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Rebelde: Tomás y Diego

en Gays

Cansado tras una plática con un maestro después de clases, Tomás regresaba a su habitación, a su alrededor las chicas murmuraban cuando pasaba, sabía que le gustaba a algunas, pero también sabía que una gran mayoría solo le hablaba para estar cerca de Diego, su mejor amigo. Entró a su habitación y se tumbó en el sofá.

D-¿Qué te dijo?

T-¿El maestro?

D-Claro,¿Quien más?

T-Las mismas estupideces de siempre, que estudie más, que suba mi promedio, etc.

D-Debes estar cansado-dijo al sentarse a un lado de él-¿Puedo ayudarte en algo?

T-No, solo…solo déjame tranquilo, ¿OK?

Dijo levantándose para irse a su cama y acostarse en ella, sabía que su maestro tenía razón, debía mejorar su rendimiento, sabía que no era bueno en nada y hasta ahora no le molestaba pues pensaba que tenía la vida resuelta, pero nunca antes lo habían llamado fracasado como lo hizo su maestro, y eso le hirió el orgullo.

D-Tomás, no me gusta verte así amigo

T-Te dije que me dejaras en paz, ¿Qué no puedes hacerme un puto favor en tu pinche vida?

D-Oye no me hables así, solo estoy preocupado por ti

T-¿Cómo te atreves?, tú solo te preocupas por ti y por nadie más, yo siempre te estoy haciendo favores todo el tiempo y cuando yo te pido uno no me haces caso

D-¿Qué?, eso no es cierto

T-Entonces demuéstralo, ¡DÉJAME EN PAZ!

D-¡NO!, algo te pasa y no me voy a ir hasta no saber que es

T-Por favor, déjame solo

Diego miró a los ojos de su amigo, y notó algo diferente en su mirada, no era aquella mirada traviesa y llena de alegría, algo la nublaba, y ya sabía lo que era.

D-¿Exactamente qué te dijo el maestro?

T-Ya te lo dije

D-Te dijo algo más, ¿Verdad?

T-Si-cediendo ante la insistencia de su amigo-Me dijo que…si no me esforzaba más…sería un fracasado, y tiene razón, yo no sirvo para nada

D-Tomás…eso no es cierto-sentándose junto a su amigo que yacía recostado boca arriba-Tú eres muy bueno para muchas cosas

T-Dime una

D-Pues eres bueno en…no se me ocurre nada ahora pero se que no serás un fracasado, tú serás alguien exitoso, ya lo veras, y cuando eso pase recordaremos este momento y solamente nos reiremos del tipo que te dijo esas cosas

T-Gracias, en verdad eres un gran amigo

D-Tú también Tomás, tú también. Bueno, voy a salir un momento, ¿No quieres venir?

T-No, creo que voy a descansar un rato y luego voy a bañarme, no tengo ganas de nada hoy

D-OK, nos vemos al rato

Diego salió del dormitorio y se dedicó a dar vueltas por todo el colegio, a pesar que las chicas lo llamaban y flirteaban con él no les hacía el menor de los casos, estaba inmerso en sus pensamientos, quería encontrar una explicación para ese sentimiento que lo había invadido pocos días atrás.

D-¿Por qué?-susurró mientras seguía su andar-¿Por qué me tiene que pasar esto? ¿Por qué con Tomás?

Se sentía confundido, pues sentía algo diferente por su amigo que una simple amistad o un simple cariño de hermanos, y es que durante las clases no podía pensar en nada más que no fuera en aquello que lo aquejaba, de repente se encontraba mirando fijamente a Tomás sin motivo alguno, cuando hablaba con Tomás su mirada se centraba en su hermoso rostro sonriente siempre para él. No quería sentir eso por su amigo, pero no podía evitarlo, le costaba mucho disimular delante de él, debía hacer algo, y ya sabía que era. Regresó al dormitorio, y al entrar vio a Tomás sentado leyendo un libro.

T-No tardaste-dijo sonriendo-¿Te aburriste del acoso de las chavas?

D-Tomás-dijo sin mas rodeos ni contemplaciones-Voy a cambiarme de dormitorio

T-¡¿Qué?!-preguntó sorprendido-¿Por qué? ¿Acaso te molesto con mis problemas?

D-No, no es eso

T-¿Entonces?

D-No lo entenderías Tomás

T-No, no entiendo por qué te quieres cambiar de habitación, creí que éramos amigos

D-Y lo somos, es solo que…

T-Dime por qué te quieres ir, ¿Hay algo que pueda hacer para evitarlo?

D-No, ya tomé la decisión. Ahora mismo iré a pedir mi cambio

T-No te vayas-dijo aferrándose a su amigo mediante un abrazo

D-Tomás…

T-No dejaré que te vayas así como así, eres como un hermano para mí, no, ni siquiera mis hermanos son tan buenos conmigo como tú, por eso no quiero que te vayas Diego, ¿No lo entiendes?, sin ti aquí no sería lo mismo

Como si fuera un niño, Tomás apoyó la cabeza en el pecho de Diego, permitiéndole oler la fragancia que despedía su pelo. Diego no podía resistir más, la cercanía de su amigo era una dura tentación que debía superar, pero no pudo hacerlo. Hundió los dedos en el pelo de Tomás y comenzó a acariciarlo, le levantó la cabeza con sus dedos en la barbilla, y le dio un tierno beso en la frente, lo cual sorprendió a Tomás.

T-¿Diego?, ¿Qué fue eso?-preguntó extrañado

D-Nada, nada-dijo evidentemente nervioso-Mejor voy de una vez a pedir el cambio

Se dio media vuelta para salir, pero Tomás le agarró el brazo para evitar que se fuera.

