miprimita.com

Paulina (I)

en No Consentido

Mi nombre es Paulina, pero todos me llaman pauly, soy una estudiante de 17 años que cursa cuarto medio. De mi aspecto solo puedo decirles que siempre he estado muy bien dotada de delantera, quizás para compensar mi hermoso trasero que forma unas espléndidas curvas gracias a mi cinturita que es la envidia de todas mis compañeras y la fuente del deseo de mis compañeros y profesores; a la vez tengo unas piernas largas y sin exagerar muy bien formadas ya que hago mucho ejercicio; mido un metro setenta y ocho; poseo una carita muy fina, que acompañada de mi respingona nariz y mis sensuales labios, hacen un juego precioso con mis senos firmes y redondos.

En la escuela, yo y mis amigas, somos las más populares entre los tres cuartos que hay. Al pasar por el patio siento sobre mí la mirada de todos, ya que tengo que ir a la escuela con una faldita, de estas escocesas (que nos imponen de uniforme), muy corta y una blusa, que por el tamaño de mis senos y mi cinturita tan angosta, hacen destacar mi hermosa figura; por esto a veces me siento demasiado expuesta a las miradas de mis compañeros y profesores. Esto la mayoría de las veces me molesta, pero cuando veo que un hombre feo o viejo, o de las dos características, me mira; algo pasa en mi interior y me imagino lo deseosos que deben estar, ese tipo de hombres por cogerme, ya sea a la fuerza, para satisfacer sus más bajas fantasías. Quizás es por eso que aún era virgen en ese tiempo, porque rechazaba todas las invitaciones de los hombres que me invitaban a salir ya que eran demasiado "atractivos" para los ojos de todas las demás, y estos hasta se extrañaban cuando declinaba salir con ellos; aun así siempre los dejaba con las ganas.

Bueno creo que con eso puede que entiendan la historia y las cosas que les relatare a continuación:

Se acercaba el verano y era la época donde estaba más obligada a usar prendas delgadas y cortas, para sentirme más fresca, con este objeto siempre usaba calzoncitos de estos que les llaman corales, que dejaban libres a mis firmes nalgas para saborear esas delicadas brisas que a veces circulaban bajo mi faldita. Sin embargo mis preocupaciones no eran culpa del calor, sino de la falta de placer que sentía en mi interior. Escuchaba hablar a mis compañeras de sus encuentros amorosos, ponía atención a los relatos que describían, de como sus novios les hacían todo tipo de cosas; incluso una noche en uno de esas famosas fiestas o reuniones en pijama todas se terminaron masturbando por los relatos ofrecidos por algunas de ellas, yo, para no ser menos, simule un orgasmo pero con mis dedos podía sentir que mi chorito no estaba ni un poco mojado. Esta preocupación crecía cuando veía a un hombre de edad, o desagradable a la vista, mirándome con cara de degenerado ya que sentía unas sensaciones extrañas en mi chorito (muy ricas por cierto).

