miprimita.com

Historia de ...6 (Soy promíscua)

en Lésbicos

Historia novelada de un hecho histórico, el amor entre una judía y una mujer aria en la Alemania nazi. En este capítulo la protagonista recibe un regalo.

 

Berlín, 20 de abril de 1942.

Querido diario:

Hoy se ha celebrado, en toda Alemania, el cumpleaños de Hitler. Ese loco hoy a cumplido cincuenta y tres años, y ha prometido que el tercer Reich durara mil años, ojalá, se equivoque.

Todo el día ha habido manifestaciones de apoyo, las calles repletas de sus partidarios ondeando la cruz gamada me han dado miedo. Que insensatez la del ser humano. Odio es lo que siente mi corazón judío.

Berlín, 25 de abril de 1942.

Querido diario:

La vida repara sorpresas cuando menos te lo esperas. El jefe de redacción de la revista, me ha pidió a principio de semana que hiciera un reportaje sobre la histeria femenina. Los jerarcas del partido quieren resucitar esa teoría para explicar el incremento de los casos de trastornos mentales entre las mujeres alemanas y por eso ayer me reuní con la Dra. Mendel, una eminencia en psicología.

Para no parecer una inculta en la entrevista, antes de salir hacia la clínica donde trabaja me informé en qué consistía. Lo primero que te tengo que reconocer es que esa ciencia me parece un completo galimatías. No creo que mi vida se pueda expresar a través de la explicación de mis sueños, pero aún así leí con detenimiento todo lo que llegó a mis manos sobre esa enfermedad.

Por lo visto, la histeria femenina es un diagnóstico habitual de un amplio abanico de síntomas, que incluyen desfallecimientos, insomnio, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, pérdida de apetito y "tendencia a causar problemas".

Si la enfermedad me podía parecer más o menos lógica, lo que me resultó del género absurdo fue el método usado para curarla ya que las pacientes diagnosticadas con histeria femenina reciben como parte del tratamiento conocido unos "masaje pélvico" para conseguir lo que en esos libros se llama "paroxismo histérico" que según los síntomas detallados en los libros, son los mismos que siento cada vez que Ilse o Brigitte me llevan al orgasmo. Serán cretinos, paroxismo es una manifestación violenta de una enfermedad, definir así al orgasmo me parecía una memez y por eso me dirigí con recelo a ver a esa mujer.

Sentada en la sala de espera del hospital, me hizo esperar más de una hora. No aconsejo a nadie esa experiencia y no por la incomodidad de sus sillas, ni por lo cutre de su decoración, sino por la fauna allí concentrada. Hombres y mujeres con la mirada perdida, mojando el suelo con sus babas, ancianos gritando mientras a su lado un niño golpeaba con su cabeza la pared. Pobres y ricos, prohombres y barrenderos, la enfermedad mental es igualitaria, afecta a todos por igual.

Estaba desesperada y a punto de salir corriendo de allí, cuando una regordeta enfermera me informó que la Dra. Mendel me estaba esperando, que hiciera el favor de seguirla. Me había hecho a la idea que la reputada doctora debía de ser una vieja pasa, por eso me quedé sin habla al ver que detrás de la mesa sentada a una morena espectacular.

-¿Dra. Mendel?-

-Si-, me respondió luciendo una preciosa sonrisa,- Usted debe de ser la señorita Schrader-.

Su voz grave estaba en perfecta sintonía con el resto de su cuerpo. " ¡Que mujer más bella!", me dije mientras me sentaba frente a ella. No podía apartar la mirada de esos pechos escondidos tras la bata blanca de galeno.

-Me ha pedido el director del hospital que le ayude a redactar un artículo sobre la histeria femenina. Y bien, ¿Quiere saber la versión oficial o la real?-.

Cortada por tanta sinceridad en un mundo tal falso, le contesté que las dos.

