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Una combinación perfecta Cap. IV

en Lésbicos

CAPITULO 4

…Colgó la llamada, empezó a quitarse la ropa del día anterior que aún llevaba puesta y encontró esa sofisticada tarjeta Fernanda Santiago Polanco, registró el número en su celular y guardo la tarjeta en su cartera, tal vez la llamaría, en algún momento lo haría…

…Esa misma mañana, Fernanda y Brenda amanecieron abrazadas la una a la otra, igual que como cuando estaban comprometidas, cuando despertaron se dieron un baño entro caricias y besos, Brenda se fue a su departamento para ir a trabajar por la tarde, mientras Fernanda se vistió con un atuendo deportivo y salió con dirección al gimnasio de siempre, se estacionó y cuando entro la saludó Sam, el dueño del lugar.

-        ¡hola Fer!, ¿ya volviste a tu jobbie?

-        Jajajaja para nada Sam, ya lo ves, gajes del oficio. –le guiñó un ojo y camino hacia la caminadora para empezar su rutina para ese día.

10 minutos de estiramientos en brazos, piernas, cuello, muñecas y tobillos, colocó sus audífonos con la música a todo lo que daban y empezó con la caminadora, media hora después de estar trotando y con un poco de sudor bajando de su frente se detuvo para pasar a lo siguiente, trabajar en la máquina de remo por 20 minutos, antes de empezar se quitó su camiseta quedando únicamente con un pants y su bra deportivo, atrayendo varias miradas acosadoras de las y los deportistas junto a ella, había mostrado por primera vez en ese lugar su lindo abdomen, no tan marcado como el de su ex prometida pero si muy bien trabajado y un poco de su girasol tatuado, además de que había olvidado por completo las marcas que Brenda dejó en ella, pero ya estaba hecho, no podía correr a ponerse la camiseta nuevamente, sólo le sonrió a un chico que no le quitaba los ojos de encima y continuó en lo suyo, pasado el tiempo marcado se detuvo, bebió un poco de solución energizante y se levantó para ir a trabajar sus tonificadas piernas, su cabello ya le estorbaba y se lo recogió en un moño dejando al descubierto un beso tatuado en la parte posterior de su cuello, se sentó colocando el nivel adecuado y empezó a abrir y cerrar sus piernas, cerró los ojos y así los mantuvo durante su esfuerzo que duraría otros 20 minutos pero tuvo que abrirlos al sentir una mirada en ella.

-        …….. –vio los labios de Sam moverse y se quitó los audífonos para poder escucharlo mientras seguía trabajando.

-        Perdón Sam, tenía la música al full –le dijo sonriendo.

-        Jajajaja no te preocupes, sólo moví los labios para llamar tu atención, ¿estás bien?

-        Claro, ¿porque no lo estaría?

-        No lo sé, normalmente tu trabajo te traía por aquí sólo en las tardes y rara vez, traes moretones, arañones y esas puntadas, solo hay dos opciones. –levanto sus dos dedos de la mano izquierda.

-        ¿ah sí?, dímelas y te saco de la duda –contesto divertida.

-        Bueno, la primera es que pienso que volviste a las peleas y no estas compartiendo tus ganancias conmigo, tu entrenador favorito –Fer negó con la cabeza-, ok, entonces es la segunda, ¿te gusta el sexo rudo? –pregunto algo fuerte haciendo que una de las coach que a veces acosaba a Fer la viera con cara de antojo, mientras Fer soltaba una carcajada.

-        ¡no seas imbécil! –le arrojo su toalla mientras subía un nivel más a la máquina- no es la opción 1 ni mucho menos la 2, solamente te diré que fue haciendo mi trabajo, es todo, y lo de venir temprano, pues mi jefe me dio unos días libres mientras mejoro mi estilo de vida.

-        ¿y de cuántos días libres estamos hablando?

-        No lo sé, créeme que si por mi fuera yo ya estuviera trabajando nuevamente, sabes que tengo que terminar de pagar mi casa, ¿por qué el interés?

-        Tengo una vacante, se fue un coach y los que están no pueden cubrir su área sin descuidar a sus clientes.

-        Lo siento, ese trabajo ya no es mío.

-        ¿Regresaste con Brenda?, si mal no recuerdo me dejaste por seguirla.

