miprimita.com

Historia de un verdadero amor 2

en Lésbicos

Historia novelada de un hecho histórico, el amor entre una judía y una mujer aria en la Alemania nazi. En este 2º capítulo la protagonista profundiza en su lesbianismo con Ilse. Puede parecer invención mía pero esto ocurrió y yo solo he dotado a la historia de sus pasajes eróticos.

Si no lo creéis revisad los siguientes enlaces, aunque no os lo aconsejo porque os perderéis la tensión de la trama al saber de antemano el desenlace.

http://www.inescapablemente.es/la-verdadera-historia-de-felice-schragenheim-y-elisabeth-%E2%80%9Clilly%E2%80%9D-wust/

http://www.elpais.com/articulo/agenda/Aimee/ha/muerto/elpepigen/20060419elpepiage_7/Tes/

Berlín, 29 de diciembre de 1941.

Querido diario:

Hace una semana que no escribo, lo siento pero no me sentía con ganas de confesar que soy lesbiana.

Desde hace siete dias, duermo todas las noches en la casa de Ilse. No estoy enamorada, pero con ella estoy descubriendo un mar de sensaciones que nunca imaginé. Hoy me ha pedido que me vaya a vivir con ella, no le he respondido porque no estoy segura.

Necesito plasmar en tus adoradas páginas cuales son los sentimientos que esta relación está haciendo aflorar.

Esa mañana, después de nuestro primer encuentro, al levantarme descubrí a Ilse haciendo el desayuno. Quise ayudarla pero se negó en rotundo diciéndome que yo era la invitada. Viendo su cuerpo desnudo al cocinar, rememoré el placer que había disfrutado con un sentimiento ambiguo. Por una parte me era complicado mirarla a los ojos, me sentía sucia al saber que mi amante además de ser nazi era mujer, pero la fascinación que sus caricias me habían provocado me obligaba a recorrer los escasos metros que nos separaban y abrazarla. Asustada, me vestí y me fui de su casa sin despedirme.

En el trabajo, infructuosamente intenté concentrarme en un artículo que me habían pedido redactar nada más llegar pero me resultó imposible, no podía dejar de pensar en sus labios, en sus jadeos al penetrarla con la porra, en sus pezones erizados por mis pellizcos. Recordar sus abrazos me estaba llevando a un callejón sin salida. Tras tantos años sola, necesitaba que alguien se desviviera por mí, aunque fuera una mujer. El calor irrefrenable que quemaba mi sexo me obligó a ir al baño, para liberar la tensión que me atenazaba.

Ilse al ver hacia donde me dirigía, me acompañó en silencio. Nada más entrar atrancó la puerta y arrodillándose, me pidió que le diera una oportunidad. Verla en esa posición servil, me terminó de excitar y levantando mis faldas, puse mi pubis a la altura de su boca. La muchacha comprendió mi gesto. Era una orden. Sumisamente bajó mis bragas y usando su lengua como si de un micropene se tratara, recorrió todos mis pliegues y apoderándose del acalorado clítoris que le ofrecía, me masturbó hasta que de mi gruta un torrente liquido brotó con oleadas de placer. Afortunadamente esta sociedad admite que dos mujeres vayan juntas al servicio, sino es seguro que alguien en la oficina hubiera reparado que quince minutos son demasiados para solo ir al baño.

Al terminar de desahogarme, me vestí y dándole un beso en la boca, le dije:

-Al salir, hablamos-.

La felicidad con la que recogió mis palabras fue un indicio que no supe interpretar.

Ya saciada, me resultó mucho más sencillo relatar el amor que la juventud alemana siente por su Furher. Aunque Hitler me asquea, mecanografiar el sentimiento de admiración de sus lacayos no fue ningún problema, solo tuve que pensar en esa mujer que, despreciada, se arrodilló a adorar a su diosa. Esa nazi iba a ser mi presa y mi salvación, pensaba usarla mientras me sirviera y luego tirarla como sus correligionarios tiran a los de mi pueblo.

Durante la comida evité sentarme a su lado. Mirándola de reojo, disfruté al comprobar que no podía dejar de mirarme. Ilse besaría el suelo si yo se lo pidiera. Nuevamente, al comprobar mi superioridad empecé a sentir ese calorcillo subiendo por mis piernas y buscando el distraerme, entablé una insulsa conversación con mi compañera de mesa. Desde el otro lado del comedor, mi amante se retorcía llena de celos.

