miprimita.com

Reencuentro

en Gays

REENCUENTRO

 

 

 

Hola soy Josué y esta es mi historia

Tengo un gran problema, para serles sincero yo no sabía qué hacer con mi vida a mis 40 años ya es mucho lo que se ha vivido pero no me sentía pleno.

Mi gran problema no radica en lo económico ya que soy dueño de una empresa bastante reconocida en la ciudad, tampoco en mi físico, me considero una persona agraciada y hasta la fecha voy al gimnasio aunque no les negaré mi barriga cervecera.

Mi problema es con las mujeres, llevo 2 divorcios por el pecho y los psicólogos no me han servido para una mierda, han sido un desperdicio de dinero y tiempo.

Les he dado a mis mujeres todo, casas, carros y prácticamente todo lo que tienen ha sido gracias a mí pero siempre termina.

A veces visito a mi hijo pero nunca lo suficiente, apenas tiene 5 años pero no hay dudas el amor que siento por él aunque mi vacio no tiene nada que ver con mi hijo.

Mis esposas y novias por mucho amor que me tienen a mí y al dinero, terminaron por abandonarme debido a mi poco rendimiento en la cama.

Cuando me daba cuenta ya tenía unos grandes cuernos y terminaba por hacerme el loco pero no podía aguantar toda esta situación.

He probado con las pastillas, con las cremas, con masturbarme antes del acto, con echarme mentol, con el bendito método kegel y bueno he quedado solo en un gran apartamento con dinero, respetado por mis conocidos pero no todo puede ser perfecto. Siempre ha sido así.

Desde el día que conocí a Patricia mi vida cambio, una chica que me tenia embobado y no lo podía ocultar. Todo ocurrió una tarde después de salir del liceo (secundaria) con mi familia fuera de casa. Era el mejor día de mi vida, mucho tiempo había esperado esto y por fin se iba a dar.

Ella era fácil, yo era un primerizo. Yo estaba enamorado, ella había estado con todos en el liceo.

Estábamos en mi cama metiéndonos mano, ella saco mi verga ya dura por mi bragueta y sin titubear, se metió mi glande en la boca, no había sentido mayor cantidad de placer en mi vida. Era un antes y un después, hasta que en cuestión de segundos acabé manchándola con mi leche.

Ella escupió todo sobre mí, estaba algo furiosa pero no reacciono de una mala manera, se quedo conmigo y lo intentamos nuevamente. Ella sabía que era virgen.

-No te preocupes, no eres el primero al que le pasa esto-Dijo Patricia.

Logre metersela pero no voy a alargar mas esto, entenderán que nunca pude satisfacerla bien. Mi vida sexual desde ese momento fue un desastre, mi adolescencia una pesadilla y el sexo mi mayor miedo.

Lo difícil de todo esto es sentirse imperfecto, que todos lo saben, que las chicas te ven raro aunque no sea cierto.

Estuve años recibiendo ayuda médica y psicológica pero me seguía sintiendo como un objeto roto, hasta que un día todo empezó a cambiar.

Hace dos meses, me conseguí a mí mejor amigo Luis del liceo en una panadería, cerca de donde resido. Había vuelto a la ciudad luego de unos cuantos años y me alegró el día, claro está que intercambiamos números.

Mi círculo social es bastante amplio y no tardé en llamar a Luis para echarnos unos tragos como buenos orientales, aunque en el sexo me había ido mal los mejores recuerdos para mí fueron los del liceo.

A veces salíamos a tomar con algunas amistades, uno que otro partido de futbol, a veces, coincidíamos a la hora del trote pero nada más allá.

Fue un viernes en la noche, que estábamos viendo un partido de futbol cuando con unas cervezas, se prestó el ambiente para la confidencialidad.

-¿No sabías que soy gay, bueno bisexual?-Dijo Luis.

-Me estas jodiendo la paciencia-Le replique riéndome.

-Coño que es en serio -Levantaba la voz.

-Bueeeno que bien, yo no tengo problemas con eso.

-¿En serio que no sabias?

-No coño, si te digo que no es que no.

-Está bien, no te arreches guevon

-Yo pensé que tu eras gay.

-Nooo vale, me estas jodiendo-Dije después de escupir un trago sin querer bañando la mesa y la cara de Luis.

Desde ese día fuimos un poco más abiertos con los temas, hace tiempo que no tenía un amigo como Luis.

Me confesó que era bisexual, que se había casado pero después de su divorcio, comprendió que la mujeres no solamente eran lo suyo.