-        No…, estoy demasiado ocupada en mi profesión, pero si encuentro a alguien lo mando contigo, ¿está bien?

-        Ok nena, gracias, te dejo seguir –y le lanzó su toalla de regreso.

Volvió a colocarse sus audífonos y siguió 5 minutos más, nuevamente tomó de su bebida y caminó hasta las barras donde había varias chicas y chicos, tomo las barras y empezó 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9…, 58, 59, 60. El sudor ya corría por su espalda y por en medio de sus senos, y entonces llegó a su parte favorita, el área donde estaban los costales, se sentó un momento para sacar de su maleta sus guantes, quitó sus tenis y sus calcetas, guardó sus audífonos y cerró con mucha paciencia su mochila, empezó con lo más sencillo para ir subiendo poco a poco, jab izquierdo-derecho y patada circular derecha, jab derecho-izquierdo y patada circular izquierda, estuvo así unos 5 minutos y alterno jab izquierdo-codo derecho y rodilla derecha, jab derecho-codo izquierdo y rodilla izquierda, duro otros 5 minutos más y empezó a subir el nivel ya no lanzaba puños, sólo los usaba de protección mientras empezaba a lanzar patadas frontales, circulares, laterales, patadas hacía atrás y el pobre costal resistía, cuando ella se dio cuenta ya tenía uno que otro novato observándola, miró su reloj y ya llevaba 25 minutos ahí, se detuvo, limpió el sudor de su cara, terminó su bebida, se quitó sus guantes y guardó todo en su maleta, cuando se enderezó vio a Sam sonreírle desde la puerta, caminó hacia el mientras se despedía con la cabeza de sus nuevos fans y se despidió con un suave golpe de puños, mientras caminaba hacia las escaleras lo escuchó gritar.

-        ¡aún podemos hacer dinero extra juntos!

-        ¡ya no lo hago, pero lo pensaré, adiós Sam!

-        ¡tienes mi número, cuídate!

Caminó hacia su camioneta, quito la alarma y lanzó su maleta hacia adentro, se subió y activo los seguros, borró el cronómetro de su reloj deportivo y cambió a la hora, ya era casi medio día y no había revisado su teléfono, lo buscó en la guantera y desbloqueo la pantalla y tenía varias llamadas de Carla, de Michael y de Katherine, decidió marcarle a su jefe para informarse.

-        Dr. Saldaña, Buenos días.

-        Hola Mich, soy Fer, tengo algunas llamadas perdidas y quería saber que sucede en mi ausencia.

-        ¡qué bueno que llamas al fin!, ¿sabes que debes pulsar el botón verde cuando suene verdad? –pregunto haciendo alusión a que ella nunca contestaba.

-        Deja de ser tan chistosito y dime en que puedo ayudarte –contestó haciéndose la molesta.

-        Está bien, ¿qué hiciste hace dos días?

-        ¿hace dos días?, fue el día que me desmaye ¿cierto?

-        Si

-        Ammm…

-        No intentes mentirme que ya hablé con Brenda y se deshizo en disculpas

-        No sé de qué hablas Mich, déjame recordar, Brenda y yo fuimos al supermercado y después…

-        ¿sabes qué?, te quiero en este mismo instante en mi oficina, tienes 10 minutos para llegar y si no estás aquí en ese tiempo ¡date por despedida escuchaste! –y colgó la llamada.

Fernanda bajo la mirada a su atuendo y pensó “qué más da, más furioso no puede estar”, arrancó su camioneta y condujo a la clínica, se estacionó rechinando las llantas de su camioneta haciendo que algunos paramédicos y pacientes voltearan a ver, ya llevaba 8 minutos desde esa llamada, pensó por un momento por qué puerta entrar, si entraba por el área de consultorios seguramente varios pacientes la reconocerían y tal vez llegaría a tiempo a la oficina de su jefe, si entraba por el área de urgencias seguramente el guardia pensaría que estaba loca, Roxanne la vería, las enfermeras que tanto la respetaban la verían y llegaría aunque sea patinándose a la oficina, bajo de la camioneta con el celular y las llaves en mano, puso la alarma y emprendió la carrera. Tal como lo había previsto, el guardia le impidió el paso haciéndola parar en seco, la estaba viendo prácticamente semi desnuda y veía algo extrañado su tatuaje que se asomaba por arriba de su pantalón, la volvió a ver y se hizo a un lado para que siguiera su carrera.

