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Sumisión en la cárcel

en Gays

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Mi pulso se había acelerado desde el momento que vi el recinto. Las esposas en mis manos habían sido una tortura en el camino, ahora era una pequeña molestia comparado a lo que sentía en el estomago y ese sudor frio que casi logra hacerme perder el control.

-Debo ser fuerte- Me dije a mí mismo.

 

El palpitar constante en mi pecho y la falta de percepción como si no creyera esta realidad. El protocolo no me afecta en nada solo era un cuerpo dispuesto a hacer lo que me dijeran, muchos de los que iban en el autobús sabían que desde ahora había que estar atento a todo, era una ley de vida o muerte pero yo estaba un poco ajeno, simplemente no estaba.

 

Caminando uno tras de otro, recibiendo las ordenes para entrar en las celdas más de uno había echado a llorar.

 

-Huele a carne fresca-Gritaba un moreno con la cara cortada y con pinta de adicto a la cocaína.

-Que ricas las perras nuevas.

-Prepárense a mamar guevo- Soltó un joven cerca de donde pasábamos los nuevos reclusos.

La primera impresión al llegar a mi celda fue la de un hueco oscuro de no más de 2x3 metros, pintada de gris para disimular la suciedad del lugar, función que no cumplía. Una litera con colchones delgados, una poceta casi marrón, unos cajones en la pared que hacían las veces de closet, lo que quedaba de un lavamanos y un sujeto de 45 años, bastante fornido y con barba de varios días acostado en la parte de abajo de la litera.

-Te presento a chiquitín-Dijo el guardia sonriente mientras me hacía entrar a mi nuevo hogar.

Entre a la celda y en aquel momento no sabía qué hacer, si sentarme o no, quedando entre la litera y la pared paralizado.

-Bienvenido a mi… nuestra humilde jaula-Dijo Chiquitín mientras sonreía y alzaba mi mano para estrecharla.

-Me llamo Diego pana-Dije con simpatía-Se ve cómodo todo ¿no?.

-¡Ja! Acostúmbrate panita que los hoteles 5 estrellas se han ido a la mierda.

Más allá del ambiente de estar en una cárcel, el trascurso del día fue bastante tenso. Mi compañero, una persona típica considerando las etiquetas que cada quien crea y la gran parte que pone la sociedad se comportaba excelente.

Todo es una incógnita, las caras, los grupos, las manos en los bolsillos y hasta la comida. Mis instintos se habían activado- no daré un paso en falso-pensé.

La comida había sido lo más insípido que había probado en mi vida pero era lo que había y así me hizo saber mi nuevo compañero quien me presento a varios amigos, aunque dos señores en especifico fueron de más relevancia que los otros, uno mayor llamado abuelo y Pacho, 71 y 40 años respectivamente. Con ellos estuve hablando bastante rato.

-Cuando llegue el momento joven, no te resistas o si no te ira peor- Dijo el mayor viéndome fijamente a los ojos, como un abuelo hablando con su nieto. Sentí miedo.

Solo me quedo asentir mientras una sensación en el estomago me descontrolaba un poco la mente.

En la tarde, nos llamaron a las ducha.

-Mantente atento y trata de no alejarte de mí-Dijo Chiquitín-Como sabrás lo que dicen en la calle no es casi nada diferente a lo que pasa.

Ya en las duchas, me sorprendí cuando ninguna de ellas tenía puerta aunque pensándolo más tarde era estúpido creer lo contrario. Iba pasando de una en una junto a Chiquitín hasta llegar a las elegida por él, que no estaban muy lejos de la puerta y por consiguiente a la vista de dos guardias que hacían las veces de vigilar.

Confiar en un recién conocido es una locura pero es que una vez que estas adentro todo cambian, hasta las miradas cambian.

El ruido del agua y de la camarería se hacía sentir en el lugar que estaba lleno. Trataba de no ver mucho a nadie o por lo menos disimular que era el nuevo aunque de seguro todos se habían dado cuenta. El color, olor y la cara de inadaptado era un gran problema y yo lo sabía.

Cuando entre a la ducha y agarré el jabón, la piel blanca y los músculos de mi cuerpo no pasaron desapercibido, casi se me cae el jabón de los nervios que trataba de disimular y bueno eso me puso un poco más torpe.

Desde que había entrado al baño había sido uno de los centro de las miradas y de verdad que desafortunado era aquello, al segundo de abrir la llave vi como se dirigía hacia mí un carajo como de 30 años a mi ducha. Como sabrán no sabía que hacer, quería correr pero no podía mover un musculo.

Chiquitin previendo la situación entro a mi cubículo y rápidamente se lanzo desnudo a comerme a la boca cosa que instantáneamente me provoco asco y rechazo, pero como pudo me inmovilizo contra una pared evitando que los mirones se alertaran y luego de unos minutos siguieran a lo suyo, en busca de su presa.