Estaba un poco sorprendido debido a que Luis no encajaba en el prototipo de ”marico” como llaman en Venezuela a los hombre que gustan de otros hombres, por eso se molesto cuando notando su actitud nerviosa y titubeante me había confesado aquello y no me quedo de otra, sino cagarme de la risa. No pensé que hablaba en serio.

Como nunca falta la jodedera, siempre lo terminaba jodiendo con lo de ser mariquito cosa que lo encabronaba pero los amigos somos así aunque surgió cierta rivalidad entre machos.

Hubo un día entre tantos, descansando de una larga caminata en un sitio llamado el Monumento en Cumaná, que le confesé que mi problema con las mujeres era por mi eyaculación tan temprana, no hizo más que reírse pero luego comprendió que era en serio tal cual como había pasado cuando él me confesó lo suyo.

Yo casi estaba que lloraba. Ese día había amanecido más melancólico de lo normal, él debió notarlo.

-Que lastima, tantos años-dijo Luis.

-No sabes lo infeliz que soy con eso-Le dije con los ojos aguados.

-Pero hay doctores que te pueden ayudar con eso, yo tengo unos conocidos-Dijo preocupado.

-Más… yo mismo puedo ayudarte. Yo sé que esto es delicado, pero necesito que comprendas que hay otras formas y solo es una propuesta. No te vayas a arrechar.

-Tranquilo, yo sé cómo es todo-Le dije.

-Yo te puedo a ayudar a sentir placeres diferentes Josué. Solo debes abrir la mente.

La idea iba y venía, volando en mi cabeza haciéndome reflexionar sobre esas dos palabras “Placeres diferentes”.

 -No puede ser que piense tanto en dejar que me metan un guevo por el culo a esta edad nojoda- Pensé arrecho conmigo mismo.

En pocos meses el se había convertido en mi mejor amigo de nuevo, en un confidente en un mundo donde a veces las amistades son por apariencia y me dolía que estuviera lanzándome los perros, porque eso lo era.

Desde ese momento, las salidas con José se volvieron menos frecuentes, esa idea esa maldita idea me estaba carcomiendo del odio y la negación pero con los días fui pasando a la curiosidad. Hija de puta curiosidad.

-Yo no soy un maldito marico-Gritaba en mis adentros y lo repetía cientos de veces, mientras esta tormenta interna está en pleno apogeo y una parte de mi estaba más dispuesto, me arrastraba a ello.

No lo quería asumir pero había algo en mi adentro que me gustaba de él, tal vez era esa seguridad con la que hablaba del sexo y sus múltiples experiencias. El era lo que yo no había podido hacer.

-Hola Luis, no puedo seguir mas así. Acepto tu propuesta-Le escribí por Whatsapp.

-Entonces te preparare algo solo para ti, para que goces como nunca lo has hecho en tu vida pero necesito tu consentimiento a todo-Respondió Luis que me tenia comiendo de su mano.

-Lo que sea… confío en ti-Envió el mensaje y una leve taquicardia lo invadió todo.

Él quiso que fuera en su casa, fue un sábado a las 3 de la tarde, les mentiría si no estaba nervioso.

Cuando llame a su puerta estaba que corría, esa sensación tenía mucho tiempo sin sentirla.

Había revisado en google docenas de páginas que no hicieron otra cosa que ponerme la cabeza más grande. Desde la preparación hasta el acto en sí mismo.

Uno de los requisitos que me dijo fue que me hiciera una limpieza anal, me dio pena llamarlo para preguntarle como se hacen pero unos blogs me ayudaron en eso.

Cuando llegue a su casa, era más ganas de salir corriendo que hombre.

Cada paso que daba entre mi carro hacia su persona era guiado por una subida de los latidos de mi corazón, no podía controlar la sudoración y hasta cierto punto un impulso a hacerlo.

Un par de tragos para anestesiar lo que sentía mientras charlábamos y romper el hielo pero todos esos minutos no me parecieron ni un preámbulo antes lo que se avecinaba, me invito a pasar a su cuarto, todo pasaba tan rápido que no reaccionaba.

 Todo se sello cuando me pidió que me desnudara completamente, deje ver mi cuerpo musculoso, con algunas canas en mi pecho y otros lugares que no mucha gente había visto en mí.

Al estar frente a él en aquella habitación, algo quedo claro en mi mente, por este instante solo debía entregarme.

Era un lugar normal hasta que noté unas cuerdas pegadas a la pared y al piso. Él ya me había hablado un poco de esto.

Mis inseguridades empezaron a salir sumado a ese miedo al poder que le había dado a quien ahora tenía un aura de dominación como una máscara que había quedado implícito en ese acuerdo entre él y yo.