-Mire, los nazis están usando esa teoría absurda para explicar el aumento de los casos de crisis de nervios que se están produciendo en nuestras ciudades, pero la realidad es que a la gente le está afectando no dormir por miedo a los bombardeos, no saber si sus seres queridos que están en el frente volverán algún día y sobre todo las penurias de la guerra, lo demás es propaganda oficial.

-¿Entonces no está usted de acuerdo con lo que dicen desde el ministerio?-

-Mire señorita, esos tipejos están llevando a nuestra sociedad al caos y a mi profesión a ser cómplices de su pureza racial. La hice esperar para que viera a esos pobrecillos de allí fuera. Si hiciera caso a las directrices que me mandan desde arriba, estarían todos en un campo de concentración-.

Nadie con el mínimo sentido común hablaba así de sus superiores. "Esta mujer se ha contagiado de sus pacientes, está loca, la van a matar", pensé retorciéndome incomoda en el asiento.

-Debe de considerar que estoy trastornada por insultar a esos cerdos, ¿verdad?-, me preguntó.

-Pues sí, podría denunciarla-, le respondí.

-Pero o mucho me equivoco, o será incapaz de hacerlo-.

-No comprendo a que se refiere-, le respondí bastante escamada.

-No la veo como informadora de la Gestapo-.

-No soy ninguna traidora-, respondí.

Levantándose de su silla se acercó a mí y tirando de mi brazo, me puso en pie explicando:

-Mediana estatura, cráneo posterior empinado, nariz prominente, cartílago ligeramente encorvado. Pelo pintado, ceja tupidas, ojos marrones …Y acercando sus dedos a mi boca, prosiguió diciendo:- Fíjese, su labio inferior se proyecta hacia adelante superando en tamaño a el labio superior. Es usted una judía de pura raza -.

-¡Miente!-, grité aterrorizada por haber sido descubierta.

-No se preocupe, jamás delataría a nadie por su origen y menos a una mujer con unos labios tan carnosos-, me tranquilizó mientras me daba un tierno beso.

Me retiré asustada, no solo esa mujer sabía mi origen, sino que también había descubierto mi orientación sexual. Cogiendo mi bolso, salí despavorida de su consulta sin despedirme. Durante el trayecto de vuelta a mi oficina, no podía de dejar de dar vueltas a lo que me había ocurrido. ¡Qué fácil, nada más verme, había reconocido en mí a una judía!¡Mi pantalla no tenía ningún tipo de valor!¡Cualquier médico al que acudiera lo sabría!¡Debía huir!. Decidí que nada más llegar, me pondría en contacto con mis superiores y les diría que debían de sacarme de Alemania.

La certeza de la fragilidad de mi disfraz era clara, y por eso ya estaba recogiendo mis cosas personales de la mesa cuando llegó un mensajero con un paquete.

-¿Felice Schrader?-.

-Sí, soy yo-, respondí intrigada por saber quien me podía haber mandado ese envío.

Al abrirlo, descubrí una carta de la doctora, en la que me pedía perdón por su actitud, diciéndome que esperaba no haberme molestado y que en señal de su buena fé, me enviaba un articulo asumible por mis jefe y un regalo que me haría comprender lo ridículo del tratamiento y ver que aunque brusca, podía ser mi amiga.

"¿Regalo?", no comprendí a que se refería hasta abrirlo. Esa belleza me había regalado un instrumento eléctrico cuya función desconocía pero después de leer las instrucciones, decidí que mi huída podía esperar y que esa noche lo estrenaría.

Siempre suelo ser la última en salir pero esa tarde, Ilse y yo, pedimos permiso a nuestro jefe para ausentarnos antes del trabajo. Ya en el autobús, mi compañera me preguntó cuál era la prisa. Entre risas, le enseñé mi regalo y susurrando le expliqué mis planes:

-¿Te he dicho alguna vez que, de tan mala, eres perversa?-

-Sí, pero por eso te gusto-, le respondí con una carcajada.