Al salir del la oficina, nos fuimos directamente a su casa. Durante todo el trayecto, mi amante intentó disimular su calentura. Sentadas en la última fila del autobús cada vez que le hablaba al oído, Ilse cerraba sus piernas intentando controlar su deseo pero, al hacerlo, presionaba su sexo y lejos que calmar la hoguera añadía leña, convirtiéndola en un incendio.

-¿Qué te ocurre?-, le pregunté posando mi mano en sus rodillas.

Era consciente que mis caricias eran una tortura y aún así, seguí acariciándola sin ningún decoro.

-¡Por favor!-, gimió desesperada,-no aguanto más-.

Oír que estaba a punto de correrse, avivó mi lado perverso y poniéndole mi coqueto paraguas en sus manos, le ordené susurrándole al oído:

-Quiero que termines-

No le dije nada más. Me miró pensando que era broma. Al ver mi semblante decidido, supo que era en serio. Asustada y tapándose con el abrigo, la vi levantarse la falda y con dolor, introducirse el mango en su sexo. Nadie estaba a nuestro lado. Lentamente fue metiendo y sacando el instrumento sin interrupción, mientras yo seguía sus movimientos entre alucinada y excitada por la obediencia ciega con la que acataba mi antojo. El sudor le recorría la frente. Si alguien se percataba de lo que estaba haciendo con toda seguridad terminaríamos en la comisaría acusadas de escándalo público pero, contra toda lógica, no dejaba de penetrarse porque yo se lo exigía. Su respiración entrecortada fue el preludio de su éxtasis y, derrumbándose sobre el incomodo asiento, se corrió ante mis ojos.

-¡Espero que estés satisfecha!-, se quejó devolviéndome el paraguas.

No la respondí porque estaba absorta contemplando el mango completamente mojado por su flujo. No me preguntes, mi querido diario, porqué no pude evitar el probar con mi lengua el producto de mi locura. Su sabor agridulce me entusiasmó y decidí que esa misma noche me iba a saciar con ese sabor nuevo y excitante.

Nada más cerrar la puerta de su casa, se me lanzó encima, besándome, tocándome, intentando desnudarme, pero la rechacé de plano:

-Tenemos que hablar-, le dije.

Con lágrimas en los ojos, se sentó en el sofá esperando quizás una reprimenda.

-¿Qué he hecho?-.

-Nada-, le respondí,-pero quiero aclarar nuestra relación. En primer lugar y como tú sabes, soy virgen y quiero seguir siéndolo. Segundo, no estoy enamorada de ti y no sé si alguna vez voy a estarlo. Y tercero y último, me gustas y no me importa descubrir contigo el sexo pero siempre que acates todos mis deseos. ¿Estás de acuerdo?-.

Era un ultimátum y ella lo sabía, la rubia bajó avergonzada su cabeza antes de contestar:

-Sí, solo te pido que si algún día conoces a alguien que te guste más que yo, me lo digas-.

-Me parece justo-.

Sonriendo, me preguntó qué era lo que quería hacer.

-Pon música y desnúdate para mí-.

Obedeciendo sin rechistar, puso un disco de Marlene Dietrich y colocándose en medio del salón, se empezó a desnudar.

-Hazlo despacio, quiero disfrutar-, le ordené al ver que lo hacía demasiado rápido y sin maña, -imagínate que estás en un teatro frente a un público de lesbianas y quieres que todas esas mujeres que te observan, te deseen-.

La imagen en su mente de tanta hembra pendiente de ella aguijoneó su apetito. Con los ojos cargados de deseo, me miró y sensualmente se fue desabrochando uno a uno los botones del vestido sin dejar de bailar. Más afectada de lo que quería demostrar, no podía dejar de recrearme en cada centímetro de piel que sus maniobras liberaban.

"¡Qué guapa es!", pensé al ver caer su vestido al suelo.

De pie, únicamente tapada por un corpiño, se veía extremadamente sensual con sus medías negras. Sus pechos encorsetados parecían a punto de explotar. Con toda la tranquilidad de la que fue capaz, se quitó los corchetes del liguero y recreándose en la lascivia de mi mirada, fue haciendo resbalar sobre su piel el nylon de sus pantis. Creo que fue entonces cuando involuntariamente mis manos empezaron a acariciar mis propios senos, buscando un alivio momentáneo a la calidez que me iba dominando.

