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El jardín perfumado (1)

en Erotismo y Amor

"El jardín perfumado" (1)

Hola, soy Caro, profesora de historia. Días atrás, hurgando en la biblioteca de mi amigo Jordi, encontré un libro cuyo contenido quiero compartir con los lectores de TR. Por lo tanto, deseo advertirles que el texto no me pertenece.

Se titula "El jardín perfumado" y fue escrito en la segunda mitad del siglo XIV por un juez de la ciudad de Túnez llamado al-Nefzaqui. Es un tratado complementario de otro texto anterior, resumido, con el título de "Tanwir al-waqqa´fi asrar al-yama´" (Aclaración sobre el coito y los secretos de la cópula), tarea que realiza su autor por encargo del visir Mamad b ´U´anaal-Zuwawi.

"El jardín" alcanzó muy pronto fama internacional como tratado erótico árabe por excelencia, junto a otros de otras culturas, como el Kama Sutra y el Ananga-Ranga de la India, o el Ars Amandi de Ovidio. Desde el fines del siglo XIX fue traducido al francés, inglés y alemán, en cambio, hasta hace pocos años no se lo había publicado en árabe salvo algunas ediciones de baja calidad sin indicación de lugar ni fecha.

La primera edición europea aparece en Francia en 1850, con una tirada de 35 ejemplares. En 1912 se publica nuevamente en Francia, y en 1927 sale una edición inglesa. En 1905 y 1939, respectivamente, se publica en Alemania y Dinamarca. Estas dos últimas ediciones fueron prohibidas por el régimen nazi y sus ejemplares quemados.

"El Jardín Perfumado para el disfrute del espíritu" puede ser considerado como el tratado más completo sobre el amor carnal escrito dentro de la cultura árabe.

Explica la pasión erótica con bastante claridad, al mismo tiempo que la ilustra con cuentos, en los que la poesía sensual se combina con la picardía mas desenfadada. Lógicamente, está dirigido a los hombres, aunque no se olvida del goce de las mujeres, a las que sitúa en segundo lugar.

Se la consideró "pornográfica" por lo que no fue incluida en la bibliografía árabe de aquellos tiempos, a pesar de que los más importantes personajes la conocían muy bien. Sin embargo, el famoso erudito, explorador y aventurero Sir Richard Burton la rescató y la tradujo, como antes había hecho con otros libros orientales, como el Kama Sutra.

Elogio del acto sexual

<Dios puso la fuente del mayor placer del hombre en las partes naturales de la mujer y dispuso la fuente del mayor placer de la mujer en las partes naturales del hombre.>

<La sensación de bienestar, satisfacción y comodidad experimentada en la sexualidad femenina depende de cómo reciba el miembro viril, y el hombre no conocerá descanso ni paz hasta que su deber haya sido totalmente cumplido>.

<Esto favorece la gran operación. Por esa razón los dos actores inician el combate amoroso bien entrelazados, siempre como aliados que persiguen un mismo objetivo. En virtud de los frotamientos de la parte inferior de los vientres, el goce pleno no tarda en llegar. El hombre usa su miembro como si fuese el mango de un mortero; al mismo tiempo, la mujer colabora con movimientos lascivos. Por último, obtienen la eyaculación como premio. Nunca deben olvidar los besos en la boca, en las mejillas, el cuello y los senos. Los labios de ambos es donde Dios, especialmente al comunicar la sensación de placer, ha creado el origen de la erección, que tiene que llegar en el momento más adecuado.>

