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en Amor filial

Todo empezó cuando tenía catorce años, por aquel entonces yo ya era un pequeño pervertido que buscaba por todas partes fotos de tías desnudas y videos, pero claro eran otros tiempos, aun no disponía de internet ni nada por el estilo, puede que esa fuera la causa de mi atención hacia las mujeres de mi familia, especialmente mi hermana y alguna de mis tías, pero nunca mi madre.

En esa época no paraba de masturbarme y una fuente de recursos era espiar a mi hermana mientras se cambiaba, la ducha siempre me fue inaccesible, me encantaba oler su ropa interior usada, cuando salía del baño me apresuraba a coger sus bragas siempre con la esperanza de que quedara algún resto de sus fluidos aun húmedo. La verdad es que nunca me planteé si aquello estaba bien o no, sabía que no era algo normal pero no me importaba, simplemente me gustaba hacerlo y era consciente de que jamás sucedería nada de lo que imaginaba con alguien de mi familia, pero a veces la realidad te sorprende.

Mi madre era por aquel entonces una mujer de cuarenta y pocos, muy normalita en cuanto a físico, ni gorda, ni rellenita pero tampoco delgada, no muy alta, ya entonces yo era bastante más alto que ella, sus pechos tenían una medida muy buena para mi gusto, más o menos el tamaño de una mano.

Mis padres llevaban ya unos años divorciados aunque se llevaban bastante bien, simplemente se acabo la relación de pareja. Mi padre por su parte tuvo un par de novias pero ya entonces comenzó una relación con la que hoy día es aun su pareja.

Mi madre en cambio no tenía parejas estables, de vez en cuando quedaba con algún compañero de trabajo y volvía al día siguiente.

Caí enfermo con una fiebre muy alta, no era nada grave pero pase unos días bastante mal, mi madre me cuido mucho, no se separó en varios días de mí. Pronto todo volvió a la normalidad, pero ella quedó preocupada por esas fiebres tan altas, tenía miedo de que me volvieran. Por esa razón preguntó a Marisa, una amiga enfermera bastante promiscua y salida desde su divorcio, que podía hacer para combatir la fiebre, ella le dio varios remedios, paños húmedos, friegas etc, lo que las madres suelen hacer supongo, y después entre risas le comentó que ella en el hospital a veces tenía que dar friegas a los pacientes y que muchas veces estos se empalmaban, al principio le hacía gracia y algo de morbo pero no pasaba de eso, pero un día tuvo un paciente según ella guapísimo y al sucederle a él no pudo evitar tocársela, una cosa llevó a la otra, lo que terminó con Marisa masturbándole. Marisa contó a mi madre que la recuperación de ese paciente fue rapidísima y que la fiebre le bajaba con facilidad, así que se planteó si sería por su trato especial. Decidió que probaría con otro paciente, solo para ver si tenía algo que ver, y sorprendentemente tuvo el mismo efecto, desde entonces a los pacientes que le gustan les hace un trato muy especial, teniendo en cuenta lo salida que es la mayoría de los pacientes se llevan ese trato, y todos se recuperan más rápido de lo normal, a veces los paciente estaban tan idos que ni se enteraban, otras Marisa hacía l posible para que recordaran lo sucedido.

Entre tanta broma mi madre la reprendió y le dijo que era una salida, que ni en broma le dijera que me hiciera esas cosas a mí, ella se rió, le dijo que solo era un comentario y que si hacía falta ya me lo haría ella. Todo quedó en unas risas.

 

Pasados unos meses volví a enfermar, la fiebre me volvió a subir vertiginosamente y por supuesto mi madre no se separó de mi lado.

Una noche estaba en mi cuarto, ella se acerco para tomarme la temperatura, estaba ardiendo, rápidamente se sirvió de todos los remedios que Marisa le había dado, bueno de todos menos uno. La fiebre no bajaba, por lo tanto decidió darme unas friegas con la esperanza de rebajar la temperatura de mi cuerpo.

Cogió un paño húmedo y empezó a pasarlo por mi pecho, yo estaba un poco ido y no recuerdo todo con exactitud, pero si recuerdo la sensación de alivio que me recorría el cuerpo. Fue bajando hasta la zona de mi ombligo, note como me empalmaba al rozar su codo con mi polla, ella se dio cuenta al instante y por un momento paró, pero en mi estado de ensoñación reaccione con un quejido, rápidamente siguió pasando el paño húmedo por mi cuerpo pero intentando evitar esa zona. La excitación debió hacer que la temperatura persistiera lo cual hizo que mi madre se pusiera nerviosa, no paraba de frotarme y sin darse cuenta volvió a recorrer la zona de mi ombligo, bajando un poco y chocó de lleno con mi polla hinchadísima por sus caricias, estaba tan preocupada que no dio importancia a lo ocurrido. Así sin darse cuenta me acariciaba el miembro con su brazo, mi polla no tardó en ponerse más gorda que nunca y recibir el brazo de mi madre con espasmos de impaciencia.

Por fin mi madre se percató de lo que sucedía, me observó empalmadísimo y ansioso, ella llevaba tiempo sin quedar con ningún tío lo cual me hace suponer que estaría bastante necesitada pero aun así a priori la situación no resultara excitante para ella, al fin y al cabo soy su hijo.

Se quedó un rato parada, recordando quizás la conversación con Marisa a cerca de sus pacientes, yo por mi parte seguía algo ido, pero no quería que parara así que insistí con mis quejidos, y al fin mi madre se decidió a dar un paso.

Suavemente bajo su mano por mi cuerpo, acariciándome el torso, rodeo mi ombligo y bajo un poco más, un par de centímetros, y allí dio con la punta de mi polla, empapada en liquido preseminal expulsado por la excitación.