-Date prisa-, le pedí urgida.

Controlando a la perfección los tiempos, se desabrochó el cierre de su corpiño sin permitir que pudiera disfrutar de la perfección que escondía. Ya sin poderme dominar, me pellizcaba los pezones imaginándome que era ella quien lo hacía. Ilse consciente de los efectos que su striptease estaba provocando, se dio la vuelta antes de dejarlo caer. Mi sexo humedecido me pedía su atención, deseaba que la boca de mi amiga se hiciera fuerte entre mis piernas y que sus manos desgarraran mi vestido, pero fui incapaz de pedírselo y solo pude quedarme allí sentada con mis piernas abiertas esperando que terminara.

Como a cámara lenta, fue girando, permitiéndome ver el inicio de sus pechos:

-¿Te gusta lo que ves?-, me preguntó con una mirada impregnada de deseo.

-Si-, le contesté.

Satisfecha por mi respuesta, se bajó las bragas de encaje dejándome verla en plenitud. La rotundidad de sus formas, el volumen de sus pechos pero sobretodo la visión de su poblado triangulo consiguieron vencerme y sin ningún pudor, me quité la falda sin dejar de observarla. Esperaba que recibiera ese gesto como una declaración de intenciones y se acercara a satisfacer mis necesidades.

Cuando Ilse se arrodilló, pensé que iba a ver saciada mi deseo pero, en vez de ello, se dedicó a recorrer a gatas el salón mientras no dejaba de maullar como un cachorro llamando a su madre. Fue irresistible, con los ojos fijos en la oscuridad de su cueva me acerqué a ella y abriendo con mis manos sus nalgas, contemplé con absoluta libertad el objeto de mi deseo.

Sentirse tan íntimamente observada, incrementó su calentura e inundando la habitación con el olor de su celo, se quedó quieta esperando mis siguientes movimientos. Como una zombie controlada por mis hormonas, me vi impelida a acercar mi cara a su sexo. Ese aroma penetrante, todavía más profundo que el que expedía el mango de mi paraguas me llamaba e incapaz de negarme, introduje por primera vez mi lengua en el monte de una mujer. La rubia dio un brinco al notar la acción de mis caricias.

Me dio miedo mi inexperiencia, estuve a punto de dejarlo pero los gemidos callados de la muchacha me dieron la seguridad que me faltaba y abriendo con dos dedos sus labios, dejé al descubierto mi fijación. Con toda la parsimonia del mundo, lamí y mordí su más que erecto clítoris. Las carantoñas de mi boca se fueron profundizando cuando con completo deleite saboreé el enorme flujo que brotaba de su manantial secreto. Ya poseída por la lujuria, mi lengua recogía a borbotones su néctar cuando se desmoronó sobre la alfombra presa de la agitación de su orgasmo. Fue violentamente dulce. Espatarrada, se corrió ante mis ojos pidiendo que no cejara en mis lamidas.

Demasiado caliente para contenerme, le di la vuelta y depositando mi más sagrada pertenencia en su boca, le exigí que se atiborrara de mí.

Por segunda noche consecutiva, mi virtuoso coño, jamás antes conquistado, fue derrotado. Su lengua penetró en mi interior, sin dañar mi himen, pero asolando mis defensas. No solo violentó mi gruta, sino que aprovechándose de mi flaqueza, sus dedos acariciaron los bordes de mi ano. Me sentí paralizada al percibir que su índice se introducía arañando mi anillo. Nunca había oído siquiera que eso se podía practicar pero mucho menos disfrutar, tal y como yo lo estaba gozando. Totalmente empapada, me dejé hacer. Sentir que mis dos hoyuelos eran tomados al asalto fue superior a mis fuerzas y gritando, me vacié en su boca.

Eso fue el preludio, el anticipo, durante toda esa noche, seguí gozando. No me arrepiento es más te tengo que confesar que también durante las noches posteriores disfruté de la carne tibia de mi amante.

Estoy quebrantando mis creencias pero, aún así, he decidido que seguiré haciéndolo. Me gustan las mujeres y no puedo remediarlo.