-¿Qué coño estoy haciendo?-Pensé.

Me colocó una venda, acelerando mucho mas mi corazón y luego amarro los brazos y piernas, quede como una x, dos ganchos me sujetaban las manos desde arriba y dos en cada pie.

Ese nerviosismo me hacia sudar como loco, no sentía ningún tipo de excitación y el tiempo corría, yo seguía en esa posición incómoda.

No sé cuánto tiempo tardo hasta que sentí que inhalaba mi olor muy cerca de mi pecho, mi tetilla derecha en segundos estaba en su boca y un dedo en la izquierda, no sentía placer lo sentía algo brusco pero no proteste. Solo estaba probando.

Coloco una pastilla en mi boca y nos besamos, era incomodo aunque admito que no besaba mal.

Fue bajando acariciando esa línea entre mi boca y mi verga la que no estaba siquiera morcillona. Se alejo de nuevo y me quede en la oscuridad sin tacto y con miedo.

Ahora yo era parte de esos cuentos que vociferaba cada vez que nos bebíamos unas curdas, que sin querer causaban un poco de morbo en mi pero era incapaz de admitírselo.

Algo acariciaba mi cuerpo, subía y bajaba, era algo nuevo y empecé a sentir escalofríos y sensaciones en mi cuerpo que nunca había experimentado.

Sin querer empecé a retorcerme y estaba un poco más dado a recibir aquello por tan solo un leve tacto.

Sentí algo en mis bolas que fue subiendo hasta mi verga, supuse que era su lengua. Sin querer empecé a sentir placer y mi verga empezó a delatarme.

Era un calor insoportable el que hacía en esa habitación, gotas de sudor corrían por mi espalda y José se metió mi glande en la boca, haciéndome desfallecer de placer pero no fueron ni 10 segundos cuando me dejo de mamar, yo estaba demasiado excitado.

Mi sentido del tacto estaba agudizado y él se estaba aprovechando de eso, gotas de sudor corriendo por mi espalda, pequeñas corrientes de aires y sus breves toques alucinantes.

Empezó a acariciar mi culo con un dedo suavemente y después con su lengua a llenarme de caricias que nunca había experimentado.

-Ya va, eso no-Me agarró por sorpresa-No estoy preparado para esto.

Mi verga más dura no podía estar, aunque admito que al inicio me desagrado pero luego de unos cuantos segundos, no pude ocultar lo excitado que me sentía, sintiéndome apenado por mí mismo.

Lo mío eran las mujeres pero estas sensaciones salidas de ese lugar prohibido que me hacían contorsionarme no era algo para tomárselo a la ligera.

-No soy un marico-Me decía a mi mismo mientras gemía.

Masajeaba mis nalgas, las mordías y las seguía llenando de su saliva al igual que mi agujero, la invasión era incomoda pero no quería que me gustara aunque sucedía lo contrario con esos relámpagos que se expandían por mi cuerpo.

-¿Qué va a pensar mi padre si se entera de esto?, ¿Qué van a pensar mis novias, mis esposas, mis amigos?-Me debatía entre el placer y el miedo todavía.

Descargas de placer corrían por mi espalda y en algunos momentos no podía evitar contonearme, ninguna mujer me había tocado de tal forma. Siempre yo les besaba todo el cuerpo, ellas se centraban en mis pectorales y a mi verga.

-Ufff Luis, ¿qué mierda me estás haciendo?-No pude evitar soltar.

-Relájate que apenas esto está comenzando-Me dijo mientras 3 de sus dedos hurgaban en mi ano y mordía mis nalgas.

Paralizó la jugada, dejando mi culo desamparado, yo no quería demostrarle lo tanto que me estaba gustando pero mi verga me delataba.

Sentí que estaba detrás mío, empezó a acariciarme con sus dedos desde mi espalda hasta llegar a mi talón.

Me seguía dando besos que me provocaron sensaciones que nunca había sentido y más de una vez no pude disimular los escalofríos.

-¡Dios mío! No me hagas mas eso, por favor-Le rogué.

Siempre había sido yo el que llevara el placer, mis novias, esposas y amantes iban al grano, a mi verga, boca, abdominales y pecho pero nunca alguien había indagado tanto en mi cuello bajando por la espalda, nalgas y detrás de los muslos.

-Relájate-Me ordenó. No le hice tanto caso porque aun quedaban algunas barreras-Espérate Luis, no sé si quiero hacer esto-Le dije por compromiso, por salvar lo poco que me quedaba de “masculinidad”.