Mojo sus dedos en mi jugo y lo extendió por mi capullo con la suavidad que solo una madre sabe. Cerró sus dedos atrapándome el glande y comenzó a frotarlo como quien exprime una naranja pero no quiere obtener zumo. A pesar de lo que hacía, y de lo bien que lo hacía, su comportamiento no era sexual, se podría decir que era un comportamiento sanador, como el de una enfermera que te limpia una herida con agua oxigenada, aun así lo hacía de la forma más placentera que podía, no se limitó a hacer una paja rápida y enérgica para terminar rápido, lo hizo con más amor del que pueda imaginarse en una situación así.

Tras frotarme un rato, empezó a deslizar su mano por mi pene, acariciándolo, sin prisas, al llegar a mis huevos volvió a subir con la misma delicadeza, fue aumentando el ritmo de forma casi imperceptible, calculo que estuvo haciendo lo mismo durante unos quince minutos. Yo no dejaba de echar líquido y mi madre lo usaba de lubricante para su trabajo. El ritmo había subido bastante, mis jugos se volvían espumosos en sus manos y se secaban así que empezó a echarme saliva en la polla para poder llevar mayor ritmo, notaba como mi culo se contraía mientras la mano de mi madre apretaba más y más mi polla, y se apresuraba a manejarla mientras su calida saliva resbalaba hasta mis pelotas, terminé estallando en un gran gemido que me hizo abrir los ojos por primera vez en todo el rato, mi corrida salto por todo mi torso llegando hasta mi cuello, nunca antes había echado un semen tan espeso, y mucho menos en tanta cantidad.

Mi madre al verme abrir los ojos pareció asustarse por un momento, pero sin dudarlo los cerré y me deje caer a la cama de nuevo, dentro de mi sabía que si hubiera sabido que estaba más consciente de lo que ella creía eso nunca hubiera pasado.

Me hice el dormido mientras ella me limpiaba, después me tomo de nuevo la temperatura, y para su sorpresa había bajado muchísimo, así que me dejó descansar y fue a dormir.

A la mañana siguiente todo se desarrollo como si no hubiera pasado nada, al principio mi madre estaba algo rara, pero cuando comprobó que yo no recordaba nada, o al menos eso pensaba ella, se quedo mucho más tranquila. Aun así seguí todo el día en la cama, no me había recuperado por completo, por una vez quería seguir enfermo con la esperanza de que mi madre volviera a ayudarme a bajar la fiebre.

No se hizo de esperar, esa misma noche la fiebre volvió a subirme, y esta vez mi madre se pensó menos las cosas, así volví a disfrutar por segunda vez de sus caricias, y tras este día llego un tercero igual. Ella en ningún momento sospechaba que yo estaba más consciente cada vez.

Al llegar el cuarto día me encontraba mucho mejor, la fiebre había remitido por completo y aunque guardé cama ese día, por si las moscas, sabía que ese día no tendría caricias de mi madre. Todo el día estuve dándole vueltas a la cabeza para ver que podía hacer para que mi madre me atendiera esa noche también, pero llegué a la conclusión que todo había terminado, no podía hacer nada, así que decidí masturbarme para aplacar mi libido. Sorprendentemente me fue imposible hacerme una paja, al principio ni siquiera me empalmaba, probé a imaginar a las tías de siempre, alguna actriz famosa, la vecina de al lado, incluso cogí alguna de mis revistas escondidas, pero nada. Decidí usar la fuerza mayor, busque en el baño bragas usadas de mi hermana, las olí y por fin logré empalmarme, mi hermana siempre me había dado buen resultado en mis fantasías, será por el morbo de ser mi hermana, pero ese día no terminaba de cuajar la cosa, me la frotaba pero nada, era como si me faltara algo.

Terminé resignándome y deje de nuevo las bragas de mi hermana en el cesto, al echarlas, ví otras de mayor tamaño y más clásicas, eran sin duda de mi madre, nunca había olido sus bragas, ni me lo había planteado, pero en ese momento no podía evitar la tentación, las cogí y las llevé a mi rostro, las estrujé fuerte contra mi nariz y mi boca y aspiré su aroma. La polla me creció más de lo que estaba, quedando bien empalmada, y el liquido preseminal volvió a brotar de ella.

En ese momento llegó mi madre del trabajo así que deje sus bragas en el cesto y volví corriendo a la cama.

Cuando entró en mi habitación para verme tuve que disimular el empalme, su presencia hacía que no pudiera bajarla de ninguna manera. Al salir de mi cuarto y dejarme solo empecé a plantearme cosas que ni había pensado hasta ese momento. Aunque llevaba varios días aguardando el momento de que mi madre me consolara por la noche, no me lo había planteado como un acto sexual tal cual con ella, había sido algo, eso lo tenía claro, pero hasta entonces no le había puesto nombre, y claramente era una relación incestuosa con mi madre.

Me parecía que era un pervertido hasta a mi mismo, deseaba a mi madre, pero no solo sus caricias bajo mi sabana, deseaba más de ella, deseaba ese perfume que había olido en sus bragas, tenía que saborearlo, tenía que recorrer mi garganta, deseaba tocar su cuerpo y no limitarme a sentir como ella tocaba el mío, y sobretodo necesitaba entrar en ella, volver a entrar en ella después de catorce años.

Quedé absorto en mis pensamientos hasta la hora de cenar, mi madre me llevó la cena a la cama recordándome que era el último día que cenaba allí, que ya estaba bien, era como si me quisiera decir que sus regalos sexuales se habían acabado también en ese instante.

Le seguí dando vueltas a la cabeza tras la cena, me quedé solo en el cuarto, con todo apagado, me sentía triste y deprimido.

Mi madre vino a darme las buenas noches, yo me hice el dormido no tenía ganas de hablar, ella se aproximó a mi cama y me beso en la frente, debió notarme algo caliente porque me quiso tomar la temperatura, en ese momento aproveche y empecé a quejarme, como si me encontrara muy mal, me movía y impedía que me pusiese el termómetro, quería sus caricias una vez más antes de la despedida.