T-Diego, no me digas que…tú… ¿Te gusto?

Al escuchar esas palabras Diego sintió que su mundo se derrumbaba, seguramente Tomás no le volvería a hablar jamás y le diría todo el colegio, ya se imaginaba las miradas acusadoras de todos juzgándolo, los murmullos burlones levantados a su paso, pero ya era demasiado tarde.

T-Es eso, ¿Verdad?

D-Tomás, yo…no pude evitarlo, no se que me pasó, de pronto me enamoré de ti y no pude hacer nada

Diego se tapó la cara con las manos y suspiró fuertemente para calmarse un poco, repentinamente sintió que alguien le apartaba las manos del rostro, y vio a Tomás frente a él sonriendo, no entendía por qué, pero lo comprendió al sentir sus cálidos labios cubriendo los suyos mientras sus brazos rodeaban su cintura. Apenas podía creer que Tomás estuviera haciendo eso, sobre todo quien tomara la iniciativa.

T-Ven, vamos a la cama, es más cómodo que estar parados, ¿No crees?

D-Si…

Diego apenas podía hablar, estaba tan emocionado por lo que sucedía, y lo mejor era que Tomás parecía quererlo y amarlo en la misma forma que él lo hacía. Tomás tiró a su amigo sobre la cama, y le fue levantando la camisa conforme besaba su abdomen hacia arriba terminando de quitársela cuando llegó al pecho de Diego, que miró a su amigo a los ojos, estaban inyectados en deseo y lujuria, y se lo indicaba con cada una de sus caricias, conforme iba sintiendo los calientes labios de su amigo bajando por su estomago. Sintió la caliente respiración de Tomás en su vientre y vio como le bajaba el cierre de sus pantalones, pero se confundió un poco cuando su amigo se puso de pie.

D-¿Pasa algo Tomás?-preguntó temiendo que Tomás se hubiera arrepentido

T-Si, pensaba chuparte la verga, pero…-dijo quitándose el pantalón y el bóxer-Tengo una idea mejor, tú me la vas a chupar

Y diciendo eso regresó junto a Diego, montándose sobre su cara, permitiendo que la boca de su amigo recibiera su miembro. Movía sus caderas como si estuviera cogiendo a alguien, y sus huevos golpeaban la barbilla del rubio.

T-Oh si, que rica boquita, mámamela bien-decía mientras se terminaba de desnudar.

Diego buscó su pene debajo de su bóxer, y se empezó a masturbar conforme iba chupando la verga de Tomás. Estaba complacido por poder tener la virilidad de Tomás en su boca, tan caliente y dura. Terminó de quitarse los pantalones, levantándose un poco para hacerlo mientras seguía siendo poseído por la boca.

Tomás gozaba con la mamada que le estaban haciendo, sin embargo quería continuar con algo mejor, así que bajó hasta el miembro que Diego tenía apretado en su mano, miró seductoramente a Diego haciéndolo pensar que le iba a corresponder la chupada, pero no fue así; le quitó el bóxer blanco y le levantó las piernas para verle las nalgas, y al hacerlo le separó las piernas lo más que pudo para ver un rosado anito cubierto discretamente por unos vellos castaños, el cual comenzó a lamer inmediatamente. Era la primera vez que alguien le hacía eso a Diego, ni todas las chavas con las que había hecho el amor podían igualar el placer que su amigo le provocaba ahora. Cerró los ojos y comenzó a echar leves gemidos, los cuales se iban acrecentando conforme Tomás hacía círculos en su ano.

D-Oh, Tommy, no creí que fueras capaz de hacerme disfrutar tanto-le decía a su amigo mientras lo veía entre sus piernas comiéndole el ano

T-Aun no has visto nada amigo

El joven Goicolea escupió en el ano de su amigo y lo esparció lentamente en la entrada para después hacer lo mismo con su erecto miembro.

T-Prepárate a gozar como loco Dieguito

Dijo penetrándolo lentamente mientras abrazaba sus semi velludas piernas con los brazos. Vio a su amigo cuando entraba en él, su cara denotaba un intenso dolor, así que pudo adivinar el nivel de su sufrimiento a pesar de no escuchar ningún quejido. Se quedó quieto por unos instantes para dejar descansar a su amigo, y cuando lo creyó apropiado comenzó a cojerlo, utilizando sus piernas para jalarlo e imprimirle más potencia a sus embates de por si poderosos rápidos. Diego sentía como si le destrozaran el ano, nunca había experimentado un dolor de tal magnitud, pero notó que también lo estaba disfrutando. Lentamente comenzó a gemir para desahogar su dolor, y cuando se dio cuenta ya estaba aullando de placer, tratando de mover sus caderas al ritmo en que Tomás lo penetraba. Sus cuerpos ardían en un calor sexual, ahora los dos jadeaban del placer que se producían mutuamente, sus miradas se encontraron cuando incrementaron la velocidad de sus respectivos movimientos, sus gritos se hacían más fuertes cada vez, y alcanzaron el orgasmo cuando Tomás sacó su verga del ano de Diego para venirse en su miembro mientras le bajaba las piernas. Al terminar ambos trataban de recuperar el aliento perdido en el último gemido, Tomás cayó a un lado de su amigo y le dio un tierno beso en la boca mientras acariciaba su mejilla.

D-Oh Tomás, no sabes que feliz me haces

T-Por el contrario, tú eres quien me hace feliz

D-Ya no hay necesidad de cambiarme de habitación

T-Sabía que podía convencerte

Con una sonrisa de su amigo, Diego supo que en verdad lo amaba, tantos años perdidos, pero el tiempo no importaba, ahora solo importaba que al fin estaban juntos como pareja.