<También tiene que considerarse la obra del Señor al embellecer el cuerpo de la mujer con los pechos..., y haberla provisto de hermosos colores en el rostro. Él dispuso, además, que cuente con unos ojos fascinantes, provistos de unas pestañas tan llamativas como espadas bruñidas. Todo para inspirar amor. La proveyó de un vientre redondeado y de un delicioso ombligo, así como nalgas majestuosas y bien moldeadas. Precisamente, ahí está el lugar donde Dios ha establecido el campo de batalla amoroso, semejante a una cabeza de león, donde el hombre siente la necesidad de clavar su lanza. ¡Oh, la vulva, cuántos valientes murieron por ella! El Señor ha dispuesto que esa abertura disponga de una boca, una lengua y dos labios, formando el conjunto la huella de la pata de una gacela sobre las arenas del desierto. Todo esto se apoya en dos magníficas columnas, que demuestran la sabiduría de Dios: tienen las proporciones adecuadas y se hallan adornadas con la hermosura de las rodillas, pantorrillas y tobillos... Porque la mujer ha sido dotada de un océano de esplendor, de sensualidad y de goces sin fin, y de las preciosas vestimentas de una cintura tentadora y de una sonrisa deslumbrante...>

Sobre los hombres dignos de alabanza

<Cuando un hombre digno está acompañado por una mujer, su pene crece y cobra fuerza, vigor y dureza. No tiene apuro por eyacular y, luego del espasmo causado por la emisión de semen, está listo para una nueva erección>.

<Este es el tipo de hombre que aprecian y agradan a las mujeres porque la mayor porción de su amor por un hombre se relaciona con el sexo. El pene tiene que estar bien desarrollado; el pecho liviano y las nalgas firmes. El hombre tiene que ser rápido en la erección y lento en la eyaculación. El miembro tiene que alcanzar el fondo de la vagina, donde va a encontrar abrigo.

<Un hombre dotado de esta manera será tiernamente amado>.

Cualidades que las mujeres buscan en los hombres

<A mis oídos llegó que, cierto día, Abel el Melik Ben Meruan buscó a su concubina Leila para hacerle diversas preguntas. Entre otras cosas, le preguntó por las cualidades que una mujer busca en un hombre>.

<Ella respondió: "Debe tener mejillas como las nuestras y cabello como el nuestro. En realidad, deben ser como tú, puesto que si un hombre no es rico y poderoso, no tendrá éxito con las mujeres">.

El uso de esencias y perfumes durante el coito

<Las esencias y los perfumes ayudan a excitar los deseos sexuales, tanto de los hombres como de las mujeres. Cuando una mujer inhala el perfume de un hombre, puede perder su capacidad de control, lo que significa que el hombre cuenta con un poderoso medio para poseer a la mujer>.

Sobre las mujeres dignas de alabanza

<Debes saber que hay mujeres de diversos tipos, algunas dignas de alabanza y otras de desprecio>.

<Para que una mujer resulte atractiva a un hombre ha de poseer una figura agraciada y dotada de carnes abundantes. Su cabello deber ser negro, su frente amplia, sus cejas negras como las de los etíopes y sus ojos grandes y negros con el blanco inmaculado. Sus mejillas deben formar un óvalo perfecto y tendrá una nariz elegante y una boca agraciada. Sus labios serán de color bermellón, al igual que la lengua. Tendrá el aliento agradable y un cuello largo y bien moldeado. Tendrá el busto y las caderas amplios, los senos firmes y abundantes, el vientre bien proporcionado y el ombligo bien marcado y hundido. Su vulva debe ser prominente y carnosa desde el pubis hasta las nalgas, aunque con la vagina estrecha, libre de humedades, cálida y suave al tacto. Los muslos y las nalgas serán duros; la cintura, estrecha; las manos y los pies, elegantes; los brazos, rollizos, y los hombros fuertes>.

<Si se ve por delante a una mujer con todas estas cualidades, la visión es por completo arrebatadora>.

<Si se la ve por detrás, es fatal>.

>Si se la ve sentada, es una cúpula redonda>.

<Si se la ve tumbada, un lecho suave>.

<Si se la ve de pie, el mástil de una bandera>.

