se avecinaba, me hice el despistado, como si la cosa no fuera conmigo.
Subimos al jet, acompañados por 2 de sus guardaespaldas, una azafata y Galina, su secretaria.
Tomamos asiento en los cómodos butacones de piel y el avión empezó a moverse.
 
"Sres. pasajeros, les habla el Comandante Bolkov, la temperatura exterior es de 27º C y en las islas Madeira se nos informa de tiempo soleado y una temperatura de 25º C. Irina, nuestra azafata, les atenderá durante el viaje. Les deseamos un feliz vuelo"
 
-Me parece un destino muy bien elegido Julián- dijo en voz baja Sergei, que se hallaba sentado junto a mi.
-Me pareció que las islas portuguesas estaban lo bastante alejadas de España para la discreción que buscamos y lo bastante cercanas para una escapada de dos días y medio- me justifiqué ante Sergei.
-Estoy absolutamente de acuerdo- contestó él, mientras el avión empezaba a elevarse.
 
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Aterrizamos en Funchal tras 2 horas y media de plácido vuelo, allí nos recogió una Chrysler Voyager y emprendimos camino hacia el pueblo de "Ponta do Pargo" en la parte oeste de la isla. Durante el trayecto nos limitamos a contemplar el paisaje mientras Galina hablaba en ruso con Sergei. Tras un trayecto que se me hizo corto, se detuvo el vehículo y bajaron todos, excepto Sergei, yo y el chófer.
 
-Ellos se alojan aquí- me explicó Sergei señalando una bonita casa. -Nosotros más arriba
 
La Chysler siguió avanzando cuesta arriba hasta lo que parecía ser el final de la carretera, allí se erguía majestuosa una preciosa casa de estilo colonial portugués rodeada de césped. Dos personas del servicio salieron a recibirnos y se encargaron de nuestro equipaje.
 
-Galina sabe lo que hace. -me dijo Sergei mientras entrábamos en la casa.
-LLeva mucho tiempo trabajando contigo?
-Ya lo creo, desde siempre y antes incluso, la contrató mi padre. Es guapa, lista, eficaz y lo más importante: leal. Le pedí que me buscara algo especial en la isla y lo ha cumplido con creces...
 
Accedimos a una amplia sala de estar, presidida por una chimenea y una alfombra de color blanco. Si bien la casa exteriormente seguía una línea clásica, el interior te sorprendía mezclando el diseño con algunas piezas más antiguas. Mientras Sergei hablaba con una chica del servicio, el movimiento de una cortinas de lino movidas por la brisa llamaron mi atención, traspasé el umbral de la puerta que cubrían y accedí a una terraza de unos 70 metros cuadrados
 
-Sergei, tienes que ver ésto!!! -grité  .
 
A nuestros pies, unos 250 m más abajo del acantilado donde colgaba la terraza, se extendía majestuoso el océano Atlántico. Jamás había visto un paisaje tan espectacular en mi vida. Ví a Sergei mirar fijamente el horizonte mientras el viento revolvía su pelo.
 
-Es sobrecogedor -acabó diciendo.
 
Estuvimos contemplando en silencio durante unos minutos las vistas.
 
-Que te parece si dispongo que sirvan aquí la cena Julián?
-No creo que haya mejor lugar
 
 
Quedamos en vernos en 1 hora y volvimos al interior, una chica del servicio me acompañó al que me dijeron sería mi dormitorio, estaba presidido por una amplia cama y daba también al mar. Aunque todo era perfecto, sabía que "el momento" con Sergei se aproximaba, los crecientes nervios en mi estómago así lo atestiguaban.
Decidí darme una ducha y afeitarme. Salí del baño con una toalla blanca anudada a mi cintura y miré extrañado la cama. Alguién había dejado sobre ella un esmoquin. Me acerqué y vi también una camisa blanca, todo de Armani. Al lado un cinturón de Hugo Boss, unos calcetines Calvin Klein y unos boxers blancos de la misma marca. En el suelo unos zapatos negros que me parecieron lo mejor de todo, la marca: Gucci.
¿Yo con esmoquin? Desde luego se usan en noches especiales y ésta lo era, sobre todo en lo que a mi concernía. Supuse que Sergei querría verme así vestido...Menos mal que le había dado ese punto y no uno raro, rollo sado ó similar...si me llego a encontrar un látigo en la cama y unos pantalones de cuero...en fin, prefería no pensarlo.
Quité las etiquetas de las prendas y me vestí. Habían clavado la talla de todo. Me pregunté si sería también otro acierto de la eficiente Galina. Me miré frente a un amplio espejo de pie que había junto al tocador, casi no me reconocí, parecía uno de esos actores que desfilaban por los festivales de cine, está mal decirlo, pero estaba guapo a reventar.
 
