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Una bella y Normal mujer y su tío. Cap II

en Sexo con maduros

La primera parte de este relato fue escrita por qazwsx1 y esta en la categoría “sexo con maduros”. Sin embargo, por problemas personales, él se vio impedido de continuar con la historia de Cristina y su tío político, por lo que me pidió a mí que redactara los acontecimientos expuestos a continuación.

 

Una bella y Normal mujer y su tío.

Cap. II

 

A la mañana siguiente, Tío Antonio estaba realmente emocionado. Mientras Cris estaba en la consulta, aprovecho de revisar los videos que había hecho. No podía creer que ella estuviera ahí desnuda frente a él; y que él descaradamente admirara el cuerpazo de su “sobrina” a menos de un metro de distancia. Analizo muy bien las imágenes y se froto las manos al percatarse que Cris estaba excitada exponiendo su cuerpo. Se dio cuenta que si bien, ella parecía disfrutar que la fotografiaran; cuando se le acabo la memoria de la cámara, no pareció desilusionada; lo que de verdad la provocaba era que él estuviese ahí, “A ella le excito calentarme” pensó. Su plan iba viento en popa y sabía que solo era cosa de tiempo para que Cristina perdiera el control de la situación.

Esa tarde, antes que Cris llegara, tío Antonio fue a ver a su amigo Gustavo; y lleno de emoción le contó como iba su plan; “te dije que solo era cosa de tiempo” le dijo Gustavo orgulloso “solo recuerda nuestro trato, si te la tiras tú, lueguito me la prestas a mí” continuo excitado. Los dos amigos siguieron conversando un rato, Gustavo le aconsejo que se fuera con cuidado; que no cometiera una estupidez. Cristina aun podía arrepentirse de todo y hacer que Miguel lo echará de la casa. “El paso siguiente”, le dijo Gustavo, “es hacer que ella no sospeche de lo que pretendes, deja que piense que lo que paso no podría llegar mas halla, deja pasar un tiempo antes de pedirle que pose desnuda otra vez. Tienes que ser muy observador”, seguía indicando Gustavo a tío Antonio; “si es verdad lo que me cuentas de que pareció excitarse por exhibirse, ¡significa que el morbo esta naciendo en su carne!”.

Ni Cristina ni el tío Antonio tocaron el tema durante la tarde. Cuando estuvieron solos en la casa, ella se puso a hacer ejercicio y el tío Antonio se fue a su cuarto a volver a ver los videos. A Cris le pareció extraño que su anciano tío político no estuviera por ahí sacando fotos, pero luego se le ocurrió que era normal que estuviese encerrado viendo las fotos que le había sacado el día anterior; se ruborizo al pensar en eso y sintió cosquillas de excitación al imaginárselo calentándose con sus desnudos. Seguía pensando que eso no era normal, pero luego se calmo, ya que tenía todo bajo control y le ahorraría sufrimiento a Miguel al tener tan contento en casa a su querido tío.

Durante los días siguientes el tío Antonio volvió a su rutina normal de sacarle fotos a escondidas a Cristina, para luego mostrárselas. Eso si, ahora el juego corría por los dos, ya que por un lado el viejo voyeur no desaprovechaba ocasión para captar alguna pose erótica de su bella sobrina política, y por el otro Cristina no perdía oportunidad en exponerse bajo el lente de la cámara; para luego, mientras veían las fotos, hacerse la desentendida; “¿estabas ahí tío?” decía inocentemente mientras sentía esas cada vez mas intensas cosquillas cuando veía a tío Antonio excitarse con las fotos.