Ella fue por un paño húmedo, mientras aproveche y encendí la luz de mi mesita de noche, me la puse cerca de la cara para que se me calentará al menos por unos segundos la piel, antes que ella volviera la apagué y tomé la misma posición.

Cuando llegó mi madre y tocó mi frente no dudo que había vuelto la fiebre, me puso el paño húmedo sobre la cabeza y con otro comenzó a frotar mi cuerpo. Mi empalme era más que notable, ella estaba bastante preocupada y no dudo en usar todo lo posible para bajar mi fiebre.

Comenzó a tocarme la polla, con la misma suavidad que los días anteriores, esta vez yo, me encontraba en plenas facultades y no podía evitar gemir una y otra vez de placer, entre abría los ojos para ver como lo hacía, no quería perderme nada.

Cuando empezó a echarme saliva en la polla ví como se acercaba a mi glande, daba la sensación de que fuera a metérselo en la boca, pero entonces dejaba caer de sus labios su saliva ardiendo, quedando a milímetros de mi polla, era la primera vez que la miraba hacer esto, y en ese momento la idea de tenerla dentro de su boca se grabo en mi cabeza.

Espere y aguante como pude para no correrme, al fin se secó mi polla y de nuevo se aproximó a la punta para lubricarla, cuando abrió levemente los labios aproveche para dar un pequeño espasmo, y gran parte de mi capullo entró en su boca. Sentí sus dientes entre abiertos, como se desplazaba su mandíbula por el empuje de mi pene, la punta de su lengua calida y húmeda que dio de lleno con el orificio de mi glande y sin duda saboreo el líquido que de él salía.

Ella se sobresalto y se retiró, pero no pareció sospechar que lo había hecho a posta, así que no paró, echó saliva en su mano y la extendió por mi verga, siguió frotando y frotando hasta que ya no aguantaba más, quería resistir para ver si volvía a acercar mi polla a su boca, quería descargarla en ella pero ya no se acercaba y yo no podía aguantar más, así que en un acto reflejo me deslicé hacia arriba mientras comenzaba a correme, mi pene estaba muy duro y mi madre no pudo impedir que su dirección cambiara hacia su cara, abrí los ojos y la miré fijamente mientras descargaba todo lo que había en mis pelotas en su cara. De la sorpresa abrió un poco la boca y pude ver como entraba parte de la corrida en ella.

Al terminar de correrme mi madre salió de la habitación y cerró la puerta, yo estaba satisfecho pero a la vez intranquilo por lo que esto pudiera suponer.

Al día siguiente volví a la vida normal, ya me había recuperado por completo, no ví a mi madre por la mañana, se apresuró a salir temprano probablemente para no verme, además no vino a comer con lo cual no la volví a ver hasta esa noche.

Durante la cena hizo como si no hubiera sucedido nada, mi hermana no noto lo más mínimo entre nosotros. Después vimos los tres la tele un rato hasta que mi hermana se cansó y se fue a la cama, quedamos solo mi madre y yo, pensé que seguramente ella volvería a huir, pero en lugar de eso se incorporó en el sillón y se dirigió a mí muy seriamente.

-Rafa, ¿podemos hablar?

-….sí, ¿de que?

-No te hagas el tonto que sabes de que…

-Ya

-Verás, lo que paso ayer, bueno lo que te estaba haciendo ayer…

-¿Masturbarme?

-…sí, pero no, a ver Rafa, como te lo explico… Tú sabes que cuando tienes fiebres te dan muy altas ¿verdad?

-Sí

-Pues bien, para que la fiebre te baje sabes que te doy friegas con un trapo húmedo, o cuando eras más pequeño te metía en la ducha con agua fría

-Sí

-Bueno pues a veces esas cosas no son suficiente, y mi amiga Marisa me contó un remedio muy bueno para bajar la fiebre

-¿Qué te contó?

-Pues me contó que a veces ella en el hospital les hace a los pacientes lo que yo te estaba haciendo a ti ayer para que se recuperen antes

-¿Y funciona?

-Eso parece, tu te has recuperado antes, aunque estos días no te hayas dado cuenta, te lo he hecho cada noche, y la fiebre te bajaba cuando terminaba

-¿Y todo por hacerme eso?

-Sí, no se porque, pero el caso es que funciona, o al menos eso parece. Ahora lo importante es que sepas ser adulto, y te des cuenta que lo que pasó no es nada malo, fue solo algo para mejorar tu salud, ¿lo entiendes?

-Sí…

-Rafa, no le puedes contar eso a nadie, esa clase de cosas no todo el mundo las ve bien, pero tu eres ya un adulto y sabes ver las cosas como son ¿verdad?

-Supongo

-Tienes que ser sincero conmigo Rafa, cuéntame lo que pienses, y si te parece mal, puedes contarme lo que sea, te prometo que digas lo que digas no me enfadaré

-¿Sea lo que sea no te enfadarás?

-Te lo prometo

-Pues…verás…no se si debo contártelo

-Dime Rafa, no te guardes nada que no es bueno

-Pues…yo ya sabía desde el primer día lo que me hacías…

-¿Qué? ¿Y como es eso?, ¿por qué no me dijiste nada?

-Porque no sabía que decirte, no sé

-A ver Rafa por partes ¿te enteraste de todo desde el primer día?

-Sí

-¿No estabas dormido?

-Sí más o menos, pero fue tan de repente y no sabía si lo soñaba o era verdad

-Y por qué no decías nada

-Porque me gustaba y no quería que pararas

-Anda con el niño, jaja, bueno eso tampoco es raro, los hombres todo lo que sea tocaros hay abajo y perdéis la cabeza. Bueno pues entonces parece que todo esta bien ¿no? Tenía miedo de que te hubieras quedado traumatizado pero me parece que no es ese el caso. Bueno, ¿todo bien?