Querido diario:

Sé que aunque no puedas recriminar a gritos mi comportamiento, debes de estar indignado con mi amoral comportamiento. En las escrituras se prohíbe de manera expresa la unión entre dos personas del mismo sexo, espero que mi dios, Yavhe, me perdone. No he hecho mal a nadie y me siento querida. No sabes lo duro que han sido todos estos años sintiéndome como una rata aprisionada, escondiéndome del mundo y sin nadie con quien compartir alegrías y penas.

Estoy pecando pero al menos no he contagiado a nadie de mi raza con mi perversión. Ilse no es miembro de nuestro pueblo, por lo que mis ofensas quedan meramente enmarcadas en mí.

Lo siento, pero cada día soy más lesbiana y menos judía.

Mas de golfo

Todo comenzó por una partida de póker

No son dos sino tres las putas con las que me casé

Mi mejor alumna se entregó al placer

Mi secretaria. cara de niña y cuerpo de mujer 5

Me llamo Rebeca. Soy una puta, casada e infiel.

Mi secretaria cara de niña y cuerpo de mujer 4

Mi secretaria tiene cara de niña y cuerpo de mujer

Mi secretaria tiene cara de niña, cuerpo de mujer2

Mi secretaria tiene cara de niña y cuerpo de mujer

¿Me darías un azote? Descubriendo a mi sumisa

Una nena indefensa fue mi perdición 4

Una nena indefensa fue mi perdición 3.

La puta de mi cuñada

Una nena indefensa fue mi perdición 2.

Una nena indefensa fue mi perdición

Yo, cazador

Mi prima preñada y su dinero, mis mejores afrodisi

Herederas de antiguos imperios

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 6

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 5

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 4

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 3

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisíacos 2

Descubrí a mi tía viendo una película porno 7 FIN

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisíacos

De loca a loca, me las tiro porque me tocan

Mi tímida e inocente amiga me entregó su culo

Me compré una bella esposa asiática por internet.

Mis enormes tetas fueron mi perdición.

La dulce e ingenua doctora que se volvió mi puta 2

Robando la leche de su madre al hijo de mi criada.

La dulce e ingenua doctora que se volvió mi puta

Descubrí a mi tía viendo una película porno 6

Descubrí a mi tía viendo una película porno 5

Mi prima mi amante, mi puta y ante todo mi mujer 2

Mi prima, mi amante, mi puta y ante todo mi mujer

Duelo de divas en la gran manzana.

Mi hermano me heredó a una diosa virgen

La huésped del hotel . Una ninfómana insaciable.

La huésped del hotel.Una tarde sin parar de follar

Mi cita a ciegas resultó muy puta 2.

Mi cita a ciegas resultó muy puta.

Descubrí a mi tía viendo una película porno 4.

Mi hermano me heredó a sus mujeres. (LIS)

Borracha y semidesnuda esperó mi jefa en el portal

Descubrí a mi tía viendo una película porno 3.

Las tortuosas vacaciones dela inocente jovencita 2

De la cama de mi esposa a la de mi cuñada (2 de 2)

De la cama de mi esposa a la de mi cuñada (1 de 2)

La suegra de mi hijo me entregó su culo.

Me comí el culo de mi abogada, una madura infiel.

Las tortuosas vacaciones de una inocente jovencita

La ingenua alumna que resultó muy puta

Mi nuera me preguntó si podía hacerme una mamada 2

La ex esposa de un amigo nos folló en un congreso.

Mi caliente vecina y yo nos follamos a mi mujer

Pillé a mi vecina recién divorciada muy caliente

La ex esposa de un amigo me abordó en un congreso.

Una diosa MUDA me salvó la vida en la montaña.

Descubrí a mi tía viendo una película porno 2

Mi nuera me preguntó si podía hacerme una mamada.

Descubrí a mi tía viendo una película porno

Dos gemelos me follaron en mitad de un parking

Una amiga me ayuda con el cabrón de mi vecino.

Enculando a la malcriada y a su amiga por zorras

Descubro que mi madre es tan puta como yo.

Mi esposa se compró dos mujercitas por error 2

Mi esposa se compró dos mujercitas por error.

Desvirgando a la super soldado

Me pone super cachonda el cabrón de mi vecino.

De super soldado asexuada a puta sin remedio.

Me follé a la enfermera de mi madre y a su gemela

Educando a una malcriada, la hija de un amigo

Preñé a mi madrastra durante una noche de verano.