-Ya tu me diste tu consentimiento ¿acaso no te ha gustado lo que te he hecho?-Pregunto con voz firme.

-Ehmn si pero…-Me interrumpió.

-Entonces aprovecha y goza-Susurró, solamente estamos nosotros dos y nadie lo sabrá.

Coloco mucho liquido en mi culo y empezó a jugar de nuevo con sus dedos, primero los metía y luego le daba vueltas, ahora era más tosco. No me dolían pero sentía una incomodidad ligado con cierto placer lejano.

Sentí algo en la entrada de mi culo, ya el momento había llegado y sin avisar empujo, sentí como me abrió de un solo golpe y me causo un dolor breve que me paralizo. No era su verga.

-Calma, ya está adentro. No te dolerá más-Me calmo.

-¿Qué es eso?-Pregunté.

-Eso te ayudara a disfrutar mas así que tranquilo-me decía esto mientras masturbaba lentamente mi verga. El me conocía, el sentía mis limites.

Se arrodillo y besó mi verga, enseguida se la metió completa hasta la garganta y la mantuvo así por unos segundos.

-Voy a acabar José, uffff, sigue así-Le grité pero el se saco mi verga de su boca y enseguida sentí como algo empezaba a vibrar dentro de mí.

-Hijo de puta, ¿qué vaina es esta?-Pregunté.

-Digamos que hoy será tu regalo de cumpleaños compadre-Rió.

Al inicio me sentía incomodo con el culo lleno pero no tardó en hacerme efecto. Mi sudor seguía corriendo y aunque todavía me resistía al placer mis barreras se estaban cayendo a cada segundo, imaginaba como José gozaba viéndome.

-Creo que ya hemos jugado mucho por hoy-Oí a mi izquierda saliendo de ese trance. –Pújalo que ahora viene lo bueno.

Sintiéndome avergonzado, puje el vibrador aunque sentí que jalo a la vez y me sentí algo vacio.

Luis empezó a desamarrarme los pies y luego las manos, tomó mi mano y di unos pasos hasta tropezar con lo que supuse en aquel momento que era una cama.

Agarro unas esposas e hizo lo propio con mis manos en la espalda, empujo mi espalda hacia delante y de manera brusca caí en la cama.

De nuevo sentí su lengua en mi culo y sus manos sujetándome por la cintura, su barba me raspaba un poco lo que me causaba un escalofrío que hacia todo más placentero.

Sentí como un líquido corría por mis nalgas y sus dedos recorrían mi culo de manera circular, ahora si había llegado el momento.

Entre gemidos no podía disimular cuando con sus manos tocaba algunas zonas que me provocaban algo incontrolable.

-Súbete-Dijo mientras dos palmadas en mis nalgas resonaban-En 4 compadrito.

Coloco una almohada bastante suave en mi cintura quedando elevada, dejando mi culo a su total disposición.

 Desamarró la venda y quede de frente a una pared azul y apenas podía ver hacia atrás.

Cuando sentí algo que no era sus dedos en mi entraba, se notaba grande y húmedo.

No me había puesto a pensar que tan grande es la herramienta de José y en ese momento si empecé a sentir miedo.

Me venían a la mente ese periodo inicial a la penetración cuando mi ex esposa sufría un poco y sabia que conmigo seria peor.

A diferencia de mi, su cuerpo era delgado pero bastante definido y si algo le envidiaba era ese pelaje que lo cubría todo resaltando en su piel blanca como la leche.

Empecé a sentir la presión y sin querer, esa leve espera me excitó mucho más hasta que sentí su empuje luego ese estiramiento que le daba paso al dolor, el cual me inmovilizaba y hacia de mi culo el centro de todo.

Luis me agarrada por la cintura y no me soltó hasta que su guevo enorme estaba completo en mi. Cada milímetro era eterno.

-Ayyyy sacalo, no puedo mas-Suplicaba.

-Aguanta, así, aguanta. Que apretado estas, que culito tan rico.

-Ahh no puedo, Luis, sacala carajo-Le gritaba.

Sentía como cada palmo de esa verga me abría y mi culo no dejaba de palpitar, iba a explotar y el dolor había bajado pero no era menos insoportable.

-No lo saques-Le dije cuando lo movia un poco para volverlo a meter causándome dolor y algo más.

Sentí alivio por unos segundos pero la sensación de vacío y el estiramiento de las paredes era algo nuevo y no tan agradable.

Sentir esa verga en mi culo solo me dejaba con una idea y era apartarme, sin embargo Luis era de mayor contextura que yo además que con las manos esposada llevaba las de perder.