Un día, de vuelta de la escuela me subí al autobús que siempre tomo de vuelta a mi casa, y con sorpresa me percate que el conductor era un hombre de unos cincuenta años, que yo nunca había visto, a diferencia de los demás, este me miro sin ningún disimulo de una manera que me izo sentir muy inquieta; se notaba como me desnudaba con la mirada, y sin ninguna vergüenza me miraba directamente a mis senos; al pagarle el pasaje, no pude evitar notar como entre sus piernas se le formaba un bulto y pensé: este viejo realmente se calentó conmigo. Yo por mi parte había empezado a sentir esas extrañas sensaciones en mi chorito y sentía como mis pezones empezaban a ponerse muy duros y a notarse en mi apretada blusita. En ese momento el conductor empezó a poner en marcha el autobús sin percatarse de que le habían puesto luz roja (ya que no quitaba los ojos de mi busto notoriamente perfecto). Cuando se percato de esto, piso el freno bruscamente lo que me hizo perder el equilibrio e irme hacia adelante dejando mis pechos a medio centímetro de su rostro; de lo que se percato al instante y simulando que él también fue sacudido por la mala maniobra paso a rozar con su boca mi pezón izquierdo, lo que me provoco un escalofrió tremendo por todo el cuerpo; El nerviosismo, por la sensación tan intensa, hizo que me volteara de inmediato y empezara a caminar hasta el final del autobús. Mientras caminaba por el pasillo, dándome cuenta que no había ningún asiento desocupado, sabia que el conductor no me quitaba los ojos a mi exuberante trasero que yo meneaba, no sé porque, exageradamente. Ya estaba resignada a tener que irme de pie todo el camino a casa, cuando me percate de un hombre de unos cincuenta años que iba sentado, al lado del pasillo, en el ultimo par de asientos del autobús, tenia una cara tosca y un físico regordete pero fuerte, que con su sucia apariencia lo delataban como un obrero después de un arduo día de trabajo, este se dio cuenta que lo estaba mirando por lo que aparte la mirada y me detuve a pasar el viaje a unos dos asientos de distancia del obrero. Mientras sentía el andar del autobús no podía quitar de mi mente lo que había sentido con ese descarado conductor. Mientras pensaba en eso me di cuenta que el obrero me observaba de una manera enfermiza desde el final del pasillo, no tenía que preocuparse de que alguien lo notara ya que a su lado iba un escolar durmiendo y al frente del pasillo estaba la puerta trasera del autobús. A medida que el viaje continuaba, más gente se iba subiendo al autobús, y al llenarse, la gente me obligo a pararme justo al lado del obrero, quedando mi muslo rozando el brazo del hombre que expedía un olor a sudor y a tierra muy desagradable. Un par de señoras que quedaron al lado mío se pusieron a conversar, por lo que la más próxima a mí me dio la espalda y se apoyo en el asiento de adelante al del obrero; yo por mi parte al saber que aquel hombre asqueroso, sentado justo enfrente de mí, no dejaba de mirar mi cuerpo empecé a sentir esos cosquilleos en mi chorito y a notar como mis pezones volvían a notarse por mi blusa. Mientras disfrutaba de lo que estaba sintiendo note como algo áspero rozo mi muslo, al mirar hacia abajo pude ver como el obrero con sus dedos de la mano izquierda acariciaba de una manera muy delicada mi pierna; cuando vi que él alzaba la cabeza reaccione de inmediato y mire de nuevo al frente. Esté, al darse cuenta de mi pasividad, empezó a tocarme con más confianza, fue en ese momento cuando trate de correrme, pero este reacciono y me tomo el muslo con fuerza y lo volvió a donde estaba, sorprendida mire hacia abajo y me encontré con su mirada amenazante y dura; en ese momento mire a mi alrededor y me di cuenta que todos alrededor mío estaban de espaldas hacia mí por lo que formaban una barrera que tapaba mi cuerpo; el obrero apretó mi muslo con fuerza provocándome dolor y la reacción innata de mirarlo, cuando volví la vista hacia él, movió la cabeza de forma negativa advirtiéndome de esta forma que no pidiera ayuda. Estaba completamente asustada, no solo por ese hombre, sino por lo que estaba sintiendo, me daba cuenta que todo mi cuerpo se calentaba, y tenia mucho miedo para hacer algo, por lo que decidí mirar hacia afuera mientras ese hombre tocaba mis suaves piernas con sus ásperas manos. El obrero dándose cuenta de mi sumisión siguió acariciando mis muslos, se notaba que le encantaba mi piel ya que la tocaba con desenfreno; yo por mi parte sentía mi chorito muy mojado, y me consolaba pensando en que ese maldito solo me tocaría mis piernas, pero este consuelo duro muy poco ya que ese viejo me abraso las piernas con su brazo derecho y empezó a subir lentamente por detrás de mis rodillas hasta que con su enorme mano capturo mi redondo y firme trasero, acariciando y apretando mis cachetitos vírgenes a cualquier experiencia. Este asqueroso hombre estaba toqueteándome a gusto, a mí, a una jovencita con el cuerpo de una muy bien formada mujer. Esta idea que no dejaba de pasar por mi cabeza me calentaba de una manera desconocida para mí. Mientras yo trataba de guardar las apariencias, por una mezcla de miedo y placer, ese animal metió un dedo debajo de la parte superior del corale que traía, de esta manera fue bajando poco a poco y yo sentía como el hilo encerrado entre mis nalgas, al salir, acariciaba todo lo que componía mi rajita; acto siguiente acomodo este hilo al lado de mi trasero que por ser tan paradito, abultado y firme lo engancho sin problemas en una de mis nalgas, de esta manera ya nada lo molestaba para usurpar mis vírgenes orificios por lo cual me asuste al sentir sus manos apretando y estrujando mi hermoso trasero - ese asqueroso viejo estaba gozando con mi hermoso culo, estaba abusando de mí, me tenia asustada y a su merced, y eso me calentaba como loca, sin darme cuenta paré mi trasero para darle una forma aun más perfecta. Gozaba insultando con mi pensamiento a ese hijo de puta que pasaba sus dedos como quería por mi rajita, inclusive presionando mi apretado orificio trasero con sus inquietos y desesperados dedos.

