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Viernes de aroma...

en Gays

Viernes de aroma…

Soy Luis un oso de 27 años y esto es unos de mis tantos cuentos…

Un jueves me toco viajar a la ciudad de Carúpano que se encuentra a 3 horas de donde resido, Cumaná. Necesitaba entregar un paquete bastante costoso y obligado por el mal servicio de las empresas, tuve que viajar junto al paquete y entregarlo personalmente cosa que no tomaría ni una hora.

Lo único que me emocionaba del viaje era el dineral que iba a hacer con la venta y la entrega relámpago, una semana que iba mala y se compuso en el último día de trabajo.

Salimos alrededor de las 2 de la tarde, el chofer resulto ser de lo más simpático y pasamos todo el camino hablando junto a otra pasajera, una señora que parecía no tener rollo por disfrutar la vida.

Gracias a la conversación el viaje paso rápido sumado al poco trafico llegamos mucho antes a la ciudad, el chofer quedo conmigo para no regresar solo a Cumaná ya que también vivía allá y por lo general casi no hay pasajeros a esas horas de la tarde.

A las 5:30 ya íbamos de regreso, el terminal de pasajero estaba desierto y la noche acechaba así que el chofer no espero ni 15 minutos en arrancar en un intento fallido de conseguir otros pasajeros más.

Nosotros dos en el carro, contentos, relajados y en buena compañía, nuestro día de trabajo ya casi llegaba a su fin y con buenas recompensas monetarias. Como todo oriental fue muy poco el tiempo para parecer compadres de toda la vida así que una cerveza no faltó para animar el viaje. Es que podrán faltar la farmacias pero un hueco donde vendan las frías nunca. Los sábado chiquitos provocan beber, tomar, echarse los palos para no perder la costumbre y si es con gente alegre mejor.

-Los choferes tienen mujeres en cada destino en el que trabajan.

- No lo voy a negar en Carúpano tengo una con tremendas piernas que me vuelven loco, en Cumaná también tengo otra jeva y la cuaima -Decía con aquella cara de satisfacción.

- verga y de a tres que bárbaro. ¿y se conocen entre si?.

- que yo sepa no y que no se enteren tampoco-Decía mientras nos reíamos.

- A mi me cacharon una vez y me cachetearon frente a todo el mundo-solté entre risas.

- cuando joven también me encontraron con otra pero la experiencia hace al profesional.

- ¡Qué va! después de esa no invente más, me rayaron en la urbanización y las chamas que vivían cerca me huían.

- si yo fuera tu me cogiera a todas las que pudiera y mas con ese porte.

- Mientras este de novio cumplo, si estoy soltero me tiro lo que me pase por el frente-Dije sonriendo.

- Así es hijo hay que disfrutar la vida.

-¡que no falten los culitos carajo!

-¡Salud!

- años sin saber lo que es el culito de una veinteañera-

- yo por eso no tengo problemas tengo un amigo… amiga que de vez en cuando me saca la leche-Le tendí la trampa y por su expresión algo había hecho bien. Un silencio inundo el carro.

-Todo es bueno en la vida-Me contesto el chofer.

-Lo que pasa es que algunos se niegan a disfrutarla, ¿tu la disfrutas?- Le dije con un tono de malicia mirándolo fijamente, observando su próxima reacción.

-Si es placentero y discreto, puedo hacer las veces-Dice el chofer con una leve sonrisa en los labios.

Me acerque un poco a él y puse mi mano en todo su paquete cubierto por un jean negro. Lo que toqué me gusto.

Su cara cambio de nuevo para reflejar miedo pero también note que muy adentro había algo de excitación. Sus ojos marrones gritaban entre si y no. Conozco esa miradas en un hombre si sabes donde tocar, su lado animal dominará todo lo razonable y con sentido común.

Empecé a masajear su bulto hasta sentir la dureza plena de su verga

Solté el botón, abrí el cierre y liberé la bestia aunque fue incomodo. La tela de su ropa interior desapareció también dejándome solo con mi objetivo que estaba esperándome.

-Estás loco-Dijo el chofer indefenso a mis cariños.

El sonido de los carros pasar y el paisaje quedaron en otro plano, ahora el centro del universo era esa verga casi negra como el carbón y de un grosor que nunca pensé que existiría. Es que los maduros con canas y fuertes tienen un yo no sé que.

Empecé a masturbarlo y a hacerle maldades para escuchar gemidos que cada vez me ponían mas excitado, no dure mucho tiempo así. Aprovechando la oscuridad y acomodándome lo mejor posible pegue mi lengua de ese pedazo de pipe que no dejaba de lubricar, como un dispensador de néctar vital, me aferre a mamarlo.