<Al caminar, sus partes naturales resaltan bajo las prendas. Raramente habla o ríe, y nunca lo hace sin razón. No sale de casa ni para visitar a los vecinos. No tiene amigas, no confía en nadie y su marido es su único apoyo. Sólo acepta regalos de su esposo y de los parientes de éste. Cuando se encuentran en casa, ella no interfiere en sus asuntos. No es traicionera ni tiene defectos que ocultar. No irrita a nadie. Si su marido le muestra sus deseos de cumplir con sus deseos conyugales, ella se ajusta a ellos e incluso a veces se anticipa. Siempre le ayuda en sus tareas y es parca en quejas y lágrimas. No se ríe al ver a su marido triste o deprimido, sino que comparte sus problemas, cuida de él hasta que desparezca la preocupación y no descansa hasta verlo contento. No se entrega más que a su marido, aunque la abstinencia pueda llevarla a la muerte. Oculta sus partes secretas a la vista, observa la mayor limpieza y esconde de su marido todo lo que pudiera resultarle desagradable. Se perfuma y se lava los dientes con dulces fragancias. Todos los hombres desearían una mujer así>.

Sobre los hombres indignos

<Debes saber que un hombre deforme, de aspecto burdo y con un miembro corto, delgado y fláccido, es indigno a los ojos de una mujer>.

<Cuando un hombre así tiene un encuentro íntimo con una mujer, no hace las cosas de la manera apropiada ni con el vigor necesario para darle placer. Se tumba sobre ella sin haberle regalado juegos previos; no la besa, ni retoza con ella, ni la muerde, ni le succiona los labios, ni la acaricia>.

<Se monta sobre la mujer antes de que ella haya empezado a desear el placer y, después, con infinitas dificultades, le introduce un pene blando y débil. Apenas empieza, ya ha terminado. Hace uno o dos movimientos y se abate sobre el pecho de la mujer para derramar su esperma. Esto es lo máximo que consigue, y una vez hecho, retira su miembro y se apresura a apartarse>.

<Tal como dijo un célebre escritor, un hombre así experimenta una eyaculación rápida y una erección lenta. Tras los temblores que siguen a la eyaculación, nota el pecho pesado y le duelen los costados>.

<Tales cualidades no son adecuadas para relacionarse con las mujeres. Es también despreciable el hombre cuyas palabras son falsas, el hombre que no cumple sus promesas, el que sólo habla para decir mentiras y el que oculta a su esposa todas sus acciones, excepto el adulterio que comete>.

<Las mujeres no pueden apreciar a tales hombres, puesto que éstos no les procuran placer>.

<Se cuenta que un hombre llamado Abbés, cuyo miembro era extremadamente pequeño y delgado, tenía una esposa muy corpulenta a la cual no podés satisfacer en el coito, por lo que ella pronto empezó a quejarse a sus amigas>.

<Esta mujer poseía una fortuna considerable, mientras que Abbés era muy pobre. Ella estaba decidida a no darle las riquezas que él tanto ansiaba>.

< Un día, el hombre fue a ver a un sabio y le expuso el caso.

Si tuvieras un miembro adecuado, podrías disponer de su fortuna – le dijo el sabio - ¿No sabías que la religión de las mujeres se encuentra en sus vulvas? Pero te prescribiré un remedio que acabará con tus problemas>.

<Abbés no perdió ni un minuto y preparó el remedio según la receta del sabio. Al usarlo, su miembro creció de largo y de ancho. Viéndolo en tal estado, su mujer se sorprendió. Pero el pene aún creció más, de modo que le hizo sentir cosas a las que la mujer no estaba en modo alguno acostumbrada. De hecho, el hombre movió el miembro con tanto arte que la mujer no paró de agitarse, suspirar, sollozar y gritar durante todo el acto>.

<Al descubrir en su marido tan eminentes cualidades, la mujer le entregó su fortuna y puso su persona y todo cuanto poseía a su entera disposición>.

Sobre las mujeres indignas

<Has de saber, oh visir, que las mujeres difieren en sus características naturales: hay mujeres dignas de alabanza y mueres indignas que sólo pueden merecer desprecio>.

