miprimita.com

Una combinación perfecta Cap. - XXI

en Lésbicos

CAPITULO 21                              

-        Acompáñame a firmar esos documentos y nos vamos a casa ¿ok? –beso su frente y camino hacia su escritorio para hacer unas cuantas llamadas, dejando a sus espaldas a una oficial pensativa, tal vez, después de todo su padre tenía razón y tenía la oportunidad perfecta de recuperar su vida...

El trayecto fue largo y silencioso, el más largo que pudiera haber vivido, las ideas llovían en su mente tan rápido como manejaba Daniela, el tráfico no podía ahogar el palpitar de su corazón, sentía que le faltaba el aire así que prendió el clima, observaba cómo Daniela hacía su cabello hacía atrás mientras pisaba el acelerador, respiro hondo rogándole al cielo que le borrara toda la memoria menos esa imagen de su amor, desabrochó su cinturón de seguridad y le regaló una sonrisa a la abogada mientras la tomaba de la mano.

-        Soy policía –soltó las palabras esperando distraer a su mujer.

-        Ya lo sabía –le sonrió de vuelta- sólo esperaba que tomaras una decisión para no arruinarte tu vida.

-        ¿cuándo?

-        Cuando te conocí, tus ojos son idénticos a los de tu padre, encantadores… las llamadas que recibías lo confirmaron, pero no quería dejarte ir, pensé que tomarías una decisión inteligente.

-        Espera… dijiste algo sobre quien se infiltrara…

-        Andrea… guarda silencio

-        No, necesito hablar contigo antes de que lleguemos allí.

-        Cállate –le repitió, mientras trataba de concentrarse en el “bip” que sonaba

-        Daniela…

-        Carajo Andrea, cállate y ayúdame a buscar ese teléfono… espera, creo que está debajo de tu asiento.

-        Toma –se lo entregó sin ver quien era la persona que llamaba.

-        Si dime –respondió, escucho atentamente al teléfono y cortó con un “el paquete ya está en camino”

-        ¿quién era?

-        Tu papá, nos esperan en su oficina… te diré algo, es la última vez que nos veremos de buena manera, tienes exactamente 2 minutos para decirme todo lo que quieras.

-        ¿qué, por qué Daniela?, ¡no puedes enviarme con él, fue decisión mía quedarme a tu lado! –replicó como una niña.

-        Mira Andy, tú sabes bien que lo nuestro es algo lindo, no lo niego, siento que eres alguien a quien amo, pero no te puedo arrastrar conmigo, aún tienes mucho futuro por delante y seguramente conocerás a un buen chico que te de lo que mereces –tomo la mano de su novia y la apretó, uno de esos apretoncitos que intentan reconfortar el alma.

-        Dani, eres mi amor, por favor no lo hagas –su ritmo cardiaco se alteró aun más cuando sintió el auto hacer alto total y el motor apagarse- todo es una trampa Dan, una vez que me dejes irán contra ti, si es que si te prometió algo no lo cumplirá, por favor no tomes esta decisión…

-        Vamos Andy, tenemos que ir a ver a tu padre –quito los seguros del auto y se bajó para rodear el auto y tomarla de la mano, sus planes no eran dejarla, sus planes eran retarlo, a ella no le gustaban las amenazas y menos si iban contra su niña- no te voy a dejar, ni siquiera pensé en hacerlo, pero tú y yo debemos arreglar muchos asuntos en la casa.

La llevo de la mano y con una cara de molestia que no podía pasar inadvertida, aunque delante de los demás empleados tuvo que guardar la compostura, algunos reconocían a la oficial, algunos otros reconocían a la abogada, caminaron con la mirada fija en aquella puerta que debían cruzar, una con temor y la otra con ansiedad, pues no sabía si podría si quiera salir de aquel lugar con las manos libres.

Abrió la puerta con la mano derecha, la izquierda la llevaba entrelazada con la derecha de Andrea, la mirada de su padre se fijó en la actitud altiva de su no tan apreciada nuera, Andrea cruzó mirada con él y llego a ella una corazonada no tan buena.

-        Estos son los expedientes que debe firmar –empujo varios juegos de hojas sobre el escritorio- si me permite señorita –se dirigió a Andrea- necesito hablar a solas con la Abogada.

