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Siempre Tú VII

en Lésbicos

Al instante en que me abrió la puerta, entré. Tenía una sensación extraña en mi cuerpo, todo en mi cabeza era confuso.

¿Qué pasa? ¿Por qué estas así? Preguntaba Bárbara.

Yo caminaba de un lado a otro de forma frenética. Ya Clara no me ama, me dejó y ni siquiera estoy segura del por qué, o sea me vió con Susana, acostadas en mi cama, desnudas. Pero no estoy segura de que sucedió en realidad-le respondí balbuceando-tienes que ayudarme-me acerqué a ella y la tomé por los brazos- ella sólo me miró-estás mal, dijo. Te sientes bien, mírame, ¿Por qué tienes las pupilas dilatadas?

No lo se, a lo mejor es la droga. Tienes que ayudarme Bárbara por favor.

Ok, primero ¿De que droga me estás hablando? segundo ¿Quién carajos es Susana? Y tercero ¿Cómo es eso de que Clara ya no te ama?

¿Nunca te he hablado de Susana? Pregunté extrañda.

Claramente no lo has hecho, sino no te preguntara, ¿No crees?

La conocí un día, en una fiesta a la que fui con Clara, estuvimos hablando un rato, ella me beso y eso fue todo. Luego me la encontré un par de veces por ahí, en el club, la calle. A Clara nunca le agradó. Y yo ponía distancia por ella.

Ok. Estoy entendiendo. ¿Y que fue lo que pasó? ¿Te acostaste con ella?

No, estoy segura de que eso no pasó. Es solo que…

¿Qué? ¿Qué?

No recuerdo nada Bárbara, estábamos desnudas en mi cama y Clara llegó, nos vio y ahora a mí no me quiere ver ni en pintura. No sé que hacer, tengo que encontrar la manera de averiguar que pasó.

A ver, tienes que calmarte. Mientras no estés tranquila no podrás pensar con claridad.

Bárbara, si yo llegó a perderla por culpa de este mal entendido… No terminé la frase y rompí en llanto, caí al suelo. Bárbara sólo me abrazo. Me sentía fatal, tenía un dolor en mi pecho, un nudo en mi garganta que de un momento a otro se volvieron insoportables, quería gritar, quería correr detrás de Clara y llevarmela lejos para explicarle, a pesar, de que en el fondo ni yo misma sabía que había pasado en realidad con Susana. Bárbara tenía razón tengo que calmarme para poder buscarle una solución a todo esto. No pude dormir esa noche, solamente esperé a que amaneciera y me fui, ni siquiera me despedí de Bárbara, estaba extraña. Supongo que colmada de sus propios problemas, como para venir yo y atosigarla con los mios. En fin, algo se me tiene que ocurrir.

Pasaron los días, que se convirtieron en semanas y luego en meses. Lo intenté todo y quizás no fue sufiente, Clara simplemente no quería nada, no respondía mis mensajes, ni mis llamadas, hasta se mudó. Dejó de frecuentar todos nuestros lugares. Caí en un estado que ni se como describir, me sentía tan mal. Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas, ¿no? O eso es lo que dicen e hice mi último intento. Decidí arriesgarme a buscar a Susana; ya había pasado un tiempo luego del incidente a estas alturas no debería importarle decirme la verdad. Conseguí su número telefónico y la llamé.

Hola, guapa.

¿Quién habla?

Auch, ¿Ya te olvidaste de mí?-dije fingiendo estar herida-

¿Gabriela?-preguntó extrañada-

Sabía que no pudiste olvidarme.

Vaya, creo que tu ego creció un poco. ¿Qué quieres?-preguntó a secas-

Verte-respondí con tono pícaro-.

¿Y cómo para que?

Para saber de ti o ¿No puedo? Si estás muy ocupada sólo dímelo, no pensé que te molestaría mi llamada.

No, no me molesta. Es sólo que me parece extraño, la última vez que nos vimos me dejaste muy en claro que no querías saber nada de mí.

Sí, lo se. Y creo que debería ofrecerte una disculpa por la manera en la que te trate. ¿Me aceptarías una invitación?

¿A dónde?

Sí quieres podemos cenar y conversar un rato. ¿Te parece?

¿Cuándo?

Cuando tu quieras.

¿Puedes hoy?

Sí, claro que sí. Te voy a enviar la dirección de donde me estoy quedando, a mi departamento le están haciendo uns reparaciones y me estoy quedando en un hotel. Algo que era mentira, sólo que ella no lo sabía.

¡Vaya!-dijo sorprendida- ¿Es un mensaje subliminal?

¿Mensaje subliminal?-Pregunté fingiendo no entender-

No te preocupes, mandame la dirección y allí estaré. ¿A las nueve te parece?