-Bueno…

-¿Qué?

-Que hay algo más…

-A ver, cuéntame

-Pues… verás… ayer no estaba malo…

-¿A qué te refieres?

-Que ayer hice como si estuviera enfermo para que me hicieras eso otra vez

-Vaya con el niño, bueno eres un hombre que le voy a hacer…

-Sí pero es que todo

-Un momento, ¿estabas bien todo el tiempo?

-Sí

-Y entonces el salto ese que diste con el culo… y después cuando terminaste… ¿todo eso lo hiciste queriendo?

-Bueno…

-Contesta!!

-Sí

-A ver Rafa, una cosa es que eso te guste y te dejes hacer, pero otra muy distinta es lo que hiciste, yo soy tu madre y me tienes que tener un respeto, esas cosas no se hacen con tu madre, te las guardas para otras mujeres, ¿lo has entendido?

-Sí… pero

-¿Pero qué Rafa?

-Nada

-No dime, quiero escuchar tu pero

-Pues que no es tan fácil

-¿El qué no es fácil Rafa?

-Que antes era distinto, y ahora…

-Rafa quieres decir las cosas de una vez y no con tanto titubeo

-Pues que yo antes eso… me masturbaba

-Como todos los chicos de tu edad

-Si pero bueno pues pensaba en chicas, en actrices, en revistas…

-Tranquilo que se que escondes revistas bajo la cama, no pasa nada es normal a tu edad, y a ver ¿qué te pasa ahora?

-Pues que ayer ya estaba bien y sabía que ya no me harías eso más, así que me quise masturbar para quedarme más…

-Más tranquilito

-Sí… bueno pues yo lo intente pero no me salía

-¿Qué no te salía?

-Que no se ponía dura

-Jaja, bueno Rafa esas cosas a veces os pasa, y habiendo estado enfermo es más normal

-No, no es eso

-¿Entonces qué? Dime lo ya que me estas poniendo nerviosita

-Que no se ponía dura pensara en quien pensara, y entonces ví unas bragas tuyas usadas en el cesto, me vino el olor y se me puso muy dura

-Rafa, pero que me estás diciendo, a ver ¿qué te pasa Rafa?

-Que ya no me empalmo si no es pensando en ti y que si me toco yo no es lo mismo, que si no me lo haces tu ya no es como antes

-A ver Rafa, esas tonterías se tienen que acabar aquí y ahora, Rafa que soy tu madre, que no estoy para esas cosas, la culpa es mía por hacer caso de la ninfomanía de Marisa, pero esto se acaba aquí, ¿lo has entendido? Pues vale

Después de esa frase mi madre se fue a la cama y sin decir nada más.

Pasaron los días y yo seguía con mi madre en la cabeza, no se me quitaba ni un segundo, ya no sabía que hacer, al principio cogía sus bragas y las olía mientras me tocaba, era la única forma que tenía de correrme y relajarme durante unos minutos, pero cada vez necesitaba más, mi obsesión empezaba a ser mal sana, tenía pensamientos en los que la obligaba a tener sexo conmigo, pero yo no quería eso, era mi madre, solo que yo quería algo más de ella.

Me fui volviendo cada vez más descarado, me posicionaba para mirarle las bragas cuando se sentaba en el sillón, entraba al baño en cuanto ella salía de la ducha para coger sus bragas, a veces incluso me las quedaba unos días. Ella no tardó en darse cuenta de todo esto así que intentó poner trabas a mi deseo, dejo de echar su ropa usada al cesto, se aseguraba de cerrar las puertas cuando se cambiaba, incluso echaba el pestillo.

Tras un par de meses en esa situación decidí que debía hacer algo, pasar a la acción, sabía que mi obsesión no desaparecería así como así, y decidí hacer algo al respecto.

Esperé a quedarme a solas con mi madre y entonces fui yo quien se colocó firme en el sillón y le hablé seriamente.

-Mama

-¿Qué quieres Rafa?

-Quiero que me masturbes

-Rafa!! ¿No te quedó claro?, mira te estoy pasando por alto un montón de tonterías porque me siento culpable por lo que pasó pero hasta aquí, así que calladito

-No, precisamente eso es lo que no voy a hacer

-¿Qué quieres decir?

-Pues que necesito que seas tu la que me masturbes, y si no quieres hacerlo por ti misma te obligaré

-¿Qué estas diciendo Rafa?

-Digo que te imagines lo que dirá la gente si cuento lo que me hiciste

-Rafa no digas tonterías, no te atrevas a amenazarme

-No es una amenaza, es una suplica, es que no me entiendes, no ves hasta donde llegaría solo por eso, ya lo has hecho antes, no es nada que te vaya a costar tanto y a mi me supondría mucho

En ese momento note que la expresión del rostro de mi madre cambiaba radicalmente, por primera vez en todo ese tiempo ví comprensión hacia lo que me pasaba.

Ella frunció ligeramente el ceño con una expresión como de no aprobación pero a su vez aceptación.

-Bueno, no sabía que fuera algo tan importante para ti, y tienes razón no es más que una tontería, tal vez si no le hubiera dado tanta importancia desde el principio ya se te habría pasado, pero claro cuando te prohíben algo lo que haces es lo opuesto

-Entonces… ¿Lo harás?

-Sí Rafa, sí, lo haré

Rápidamente di un salto de alegría y me baje los pantalones para acercarme a mi madre

-Ehh!! No tan rápido majete, antes vamos a poner una serie de normas

-¿Normas?

-Sí, normas, que ya no me fío ni un pelo de ti

La primera, solote haré esas cosas cuando estemos solos y sin que nadie pueda descubrirnos.

Dos, solo yo te tocaré a ti, y solo con la mano, nada de volver a intentar lo de la última vez.

Tres, no se lo puedes contar a nadie ni intentar chantajearme con contarlo.