-        Es descortés que le hables así a tu hija –le dijo mientras leía las hojas- además ella viene conmigo, así que si quieres hablar algo puedes decirlo delante de ella.

-        Vámonos de aquí –le susurro a Dani- no firmes nada y vámonos ya.

-        Está bien, por lo visto ya sabes toda la verdad sobre la agente –respondió levantándose- la investigación sobre el accidente de tu familia fue solo un pretexto, necesito que te entregues por las buenas, aprovecha la oportunidad y veré que los cargos en tu contra no sean tan… severos, hija tu trabajo termina aquí –se dirigió a Andrea- puedes irte.

-        Papá yo ya no trabajo más aquí, y si no hay nada que deba firmar mi novia, nos marchamos –apretó la mano de la abogada y la jaló hacia la puerta.

-        Tenemos suficientes pruebas para detenerla, ahora mismo si así lo deciden, te sugiero que sueltes a mi hija y firmes tu declaración, ya leíste los cargos…

-        ¿qué si no firma? –interrumpió Andrea

-        Te vas detenida también…

-        De todas formas… la estas inculpando –Daniela levantó las hojas- no puedes meterla en esto, no por cosas que no hizo, es más, no te firmaré nada –intentó caminar hacia afuera mientras el policía la jalo del brazo- no tienes las pruebas suficientes, de otra manera no me estarías dando a firmar basura, aléjate de mí y de mi mujer.

Salieron de la misma forma en la que entraron, una vez camino a casa Daniela iba ideando la manera de librarse de todos los cargos que había leído, eran muchos años de cárcel, si es que lograban comprobárselos, si no, serían solo rumores que le ayudarían a ganar o perder más peso en su trabajo, de cualquier forma, no resultaba bueno.

-        ¿dónde estás? –pregunto al teléfono cuando respondieron al otro lado- necesito que estés en la casa para cuando lleguemos –ordeno e inmediatamente colgó.

-        ¿a quién le marcaste?

-        A Gaby, tenemos algo que hablar las tres y lo sabes perfectamente.

-        Dani, lo que acaba de suceder con mi padre es algo sin cuidado, te diré todo lo que sé ok, simplemente no hay pruebas que te incriminen amor…

-        ¿Te acostaste con ella? –pregunto ignorando todo-, lo de tu papá me tiene sin cuidado, yo sé lo que he hecho y lo que no, se bien la información que tiene disponible y cual no, lo que quiero saber linda, es si te acostaste con Gabriela anoche.

-        No… -se quedó mirando al vacío, tal vez los sueños que había tenido no habían sido sueños- Dan, no recuerdo gran parte de lo que paso, pensé que había sido un sueño…

-        No me quieras hacer la estúpida, digo, es justo después de que te pusiera los cuernos con Fernanda, pero ¿en verdad lo hiciste en la casa, en mi cama?

-        Daniela, te juro que no me acuerdo de todo –le tomó la mano- en cuanto lleguemos podemos revisar las cámaras…

-        ¿qué cámaras? –su molestia no era tan grande como quería aparentar, hasta ese momento.

-        La delgada mujer soltó un largo suspiro antes de hablar- escucha, dentro de las pocas cosas que recuerdo, Gaby me propuso poner unas cámaras, bebimos mucho mientras jugamos, probamos unas pastillas, tengo muchas lagunas… -se agachó avergonzada y guardo silencio, pues vio que la abogada había pasado por todos los tonos de la gama del rojo…

-        ¿no piensas bajarte? –le pregunto en su oído, llevaba rato viéndola así, desde abajo y con la puerta abierta- vamos adentro –la tomó de la mano…

Brenda se preguntaba porque no podía sacar a la abogada de la mente de su doctora, ¿realmente la había rechazado?, o mejor dicho, le pidió un tiempo para “pensarlo”, se quedó pensando en todo lo que habían vivido juntas mientras revisaba las cuentas del lugar, se suponía que Fernanda lo haría pero después de su pequeña discusión durante la madrugada, la doctora decidió quedarse en casa, y ella debía supervisar el lugar que prácticamente estaba abandonado a pocos días de ser abierto.

-        ¿todo bien jefa?