Perfecto, nos vemos a esa hora. Que estés bien.

Igual tú. Hasta la noche-respondió y colgó- En ese instante un sensación extraña recorrió mi cuerpo. Me pasé la tarde imaginando muchas cosas, como lograría que me dijera la verdad, daba vueltas, caminaba de aquí a allá. Algo se me tendrá que ocurrir. En fin, llegó la noche y con ella mi incertidumbre. Llegué al hotel media hora antes que ella, pedí una mesa y un botella de vino. No paraba de mirar el reloj, cada segundo, cada minuto se me hacían eternos. Alcé la mirada y la vi entrando, debo admitir que estaba realmente hermosa.

¡Vaya! Que linda se ve está noche, Srita. Gutierrez- dije en tono bromista, mientras me levantaba de la silla y me acercaba a ella para saludarla-

Ella rió-Gracias, ¿Está es mi silla?- estiró su mano hacía la silla

Sí, por favor. Adelante, toma asiento. Ambas nos sentamos.

¿Vino?

Por favor-dijo y yo le serví-

¿Y cómo has estado? Pregunté para romper el hielo.

Muy bien, gracias. Mi trabajo me ha mantenido muy ocupada, en la empresa nos ha ido muy bien.

Que bueno, me alegro. Te propongo un brindis por eso. ¡Salud!-ella acercó su copa y brindamos-. ¿Quieres ordenar ahorita o quieres esperar?

La verdad, quisiera ordenar, estoy hambrienta.

Yo reí- no se diga más- levanté mi mano y un mesero nos trajo la carta-cada una pidió su plato.

Te puedo confesar algo-dijo-

Por supuesto. ¿Qué será?

Me pareció extraño que me llamaras. Dime la verdad, ¿Por qué lo hiciste?

¿La verdad? ¿Crees poder soportarla?-yo sabía para que estaba ahí, tenía que acostarme con ella, pero no estaba segura de si ella aceptaría. Así que le respondí con la mayor serenidad que pude tener en ese momento.

Quiero hacer el amor contigo-dije para que “sonara bonito”-

¿Qué?-preguntó sorprendida-. Yo sólo le dediqué una sonrisa, mientras tomaba un sorvo de vino. En ese momento llegó el mesero con la comida.

Gracias- le dije mientras colocaba los platos en la mesa-.

Buen provecho- le dije a Susana-. Para mi asombró, luego de mi respuesta, no dijo nada. Sólo se limitó a comer. Me resultó gracioso, creo que hasta se puso nerviosa. Yo le dedicaba una que otra sonrisa de forma pícara y ella esquibaba la mirada, no entendía su comportamiento, ella siempre fue algo arriesgada y su actitud a estas alturas me parecía extraña. Pero en fin, si la quería en la cama tenía que seguir.

Hicimos una pausa. Antes de que ella pudiera hablar, me adelanté; debía bajar un poco la tensión, ya sabía mis intensiones y eso bastaba. Ella decidiría.

¿Y bien? ¿Cómo van los proyectos de la constructora? ¿Tú eres ingeniera civil, no?-al escuchar mis últimas palabras, hizo un gesto, como de estar extrañada, porque yo supiera que es ingeniera.

Sí, así es. ¿Cómo lo sabes?

Yo lo sé todo de ti, Susana Gutierrez.- ella soltó una carcajada-.

Eso sonó un poco raro. Pero es lindo saber que por lo menos sabes a lo que me dedico-. Sus palabras me descolocaron un poco, en el fondo no quería hacerle daño y creo que, quizás en otra vida pudieramos ser amigas y tal vez algo más. Pero ahora eso ya no importa, debía mantenerme enfocada.

Para que veas, tú no eres la única que sabe cosas.-dije bromeando mientras le sonreía-.Continuamos comiendo y al terminar seguimos hablando, ella me habló de sus proyectos en el trabajo y por momentos me parecía muy sexy, verla tan segura de si misma, usando un vocabulario técnico, conocedora de lo que hablaba, me hizo desearla.

Bueno, brindemos por eso, otra vez-. Ella rió, acercamos nuestras copas y brindamos.-

Gracias por la cena-dijo-. Hacía tiempo que no me despejaba un poco y la pasaba tan bien.

Eso es bueno, recuerda que no todo es trabajo, que te lo digo yo.

Sí, tienes razón. ¿Entonces subimos a tu habitación o vamos a mi departamento?-preguntó sin más retardos-

A dónde prefieras.

Subamos-exigió-

Está bien, sigueme.

