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12 Horas de Angustia

en Dominación

Suspenso, La receta secreta.

Era inicio de semana y arrepentida del festín que degusté el Sábado, empiezo mi día saliendo a correr. La mañana todavía no aclaraba, solo se escuchaban los pajarillos despertar y algunos camiones a lo lejos.

De mi boca salía bao, producto del poco frío que hacia, abrí la puerta y ahí estaba como todas las mañanas anteriores, estoy segura que me esperaba, recargado en un poste con una mirada indudablemente desnudante.

Me sentía desprotegida, vulnerable y sin fuerza ante ese corpulento cuerpo, su expresión era de gánster, con ganas, muchas ganas de matar.

Su perro enorme como todos los días me olfateaba, mis nervios se alteraban y mi corazón se contraía, haciendo hervir mi sangre de miedo, mis labios estaban secos y la garganta sin saliva.

No sé si era paranoia pero estaba 100% segura de que me seguía a todos lados, conocía extremadamente bien mis horarios de salida y entrada y casualmente siempre estaba ahí pegado a mí como larva.

¿Qué demonios quería?

No lo sé y no quería investigarlo, lo único que se es que cada vez que lo veía el temor me invadía y los labios me temblaban pero probablemente ya me había acostumbrado a esa sensación ya que seguía mi rutina.

Pasó el tiempo y mi madre salió de vacaciones, iba a ser una temporada nostálgica ya que nunca me ha gustado estar sola.

Mi perseguidor había desaparecido por un tiempo, yo salía a la calle y como si ni se acordara de mí todo estaba mas claro y ya no sentía miedo por las mañanas, solo me limité a seguir mi vida cotidiana sin problemas.

Jueves 7:00 p. m salgo de la oficina y me dirijo hacía el gimnasio, hice 2 horas continuas de aeróbicos y jalé una mas pesas mi entrenador siempre atrás de mí no se despegaba, se aseguraba que cada trabajo estuviera hecho con calidad, terminando mi rutina subí a los baños, un buen rato en el sauna no me caería nada mal. Así es que pedí un jugo de mandarina y me subía a consentir un rato.

Unas horas después casi ya media noche, salí mas limpia y relajada que nada solo me hacía falta dormir hasta al otro día.

Abordé un taxi y me dirigí a casa, una vez llegando, abro la puerta y mi olfato logra detectar un aroma extraño, no lo se bastante diferente al olor que siempre esperas al llegar a tu casa. No le di mayor importancia, cierro la puerta con todas las llaves posibles una cadena gruesa y encima un pasador. No hay otro lugar más seguro que tu casa.

Dejé mi maleta y una voz ronca pero muy clara desde arriba me exclamó.

Llegas tarde, ¿dónde estabas?

Mi respiración se paró por un momento, un fuerte dolor se anunció en la boca de mi estómago y mi corazón aceleró el ritmo.

No conteste, volví a sacar las llaves de mí maleta pero con el peculiar ruido de estas me delaté.

El se dirigió nuevamente a mi.

¡Ni se te ocurra! Te vas a tardar mas que lo que yo en bajar así que vuélvelas a guardar. No le hice caso, y con desesperación y torpeza corrí hacia la puerta para abrir, no quería se una sumisa estúpida.

Pero grave error, me lo advirtió y no le hice caso, la luz todavía se encontraba apagada y no se como lo hizo, pero de dos brincos llego hasta abajo. Las lágrimas se me salían sin querer y no veía donde apuntaba la llave el se acerco con pasos lentos como todavía dándome tiempo pero ni aun así lo logré, llego hasta mí.

Me tomó del cuello y me azotó contra la pared, mientras con la mano izquierda volvía a poner los seguros de la puerta, yo trataba de quitármelo de encima pero era imposible sus manos estaban enormes y desbordaba fuerza.

Comencé a tratar de defenderme, pero era en vano no logré hacerle ni el mas mínimo daño, así es que me dispuse a llorar como una bebé.

Por fin soltó mi cuello, me tomó de los cabellos y me empujo, caí al piso, pero como pude me levante y corrí hasta la habitación de arriba y me encerré. Estaba segura por un momento, me senté en un rincón de lado de la cómoda invadida de llanto.

Sus pasos se escuchaban subir la escalera, yo imaginé que querría forzar la puerta, pero me equivoqué, solo escuche cuando una llave entro en la chapa y vi girar la perilla.

Se me vino el mundo abajo, él se acerco a mí y nuevamente de los cabellos me levantó, yo no podía ya sentir mas dolor que miedo. Me dirigió hasta la otra recámara, era donde dormía mi madre. Lo que vi, me impactó, había cuatro pares de esposas e cada uno de los tubos del cuadrilátero de la cama, la tv estaba encendida, y un video porno corría, una vela en cada uno de los burós y una botella en uno de ellos en ese momento no supe que era.