 
Bajé las escaleras, no se oía nada, me dirigí a la terraza y encontré a Sergei de espaldas, también de esmoquin, contemplando los últimos rayos de sol que desaparecían en el horizonte.
 
-Buenas - dije anunciando mi presencia 
-No te había oído entrar con el ruido de las - al acabar de girarse Sergei no acabó la frase
 
Me contempló como quién contempla algo nuevo por vez primera, se acercó y volvió a alejarse sin quitarme ojo, para luego decir:
 
-He conocido unos cuantos hombres, cómo tú dijiste, alguno más guapo, alguno más alto y alguno más dotado, pero nunca he deseado a ninguno tanto como a ti.
-Es la primera vez que uso uno de éstos- dije señalando el esmoquin y poniéndome tan nervioso que casi me temblaba la voz.
 
A pesar de no tener por qué, Sergei me cortejaba, yo conocía ese juego, porqué yo mismo lo había llevado a cabo con muchas chicas, ahora los papeles se habían invertido, yo era el cortejado, pero sinceramente, Sergei lo hacía 1.000 veces mejor que yo y sobre todo con mucha más clase, de ser Juliana y no Julián habría caído a sus pies a las primeras de cambio, a Sergei cuanto más se le conocía más virtudes se le adivinaban.
 
-Cenamos? - preguntó Sergei señalando la mesa adornada con velas para la ocasión, como el resto de la terraza.
-A decir verdad, no tengo mucha hambre, que tal si tomamos algo de vino?- y tomando la iniciativa serví su copa y la mía
-Pues a decir verdad, yo tampoco tengo mucha hambre, mejor el "oporto".
 
Sergei cogió una pequeña bandeja de canapés para picar, y nos sentamos en sendos sillones ubicados en el otro lado de la terraza. Levantó su copa y propuso un brindis:
 
-Por nosotros!
-Por nosotros!
 
Sergei se acercó más a mi y traspasó la ficticia distancia de seguridad que separan a las personas, pude percibir su olor, era muy agradable, su mano acarició mi cara y sus labios se posaron en los míos, instintivamente eché la cabeza hacia atrás. Sergei me miró con cara de desaprobación.
 
-Lo...lo siento, no lo esperaba - mentí
-Estar contigo y no besartesería un pecado.
-Perdona Sergei, es que estoy muy nervioso
-He hecho algo mal?
-Qué va!  Guapo, joven, rico, me tratas bien... Qué vas a hacer mal...Soy yo...
-Julián relájate, llegados a éste punto es lo mejor que puedes hacer, somos tú y yo, ahora, olvida lo demás, ya que va a pasar que sea de la mejor manera,  por mi parte voy a hacer todo lo posible para que disfrutes, pero tienes que poner de tu parte.
 