Cuando sentí que las manos de ese hombre se acercaban lentamente a mi entre pierna, me di cuenta que estaba muy mojada y yo más excitada que nunca en mi vida. Esa combinación de miedo y placer hacían que perdiera el control. Cuando uno de los dedos del obrero se deslizo entre los labios de mi chorito, sentí como este disfrutaba con los fluidos que inclusive mojaban mi calzón. De reojo me percate que ese hombre miraba hacia arriba, por lo que yo baje la mirada y me encontré con su tosca y degenerada sonrisa, seguramente causada por la sorpresa de encontrar mi entre pierna excitada. Al mirar a ese maldito me di cuenta del descomunal bulto que se le había formado en los pantalones prueba inequívoca de su enorme y excitado miembro, que luchaba por salir y entrar en mi cuerpo. Con esto mi excitación fue mayor, el solo hecho de pensar que ese hombre quería meterme esa enorme cosa sin compasión y sin importarle el dolor que me provocaría, hacia que me mojara más.

Antes de llegar a mi parada, la mitad de la gente en el autobús se bajo de una sola vez, por lo que adivine que una reunión o un espectáculo había sido el causante de que tanta gente hubiera tomado el bus a esa hora. Sin embargo, el viejo que me sometía, aún me amenazaba con su mirada y sus apretones por lo que no me atreví a salir de donde estaba. El escolar que estaba a su lado despertó mirando para todos lados y al darse cuenta que se había pasado de su bajada, pidió permiso y aun medio adormilado se bajo por la puerta de atrás. El obrero para cederle el paso solo saco las piernas hacia el pasillo del autobús, y apenas se bajo el escolar me empujo para que yo pasara al asiento recién desocupado.

Ya no había nadie de pie en el autobús, y yo estaba sentada en el ultimo asiento con ese asqueroso viejo. Este, aprovechándose de que nadie podía verlo empezó a subir su mano por mi muslo levantándome la falda, y ahora con descaro miraba mis piernas y mi ropa interior. Luego de manosearme bien mis partes bajas, agarro mi blusita y lentamente fue tirándola y dejándola fuera de la falda, metió su mano por debajo, de la blusita, y la puso en mi cintura. Se notaba la excitación del viejo ya que me presionaba con su asqueroso y mal oliente cuerpo.

--Me tienes muy caliente putita-me dijo al oído con voz entrecortada, mientras tomo mi mano y la puso sobre su miembro-Apriétalo para que te des cuenta de lo duro que esta.

Al darse cuenta que yo no reaccionaba, metió su mano por mi entre pierna y presiono con fuerza. A lo que reaccione arqueando mi cuerpo, dándole espacio para que metiera su brazo en mi espalda.

--¿¡Que pasa puta, no te das cuenta que te puedo hacer daño!?-murmuro con rabia en mi oído--¿Acaso no te excita este viejo sudoroso?.

El miedo me izo dejar atrás todo lo demás y empecé a apretar el miembro del maldito, a lo cual respondió con gemidos entrecortados.

--Aaaah, yo sé que te gusta putita; aaaaah, se te nota en la cara lo caliente que estas-susurraba el maldito mientras agarraba una de mis tetas por debajo de la blusa.

Al oír esto me di cuenta como excitaba a ese viejo con mi sumisión. Él sabia que estaba abusando de una hermosa joven; De esas que lo despreciaban en la calle; de esas que nunca soñó tener y que ahora tenia a su disposición. Yo por mi parte no podía dejar de pensar en esas cosas y excitarme aun más.

