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¿Quién era el?

en Erotismo y Amor

Rebeca, mi gran amiga de la infancia es aquella persona que tiene la clave de acceso a todas mis intimidades, somos las clásicas amigas que se conocen desde los primeros años de escuela.

Su padre Don Ernesto es un tipo maduro pero nada viejo, es el prototipo que toda chiquilla de 23 años anhela en su cama. Usa un corte moderno de cabello y aunque se nota que no va con su edad, muy bien puede pasar desapercibido ya que es realmente guapo. Usa ropa casual y siempre anda impecable; jeans, playera en algún tono llamativo y saco casi siempre.

Sus colonias tan varoniles casi siempre te llevan a dar un paseo por el paraíso, si es que invaden con su delicioso aroma tu olfato. Todo esto que divulgo en este momento jamás me había pasado por la mente, ya que el siempre represento una persona a la que yo le debía mucho respeto por ser el padre de mi mejor amiga.

Hace un par de meses visite a Beca eventualmente, sin avisar llegue a su casa y me recibió contenta y además con la invitación de asistir a un bar nuevo esa misma noche. Yo haciendo un recuento de mi patética vida testa de trabajo y deberes pensé muy seriamente en acompañarla. Y pues bien quede de pasar mas tarde a su casa para arreglarnos juntas, después de comprar unos libros y de mas insignificancias que me urgía tener.

Llegué a su casa a eso de las 9, nos bañamos y dimos paso a la transformación de mujeres decentes a chicas sensuales y provocativas. Beca se puso los jeans mas ajustados que encontró en su closet, una camisa negra semitransparente, sostén negro de encaje y botas se veía subliminalmente provocativa sin rayar en lo vulgar.

A mi en lo personal me atraen los escotes de sobre manera aunque también detesto verme vulgar, pero reconozco que me gusta enseñar. Jean justos, panti-blusa entallada en color rojo (mi favorito) y botas rojas hacían que un look provocativo se camuflajeara a uno casual.

Salimos de su habitación despampanantes y totalmente cambiadas, pasamos a la cocina en donde se encontraba su padre para despedirnos de el y al vernos se levanto de la silla impresionado con cara de no dejarnos salir a ningún lado. ¿a dónde creen que van? Pregunto preocupado, Rebeca soltó una carcajada pícara y sin vergüenza y le respondió a tomar unos tragos papá no te preocupes tanto.

¡Yo las llevo! Insistió Don Ernesto,

¡Padre! Soy una mujer de 25 años no necesito que me lleves, dijo Beca comenzando a molestarse.

Esta bien, finalizó su padre derrotado; al mismo tiempo que lanzaba una mirada furtiva sobre mis senos asomados.

¡No se preocupe señor! Le lance un comentario a Don Ernesto para desviar su mirada hacia mi rostro.

Me sonrió maliciosamente y jalo a Beca para robarle un beso al cual ella respondió comprensivamente.

Caminé tras Rebeca y sentí una mano deslizarse sobre mi cintura, era el que me pedía un beso a mi también. Yo ingenuamente giré la cara para darle un beso sutil y de niña buena a Don Ernesto, pero su mirada lujuriosa y el toqueteo de sus manos en mi espada me avisaban que la recepción de ese beso no era normal.

Sentí sus manos calientes sobre mi cuerpo y la verdad fuera de pasarlo desapercibido en ese momento, puedo presumir de que me inquietaron y lo peor creo que lograron excitarme. Su beso descarado cerca de mis labios me desconcertó ya que dentro de mi me sentía confundida pero mi cuerpo se sentía bien con el suceso.

Salimos por fin de su casa y nos subimos a su auto, una vez en el bar no sentamos en una mesa bastante cómoda y acogedora después de esperar bastante tiempo afuera, pedimos un par de tragos y comenzamos a querer divertirnos, pero no fue así hasta que un par de chicos junior se acercaron a nosotras pidiéndonos bailar con ellos, nosotras ya con dos o tres tragos encima no nos opusimos.

El de Beca era guapo, pero a mi siempre por de foul me siguen los morenazos de fuego, este era un tipo grande cuadrado y con unos brazos de ensueño, y bailamos el resto de la noche sin parar un solo momento.