-        ¡hola Roxanne, soy yo! –grito aun corriendo ante la mirada atónita de la jefa de enfermeras en urgencias.

-        ¡hola doctora! –respondió una Roxanne incrédula por que la Doctora Fernanda Santiago Polanco mantuviera un cuerpo de esa magnitud, porque en lugar de un pómulo morado trajera dos, por los arañones en los brazos y la cara, por los chupetones marcados desde el cuello hasta su seno y por los tatuajes que tenía.

Fernanda corrió y vio la puerta abierta, entró de golpe con unas gotitas de sudor en la frente.

-        ¡llegué, no puedes despedirme! –su entrada hizo saltar a Michael y a Katherine que veían la computadora- perdón, es la carrera que corrí.

-        Siéntate, ¿Por qué vienes así? –preguntó un poco molesta Katherine.

-        Lo siento, Mich me dijo que tenía 10 minutos para llegar, y estaba saliendo del gimnasio, ninguno de mis pacientes me vio, lo juro –dijo Fer levantando la palma derecha.

-        Su vestimenta nos importa muy poco, doctora –habló molesto Michael.

-        Ok, entonces dígame para que me llamó doctor –habló seria Fernanda.

-        Siéntate Fer y deja las formalidades, sabes que estamos en confianza –le indicó Kathe-, y tú también Mich, deja de hablarle así –le advirtió a su esposo, una vez sentados los tres empezó a preguntar- bien Fer, necesitamos que seas sincera para que podamos ayudarnos mutuamente, ¿Por qué traes esas otras marcas?, digo, no tomemos en cuenta tu cuello y tus… pechos.

-        Tuve un pequeño altercado con la novia de Brenda, unas cuantas cachetadas, nadamas.

-        ¿nadamas? –pregunto Michael mientras le daba la vuelta al monitor de su computadora y activaba la reproducción.

-        ¡mierda! –murmuro Fer al ver un video del fuerte intercambio de golpes.

-        ¡parecen dos bestias, en especial tu, mira cómo la golpeaste! –le habló fuerte Mich mientras Kathe le tomaba la mano para calmarlo- el video llego ayer a mi correo, mucho después de que te vi en el funeral.

-        Entiendo tu molestia Mich, pero esto fue totalmente ajeno a mi trabajo, no veo el por qué tanto alboroto, no era necesario hacerme venir así a la clínica.

-        Fer –intervino Kathe-, no sabemos la fuente del video, sabes que no podemos tener personal con una reputación cuestionable, si la chica presenta cargos contra ti… vamos a tener que suspenderte mientras arregles ese asunto, sólo te estamos advirtiendo así que por lo mientras consigue un abogado, sólo por si acaso, como amigos que somos sabes que no nos importaría, pero nuestra fuente de trabajo es primero.

-        Si, está bien, les agradezco que me pusieran en advertencia, lo siento Mich, yo no inicié la riña…

-        Lo sé, Brenda me explicó, -contesto el hombre- pero independientemente de eso, me preocupas, no sé por qué lo haces, si tanto la quieres regresen y listo.

-        Lo he pensado Mich –resbalo una lágrima por la mejilla de Fer-, pero cada vez la siento más lejana, únicamente hay buena química en la cama, ayer… pensé iniciar algo con alguien más… y según lo que hablamos ella también…

-        Entonces suerte… ánimo Fer, todo mejorara –se levantó a darle un abrazo.

-        ¿Cuándo puedo volver al trabajo?

-        En cuanto sanen esos moretones, y… cubre bien esas marcas, no hagas tan notoria esa química –habló burlonamente Kathe.

-        Jajajaja está bien, la próxima semana regreso, me voy que necesito un baño.

Se despidió del par de doctores y emprendió su caminata de regreso por el mismo camino por el que entró, al pasar se detuvo en el lugar de Roxanne.

-        Hola Roxanne, paso a despedirme correctamente, tenía un asunto urgente con el director –sonrió Fer.