¡Desvístete! me dijo enfadado

Yo con voz chillona y entrecortada dije: ¡no por favor!

Hice caso omiso de la orden, y me la repitió unas cuantas veces más, pero no hice caso, así es que me tomó de un brazo y se dispuso a hacerlo el mismo, yo todavía me oponía con todas mis fuerzas y gritaba y lloraba, trataba de resbalarme de sus manos. El desesperó y un par de bofetadas calmaron mis nervios. No le quedó otra me arrancó las ropas como pudo, yo me resistía aun golpeada y humillada, pero mi cansancio me estaba haciendo perder.

A empujones y maltratos me aventó a la cama, traté de levantarme sin éxito, forcejeamos durante unos minutos pero al final logró colocarme una de las esposas.

Ya estaba perdida, me tomo el otro brazo pero lo alcance con mi boca y lo mordí sin piedad, quería arrancarle el pedazo, una gota de sangre rodó por mi mejilla y alcance a ver su rostro de dolor. El con su mano derecha apretó mis mejillas hacía adentro, obligándome a soltarlo, no quería imaginar que me sucedería después, esperaba lo peor.

Elevó su puño y ya lo sentía en mi rostro, nunca encontraré la respuesta del porque no lo hizo. Procedió a levantarse y esposarme los pies, era lo único que faltaba, para dejarme totalmente inmóvil, antes de que lograra tocarme solté patadas con todas mis fuerzas, le di en la cara y escuche como su mandíbula se movió, no era yo en ese momento si me hubiera comportado un poquito mas prudente hubiera sabido que no debía hacer enfadar a ese mounstro que me tenía ya en sus manos. Pero mi orgullo fue mucho más fuerte, por lo menos tenía que costarle trabajo.

Sabía que ibas a ser difícil pero no pensé tanto, me dijo, yo me revolcaba en la cama con la esperanza de algo mágico pasara y mis ataduras dejaran de estar ahí, no dejaba de llorar, pero como pude trate de tranquilizarme.

Cerré los ojos y respiré profundamente mas me valía resignarme, aunque por dentro no dejaba de sollozar. El se acerco a mí y comenzó a olfatearme, desde mi frente realizo un recorrido se detuvo en mi cuello, me ensalivo y continuó bajando, yo sentía repugnancia en ese momento, pero al el no le importaba, siguió su camino, siguió olfateándome, su nariz iba registrando cada aroma impregnado en mi cuerpo, luego se detuvo en ombligo e introdujo su nariz ahí por un buen rato, saco su lengua y la plasmo ahí dentro, siguió viajando hasta llegar al comienzo de mi intimidad, yo apretaba los ojos con todas mis fuerzas, y respiraba cada vez mas rápido, lo confieso deje de sentir temor, pero aún me rehusaba a querer sentir.

Por fin se iba acercando y al llegar, no lo pude resistir comencé a reírme de desesperación, nunca lo he soportado, mis carcajadas se escuchaban en toda la habitación como si de verdad lo disfrutara, yo creo que si me gustaba pero me negaba a reconocerlo.

El se extraño con mi risa y así descubrió mi punto débil. ¿Qué iba a pasar después de haber dado a conocer mi emoción? No lo se pero desde ese momento decidí relajarme.

Se levantó, y apareció después con un enorme cuchillo de cocina, ¡maldita sea! Todo iba tan bien, nuevamente el miedo se apoderó de mí ¿Qué pretendía ese imbesil al jugar con mis emociones? Lo mire un momento y cerre nuevamente los ojos no quería saber ya más, era demasiada mi impotencia.

Luego un chorro de algo con gas cayo en mi vientre y escurrió por todos lados, el se lanzó sobre mí para tomarlo con su boca, esto me obligo a abrir los ojos tenía una botella en una mano y el cuchillo en otra. Dibujó una cruz sobre mí, me dí cuenta que alcanzo a rasguñarme cuando volvió a verter el vino sobre mi y me ardió, era extraña la sensación pero lo vuelvo a confesar me agradaba.

Se acostó sobre mi y empino la botella sobre mi boca, yo me rehusaba a tomarlo pero era tan grande el chorro que por inercia lo tragaba, no cedió hasta ver que me estaba atragantado. Me beso con esa enorme boca, sus labios cubrian por completo los míos me succionaba con desesperación. Creo que le gusto mi boca pues no se separaba de ella, su lengua invadía todo por dentro pero no recibía respuesta de mi parte ya que yo no me movía para nada. Mordió mis labios, sent algo de dolor pero comenzaba a excitarme aunque todavía estaba cuerda y consiente de que era un maldito depravado.