Nuestros bailes se tornaban cada vez mas eróticos y sensuales, el buscaba el momento para presionar su pelvis con la mía lo cual me permitía darme cuenta de la gran erección que tenia en ese momento, imagino que era el resultado de mi escote.

Sin imaginarlo en un abrir y cerrar de ojos, se atrevió y me robó un apasionado beso, yo si mas me limite a responder victima de sus cachondeos y claro del alcohol. Me mordía y mi vientre comenzaba a estremecerse al mismo tiempo que sentía de sobremanera su gran paquete cerca de mi intimidad pidiendo a gritos ser liberado de esa mezclilla tan justa.

Yo lo tomaba de las caderas y fuera de retirarlo lo restregaba mas a mi con el afán de provocarlo mas, busque discretamente a Beca y se encontraba en la misma posición que yo, solo intercambiamos sonrisas y volvimos cada una a nuestro trabajo.

Vamos a mi casa, me propuso el ingenuo hombre, yo rápidamente le tape la boca con un beso, estaba en serios problemas ya que aunque me considero caliente y temperamental era ilógico pensar que me iría a la cama con un tipo que tengo 2 horas de conocer. Sin embargo, tenía que pensar en algo pronto para controlar la situación ya que había alcohol de por medio y eso podía provocar que pasara algo, una de dos o yo cedía victima de sus deliciosas manos sobre mi cuerpo o era tan tajante al decir no que hacía que ese gran Hércules se molestara y me obligara a hacer algo de lo cual no estaba cien por ciento segura.

Así que decidí improvisar y tomar la batuta, ¡tengo que ir al tocador amor! Ahora regreso...

Esta bien pero te tardes me contesto.

Lo separé de mi con un gran beso me enfile hacía nuestra mesa tome mi bolsa, la de mi amiga deje un billete grande sobre la mesa para no parecer un par de trepadoras baratas y fui hasta donde estaba ella. Beca...¿ me acompañas al baño?

Claro respondió al momento, y ahí pusimos en marcha nuestra hazaña telepática, pero mas bien era que ya habíamos puesto en practica ese plan otras veces.

Fuimos al baño y después inteligente mente nos escabullimos hasta afuera, pedimos nuestra carroza al valet y nos fuimos privadas de risa.

Eran casi las 2 de la mañana y veníamos muy eufóricas y sensiblemente borrachas pero también cansadas hasta decir basta. Una vez en su casa entramos tratando de ser discretas pero era imposible ya que las copas nos hacían reír de estupideces.

Un grito desde arriba nos llamo, Beca ¿Llegaste por fin?

Si papá somos nosotras ya nos vamos a dormir no te preocupes.

El señor bajo rápidamente me imagino que no quería perderse ver el estado inconveniente en el que veníamos.

Nos intercepto a medio pasillo y se quedó ahí observándonos si saber si era conveniente llamarnos la atención o reírse de nosotras. No pude evitar notar esa mirada penetrante nuevamente sobre mi y aunque estaba demasiado cansada para atenderlo en ese momento la sangre me hervía por el estimulo previo que había habido hace unos minutos.

Buenas noche papá.... gracias por esperarnos dijo Beca ya casi en el mundo de Morfeo.

Buenas noches Sr. Continué yo con una voz angelical que no me venía nada bien en ese momento.

Buenas noches que descansen respondió el Sr.

Después subimos y sin mas nos quedamos dormidas en su cama. Como una hora después me levante ya que ni siquiera tuvimos la delicadeza de quitarnos la ropa y esto me hacia sentir demasiado incomoda.

Comencé a desvestirme y sin querer desperté a Beca. Tengo sed, me dijo. Ahorita bajo a traerte algo, le respondí.

Me puse uno de sus sensuales batas de noche y baje sin pensar en nada mas que el refrigerador y un buen vaso de jugo para las dos.

Cuando llegue a la cocina, encendí la luz y me encontré con una espectacular silueta en boxer y camiseta, me sobresalté al encontrarme con Don Ernesto y en seguida cerré mi bata pero estoy segura que alcanzó a ver uno de mis pechos que se asomaba fuera de ella.

Don Ernesto ¡buenas noches! Solo baje por algo de tomar para Beca.