Al llegar a casa, nos pusimos a ultimar los preparativos. Esa noche, nuestra querida Brigitte iba a ser la conejilla de indias de nuestra lujuria y conociendo su carácter, teníamos que limpiar la casa para que cuando llegara, no tuviera ninguna excusa para negarse a nuestros juegos. Ilse se ocupó de fregar la cocina mientras yo me dediqué a ordenar nuestro cuarto y a planchar la ropa recién limpia. La rubia es una mujer maravillosa pero único defecto es ser una maniática del orden y del aseo. Por experiencia sabíamos que no iba a querer dejarse hacer si en el piso se encontraba con algo sucio o fuera de su lugar. Tras una hora de intenso trabajo, dejamos la casa hecha una patena. La cocina relucía y nuestra habitación pasaría con nota su intenso escrutinio. Satisfechas, abrimos una botella de vino, esperándola.

Briggitte se mostró encantada de encontrarse la casa limpia y ordenada y por eso no puso ningún impedimento a que Ilse y yo le propusiéramos que se diera un baño. Obedeciendo, se desnudó mientras llenábamos la bañera de agua caliente e incorporábamos unas sales arómaticas.

-¿A qué se debe que estéis tan cariñosas?-, nos preguntó metiéndose en la tina a medio llenar.

-Tú relájate que nosotros te bañamos-, le dije mientras cogía la esponja y le empezaba a restregar la espalda.

-No os creo. Algo habéis planeado-.

-Que no tonta, mañana hace un mes que las tres compartimos piso y hemos querido celebrarlo por anticipado-, respondió Ilse con un beso.

Sin desconfiar, cerró los ojos para concentrarse en sus sensaciones cuando sintió mis pequeñas manos recorriendo su enorme pecho. Me encanta el tamaño y la dureza de sus senos y por eso no pude resistir la tentación de besarlos.

-¡Qué rico!-, suspiró al sentir la calidez de mi boca envolviendo sus pezones.

Ilse, viendo su relajación, acarició sus pies y subiendo por sus piernas, se concentró en su rubio pubis y separando tiernamente sus labios inferiores, se apoderó de sus clítoris. Nuestra amiga abrió sus piernas para facilitarnos la tarea. No tardamos en oír sus primeros jadeos. Envalentonada, le di un suave mordisco en su aureola mientras mi partenaire introducía un dedo dentro de su cueva sin dejar con la palma de estimular su endurecido botón.

-Sois malas-, gimió al sentir las cuatro manos acariciándola,-creía que querías que me diera un baño tranquilo-.

Ya estaba completamente excitada cuando la hicimos ponerse en pie, y mientras Ilse acercaba la boca a su sexo, yo me puse a explorar su entrada trasera.

-Me voy a caer-, protestó, -dejadme que me seque y seguimos en la cama.

Ese era nuestra oscura intención, queríamos llevarla a la cama antes de cenar. Para Briggitte cada cosa tiene un momento y en el mes que llevábamos juntas, nunca nos había dejado hacerla el amor con el estómago vacío.

-Vosotras sois unos pajaritos que con cualquier cosa se alimentan, pero yo tengo que comer -, siempre se defendía recordándonos su metro ochenta.

No tardamos en secarla y cogiéndola de la mano, la tumbamos encima de las sábanas. Con su bello cuerpo yaciendo desnudo sobre la cama, nos desvestimos con rapidez para continuar lo que habíamos empezado. Yo en esta ocasión me tocó subirme encima de ella y frotando mis pequeños pechos contra sus monumentales tetas, busqué recuperar su excitación mientras Ilse se dedicaba a chupar sus pies, recorriendo con su lengua cada uno de sus dedos. Las maravillosamente contorneadas piernas de la mujer fueron su siguiente objetivo. Las acarició, las besó y las mordió, subiendo por las pantorrillas y sumergiéndose por los muslos.

