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Servicio de Taxi

en Hetero: General

Como fue a suceder todavía no lo concibo, pero eso si cada vez que lo recuerdo me hierven las entrañas y tiemblo de deseo.

Era viernes último día de trabajo y para variar un poco y salir de la rutina salí de mi oficina caminando. Una brisa ligera cubrió mi rostro al mismo tiempo que empañaba mis ojos, entraba por mi nariz el aire fresco y remojado, me sentía viva, y trataba de atragantar mis pulmones con el aire limpio y fresco que estaba dando paso a la noche en ese momento.

En unos cuantos minutos desperté de mi sueño natural, saliendo del fraccionamiento; me tope con una hilera larguísima de carros, que tocaban el claxón como psicópatas, la verdad no pensaba continuar caminando busque un taxi y apareció después de tres semáforos.

Subí y mi sentido del olfato se mostró invadido por un exquisito aroma de loción masculina, era una droga subliminal que llamaba la atención de tal forma que quería conocer al tipo que la usaba.

Mi curiosidad femenina comenzó a espejear y mi subconsciente inmediatamente a inspeccionar y a pasar por control de calidad, lo primero fue la voz ¿ A donde la llevo señorita? No sabia si me gustaba o no pero era suficientemente varonil y podía conformarme. ¡ voy a paseos de las lomas! Le conteste...

Perfecto! En seguida,

Seguí mirando por el espejo, cualquier cosa que se viera por ahí, era importante para mi. Intercepté sus ojos, expresivos y grandes y las circunstancias en el camino me permitieron, seguir conociendo al apuesto joven.

Ahora solo me faltaba que cometiera un error para poder abrirme camino, y lo cometió, sin saber que yo era dueña del espejo en ese momento clavo su mirada con la mía. Era realmente bello su rostro, nos miramos unos 10 segundos, suficientes para lograr sonrojarlo.

Una sonrisa escapo de su rostro; con el labio medio torcido y enseñando su dentadura blanca y alineada me pregunto:

¿ A descansar ? Y volvió su mirada hacia el espejo en donde mis ojos ya lo esperaban. En ese momento me di cuenta de que era extranjero por su acento, sonaba como cubano.

Mi respuesta fue un si inmediato, ¡ trabajo todo el día lo único que pido en este momento es una cama para descansar. ¿ y tu? No eres mexicano ¿verdad?. No, mi dama soy de Cuba, me respondió.

Cuando escuche la palabra Cuba el erotismo vino a mi mente, mi corazón latía desesperadamente y un temblor me invadía de pies a cabeza. Cerré los ojos y deslicé mi mano hasta mi intimidad, por debajo de la falda roce mi entrepierna hasta llegar y una vez ahí, presione; un calor me recorría el cuerpo concentrándose en mi vagina. Cerré los ojos y me recargue en el asiento, un suave masaje me entretenía mientras me olvidaba del mundo y de mi cubano conductor.

Obviamente no estaba cuerda, porque un pronunciado gemido procedente de mi boca me obligo a abrir los ojos y buscar inmediatamente el espejo. Ahí se encontraba el desconcertado pero con la sonrisa mas grande del mundo.

No pudo evitarlo volteo a verme y tal vez ambos logramos percibir el aroma sexual que desencadenaban mis jugueteos vaginales. Su expresión se transformó porque podía identificar la lujuria en sus ojos.

Seguí con mi fricción persistente ya nada mas me importaba, solamente seguir sintiendo aquella sensación deliciosa, volví a cerrar los ojos y a olvidarme de todo lo demás. Mi objetivo se llamaba orgasmo y quería lograrlo a como diera lugar.

El carro siguió circulando, y mientras esto sucedía mi otra mano se ocupaba de poner en libertad mis senos pero me percataba de que el carro giraba y giraba a gran velocidad, entramos a algo parecido a un túnel, el se bajo del carro y abrió mi puerta, yo me encontraba semidesnuda y el me tomo delicadamente y me saco del auto, abrí los ojos y me encontré con la puerta de un garage, enrrollé mis piernas en su cintura y deje caer mi peso en sus fornidos brazos.