Ese guevo entro de nuevo y sentí mucho menos dolor pero esto no era lo mío no quería seguir sintiendo esto.

-No me gusta Luis, dejémoslo hasta aquí-Le suplique.

-Si ya llegamos hasta aquí es porque no vamos a parar, grita, llora pero de que te voy a poner a gozar estoy seguro.

Empezó a moverse, yo resoplaba sintiendo como me abría más.

Las paredes de mi culo parecían no aguantar y esa sensación como si estuviese cagandome no me ayudaba para nada.

Mis gritos eran continuos con cada embestida, mi respiración estaba agitada y para que negar que estuviera tenso.

Sentía como mi corazón se aceleraba con cada empujón que daba mi amigo.

-Relájate, no aprietes el culo para que disfrutes-Susurro-Así, mantenlo así, no aprietes, relájate.

No era un dolor normal sino algo raro, era soportable pero a la vez te dominaba de tal forma que sentías que tu cuerpo no va a aguantar más.

-¿Estas sintiendo como te va entrando suavecito? Disfrútalo, relájate que ahora es que viene lo bueno- Dijo mi amigo que no me daba tregua.

Me resigne a mi violación y apreté los ojos, me apoye de la cama y solo aguantaba como esa verga iba entrando hasta el fondo.

Ese estado de concentración para tratar de aguantar y relajarme, solo hizo que sintiera más cosas.

Sus manos apoyándose en mis nalgas que de vez en cuando resonaban con una nalgada y la forma en la que me pellizcaba y hasta acariciaba me hacían sentir más sucio.

-Date la vuelta compa, que ya se acabaron los juegos y quiero verte de frente-Soltó con una sonrisota viendo mi cara medio desencajada, el tenia el control sin dudas. Me quito las esposas y cambiamos de posición.

Pude notar su verga, me llamó la atención por segundos que tenía una curvatura bastante pronunciada hacia arriba.

Agarró mis piernas, las unió y las puso en su pecho. Me levanto y coloco una almohada, dejándome más a su nivel, -Así lo hacía con mis novias-Pensé.

Puso cada pierna mía sobre sus hombros y ahora veía su cara de macho, de triunfo, de haberse ganado los que muy pocos logran, un culo de un hetero.

Apreso mis manos, dejando mis brazos estirados hacia el espaldar de la cama y fue un error dejarlo hacer.

-Esto fue una maldita trampa y no lo volvería hacer-Pensé

Sentí de nuevo su glande en toda la entrada de mi culo, lo sentía abierto, bastante húmedo y esa sensación me creaba más culpa y arrepentimiento.

-Luis vamos a dejarlo hasta aquí, si quieres te hago una mamada y listo, no puedo más cabrón-Trate de negociar con él.

-Pero si esto es el principio, ahora es que viene lo bueno para ti-Dijo calmado mi amigo que seguía jugando con su glande en mi culo-Date la oportunidad de sentir placer apenas te estás acostumbrando a mi verga.

-Pero es que me duele…-Me interrumpió.

-No me mientas, deja de comportarte como un mariquito y aguanta como un hombre, ya estas dilatado así que aguanta que ya estas en lo bueno-Callé.

No esperó mucho, metió su verga lentamente pero sin retroceder lo que me provoco un gemido prolongado.

Empecé a sentir como me llenaba completamente, no comprendo la razón de que ahora me doliera muchísimo menos que hace unos segundos y aunque gemía cada vez que la enterraba, lo hacía más por una reacción que por ese dolor bestial al inicio.

Sentí miedo, algo en mi estaba cambiando. Mi respiración se acelero de otra forma y no pude disimular que me estaba gustando un poco pero el dolor ahora menor persistía.

José como buen observador, lo sabía. Me veía a los ojos y yo no podía mantenerle la mirada porque sabía que me estaba gustando lo que estaba haciendo.

Un flujo de energía empezó a predominar en mi cuerpo y no pude disimular luego de unos cuantos minutos.

Esa verga estaba tocando puntos desconocidos para mí y yo estaba retorciéndome de placer en esa cama esposado viendo como mi amigo con una leve sonrisa en sus labios jugaba con sus embestidas para verme gozar.

Sentí pena pero a la vez quería que me diera duro, que me hiciera sentir más de esto.

El bastardo viendo mi predisposición, aumento el ritmo pareciéndose a un taladro y me volví loco, era demasiado para mí.

-AAAHH maldito, para…paraaa voy… ahhh AHHH-Le gritaba. Pero el me ignoraba, veía mi cara desde arriba y seguía con su maldita sonrisa.