-        Si doctora, lo noté, pero ¿todo está bien? –preguntó la enfermera sin apartar la vista del girasol.

-        Si Rox, -respondió Fer un tanto apenada por la manera en que la veía- bueno me tengo que ir.

-        Amm… si está bien, que se mejore pronto –se acercó a ella y se despidió de un beso en la mejilla-, saludos a Brenda.

-        Gracias, yo le digo.

Camino hacia su camioneta y condujo nuevamente al súper mercado, tenía que alimentarse un poco más sano si quería regresar pronto a su trabajo, y así trascurrió su día y su semana, entre cocinar, ver televisión, limpiar y reacomodar su casa, algunos mensajes de texto con Brenda y dormir profundamente todo lo que podía.

Mientras tanto Brenda se concentraba en sus negocios, mantener las vinaterías al corriente, y el club a reventar todos los días, pensaba en el juego que tuvo con su Fer y analizaba profundamente, tal vez si era cierto que debían iniciar algo más con alguien, las dos lo querían, las dos lo necesitaban, y por un momento cruzó Becki por su cabeza, tal vez estaba bien darle una oportunidad más o buscarla ella misma, entre ellas siempre hubo una buena química aunque no tan buena como la que tenía con Fer, pero no había gran diferencia de edades que era lo que sus amistades remarcaban tanto, aunque la distancia sería mayor y ese fue el problema principal con Fer, pero que más daba intentar nuevamente, tal vez las cosas serían diferentes, y así se le paso la semana, platicando constantemente con René, que era contemporánea suya, René decía que no estaba de acuerdo, que solo se dañarían más.

-        Estas mal Brenda, si son la una para la otra, ¿para qué alejarla más?

-        Pero René, tú me dijiste que había mucha diferencia de edad entre nosotras, tu predijiste que íbamos a fracasar…

-        Se lo que dije, pero me equivoque, sólo les hace falta coordinarse más, hablarse más, he visto como riega la baba cada que te ve, y te he visto a ti como te molestas cada que alguien la ve como tú la ves a ella, no seas tonta

-        Pues… si Becki quiere otra oportunidad se la daré y si no la buscaré yo, total ella fue mi primera novia y tal vez el destino quiso que nos encontráramos nuevamente, ya no puedo perder nada.

-        Si puedes Brenda, puedes perder a Fer para siempre, sabes que no le faltarán pretendientes.

-        Ella ya pensó lo mismo que yo…

Y bien, esa semana había sido un caos para las gemelas, Daniela le pidió ayuda a su “amiga” Andrea para buscar una casa en el extremo de la ciudad, no se sabe si fue por coincidencia o fue el destino que termino consiguiendo un lugar en el mismo complejo donde vivía Fernanda, sin embargo, la doctora nunca se percató de la nueva vecina que se acomodaba al final de su calle porque básicamente se la pasó encerrada en su casa. Mientras tanto Rebeca había pensado en regresar a su antigua ciudad, no podía dejar a su hermana tanto tiempo sola sin que se tirara a llorar o simplemente dejara que el tiempo pasara sin probar un solo bocado, además de que la locura la había invadido, se fue a meter a una estética donde cortó su larga melena castaña, dejándola corta a los lados y atrás y dejando únicamente unos 12-15 centímetros de largo en la parte de arriba, al puro estilo de Scarlett Johansson en el 2015, lo tiño de un tono malva y un día después estaba ante el estado presentando su oficial renuncia y retiro de labores públicas; por esto mismo Rebeca estaba dispuesta a solicitar su cambio a sus superiores, pero no sabía si Verónica su mujer desde hace 2 años, parte también de la milicia, aunque de más bajo rango y de menor edad que ella, iba a estar a gusto estando tan lejos, pero lo intentaría y con unos meses más de tiempo traería a su mujer a vivir con ella y tal vez ahora sí la convencería de traer un bebé al mundo.

