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Susana

en Jovencit@s

Susana

Cap. 1.

Como empezó todo.

Cuando descubrí las películas porno de mi padre, fue como el despertar de la mujer en que me iba a convertir. Fue una tarde que me quede sola en casa; una de muchas, ya que mis padres trabajaban y no era raro que pasara las tardes sola. Me metí en los gabinetes que mi papá mantenía con llave en su habitación. Hace bastante tiempo que tenia curiosidad por ver que es lo que tenia guardado hay, pero hace poco que había podido hacer copias de las llaves a escondidas. Descubrí varias cintas con nombres en ingles y la mayoría tenia escrito a mano "jovencitas" por sobre la etiqueta. La curiosidad me venció y sin pensarlo dos veces puse una en el reproductor.

Ahí estaba yo, Susana, una pequeña de 14 añitos recién cumplidos, mirando como una chica de mi edad se echaba a la boca el rabo de un viejo de 60 mas menos. El tipo era medio calvo; usaba lentes y se le desorbitaban los ojos mientras la chica saboreaba su verga. Ella parecía disfrutarlo, ponía cara de hambre mientras el viejo se entretenía tocándole el culito en pompas; hasta de repente la cacheteaba para que chupara con mas ganas, luego le metía los dedos entremedio de su rosadita y húmeda conchita; cuando pasaba esto la chica sacaba la verga de su boca para poder gemir, según me parecía, de dolor. "Lo chupas muy bien niñita" decían los subtítulos cuando el viejo decía algo en ingles, "Ahora te enseñare a ser una niña buena" apareció en la pantalla mientras la tomaba de la cintura para ponerla de cara a la cama y acomodarle un cojín en el vientre; se le tiro encima y mostraron en primer plano como se la empezó a meter por la conchita. "Me duele abuelito" dijo la chica; me quede de una pieza, ¡se suponía que ese viejo y la tipita de mi edad eran abuelo y nieta!. Ella mordía las sabanas y de vez en cuando le rogaba al abuelo que siguiera, que se lo merecía por ser una niña desobediente. El viejo tomaba fuerzas con los pedidos de su nieta y le daba fuertes barrigazos en la cola. Al rato el abuelo le hecho su semen en las nalgas y mientras se tiraba de espaldas le pedio a su obediente nietesita que se lo limpiara; ella no protesto y se arrogo a lamer el blando miembro bañado en sus propios jugos.

Apreté stop; estaba sorprendida por lo que había visto. Primero, porque yo en mi vida había visto un pené; solo alguna foto en libros de anatomía, pero nada más. Aparte mis padres nunca profundizaron en el tema de la sexualidad, se limitaban a decirme que no debía dejar a nadie tocarme en mis partes privadas y punto. Segundo, los dos que acababa de ver teniendo relaciones en la película eran abuelo y nieta; ¿Cómo habían llegado a eso? A esa edad, yo creía que solo las parejas casadas tenían sexo.

Retrocedí la cinta y empecé a verla desde el principio; Se llamaba "Pequeña e inocente" y la chica que acababa de ver era la protagonista, su nombre era Niky y la película empezaba con ella dejándose tocar por un chico que seguramente era su novio. Al rato, cuando ella se quedaba sola en la casa, llegaba su abuelo con fotos de lo que había hecho; ella le pedía perdón a su abuelito; este le decía que debía ser castigada, ya que era egoísta al dejarle hacer esas cosas a su novio y no a la gente más querida para ella. El viejo se hacia el enojado mientras ella le preguntaba si podía hacer algo para enmendar su error; "Ya veremos" le decía el viejo mientras le metía las manos bajo la faldita. Le saco la ropa y la manoseo por todos lados; le beso sus tetitas y le abrió las piernas para lamer su conchita. Al rato saco su pené y le ordeno comérselo como un caramelo. De ahí en adelante ya les conté que paso, para hacerles el cuento corto la película termina cuando el viejo consigue perforarle el culito a su nieta mientras esta grita de dolor, para luego pedirle a su abuelo que la siga castigando porque a sido una niña mala.

Me di cuenta que ya era tarde y que alguien podía volver, así que deje todo como estaba y me fui con mi asombro a mi cuarto. Me recosté en la cama y pensé en lo que acababa de ver; note que mi conchita estaba húmeda, me fui a tocar para comprobarlo y cuando me roce mi entre pierna sentí un extraño escalofrió; fue una sensación muy agradable, así que me seguí tocando. A los pocos minutos mi respiración era mucho mas agitada y mis dedos estaban bañados con el flujo de mi entrepierna; no sabia bien que estaba pasando en mi cuerpo, pero las imágenes de la película estaban llevándome a experimentar sensaciones nuevas para mí. Con una mano exploraba mi entre pierna y con la otra apretaba mis pechitos, tenia los pezones erectos y sentía desesperación por abrir las piernas lo más posible. Hubo un momento en que algo se apodero de mí, ya no podía parar; aunque me dolía no podía dejar de apretarme mis tetitas con fuerza. De pronto una fuerte sensación de éxtasis invadió mi cuerpo; lleve mis dos manos a mi conchita; cerré bruscamente las piernas y me apreté toda en posición fetal, quede de lado convulsionándome y aguantando las ganas de gritar; mordí la almohada y aguante hasta que por fin paso y quede rendida en mi cama.