Su aliento era muy cálido, mismo que iba bajando nuevamente pero esta vez con otra dirección, mis senos; en un segundo se apodero de ellos y los mordió de tal forma que me hacía sentir una sensación inigualable. Era dolor pero muy bien dosificado sin llegar al grado de hacerme daño. Comencé a gemir, me imagino que estaba esperando esa señal para continuar, succiono y succionó como si quisiera sacar algo de mis pechos, su lengua áspera, me regalaba una exquisita sensación.

Después que logró el efecto deseado, que era comprobar que me estaba gustando, cambio su boca por sus manos las cuales se apoderaron de mis senos mientras el tenía trabajo mas abajo.

Abrió mis muslos con fuerza y comenzó a comerme, ya no pude fingir mas, era imposible, su lengua invadía tres o cuatro centímetros adentro, la metia y la sacaba si parar, yo le entregué mi gozo, y el se dio cuenta en la expresión de mi cara, quería devorarme, no se como lo hizo pero mordió mi clítoris, me encantaba, pero mi intimidad pedía más.

Con mil besos subió nuevamente hasta arriba, mi aroma se quedo impregnado en sus labios y así me beso.

El momento de la verdad, se acercaba y mi temperamento había subido lo suficiente para poder entregarme de lleno a el, sin embargo me dosificaba cada sensación haciéndola desesperante y al mismo tiempo placentera, había encontrado cada punto exacto en donde me hacía explotar, y además cada vez que podía se burlaba de mis emociones.

Apareció nuevamente su arma, yo tenía los ojos cerrados pero sentía como se deslizaba el metal por todo mi cuerpo, apenas me tocaba, hasta que conquisto la terreno de mi pubis, sentí miedo aun cuando me estaba gustando, en realidad no conocía las verdaderas intenciones del tipo, llego con el cuchillo hasta mi intimidad y trato de introducirlo con sutileza, en ese momento por inercia abrí los ojos, lo encontré a el con una sonrisa sarcástica.

Realmente vi en sus ojos intenciones de introducirlo todo, y yo tenía que tener el control, así en que con cara de angustia y excitación al mismo tiempo le dije:

No, por favor; ¡hazme el amor!, él tipo no lo pensó dos veces soltó el cuchillo y se avalanzó sobre mí, no se que efecto haya causado mi comentario pero me captó el mensaje.

Comenzó a desnudarse, ni un minuto tardo, se recostó sobre mí y comenzó a besarme con toda la pasión que lo regía, todavía no sentía por ningún lado su erección, es mas no lograba sentir su aparato.

Hasta que desprevenida, lo introdujo hasta el fondo de mí, robándome un grito desesperado, solo un suspiro bastó para adoptar el ritmo, sus sarcásticos comentarios me fascinaban ¡te gusta verdad!, no paraba de decirme, pero además de eso la expresión de su rostro era de magnífico placer, que ritmo tan excepcional, entraba y salía como si bailara sobre mí, sus besos había adquirido un modo romántico y excitante, y su lengua la introducía, al mismo tiempo que me penetraba, armo un ambiente demasiado erótico.

De pronto salió de mi, sabía perfectamente lo que haría después, sín dejar de besarme se estiró y quito mis esposas una a una, me día libertad en las manos pero sabía que no sería suficiente, asi es que bajo y quito las de mis pies.

Yo me quedé inmóvil por un momento, no sabía si tenía que moverme, y el se quedó unos segundos observándome para ver que hacía, no se me ocurrió nada más que tomarlo del cuello y jalarlo hacía mi, el metió sus manos de bajo de mi cadera y volvió a penetrarme; esta vez ya no dolió, llegó hasta el fondo y ahí se quedó lleno de tranquilidad desbordando paciencia, yo contraía mi vagina para hacerlo sentir, creo que esto lo animó aun mas y comenzó a moverse con un ritmo incanzable, escurría sudor de nuestras frentes, no sé el pero yo estaba por llegar al clímax, una fuerte sensación me invadió desde los pies hasta el cerebro, mis uñas se enterraron en su espalda sin piedad y arañaron todo lo que tocaban el al notar esto aceleró el ritmo no cabe duda que quería terminar conmigo, mi respiración se fue por un segundo y comencé a temblar sin parar el salió de mi y termino afuera pero se que lo disfrutó demasiado, después se recostó sobre mí y suspiró. El miedo había quedado atrás unas horas después como a las cuatro de la mañana desperté y estaba recostad a en su regaso, no se como llegue ahí pero me sentía real mente cómoda.

Al otro día desperté temprano y no había señal de él, cautelosamente se fue sin que me diera cuenta. Todos los días al salir lo veo en su poste y me saluda con una sonrisa, su perro ya me conoce y hasta me hace fiestas cuando me ve, ahora lo considero mi guarura y no un ganster como antes.

Chicos les mando saludos desde México y espero sus comentarios

pamela_saravia@yahoo.com.mx