<La mujer despreciada por los hombres es fea y basta. Tiene el pelo lanoso, la frente grande, los ojos pequeños y húmedos, la nariz enorme, los labios descoloridos, la boca grande, las mejillas arrugadas y huecos entre los dientes. Tiene las mejillas de color púrpura y vello en la barbilla. Su cabeza reposa sobre un cuello delgado y con los tendones muy marcados. Tiene los hombros caídos y el tronco estrecho, con los pechos fláccidos y descolgados. Su vientre es como una bota de vino vacía y su ombligo sobresale como un montoncito de piedras. Tiene los costados arqueados y se le pueden contar las vértebras de la columna. Tiene la vulva grande y fría, sin pelo, pálida y húmeda, con un clítoris largo, duro y resbaladizo, que sobresale y que desprende olor desagradable>.

<Finalmente, la mujer así tiene las rodillas, los pies y las manos grandes, y las piernas escuálidas>.

<Una mujer con tales defectos no puede dar placer a los hombres en general y menos todavía a su esposo o al hombre que haya de gozar de sus favores>.

<El hombre que se acerca a una mujer de este tipo con el miembro en erección, lo encontrará de repente fláccido y relajado, como si se hubiera acercado a una mula de carga. ¡Que Dios nos libre de las mujeres de tal descripción!>

<Despreciable es también la mujer que ríe exageradamente a todas horas, ya que, tal como dijo un prestigioso autor: "Si veis una mujer que siempre se ríe y a la que le gusta jugar y hacer bromas; una mujer que siempre corre a la casa de sus vecinos y se entromete en asuntos que no son de su incumbencia, colma a su esposo de constantes quejas, se alía con otras mueres en contra de él, se las da de gran señora y acepta regalos de cualquiera...debéis saber que tal mujer es una desvergonzada".>

<También es indigna la mujer de naturaleza sombría, la prolífica en conversaciones, la que se relaciona con hombres con ligereza, la conflictiva, la que le gusta de airearlo todo y no es capaz de guardar los secretos de su marido, y la que tiene malicia. La mujer de naturaleza maliciosa sólo cuenta mentiras; si hace una promesa, es sólo para romperla; si alguien confía en ella, lo traiciona; es infame, ladrona, virago (varonil), burda y violenta; no es capaz de dar buen consejo; siempre está pendiente de los asuntos de los demás, mete cizaña y está ávida de noticias frívolas; le gusta descansar, pero no trabajar; utiliza palabras inconvenientes para dirigirse a los musulmanes, incluso a su marido; tiene siempre los improperios en la punta de la lengua; desprende un mal olor que invade a su marido y le persigue aun cuando se ha alejado de ella>.

<Y no menos despreciable es aquélla que habla por hablar, la que es hipócrita y la que, cuando su marido le pide que cumpla son su deber conyugal, rechaza la demanda. También la mujer que no ayuda a su esposo en sus asuntos y, finalmente, la que lo atormenta con incesantes lágrimas y quejas>.

<Una mujer de esta calaña, al ver a su marido irritado o con problemas, no comparte su aflicción, sino al contrario, se ríe y se burla de él, y no trata de alejar su malhumor con ternura. Se prodiga más con otros hombres que con su esposo; no se acicala por él ni trata de estar hermosa para complacerle. Muy al contrario, con él se muestra deseada y no le importa que vea cómo ejecuta algunos hábitos de su persona que pueden resultar repugnantes al ojo del esposo. En último lugar, nunca usa perfumes agradables>.

<El hombre con una esposa así no podrá encontrar la felicidad. ¡Que Dios nos proteja de ellas!>

El acto sexual

<Debes saber, oh, visir, que si deseas copular, tu estómago no debe contener alimentos. Sólo así el coito es bueno y saludable, ya que si el estómago se encuentra lleno, el resultado será malo para ambos y te expondrás a enfermedades, la menor de las cuales será una retención de orina o un debilitamiento de la vista. Mantén tu estómago libre de todo exceso de alimento y bebida, y nada habrás de temer>.