Cristina había cambiado; y ella misma se daba cuenta. El día de la siguiente consulta del Sr. Reyes, estaba nerviosamente excitada esperando la hora del viejito atrevido. Cuando por fin llego, lo atendió como a cualquier paciente; nadie hubiera notado su estado a no ser que hubiese sido capaz de meterse bajo sus bragas, pues, como ella misma podía sentirlo, estaba húmeda. Al momento de la atención, la mano del Sr. Reyes, no tardo en posarse sobre su pierna; una electrizante sacudida invadió el cuerpo de Cris, sin embargo su paciente no podía notar nada. El estar siendo tocada por un hombre mayor; que obviamente no era su amado marido, le despertaba un morbo especial. La mano atrevida empezó a ejercer una ligera presión sobre su pierna; ya no la estaba tocando simplemente, sino que la estaba acariciando.

Para seguir con el procedimiento en el tratamiento de su paciente, Cris necesito pararse y apoyarse en el sillón de atención dental para tener mejor visual de su trabajo. Sin embargo, nunca pensó que el Sr. Reyes entendería eso como una invitación a apoyar su mano en su trasero. Ella entre sorprendida y excitada se volvió a sentar rápidamente y la mano volvió a su pierna. Se había asustado, pero la idea de que ese viejo le manoseara las nalgas no tardo en acrecentar su excitación. “Solo mi marido me ha tocado en mis partes intimas y este viejo solo en sueños podría gozar de ese gusto” pensó. Pero no podía renegar de lo bien que la estaba pasando con el juego erótico que tenia con el viejo atrevido. Cris volvió a pararse, esta vez preparada para el avance del Sr. Reyes. La traviesa mano esta vez subió lentamente hasta su trasero. A ella le excitaba pensar que aquel tipo disfrutara tocando sus bien formadas nalgas, y disfruto mas cuando la mano empezó con delicados apretones, como si estuviese probando la firmeza de sus carnes. Aunque no lo necesitaba, estuvo el resto de la consulta parada; dejando que el Sr. Reyes disfrutara de sus avances; inconscientemente premiándolo por lo que a ella le hacia sentir. Alargo su trabajo lo mas que pudo y luego despidió a su paciente como a cualquier otro. Se sentó en su escritorio entusiasmada por lo que acababa de suceder; sintió un ligero cargo de conciencia por Miguel, pero se le quito rápidamente al pensar que él seria el principal beneficiado esa misma noche.

Ya había pasado mas de una semana de la sesión de fotos que Cristina le había concedido a Tío Antonio. A Ella le extrañaba que su tío no le hubiese pedido otra sesión; aunque se había “entretenido” y esforzado bastante buscando ropas ajustadas y sexys para hacer que el viejo voyeur se tentara a fotografiarla, este no se había atrevido a pedirle que se desnudara de nuevo. Esto por un lado la desconcertaba, pero por otro la hacia sentirse dueña de la situación; estaba bien que Tío Antonio no se descontrolara. Por su lado, él estaba ansioso de repetir lo de aquel glorioso día; pero su paciencia y los consejos de su amigo Gustavo lo mantenían a raya. Sabia que para dar el próximo paso debía buscar el momento justo; y ese momento justo llego esa misma tarde.

