CLAUDIA Y SU HISTORIA (Parte 2)
EVOCACIÓN
Tengo la certidumbre de que por estas faltas merezco
este suplicio , y es por eso que no me quejo ante la injusticia de esta pena ;
porque vos sabeis que no cometí el crimen que se me imputa , no he sido
conspiradora contra el Cesar , ni la puta de mi adorado maestro el que es
inocente de todas las calumnias que los sacerdotes le levantaron por envidia .
Mi maestro me enseñó a perdonar , e incluso a amar a mis enemigos . Pues yo
perdono a los que me hicieron esto , sobre todo porque en mi fuero interno
, se que no es un castigo de los hombres , sino el tuyo Adonay , por mi lascivia
y vanidad .
Estoy en la cruz por un delito que no cometí , arriba de mi cabeza está puesta una tablilla escrita en griego y arameo que dice "Claudia , la puta del falso rey" . Mi maestro no era falso , no fuí su puta y no me llamo Claudia .
Los alaridos de las Nubias me sacan de mis amargos pensamientos . Ellas , si se merecen la crucifixión según la ley de los hombres . Oí a los soldados que decían que eran hermanas , esclavas de la mujer de un centurión . Intentaron envenenar a su Ama maltratadora y cruel , pero fueron descubiertas y delatadas por otra esclava . Ahora están ahí , pegadas de pecho al madero , con sus grandes y redondos culos de ébano a la vista de los curiosos . Una de ellas fué , además de sus tobillos y muñecas , claveteada de los pechos al patíbulo ; berrea por el dolor y dice algo a su hermana en una lengua que desconozco , creo que la insulta ; la debe culpar por lo que están padeciendo , tal vez por haber hecho las cosas mal o por tentarla en la empresa de llevar a cabo el homicidio que se frustró . La otra negra le contesta , también con furia . La bravata que se arrojan unas a otras las deja exhaustas y terminan aullando y llorando como dementes .
Yo ,
ya pasé por eso , y a pesar de la asfixia que atormenta mi pecho y garganta, me
encuentro en paz . Me queda poco , Adonay para que me arranques de este valle de
lágrimas . Recibe a esta , vuestra esclava Judit , que intentó , al final de su
vida compensar sus faltas de lascivia , vanidad y orgullo siguiendo las
enseñanzas de mi adorado maestro .
Siento como si una daga me estuviera atravesando por dentro
los pulmones . La gente tiene razón , en los últimos instantes el agónico
recorre mentalmente los pasajes más relevantes de su vida . Estoy viendo
todo el periplo que culmina acá , arriba de esta cruz . El brillo enceguecedor
del sol que hace que vea verde el moreno cuerpo de mis compañeras de suplicio ,
me obliga a cerrar los ojos irritados y retrocedo en el tiempo hasta el hogar de
mi infancia .
Veo a mi madre , mi hermano y yo cultivando el huerto y esperando a mi padre a que bajara de las montañas arriando las ovejas de Benjamín , el ganadero rico de esa parte del mar de Galilea . Yo era mayor que mi hermano y no obstante haber nacido mujer mi padre me adoraba tiernamente . Suya fué la idea de llamarme Judit , en homenaje a la patriota de nuestra nación que simuló ser una mujer fácil a fin de dar muerte al general enemigo de su país . Desde que tuve conciencia de él siempre recuerdo a mi padre prodigándome caricias , mimos y regalos . Recuerdo también , que había días en que salía temprano con su arco y flechas a las montañas , para cazar aves salvajes y no volvía hasta la noche .
Después de las labores del día me divertía con mi hermano en
juegos bruscos y masculinos , lo que no era bien visto por mi madre que sin
embargo callaba en razón de ser yo la consentida de su marido .
Tendría unos 10 años de edad y mi hermano 8 cuando Belzebú apareció en mi
vida mostrándome el nectar de la lujuria , el cual saborié para no olvidarlo
jamás .
Estábamos en el campo y en una batalla simulada con mi hermano , este me arrojó una piedra con su onda que golpeó fuerte y directo entre mis piernas , cerca del sexo . Caí al suelo desfallecida , me incorporé en unos minutos con dolor y sentí que un cálido líquido se derramaba debajo de mis ropas por mis piernas . Corrí y me oculté a la vista de mi hermano . Recogí mi túnica y vi una herida , justo arriba del agujero de mi sexo . Manaba algo de sangre mas no era profunda ; algo de esa sangre caliente llegó a la hendidura de mi sexo , entonces unté una parte de mi vestido , con agua del pozo , y limpié la herida . Al pasar por mis intimidades un ligero cosquilleo se despertó . Seguí limpiando y el cosquilleo continuó creciendo ; sentía una calidez dulce que me hizo morder los labios . Desde ese momento no paré de tocarme cuando me encontraba sola , lo que ocurría muy pocas veces ya que si , no estaba mi madre , me acompañaba mi hermano .
CONTINUARÁ .
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