<No te unas a una mujer hasta haberla excitado con caricias juguetonas y entonces el placer será mutuo. Es aconsejable, por tanto, entretenerse recíprocamente antes de que introduzcas el miembro para realizar el acto. Excítala besándole las mejillas, chapándole los labios y mordisqueándole los senos y los pezones. Bésale el ombligo y los muslos, y apoya una mano cariñosa sobre su pubis. Muérdele los brazos y no olvides ninguna parte de su cuerpo. Estréchala hasta que sienta tu amor y luego suspira y entrelaza tus brazos y piernas con los suyos>.

<Cuando sus ojos languidezcan y suspire profundamente, significa que desea copular. Dejad que vuestra pasión se mezcle y vuestra lujuria alcance el punto álgido, pues el mejor momento ya ha llegado. La mujer experimentará entonces el mayor placer, tú la amarás más intensamente y ella se aferrará a ti. He oído que cuando escuchas a una mujer suspirar profundamente y ves enrojecer sus labios y sus orejas, languidecer sus ojos apasionados, entreabrirse su boca y sus movimientos hacerse más lentos...Entonces, cuando te parezca que prácticamente se ha dormido y se despereza frecuentemente, has de saber que ha llegado el momento propicio para el coito. Si la penetras en este momento su placer será supremo y despertarás el poder de la vagina que, sin duda, proporciona el mayor goce a ambos y es la mejor garantía de que el amor perdurará>.

<Un estudioso del arte del amor proporcionó los siguientes preceptos:

"La mujer es como un fruto que sólo ofrece su fragancia cuando se frota con la mano. Por ejemplo, la albahaca, que no emite perfume a menos que se la frote con los dedos. ¿Acaso desconoces que a menos que se caliente y manipule el ámbar, éste retiene el aroma oculto en su interior? Lo mismo ocurre con la mujer. Si no la animas con juegos y besos, con mordiscos en los muslos y fuertes abrazos, no obtendrás lo que deseas. No experimentarás placer alguno cuando ella comparta tu lecho y tampoco ella sentirá ningún afecto por ti">.

<Cuentan que un hombre preguntó a una mujer sobre lo más apropiado para que un hombre le inspirara afecto. Ésta fue la respuesta de ella:

"Lo que alienta a desear el momento del coito son los jugueteos traviesos practicados con anterioridad y el abrazo vigoroso en el momento de la eyaculación. Créeme, besar, mordisquear, chupar los labios, estrechar los senos y beber de la boca de otro son las cosas que aseguran un afecto perdurable>.

<Al actuar de este modo, los dos orgasmos se producen simultáneamente y el goce es completo para ambos. Si a esto se añade la succión vaginal, no podrá concebirse placer mayor. Si las cosas no ocurren de este modo, el placer de la mujer será incompleto y, si sus deseos no se satisfacen y su vagina no entra en acción, no sentirá amor por su compañero. Sin embargo, cuando se produce la succión vaginal, la mujer sentirá el más violento amor por su amante, aun cuando se trate del hombre más feo de la Tierra. Trata, entonces, por todos los medios, de que los orgasmos sean simultáneos, ya que en ello radica el secreto del amor">.