Mi excitación llego a tal punto, que no pude aguantar la idea de sacar su miembro de los pantalones, por lo que empecé a bajar su cremallera, a lo que el respondió apretando y masajeando fuertemente mis tetas.

--Me quieres correr una paja, no es cierto, pues adelante putita-digo sobreexcitado.

Saque su aparato de su pantalón y pude sentir el capullo húmedo de su gran miembro, duro y palpitante. Yo lo tome con mi mano y lo apreté tratando de devolver el dolor que él producía en mis senos, victimas de sus violentos apretones. De pronto libero mis pechos para guiar mi mano.

--Muévelo, arriba y abajo, eso apriétalo, demuéstrame que te gusta-jadeaba en mi oído mientras yo recordaba como mis compañeras contaban las pajas que les hacían a sus novios.

Podía sentir lo mojado de mi entrepierna y como se me hacia agua la boca, mojando mis carnosos labios.

Estuve unos tres minutos haciéndole una paja a ese individuo, cuando él dejo de acariciarme la espalda y empezó a empujar mi cuerpo sobre sus piernas a lo cual accedí excitada por la sumisión de que era victima frente a ese mal oliente viejo. Con su mano izquierda agarro mi pelo teniendo así total control sobre los movimientos de mi cabeza, y con su mano derecha tomo su miembro y puso su húmedo capullo en mis labios. Abrí mi boca y empecé a chupar su pico, él guiaba los movimientos de mi cabeza a placer y me di cuenta que le estaba corriendo una paja con la boca; me di cuenta que me gustaba ser abusada y ya no pude seguir inerte frente a lo que estaba sintiendo. Con una de mis manos acaricie la base de su miembro y empecé a chupar a gusto ese mal oliente y rígido caramelo que me obligaba a tragar. Al darse cuenta de mi cambio de animo soltó mi pelo para solo apoyar su mano derecha en mi cabeza mientras subía mi faldita hasta la cintura dejando al descubierto mi desnudo trasero. Podía imaginar como se veía mi culo ya que mi posición me obligaba a pararlo, por lo que debía ser un espectáculo precioso para ese bastardo.

Sentí sus violentas caricias en mis nalgas; lo que, junto al dolor, me provocaban una gran excitación. De pronto sentí uno de sus dedos escabullirse en mi rajita y presionar mi orificio trasero a lo que respondí hundiendo hasta mi garganta todo el pedazo de carne que tenia metido en mi boca. Su dedo rompió violentamente la resistencia que mi virginal ano había ofrecido y poco a poco empezó a meter y sacar el dedo de mi trasero; yo no pude aguantar y seguí sus embestidas con un meneo de caderas incontrolable.

Me di cuenta que la sensación de placer en mi interior crecía a una velocidad atemorizante; recordaba que aquel bastardo estaba abusando de mí y que era un viejo asqueroso que podía ser mi padre, y que yo era una adolescente muy deseable, el sueño de cualquier degenerado como ese y además una gran puta que disfrutaba lo que le hacían. Mi cuerpo se llenaba de placer y no podía controlar el deseo de seguir comiendo salvajemente de su caliente miembro y obligar con mis caderas a que su dedo entrara en lo más profundo de mi culo. De pronto algo exploto en mi; algo que me volvió loca al mismo tiempo que sentía llenarse mi boca de un fluido caliente y viscoso, no pude aguantar y por reflejo empecé a correrle de nuevo una paja con mi mano mientras chupaba su capullo, tragando hasta la ultima gota de su deliciosa leche. Cuando deje de sentir mi primer orgasmo (como deduciría después) me sentía agotada; sentía mi cuerpo pesado y sudoroso.

El viejo rápidamente guardo su miembro.

--Si te hubiera atrapado sola, te lo habría metido por todos lados. Sin duda eres la puta más guapa que me lo ha chupado-Susurro a mi oído.

Bajo del autobús en la siguiente parada y yo me di cuenta que faltaban unas pocas para que yo también bajara.

 

Continuara, siempre que a alguien le interese, dddantes@hotmail.com