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My life: el dentista de mi amigo

en MicroRelatos

My life: el dentista de mi amigo (max 2pag)

Una tarde de verano, tomando un café con un buen amigo desde la infancia, al comentarle que debía hacerme unos empastes dentales, me dijo que fuera con él la tarde siguiente a la cita con su dentista, el mejor de la ciudad, según él, y con un precio de amigo, ya que debido a su trabajo como director de sucursal bancaria, le debía algunos favores relacionados con hipotecas y préstamos.

Quedé con él en la entrada del edificio. La clínica se encontraba en el tercer piso de un bloque céntrico. Durante el corto trayecto en el ascensor, mi amigo se deshacía en halagos hacia su dentista.

Nos abrió la puerta una mujer de unos 45 años, la mujer del dentista, según me comentó mi amigo en el ascensor, la cual hacía las labores de recepcionista y enfermera. Rubia de media melena, con una bata blanca abierta sobre un vestido estampado de una pieza, amplio, muy de verano, que le cubría hasta por encima de las rodillas y dejaba ver parte de su canalillo por su escote.

Con una sonrisa en la cara, y tras saludarnos con un trato muy familiar, sin duda debido a la confianza con mi amigo, nos invito a sentarnos en la sala de espera hasta que su marido pudiera atendernos. A los diez minutos mi amigo empezó a sentirse molesto por el retraso. A los veinte minutos entró en la sala de espera, nos pidió disculpas y nos comentó que el dentista aún no había llegado de un viaje, pero que no tardaría mucho en llegar. A los cuarenta minutos mi amigo estaba cansado de esperar y bastante cabreado. Llamó a la enfermera a voces y ésta entró en la sala de espera.

"Julia, esto me parece una falta de respeto, citarnos y tenernos esperando más de media hora sin saber cuando va a llegar el doctor. Cuando llegue le voy a decir algunas palabras, porque cuando le hacían falta los préstamos, yo no le hice esperar ni le puse ninguna pega, esto es una vergüenza".

La enfermera no sabía que hacer ni que decir, se le notaba en la cara. Entonces pidió a mi amigo que le acompañara a la consulta para que se fuera preparando, ya que, según ella, su marido había llamado por teléfono y no tardaría más de cinco minutos. Se fueron los dos y me quedé solo en la sala de espera. A los diez minutos mi amigo empezó a dar voces a la enfermera, la cual sólo hacia que disculparse. A los veinte minutos, mi amigo, a voces, que dijo que entrara en la consulta.

Al abrir la puerta me encuentro a mi amigo tumbado en la silla de operaciones, casi en horizontal, con una sonrisa en la boca. La enfermera, de pie junto a la silla, inclinada hacia delante, con la ropa puesta, el culo en pompa, y la polla de mi amigo dentro de su boca.

"Pasa y ponte cómodo, que Julia va a hacernos la espera más cómoda mientras llega su marido". Mientras me sentaba en la silla del dentista, la enfermera mamaba la polla entre suspiros y jadeos, mientras con sus manos le manoseaba los cojones. Se notaba que le gustaba chupar. Mi amigo extendió el brazo y con su mano levantó la bata y el vestido de Julia, dejando al descubierto un culo maduro, pero redondo y firme. Yo, ya me había sacado la polla y me estaba masturbando viendo el espectáculo.

"Vaya, no llevas nada debajo del vestido", dijo mi amigo.

"Todos los veranos estoy así en la consulta, mas fresca. Además a mi marido le gusta verme y tocarme así de vez en cuando", dijo Julia mientras dejaba de mamar la polla, me miraba y empezaba una paja a dos manos.

Su culo seguía en pompa y al descubierto. Me levanté con la polla tiesa en la mano y me coloqué detrás de ella con la idea de follarla por detrás. Ella me miró."Quieto ahí, nada de follarme. Os la chupo y os masturbo pero nada más, entendido?. No soy una cualquiera".

"No seas mala Julia, además aún tengo préstamos pendientes con tu marido". Dijo mi amigo mientras sujeta la cabeza de la enfermera con sus dos manos y la bajaba hasta meterle la polla en la boca de un golpe. Empezó a follarle la boca a Julia mientras yo separé un poco sus piernas agarré mi polla y se la metí por el coño. Estaba húmedo y caliente. Puse mis manos en sus nalgas y se las separé para ver como entraba mi polla dentro de ella. Mi amigo no dejaba que su polla saliera de la boca de Julia.

Sonó el teléfono de la consulta mientras la enfermera era follada cada vez con más fuerza por la boca y por el coño. Saltó el contestador: "Julia cariño, ya estoy aparcando el coche, en cinco minutos estoy en la consulta". Mientras su marido dejaba el mensaje, mi amigo se corrió dentro de la boca de Julia sin dejarla sacarse la polla de la boca, lo que la obligó a tragarse casi todo el esperma. Pocos segundos después, yo eyaculé justo cuando sacaba la polla de su coño, dejando parte de mi esperma dentro de ella y otra parte manchando su raja y sus muslos.

Me aparte de ella y Julia se retiro al centro de la consulta. Mi amigo se levantó y nos guardamos las pollas. Ella tenía el semen de mi amigo en los labios, y el mío repartido entre su coño y sus muslos. Se bajó el vestido y se limpió un poco con un pañuelo. "Esperad aquí mientras voy a los aseos a limpiarme vuestro semen".

Justo al decir esto entro su marido por la puerta. "Perdonad el retraso, espero que Julia os lo haya explicado". "Tranquilo, no pasa nada, esperaremos en la sala de espera". Mientras salíamos de la consulta, miré hacia atrás. El dentista daba un beso a su mujer en los labios mientras metía su mano bajo el vestido para tocarle el coño que me acababa de follar. Costumbres de verano, supongo.