Pues bien, había llegado ya el esperado día para Fernanda, ese día retomaría sus labores en la clínica, ya tenía su agenda llena desde las 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde, hora en la que entraba su última consulta, se levantó a las 6:30 de la mañana, y empezó nuevamente su rutina, ducha fría, arreglarse el cabello y maquillarse los todavía presentes moretones en los pómulos, una camisa de manga larga por las leves marcas que aún tenía, eligió un pantalón gris ajustado a su cuerpo, sus tacones negros y su blazer negro también, tomó su jugo, comió algunas frutas picadas, tomó su maletín, sus llaves, su celular y a las 8 en punto salió a montarse en su camioneta, en ese momento se percató que la casa del final de la calle ya estaba siendo habitada, tal vez por alguna familia adinerada, pues la camioneta BMW y el Mercedes ahí estacionados no podían pertenecer a nadie más que a un empresario trabajador y una sumisa ama de casa llena de lujos, sonrió para sus adentros por pensar esas cosas y subió a su camioneta, encendió su música, subió al máximo el volumen para hacer retumbar el complejo con “Rattle” y comenzó su travesía por el tráfico para llegar temprano a su trabajo, tal como le gustaba, estacionó su camioneta y apago el escándalo que traía, abrió su maletín, saco sus anteojos y su bata que venía en el asiento trasero.

-        Buenos días a todos –saludo en la sala de espera al entrar-, ¡buenos días Carlita!, cómo va todo por aquí.

-        Buenos días doctora, le hizo muy bien el descanso por lo que veo, todo bien aquí, ya están sus primeros dos pacientes, usted me dice en que momento los hago pasar.

-        ¡Perfecto! –miró su reloj 8:39 am- paso rápido a saludar a los jefes y haces entrar al primer paciente en 10 minutos por favor.

-        Entendido doctora.

Fernanda camino por el pasillo hasta la oficina de Michael, entró y lo vio abrazando a su linda esposa Kathe.

-        Mmm mmm, -se aclaró la garganta- buenos días a los dos, sólo vine a saludar, hoy retomo mis actividades.

-        Buenos días –respondieron ambos- está perfecto, ya le decía yo a Mich que urgía tu regreso.

-        Si Fer, el último día que viniste tuvimos que reprogramar a la señora Velazco, eso te iba a comentar cuando te llamaron a urgencias.

-        Ok, dime ¿cirugía de que íbamos a realizar?

-        Pues según su expediente sólo hay que eliminar una pequeña hernia en el abdomen, nada complicado, pero ella no quiso que nadie más la operara, está programada para mañana a las 10, así que necesito que descanses bien.

-        Perfecto, gracias por avisar, me retiro a mi consulta, nos vemos Kathe.

A las 9 en punto empezó su trabajo, tardaba exactamente 40 minutos con cada paciente, entre revisiones, actualizar el expediente, realizar nuevas recetas, fue despidiendo a cada paciente que tenía programado y en los espacios libres que tenía aprovechaba para picar algo de comida, estaba recogiendo sus cosas para salir cuando la interrumpió Carla.

-        Perdón doctora, han remitido a una paciente del área de urgencias.

-        ¿para ahorita?, porque no la atendieron ahí, aquí sólo es consulta programada –dijo Fernanda con un poco de desgano.

-        Me comunico el jefe de emergencias que sólo necesita que le retiren unas puntadas en una ceja, y que ahí están algo ocupados.

-        Está bien, no te preocupes, hazla pasar –mientras tanto, Fernanda fue en búsqueda de su material, se colocaba los guantes cuando escucho.

-        Adelante señorita Martínez, en un momento retiraran sus puntos.

-        Gracias –respondió una voz conocida pero no logro recordar.

-        Buenas tardes Señorita Martínez, -y se quedaron heladas viéndose mutuamente, Tania pensando en que tan pequeño era el mundo que había terminado en manos de la amante de su ex y Fernanda pensando en qué demonios le había pasado en el rostro pues ella no la dejo así. - ¡Tania!, que… sorpresa…

-        Lo mismo digo doctora, sabe, mejor me retiro.

-        No espera, es mi trabajo, no haré nada más que mi trabajo, ¿está bien?

-        Está bien –dijo Tania, pensando en qué le diría a su madre que esperaba afuera si volvía a salir con los puntos puestos.

-        Bien, toma asiento aquí por favor, tal vez duela un poquito, pero será rápido ¿ok?

-        Si, gracias.

Fernanda tomó unas tijeras estériles y empezó a cortar los extremos de las puntadas.