Agarro mis piernas por detrás de las rodillas y las llevo hacia los lados dejando mi culo totalmente a su disposición.

Yo sentía que esa verga dura como una piedra tocaba algo dentro de mí y una sensación como de orinar me invadió. El no oía mis suplicas, ya yo estaba dispuesto a mearme en su cama pero no podía hacer nada.

La sensación en mi culo era brutal, yo no sabía qué hacer. Las sensaciones fluían y mi verga estaba roja, a punto de eyacular. No sé que me estaba pasando.

Yo estaba perdido en ese éxtasis y ese instante vi a dios, nunca en mi vida había sentido algo así. Sentí una felicidad, una liberación, no sabía que estaba pasando conmigo pero nunca en la vida me había sentido más conectado conmigo mismo.

Sentía que mi eyaculación estaba cerca, algo mas bestial y mi verga parecía un volcán que estaba haciendo erupción con tanto liquido preseminal como nunca había visto en mi vida.

No les puedo mentir, en ese instante estaba dispuesto a todo. Mi verga en una mujer había sido el cielo aunque la visitara por poco tiempo, pero desde ahora mis perspectivas habían cambiado radicalmente.

-Cambiemos de nuevo-Dijo Luis, ayudándome a colocarme en 4 pero ahora con las rodillas en el borde de la cama y él en el suelo dejando mi culo a su altura. Me había liberado las manos y ahora era yo el que lo esperaba a él.

-Si quieres pipe, tu mismo te lo vas a meter. Esta enterito para ti-Me dijo.

Yo no me hice esperar y eche mi culo hacia atrás pero se resbalo haciéndome repetir de nuevo la maniobra. En mi segundo intento entro aunque sé que no fue toda, aun así trate de matarme yo mismo por unos pocos intentos.

-Así es que un hombre goza con otro hombre-Me dijo José quien me propinaba nalgadas a diestra y siniestra.

Yo seguía con mis movimientos que eran lentos pero eso me hacía sentir más excitado hasta que mi amigo me jalo de la cintura e hizo que mi culo se comiera toda su verga.

Luego de eso, el demonio se volvió a apoderar de él. Sacaba y metía su verga casi que completa y yo no hacía más que gozar.

Yo no me acordaba de mis mujeres, de culos, de cucas o tetas, yo solo quería sentir como esa verga me atravesaba y me daba ese placer tan intenso que nunca había sentido en mi vida.

Nuestros sudores llevaban ratos bañándonos y el olor a macho y sexo en esa habitación se había encerrado, me volvía loco. Nunca iba a pensar que esto me pasaría.

Estar en 4 en una cama ajena, recibiendo una enorme verga por parte de un amigo y lo más loco era que me gustaba, que me estaba volviendo loco y que desde ya quería repetir.

Las embestidas de José se hacían cada vez mas fuertes y sin dudas los vecinos debían estar escuchando todo pero no nos importaba solo queríamos obtener lo máximo de cada uno.

La cama pegaba contra la pared y mis gemidos eran más fuertes, sus caderas habían aumentado de velocidad y yo sentía como llegaba al fondo, ya no me dolía, era totalmente placentero.

Aumentaba el ritmo a cada segundo, no podía hacer más que gozar de las sensaciones y esta era muy rara, era algo más que placer.

No sabía que esto era posible pero empecé a sentir de nuevo que estaba a punto de botar la leche.

A cada embestida sentía como algo dentro de mí se movía, un corrientazo, algo que me quitaba y me daba fuerza, lo que sentía era algo muy loco.

-Ya va, para Luis, para de verdad-Le gritaba entre gemidos pero como antes me ignoraba-Siento que me… ahhh ahhh.

-Chilla lo que quieras pero ya te dije que no voy a parar-Resonaban unas nalgadas.

-Yaaaa, AAAAHHH, MIERRRDAAAAA-Gritaba sin saber lo que me pasaba.

-Viste perra, como te sale la leche cada vez que te meto mi pipe hasta el fondo-José reía, yo todavía en 4 patas baje mi cabeza y vi como de mi verga caía un liquido preseminal mas espeso y hasta con manchas blancas. Estaba haciendo un charco en el colchón.

Sentía muy cerca el orgasmo pero mi leche se salía sin querer, no sabía lo que pasaba y a cada embestida la sensación de orgasmo se hacía más presente hasta que fue inevitable.

