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Sólo una historia más III

en Gays

Yo sé que comenté que no tardaría, mil disculpas por que ya pasaron casi dos meses.

Les resumiré que mi semestre ha empezado a ser más pesado y no me da mucho tiempo de escribir. Tengo concursos y la mayoría son de redacción y periodismo jaja! En fin, les digo que no me comprometeré de nuevo a subir algo pronto. Pero por el momento tienen lo siguiente, ya saben que cualquier sugerencia o queja me pueden decir sin pena :)

Les deseo mucho éxito a todos.

Después del pleito del que la escuela hablaría por un lapso de dos semanas, me hice más cercano a Jordan. No puedo explicar el hecho del “por qué” me hice más allegado a él. Mi trato para con él, era como de si fuéramos hermanos.

-¡Gracias al cielo!- exclamé con cierto entusiasmo al sentarme con Arlette. Ella se limitó a observarme y levantar la ceja- Bueno, digamos que ya terminaron los preparativos del baile de bienvenida y será esta noche- le dije a modo de respuesta a su aparente confusión.

-Oh…bueno- respondió con cierta pesadez- oye…romi… ¿vendrás al baile?

-Supongo que sí. Es decir, me gustaría ver el resultado de haberme perdido clases enteras.

-¡Ah!

-¿Pasa algo?

-Bueno, digamos que por lo ocupado que estabas no te he contado que me han invitado al baile-hubo una pequeña pausa- y ¡Adivina quién me invitó!

-Ya sé, Carlos el del 105- añadí con un poco de risa, ya que Carlos era el ser más antisocial y algo retraído de primer semestre.

-¡No! Iugh, como crees-dijo mientras se paraba del banco donde nos encontrábamos- me invitó nada más y nada menos que Sebastián, el amiguísimo de Jordan.

-¡Es una broma!- le grité mientras me le abalanzaba para abrazarla y para que empecemos a gritar como locos, que todo los alumnos presentes en la plaza F de la escuela nos voltearían a ver.

-Bueno querido Romar, digamos que yo tengo pareja y tu igual- añadió con una mueca graciosa.

-¿Cómo?- le pregunté algo confundido mientras nos sentábamos e iba pasando la euforia de unos segundos anteriores.

-Si… ¿recuerdas lo del chavo al que le gustas? -asentí y quedé desconcertado- bueno, él quiere que vayas con él y he dicho que sí.

-¡Estás loca! –grité lo suficientemente fuerte como para que nos volvieran a voltear a ver- ¿cómo se te ocurre que iré con él? Para empezar, no lo conozco y tampoco estoy muy seguro de gritarle a los cuatro vientos de que soy gay.

-Lo sé, por eso será como una cita de amigos. Le he comentado a Sebis que tendría que llevar a dos amigos por que no tienen con quien ir, así que no será problema alguno el que ustedes dos vayan juntos…

******

Mientras ayudaba a mi íntima Arlette a ponerse el vestido y también a sostener ciertos utensilios que las mujeres utilizan para “embellecer su rostro”, no dejaba de pensar quién sería ese hombrecillo misterioso.

-¡Estoy lista!

-Ya veo, yo no puedo decir lo mismo.

-Vamos romi. Te aseguro que te va a encantar y luego me darás las gracias por todo. Ahora vamos que hay que ir abajo a esperar a Sebas.

-Bueno…

Los minutos pasaban algo lentos. Arlette me recriminaba cada que podía el hecho de que yo iba vestido muy a mi estilo –pantalones entubados, una camisa de cuadros, cinturón color café y unos bonitos tenis color café de American Eagle- pues para ella no era muy apropiado para un baile de bienvenida. Después de algún rato escuchamos el timbre de la casa, la mamá de Arlette fue a la puerta a ver que nos fuéramos con Sebastián en su coche.

-Bueno querida guapa chula preciosa, ¿a dónde vamos? –le dijo Sebas con una cara de coqueto.

-Ten –dijo Arlette mientras extendía un papel con una dirección.