Y cuatro, las cosas se harás como yo las diga.

¿Algún inconveniente?

-No, ninguno, ninguno

-Anda, hoy aunque este tu hermana arriba te lo voy a hacer, pero por ser hoy y porque esta acostada hace rato

Y así mi madre volvió a tocarme. Me tumbé en el sofá y ella se acercó a mí, lo hizo de la misma forma que cuando estaba enfermo en la cama, primero frotó mi glande y después toda la polla, en el momento de echarme saliva se la echó en la mano y después la frotó

-¿Por qué lo haces así? ¿Por qué no la echas como antes?

-Será por algo que harías

-Pero te prometo que no voy a hacerlo

-Oye te he dicho que las cosas a mi modo, ¿vale?

-Bueno sí, pero me tienes que dejar hacer sugerencias

-Jaja, bueno tu sugiere lo que quiera que yo haré lo que me de la gana

-Pero por favor echa la como antes, me gustaba verte hacerlo

Entonces se inclinó sobre mi polla y dejo caer saliva de sus labios a la punta, por unos instantes un hilito de saliva unió su boca a mi glande en una imagen gloriosa.

Así mi madre siguió masturbándome hasta correrme, eché gran cantidad, más que en esos meses atrás, cuando mi madre me tocaba echaba todo lo que tenía.

Las siguientes semanas siguieron igual, yo perseguía a mi madre por donde podía, al principio le sacaba solo una paja a la semana, pero pronto me hacía casi una por día, pareció acostumbrarse y verlo como algo normal, así que decidí intentar ir un paso más lejos, después de todo podía sugerir lo que quisiera que ella haría lo que le diera la gana.

Aproveche que nos quedamos solos un fin de semana completo, mi hermana se había ido de viaje con unas amigas, así que era una ocasión perfecta, mi madre ya se imaginaba que estando solos le pediría más raciones de lo normal, pero no esperaba nuevas peticiones.

Nada más irse mi hermana y antes de que yo dijese nada mi madre se acercó a mí.

-Bueno que, ¿quieres quitarte los pantalones?

Me dejo sin habla, no esperaba que me dijera algo así

-Mira es la primera vez que estamos totalmente solos desde que empezamos con esto, así que imagino que tendrías pensado pedirme que te hiciera unas cuantas, pues cuando quieras

-Bueno la verdad es que quería hacerte otra clase de petición

-Miedo me das… a ver ¿qué quieres?

-Pues me gustaría algo más, a ver me encanta lo que me haces, pero me gustaría tener algo más

-¿Y qué es lo que quieres si se puede saber?

-Por querer quiero muchas cosas, pero no te voy a pedir nada demasiado grande

-Más te vale

-Bueno me gustaría que estuvieras desnuda mientras me masturbas

-Jaja, olvídate de eso muchachito

-No, pero no digo nada de tocarte, solo que estés desnuda, nada más

-Si empiezo a hacer cosas así a saber que me terminarás pidiendo

-Porfaa… no te quites todo si no quieres, solo parte

Mi madre me miró con una medio sonrisa medio mueca

-Anda ven!

Me llevo a su cuarto, allí me indicó que me echara en la cama, yo me tumbé y me desnudé, ella comenzó a quitarse ropa, llevaba una camisa azul que se quito lentamente, bajo eso llevaba un sujetador blanco que se dejó puesto, en la parte de abajo llevaba una falda roja, pantys del color de la piel y unas botas. Se sentó en la cama y se descalzó, después bajó la cremallera de su falda y la dejó caer al suelo.

Se quedó ante mí con un sujetador, y unas bragas, blancas también, cubiertas por unos pantys del color de la piel hasta la cintura.

Se echó a mi lado en la cama y comenzó a masturbarme, tan suave como siempre, pero esta vez yo estaba más atento a su cuerpo, la miraba detenidamente, en más de una ocasión llegó a sonrojarse.

-No me mires así Rafa que soy tu madre

-No lo hago a posta, es que quiero ver más

-Eso no va a pasar

-Y el sujetador, porfa mama, quiero verte las tetas

-Jajaja, vaya frase que acabas de decir, nunca pensé que escucharía algo así

-Bueno pero ¿me las enseñas?

-Que no Rafa, confórmate con esto no sea que te quedes sin nada

-Pero es que el sujetador quita la forma de tus tetas, no veo bien como son, y parecen preciosas

-No seas pelota

-No es por pelota, es que estoy deseando verlas, no te das cuenta que solo me empalmo por ti

Mi madre me miró raro al oír esa frase, era como una mezcla entre sentirse alagada y preocupada, pero entonces rompí el momento poniendo cara de niño bueno y diciendo una vez más -Porfaaa…- entonces ella sonrió y soltó mi polla para llevarse las manos a la espalda, desabrochó el sujetador y lo dejo escurrir por sus brazos, sus pechos bajaron a su posición normal, tenían un tamaño y una forma perfectos, además estaban adornados con unos hermosos pezones enormes y abultados, fruto de haber amamantado a dos hijos. No podía creerlo, mi madre me mostraba sus tetas mientras me masturbaba, era un sueño hecho realidad.

Mientras ella seguía tocándome yo miraba sus tetas con un deseo irrefrenable, ella me miraba con una sonrisa mientras yo no apartaba la vista de sus pechos.

-¿Has tocado alguna vez unos pechos Rafa?

-No nunca, ¿me dejarías?

-Eso va contra las normas, ya lo sabes

-¿Entonces por qué me has preguntado?

-Solo por curiosidad, por como los miras

-Pero, solo una palpadita tampoco es tanto

-No sé, no estoy segura

-Porfaa, déjame

-Venga, una vez pero rápido eh

Cuando cedió me puse muy nervioso, no esperaba tanto, no sabía ni si sería capaz, pero no pensaba perder la oportunidad.