Lo admito me había puesto muy nerviosa al verlo, pero continué mi camino y me dispuse a buscar los vasos; mi nerviosismo y mi falta de dicción debido a las copas se notaba de lejos, pero el solo se limitaba a observarme sin decir nada.

Se levanto de la silla y si ningún permiso se me acerco por detrás, su respiración excitada me daba escalofríos por la espalda, todos mis poros estaban destilando uno a uno, aun no me tocaba pero yo lo sentía ahí.

Su manos áridas se posaron en mi cintura y de ahí subieron hasta mis senos, abrió mi bata y metió su mano de bajo de mi sostén, yo que mas podía hacer que limitarme a suspirar, apreté con fuerza la manija del refrigerador que en ese momento tenía sobre mi mano porque no sabía que otra cosa hacer.

Sus manos viajaban por todo mi cuerpo con pasión haciéndome estremecer a cada segundo, sin embargo, algo dentro de mi me decía que permitir eso era indebido, así que en un instante reaccione y aparte sus manos de mi. El me tomo de los brazo y bruscamente me giró para quedar cara con cara y se adueño de mi boca.

Sus gruesos labios rodearon los míos y nuestras salivas comenzaron a mezclarse. Yo lo rechazaba pero en el fondo quería que continuara, abrió mi bata nuevamente y mordió uno de mis senos por encima del sostén, yo lo tome de la cara y lo separe de mi inmediatamente, el se enojo e impuso su fuerza tomándome de los brazos y estrujándome sobre la pared.

Forcejeamos y fuera de molestarme lo que estaba pasando, me gustaba, me robo un par de besos mas y yo lo rechazaba sin piedad, sabía que iba a poseerme pero quería que le costara trabajo. Con su fuerza bruta me dominó y me puso empinada sobre una mesa que había en la cocina, me despojo de la bata y me beso toda la espalda dando pequeños mordiscos cada poco que me provocaban serios espasmos, tomo mis senos y los estrujo sin piedad sobándolos en círculos y apretando mis pezones de vez en vez.

Mis gemidos eran incontenibles, el ni siquiera se molesto en quitar mi ropa interior, solo hizo a un lado el hilo dental e introdujo uno de sus dedos. Mi humedad se escurría y el jugueteo hasta llegar al lugar mas profundo lo cual me hizo llegar a la gloria.

Volvió a voltearme con brusquedad y me abrazo apasionadamente, me beso hasta cansarse y luego una dulce voz me cuestionó.

¿ Vamos arriba?

Mi voz ridículamente entrecortada alcanzo a responder Si...

Corrió y subimos por las escaleras, yo cuidaba no hacer ruido para evitar despertar a Beca.

Una vez en su habitación continuamos besándonos baje mi boca por su cuello hasta llegar a sus pectorales, los disfrute, no era un hombre musculoso pero si había que disfrutar. Mordí todo lo que encontré a mi paso y su respiración me indicaba si le gustaba o no, quedé sentada en la cama y su magnifica erección rozaba mi pecho, baje cuidadosamente su boxer y apareció su pene de muy buen tamaño, lo salude con mi lengua y lo fui metiendo poco a poco hasta tocar mi garganta.

Lo deslizaba dentro y de vez en vez lo succionaba sutilmente, el me tomaba del cabello y me presionaba contra su pelvis y yo con ritmo lo metía y lo sacaba de mi boca sin dar espacio a nada. Baje todo su prepucio y disfrute de su brilloso y palpitante glande.

Ya me estaba incomodando en esa posición así que me levante y lo aventé a la cama, abrí sus piernas lo mas que pude y metí cada uno de sus testículos a mi boca.

Como pude me despoje de todo lo que me quedaba y luego lo monte como si fuera mi corcel. Toda inhibición o timidez había desaparecido en ese momento. El ayudo a enfocar su pene hacia la entrada de mi intimidad, y yo montada ahí arriba me pregunté como haría para que su pene tan bien dotado terminara de entrar en mí pero luego recordé que las mujeres somos muy flexibles y deje de preocuparme.