-Mi dueña, déjame darte placer-, me pidió con voz entrecortada y sin esperar mi respuesta cogiéndome entre sus brazos, posó mi pubis en su boca.

Desde que la conocí íntimamente, me ha maravillado su fuerza. La mujer es una belleza, pero maneja mi cuarenta y ocho kilos como si fuera el peso de un bebé. No pasó ni diez segundos antes que sintiera a su lengua introduciéndose en mi coño, jugando con los bordes de mi vagina. Dándome prisa, no fuera a ser que mi placer se adelantara al de nuestra víctima, me deshice de su abrazo y juntando mi lengua con la de Ilse, nos apoderamos de su sexo por completo.

-¡Dios mío!-, gritó al sentir que asaltábamos sus dos agujeros a la vez. -¡No paréis!-, chilló de gozo al sentir nuestros dedos entrando en ambas grutas.

Sus piernas, preludiando el orgasmo, empezaron a temblar mientras sus pulmones intentaban coger aire. No podíamos darle tregua, nos urgía que se corriera. Ilse le pellizcó su clítoris, sin dejar de mover los dos dedos que ya tenía forzando su esfínter. Mi función fue otra, separando sus labios, forcé su entrada hasta que mi mano entró por completo en su cueva. Briggitte se derrumbó desesperada al sentir mi mano golpeando la pared de su vagina y con grandes aullidos, proclamó a los cuatro vientos la culminación de su placer. Espoleadas por sus gritos, incrementamos la velocidad de nuestras caricias provocándole otros dos clímax antes de que suspirando, nos pidiera que la dejáremos descansar.

Orgullosas del trabajo bien hecho, la dejamos tranquila, esperando que, al igual que durante todas las noches del último mes, tras el esfuerzo la mujer se quedara dormida. Pacientemente, sentadas en el colchón a su lado, aguardamos sus ronquidos, señal inequívoca de que se había quedado agotada y que estaba con Morfeo. Sin hacer ruido, fuimos inmovilizándola a la cama. A mí me habían maniatado con pañuelos, pero conociendo su mal carácter y su monumental fuerza, con ella usamos unas esposas de policía que esa misma tarde habíamos comprado en una tienda de estraperlo que había a la vuelta de nuestra casa. Una vez segura que la mujer sería incapaz de liberarse, nos fuimos tranquilamente a cenar, esperando que en una media hora el hambre la hiciera reaccionar.

Durante la cena, comentamos nerviosas nuestros siguientes pasos. Brigitte se iba a enfadar cuando se enterara que la íbamos a usar para probar la efectividad de mi regalo sobre todo porque si seguíamos al pie de la letra las instrucciones, teníamos que depilar su precioso monte de Venus del que estaba tan orgullosa.

-Liberadme, tengo hambre-, la oímos chillar cuando todavía no habíamos tomado el postre.

Iba a levantarme cuando cogiéndome la mano, Ilse me ordenó:

-¡Qué espere!, cuanta más hambre tenga más dócil va a estar-.

Haciendo tiempo, nos dedicamos a cortar en trocitos el melón que íbamos a usar como señuelo y cuando ya sus gritos retumbaban por el piso, nos acercamos a verla.

-Cariño-, le dije mientras le ponía un trocito de futa en sus labios,-no sé porque te enfadas. Esta noche tus dos amantes se han dedicado a darte placer y ahora mientras alimentamos a nuestro dulce polluelo, vamos a practicar a un juego diferente-.

-¿Que me vais hacer?-, murmuró con la boca llena.

-Nada mi amor-, Ilse le susurró al oído, mientras le ponía un antifaz en los ojos,- queremos darte de comer en esa linda boquita, pero para ello tienes que dejar que probemos contigo un aparato que una doctora ha regalado a Felice-.

-¿Qué aparato?-, preguntó mientras le volvía a meter otro pedazo en su boca.

-Se llama vibro-electra y antes de que preguntes que es te diré que es para darte placer, lo usan los médicos para dar masajes en la pelvis. Dicen mis amigas lesbianas que es una maravilla, pero tiene un problema tendremos que depilarte-.