Fue increíble, no podía comprender lo que me había pasado. Lo asimilaba a la masturbación; había escuchado hablar a una amiga de eso, pero no me interesaba en lo mas mínima, por lo menos hasta ese momento.

Durante la noche lo hice otra vez. Los flash de la película que se venían a mi cabeza, me mojaban de inmediato; así que no luche mas y la recordé y me la imagine sin tapujos.

Al otro día me quede sola otra vez, así que después del colegio aproveche he hice una copia de otra película; ese día era Viernes y estaba decidida a verla en la noche en la intimidad de mi habitación y así poder ver y tocarme a la vez.

La película nueva se trataba de otra chica que caía en las manos del director de la escuela; un viejo morboso que engañaba a las alumnas para poseerlas. Era bastante buena y goce de varios orgasmos esa noche.

En las próximas semanas pude ver todas las películas de mi papá. A las mejores les hacia copias ya que me di cuenta que algunas desaparecían del gabinete justo cuando había algo nuevo, así que supuse que papá las cambiaba cada cierto tiempo.

Me di cuenta que las películas donde solo salían escenas; quiero decir esas que no tienen trama y que solo muestran a parejas teniendo sexo, no me excitaban para nada. Las que me gustaban eran las que traían cierta trama morbosa, donde los tipos "malos" se aprovechaban de las chicas bellas e indefensas; sobre todo cuando eran chicas jóvenes y bonitas, como yo, a merced de algún viejo que podría ser su padre o incluso su abuelo. Casi todas las que grababa eran de ese estilo; me encantaba ver las caras de morbo de esos hombres maduros al ver cuerpos tan tiernos e inocentes a su disposición. Tanto me identificaban las protagonistas de esas películas que no tarde en imaginarme a mi misma en situaciones morbosas donde era tocada y abusada por viejos verdes y vergudos. Me llevaba un plátano a la habitación y soñaba con que era un pené; lo chupaba hambrienta hasta que este se deshacía en mi boca.

Yo no tenia nada que envidiarles a las chicas que salían en las películas; si bien tenia 14 años, muchas de mis amigas me envidiaban por lo desarrollado que estaba mi cuerpo; pues tenia ya una tetitas de buen tamaño que auguraban unos pechos grandes y firmes; aparte mi culito estaba redondito y paradito por el ejercicio; por otro lado era alta para mi edad (1.65) y con carita de niña inocente. Quizá por eso fue mas fácil que pasara de excitarme con las películas a excitarme cuando me daba cuenta de cómo me miraba algún viejito en la calle o en el bus. Si bien me seguía agradando ver películas, mi imaginación empezó a dominar mi excitación al punto que mis mejores orgasmos nacían de imaginarme violada por algún viejo afortunado. Imaginarme sus caras de incredulidad al ver a una linda niña como yo entregada a sus mas bajas perversiones, me volvía loca.

No recuerdo bien cuando pensé que mis fantasías podrían hacerse realidad; pero si recuerdo que estaba emocionada y asustada por la posibilidad de que esto ocurriera. No tenia claro quien podría ser el afortunado, pero sabia que no faltarían voluntarios. El caso era que debía desarrollarse en forma morbosa, como en las películas. Yo debía aparentar inocencia y caer en las garras de algún viejo sin escrúpulos. Pase muchos buenos ratos planeando como podría llevar a cabo algo como eso; a veces pensaba que era una locura, pero cuando estaba excitada me sentía completamente decidida a hacerlo.