Pillé a mi suegra con otro y por eso me la follé

Pillé a la puta de mi suegra con otro.

Mi prima venía a preñarse y la cedí a otra mujer

La enfermera de mi madre y su gemela.

La enfermera de mi madre resultó muy puta

El ídolo 5: Vendo a mi sumisa por dinero.

El ídolo 4: la hija del jefe resultó ser una diosa

El ídolo 3: la profesora y mi compañera, mis putas

El ídolo 2: Las nalgas de la profesora fueron mías

El ídolo 1: Mi compañera no es puta, es ninfómana.

Seducido por la niñera de mis hijos, una exmonja2

Seducido por la niñera de mis hijos, una ex-monja

Mi prima venía a preñarse y salió con el culo roto

Mi jefe me entrega a una jovencita como esclava

Aunque me costó: ¡Por fin me follo a mi mujer!

Mi tía y su amiga me mandan a tomar por culo.

Marina, una perroflauta con la que me casé

Mi tía me regala otra fantasía: una PONY GIRL

Mi tía, su transformación en puta y su amiga 2

Mi tía, su transformación en puta y su amiga

Las enormes tetas y el culo de mi tía, la policia

Las enormes tetas y el culo de mi Tía, la policía

Diario secreto de una suicide girl

Rubia teñida, gorda y obsesionada por el sexo

Sexo inesperado con una negrita en la playa.

Conseguí que mi marido me follara como a una puta.

Sustituí a un amigo con su madre y su esposa

De compañera de trabajo a novia sumisa en 1 noche

Pillé a la puta de mi esposa con otro.

Mi prima me folló gracias a Alonso, un prostituto.

Mi jefa es una hija de puta con su hermana también

La esposa del narco y su hermana. ¡Menudo par!

Mi jefa es una hija de puta con tetas.

La esposa de un narco y su hermana. LA HERMANDAD

La esposa de un narco y su hermana son mis vecinas

Al conocer a mi hija, recuerdo el amor de su madre

¿Me deja adiestrar a la puta? me rogó Susana

Di por culo a la puta de mi cuñada y a mi mujer 2

¿Aceptarías como sumisa a mi amiga? me rogó Susana

Di por culo a la puta de mi cuñada y a mi mujer

¿Me atarías a tu cama? me rogó Susana

¿Me darías un azote? me rogó Susana

La viuda de mi hijo y su madre son mis putas 2

La viuda de mi hijo y su madre son ahora mis putas

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa 3

Mamá descubre que mi tío y yo tenemos una sumisa.

Mi tío me entrega para mi placer a una sumisa.

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa 2

Para salvar a Johana, me follo a Ivanka Trump. 2

Para salvar a Johana, me follo a Ivanka Trump 1

Mi prima, mi criada y yo somos una extraña familia

Ayudo a la inquilina a follarse a mi puta esposa

Entre mi esposa y yo, nos follamos a la inquilina.

El culo de mi compañera de trabajo fue mi manzana

Consolando a mi vecina, madre joven y recién viuda

¿Te follarías a una embarazada? me soltó mi cuñada

¿Qué te parecen las nuevas tetas de tu secretaria?

¿Me romperías el culito? me dijó un día mi sobrina

¿Harías un trío con un par de putas como nosotras?

¿Te parecería una puta si te pido que me folles?

¿Te follarías a mi madre?: preguntó mi esposa

La cuñada de mi hijo resultó que no era tan puta

Puta, casada y culona era la hija de mi vecina

¡Qué culo tiene esa mujer! La entrego a una amiga

¡Qué culo tiene esa mujer!: acepta su sumisión

Historia de un político corrupto: Doña Leonor

¡Qué culo tiene esa mujer!: La esposa de un amigo

Sustituí a su esposa en la cama de mi tío.

El cambio de mi vida: De auditora a puta

La decente profesora es ahora nuestra puta esclava

Doce noches 4 mi prima y su amiga se emborrachan.