-No-, chilló horrorizada intentando liberarse.

-No seas boba, lo haremos quieras o nó, mejor quédate quieta no vayamos a cortarte-.

-Por favor, no lo hagáis. Os lo ruego-, imploró soltando unas lágrimas.

Yo tenía reparos en rasurárselo, no sabía si un sexo sin pelo me causaría repulsión por recordarme el de una niña o por el contrario el morbo de unos labios imberbes me encantaría. Por eso fue Ilse, la que pegándole un tortazo, se subió encima y llenando de crema su poblado bosque, le dijo:

-No sé por qué lloras, si cuando lo hayamos probado no te gusta, siempre puedes dejarlo crecer-.

Ese razonamiento junto con la imposibilidad física de resistirse, le obligaron a someterse a nuestros caprichos. Ya tranquila, fuimos retirando todo el pelo rubio que hasta entonces ocultaba su sexo, para descubrir encantadas que el resultado no podía ser satisfactorio. Fue increíble ver por vez primera un sexo de mujer, totalmente despoblado pero con todos sus atributos, su erecto clítoris, sus hinchados labios y aunque le costara reconocer a su dueña, de la vagina brotaba un arroyo de flujo, signo evidente de su excitación.

-¿No te apetecería comértelo?-, me preguntó Ilse, relamiéndose con solo pensarlo.

-Sí pero luego, ahora tenemos que probar el dichoso aparatito-.

Sacándolo de la caja, lo enchufé a la red. Estaba nerviosa, comprendía su funcionamiento, pero aún así me parecía algo aberrante el usar un instrumento mecánico para estimular a mi amante. Era lo último en tecnología. Los ingleses lo sacaron poco tiempo antes de estallar la guerra y teóricamente si lo usaban los médicos era porque era seguro. "La doctora Mendel no me lo hubiese regalado de ser peligroso", pensé recordando a esa bella mujer y a sus poderosos pechos. Confiada, elegí una de las dos boquillas de hule que traía y encendí el aparato. Antes de probar en el sexo de mi amante, hice una prueba con la palma de mi mano. Los pequeños bultos de su aplicador, al girar, me hicieron cosquillas, por lo que sonriendo, ordené a Ilse que separara los labios de Brigigte y sin más dilación, fui a aplicarlo a su clítoris.

-¡Espera!, oí a Ilse decirme, -según las instrucciones hay que humedecerlo para que no queme-.

-No te puedes aguantar las ganas, ¿Verdad?-, le contesté sabiendo que en ese papel decía que no era estrictamente necesario. –Adelante, zorra, humedécelo un poco-.

Con una expresión beatifica en su cara, lamió como posesa el sexo de nuestra víctima durante un minuto, para después completamente fuera de sí, masturbarse mientras restregaba su ardiente pubis contra la rodilla de Brigitte. Indefensa, con las piernas abiertas y siendo usada por su querida amante, la rubia estaba muy atrayente. Sentí ganas de acompañar a Ilse en sus maniobras, pero yo debía de manejar el aparato. Con cuidado en un principio, puse la velocidad baja y lo acerqué a su preciado botón.

-¡Qué rico se siente!-, la escuché decir.-Es diferente-.

Ilse, había dejado de retorcerse, interesada en el experimento quería formar parte de él y por eso, usando su dedo índice, la penetró mientras el aparato no dejaba de vibrar.

-Mi dueña, las esposas no son necesarias. Quítamelas para que pueda ayudar. Te prometo que me dejaré hacer-, me pidió la rubía.

Viendo que estaba disfrutando, la creí y tras liberarla, le pedí que abriera aún más las piernas. Brigitte, sonrió al oírme y abalanzándose sobre una desprevenida Ilse, la inmovilizó mientras me preguntaba:

-¿No crees que es mejor tener a dos sujetos para tu experimento?-.