Un día, de regreso de la escuela tome un bus repleto. Como siempre en mi cabeza estaban mis fantasías, así que me pare junto a dos hombres mayores que también estaban parados y me fui excitada al darme cuenta de cómo uno de ellos no quitaba ojo de mi pecho. Al poco de andar el bus se repleto aun más, al punto de quedar pegada al viejo que me estaba mirando. Sentía su barriga pegada al costado de mi cintura y por el reflejo del vidrio podía ver que su mirada estaba clavada en los botones desabrochados de mi blusa, ¿Cuánto podrá ver? Me preguntaba, la respuesta me excitaba; el viejo se estaba calentando conmigo y yo por el morbo que me provocaba la situación. De pronto sentí un apretón en mi trasero, un apretón que se quedo allí; no hice nada, sabia que era una mano pero tenia miedo de mirar de quien era; además no podía darme vuelta por la cantidad de gente. Quien haya sido, al ver que yo no decía nada, empezó a sóbarme el culito; al principio suavemente y luego con agresividad. El magreo y la posibilidad de que fuera el viejo junto a mí me excitaron, era la primera vez que se aprovechaban de mí en el bus y como una inocente pequeña me deje hacer. Empecé a sentir como esa mano subía mi faldita del uniforme hasta lograr apoyarse en la parte alta de mi pierna, sobre mi piel suave y desnuda. En ese momento me di cuenta que la mano era del viejo junto a mí; ya que se sentía áspera y me apretaba hacia él. Lo mire, y justo cuando me tope con su mirada, la mano se detuvo; no había duda, era de él. En un momento pude ver como apareció una pequeña sonrisa en su rostro; mi pasividad lo calentó y su mano subió a apretar mi culito bajo la falda. Sentí como sus dedos se deslizaron bajo mi tangita para repasar con ellos toda mi rajita hasta llegar a mi ya húmeda conchita. Cerré los ojos y con un gesto involuntariamente erótico me mordí los labios; lo que provoco que me apretara fuerte mente la cola, me dolió y lo mire, su rostro estaba desencajado en lujuria y morbo; su mano estaba loca bajo mi falda, recorría todo mi trasero apretándolo y masajeándolo, sus dedos se perdían en mi entrepierna para luego arrastrarse hasta mi agujerito posterior. El viejo se entretenía presionando la entrada a mi culito; humedecía sus dedos en mi conchita para luego buscar la entrada a mi colita. Cuando su dedo venció la apretada resistencia de mi chiquitito no pude evitar tratar de parar la cola para que entrara un poquito mas adentro. En ese momento desfallecí en un orgasmo que simule lo mejor que pude.

Aunque por la gente no se notaba, me deje caer sobre él. "anda sigue disfrutándome viejo asqueroso" pensaba mientras le miraba su morbosa mueca de triunfo. De pronto sentí otra mano bajo mi falda, el viejo llevaba su otra mano agarrada en la barra de apoyo, así que no podía ser él ; alguien se había dado cuenta de cómo me dejaba hacer y quiso aprovechar la ocasión. Dios, como me calenté al sentir como dos tipos se daban el festín de su vida bajo mi faldita. Me di cuenta del gran paquete que tenia el viejo, estaba descontrolada y no pensaba con claridad cuando metí mi mano bajo su pantalón y agarre el pedazo de carne ardiente y húmeda que estaba ahí abajo. Era la primera vez que tocaba un pené, en este caso mas que un pené, era una verga dura y me calentaba pensar que estaba así gracias a una nenita caliente como yo. Se la apreté con fuerza y empecé a masajearlo como había visto en las películas, arriba y abajo. Mi excitación era creciente al igual que mi entrega; las dos manos bajo mi falda se disputaban la entrada a mi culito y mi húmeda conchita se mojaba y calentaba cada vez mas. El pico que tenia en la mano estaba duro y caliente y a mi me encantaba, se me hizo agua la boca, quería chuparselo y sabia que ese viejo se moría de ganas de que lo hiciera. Me acerque al oído del vejete y le dije "puedo chuparsela señor" y lo mire suplicante e inocente, eso basto para que la verga en mi mano se hinchará; pude sentir las oleadas de semen que se habrían paso al interior de su pené. Tuve que esforzarme bastante para disimular el orgasmo que me provoco aquello. Aparte mi mano de su pico y como si fuera crema, use el semen para bañar su verga y sus arrugadas bolas.

Al poco andar el bus se fue desocupando, por lo que las manos bajo mi falda se vieron en la obligación de abandonar mi piel. Nunca pude ver al otro tipo que me magreo a placer, pensé que había sido el otro viejo, pero no estaba segura. Seguía parada junto al tipo que había empezado todo, cuando este toco el timbre de la puerta trasera; la micro se detuvo y el viejo me tomo la mano y me tiro para que bajara con él. Me entro el pánico y me resistí; intento unos tirones mas, pero se dio cuenta que si seguía iba a llamar la atención, así que bajo solo con cara de pocos amigos.

Esa noche me masturbe como nunca, imaginando en lo que habría pasado si me hubiera bajado con aquel viejo. Me habría llevado a su casa y me habría tomado como a toda una putita. Me habría sacado fotos para luego obligarme a ser su esclava y la de sus amigos. Uuuuuy, que noche aquella, imaginé tantas cosas, aun podía sentir esa verga palpitante en mi mano; me comí tres plátanos esa noche, chupandolos, soñando con que fueran picos calientes y llenos de leche.

Después de ese maravilloso día, estaba mas segura que nunca que debía hacer realidad mis fantasías. Pase algunas semanas tratando de planear algo realmente perfecto, aunque sabia que me excitaría mas una situación sorpresiva. Me entretenía mucho mirando a los hombres calientes que me miraban en la calle. Incluso empecé a ponerme las falditas escolares que ya me quedaban algo pequeñas y las blusas apretadas para verme mas provocativa. Aunque algunas amigas se burlaban, yo me hacia dos cachitos con mi pelito rubio para parecer mas inocente. Les aseguro que la combinación funciono perfectamente.

Como creo que ya les dije, me entretenía planear la situación en cuestión; sin embargo esperaba que se diera de forma sorpresiva para mí. Pues ni lo uno ni lo otro, mi primera vez, fue mas bien como una combinación de las dos cosas.