Estuve un rato bajo el agua fría esperando que mi nuevo amigo terminara de hacer conmigo lo que quisiera.

El agua fría recorría nuestros cuerpos totalmente pegados y algo entre los dos crecía y no era amor era el guevo de chiquitin que poco a poco había alcanzado proporciones que nunca había visto. Yo sentía el tacto de su verga e intentaba desatarme pero todo era en vano.

Pareció una eternidad, hasta que chiquitín me jalo y juntos fuimos hacia unos bancos de cementos un poco más adentro del lugar para colocarnos la ropa el relajado y yo desconcertado, algo molesto hecho mierda y rojo como un tomate.

Como un zombie salí de la ducha con mi compañero camino a unos bancos y pude notar los diferentes cuerpos porque por pena no podía mirar a la cara, habían flacos, normales, negros que parecían camiones y que de un solo coñazo me mandarían a la luna, reí internamente por mi ocurrencia para no caer en el piso muerto de la ansiedad.

Cuando estaba colocándome la ropa miro hacia al lado derecho llamado por unos gemidos ahogados, pude ver como dos hombres tenían sexo a vista de todos. Uno de los señores con los que había venido en el autobús estaba gimiendo con las piernas abiertas y las manos en el piso y el sujeto que se había acercado a mi ducha agarrándolo por la cintura metiéndole una y otra vez una verga negra de mediano tamaño mientras los bañaba el agua, otro sujeto bastante flaco esperaba su turno haciéndose la paja como loco.

Los guardias ignoraban todas esas situaciones. Yo automáticamente voltee la vista y termine de ponerme la ropa mirando hacia abajo. Chiquitín había notado mi reacción y solo vi una pequeña sonrisa en su cara.

Ya en la habitación, todo seguía siendo tormenta dentro de mí si bien mi rostro era inexpresivo aunque no relajado, acostado en la litera y con la mirada perdida preguntándome que sería de mi vida en esta mierda llamada cárcel. Pensé en mi pasado, en mi novia María pero un pensamiento recurrente venia a mí y era lo que había visto hoy.

-Oye David, lo que paso en el baño no volverá a pasar si no quieres no se repetirá aunque es algo normal-Chiquitín me había sacado de mis pensamientos.

No me quedo más que escuchar

 -Muchos tienen parejas para pasar el tiempo mejor, los carajos que estaban en el baño ahora son pareja, desde hace dos años sus esposas no han venido tu entenderás el por qué, casi todos en la cárcel han pasado por eso ellos aprovecharon la carne fresca y dispuesta-Decía mi compañero con total normalidad- Una vez que comprendes que faltan años por salir empiezas a pensar distinto y aceptar cosas que antes no aceptabas. No te conozco pero debo ser claro contigo, prepárate física y mentalmente porque aunque tienes pinta de machito tu eres muy bonito para estar aquí… te propongo que seamos pareja y te cuido un poco de tanto loco que ya estarán tras de ti.

Me estremecí y mis pensamientos se volvieron una tormenta, era ilógico que confíe en alguien que apenas había conocido. Sentí arrechera, en ese momento si hubiese tenido un cuchillo hubiese cortado su yugular pero sin embargo no le respondí y el no me forzó a responder.

Al apagarse la luz en la noche, entre los susurros y ronquidos, pequeños focos de luz de cigarros, y la respiración de mi compañero que se hacia una paja y el ruido de su verga subir y bajar a altas horas de la noche hacían de banda sonora cosa que aunque en aquel momento no aceptaba me gustaba, no pude aguantar más y me dormí.

Me desperté de golpe sin saber donde estaba, mis manos estaban aguantadas y mi boca tapada por una mano.

-Bienvenido al infierno-susurraron en mi oído.

Me empujaron y caí de la litera casi de golpe. Intente huir pero no había espacio-Maldita sea, maldita sea-pensé. Un puñetazo en el estomago me hizo perder un poco la percepción y segundos después ya me tenían de rodillas esperando mi destino, el que todo nuevo sufre.

Observe a Chiquitín como permanecía en silencio en la cama. Asintió como dándome a entender algo que no comprendí por el estado en el que estaba.

-Diablo me ha mandado a darte la bienvenida. Abre la boca-Dijo el chamo que yacía frente a mí, con la verga afuera y morcillona.

Vi a pocos centímetros como ese pedazo de carne corta entre blanca, rojiza y hedionda esperaba por mí. -Si lo hago seré la perra de todos-pensé erróneamente.

-No lo haré maldito-Dije contundentemente, sentía tanta rabia y miedo a la vez que quería matar a todo quien me jodiera la paciencia.

Recibí una patada en toda la barriga, y no me quedo mas de otra que sufrir del dolor en el piso.

