Me llevé las manos a la cabeza. Pensé que si me apretaba las sienes, la pulsión bajaría lo suficiente como para lograr enfocar mis pensamientos. Y entonces noté algo raro. Un tacto metálico y frío en mi rostro. No lo comprendía.
El comienzo de mi segunda semana presenció mi segunda revisión médica. El mismo doctorzuelo repulsivo entró en mi habitación por la mañana, escoltado por sus dos enfermeras delgadas rubias y de ojos azules, la de labios gruesos y la de pechos enormes. Era tan temprano que aún estaba en el largo proceso de peinar mi melena rizada recién lavada cuando llegaron. Ni siquiera estaba maquillada. Me sentó muy mal que llegasen de esa manera y sin avisar.
Observa que tripita tienes me contestó. Completamente plana. Cuando te sientas se pliegua hacia dentro en vez de hacia afuera. Y eso se mantendrá así gracias a llevar un exhaustivo control de tu alimentación. Si te abandonaras a la gula, podrías acabar gorda y fofa. Eso es algo que no puede pasar.
Me penetró. De golpe, sin preparación ni cuidado. La sensación fue agradable. Yo no la esperaba de otra manera. Con mis nalgas firmemente apoyadas en su pelvis y deseando que me bombeara, llevé mi mano a mi polla. Quería masturbarme. Quería sentir placer. Deseaba derramar mi semen por el suelo mientras Alberto llenaba mi culo del suyo
Cuando bajamos las escaleras, yo era una chica nueva. Estaba cansada y sudada y seguro que mi maquillaje necesitaba un retoque bastante importante, pero me sentía contenta. Ni siquiera la incomodidad de mis tendones de aquiles y su forzado ángulo, ni la perpetua desnudez que sentía con las piernas al aire y el sexo sólo cubierto por mi blusa oscurecían mi ánimo.
Mi rubia tutora tuvo que consolarme con caricias en el pelo y palabras tranquilizadoras. Yo, por mi parte, estaba más que dispuesta a dejarme mimar. Me apoyó sobre su pecho, grande y duro, hasta que mis lágrimas, que por fin habían salido en torrente, amainaron de nuevo.
Tuve sueños que, como poco, eran extraños. Me veía dentro de mi antiguo yo masculino y me fijaba en una chica que era idéntica a mi actual persona...
A medida que avanzaba la tarde entendí por qué Dalia nunca parecía estar en una postura relajada, aunque estuviera sentada, comiendo o de cualquier otra manera. Al parecer, mi dueño había elegido para mí que fuera elegante y sexy al mismo tiempo
Casi cuando estaba terminando la comida, vi entrar una figura perturbadora. Era una mujer joven, bajita a pesar de sus tacones, con el pelo rubio oscuro, casi castaño, largo y muy rizado, más que el mío. Pero lo que más destacaba en ella eran dos pechos, por llamarlos de alguna manera...
En mi vida anterior, ir a la peluquería era un trámite que tenía que cumplir cada dos meses más o menos. Entraba en el local de Luis, un señor mayor y calvo...
Al pasar al lado de la rubia de aspecto vulgar, volví a cruzar mis ojos con los suyos, de un extraño azul eléctrico. Me sonrió y, para mi horror, me dirigió la palabra:
Aquí se habla de modificaciones corporales, feminización forzada, control y, en cierta medida, dominación a través de la conversión. No hay sexo explícito (de momento). Si no te gustan este tipo de relatos, no lo leas.
Continúa la historia de Laura.
Laura comienza un nuevo día.
Acaba el primer día de Laura.
Sigue Laura en su primer día.
Continúa el despertar de Laura.
Continúa la historia de Laura, la primera de los cinco hombres convertidos en mujer
Cinco varones son convertidos en mujer contra su voluntad.