Sebas asintió mientras me guiñaba un ojo y salíamos a toda velocidad a la dirección del misterioso papel. Mi corazón estaba eufórico por qué a pesar de que no era una cita 100% oficial, me daba miedo de que la gente pudiera enterarse de mis preferencias sexuales.

Llegamos a un barrio clásico de la ciudad, las casas coloniales se veían por doquier pero no eran simples casas coloniales. Eran casas lujosas de la colonia. Mientras Sebas se detenía enfrente de una casa con un jardín espectacular, con grandes columnas y una puerta de madera tan grande que una persona sola no hubiera podido abrirla, yo intentaba pelar los ojos para ver con quién estaría en la noche.

-Tranquilo saltamontes –dijo Arlette con una sonrisa muy real- yo sé que te gustará la noche, así que tranquilo.

No le respondí y simplemente me limité a observar mi celular y juguetear con los dedos de mis manos. En eso estaba cuando de repente sentí que se abre la puerta de la parte en donde me encontraba.

-Hola Romar –dijo con una cara simplemente hermosa.

-¿Nathanael? –contesté un poco aturdido.

-Ese mero –contestó mientras me tomaba de la mano y Sebas sonreía por los hechos que acontecían en su coche.

El resto del camino fue algo aburrido, si bien Sebas y Natha sacaban muchos temas interesantes, yo no estaba participando activamente en sus conversaciones.

Cuando finalmente llegamos al baile de bienvenida me sentí obligado de llevar a mi compañera de la “cita doble” a un lugar especial para que pudiéramos entablar una conversación más amena.

Hasta cierto punto tenía la esperanza de que todo fuera un sueño. Sin embargo, no lo era puesto que mientras conducía a Arlette a una parte algo alejada de donde se empezaba a escuchar la música y el ambiente comenzaba a ponerse bueno, me topé con Caroline. Ella me sonrió levemente – ¿Dónde crees que vas?- preguntó, mientras se acercaba a mí. Simplemente logré jalar a Arlette y caminar más rápido rumbo a la biblioteca.

-¿A poco no piensas que la escuela, con todas estas lámparas hechas de papel en la noche se ve hermosa?

-¡Arlette! –Suspiré un poco atosigado por los hechos que sabía que de una manera u otra, acontecerían- me siento extraño estando con Natha, es decir… -me intervine porque ni siquiera sabía cómo explicar algo que ni yo mismo entendía.

 -Mira –empezó a hablar Arlette mientras alcanzaba un globo del deseo chino- toma –dijo mientras la miraba un poco atónito- yo sé que las soltarían en un rato, pero suelta una tú ahora mismo –explicó mientras me dedicaba una sonrisa sincera.

-¿A qué te refieres con todo esto?

-¿Cuándo eras pequeño te tiraron al piso?

-No, pero no entiendo tu punto. Es decir, no entiendo con qué motivos quieres que yo suelte la lámpara ahora.

-¡Es simple! Si tu sueltas una lámpara en este momento, estarás pidiendo un deseo.

-¡Claro! –Dije en tono sarcástico- ¡eso cambiaría las cosas!

-Lo creas o no, puede que sirva de algo.

Aún no muy convencido de lo que haría tomé la lámpara y encendí la vela que poseía dentro. La misma lámpara empezó a inflarse y Arlette me ayudó a posicionarla para soltarla. Mientras la misma se empezaba a elevar, pedí mi deseo.

-¿Qué hacen ustedes aquí afuera perdiéndose de la diversión? –preguntó Natha mientras se dirigía a nosotros con dos vasos de refresco. Le entregó uno a Arlette y se disculpó del hecho de que no tenía uno para mí. Aunque intento darme el de él, me negué pues todavía no tenía sed.

El baile era un éxito para Caroline, quién bailaba y se divertía sin dejar de estar pendiente de los hechos y los horarios. Por otra parte, el mismo hecho de que me sintiera algo incómodo al estar con Natha no me permitía disfrutar de todas las actividades programadas.