Alargué la mano y abrí mis dedos hasta adoptar la forma de su pecho, me quedé a pocos milímetros disfrutando del momento, entonces acerqué la mano un poco más y tome uno de sus pechos en ella, la traté con cuidado y delicadeza, la acaricie suavemente y dirigí mis dedos hacia el pezón, al tocarlo note que estaba algo duró, y al instante se puso mucho más y se contrajo, mi madre dio un pequeño gemido.

-Para ya, que esa zona es muy sensible

-¿Te he hecho daño?

-No exactamente

-Entonces ¿te ha gustado?

-Es una sensación que no es para tenerla con mi hijo

-Entonces ¿no puedo tocarlo más?

-A lo mejor otro día que este yo más relajada

-¿Relajada?

-Sí, eso mismo

-O sea que hace tiempo que no haces nada ¿no?

-Que cotillas eres!!

-Si quieres puedes hacerte tu algo también, o te lo haré yo

-Rafa, eso no

-No pero si digo con las manos

-Ya se que dices con las manos, es que no creo ni que te atrevas a pensar otra cosa

-Bueno, pero volviendo a lo de tocarte las tetas

-Jajaja

-Si no me dejas más, podrías al menos enseñarme lo otro

-¿Qué otro?

-Quitarte las bragas

-¿Y que más?, hoy lo pides todo eh

-Es solo por curiosidad

-¿Curiosidad de qué?

-De saber como lo llevas, porque cuando me masturbo yo solo pienso en ti desnuda y no se como imaginar que lo llevas

-¿Te masturbas tu solo? Pero si te hago una casi todos los días, ¿aún te quedan ganas?

-Sí

-Bueno pues eso no te lo enseño, te lo tendrás que imaginar. Oye, y ¿qué te imaginas exactamente conmigo?

-Nada, cosas

-¿Qué cosas?

-Nada, que te enfadarás

-Si me lo dices te prometo que no me enfado, haré como si no lo supiera

-Lo prometes

-Lo prometo

-Pues me imagino todo

-¿Todo? ¿Qué es todo?

-Pues que me la chupas, que yo te meto la lengua entre las piernas y que también te meto lo otro

-RAFAA!!

-Prometiste que no te enfadabas

-Pero hijo que soy tu madre, ¿de verdad que querrías hacer esas cosas conmigo?

-Más que nada en el mundo

-Eso no puede ser cariño, mira todo esto que hacemos no esta bien, pero bueno es culpa mía y tampoco es tan grave, pero lo otro te lo tienes que quitar de la cabeza

-Lo intento, pero es que no puedo evitar pensarlo

-Bueno Rafa, tu has lo que quieras no puedo meterme en tu cabeza, pero ten los pies en la tierra ¿vale?

-Sí mama

-Anda te voy a terminar esto y voy a comprar

Mi madre me terminó la paja rápido y se fue a hacer la compra, no pasó nada más fuera de lo normal ese fin de semana hasta el domingo por la noche.

Desde esa conversación todo se había quedado algo raro, parecía haber dado un paso atrás y no quería eso. Mi madre entró en la ducha y se dejó el cerrojo abierto, aproveche para entrar directamente.

-Rafa ¿qué haces?

-Quería verte desnuda, necesito que me masturbes

-Rafa que tú hermana esta al llegar

-Por eso mismo, por favor necesito una más

Puse la polla contra las cortinas de baño, mi madre me la cogió con las cortinas por medio y empezó a masturbarme, escuchó un coche llegar y se asustó pensando que era mi hermana así que paró y se puso el albornoz dentro de la ducha sin que pudiera verla.

Salió de la ducha y vio por la ventana que era el coche de un vecino así que se calmó, aproveche su despiste para darle la vuelta y meter mi verga en su albornoz sintiendo la piel de su tripa en ella. Empecé a frotar mi polla con su cuerpo y ella no me lo impidió, por un momento pensé que podría llegar más lejos que nunca pero entonces se abrió la puerta de casa, era mi hermana, mi madre salió disparada del baño y la cosa quedó así por ese fin de semana.

Nuevamente el todo volvió a su cauce, con la diferencia que las pajas eran diarias, y que a mi madre parecía empezar a afectarle todo un poco, a veces tras masturbarme la escuchaba hacer lo mismo a ella en el baño. Y antes de darme cuenta empezó a traerse a un tío por semana a casa. Siempre los escuchaba follar, y eso me ponía muy cachondo, me gustaba masturbarme escuchando los gemidos de mi madre, imaginaba como se la estaba follando el tío que fuera, hubiera dado lo que fuera por verlo. No se puede decir que sintiera un amor posesivo por mi madre, no me importaba compartirla, es más, me encantaba saber que se la follaban, que era una guarra.

Entretanto, empecé a desarrollar fijación por ciertas prendas de mi madre, intentaba cogerla siempre mientras se vestía, con lo cual la veía casi siempre con bragas bajo esos pantys hasta la cintura, esos pantys llegaron a ser un fetiche para mi, quería verla con ellos sin nada debajo, pero siempre se negaba, también tenía una chaqueta que me encantaba era la típica con pelos en el cuello y las mangas, muy suave, y la tela que cubría el cuerpo era traslúcida y ceñida.

Además de perseguir la ropa de mi madre hasta el punto de masturbarme tocándola, nuestra relación avanzó a un punto en el que dejo de importar que mi hermana estuviera en casa, los tabúes de mi madre parecían disiparse y pronto pasaríamos a un nuevo estado.

Llegó la fecha de mi cumpleaños, como todos los años mi hermana y yo nos íbamos a comer con mi padre, una fiesta con amigos, y llegar a casa a terminar el día con mi madre.

Ese año mi hermana no regresó, se quedó con mi padre porque mi madre les regaló a ambos unas entradas para el teatro que según ella se las habían dado.