Ella se limitó a tomar mi brazo, tomamos el ascensor y llegamos al pasillo. Está demás decir lo que sucedió una vez adentro de la habitación. Pude sentir como Susana se entregaba con cada caricia y yo solo le “hacía el amor” por compromiso, rabia y dolor. Quería saber la verdad, necesitaba oírla de ella de una vez por todas, saber que me hizo. Yo la apretaba y la mordía sin compasión, fui agresiva y por la manera en que su cuerpo respondía, ella lo disfrutaba, no le importaba mi falta de delicadeza.

Tres años después...

CLARA

Había pasado tanto tiempo, tres años en realidad, para mi parecían una eternidad. Y su recuerdo seguía tan vivo para mí. A pesar de todo este tiempo no conseguía olvidarla. A pesar de que estaba casada con Carlos. Esa mañana fue diferente. Mi primer pensamiento fue para ella. Me levanté diciendo su nombre. Tuve un sueño, un sueño que se convirtió en pesadilla.

Estábamos juntas. Habíamos formado una hermosa familia. Íbamos a un viaje, felices. Cuando de repente anocheció y todo era fuego, llegamos a un hospital y me dieron la triste noticia de que ella había muerto, los niños estaban bien; pero ella... Ella no lo logró. Una lágrima se me escapó. Esa mañana me pareció tan triste.

Alguien tocó la puerta.

Buenas. Hola Sra. Clara. Aquí le manda mi mamá una correspondencia, ella dice que al parecer se confundieron y la colocaron en nuestro buzón. Era Patricia, la hija de unos vecinos, era una niña realmente encantadora y muy inteligente. A pesar de que compartimos muy poco, nos llevábamos muy bien. Cuando Carlos y yo nos mudamos, su familia estaba saliendo del país por las vacaciones y asuntos personales. Estuvieron fuera un par de años.

Muchas gracias señorita, Patricia, le dije bromeando y ella se sonrió.

¿Puedo venir mas tarde a jugar? Preguntó. Es que ahora iré con mi mami al mercado y no puedo quedarme.

Está bien, pequeña aquí te espero. Tomé los sobres y empecé a mirarlos, la mayoría era de publicidad y cuentas vencidas, hasta que llegué a uno que me pareció extraño. No tenía remitente. Para Clara decía por fuera el sobre, lo rompí y al hacerlo lo primero que salió fue un mini cassette, lo miré extrañada, tenia fecha del 17 de Agosto de 2015; recordé que en ese tiempo ya me encontraba alejada de... Se formó un nudo en mi garganta antes de poder pronunciar su nombre. Alejada de Gabriela. Recordé mi pesadilla y pensé que esto era una mala jugada del destino. Por un monto momento la posibilidad de que estuviera, hice una pausa... ¿Muerta? Pensé. No, no puede ser.

Saqué la hoja que estaba adentro y comencé a leer.

No sabía como empezar esto. Soy Bárbara, te escribo para decirte que ya no aguanto más, ya no aguanto a la persona en la que se convirtió Gabriela, se ha vuelto, literalmente, una hija de perra. Tampoco te escribo para que vuelvas. Te escribo para que, si te decides, te tomes aunque sea cinco minutos de tu tiempo y la llames, para aclarar todo ese mal entendido que las separo; y que de alguna forma u otra, terminó llevándose a mi mejor amiga. A través de esta carta y la cinta que vino con ella quiero hacerte saber la verdad de lo que en realidad pasó entre Gabriela y Susana.

Gabriela quería entregártela personalmente, pero cuando se enteró de tu boda con Carlos y que además se irían del país, todas sus esperanzas murieron. Ella cree que destruí la cinta, pero como puedes ver no fue así.

Solo espero que esto responda a todas tus preguntas.

PD: Se que el principio te resultará difícil de escuchar. Y por eso te ruego, que por el amor que algún día sentiste por Gabriela, escuches. Se lo debes, te lo debes a ti misma.

Al terminar de leer pude sentir como me traslada al pasado, a esa época en la que fui tan feliz, algunas lágrimas se dibujaron en mi rostro. Y entonces recordé ese día, el día en el que le dije que ya no la amaba. Ni yo misma creí en esas palabras, de hecho, incluso en ese momento, mi amor por ella era más fuerte que nunca. Pero nunca se lo hice saber, en cambio la alejé de mi vida. La alejé con todo el dolor de mi alma.

Busqué en una caja, una grabadora algo vieja, que me permitiría escuchar lo que sea que estuviese grabado en esa cinta.

La coloque y reproduje, el principio se escuchaba entrecortado y no entendía nada,  minutos después comencé a escuchar lo que parecían dos personas besándose. ¿Que clase de broma es ésta? Pensé. Una de ellas se detuvo y escuché: