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Explorando los placeres -prohibidos-

en Sexo Anal

Edgardo como todas las veces que le hacia el amor a Pilar, le decía que le deje entrar por la puerta posterior, pero ella decía que eso no lo podía aceptar, por que siempre le dijeron que eso era malo, y que solo el ano es para defecar.

Ellos como muchas de las parejas jóvenes sin casa propia alquilaban espacios pequeños, donde vivía era pequeño, escasamente tres divisiones, Baño, cocina, y una mas que usaban de sala comedor y con una división de cortinas también servia de dormitorios. Con seis años de casados, y con tres hijos lo que ella podría tener de necesidad por el sexo, era absorbida por el cansancio, por la desidia y los malos tratos de su esposo, al ver que ella se negaba a servirle de mujer.

- Pili, hay que probar

- No, si quieres que tengamos intimidad hazlo normalmente

- Normalmente?? – pregunto contrariado

- Si... eso de que quieres hacérmelo por el poto no es normal, yo a nadie he escuchado decir que por allí se tiene sexo.

El decepcionado esposo, se subió los calzoncillos y le dio la espalda en la cama. Tendría que esperar la próxima semana para que pueda intentar tener sexo con ella, ya que las escasas veces que tenían sexo, era cuando el hijo mayor de seis años no estaba en casa, dormía donde su abuela. Ya que temían de que los sienta ya que la cama era al lado. Edgardo pensó masturbarse y dormirse, pero la cólera y la decepción lo hizo olvidar de su necesidad de sexo.

- Fíjate hermana que Edgardo quiere que tengamos sexo por atrás

- Y tu que le has dicho??

- Le grite pervertido y anoche que nos tocaba tenerlo, no lo tuvimos

- Estas loca, lo has intentado acaso?

- Ni siquiera lo he pensado... mejor cambiemos de tema

- Sabes una cosa, inténtalo, y si el te saca la vuelta?

Pilar se quedo pensando el resto del día en lo que su hermana le había dicho, su hermana le había confesado que si lo había hecho con su esposo, que lo hacen al menos una vez al mes, a pesar de que para ella no era su delirio no estaba mal. Podía sentirse satisfecha y mas cuando lo veía que a su marido le gustaba y la besaba mas.

Un día antes de que su hijo mayor se quede con su abuela, ella fue donde su hermana, quería despejar muchas dudas. Ella no quería perder a su esposo, él le había dicho que quería experimentarlo con ella, que sus amigos del trabajo siempre hablaban de eso, y el decía que si lo había probado y que todos decían lo bueno que era.

- no te dolió cuando José te lo hizo?? – le pregunto inocentemente Pilar a su hermana.

- Te confieso que si, que quería que deje de hacerlo, pero cuando lo oí jadear, que era cariñoso, y todo... lo deje, me relaje y empecé a cogerle gusto – le dijo la hermana.

- Hermana tengo miedo, dicen que duele, que al otro día no puedes ni sentarte

- Jajaja... seguro que tu marido la tiene de burro, para que te haga eso.

- Jajaja... - esa broma la relajo.

Al día siguiente Pilar llevo a su hijo a casa de su suegra, y pidió a ella, que le cuide a los dos bebes, que ellos saldrían. La suegra por el inusual pedido acepto, La joven se marcho a casa ya de tarde, tratando de tener las cosas listas para el encuentro sexual con su esposo. Y recordó lo que su "experimentada" hermana le dijo: "unas horas antes de eso para mayor comodidad con mete una astillita de jabón en tu culo, y espera que el recto se te limpie, así será mas aseado, y mas cómodo para ambos, así no tendrás sorpresas desagradables"... eso hizo, sola en su casa después de hacer limpieza, se armo de valor y con un pedacito de jabón de lavar, lo introdujo, a los 15 minutos una sensación de defecar la embargo, media hora después, ella había vaciado su recto. Se sentía ligera. Se baño y se puso guapa para esperar que su amado esposo llegue.

Con media hora de retraso llego él, se sorprendió no oír a sus hijos diciendo "papá, papá" apenas el llegaba del trabajo. Ella le explico a su esposo que le pidió a su madre los cuidase, y que estarían solos, le dijo que había preparado una cena deliciosa, el al ver eso, le pidió le espera que se daría un baño, que no se demoraba. Salió fresco, en el pequeño espacio en el que vivían, su mesa estaba arreglada para dos, ella estaba sentada esperándolo a que llegue. Ya sentados en la mesa, ella le dijo:

- Edgardo, quiero probar contigo a tener "sexo anal" – mirando hacia abajo, estaba algo avergonzada

- De veras quieres hacerlo Pili?? – le dijo sonriendo.

- Si, estoy segura; solo tenme paciencia amor

- Si, la tendré...