Su alumna pilla follando a la decente profesora

Mi profesora no era decente sino muy puta

Infiel a mi mujer con la hermana de mi amigo

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa

Caí entre las piernas de mi “ingenua” secretaria

La puta de mi mujer metió en mi cama a su amiga

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla 3

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla 2

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla

Preñé a la hermana de mi mujer con su permiso

Prostituto Una clienta me confesó que era lesbiana

Seducido por ella, desvirgué a la amiga de mi hija

Fui infiel a mi marido con su padre, mi suegro

Prostituto 20 Correos obscenos de una puta preñada

Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta 2

Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta

Cómo conseguí convertirme en la esclava de mi jefe

Prostituto 19 Esther es mas puta que yo

Prostituto 18 Follando en el Central Park

Prostituto 17Un perro se folla a mi clienta virgen

Prostituto 16 La modelo obsesionada con la leche

Prostituto 15 Dina quiere ser violada

Prostituto 14 Mi novia me traiciona con un abuelo

Prostituto 13 La mulata se entrega a mí por placer

Prostituto 12 Ayudo a Zoe a vengarse de su gemela

Prostituto 11Una policía y su gemela me chantajean

Prostituto 10 Semental para una pareja de lesbiana

Secuestrado, atado y humillado por mi ex suegra.

Prostituto 9 La mamá contrata y su niña me folla

Prostituto 8 Yuko una japonesa insaciable me folla

La taxista, su amiga y un pintor. Trío inesperado

Prostituto 7: Bob, un marido cornudo y mirón

El diablo hecho mujer. Ilse, una morena cachonda

Prostituto 6: Carol, una flaca de enormes pezones.

Prostituto por error 5: Betty, una mamá lactante

Prostituto por error 4:Ann y su criada negra part2

Prostituto por error 4:Ann y su criada negra part1

Prostituto por error 3: La ejecutiva tetona

Prostituto por error 2:Helen, enculando a la gorda

Prostituto por error: Ángela, la azafata buenorra.

Soy la puta de don Fernando, mi nuevo jefe.

Mi obsesión por el culo de la profesora de mi hija

De discreta vecina a puta desorejada.

¡Un cura me obliga a casarme con dos hermanas! 2.

¡Un cura me obliga a casarme con dos hermanas!

Al ayudar a la novia de mi hijo, la hice mi mujer

Animando 2... mi prima embarazada me busca novia.

Animando a mi prima hermana, una hembra necesitada

La tara de mi familia 1

Cinco días con la perturbada viuda de mi amigo

Asediado por mi ahijada, la hija de mi mejor amigo

Acosado por mi jefa, la reina virgen.

Me follé a la puta de mi jefa y a su secretaria 1

Me follé a la puta de mi jefa y a su secretaria 2

Historia de ...6 (Soy promíscua)

Historia de...5 (mis amantes son unas zorras)

Historia de un verdadero amor 4

Historia de un verdadero amor 3

Historia de un verdadero amor 1

La noche que conocí a Sonia

Tengo miedo (Vudú )

¿Violación o deseo?. Luna

¿Quién es Ella?

Dos mujeres y La espada de Damocles

Adiestrando a las hijas de mi jefe (3)

Atraído por... 3, Mi negra me trae otra criada.

Atraído por... 2, Cadenas de sumisión

Atraído por mi nueva criada negra.

Ana, mi secretaria, está embarazada

Adiestrando a las hijas de mi jefe (2)

Adiestrando a las hijas de mi jefe (1)

Madre de alquiler o hembra hambrienta de sexo

La tara de mi familia 8: la dulce Wayan

La tara de mi familia 7: Inseminación forzada

La tara de mi familia 6: Sometiendo a Thule

La tara de mi familia 5: venciendo a Makeda

La tara de mi familia 4: Lucha por el dominio

La tara de mi familia 3: Dos hermanas chinas

La tara de mi familia 2: El sacrificio de mi...

La tara de mi familia 1: Mis primeras experiencias

Saqué a la puta que había en su interior (2)

Saqué a la puta que había en su interior

En mi finca de caza (4: Patricia se confiesa)

En mi finca de caza (3: Trio con iniciación anal)

En mi finca de caza (2: María consuela a Patricia)

En mi finca de caza (1: Con la ex de mi amigo)

Libertad es lo que perdí esa noche

Descubrí a mi secretaria en mi jardín.

Gracias al padre 5, con la hija y sus amigas

Gracias al padre 4, con la hija y sus amigas

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre 3

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre 2

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre

Sentí sus manos recorrer mi cuerpo

Luna azul mejor que el viagra

Amanda (2: Bárbara, la castiga suavemente)

Amanda