-        Amm, ¿te gustaría decirme cómo te hiciste esto? –preguntó Fer mientras empezaba a aflojar los puntos para no rasgar el tejido.

-        No, no me gustaría.

-        Entiendo, te ofrezco una sincera disculpa si yo lo ocasione.

-        Jajajaja, claro que no, ¿no te dijo Brenda lo que paso en el estacionamiento?

-        No, no me dijo nada, de echo yo me fui después de eso –mintió un poco para ver que lograba sacar.

-        Ya lo creo, entonces tu noviecita no te platico que me partió la cara.

-        A ver Tania, no es mi noviecita en primer lugar, y en segundo lugar no creo que ella lo haya hecho, no sería capaz de golpear a una mujer y menos a ti.

-        Sí que lo es, tan capaz es que ella golpeo a la chica del periódico…

-        ¿chica del periódico? –interrumpió la doctora.

-        Si, ¿recuerdas que en una portada salió una chica bañada en sangre que había sido golpeada antes de llegar a su casa?

-        Ajam, ya recuerdo –cómo no recordar, si ella la había atendido y había llegado realmente mal.

-        Pues esa chica cometió el error de coquetearme delante de Brenda y yo la cagué un poco al corresponderle el coqueteo, después apareció golpeada, y unas noches después Brenda misma me lo confesó, diciéndome que mientras estuviéramos juntas nadie me faltaría al respeto y me amenazó diciendo que a ella no le vería la cara de estúpida.

-        Dios… no puedo creerlo, ¿pero porque te golpeo?, no entiendo –empezó a jalar los puntos de la ceja de la chica.

-        Me golpeo porque “le puse encima mis asquerosas manos al amor de su vida”, terminamos y dijo que no quería volver a verme en su vida. –repitió las palabras que Brenda le dijo la noche de la pelea, era cierto, Brenda la golpeó, era un total abuso, Tania era una niña prácticamente.

-        Perdóname, pero yo no quise ocasionar esto…

-        Está bien, yo sabía que nunca dejo de amarte y aun así me arriesgue al amor… por lo menos ahora sé que no existe –dijo con una risa mientras escurría una lagrima que Fernanda rápidamente limpió, si había algo que no soportaba era ver a una mujer llorando.

-        No Tania, esto es pasajero, ¿Cuántos años tienes?

-        23, pensé que lo sabías.

-        Wow, no … no lo sabía, y… tu conocerás el verdadero amor, eres demasiado joven para cerrarte.

-        ¿tú crees?

-        Podría jurarlo Tania –dijo Fernanda terminando de sacar el último punto y limpiando con una gasa los pequeños hoyitos- listo, estas como nueva.

-        Bien, te agradezco todo –Tania se levantó y vio interrumpida su salida al escuchar la voz de Fernanda.

-        Sé que no podremos ser amigas, pero me gustaría que me llamaras para lo que necesites –le extendió su tarjeta-, ahí también está mi dirección, cuídate mucho y no cierres tus puertas al amor.

-        Gracias, estaré alerta –dijo mientras salía y Carla se despedía de ella con una sonrisa algo coqueta.

Fernanda se quedó pensando en lo que Tania le había dicho, pero qué podía hacer ella, ¿en qué momento Brenda se había vuelto tan agresiva?, pensó en mandarle un mensaje para hablar con ella, pero era mejor idea llegar de sorpresa a su negocio, tal vez así vería que sucedía en realidad. Salió de su consultorio, se despidió de Carla de abrazo y beso y camino con sus cosas hasta su camioneta. Manejo tranquilamente hasta su casa, eran casi las 8 de la noche, así que se preparó una ensalada ligera y se fue a tomar un baño, se arregló un tanto juvenil para ir a Brenda´s Dolls, no quería desentonar con las veinteañeras que frecuentaban el lugar, decidió pedir un taxi pues no tenía muchos ánimos de manejar, cuando sonaron la bocina bajo con su celular en un bolsillo y dinero en el otro cerró su casa con llave y volteó a ver la iluminada casa del fondo, tal vez un día de esos tendría que tomarse la amabilidad de ir a saludar a la nueva familia, se montó en la parte trasera del taxi, saludó y le dio la dirección del lugar, en 20 minutos ya estaba en el lugar, le extendió un billete al taxista y empezó a caminar a la entrada, camino el pasillo que separaba los escalones de la verdadera entrada.