Ella le pidió terminar de cenar, el solo accedió sin chistar, sabia que la pasaría bien y con solo pensar en eso, desecho la salía que había planeado con sus amigos a un bar. Su pantalón estaba ya mostrando una elevación, estaba excitadísimo, no dejaba de mirarla, y solo allí fue cuando el pudo sentir que ella se había echado su perfume, ese perfume que solo usaba para fiestas y ocasiones muy especiales. La veía linda en la penumbra de su hogar. Terminaron de cenar, el se para de la silla y se pone de pie al lado de ella, se agacha y la besa, apasionadamente, y comienza a jugar con los senos de su esposa, el perfume que tenia ayudaba a que su excitación fuese mayor. Pilar al estar con la cabeza a la altura de la cintura de su marido, vio el cierre y le llamo la atención la erección de su esposo. Lo baja cuidadosamente y libera un verga dura, durísima, mirando al cielo... con sus manos comienza a sobarla, el quito la blusa de ella, y con sus dedos hacia presión en los pezones de ella, lo cual hacia que se excite mas. Pilar metió en su boca esa verga, muy pocas veces lo hacia, quizás era la primera vez que por iniciativa propia lo hacia. Los gemidos de su esposo, la presión en sus pechos, el tenerlo allí tan necesitado de sexo, la tenia loca. No dejaba de meter y sacar esa verga dura de su boca, de jugar con sus manos en esos guevos... el la tomo de la mano y la llevo al costado de allí donde estaba la cama, la sentó en el filo y volvió a ofrecerle su verga para mamar. Cuando el sintió que estaba por venirse alejo la boca de su esposa de su verga, y el la puso de pie, la comenzó a desnudar del todo, y la echo en la cama, de largo, separo las piernas de la ansiosa Pilar, y su cara se hundió en esa mata de pelos ensortijados, a el le encantaba sentir los vellos pubicos de ella en su nariz, mas ahora que olían tan bien. Un par de dedos separaban los labios vaginales, y Pilar ya había llegado al limite de la tierra y el cielo, estaba agitada, no dejaba de moverse en la cama, tomando la cabeza de su amado, haciendo que esta se hunda mas entre sus piernas. Sentía que las paredes de su sexo estaban que se humedecían, él satisfecho marido al saber que lo estaba haciendo bien.

Llegó la hora de la verdad... ¿cómo me pongo Edgar?, y él solo atino a acomodarla en la cama boca arriba, separo sus piernas y puso sus caderas en el centro de las de su esposa. Sus ojos con los de ella se clavaron y ella sintió que con esa mirada él le decía confía en mi... se dejo llevar y el con sus piernas separo mas las de ella, las llevo a sus hombros y de rodillas en la cama, y el culo de Pilar al aire, el fue metiendo poco a poco, tratando de "romper" ese culo, tan ansiado, tan esperado... con la emoción y todas las cosas que había sentido Pilar se olvido de los lubricantes, cuando su esposo puso la verga dura en el culo, ella sintió la presión y sus nervios volvieron, sus represiones volvieron, con la fuerza de sus piernas tumbo a su esposo al piso, el cayo desnudo, y cuando se puso de pie, ella estaba ya sentada, el con sus ojos de furia y con la verga ya flácida, busco su calzoncillo... "si no querías hacerlo, no me hubieras hecho esto, ya estaba olvidándome de que quería hacer eso contigo", las palabras tan sinceras y claras de su esposo la conmovieron, cuando el estaba por marcharse le dijo: "No te vayas mi amor, vuélvelo a intentar, esta vez no volverá a pasar", después de mucho el también la oyó a ella tan segura de las cosas, tan necesitada de sexo. "Prueba con esto", le dijo Pilar poniendo en sus manos un tubo de lubricantes, el entendió de que todo eso era algo importante para ella también.

Volvieron a ponerse en la posición que estaban, esta vez ya la verga de Edgardo estaba lubricada y Pilar tenia las piernas menos tensas. Las piernas de ella en los hombros de su amado, respiraba agitada, y confundida, no dejaba de mirar a Edgardo con los ojos tan abiertos, que cuando en la entrada de su culo el puso el glande de su pene... el los abrió mucho mas. Un gemido mudo se oyó y el sintió que estaba entrando, que la presión era mayor allí, y que a pesar del calor de la chuchita de su esposa, su culo también podía llegar a ser cálido... no se quería mover, estaba que sentía tan bien que su verga estuviese así de apretada. Las manos de Pilar apretaban el vientre de su esposo, no quería gritar a pesar de que le dolía, pero la su esfínter estaba que se estiraba y cedía al placer, el comenzó a meter mucho mas, hasta que llego al fondo, cuando estuvo totalmente dentro, cuando su cadera estaba totalmente chocando con las nalgas de su esposa... el comenzó a moverse, lento, y luego mas rápido, las manos de Pilar no dejaban de apretar el vientre, las piernas de su esposo, sus labios estaban apretados por sus dientes para no llorar... cuando comenzó a moverse mas, ella sintió que todo estaba totalmente dilatado, y que ya no había dolor, logro ahora abrir los ojos y vio como su esposo estaba que la miraba, como no la miraba desde la primera vez que hicieron el amor hace mas siete años. Estaban que lo gozaban, cuando Edgardo se agito mas de lo normal, sabia que estaba por venirse, y sintió dentro de sus intestinos se calentaban de la gran venida de su marido... gimió, ella también se agito, y se vino, quizás fue los besos de su esposo, que el mordía sus piernas, o que apretaba sus pechos, o simplemente verlo tan feliz y satisfecho que para ella sentir un orgasmos bastaba...

"Gracias amor... estuvo maravillo", le dijo Edgardo, y ella solo sonrió y se le acerco a darle un beso... cuando se recuperaron, se fueron a dar una ducha, la noche eran de ellos, esta vez hicieron el amor de la forma "Normal" y ella esa noche tuvo varios orgasmos, donde volvió a descubrir que su esposo la amaba. A pesar de que no siempre lo hacían por "atrás"... cada vez que el se lo pedía, lo hacían y ella también lo gozaba.

 

* Este relato esta dedicado a Pilar y Edgardo, unos vecinos que no logran gozar del sexo anal, Pilar quien me contó su historia, se niega por las razones que la Pilar del personaje se negaba también.

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