-        Todo bien Raquel, el negocio no está resultando sabes

-        Es normal Brenda, es la primera semana, ha estado cerrado la mayor parte del tiempo, tranquila, vamos a darle publicidad y va a mejorar muy pronto…

-        ¿y si reabrimos el negocio?

-        ¿tuviste problemas con Fer?

-        No, sólo me pidió tiempo para pensar

-        ¿para pensar qué? –pregunto René

-        Le insinué que quería casarme con ella… y por ciertas cosas se armó un alboroto anoche.

-        ¿La rubia?

-        Esa misma, ayer fue el centro de la discusión, pero… antes de la rehabilitación Fer mencionó el matrimonio como una opción.

-        Tal vez deberías… no sé, dejarla un poco sola, que no se sienta como tu prioridad a pesar de todo lo que hace, ya no es una niña, ¿Qué necesita pensar?

-        ¿Y si en vez de ver claras las cosas sigue involucrándose con la abogaducha?

-        Ese ya no sería tu culpa Brenda, de cualquier forma, si quiere seguir viéndola buscará la manera de hacerlo…

-        Casada o no –finalizó Raquel.

Fernanda tenía claro que amaba a su contadora, pero también tenía muy claro que casarse en ese momento sería algo erróneo, no estaban pasando por el mejor momento, y el desliz o más bien los deslices que había tenido iban a salir a relucir cada que Brenda se molestara, pedir tiempo no era lo que quería decir realmente, sino que ella quería tiempo para superar juntas lo que habían vivido. La mañana se le pasó volando entre tanto pensar y pensar, cuando escuchó la puerta sonar.

-        ¡ya llegué Fer! –le aviso y camino a la cocina a buscar algo para comer.

-        Hola mi amor –la abrazo por la espada- se me paso el tiempo con tonterías…

-        ¿qué clase de tonterías? –se dio la vuelta- la tontería Cansino o que otra tontería podrías tener…

-        Brenda, no puedes tirarme en cara las cosas cada que estés molesta, esto no es para nada sano, necesitamos superarlo.

-        ¿tú ya lo superaste?, si es así no sé porque me pediste tiempo, cuando se ama no se necesita tiempo para pensar Fernanda.

-        Brenda, entiéndeme, ¿tú crees que fue fácil cambiar mi vida de repente?, ya no tomes en cuenta a Daniela, deje mi trabajo, deje mi pasatiempo, te tengo a ti, como lo queríamos, pero ni tu ni yo hemos superado nuestro estilo de vida, las dos necesitamos meditar las cosas, yo te amo, y casada o no mi amor es el mismo.

-        ¡qué bueno que tocas el tema del trabajo! –respondió sarcástica, realmente iba de malas- tu negocio está mal, necesitas tomar las riendas del asunto ya, tal vez hacer algo productivo te ayude a “superar” tu estilo de vida.

-        Oye Brenda ya, basta de reproches, yo nunca te he dicho nada sobre las mujeres de turno que tuviste, ni nada sobre tus… problemas por los que fuiste a rehabilitación.

-        Porque no tendrías ningún derecho, todo eso paso fuera de nuestra relación, mientras que tú te revolcabas con esa idiota, aun siendo mi pareja –la vio esperando que le refutara algo-, regreso en un rato.

-        Espérate, necesitamos hablar, no puedes seguir molesta conmigo ni yo molestándome porque estas molesta…

-        ¿y hablando vamos a arreglar las cosas?

-        Si… se supone que eso hacen las personas adultas…

-        ¿y qué pasaría si te digo que yo no quiero hablar más contigo?

-        Me dolería mucho, amor siento haberte traicionado de esa forma, por favor dame la oportunidad de arreglar las cosas, solo necesito que tú me ayudes

-        Fer, yo no puedo ayudarte más… estoy cansada, de los gastos, de los problemas, de la abogada… de ti, no puedo seguir más con esto…

-        Está bien -respondió mirándola a los ojos, ninguna de las dos tenía una sola lagrima en sus ojos, la relación ya estaba demasiado desgastada- ¿puedo darte un abrazo al menos?

