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Siempre Tú III

en Lésbicos

Está bien, lo que tú digas... Mi amor. Le susurré al oído, ella sonrió y beso mi mejilla.

Al entrar comenzamos a bailar. Toda y cada una de las canciones que sonaban, bailamos toda la noche. Para mí fue muy divertido. Me gustaba estar con Clara, más de lo que pensaba. Recordé las palabras de Bárbara y supuse que tenía razón. Debía intentarlo con Clara, hacía tiempo que no tenía una relación seria y estable con nadie. Y Clara es la mejor candidata y nos gustamos, además ¿que podía salir mal?

Ya, me rindo. Tú ganas, no puedo más. Decía Clara mientras me jalaba de la pista de baile hasta un sillón. Ambas estábamos muy sudadas.

Yo sólo reía. Necesito agua. Dije jadeando.

Vamos a la cocina. Como pudimos nos abrimos paso entre la gente hasta llegar. Al llegar había una pareja besándose muy apasionados les faltaba poco para tener sexo ahí mismo. Yo solo reí y Clara se puso algo roja. Tomamos agua y de repente alguien moja a la pareja y los saca de su pequeña fantasía.

Lo siento, pero si quieren hacer sus cosas váyanse a un hotel, les decía una chica. A quien no reconocí al principio.

¡Ay ya!, Andrea no seas aguafiestas. Dijo Clara. En ese momento la recordé.

Veo que estas muy feliz. Le dijo. ¿Qué te traes? Continuó mientras me lanzaba una mirada asesina.

Pues tengo motivos para estarlo. Andrea te presento a Gabriela Montenegro, mi novia.

Mucho gus... no termine de hablar porque alguien nos interrumpió. Era Carlos.

¿Tú qué? Preguntó un poco alterado.

Carlos, ¿qué haces aquí?

Estaba esperándote Clara, pero ya veo que no me necesitas. Ahora estas muy bien, ¿no?

Oye, bájale un poco a tu tono. Le sugerí.

Tú, cállate. No estoy hablando contigo.

¿Disculpa? Dije desafiante.

¿Acaso no escuchaste o tengo que repetírtelo? CA-LLA-TE. La verdad es que yo no soy una persona violenta; pero la actitud de este tipo si que me molestaba. No sé quien se creía y sinceramente no sé como era posible que una mujer como Clara tratara a alguien como él. Tampoco me importaba que fuera hombre, no le tenía miedo y si tenía algún problema conmigo, ahora era el momento de resolverlo. Cuando me disponía a acercarme a él Clara me detuvo.

No, Gabriela por favor. Discúlpalo, detente.

Y tu Carlos, vete. ¿Qué te pasa? Espero que esta sea la última vez que me hablas de esa manera.

Ella no te merece y lo sabes. Decía él mientras se alejaba.

¿Estás bien? Me preguntó.

 Si y ¿tú?

También.

 Eso estuvo un poco intenso. Comentó Andrea.

¿Te quieres ir? Preguntó Clara.

Yo hago lo que tú quieras, recuerda que tú me invitaste. Contesté y ella esbozó una pequeña sonrisa.

Yo creo que mejor nos vamos. Ya estoy algo cansada.

¿Estás segura? Insistí.

 Si, vámonos.

Esta bien, lo que tu digas.

Adiós amiga. Decía mientras se acercaba a Andrea y besaba su mejilla. Gracias por todo, disfrute mucho la fiesta.

Adiós, cuidate.

Chao, Andrea. Que estés bien, un placer.

Adiós. Me respondió secamente.

Es oficial, tu amiga me odia. Le dije a Clara a medida que íbamos saliendo de la casa. Ella rió

Eso no es cierto, solo dale algo de tiempo.

Si, claro como tu digas. Íbamos tomadas de las manos al salir.

Oye...

Dime.

Gracias por hacerme la persona más feliz del planeta.

¿Y eso por qué? Pregunté extrañada. Nos encontrábamos cerca del auto. Ella tenía una gran sonrisa plasmada en su rostro.

Por atreverte a avanzar conmigo, siéndote sincera ya no sabía que otra cosa hacer para llamar tu atención. Me estaba desesperando un poco.

Eso no es algo por lo que debes agradecer, aunque si quieres darle las gracias a alguien sería a Bárbara. Al escuchar su nombre, su sonrisa se apagó un poco. Ella me aconsejo que lo intentara contigo. Sé que me deje besar por otra, pero al verte bailar con Carlos no me pareció que yo no te interesaba.

¿Acaso me estas culpando por dejarte besar? Preguntó en tono de burla. Yo reí.