Asentí con la cabeza, volví a beber de mi copa, ésta vez un largo trago y me recliné en el sillón.
Sergei volvió a acercarse y comenzó a besar mi cuello, cerré los ojos e intenté relajarme, sentí sus manos en mi nuca, era una de mis partes erógenas, comprobé que tal y como me pasaba con las chicas, mi piel se había erizado, sentía la respiración agitada de Sergei ronroneando en mi cuello mientras sus besos proseguían, sentí que su boca subía por mi barbilla y después pasaba a mis labios, me dejé hacer, luego se abrió paso por mi boca buscando mis lengua, aquello era ya un morreo en toda regla, me sorprendió comprobar que mi piel seguía erizada, abrí mis ojos,  Sergei me miraba con sus ojos azules mientras seguía besándome
 
-Mejor? -preguntó separándose levemente
-Sí
 
Volvió a besarme, pero ésta vez se lo devolví, Sergei lo notó y nos fundimos en un largo y apasionado beso, lo besé tal y como hubiera hecho con una chica. Por inercia mis manos buscaron su cuerpo y cuando me dí cuenta estaban acariciando su culo. Lo noté firme y prieto, sin duda, eran unos glúteos trabajados. Noté sus manos desabotonando la parte su perior del esmoquin para a continuación desabotonarse el suyo, ambos nos quitamos las chaquetas, Sergei se acomodó entre mis piernas y volvió a besar mi cuello mientras mis manos volvián a su trasero. Su mano izquierda se introdujo ágilmente entre los botones de mi camisa y acarició mi abdomen.
 
-Vamos dentro - sugirió en voz baja Sergei
-Ok, empieza a refrescar
 
Me cogió de la mano y me llevó a través de la casa hasta su dormitorio. Notaba que mi cara me ardía. Cerró la puerta y volvimos a besarnos de pie junto a la cama, pasó sus manos por mi espalda y las bajó hasta mi culo, el cual apretó como comprobando su firmeza, volvió a subir sus manos y me quitó la pajarita, quise mostrarme receptivo y yo le quité la suya, tomando la iniciativa empecé a desabrochar los botones de su camisa y a acariciar su torso...Tal y como había pensado, Sergei era un tío de los que se cuidan, eso era evidente viendo su cuerpo, y yo agradecía que así fuera. Ahora fuí yo quién besé su cuello, y armándome de valor y recordando lo que me estaba pagando busqué sus pezones con mi lengua, tal y como siempre hacía con mis conquistas, al principio tímidamente, luego los chuperretaba y mordisqueaba intensamente buscando sacar de forma inconsciente los primeros gemidos en la pareja. A Sergei le pasaba como a mi, éramos tíos experimentados en el sexo y si no te empleas a fondo acabas dejando fría a la otra parte...A pesar del dificultoso inicio, ya se había roto el hielo y aunque no acababa de relajarme, por lo menos la vergüenza había desaparecido,  quería satisfacer a Sergei, me lo exigía a mi mismo, le iba a demostrar que no se había equivocado conmigo, que valía esos 2 millones y más.
 
Desabroché mi camisa y dejé mi musculatura al aire, Sergei miró extasiado, y empezó a pasar las manos por mi bíceps, los antebrazos, de nuevo el bíceps, para acariciar después el tríceps. Cogí sus manos y las pasé por mis pectorales para después ir descendiendo por mis abdominales, seguí arrastrándolas por mi incipiente vello bajo mi ombligo y cuando apunto llegábamós hacia la bragueta las detuve a la altura del cinturón. Sergei lo desató de forma vehemente, se notaba que le gustaban los juegos morbosos dada su reacción. Aproveché para quitarle también el suyo y bajar sus pantalones, quedó en unos ajustados boxers Armani de color blanco.
Acaricié sus nalgas de nuevo tal y como hiciera en la terraza, sin duda la retaguardia del ruso era lo mejor de su cuerpo, era un culo prieto y respingón, de los que las mujeres alaban cuando ven a un tío con él.
 
