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Pagar los Pecados

en Confesiones

Mi lujuria me traiciono, me hizo cometer un error que pagaré el resto de mi vida.

¿Cómo iba a pensar en aquel momento en las consecuencias de mis actos?

Mi novia Nerea y yo estábamos en una fiesta, todo era normal, alcohol, diversión. La noche fue subiendo de tono entre los asistentes, juego de tono sexual se daban en casi todos los lugares de la casa de dos plantas donde se celebraba la reunión.

Nerea y yo habíamos bebido algo pero, aún así, no participábamos en los juegos picantes, solo reíamos y charlábamos con los amigos.

Sobre las cuatro y media de la madrugada apareció Lorena, la chica más espectacular a la que nunca he deseado, para saber como es solo cerrad los ojos e imaginad un cuerpo que define a la palabra sexo y una cara que cumple la misma función con morbo, esa es Lorena.

La noche avanzó un poco más y para mi sorpresa y la de mi amigo Fede, Lorena nos insinuó, sin nadie más delante, que no le importaría estar con nosotros dos a la vez en una de las habitaciones de arriba. Toda la sangre de mi cuerpo fue a parar a mi polla que dejo de caber en mis pantalones, quizás fue por eso que acepte sin pensarlo dos veces el plan de Fede para despistar a mi novia.

Fede siempre fue un guarro y un pervertido, y ese día me di cuenta de que también era bastante peligroso para las chicas indefensas. Fede saco de su cartera un somnífero y me dijo que se lo echara a Nerea en la copa, así se dormiría y no se enteraría de nada. Por un momento me pregunté a cuantas chicas habría violado de esa forma Fede, pero como ya dije mi pensamiento principal estaba entre mis piernas, así que, sin preguntar ni los efectos secundarios de esa pastilla, se la eche a Nerea en la copa.

En tan solo cinco minutos Nerea comenzó a cerrar los ojos y antes de que pasaran diez ya estaba dormida en el sofá del salón. Pensé llevarla al coche pero si despertaba le parecería extraño y además no me gustaba la idea de dejarla sola en un coche aparcado en mitad de la calle. Por eso la dejé en el mismo sofá donde estaría bien hasta mi regreso.

Fede, Lorena y yo subimos a una habitación, primero ellos dos y luego yo para que ningún conocido nos viera y le contara algo a Nerea.

Al entrar en la habitación Fede y Lorena ya estaban al tema, se besaban medio desnudos en la cama, yo rápidamente me uní y comencé a besar y tocar el perfecto cuerpo de Lorena.

Como una diosa del sexo, Lorena nos daba placer a los dos a la vez sin problemas, incluso diría que podría haber tenido a tres chicos más totalmente satisfechos.

Su boca comía nuestras pollas con dulzura y devoción, sus caderas nos cabalgaban haciendo estremecer los cimientos de la casa, sus ágiles manos no dejaban que nuestros penes estuvieran ni un segundo sin el contacto de su piel entre cambio de postura y postura.

El mejor momento fue cuando Lorena se colocó entre nosotros dos y pudimos penetrarla a la vez, primero anal y vaginal, y después nos regalo un doble vaginal que jamás olvidaré.

Habían pasado más de dos horas cuando salí de la habitación, Fede y Lorena se quedaron allí aunque ya solo descansaban sobre la cama.

Al bajar a la planta de abajo, pude comprobar que la fiesta que dejamos cuando estaba un poco subida de tono, se había desmadrado por completo.

Mientras me acercaba al sofá donde deje a Nerea podía ver a alguna pareja follando, incluso algún grupito entero manteniendo sexo entre todos.

A pesar de que el sofá sería un sitio bastante cómodo para estas actividades, por suerte estaba vacío, así que nadie habría movido a Nerea de allí, pero quería acercarme rápido para asegurarme ya que el reposabrazo no me dejaba ver si ella seguía echada en él.

Por fin pude comprobar que Nerea estaba aún dormida sobre el sofá, todo parecía bien, pero entonces note que su vestido estaba demasiado subido.

Al mirar desde sus piernas en lugar de desde su cabeza descubrí la terrible realidad. Su vestido estaba subido hasta sus caderas y su tanga ya no estaba, me acerqué más y pude ver que un líquido blanco y viscoso derramaba de su coño.

¡Alguien se había follado a Nerea aprovechado que estaba inconsciente! ¡La habían violado! La sangre hervía en mis venas, quería matar a todos los tíos de la fiesta, no podía creer lo que había pasado, pero entonces vi algo en lo que no había reparado, Nerea llevaba algo escrito con un rotulador sobre su piel, justo sobre el pubis, ponía "Gracias por dejarnos a tu novia en bandeja".

Sí, así era, la culpa de lo que le pasó a Nerea era toda mía. Si tenía que enfadarme con alguien era conmigo mismo, deje a mi novia drogada y dormida en un sofá sola, en mitad de una fiesta donde todos iban demasiado bebidos.

Cogí a Nerea en mis brazos y la llevé al coche, por el camino el semen del tío, o los tíos que se la habían follado, iba goteando de su coño, y al llegar al coche el semen manchó la tapicería.

Al llegar a casa le borré bien las letras en rotulador para que no las viera al despertar, también limpie su coñito con cuidado, manchándome las manos con la leche de los cabrones que me habían hecho cornudo a la fuerza y sin consentimiento de mi propia novia.

Los días siguientes intenté borrar todo de mi cabeza, aunque me encantó probar a Lorena ahora me arrepentía puesto que eso supuso que a saber quien probara a Nerea. Un par de semanas después me había recompuesto, por suerte Nerea no llegó a notar que estaba raro y bueno pensé que yo también había estado con otra y además por propia voluntad, así que con ella no tenía que estar mal, solo tenía que tener la lección bien aprendida, pero entonces llego la noticia, a Nerea se le retrasó el periodo.

Ya hace casi nueve meses de todo aquello, como nunca pude confesar la verdad a Nerea ella piensa que el hijo que lleva dentro es mío, ya que no ha estado con nadie más, cree que algún condón se rompió o estaba defectuoso, pero yo se la verdad y cargaré con ella el resto de mi vida.