La idea mía de las lámparas de deseo que se eleven al final del baile entusiasmaba a medio mundo, cierto era que nunca se había hecho y Caroline se había encargado de darle un significado especial - Ce sera une nuit qui nous rapproche de rêves- como ella lo había dicho el día de la presentación de la temática en la reunión de alumnos.

Natha intentaba sacarme temas de conversación, si bien era un tipo agradable y que pertenecía al equipo de gimnasia, por lo cual poseía un cuerpo exquisito, no lograba captar mi atención y por el contrario, mis ojos buscaban desesperadamente a Jordan. No lo había visto en el tiempo que el baile ya había consumido.

-Atención a todos –dijo una imponente voz, que reconocí fácilmente, en las bocinas- escuchen con atención a la organizadora del baile de bienvenida.

Los aplausos y uno que otro chiflido se hicieron presentes en el momento, ya que todos sabían de lo extraordinariamente bella que se había puesto Caroline para esa ocasión.

- Bonne nuit cher –dijo con una sonrisa totalmente blanca- esta noche como todos ya saben, la temática ha sido un poco diferente a la de pasados bailes de bienvenida. Hemos querido retomar un tema que se dejaba para el baile de graduación: los sueños. Todos y cada uno de nosotros posee sueños o metas que son más grandes de lo que nosotros, en algunas ocasiones, podemos lograr. Pero ¡no es así! Cada uno de nosotros tiene diferentes maneras de alcanzarlos. Hemos llegado muy lejos todos los que están aquí, cada uno de nosotros tiene un globo por sección. ¿Qué clase de globo? ¡Un globo de los deseos! Cada sección, pertenecientes a los grupos académicos o deportivos tendrá el propio. Uno propio con el cual podremos elevar nuestros sueños al cielo. ¡Enhorabuena a todos los aquí presentes!

-¡Caroline! –grité mientras bajaba por las escaleras para posicionarse enfrente de los dirigentes de las secciones del plantel. Mientras caminaba a la posición de ella volteaba a ver a los dirigentes; se encontraban ya para ir a la plaza principal los líderes de las secciones de: basquetbol femenil, gimnasia femenil, el equipo de proyectos sociales, el equipo matemático y los de música.

-Dime que están todos los globos en posición por favor.

-Claro –respondí alivianado pues había pedido cinco más de lo acordado, de lo contrario, el globo que había liberado unos minutos antes me hubiera costado muy caro- es sólo que pensé que se haría al final.

-Yo igual pero si se hiciera al final significaría que no todos estarían tan dispuestos a realizar la actividad, así que es mejor hacerlo desde el inicio.

-Buen punto, suerte –le deseé mientras regresaba con Arlette, Natha y Sebastián.

Entre los cuatro veíamos como todos los jefes de las diferentes secciones de la prepa elevaban poco a poco los globos, mi mente dio un vuelco al ver a Jordan enfrente de la muchacha que llevaba la pancarta de Basquetbol Varonil, tuve unas ganas insaciables de ir y abrazarlo pero debía contenerme.

-Creo que fue una bonita idea –empezó a alagar Natha con sus comentarios.

-¿Crees? –preguntó un poco distraído Sebas mientras abrazaba a Arlette.

-Sí, es decir, imagina que esos globos que se van son los deseos de todos nosotros de triunfar y de hacer que la escuela triunfe. El año pasado vivimos una racha muy fea cuando el equipo matemático perdió contra los del Liceo Francés –anexó con ciertos aires de esperanza Natha.

-Puede ser pero ya es tiempo de entrar al baile- comentó Arlette mientras jalaba a su pareja.

-Adelántense, quiero preguntarle algo a Caroline- dije un poco distraído mientras comenzaba a caminar en dirección contraria a ellos, que simplemente se limitaron a asentir y entrar a la cancha techada de nuevo.