Cristina llego temprano del trabajo, cerca del medio día, y se dispuso a preparar el almuerzo, tío Antonio se ofreció a ayudarla y entre ambos no demoraron en tener la comida lista. Se sentaron a comer en la cocina y charlaron de varias cosas; Cristina ya le tenía cierta confianza a tío Antonio, así que las conversaciones con él se hacían bastante mas amenas. De pronto ella mencionó la sesión de fotos; “Don Antonio, ¿Usted cree que las fotos de la semana pasada salieron bien?” pregunto ella. El viejo se sorprendió, pero de inmediato reacciono y le aseguro que como le había dicho antes y como ella misma había podido constatar, salieron muy bien. Él supo de inmediato que ese era el momento justo, ya que ella había tocado el tema, y le siguió la corriente. Le pregunto si le molestaría servirle de modelo de nuevo; Cristina le dijo que le había extrañado que no se lo hubiese preguntado antes; “fue por miedo a que te molestaras” respondió hábilmente tío Antonio aferrándose al plan. “En pedir no hay engaño tío” dijo segura Cristina. Tío Antonio parecía un niño pequeño ante la insinuación de Cris, “Entonces puedes Cristina, ¿podrías volver a posar para mí?”. Ella se sintió excitada por la emoción del pobre viejo; sabia que su tío político ansiaba verla desnuda otra vez, y el pensar exponerle su cuerpazo de nuevo le generaba cosquillas muy agradables. Aun así, no estaba segura de querer hacerlo; si bien ella había tocado el tema, seguía pensando que no era normal exponerse de esa forma ante su “tío-suegro”, que pasaría si Miguel se enterara de que el tío que es como un padre para él, estaba fotografiando desnuda a su bella esposa. Se lo dijo a tío Antonio. Este primero que nada le dio las gracias por mantener en secreto la admiración que le profesaba (mas sabe el diablo por viejo que por diablo); pero que no tenia de que preocuparse ya que el secreto era de los dos; que él estaba muy agradecido por su sacrificio y la buena voluntad que tenia para él. “Anda Cristina, tu sabes que esas fotos son un tesoro para mí, y que nunca nadie sabrá de ellas” dijo tío Antonio con sus mejores dotes actorales. Cris volvió a entrar en confianza, pensaba tener la situación bajo control y se dejo llevar por la excitación, “esta bien, confió en usted Don Antonio”.

Cristina le dijo que lo esperaría en su habitación, que estaría lista en media hora. El viejo aprovecho de inmediato; era el momento de dar el siguiente paso. Salió disparado a buscar su cámara, se lavo la cara y trato de concentrarse para no meter la pata “recuerda el objetivo” se decía a si mismo “no la vallas a cagar”. Se lamento por no haber tenido la posibilidad de instalar las cámaras, pero ya no había nada que hacer al respecto.

A los treinta minutos clavados estaba tocando la puerta del dormitorio de su sobrina política. “Pase tío”, escucho; Cris muy pocas veces le llamaba tío y eso definitivamente despertaba su morbo; y, aunque él no lo sabia, a ella también. El viejo abrió la puerta y se encontró a la esposa de su sobrino recostada sobre la cama, se había puesto uno de sus delantales, le quedaba bastante ajustado y se notaba que solo traía ropa interior bajo la fina tela blanca; lo corto del delantal delataba unas lijas a medio muslo también blancas; además se había puesto esos finos lentes de descanso, que le había regalado Miguel la navidad pasada, y unas sandalias de taco alto. Tío Antonio quedo de una pieza contemplando el espectáculo que le había preparado su sobrina; no atino a decir nada, pero la mezcla de asombro y excitación que reflejaba su cara lo decía todo. “Como me veo suegro” dijo Cristina con una sonrisa. El viejo se derritió en halagos, rodeo la cama sin dejar de mirarla como si no creyera lo que estaba viendo; le pidió por favor que se parara para que le modelara y así poder inmortalizarla como toda una doctora. Ella se levanto muy sensual y empezó a caminar por la habitación; inconscientemente meneaba sensualmente las caderas y trataba de realzar sus ya exuberantes pechos. El viejo apenas pudo reaccionar y empezó a sacar fotos desesperado; “Diosa despampanante” balbuceaba tío Antonio; sabia que debía mantenerse a raya, pero también sabia que al irradiar el deseo morboso que sentía, excitaba a Cristina. Ella desabrocho lentamente los dos primeros botones de su ajustada prenda; descubriendo un increíble escote, donde se destacaba una fascinante raja formada por sus pechos contenidos en un elegante brasier de encaje blanco. “Que maravillosas tetas” se le escapo a tío Antonio; de inmediato salió de su ensimismamiento; se asusto y pensó que la había cagado, pero para su dicha, Cristina solo esbozó una sonrisa orgullosa. A ella le había excitado escuchar a tío Antonio, no solo por el comentario soez respecto de sus pechos, sino por el descontrol que este mostraba ante la evidente excitación que le provocaba ver a la esposa de su sobrino desnudándose ante él.