-AAAAAAAAAHHH, aaahhahhaa, ahaaaha, ahahaha, aahaa-Gritaba. Estaba acabando como nunca lo había hecho en mi vida

Luis siguió metiéndomela unos minutos más, dándome en ese punto que me hacia desfallecer y no paro, su verga seguía taladrándome después de yo haber botado hasta la última gota de leche. Un orgasmo lento pero potente.

Sentía como mi culo estaba más sensible y esa verga no paraba aunque había terminado. Había algo adentro que me seguía gustando aunque sentía que me ardía pero estaba perdido en ese orgasmo monumental.

Luis paró, dejándome casi desmayado. Me sentía muy cansado pero satisfecho, mi amigo se acostó a mi lado.

Lo vi todo sudado algo rojo pero satisfecho y cuando baje la vista estaba parada una verga delgada de más de 20 centímetros. Él fue por mi boca y correspondí su beso, así estuvimos un rato.

-Toca todo lo que te tragaste por el culo-Me dijo Luis, poniendo su mano en su verga llena de líquidos y que todavía estaba sin acabar.

Toque aquello que me sorprendió ya que mi verga tiene 14 centímetros, no tiene tantas venas como esta y esa cabeza rojiza que corona ese trozo de carne hipnotiza.

Empecé a masturbarla y unos segundos después, puso su mano en mi cuello, presionando para que bajara a mamársela.

Allí tenía mi primera verga, esa misma que me había abierto el culo. De una forma loca, me gusto ese olor característico a sexo y palpándola de nuevo con esas venas tan pronunciadas, la probé. Igual hoy ya no había más que perder.

Ese aparato enorme casi ni entraba a mi boca pero hacia el mayor esfuerzo por darle placer a cada rincón.

Apenas podía meterme un poco mas allá del glande que de por si era grande.

Recordé como hacían mis novias para complacerme y empecé a aplicar aquellas cosas que me gustaban.

Tocaba sus bolas, masturbaba y pasaba mi lengua por el frenillo lo que a veces hacia gemir a un Luis que estaba con los brazos detrás de su cabeza viéndome con los ojos más abiertos que de costumbre.

-Como se nota que te gusta- Me dijo, haciéndome sentir culpable pero incapaz de soltar aquel trozo de chorizo.

Se canso de mis maniobras y con la mano izquierda me agarro la cabeza haciéndome meter un poco mas su verga, enseguida mis arcadas se hicieron presentes pero él no paró y siguió forzándome un poco lo que me ayudo a abrir mas aunque a veces me dejaba sin respiración.

El quería seguir jugando, no hubiese imaginado que Luis era tan morboso así. Los años le habían enseñado y ahora tenía un juguete que se presto para todo esto y si que estaba cooperando.

Agarro las esposas que estaban en una mesa al lado de la cama y amarro de nuevo mis manos, detrás de mis rodillas y quedando arrodillado con las piernas juntas sobre la cama y por orden suya con mi cabeza tocando el colchón lo que dejaba mi culo a su disposición de nuevo.

Sin dudas todavía estaba congestionado, su verga estaba brillosa de tanta saliva y aquel guevo parecía mas imponente aun. Esto será largo y tendido.

Cuando creo que me va a penetrar, viene y se acuesta en la cama, abriendo sus piernas y dejándome entre ellas, con mis manos en la parte de atrás, estoy perdido y a su disposición. La cara de José era de total maldad, casi no hablábamos pero podía leer sus intenciones.

Su verga seguía alzada y mi cara a pocos centímetros de ellas, Luis me agarro por las orejas y levanto mi cara del colchón, estaba a merced de sus brazo ya que yo solo no podía hacerle una mamada.

-Te voy a enseñar un “jueguito” que se llama aprendiendo a mamar guevo-Luis seguía con esa cara de morbosidad, él sabía lo que hacía-Vas a tratar de respirar por la nariz ya que tu boca es de mi verga.

Agarro mi cabeza y la puso justo donde su glande era tocado por la punta de mi lengua y labios. –Respira ahora-Ordeno Luis.

Fue metiendo su verga lentamente hasta que debía hacer una fuerte presión para meterla, yo sentía unas arcadas enormes y bañaba su verga de gran cantidad de babas. Luego de unos pocos segundos me levanto y dejo que respirara.

-Respira y recuerda ahuecar la garganta, lo voy a hacer lentamente hasta que te logres tragar mi verga completa.

Volví a sentir las arcadas y me sentía desesperado pero Luis despertó una parte sumisa en mí. Este mismo procedimiento lo repetimos un montón de veces y ya yo no podía ver, era enorme la cantidad de babas en mi boca y que salía por mi nariz además de lo aguado que tenía mis ojos.