 No, no es eso. Es sólo que... Tú me gustas mucho, en serio. Pero también se la fama que tengo. Y la verdad no esperaba que una mujer cómo tú, sabiendo lo que dicen de mí, se fijara en alguien como yo aun cuando eso le puede causar ciertos problemas. Sólo espero de verdad que esto funcione. Y mejor entramos al auto porque hace frío y debo llevarte a tu casa. Ella rió.

¿Y cómo se supone que es una mujer como yo?

¿De todo lo que te dije eso fue lo único a lo que le prestaste atención?

¿Y bien? Respondió con otra pregunta.

Bueno así como eres tú... Inteligente, amable, bondadosa, independiente, respetuosa de los demás, amante de su familia, cuidadosa de los detalles, algo malcriada y también orgullosa... Ella sonreía al escuchar mis palabras... Continuo?

Por favor.

Sensible, sencilla pero sexy y muy celosa. Con unas pecas que me encantaron cuando las vi por primera vez. Soltó una carcajada. Con unos ojazos hermosos y tu cuerpo ufff! Ni hablar. Eres el paquete completo, belleza e inteligencia. Estaba riendo. Encendí el auto.

Gracias. Me gusta ese concepto. Por cierto.

Dime.

Si escuché todo lo que dijiste y hubo una parte que me fascinó.

¿En serio? ¿Cuál? Se acercó a mi oído y susurró.

Esa donde decías que te gusto mucho. Yo Sonreí y creo que hasta me sonroje. Tomó mi quijada, giró mi cabeza hacia ella de tal manera que mis labios quedaran cerca de los suyos y me besó. La bocina de un auto nos hizo regresar a la realidad. Ambas reímos. Nuestras frentes estaban juntas.

Lo siento. Grité mientras arrancaba. ¿Ves lo que ocasionas? Dije bromeando.

¿Yo por qué? Preguntó sorprendida.

Porque me susurras cosas y luego me besas. Ella rió.

Prometo no volverlo a hacer. Decía mientras levantaba su mano derecha.

Bueno tampoco hay que ser tan drásticas. La miré y ella rió.

¡Que sinvergüenza eres! Yo reí.

¿Por que? Nunca dije estar en desacuerdo. Ambas reíamos. Durante el recorrido ninguna dijo nada. Ella se limitó a tomar mi mano y yo las coloque encima de mi pierna.

Listo, ya llegamos. Solté su mano y me baje del auto. Ella también bajó. Me acerqué para acompañarla a la puerta.

Bueno señorita, la traje a su casa sana y salva, yo me despido. Le di un beso rápido.

Calma ¿Por que tanta prisa? Se acercó lentamente a mí y volvió a besarme. Esta vez lo hizo sin prisa y suavemente.

Es que... ella continuaba besándome, yo tomé su cintura y correspondí a su beso. Ya es tarde... y... mañana... tengo... no me dejó terminar.

Quédate conmigo esta noche. Dijo sin parar de besarme. La abracé y la acerque más a mí.

¿De verdad? ¿Crees que sea buena idea?

Solo asintió.

Pero no creó que quieras quedarte aquí afuera ¿Cierto? Ella rió y nos separamos.

Tienes razón, lo siento. Busco en su cartera las llaves y entramos a la casa.

¿Quieres algo de tomar? ¿Vino? ¿Agua?

El vino sería perfecto, gracias.

Voy por él. Ponte cómoda.

Está bien. Empecé a recorrer la casa y detallaba cada foto que veía.

Ten. Me interrumpió, acercando la copa de vino hacía mi.

Gracias.

Siempre a tu orden. Dijo en tono pícaro. Yo reí.

Tienes una casa muy bonita.

Es un regalo de mi padre.

Que bien. Salud por eso. Dije bromeando. Ella río. Tomo mi mano y me dirigió al sofá.

 ¿Estás bien? Te noto ¿Nerviosa? Preguntó dudando.

Sólo un poco la verdad.

¿Que? ¿En serio?

No te burles.

Y yo que pensaba que nada te ponía nerviosa.

Es que tener a una mujer tan hermosa como tu tan cerca de mi... Dije bromeando. Ella sonrió y yo coloqué la copa en la mesa. Su celular vibró. Ella sólo lo miro y volvió a guardarlo.

¿Todo bien? Pregunté

Si, cosas de trabajo. Voy por más vino. Se levantó del sofá y acto seguido la tome de la mano y la jale hacia mí. Quedó sentada de lado encima de mí.

Espera. Dije y la besé. Colocó sus manos alrededor de mi cuello y correspondió a mi beso.