Cristina estaba perdida en el juego; dentro de si pensaba en que solo era eso, un juego, y que ese pequeño secretito nunca saldría de sus dos protagonistas. Si bien en un principio había dejado que Tío Antonio siguiera con sus fotos para no perturbar la vida de Miguel; y a la vez complacer el “inocente” e incontrolable deseo por admirar su belleza de un viejo que podía ser su padre; ahora no podía negar que disfrutaba exponiendo su cuerpo a un hombre que no era su marido; que a la vez era de esos hombres sin posibilidad alguna de optar a una mujer tan bella y exuberante como ella; y que por lo demás era su “tío-suegro”. Todo esto generaba un morbo muy fuerte dentro de ella. Esa extraña molestia en su conciencia la apagaba pensando que solo era un juego y no una infidelidad; además, Miguel estaba muy contento por el nuevo apetito de su esposa en la cama.

Cristina termino de abrir su delantal y luego de un par de vueltas mas por la habitación, se deshizo de el tirándolo a un rincón. Su conjunto de ropa interior blanco maravillo a Tío Antonio, quien no hacia mas que sacar fotos y elogiar el cuerpo de su sobrina. “Que piernas” decía tío Antonio “Eres toda una diosa”; de pronto el viejo decidió jugársela, dar un pequeño paso adelante en la misión de despertar el morbo de Cristina, y dijo: “¡Que culazo el de mi sobrina!. Estudio su reacción y se estremeció al darse cuenta que a Cris le había gustado lo dicho; le pareció verlo en un pequeño gesto en sus ojos y lo constato cuando ella paro su trasero, apenas cubierto por un diminuto tanga, y lo expuso para la cámara, como si esperara otro comentario como ese.

Cristina era presa del morbo que le provocaba exhibirse. Los aislados comentarios soeces de su tío le provocaban cosquillas muy placenteras que hacían que su entre pierna se humedeciera cada vez mas. Dominada por el juego, se desabrocho el brasier y dejo libres sus voluminosos y bien formados senos. Tío Antonio saltaba como un niño para no perderse el espectáculo de esos globos que se balanceaban con el vaivén del caminar de su exquisita sobrina. Ella se excitaba sintiendo sus pechos desnudos ante los ojos hambrientos del viejo fotógrafo; se acerco a la cama y lentamente hizo rodar por sus caderas y luego por sus piernas el húmedo tanga que cubría sus partes mas intimas. Una vez con la prenda en el suelo, se subió a la cama y empezó a gatear lenta y sensualmente. Se asusto al ver a Tío Antonio tan cerca de su intimidad, él se había atrevido a acercarse a mas de un metro, incluso se había sentado en el borde de la cama para tener mejor visión de la hembra desnuda que tenia en frente. Si bien Cristina se había dejado fotografiar de cerca; estando totalmente desnuda no le había permitido a su tío acercarse tanto. Estas ideas no hicieron mas que acrecentar la excitación que rugía en su cuerpo; por lo que no dijo nada cuando Tío Antonio se acerco para tener un primer plano de su entre pierna totalmente expuesta, al contrario, abrió un poco mas sus piernas; arqueo la espalda y paro sutilmente la cola como regalo a su viejo suegro.

Tío Antonio pudo notar como brillaban los labios vaginales de Cristina; prueba inequívoca de la excitación que sentía. Ella, orgullosa de su cuerpo, seguía paseándose sobre la cama como una gata en celo mientras el viejo sacaba primeros planos de su trasero en pompas. Luego de unos minutos a tío Antonio se le acabo la memoria de la cámara; “Que lastima” dijo Cris, pero siguió modelando su cuerpo frente al viejo sobreexcitado que estaba sentado al borde de la cama. El viejo dejo la cámara en el velador y se quedo contemplando y halagando el cuerpo desnudo que se lucia frente a él. Daba gracias al cielo y no se molestaba en disimular su calentura frente a su hermosa sobrina. Cris estaba muy excitada al verse tan libertina frente a su suegro; ese hombre la deseaba y ella lo sabia, pero lo mantenía a raya, se limitaba a  disfrutar de las miradas morbosas del pobre viejo.