Cuando llegué a casa mi madre no estaba, no había nadie mi regalo estaba sobre la mesa envuelto, ya no recuerdo lo que era, probablemente una mini cadena, después de abrirlo subí a mi cuarto con la intención de acostarme, pero mi verdadero regalo me esperaba allí. Al entrar en el cuarto encontré a mi madre con la chaqueta que me gustaba, tapándole lo justo, estaba reclinada hacia el lado derecho, apoyada con la mano del mismo lado, la chaqueta caía entre sus hombros tapando sus pechos pero dejaba a la vista el canalillo dando evidencia que no llevaba sujetador. Tenía las piernas semiencogidas la izquierda sobre la derecha, y llevaba unos pantys del color de la piel.

Me empalmé al instante y casi tengo un orgasmo, ella me indicó que me acercara.

-Este es tu regalo, se que llevas mucho esperando algo así

Se incorporó un poco poniéndose de rodillas en la cama, fue entonces cuando ví que no llevaba bragas, bajo las medias estaba desnuda, podía ver los pelos de su coño, estaban sin recortar, tenía bastantes y muy negros, tal y como yo imaginaba, la presión de los pantys sobre ellos formaba una gran masa negra sobre su coño. La chaqueta se abrió lo suficiente para dejar ver parte se sus pezones.

Me desnude y me subí a la cama, cuando estaba tan cerca de ella se me disparó todo y empecé a correrme, ella me miró y sonrió, agarró mi polla con su mano derecha y dirigió los últimos espasmos de mi corrida hacia ella cayéndole en la pierna.

-¿Es este el regalo que querías?

-Sssí..sssi..sí

Mi madre sonrió de nuevo

-Hoy podrás hacer más cosas de lo normal

Empezó a masturbarme suavemente, yo extendí mi mano a sus tetas y ella asintió permitiendo, las agarré y manosee con cuidado y disfrutándolas, posé mis dedos en sus pezones y comencé a pellizcarlos y jugar con ellos, ella no podía aguantar los gemidos pero aún así me dejó hacer.

Me tumbé y ella se colocó a mi lado, jugando con mi polla mientras yo lo hacia con sus pechos, quise llevarme uno a la boca, pero pare antes de hacerlo, entonces ella me agarró la cabeza y me la pegó a sus tetas. Después de tantos años volvía a tenerlas en mi boca, lamí sus pezones ansioso mientras ella se mordía el labio para no gritar de placer, note que había apretado las piernas y se contoneaba moviendo el culo, entonces me di cuenta que se estaba rozando con los pantys, se masturbaba, disimuladamente, pero lo hacía.

Baje mi mano lentamente hasta las puertas de su cuerpo

-No, eso no ah,ahh

-Déjame, por favor

-No eso es demasiado

-Solo un poco, quiero tocarlo, olerlo y probarlo

Entonces ella se llevó un dedo al coño y lo saco mojado de su jugo, lo llevo hasta mi cara

-Huele

Lo olí nublándose mis sentidos

-¿Quieres probarlo?

-Sí, por favor

Metió su dedo en mi boca, claramente estaba muy cachonda, nunca la había visto así.

-¿Cómo estas así? ¿No es normal?

-Llevo dándole mucho tiempo vueltas a la cabeza, una parte de mí quería dejarte hacer esto pero otra no, así que me he emborrachado un poco y he salido con un amigo, hemos ido a su casa y estaba cachondísima, pero no le he dejado follarme, pero se la he chupado

No podía creer la forma en la que me estaba hablando, ni que hubiera hecho algo así.

-Quería estar cachonda para saber que es lo que quiero hacer de verdad

Pensar que un rato antes había estado con otro tío, que había tenido su polla en la boca me puso a cien

-¿Se la has chupado a un tío?

-Sí

-Chupamela a mí

-No, eso es demasiado, eres mi hijo

-Pero quieres hacerlo ¿verdad?

-No lo sé

Mi madre bajo por mi cuerpo creía que iba a hacerlo, pero lo que hizo fue meter mi polla entre sus tetas, empezó a hacerme una cubana, había bebido pero no estaba borracha como para saltarse sus reglas morales, así que le ayude un poco.

Le cogí la cabeza, y la baje hasta mi polla, se resistió un poco pero en cuanto mi nabo toco su boca se abrió para engullirlo por completo.

Pocas cosas hay en el mundo más excitantes que ver a tu propia padre con tu polla en la boca, me puse muy bestia y salido, perdí el control.

La agarre de los pelos y le saqué la polla de la boca, la atraje hacia mi, la agarré del culo y me la subí encima.

-¿Qué haces?

-Quiero sentir tu coño contra mi polla

-Eso no Rafa, por favor

-Sí!!

Pegue mi polla a su coño con los pantys por medio, empecé a moverla adelante y atrás restregando sus labios por toda mi verga.

Antes de darme cuenta ella empezó a mover el culo, me eche hacia atrás y ella quedó sobre mí moviendo el culo como una puta.

-Quiero comerte el coño y follarte

-Nooo, por favor

La tumbe boca arriba metí la cabeza entre sus piernas y partí los pantys con los dientes y las manos, metí entonces la lengua en su interior y sabía a gloria, pero no podía disfrutarlo suficiente porque mi polla estaba deseando volver al lugar del que salió, así que me coloqué sobre ella, hundí mi polla en su interior, estaba ardiendo y mojado, tenía el coño bastante grande, se notaba la caña que se había dado los últimos meses y que probablemente alguno de sus amigos la tuviera gordísima. A pesar de todo parecía que mi nabo era suficientemente grande como para darle placer.

Me la follé en esa postura, en la que probablemente me concibieron a mi quien años y nueve meses atrás. Me corrí dentro de ella, pero no la saqué de dentro, seguí dándole caña en la misma postura hasta caer rendido.

Al día siguiente me desperté solo en la cama, mi madre no estaba, me levanté y fui desnudo hasta la cocina, tenía miedo de encontrarla, no sabía como reaccionaría.