A pesar de mi condición sexual, tanto refriegue y morreo estaban haciendo mella en mi entrepierna, en otras ocasiones eso me hubiera preocupado hondamente, pero en ésta ocasión y sólo en ésta, deseaba que así fuera, lo último que quería era sufrir un gatillazo, la abstinencia de los últimos días y lo bien que lo hacía Sergei, todo hay que decirlo, estaba poniendo mi polla bastante morcillona sin ni siquiera haberla tocado. Sergei besó mis pectorales y descendió por mi torso hasta llegar a mi paquete, me bajó la cremallera con los dientes y se deshizo de mis pantalones y mis zapatos. Se arrodilló y empezó a masajear mis cuadríceps, fue por poco tiempo, enseguida sus manos pasaron a mi entrepierna y empezaron a amasarla de forma suave pero firme. Sus manos acariciaron mi cintura y sus dedos índice se introdujeron dentro del elástico del calzoncillo haciéndome cosquillas, reímos ambos y Sergei me los bajó hasta sacarlos por mis pies, mi pene se balanceó morcillón delante de él, noté que a poco que me tocara aquello iba a elevarse rápidamente, son cosas que los hombres sabemos, el notar esa excitación en mi miembro fue como si me hubieran quitado una losa de 100 kg en la espalda, a partir de ese momento sentí que me relajaba completamente.
 
Sergei tomó mi rabo aún sin trempar con su mano derecha y lo levantó hacia arriba, pasó a continuación su lengua desde debajo de mis pelotas, hasta la punta del capullo. Sentí como llegaba la sangre a raudales a mi chorra, aquello era imparable. El de San Petersburgo acababa de descubrir otro de mis "puntos calientes": mis huevos. Como tío curtido que era en estas lides, se dio cuenta al instante y situándose debajo de ellos empezó a lamerlos con verdadera devoción...
 
-Son muy gordos- dijo sin dejar de aplicar su lengua y saliva sobre ellos.
-Eso dicen -respondí sin disimular un punto de chulería.
 
A éstas alturas, mi verga se erguía inhiesta sin aún haberle dedicado ninguna atención. Miré mi pene, me sentí el puto amo, llámame vanidoso, pero después de tantas comeduras de tarro, lucía espléndido sobre la cabeza de Sergei, que seguía incansable sacando brillo a mis pelotas, estaba empezando a darme cuenta que el ruso era de armas tomar y que tenía más que aguante, mejor, porqué yo también...
 
-Creo que es momento de que te acuerdes de ésta- le dije mientras con mis manos tiraba de su cabeza hasta mi polla y se la refregaba por la cara
 
Sergei abrió la boca buscándola y yo lo puteé un poco sin dejarle atraparla, entonces me empujó con sus brazos y caí de espaldas sobre su cama, subió mis manos hasta ponerlas por detrás de mi cabeza y separando ligeramente mis piernas a la vez que me miraba me dijo:
 
-Vas a saber lo que es de verdad que te coman el cipote 
 
Francamente no me sorprendió que Sergei tuviera un vocabulario tan variado, se le veía bien curtido en éstas correrías, el tío con más clase que había conocido, era un guarro de cuidado en la cama, éstas cosas pasan pensé...
 
Comenzó a besarme la tranca de forma suave, casi acariciándola con sus labios, tras unos instantes, sus besos dieron paso a su lengua que empezó a recorrer mis 18 cm de arriba abajo y de abajo arriba, al mismo tiempo su mano estática  sobre mis testículos tiraba con fuerza de mi pellejo hacia abajo, dejando el glande completamente al aire, precisamente fue ahí donde dirigió su atención a continuación. Con rápidos y cortos movimientos de lengua se centró en mi frenillo en un movimiento similar al que yo practicaba en el clítorix de las chicas, sin duda, sabía lo que hacía, a estas alturas tenía mi pene como una piedra. Le hice un gesto con mi cabeza y Sergei que era un tío listo lo entendió a la primera.
 
Pasó la lengua por mi glande envolviéndolo y no sé muy bien como, de una dejó resbalar una buena cantidad de saliva tronco abajo, mojando bien toda la piel y empapándome los huevos que seguía acariciando con su mano, mi cara lo decía todo.
 
Quise bajar mi mano a su cabeza y tomar el control de la situación, pero muy educadamente Sergei la devolvió a su sitió.
 
- Aún no
 
Continuó succionando con fuerza mi glande con sonoros chuperreteos para empezar poco a poco a introducirse el resto de mi polla en su boca, el cabrón era un experto, me la habían chupado infinidad de veces, pero donde las demás tenían una licenciatura, Sergei se había doctorado,  Había hecho de la felación un arte, y sobre todo, se notaba que disfrutaba haciéndolo, algo que con las chicas no siempre era así, mejor dicho pocas veces era así, aunque alguna había también, que conste.
 