-        ¡hola Raquel! –saludó a la chica la entrada que estaba a un lado de Nicki- ¡hola guapa! –le palmeó el brazo a Nicki que respondió con una sonrisa.

-        ¡hola muñeca, pasa que la fiesta está en su punto! –le guiñó un ojo y le abrió la puerta para dejarla pasar.

Fernanda se sintió extraña al ver tantas luces color neón brillando en todo el espacio, muchas chicas se meneaban alocadamente mientras otras únicamente bebían en las mesas y charlaban alegremente, dirigió su mirada a la barra y ahí vio a su Brenda tomando y coqueteando con una chica de melena medio larga que estaba sentada en el primer banquillo “su lugar”, a su lado estaba otra chica de cabello corto con un flequillo peinado hacía atrás, si no tuviera esas curvas tan marcadas podría jurar que era un hombre, Silvia se agachó a hablarle al oído a Brenda y enseguida se levantó para empezar a caminar hacia ella que ya estaba a mitad del camino.

-        ¡hola chiquita! –la voz de Brenda sonaba a que ya estaba ebria.

-        ¡hola pequeña!, ¿todo bien?, creo que ya tomaste demasiado –contesto Fer en el oído de Brenda que ya la había tomado de la cintura y había empezado a moverse intentando bailar.

-        ¡no amor…, estoy muy bien!

-        ¡Brenda necesitamos hablar, vamos a que te dé un poco el aire! –y la jaló de la mano, al tiempo que intentaba ver el rostro de aquella chica que estaba emborrachando a Brenda, llegaron al área de fumadores y la sentó en un reservado que estaba libre- ya Brenda, toma un poco de aire que te necesito consciente para que me expliques algo.

-        Aja, ya está, estoy respirando –después de unos 15 minutos y unos cuantos cigarros fumados por Fernanda mientras Brenda iba a su baño por fin la vio regresar como si nada- ok, perdón por beber de esa manera, dime qué te hizo venir hasta aquí sin avisarme.

-        Brenda necesito que me expliques que paso en el estacionamiento con Tania –le dijo Fernanda de una manera seria.

-        ¿viniste a sacarme de mis negocios para preguntar por esa mocosa? –le grito Brenda a Fer.

-        ¡No te estoy sacando de tus negocios, estabas emborrachándote con una de tus “muñequitas” a la que seguramente iba a terminar cogiéndote en un baño, y si, vine porque esa mocosa no merecía que le tocaras un solo cabello si era para maltratarla! –le gritó Fernanda en respuesta, estaba nerviosa pues Brenda nunca que había hablado de esa manera.

-        ¿y qué? ¿ahora te vas a volver la defensora de mis putas? –le habló al oído mientras con una mano la tomaba suavemente del cuello y con la otra empujaba su cadera haciéndola caminar hacia atrás, la gente que estaba ahí ya se había dispersado pues eran escenas que algunos ya estaban acostumbrados a ver- ¿qué quieres que te diga?

-        Contrólate Brenda, me vas a hacer daño –dijo Fer con algo de temor al ver que estaban quedando solas y que Brenda se ponía un poco tensa- sólo quiero saber si es cierto que le hiciste daño.

-        Te lo voy a contar con una condición, esta noche te quiero tener en mi cama - Fer asintió sólo por dejar tranquila a Brenda- esa noche me molesté con esa niñita porque se atrevió a golpearte, intenté ponerla en su lugar y sabes que me molesta mucho que me griten, entonces le di una cachetada y por supuesto la insolente se defendió, entonces… se me pasó un poquito la mano, es todo.

-        Brenda estas mal, la herida que causaste necesitó puntos que yo tuve que retirar, es una niña apenas…

-        Jajajaja no es tan niña, te aseguro que si la vieras en la cama sabrías que es toda una zorra, sólo de recordarla estoy que me mojo –le dijo a Fer empezando a besarla bruscamente mientras intentaba meterle mano.

-        ¡detente Brenda, por favor, no estás en tu juicio! –le suplicaba Fer llena de pánico pues nunca conoció esa faceta de Brenda, era una total desconocida, ésta le estaba apretando los senos y las nalgas mientras le mordía los labios- ¡amor me estás haciendo daño, no quiero!