Ella estaba allí haciendo el desayuno, se giró y al verme en bolas me dijo que me vistiera, parecía que se había arrepentido pero no quise dejar que eso pasará, me acerqué a ella por detrás y le levante la bata que llevaba puesta, me pidió que parara pero no estaba dispuesto a hacerlo. Se resistió todo lo que pudo, se movía de un lado a otro así que la cogí de la cabeza y se la pegue a la mesa, la deje inmovilizada sujetándole un brazo en la espalda y el otro en su misma cabeza, con mi pierna derecha separé las suyas, ella quedó con el culo en buena posición y la bata y el camisón levantados, por suerte no llevaba bragas así que solo tuve que moverme un poco hasta encontrar el camino, cuando al fin sentí las puertas de su coño embestí con todas mis fuerzas, ella gritó medio de dolor medio de placer, en cuanto la sintió dentro volvió a mover el culo, me la follé allí mismo, frente a una ventana, cualquiera que mirara hacia ella podía vernos, no paré hasta que se corrió.

Después de eso desayunamos algo, pero por momentos ella volvía al mismo estado, así que volvía a obligarla y volvía a mover el culo como una zorra cada vez que sentía mi verga dentro.

Durante todo el día estuvimos así, pero no deje que parara ni un momento, al llegar la noche mi madre fue a la ducha y dejó el cerrojo abierto, como la última vez entre en el baño, pero esta vez no me conformaba con una paja. Antes de poder entrar se oyó un coche igual que la vez anterior, se asustó y se puso el albornoz pero esta vez la enganche y la eché al suelo, allí empecé a follármela, entonces llegó mi hermana, mi madre se escapó y fue hacia su cuarto, pero esta vez fui tras ella, la agarré y empecé a follármela en su cama con la puerta abierta, mi hermana pasó por delante y nos vio, pero pensó que yo era uno de los recientes ligues de mi madre, así que encajó la puerta y se fue a su cuarto.

Yo seguí dándole con fuerzas y de repente me di cuenta de algo, aún no me había corrido bien en su boca, me incorporé dejándola tumbada, agarré sus piernas a la altura de las rodillas y tiré de ella, sobre la cama solo quedó apoyada con la parte superior de su espalda, le solté las piernas y se quitó de esa postura tan incomoda quedando arrodillada ante mí. La agarré de los pelos y eché su cabeza hacia atrás.

-Chúpamela zorra!!

La orden pareció enfadarla pero cuando tiré algo más de sus pelos obedeció, pareció en ese momento que aunque se ofendiera porque su hijo la tratara así le daba mucho morbo. Empezó a comérmela de una forma sorprendente, nunca hubiera pensado que mi madre chupara pollas así de bien. Mi verga empezó a hincharse, sentía que iba a correrme así que agarré fuerte su cabeza y literalmente me follé su garganta. Me corrí en ella, los primeros chorros se los tragó directamente, después alejé la polla para ver como caía el resto en su cara.

Cuando terminé le dije que se pusiera a cuatro patas sobre la cama pero en el borde, ella obedeció, me agaché y comencé a comerle el coño, esta muy sabroso y jugoso, me puse muy cachondo así que me tocaba la polla mientras, cuando me di cuenta estaba apunto de correrme otra vez así que se la metí para terminar dentro, me corrí un poco dentro y el resto sobre su culo.

-Sigue comiéndomelo!!

-No, esta lleno de mi corrida

-Pues cómetela!!

En otras circunstancias tal vez no lo hubiera hecho, pero esa orden que venía de mi madre me puso cachondísimo y accedí.

Volví a comerle el coño, mi semen se deslizaba desde la raja de su culo y su interior hasta mi boca, sabia salado y la verdad daba morbo al asunto.

Mi madre empezó a acelerar su respiración, yo se lo comía lo mejor que sabía, metía mi lengua, lo lamía y daba pequeños mordisquitos hasta que cogí su clítoris y empecé a succionar, ella empezó a gemir como una loca, tragué parte de mi semen pero no me importaba porque mi madre movía el culo sin parar del placer, tuvo una enorme corrida, incluso expulso algo de líquido a mi boca, no se si fue pis o una corrida bestia, pero la verdad es que me supo a gloria.

Me eché junto a ella en la cama e hice algo que tampoco había hecho hasta entonces, la bese en la boca, usando mi lengua, ella me devolvió el beso y tomó mi polla en sus manos, jugueteo con ella el largo rato que estuvimos comiéndonos la boca, después se giró y se acercó a mi para que la abrazara, lo hice y metí mi nabo nuevamente en ella, dio un pequeño gemido, me moví un poco en su interior lentamente hasta quedarnos dormidos con mi polla en su coño.

Los días siguientes a eso mi madre estaba rara, volvió a esquivarme pero a la vez estaba salidísima, se traía a un tío cada día, incluso entre semana, cuando se iban después de follársela me iba a su cuarto, ella siempre tenía ganas de más y en esos momentos no me rechazaba, además a mi me encantaba tirármela después de que lo hiciera otro. A veces, si era uno de sus amigos de confianza, se le corrían dentro y cuando se la metía aun sentía el semen caliente del otro tío en mi polla, me encantaba sacar la polla de dentro de mi madre llena de semen de otro tío y hacer que me la chupara.

Esta situación fue cambiando poco a poco hasta que por fin mi madre asumió que con la persona que realmente se complacía era conmigo, así que cedió. Todas las noches nos acostábamos a escondidas de mi hermana, pero ella es mayor que yo y no es tonta así que terminó dándose cuenta, pero eso es otra historia para otro momento.

En cuanto a la relación entre mi madre y yo era totalmente de una pareja sexual, pero en mi madre se había despertado una libido aplacada por tabúes durante años, y yo simplemente siempre he sido un pervertido, pero eso también es otra historia.