 

Sentí la punta de su pene en el principio de mi vagina y comencé a bajar con cuidado. Me sentía invadida, sentía que algo me abría por dentro, todas mi cavidades eran tocadas y un hormigueo empezaba a hacer presencia. Una vez en posición tome el control y me moví como pude, sus manos eran mis pilares de descanso porque brincaba sin parar.

Todo mi cuerpo se convulsionaba y mis senos se movían al ritmo de mis ajetreos, el de repente me tomo de la cintura y giro, de una sola maniobra quedo encima de mi. Estoy segura de que lo hizo porque estaba a punto de llegar al clímax en la posición anterior, pero no me acongoje ahora le tocaba a el trabajar un poco. Su vaivén era rítmico y delicioso, me hacía suspirar a cada rato, entraba y salía de mi sin escatimar nada. Mis fluidos emanaban de ahí dentro como torrentes de miel que resbalaban por los costado.

Soniditos extraños también hacían erótica la situación, se restregaba con mas fuerza cada vez y mis pezones eran su alimento a cada rato, eran mordidos y succionados cada ves que se acordaba que se encontraban ahí.

Me besaba como loco y yo estaba como poseída.

De mi boca emanaban frases, ¡así mi vida! ¡sigue moviéndote! ¡ me encanta! ¡que rico! Y cosas por el estilo que jamás pensé decir.

Era una sensación divina pero yo estaba a punto de estallar, mi vientre estaba hirviendo o al menos así lo sentía yo, mi vagina palpitaba y mis brazos se estaban quedando sin fuerzas, era ahora o nunca, apreté mis piernas con su cadera y lo abracé con todas mis fuerzas el aceleró el ritmo y pequeños gemidos me anunciaron que se venía.

Una explosión hirviente me anunció que estaba siendo invadida con semen fresco lo cual dio a mi orgasmo un grado de sensibilidad inigualable.

Aun sin salir de mi, me beso con sutileza, y yo correspondí mas que satisfecha, se levanto y me pidió la mano, nos dirigimos al baño que había en su recamara nos bañamos el a mí y yo a el entre besos y caricias intensas.

Salimos cada uno enrollado en una toalla y me jalo hacia su cama nuevamente, yo alegue que tenía que regresar a la habitación de Beca, si no se daría cuenta pero el no me lo permitió, quería que pasara la noche con el.

No se me hacía apropiado pero no se como logro convencerme, nos metimos a la cama y quede recostada en su regazo preocupada por Beca. Una luz afuera se encendió y yo sentí que el mundo se me venía abajo, que iba a pensar mi amiga cuando se enterara que las ultimas horas las había dedicado a tirarme a su papá.

Se abrió la puerta de la habitación y su cara se asomo por ahí, yo pude hacerme la dormida para aplazar un poco su reacción pero no quise aplazar nada la esperaba con la mirada fija hasta que nuestros ojos chocaran.

Me miro fijamente y una sonrisa que me anunciaba que no me preocupara me advirtió que no había problema, pude dormir esa noche tranquila.

Al amanecer después de pocas horas abrí los ojos y me encontré con mi amiga sentada en la orilla de mi cama. ¡Olvidaste esto en la cocina! Me dijo, era la bata blanca de seda que Don Ernesto me había arrancado horas antes.

Yo avergonzada me tape la cara con las dos manos. Eres mi nueva mama, me dijo la descarada y estoy segura que mi rostro se puso de mil colores.

Ernesto ya no estaba a mi lado y me preguntaba que sería de mi a partir de ahí.

¡Chicas! El desayuno esta servido, grito desde abajo y Beca me apresuro, ¡Anda mamá! Vamos a desayunar, yo no sabía si reírme o darle un fuerte golpe.

Me levante me arreglé un poco y bajé, no me quedaba otra, mi adorado príncipe me esperaba al final de las escaleras y al llegar a el, me cargo y me beso en la boca, dándole espectáculo a Beca, la mire tímidamente y ella se sonrió con cara de satisfacción.

¡Hasta que se decidió! Dijo burlonamente, lo que me hizo pensar que esto había sido planeado con anterioridad.

Pase un día muy feliz y comencé una de las mejores relaciones que he tenido, tanto con mi amiga como con mi nuevo hombre.

Les mando Besos desde México...

Pamela Saravia

Agosto 11, 2005

pamela_saravia@yahoo.com.mx