Sergei cogió un buen ritmo y se recreó con mi nabo a base de bien, llevaba más de 10 minutos con él en la boca, dale que te pego, pero yo no atisbaba en él síntomas de cansancio,  me notaba continuamente al borde del orgasmo, pero sabía retenerme también, parecía que nos hubiéramos picado a ver quién aguantaba más, si él chupando ó yo sin correrme...
 
Me incorporé y me quedé sentado apoyando mi espalda en los almohadones del cabecero de la cama, mi polla quedó pegada a mi abdomen y puse mis manos sobre la nuca de Sergei que ésta vez no protestó, lo amorré contra mi verga y apoyándome sobre la fuerza de mis piernas, le bombeé sin piedad a un ritmo diabólico, sonaba en la habitación el típico GAG,GAG,GAG...Agradecí que Sergei hubiera dado la noche libre al servicio, aquello no era de recibo...La saliva escurría polla abajo, pero ahí seguía Sergei sin queja alguna, le iba la tralla, no tenía duda. Pasaron un par de minutos, tenía que bajar el ritmo para tomar un respiro, él sin embargo no se lo iba a tomar, si le gustaba la verga, estaba de suerte...
 
-Vamos Sergei, zámpatela entera, se qué puedes hacerlo, no tengo dudas.
-Tienes un grosor importante, no es fácil eh...
 
Agradecí su comentario, pero los 2 sabíamos que se las había zampado mayores que la mía. Como esperaba, pude sentir sus labios alrededor de la base de mi pene y su barbilla en mis cojones, fue a sacársela de nuevo, pero no le dejé, sujeté firme su cabeza y me moví de forma muy, muy suave, me apetecía que siguiera chupándola toda dentro, de nuevo Sergei se mostró un maestro consumado y se adaptó a mis caprichos, pero ahora era yo el que tenía problemas para aguantar el orgasmo, su boca estaba atrayendo mi semen al exerior sin retorno posible
 
-Me voy a correr
-Lo estoy esperando desde hace rato.
 
Sergei agarró la base de mi pene con su mano y siguió jugando infatigable con su boca en mi glande.
Justo antes de eyacular me la sacudió con fuerza y tras apartar su boca, un primer chorro de semen se elevó un metro por encima de mi polla y fue a parar a mi pecho,  lo mismo sucedió con el segundo que fue a dar a mi cuello, los siguientes no tuvieron oportunidad de ver la luz, Sergei se amorró de nuevo y fueron depositándose en su boca uno tras otro.  Después de retenerlo por unos segundos en su paladar, se lo tragó todo. Miró la leche que brillaba en mi piel y pasó la lengua por ella, acabó también en el fondo de su estómago.
 
Sergei se estiró junto a mi y en voz baja dijo:
 
-Sabía que no me equivocaba contigo...Eres una máquina.
-Tú no te quedas atrás - le contesté- No has parado hasta sacarme el "hígado"
-Me ha encantado, sabes manejarte bien. Menudos corridones sueltas...
-Bueno, llevaba días sin descargar por culpa tuya
-Mía?
-Me has estresado mucho con todo éste tema.
-Nadie lo diría viéndote en acción.
-En la cama me embrutezco mucho...si me pongo burro con un hombre malo, pero si no me pongo burro contigo malo también, eso creo que era lo que me tenía o me tiene más  inquieto.
-Y cómo se soluciona eso?
-Al final y siguiendo tu consejo me he dejado llevar, sin querer mirar más allá de éste momento y éste lugar. Es cierto, existen los prejuicios, los tíos como yo, quiero decir tan mujeriegos, no podemos aceptar que un tío nos haga algo y que además nos lo pueda hacer mejor que una tía.
-Ha sido así?
-Ha sido una "comida" de matrícula de honor, de esas que no se olvidan, así que no me arrepiento de haber venido.
 
 
Sergei volvió a pasar su mano por mis genitales y empezó a jugar con ellos...
 