Mis senos estaban al descubierto, lo recordé al sentir esa corriente de aire frío sobre ellos. Me recostó sobre el cofre del auto y me contemplo mientras mis senos caían uno de cada lado atraídos por la gravedad.

Subió mi falda y poso una de sus manos ardientes sobre mi vientre, después la deslizó por mis piernas tocando con respeto mi intimidad de vez en vez y al mismo tiempo disfrutando de la sensación de mis medias en la palma de sus manos.

Abrí los ojos y disfrute cada una de sus facciones, de pronto se apoderó mi mis piernas con su manos y las abrió , acerco su cara hacía mi y su respiración cerca me hizo temblar, de un momento a otro su boca se apodero de mi vagina y lo único que separaban a mi clítoris de su lengua era la lickra de mis medias y mi diminuta tanga que en unos segundos despojó de mi cuerpo. Me invadió con su lengua lo cual me hizo disfrutar de un placer inigualable.

Pequeños sorbidos emanaban de su boca y sutiles eran los mordiscos que como choques eléctricos hacían latir a mi intimidad que sentía gotas de flujo resbalar por cada pared.

Era una sensación mas allá de todo, no quería despertar en caso de que fuera un sueño, y tampoco quería dejar de sentir.

En poco tiempo la imaginación de ambos pedía mas que permanecer en esa posición, acercó su rostro al mío y me miró fijamente, su mirada reflejaba ternura, reflejaba dulzura pero sobre todo lujuria.

Yo deseaba tanto un beso, mis labios ardían por sentir su boca y el se dio cuenta cerró los ojos y acerco su cara hacía la mía, saco su lengua y me la ofreció; yo la tomé en seguida y me envenené con su saliva un buen rato hasta que se separó de mí para comenzar a deslizar mis medias hacía abajo y luego lejanamente escuche como bajaba el cierre de su pantalón, el momento se acercaba. Después tiró de mí tanga hasta despojarme de ella, abrió mis piernas de par en par y hundió su boca allí dentro.

Me hizo soltar un gemido profundo, me sentía mas caliente y ardiente que nunca mi cuerpo se erizaba y estaba a punto de tener un orgasmo solo de imaginar que estaba su lengua interactuando con mi húmeda vagina.

Volvió arriba conmigo, y me beso el aroma de mi sexo era en ese momento el cocktail mas delicioso que jamás he probado. Un toque de sudor, una pizca de su ácida saliva y unas gotas del néctar de una intimidad totalmente excitada.

¿Estas lista? Pregunto, que sutil y detallista se escucho eso, fue lo primero que yo pensé. Un ¡si! Tranquilo y sereno emanó de mi voz. Y esa corta palabra de dos letras abrió la puerta a la presión, comencé a sentir un empuje y me quedé pasmada; lo reconozco nunca había tenido el placer de disfrutar de una penetración centímetro a centímetro, solo me percaté de cómo su pene se iba abriendo camino poco a poco y después de unos segundos que para mi fueron eternos llegó al tope.

Sus manos se apoderaron de mis senos pero el no se movía y yo la verdad esperaba con ansia la acción.

¿Qué pasa? Le pregunte, ¡Estas hirviendo! Contestó, esas palabras me conmocionaron ya que realmente ambos estábamos disfrutando cada momento, cada instante pero sobre todo, cada detalle.

Salía y entraba con pasión y todo resbalaba tan bien ahí dentro, el sudor de su frente caía en mi pecho, era lo mas fresco que existía en ese momento. Sus expresiones eran tan sensuales que me parecía tener a mi lado al hombre mas guapo del mundo.

De pronto, mi vientre se contrajo, mis manos lo apretaban con tanta fuerza y el aceleró el ritmo. Un maravilloso orgasmo se venía, el estaba esperando el momento, y cuando me sintió convulsionar se dejo venir espectacularmente.

Fue una de las mejores noches de mi vida, después de eso fuimos a cenar para recuperar energía, me llevo a mi casa y pase toda la noche pensando en el.

Este relato esta dedicado a Fernando Picolella que es uno de mis mas leales lectores, te mando un beso y un abrazo en donde quiera que te encuentres y espero que te guste...

Pamela Saravia

Agosto 08, 2005

pamela_saravia@yahoo.com.mx