-Viste como te entra toda hasta el fondo, solo necesitabas practica-Me dijo riendo Luis mientras me daba cachetadas.

Era una locura ya que me manejaba a su antojo llegando a clavármela entera hasta presionarme por detrás del cuello haciéndome desfallecer.

Los objetivos habían sido logrado y con algo de dificultad podía comérmela toda aunque menos mal que casi no había almorzado pero lastima por la cerveza que me tome.

La cara de José era de un gozo ilimitado, hacia que chupara mis babas excedentes y luego me hacia tragarme de nuevo todo ese pedazo de carne.

Cansado de la misma posición, coloco mi cabeza al borde de la cama y siguiente a eso, metió su verga completa y aunque había aprendido un poco sobre las mamadas en esta posición no me valió de nada.

La verga de Luis salía y entraba de mi boca como si fuera un culo, era una sensación desesperante y aunque les suene raro de cierta forma me gustaba.

No sé cuánto tiempo estuvimos así pero cuando Luis estaba cerca aumento sus culeadas, asfixiándome con ese gran pedazo de carne.

Yo no sabía que hacer porque estaba en una posición incómoda con las manos bajo mi espalda dejándome en total disposición de él.

Cuando comenzó como un loco a coger mi boca, sentí que iba a morir. Metió su verga completa y casi diría que hasta las bolas y se quedo unos segundos eternos hasta el fondo de mi garganta hasta que sentí dentro de mi desesperación como su verga vibraba y mis arcadas no le valieron ya que estaba echando toda su leche dentro de mí una y otra vez.

Sentía como cada contracción llenaba mi boca de aquel líquido viscoso y con un sabor no del todo agradable pero lo tragué.

Yo estaba en total oscuridad ya que mis babas no me dejaban ver y cuando sentía que salía dentro de mi fue el cielo. Tosí una y otra vez, buscando el aire del que me privó mi macho.

 El se echó al lado mío y quedamos recuperándonos hasta quedarnos dormidos.

Cuando desperté estaba arropado y sin las esposas, el aire acondicionado estaba prendido y el cuarto seguía con su olor a sexo. Sentía mi cara con las babas secas pero estaba demasiado cansado para preocuparme por eso.

Me quede en la oscuridad del cuarto, reflexionado sobre mis antiguas relaciones y esto que había pasado hoy. No les puedo negar que me sentía arrepentido de todo lo vivido.

Cuando José apareció por la puerta, me sorprendió ya que estaba perdido en mis pensamientos. Se tumbo al lado mío y no nos dijimos nada, solo nos abrazamos bajo el edredón y nos dimos un beso para terminar viendo hacia el techo.

Lo que paso ese día, fue inolvidable. Marcó un antes y después, nunca me había considerado homosexual pero la amistad con Luis se profundizó y terminamos juntos. Ahora vivimos juntos, todavía tengo rollos con el asunto de que soy maricon pero intento ser feliz.

Haciendo una recapitulación en mi vida, siempre ignore ciertas cosas que ahora acepto y me hacen más feliz independientemente de mi problema con la eyaculación precoz.

Todavía sufro un poco con el tamaño de su verga ya que soy estrecho pero una vez que me acostumbro, todo marcha bien. Ninguna relación había sido ni la mitad de placentera que lo que he vivido con él.

Soy un macho que ama a su macho y no hay mayor placer que sentirlo dentro de mí.

FIN

Este relato nació de la curiosidad de cómo sería ser precoz y tener sexo anal. Si estoy equivocado en algo pido disculpas, me deje llevar ya que este fue uno de esos relatos salido de mi imaginación en un domingo y que escribí hace años no convencido de publicarlo pero que ahora pude recuperar.

Son 40 páginas en Word que escribí de corrido y cuando lo volví a leer años después luego de una perdida total de la información en mi computadora pude recuperarlo de un olvidado respaldo en la nube y  corregí para que puedan disfrutarlo.

Noté que podía tener errores sobre lo que sucede realmente con la eyaculación precoz, cualquier acotación será bien recibida y me disculpo de antemano de nuevo.

Recuerden queridos lectores, estaré publicando cada mes, algunas veces habrán extras. Espero que esta lectura sea de su agrado y ya no quede leche en esas bolas. Amén.

En mi perfil esta la guía de lectura, la iré actualizando y espero que les ayude porque sé que hice un desmadre con los títulos en las sagas.

Valoren y comenten los relatos, sus apreciaciones cuantitativas y cualitativas son importantes para mí. Por favor.

Besos negros para todos.