-Hazlo-Repitieron los visitantes pero no obtuvieron respuesta.

El sujeto que estaba detrás de mi me agarro por el pelo y cuello, me puso de nuevo de rodilla, aguantándome la cabeza mientras el otro intentaba abrirme la boca con las manos cosa que no quise hacer. La verga era restregada por mis labios y mis dientes.-Coño de la madre-pensé.

-Abre la boca maldito-grito el excitado hombre muerto de la risa.

Así estuvieron un rato pero yo no cooperaba. El sujeto delante de David empezó a hacerse la paja delante de la cara embadurnándome toda la cara de líquidos y de los olores de una verga pequeña que no había sido lavada desde hace varios días. De vez en cuando una arcada venia a mi por sentir esa verga dentro de un cachete pero seguía resistiéndome. En ese momento me arrepentí de los motivos por los que estoy actualmente en la cárcel.

A los 5 minutos entre risas, uno de ellos echo su leche caliente y espesa entre mis labios y dientes mientras seguía atrapado de rodilla, sin ceder ni unos milímetros de mis dientes cerrados a su verga. No me salvé de saborear su sabor que casi hace que me vaya en vómitos.

Con mis manos seguía tratando de alejarme pero el que tenía detrás era mucho más fuerte que yo pero entre tanto empujar sentí algo duro y frio en la espalda de mi maldito violador. Segundo después tenía en mis manos una pistola. Sorpresivamente pude levantarme y apunte el arma en toda la frente de quien todavía saboreaba su semen en mi boca mientras me alejaba de los dos.

–Hazlo-Se escucho en la celda.

Unas lágrimas de impotencia estaban en mis ojos los dientes me rechinaban. -Tengo el maldito control-les dije.

-Te reto mariquita-dijo el carajo que estaba aguantándome hace un momento.

-No me dispares pana-Dijo el sujeto que estaba a mi frente asustado.

Se oyó un clic y con ellos carcajadas de los dos que habían ido a joderme la vida. El arma estaba vacía.

Un puñetazo cruzo el aire y quede en el suelo casi desmayado no tanto del golpe sino de lo emocional del momento.

- Diablo te espera en su celda el jueves sin falta y esta vez no jugaremos-Dijo el de atrás quitándome el arma de las manos.

Chiquitín me ayudo a levantarme. Esa noche dormí en la parte de abajo de la litera entre los brazos de mi compañero, entre deseos de venganzas y arrepentimiento dormí hasta el otro día.

En la mañana Chiquitín me despertó, el sabor del semen permanecía en mi boca. Sentí la dureza de mi compañero entre mis nalgas y sus brazos rodeándome como un niño a su peluche y aunque mis pensamientos volaron para mal, no aceptaría lo que me propuso. Me levante y sin decir algo me pase a la parte de arriba de la litera. Chiquitín puso mala cara. Esa mañana fue silenciosa y en cámara lenta.

Más tarde cuando nos entregaban la comida uno de los sujetos que había visitado la cerda anoche apareció detrás de mí cuando estaba buscando la bandeja con la comida, restregó su paquete en mi culo y después se vio a sí mismo en el suelo cuando de un puñetazo y una patada repentina lo tumbé. Yo había sido prudente todo este tiempo pero ahora sería lo contrario, para ese entonces quería venganza.

Aparecieron un grupo de hombres que me rodearon para matarme y todo el pabellón se puso tenso pero los guardias enseguida tomaron el control y se calmo el panorama.

En la tarde, mi compañero no pudo aguantarse lo que llevaba adentro.

-David-Pronuncio el maduro aunque no obtuvo respuesta. Se levanto y me vio perdido con una cara de pocos amigos. -En este sitio hay poco espacio para personas como tu-dijo alterado-lo que hiciste anoche fue una puta locura, tú no sabes con quien te estás metiendo. Ya todos saben lo que paso anoche y nadie te tocará porque el jueves vas al matadero- Soltó Chiquitín como un secreto que ha sido callado.

-David, el goza con personas como tú. Te lo dije y no me has hecho caso. Casi todos los nuevos que vinieron contigo se han entregado y ya están en paz, esto no te conviene -Siguió diciendo Chiquitín-El le gusta los que se resisten, lo que no quieren ser dominados y termina abriéndole el culo a la fuerza para quebrar lo que son.

-Pues que vengan, no le tengo miedo a la muerte entonces-Exclame como quien ya está preparado para la guerra. Que mal estaba en ese entonces.

Continuará...

Hola, gracias por leerme. Un placer que hayas llegado hasta el final, recuerda valorar el relato y comentarlo no sabes lo mucho que me alegran.

Este es el primero de tres relatos que espero que les gusten. Yo se que el primero es liviano pero ya verán que los próximos serán algo más fuertes y profundos.