Su sabor salado me gusto, lamí todo ese trozo de carne que no estaba liberado completamente pero que ocupaba toda mi boca.

-Necesito más viajeros como tu-Exclamo el chofer con la respiración algo agitada mientras con una mano me empujaba hacia abajo.

-Y yo necesito mas choferes como tu-Pensé con su pedazo de verga atragantándome.

Nunca había pensado que los policías acostados (muros en la carretera) serian de nuestro agrado siempre lo criticábamos, cuando pasábamos y el chofer no lo veía, mi boca se aferraban mas, lo que resultaba más placentero. Me ayudaban en mi labor que aunque incomoda la excitación lo pudo todo.

Lo salado de su preseminal no lo desperdicie y con la boca totalmente abierta subía y bajaba lo que podía esperando mi recompensa que estaba dispuesto a tragar.

Los brincos en el carro se hicieron más constantes hasta que sentí que paro. El chofer se había metido en una carretera de tierra.

Apago el carro y desesperado de placer, se bajo con los pantalones a medio muslo en la oscuridad.

Yo baje detrás de él, hipnotizado por su carne. En plena oscuridad aunque ayudados ligeramente por la luna, no nos importo nada. Mi biberón volvió a mi boca y con ello los gemidos del moreno quien fuera de si, agarro mi cabeza con fuerza e hizo tragarme, ahora sí, toda su verga haciéndome toser.

No sé como soporté aquello pero lo afronte como todo un hombre con gula, me lo trague todo aquello una y otra vez, babeándome por completo pero excitado por tener un macho así disfrutando frente a mi.

-¡Así! Trágatela toda que es para ti solito.

Y aunque quería tragarme su leche, fresca, espesa y caliente. Él no me dejo.

-Párate compa que ya sé que eres buen mamon ahora quiero probar otros manjares-Dijo esto mientras me empujaba contra el carro, poniendo las manos en el techo -un policía cualquiera-pensé. Yo no lo desobedecí porque yo estaba fuera de mi desde hacia unos cuantos minutos atrás.

Mis manos se apoyaban del techo del carro dejando mi culo a su disposición tal como él quería. Amaso mis nalgas sintiendo lo carnosas que son y luego se fue a jurungar mi agujero con sus dedos.

Acaricio con un dedo mi ano aunque no pudo meterlo.

-Por lo que siento no eres virgen así que mi pipe te entrará hasta el maldito fondo-Dijo susurrando con un toque de maldad.

Me hizo esperar unos segundos mientras buscaba algo en la maleta. Yo moría de excitación.

Sentí una crema en mi culo y con ello dos de sus dedos lubricándome para poco después sentir como su cuerpo cada vez se pegaba mas al mío mientras su pipe grueso abría mi culo.

-Aff así, lento, así-Suplicando clemencia al macho que tenia detrás.

Sentí toda su verga en esa entrada que aunque lenta implacable. Me sentía lleno y de que forma. Empezó a sacarla lentamente y cada vez a meterla un poco más rápido. No hubo grillo en ese monte que compitiera con mis gemidos.

Mis músculos anales cada vez se acostumbraban más, abriéndome las puertas al placer de tener la verga de un macho desconocido dándome duro contra su carro en un lugar que no conocía.

Con mis ojos cerrados recibía los golpes de su pipe en mi culo que hacía eco en el lugar. La rapidez de su cadera era concisa, tenía un objetivo único y era obtener la mayor cantidad de placer posible rompiéndome el culo.

-AHHHH-Gritaba el chofer clavando mas sus dedos a mi cintura y con ello su guevo vomitaba leche en mi culo, sintiendo como se salía ese liquido y caía por los muslos.

El no salía de mí, ahora iba y venía lentamente arrecostando su cabeza de mi hombro y aprovechando esta sensación que me excito más, termine en chorros que caían al suelo y al carro. Casi que caigo desmayado.

 Estuvimos unos cuantos minutos recuperándonos sin movernos y en silencio.

Note el riesgo de estar así en esa zona con esta soledad y oscuridad además de cierto arrepentimiento de mi parte, no suelo perder la cabeza así pero no había más nada que perder , sexo es sexo y con más morbo si es de esta forma.

 El chofer se compuso, liberándome completamente de ese estado y fue a prender las luces de adentro y saco unas toallitas, de las que agarro unas para él y me paso la caja. Limpio su verga que estaba llena de semen y mierda, yo hice lo mismo.

Cuando estaba sentándome en el carro me mostro el lubricante que utilizo y juntos nos echamos a reír.

 Mantequilla cuanto te quiero.

¡Viva el amor entre una  verga y un culo!

Gracias por leer el relato y como siempre esperando que te haya gustado. Besos y abrazos con metidas de mano ;-).