Mientras me dirigía a las escaleras que subían a una plataforma elevada con respecto a los edificios, no pude dejar de observar todos los detalles en lo que Caroline había reparado. En el camino de la cancha techada a los edificios que albergaban los salones, se encontraban las diversas canchas de la escuela, incluyendo un espacio verde relativamente grande –como el tamaño de dos canchas de basquetbol- que en el instante albergaban mesas y sillas, todas de color blanco con pequeños detalles rosas y azules, inclusive los centros de mesa asentaban más los colores escogidos por Caroline, donde se hallaban sentadas diversas parejas de novios.

Al pasar todo esa sección y entrar a la parte donde los edificios se hacían de dos pisos y los pasillos estrechos, empecé a pensar en todos los problemas que habían acontecido recientemente en mi vida. Mamá ya casi no se encontraba en casa y a pesar de que ella juraba que era su trabajo, yo no le creía porque lucía más preocupada de lo que normalmente estaba, incluso Doña Carmen nos pedía de favores que no molestemos mucho a madre, que la dejemos dormir y que la apapachemos todo el tiempo.

Al llegar a la plataforma elevada desde donde se veía parte las calles que rodeaban a la prepa, miré hacia el cielo y observé todos los globos que poco a poco comenzaban a perderse en la oscuridad de la noche. También intente relajarme un poco, los exámenes del primer corte de calificación habían pasado y en todas las materias había logrado 100 exceptuando Francés donde había alcanzado a penas un 87.

Puse los audífonos y elegí una de mis canciones favoritas Bel Air- Lana del Rey, cuando la canción iba por la mitad sentí una mano en mi hombro. ¡Era Jordan! Se sentó a mi lado sin decir nada y nos quedamos viendo el cielo con los pequeños puntitos amarillos que se iban perdiendo en la infinidad de la noche.

-Creí que era el único al que le agradaría estar solo un rato –comenzó a decir.

-Pues realmente ya ves que no eres el único –le contesté algo tímido.

-Va… ¿Qué tal te fue en tu primer corte?

-Bien, alcancé 100 en todas las materias menos en francés donde sólo tuve 87.

-¡Excelente! Jamás en mi vida he estado tan cerca como tú de tener la calificación perfecta. Es más, este parcial en la mayoría lo saque con 97 y en francés al igual que tú lo saqué con 89. Simplemente no entiendo cómo es que Caroline logra el 100 en francés.

-Tal vez le apasiona, a mí me apasiona mucho el inglés y tuve 100.

-Pero eso ya sería otra cosa, un asunto muy diferente. ¿No crees?

-No creo que sea diferente, es decir, si algo te apasiona te sale siempre bien.

-Mmmmmm

-¿Qué pasa? –y es que a pesar de que su “respuesta” me daba cierta desconfianza, yo sabía que algo más pasaba.

-Es que… supongo que quiero que me ayudes en algo –comentó tímidamente.

-¿Cómo en qué?

-Mira… estoy seguro… bueno supongo… -decía titubeante- que ya te habrás enterado del por qué no me llevo bien con Caroline.

-Mmm… si… algo he escuchado.

-Bueno… me considero un chico bisexual pero ahora es un chavo el que hace que mi mente gire y no sé cómo acercarme a él. 

-¿Puedo saber quién es?

-¡No! Es secreto y quisiera que se mantuviera así por un rato más.

-Oh bueno…

-Al grano, es muy lindo y tierno pero a veces me da la impresión de que no es lo que dice ser y que tiene miedo de lo que la gente dirá. Simplemente no sé cómo acercarme a su persona.

-Supongo que debes dejar que esa persona se abra contigo.

Desde ese comentario que realicé. Jordan no dijo nada y yo tampoco quería romper el incómodo silencio que se iba generando poco a poco. Por un momento en mi mente pasaba que esa persona era yo, que a pesar de lo que mi mente le decía a mis fantasías. Éstas iban a resultar ganadoras.

-Vamos, que ya es tarde –decía Jordan mientras se paraba y me extendía una mano.

A lo que siguió de eso fue algo que no pude explicar en el momento…