Tío Antonio estaba muy caliente y decidió arriesgarse un poco mas. Aparto la vista de Cris para luego volver a mirarla con cara de nervios. “¿Qué pasa Don Antonio?” pregunto ella. Él disimulo incertidumbre y luego se lanzo; “Tu misma dijiste que en pedir no hay engaño, y bueno, quiero pedirte algo” dijo temeroso. Ella sintió curiosidad y lo animo a hablar; él le pidió que no se enojase pero que le quería pedir un gran favor. “¿Qué favor tío?, si puedo no habrá problemas”. El viejo le dijo que le avergonzaba pedirle eso, pero sabia que luego se sentiría arrepentido por no atreverse a hacerlo. “Quería pedirte si me dejabas tocar tus pechos” dijo con una voz apenas audible. Cristina se sobresalto y de inmediato se paro de la cama, agarro su delantal y se lo puso rápidamente; “como se le ocurre tío” dijo Cris nerviosa “soy la esposa de su sobrino, no puedo dejarme tocar por otro hombre”. Tío Antonio se derritió en disculpas, que él sabia que ella se enojaría pero que no se había podido aguantar.

Cristina, luego de la sorpresa y viendo al pobre viejo tan avergonzado, se sintió mas tranquila y la excitación volvió a crecer dentro de ella; vio el paquete que se le notaba apretado en los pantalones de Tío Antonio y se calentó al pensar que ese viejo la deseaba, que deseaba su cuerpo sin importarle que fuera la mujer de su sobrino. El viejo ya se disponía a salir de la habitación, simulando una vergüenza enorme; estaba arrepentido y enfadado por el descontrol que lo había llevado a pedirle eso a Cristina, pero no podía dejar su papel de viejo atormentado por la situación. Se disponía a abrir la puerta para salir del dormitorio cuando Cristina lo detuvo; “Tío Antonio” dijo Cristina “espere un momento”; Cristina se acerco al viejo, sus ganas de jugar habían vuelto.

Cristina le dijo que lamentaba haber reaccionado así y que a final de cuentas era ella quien lo había llevado a una situación tan penosa. “En compensación voy a dejar que me toque”, el viejo no pudo aguantar una sonrisa y se derritió en agradecimientos, fiel a su papel de viejo obediente. “Eso si, solo hasta que yo diga basta, ¿ok?. Y por supuesto esto será nuestro secreto”; el viejo acepto de inmediato, le aseguro que nadie nunca jamás lo sabría. Cristina estaba muy excitada por el juego que llevaba con su tío, apenas podía disimular lo caliente que la ponía la situación; iba a dejar que aquel viejo verde la tocara y por su propia voluntad. Ella ya se había abrochado el delantal, se puso de espaldas a la pared y le pidió a tío Antonio que se acercara, este obedeció de inmediato y no disimulaba su entusiasmo ya que estaba seguro de que a ella le gustaba verlo caliente. Cris tomo las manos del viejo y lentamente las poso sobre sus pechos. Tío Antonio de inmediato sintió la respiración agitada de su sobrina, solo una delgada tela separaba las preciosas tetas de Cris de sus ásperas manos. Ella sintió los delicados magreos que sus pechos empezaron a recibir y una carga de excitación recorrió su cuerpo; las manos del viejo de a poco subieron la intensidad de sus apretones y ella se excitaba cada vez mas viendo la cara de descontrol y calentura del pobre vejete.

Tío Antonio creía estar soñando. Estaba parado frente a su sobrina política; la mujer mas hermosa e inalcanzable que conocía; vestida solo con un ajustado y corto delantal blanco; apoyada contra la muralla y dejando que él tocara sus voluminosos pechos. El viejo se sobre calentó de inmediato y no pudo evitar exclamar “que buenas tetas”, ya no se restringía en lo que decía, se había dado cuenta hace rato que sus palabras y comentarios soeces despertaban en morbo de Cristina “Que melones los de mi sobrinita, las mejores tetas que he agarrado”.

