Hola amigos y amigas de Todorelatos, retomo el relato iniciado por mi esposo David y que creo que ha resultado bastante interesante.
Hola amigos y amigas de Todorelatos, voy a permitirme la pequeña libertad de contaros una nueva historia a mi modo de ver de alto contenido erótico y que espero que os guste. Mi intención no es otra que exponer el hecho de que debemos aprovechar los momentos más cálidos y lascivos que nos ofrezca la vida dejando a un lado los hábitos y costumbres diarios.
Salí del vestíbulo del hotel con paso veloz y entré en el taxi que esperaba a cualquier persona que lo ocupara. Apenas disponía de veinte minutos escasos para llegar a la estación y coger el tren. Con un poco de suerte no encontraría tráfico a esas horas
Os diré que mi nombre es Elvira y que soy una cuarentona que aún está de buen ver. Al menos eso me demuestran mis ocasionales amigos con los cuales me relaciono siempre que puedo.
Mi nombre es Carmen y quiero haceros partícipes de mi primera experiencia de tipo incestuoso, en concreto tuvo lugar con mi querido hijo. En mi caso fue algo que surgió de forma espontánea y natural, sin buscarlo pero de lo cual debo reconocer que no me siento para nada culpable
Tras unos últimos meses bastantes estresantes en el trabajo la verdad es que necesitaba con urgencia la llegada de unos días de vacaciones para poder relajarme de la tarea diaria. Pasar unos días sin agobios, sin las prisas de la ciudad, sin mirar el reloj desde la mañana hasta la noche, pudiendo echarme una buena siesta después de comer viendo el documental de la tele
La historia que voy a contaros tuvo lugar durante las pasadas fechas navideñas. Me llamo Gemma, soy una mujer de 47 años de melena rubia larga y ondulada, de estatura mediana, poseo unos senos grandes y que aún se mantienen lo suficientemente erguidos como para que más de un hombre se quede embobado mirándolos...
Me encontraba a las puertas de iniciar mis estudios universitarios. Deseaba estudiar Derecho, siempre me habían llamado la atención las noticias relacionadas con aquel mundo. Aún me hallaba indeciso entre el mundo de la judicatura o bien seguir la carrera de notario.
La historia que voy a contaros tuvo lugar hará escasamente dos meses. Tengo 48 años y me llamo Paloma, estoy felizmente casada y tengo dos hijos, un chico llamado Ricardo y una chica llamada Mónica. Ricardo actualmente tiene 24 años, es un chico normal, alegre, divertido, aún soltero y sin novia y claro está, vive con nosotros al igual que su hermana aunque Mónica sale con un chico desde hace algo más de un año.
Me llamo Begoña y tengo 44 años. Mido 1.62 y peso 54 kg por lo que aún me conservo bien pese a mi edad. El cabello me llega por debajo de los hombros, lo llevo ondulado y teñido de color berenjena. Uso una talla 90 de sujetador pues el pecho ya comienza a caerse. Ya me gustaría conservarlo firme y duro como lo tenía hacía unos años cuando no tenía necesidad de usar sujetador.
Miré la esfera de mi bonito reloj Gucci con creciente insistencia e impaciencia; eran las diez y media de la noche. Aunque el avión que transportaba a mi joven amante no llegaría hasta dentro de media hora, ya era hora de arreglarme.
Por lo que te voy a contar seguramente pienses que soy una fresca, una lagarta o peor aún una puta y en lo único en que me diferencio con aquellas que se anuncian en los periódicos es que ellas cobran y yo no. Piensa de mi lo que te dé la gana, yo no voy a cambiar de actitud ni voy a dejar de comportarme como me comporto, ni buscar quien me alegre un buen rato cuando tengo ganas de sexo.
Me llamo Alicia, tengo 43 años aunque me conservo mejor que una treintañera. Tengo las piernas largas y esbeltas, buen pecho y subido, de esos que apuntan hacia arriba. Un culete respingón en consonancia con las tetas y una cabellera rubia, rizada, larga y sedosa. Soy una de esas mujeres con muchas batallas ganadas que gustan a los hombres que saben de qué va eso del sexo. Ellos las prefieren maduras y expertas a jóvenes sosas y poco dadas al cachondeo.
Fuimos a casa de mi hija y mi yerno a celebrar el cumpleaños de Alberto. Mi yerno tiene 29 años y lleva casado con mi hija cuatro años. La bebida y las risas hicieron que aquella tarde-noche me entregara entre los brazos de mi apuesto yerno.
Mi nombre es Armando y os haré partícipes de mi historia con Valeria, una mujer con la que disfruté maravillosamente y que se convirtió en mi primera experiencia entre los brazos de una mujer mayor que yo. A partir de ese momento las maduritas son mi debilidad y no dejo pasar la oportunidad si se presenta la ocasión de estar con una de ellas.
Aquella mañana del mes de Agosto salí del apartamento que tengo en la costa con destino a cualquier lugar solitario donde pudiese broncear mi cuerpo tranquilamente. Fue una de mis mejores mañanas tal como vereis
Aquella mañana soleada salí del chalé de mis padres en la costa con destino a cualquier lugar solitario donde pudiese broncear mi cuerpo tranquilamente. Fue una de mis mejores mañanas tal como vereis
El verano pasado recibimos la visita de mi sobrino Robert al cual hacía tres largos años que no veíamos. Desde la boda de mi hermano menor no había vuelto a saber de él ya que Robert vive en Suiza con sus padres. Dicha visita resultó muy provechosa para mis intereses...
Siempre trataba de llegar temprano a casa de mi amigo Victor cuando él me invitaba a cenar. Nuestra amistad se remontaba a los tiempos del colegio y en alguna que otra ocasión recibía la invitación a comer. Vivía junto a su madre en un sexto piso de un alto edificio junto al puerto de mi ciudad.
Hacía ocho meses que me había casado con Juan, un hombre de negocios con un gran poder económico pues poseía diversas empresas en todo el país.
Recibí la llamada de mi hermana Charo pidiéndome el favor de hospedar a su hijo Eduardo durante el año que mi sobrino debía estar en Córdoba aprovechando la beca que le habían otorgado para realizar un master.
Habíamos ido con mi marido, mi hija y su novio al apartamento que tenemos en la costa. Mi marido debió acompañar a mi hija a Barcelona a que hiciera el último examen del curso en la facultad. Así pues me quedé sola con mi futuro yerno el cual me asombró con todos sus encantos...
Me casaba una semana más tarde. Así pues entre mis amistades prepararon una fiesta sorpresa de la cual no me olvidaré mientras viva...
Mi amiga Paula me había hablado maravillas de aquel centro de masajes. Se trataba de un centro de masajes para señoras y señores de alto poder adquisitivo y que estuviesen necesitados de ciertos cuidados especiales...
Aquel viernes había sido un día bastante flojo de ventas. Nos acercábamos a final de mes y la gente no tenía excesiva pasta en los bolsillos como para comprar electrodómesticos...