-Cuántas tías te has tirado?
-Los mismos tíos que tú- respondí
-Bien dicho
 
 
Se quitó sus boxers, cosa que aún no había hecho y pude contemplar su verga, tenía un tamaño normal, su culo musculoso y lampiño llamaba mi atención, me interesaba mucho más esa parte que la primera, había tenido mis dudas sobre si Sergei sería activo o pasivo, algo que también me había dado buenos quebraderos de cabeza por la parte que me tocaba; aunque firmar el contrato me comprometía a cualquier variante en ese sentido, conociendo ahora su boca y viendo su culo, creo que los papeles de ambos estaban claros.
 
-Dáte la vuelta Julián- me pidió Sergei
 
Tal vez juzgué demasiado deprisa...
 
-Dáte la vuelta y estiráte sobre las sábanas, quiero saborear tu culo, es un culo perfecto.
 
Era muy curioso que Sergei opinara eso de mi culo, cuando eso era lo que opinaba yo del suyo.
A pesar de que me consideraba un tío con una amplia experiencia sexual, el beso negro, sólo me lo habían practicado una vez, (yo sí lo había realizado con más frecuencia), sin embargo no quise revelárselo a él, no quería darle esa ventaja...
 
Sergei colocó una almohada bajo mi pelvis y mi culo quedó algo elevado sobre la cama, lo rodeó con sus manos y abrió mis nalgas, escupió en él un par de veces y comenzó a pasar la lengua por mi esfinter. Era un placer que no recordaba, aunque agradable, no tenía nada que ver con las sensaciones que me llegaban cuando esos lengüetazos se centraban en mis huevos, polla o incluso en mis orejas y cuello. Aún así, le dejé hacer, Sergei debía estar disfrutando lamiéndolo y yo no quería privarle de
ese placer. Como era característico en él, sus lamidas se prolongaron en el tiempo por el espacio de varios minutos, parecía que su lengua estuviese acoplada a una "minipimer" y mi culo fuera su mayonesa. A la vez que lamía y relamía pasó una mano por debajo de mis piernas buscando mi entrepierna y una vez la encontró y empezó a menearla, aquello empezó a crecer. Para mi correrme dos veces con una chica era lo habitual, así que venía bien entrenado para un segundo asalto...
 
Tomando la iniciativa me levanté de la cama con mi pene rígido de nuevo y  saqué a Sergei de ella, le hice inclinar poniendo sus manos sobre un sillón de ante beige que había  junto a la mesilla de noche y su culó quedó totalmente a mi merced, puse saliva en mis dedos y le embadurné bien el ano con ella, como sentía reparo en llevarme mis dedos a la boca, los llevé a la suya, el era un ruso liberado después de todo, chupó mi índice y anular hasta dejarlos empapados, momento que yo aproveché de nuevo para pasarlos por su esfinter. La mezcla de nuestras salivas en su culo provocó un rápido y eficaz efecto. Tenía la experiencia suficiente para saber que ese culo estaba pidiendo a gritos una buena taladrada.
 
Me pegué a Sergei por detrás y restregué toda mi hombría por la raja de su culo, él se movió nervioso, pedía a gritos una buena follada y la verdad es que su culo visto desde ahí me resultaba de lo más sugerente.
 
-Venga Julián, fóllame.
-Sabía que acabarías pidiéndolo.
-Eres tan chulo como todos los polis de Marbella.
 
Dibujé una medio mueca de sonrisa en mi cara y agarrando mi manubrio con la mano empecé a presionar en su culo.
No tardó en engullirlo con una facilidad que hasta a mi mismo me asombró. Con un ligero gemido, Sergei reculó hacia atras y mientras yo me mantenía de pie inmóvil, él empezó a follarse su culo a su ritmo y a la profundidad que consideró.
 
-Que gusto, que gusto...-decía
 
Su vaivén aumentó tanto en velocidad cómo en profundidad, yo dejé que fuera él quién llevara la iniciativa reservándome para darle yo la follada final.
 