Por su parte, Cris disfrutaba viendo como el viejo magreaba sus pechos; cada vez con mayor libertad los apretaba y jugaba con ellos por sobre la fina tela del delantal. Ella se excitaba con lo que estaba viendo, dejando al viejo de su tío político manosearla, así que no dijo nada cuando Tío Antonio empezó a desabrochar los botones del delantal y una corriente de morbo la recorrió cuando se sintió desnuda y expuesta ante la toscas manos del vejete. Tío Antonio desabrocho todos los botones y miro a los ojos a su sobrina; “ya cayo” pensó, y al ver que ella solo cerraba los ojos poso sus manos sobre las fabulosas tetas que había liberado y las apretó a gusto. Disfruto apretándolas, logrando que se creara esa raja tan sensual entre ellas. El viejo se acerco lentamente a Cristina y se apoyo en el cuerpo desnudo de esta; ella sintió el bulto del viejo entre sus muslos. Dado que ella era mas alta que el viejo y además andaba con tacos, cuando abrió los ojos pudo ver como el desencajado rostro de su tío estaba apenas a un par de centímetros de sus desnudos pezones. El viejo la miro y ella pudo ver la calentura que había generado y el morbo la domino; lentamente tomo a tío Antonio de la cabeza y hundió su rostro entre sus pechos; el viejo desesperado lamió los pechos de su sobrina, hambriento como un bebe succionó los pezones rozados, haciendo que Cristina no pudiera evitar emitir gemidos de placer, que cada vez se hacían mas fuertes; “No tío.... por favor pare... aaaahhhh” Cristina balbuceaba, mientras el descontrolado vejete disfrutaba de sus pechos, Tío Antonio no le hacia caso y esto la excitaba demasiado, las manos del viejo ya no se limitaban a sus senos; ahora podía sentir como apretaban su trasero y sus piernas mientras la lengua del vejete se paseaba por su cuello y entre sus pechos. Sin embargo, cuando Tío Antonio trato de abrir sus piernas, Cristina reacciono y se dio cuenta de lo que estaba a punto de suceder. Le dio un fuerte empujón al viejo y logro separarlo de ella, “Ya basta Don Antonio” dijó muy agitada. El viejo pensó rápido y reprimió toda su calentura para volver a pedir perdón. Cristina le dijo que no se preocupara pero que ya había sido suficiente y que por favor la dejara sola.

Tío Antonio salió de la habitación. Estaba algo molesto por la calentura sin saciar con la que había quedado, pero sabia que era solo cuestión de tiempo para que Cristina se entregara como él quería. El plan avanzaba mas rápido de lo que se había esperado y no hallaba la hora de contarle a Gustavo lo sucedido.

Cristina por su parte estaba algo nerviosa, sabia que lo ocurrido no estaba bien, sin embargo también era conciente que lo había disfrutado. “Es un secreto” se repetía, aliviando la culpa que sentía. Al rato dejo las culpas de lado y no tardo en recobrar el morbo, dándole rienda suelta al masturbándose sobre su cama, recordando como se había dejado manosear por otro hombre; un hombre que solo podía soñar con una mujer como ella; y ella se había dejado hacer, como una cualquiera.

Los días pasaron sin muchos cambios. Tío Antonio seguía sacando fotos y Cristina se seguía dejando fotografiar, pero ninguno había mencionado o insinuado otra sesión fotográfica. El viejo cuidaba su plan, era paciente y sabia que ella volvería a caer victima de su propio morbo. Ella por su lado era conciente de lo que se había despertado en su interior y no podía dejar de exhibirse frente a las “sorpresivas” fotos que le tomaba Tío Antonio; ni tampoco podía evitar revisar el listado de pacientes para ver si ese día venia el Sr. Reyes, a quien ya le tocaba su próxima sesión.

 

CONTINUARÁ.....