-        ¡esa era mi condición y la aceptaste, no te hagas la puritana muñeca! –se acercó más bruscamente y continuó con lo suyo mientras Fer lloraba y le suplicaba.

-        ¡déjala ya, no escuchaste que no quiere! –Fernanda sintió como le arrancaron de encima a Brenda y entre sus lágrimas alcanzó a ver a las mismas chicas que estaban en la barra, la de cabello largo se llevaba a la fuerza a Brenda y la de cabello corto se acercaba intentando tranquilizarla- ¡tranquila princesa, ya todo estará bien!

-        ¡gra… gracias! –intentaba limpiarse las lágrimas para intentar reconocer a su heroína, cuando por fin se detuvieron pudo ver el rostro- ¡doctora Cansino, Dios, perdón por el espectáculo, creo que se le pasaron las copas!

-        No te preocupes nena, gracias a Dios estábamos aquí, aún con las copas encima no es manera de tratar a una lindura como tú.

-        Gracias de todas formas, debo irme –se acomodó la ropa y empezó a caminar, de paso le dio un abrazo a la doctora y se detuvo, tenía que atravesar el lugar para poder salir.

Empezó a caminar por la pista mientras algunas miradas atónitas se dirigían a ella, volteó a la barra y vio a Silvia, a René y la chica de la melena discutiendo con Brenda que solo asentía y se limpiaba algunas lágrimas que escurrían por sus mejillas, volteó a verla y mantuvieron su mirada por algunos segundos, se levantó de su lugar e intentaba alcanzar a Fernanda que se abría paso entre la multitud, llegó al estacionamiento y se arrepintió profundamente el haber viajado en taxi, empezó a caminar calle abajo intentando alejarse de los gritos cuando sintió un tirón en su mano.

-        ¡espera Fernanda por favor!

-        ¡detente, no me hagas daño, por favor no te acerques más! –Brenda sintió que el alma se le iba, esos hermosos ojos color miel que un día la idolatraron hoy la veían con pánico, esas lágrimas que un día ocasiono por la felicidad hoy las estaba causando por miedo.

-        Jamás lo haría Fer, perdóname, te juro que iré a rehabilitación, no te vayas así, perdóname. –Brenda estaba ya de rodillas deteniendo las piernas de Fernanda que temblaba por el frío y por los sentimientos que en ese instante tenía, Silvia y René ya las habían alcanzado y las veían a unos metros de distancia.

-        Ya Brenda… ya lo hiciste, no quería creer lo que me dijo Tania, pero me lo acabas de confirmar, ya no sé quién eres… suéltame ya.

-        ¡no, no te voy a soltar, si dejo esas porquerías seré la misma de antes, lo prometo!

-        ¡no se en que estás metida, pero haz lo que tengas que hacer, ahora suéltame que tengo que irme! –para ese instante las chicas ya tomaban a Brenda de la cintura e intentaban alejarla de Fernanda

-        ¿me esperarás a que me rehabilite? –preguntó Brenda llorando mientras tomaba la mano de Fernanda.

-        Suéltame Brenda… yo ya te solté –Fernanda le dio un último pico en los labios a Brenda mientras limpiaba sus lágrimas con sus manos y se despidió de las impactadas chicas, se dio la vuelta y empezó a caminar, un Mercedes color Champagne se paró a un lado de la calle y Daniela bajó de él.

-        Te llevo a tu casa, no puedes irte así.

Fernanda no vio otra opción más que aceptar y con la ayuda de Daniela subió al lujoso auto que segundos después Brenda vio arrancar con su amada dentro…

*Hola a tod@s mis lectores, hasta aquí dejamos la historia por el momento, espero que les haya gustado la continuación, quiero agradecerles profundamente el leer lo que escribo, es una vía de escape a mi rutina, saludos cordiales a Sasia (ojalá te guste el rumbo que va tomando la historia, lleva un poquito de mi vida), y muchas felicitaciones a todos, que cierren este 2017 con lo mejor y que este 2018 sea un año muy próspero en todos los aspectos, mis mejores deseos para todos y que Diosito los colme de bendiciones, un beso y un abrazo, nos vemos el año que viene ;)