Tras un minuto más, le así por las piernas y lo puse en volandas sentándolo literalmente sobre mi tranca, Sergei no era un hombre pequeño y la postura exigía dar lo mejor de mi, con las chicas lo recordaba bastante más sencillo...Mi nariz se pegó a su nuca y resoplé como si estuviera sprintando 100m.
 
-Sigue Julián, sigue...
 
Me senté en el sillón con Sergei encima, ambos mirando hacia el espejo de pie que había enfrente y mientras me recuperaba,  me cabalgó como si le fuera la vida. No soy de transpirar mucho, pero notaba que las gotas de sudor corrían piel abajo por mi pecho y por mi espalda. Yo sujetaba a Sergei por la cintura y él a lo suyo, no se había sacado mi polla de su culo desde que habíamos empezado a follar y a través del espejo le veía con una mueca de placer dibujada en su cara. No pude evitar pensar : "anda que si te viera Putin...ahora sí que le daba un jamacuco..."
 
El ritmo de Sergei descendió un poco, momento que aproveché para ser yo ahora el que empujara, rodeé su cintura con uno de mis brazos, me incliné un poco sobre el sillón y bombeé con todas mis fuerzas, quería que se enterara de una vez por todas que el que mandaba en la cama era yo.
 
-Ahhh,ahhh- gemía ahora sonoramente el sr. Korolenko
 
Notaba que estaba lejos aún de eyacular, dada la corrida anterior, sin embargo lo acelerado de mis pulsaciones es lo que me hecía de nuevo frenar y tomar un respiro.
La saqué por primera vez, después de varios minutos de intensa follada y le dije a Sergei:
 
-Dáte la vuelta y siéntate de cara a mi.
 
Notaba que a él le encantaba en cierta manera que llevase la iniciativa. Colocó sus pies, por fuera de mis cuadríceps, y fue agachándose hasta chocar su agujero con mi nabo en erección, lo agarró con la mano y volvió a enchufárselo hasta la raíz.
 
-Ufff - dijo, -como lo noto.
 
Era ésta ciertamente, una postura donde yo también podía sentir mi pene muy adentro de su culo, Sergei no se amilanó, lo contrario me hubiera sorprendido ya a éstas alturas,  rodeó mi cuello con sus brazos y se dejó caer una y otra vez sobre mi badajo, sacándoselo casi por completo, para después dejarse caer en su totalidad, una y otra vez y de forma cada vez más rápida, mientras mis manos sobaban y palmeaban sus glúteos.
El chasquido de nuestros cuerpos nos excitaba y aumentaba nuestras ganas y nuestro ritmo
 
Así, así- gritaba ya un desatado Sergei
 
A pesar de ser un gran amante del sexo anal, mi polla estaba experimentando unas contracciones en el culo de Sergei que no conocía anteriormente, pero que me estaban llevando irremediablemente a un nuevo orgasmo.
 
-Me corro de nuevo Sergei.
-Y yo. - dijo mientras su pene se frotaba por mi abdomen.
 
Noté su crema en mi piel justo cuando me vaciaba en su interior. Sergei me besó apasionadamente mientras revolvía mi pelo con sus manos.
 
-Ésto no puede ser bueno para la salud- jadeó Sergei mientras descabalgaba de su montura
 
No pudimos evitar reirnos a la vez ante semejante comentario y nos tumbamos de nuevo en la cama, mientras limpiaba el semen de mis abdominales.
 
-Sabes Sergei, empiezo a creer que ciertamente me deseabas como a nadie.
-Sabes Julián, empiezo a creer que el dinero da la felicidad.
 
 
Bajo el suave contacto de las sábanas blancas de algodón, el sueño nos venció poco a poco, mientras Sergei se refugiaba en mis brazos y su cara en mi pecho.
 
 
 
 
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Fin de La Oferta II
 
NOTA: Mi intención era  finalizar con La Oferta II éste relato, pero ante la extensión que ha ido adquiriendo mientras lo escribía, me he visto obligado a pasar el final y desenlace a una tercera parte: La Oferta III, que publicaré en breve.  Disculpad el cambio. Gracias.