Pensé que sería la última vez que nos veríamos, no fue la despedida que hubiéramos querido, y a pesar de no llorarla en su momento lo hice tiempo después y al parecer por acumulado, sin pensarlo y sin planearlo fue el último abrazo que nos dimos y tal vez el más sincero que nos hayamos dado, yo seguía conociendo de su vida y por supuesto, ella sabía de la mía.

Nuestras vidas prácticamente se detuvieron en esa etapa, le devolví sus regalos y me envió el anillo, con el paso de los días se sentía más su ausencia en mi vida, me hacía llamadas cuando estaba ebria, y evidentemente yo hacia lo mismo, en el mismo estado etílico, me llene de culpas, me odie hasta el cansancio… Un día dejo de sonar el teléfono y sus amigas que aún eran las mías me dieron la noticia…

Al parecer, aquella hermosa mujer, que gustaba única y exclusivamente de las mujeres, había encontrado un príncipe azul que la saco del hoyo donde se había metido, la curiosidad me mataba, quién demonios era el hombre que la había conquistado. Bueno, con el paso de los días me enteré que era el mismo “primo” lejano que la frecuentaba, me sentí morir cuando la vi tomada de la mano de ese idiota.

Ni sus amigas ni yo entendíamos a Brenda, pero como decían ellas, son sus decisiones, pero había algo que Raquel ocultaba y de eso me enteré tiempo después.

Daniela y Andrea se fueron de aquí luego de que Gabriela fue descubierta en un movimiento extraño contra Cansino y se fue de viaje, nunca nadie supo a dónde. Pero la pareja regreso después de un tiempo, y en ningún momento de su ausencia dejé de frecuentar a la abogada. Ella fue quien lleno los vacíos que dejo Brenda, ella fue la única que no me abandonó.

Rebeca y Verónica se mantuvieron al margen de las cosas, Vero era la única que me hablaba de vez en vez para saber de mí, ella me consiguió un trabajo estable y decente. Rebeca presentó su renuncia en cuanto tuvo indicios de quién era a quien buscaba, y en consecuencia Vero salió con ella.

Por momentos quería olvidarme de mi vida, olvidarla a ella, no habían pasado ni dos meses y ella ya se había olvidado de mí ¿era mucho pedir?

-        Buenos días Becka ¿a que se debe el honor de tu visita?

-        Buenos días hermana, bueno, mi visita se debe a que tú y yo tenemos cuentas pendientes, renuncie a mi trabajo y tú sigues metida en tus porquerías

-        A ver… primero que todo, yo no te pedí que renunciaras -le sonrió- aunque te lo agradezco, segundo, no son porquerías, es el mercado actual, y si eso me deja dinero entonces eso haré.

-        Arriesgue mi trabajo por ti, eres una idiota si crees que vas a salir bien de esto…

-        Tal vez no salga bien Becka, pero estoy mejor que otros, Andy está bien…

-        Fer esta bien… ¿crees que somos estúpidas para no ver que sigues estando con ella?

-        Ese es asunto de Andy y mío

-        ¿Andy sabe? -preguntó sorprendida

-        Andy… -respiro profundo- Andy tiene ideas demasiado arriesgadas, por así decirlo, ideas que a mi me gustan, y que algo tienen que ver con esa doctora y por supuesto, nada contigo

-        Destruiste esa relación Daniela ¿no te bastó con separarlas? -preguntó molesta

-        Yo no las separé, pregúntaselo a la primita de tu amiga, ella sabe perfectamente porque se rompieron las cosas, ahora si no tienes algo prudente que decirme vete con tu novia y déjame en paz.

Sembró la duda, tal como era su especialidad. Ella no tendría nada que encubrir, ella sabia que Brenda y su actual novio no eran nada, y sabía que ese tipo había tratado de conquistarla toda una vida, y la tomo en un momento de debilidad, Brenda accedió y ahora pretendía hacer creer a todos que era feliz, mucho más feliz que con Fernanda. Se sorprendió de lo fácil que era hacer hablar a una amiga de su enemiga, simplemente haciéndola creer que podría ayudar a solucionar las cosas.

-        Brenda las cosas se te están yendo de control -le habló su amiga mientras le acariciaba la cabeza a una alcoholizada contadora.