<Uno de los hombres más inteligentes que han realizado un estudio sobre las mujeres relata la siguiente confidencia femenina:

"Los hombres que buscáis el amor y el afecto de las mueres y que deseáis poseerlas, aseguraos de juguetear antes de la cópula. Preparad a vuestra compañera para el goce y no olvidéis nada para alcanzar este fin. Exploradla mediante todas las actividades posibles y, mientras lo hacéis, liberad vuestra mente de otros pensamientos. No permitáis que el momento propicio para el placer pase inadvertido. Será cuando sus ojos estén ligeramente húmedos y la boca entreabierta. Unios entonces; nunca antes. Cuando hayáis llevado a la mujer hasta el momento oportuno, introducidle el pene y aseguraos de moveros de la forma adecuada para que ella experimente un placer que satisfaga todos sus deseos. No os incorporéis inmediatamente, dejad que vuestros labios vaguen por sus mejillas y vuestra espada repose en su vaina. Tratad ardientemente de excitar su vagina y así coronaréis dignamente vuestro trabajo.. Si conseguís el éxito, procurad no retirar vuestro miembro; que permanezca en el interior y apure la copa del placer. Escuchad los suspiros, los gritos y los murmullos de la mujer, ya que éstos darán testimonio de la violencia del placer que le habéis procurado>.

<Y cuando el cese del goce ponga fin a vuestros juegos amorosos, no os levantéis bruscamente, retirad vuestro miembro con prudencia. Quedaos con la mujer, yaciendo sobre vuestro lado derecho en el lecho del placer. Con este método todo saldrá bien y no seréis como los que montan a una mujer como si fuera una mula, sin prestar atención a los principios del arte, retirándose y alejándose de ella justo después de eyacular. Evitad, pues, este procedimiento tan burdo que priva a la mujer de todo placer">.

<En definitiva, es imprescindible que el amante no ignore ninguna de mis recomendaciones, ya que de la observancia de estos preceptos depende la felicidad de la mujer>.

El mejor amante

<Has de saber, ¡oh!, visir, que si deseas experimentar una cópula agradable, que proporciones igual satisfacción y placer a ambas partes, deberás retozar con la mujer y excitarla con mordiscos, besos y caricias. Vuélcala sobre el lecho, unas veces sobre la espalda, otras contra el vientre, hasta que veas en sus ojos que ha llegado el momento del placer, según lo descrito en el capítulo anterior, donde he obviado detalles>.

<Cuando veas que los labios de una mujer tiemblan y se enrojecen, que sus ojos languidecen mientras se deshace en profundos suspiros, has de saber que desea copular. Éste es el momento de colocarse entre sus muslos y penetrarla. Si sigues mis consejos ambos gozaréis de una placentera cópula que os dejará un recuerdo delicioso. He oído decir: "Si deseas copular, coloca a la mujer en el suelo, abrázala fuerte y pon tus labios sobre los suyos. Entonces apriétala, chúpala, muérdela; bésale el cuello, los pechos, el vientre y los costados; atráela hacia ti hasta que el deseo la debilite. Cuando alcance este estado, introdúcele el pene. Si actúas según este método, vuestro goce será simultáneo; ése es el secreto del placer. Pero si no lo aplicas, la mujer no satisfará tus deseos y ella misma no obtendrá ningún placer">.

<Cuando, una vez concluido el acto, desees levantarte, no lo hagas bruscamente. Apártate con suavidad de su lado derecho y, si ha concebido, dará a luz un hijo. Dicen que si uno pone la mano sobre la vulva de una mujer embarazada y dice: "¡Que sea niño!, puede ser que, por la gracia de Dios, y en consideración a nuestro señor Mahoma, la mujer dé a luz un varón>.

<No bebas agua de lluvia inmediatamente después del coito, puesto que debilita el vientre>.

<Si deseas repetir el acto, perfúmate con aromas dulce,, acércate entonces a la mujer y obtendrás un feliz resultado>.

<Es aconsejable descansar después de haber efectuado el acto sexual y no practicar ejercicios violentos>.

Continuará con:

Las diferentes posturas para hacer el amor (39 en total).

Advertencia:

El texto no me pertenece, se debe a la pluma del jeque al-Nefzaqui, que lo escribió en la segunda mitad del siglo XIV. Ya saben a quién dirigirle las críticas y observaciones. Desconozco su actual paradero pero puedo proporcionar la ficha bibliográfica si lo desean.