-        Las cosas se salieron de control desde que le di mi número telefónico a Jorge, Fer sólo ayudo un poco a que se acomodaran las cosas

-        Aún hay oportunidad de recuperarla, no creo que haya dejado de amarte

-        Mira René, lo nuestro ya no funcionaba desde hace tiempo, ella ya debe saber con quien estoy y nunca me lo va a perdonar, estará bien

-        ¿no te interesa estar bien tu?

-        Estaré mejor que con ella -cerro sus ojos

Su negocio se fue estaba yendo a la quiebra, ahora había una nueva socia, una de sus hermanas de Jorge, el famoso primo que no era su primo, así que la tenía casi 24/7 a su disposición.

-        Hola Fer -escuchó a la odontóloga- oye queremos invitarte a comer, hoy, mañana, no sé, el día que tú quieras…

-        Ah gracias, hoy no, tal vez mañana -contestó Fer con pocas ganas de salir.

-        Llevas días evitando salir, recuerda que por tu bien no debes dedicarte solo al trabajo

-        No tengo ganas de salir Vero…

-        Oye Becka cocina rico y tal vez tengamos visitas, deberías venir hoy, paso por ti ¿ok?

-        ¿es tu cuñada? -pregunto un poco animada

-        No señorita, puede ser alguien mejor que eso -escuchó a Becka- ponte guapa.

-        No me interesa conocer a nadie, gracias -colgó

Se tiro de nuevo al pie de su cama, las cervezas eran sus nuevas compañeras cuando tenía los días libres y cuando a la abogada no le apetecía su compañía. Se empezaba a hacer a la idea de estar sola, aunque la idea que le plantearon se le hacía un tanto interesante. Reviso nuevamente su celular leyendo el historial de mensajes, ya de nada servía llorar, se decidió por ir a donde solía pasar el tiempo con sus amigas de la preparatoria, tal vez ahí distraería su mente. Pasado un rato de estar sentada mirando al vacío recibió un mensaje de texto.

-        “¿Cómo estás?”

No respondió, sólo soltó una risa sarcástica, mezclada con algo de dolor y rencor. Se levantó con la poca dignidad que tenía y empezó a caminar sin sentido, se topó con una vieja conocida.

-        Hey Fer, cuánto tiempo sin vernos

-        Hola…

-        ¿cómo te ha ido?, te noto más delgada -le sonrió coqueta

-        Eh… bien, estoy un poco enferma -intentó sonreír- y tu estas bien creo

-        Si, estoy mejor que nunca, y verte de nuevo me alegro mucho el día, ¿tienes algo que hacer?

-        Si -mintió- tengo mucho trabajo pendiente en casa y…

-        Y si te invito a despejarte un rato -interrumpió- en mi depa, ¿puedes hacerte espacio para una película no?

-        Tal vez -titubeo un poco-, pero será mejor otro día, gracias

-        Sería mejor hoy -la beso muy despacio- pero la invitación queda abierta -guiñó el ojo- nos vemos doc…

¡carajo! Pensó para si misma, empezó a caminar para ir a tomarse una copa, tal vez lograba verla y en una de esas lograban reconciliarse, aunque lo dudaba por el nuevo novio que cargaba su amor. Entro y los nervios le corrían por todo el cuerpo, se preguntaba si lo trataría igual que a ella, si su mirada brillaría como con ella… y bueno, bien dice el dicho que el que busca encuentra, y la encontró, algo ebria igual que ella, recargada en su barra, había algo de gente, pero no tanta como se acostumbraba a ver.

-        Hola- la saludo Raquel cuando se sentó en una de las mesas que estaban en el rincón

-        Hola, ¿me traes un tequila? Porfa -le dio un billete

-        Claro -lo tomó, con la nueva socia no podía haber cortesías por parte de la casa y menos para ella. Pasaron solo un par de minutos hasta que tuvo su copa frente a ella -aquí tienes Fer, disculpa que no pueda estar más tiempo, no hay mas personal y debemos hacernos cargo -movió la cabeza hacia Brenda que se había enderezado para besar a su novio.

-        ¿es su primo? -se rio para si moviendo la cabeza, se tomo su tequila de un solo trago- ¿y así me reclamó?, sabrá Dios desde cuando me veían la cara…

-        Ay Fer -suspiro- si tu supieras…