Solté una carcajada al ver a mi primera amante intentando inútilmente escapar de su abrazo de oso. La muchacha la tenía agarrada por detrás sujetándole los brazos y con sus piernas forzando la apertura de las de su víctima.

-Sí, pero espera, hay que depilarlo como el tuyo-, mientras cogía la brocha para extender el jabón por su negro bosque.

Si antes Ilse al afeitarla había tenido prisa, en ese momento decidí no tenerla, quería disfrutar del momento.

-Sujétala bien-, ordené antes de tirar cruelmente del vello púbico de nuestra presa.

-¡Puta!…-, gritó al pensar que quería arrancárselos a lo bruto.

Poniéndome encima, le solté un tortazo recordándole la promesa de sumisión que me había hecho.

-No me hagas enfadar, te vas a dejar rasurar o después que te afeitemos a la fuerza, esta noche dormirás en el suelo como un animal-.

La muchacha dejó de debatirse al saber que, con su colaboración o sin ella, su vello púbico era cosa del pasado. Cuidadosamente embadurné su bosque con la crema, aprovechando la brocha para estimular su clítoris. Brigitte que se había mantenido al margen hasta entonces, se apoderó de los pechos de la indefensa mujer y metiéndoselos en la boca, los mordió discretamente. Ilse al sentirse estimulada por nosotras, gimió satisfecha meneando las caderas. Centímetro a centímetro fui abriendo una vereda con la maquinilla, mientras seguía acariciando con fuerza su erecto botón.

-¡Me gusta!-, susurró al sentir el segundo dedo en su interior.

Con el trabajo a medio hacer, mi lado perverso entró en funcionamiento y aplicando el vibrador en mitad de su vulva, lo puse a tope de funcionamiento. Brigitte como perra en celo no pudo soportar la visión de su amante espatarrada y entrelazando sus piernas con las de ella, buscó la unión de sus sexos. Ilse al sentir la doble estimulación empezó a retorcerse rozando coño contra coño, levantando aún más la temperatura de las tres. Yo, por mi parte, colaboré en ello alternando la vibro-electra entre ambos clítoris. Su gritos no se hicieron esperar aullando como lobas me anticiparon su orgasmo. No pudiendo esperar, puse mi vulva en la boca de Briggite, y uniéndome a ellas me corrí mientras mi mente pensaba que era otra la que hurgaba en mi interior.

Al día siguiente, tomé una decisión y en vez de ir a la oficina, tomé un taxí y fui a devolver el regalo. La doctora sonrió al verme entrar en su oficina. Sin dejarla hablar le dije que no me hacía faltan sustitutos mecánicos, que con una buena lengua de mujer era suficiente para mí.

-Entonces a que has venido?-, me preguntó.

Abriendo mis piernas y arremangándome la falda, le mostré mi sexo recién depilado.

-¿Quiero saber si sabes usarla?-, contesté acercando, con mis manos, su cabeza a mi cueva.

Querido Diario:

Ser desenmascarada por ella, provocó un cambio en mi forma de ver la vida. Si Ilse descubrió mi lesbianismo, Berta, la doctora me confirmó algo que necesitaba saber.

Soy Judía… soy lesbiana… y soy promiscua.

Y lo más importante………..ME ENCANTA.

Pd. Como sabéis suelo introducir datos históricos. La vibro- electra existió.

Os anexo un enlace:

http://www.vibratormuseum.com/

Mas de golfo

Todo comenzó por una partida de póker

No son dos sino tres las putas con las que me casé

Mi mejor alumna se entregó al placer

Mi secretaria. cara de niña y cuerpo de mujer 5

Me llamo Rebeca. Soy una puta, casada e infiel.

Mi secretaria cara de niña y cuerpo de mujer 4

Mi secretaria tiene cara de niña y cuerpo de mujer

Mi secretaria tiene cara de niña, cuerpo de mujer2

Mi secretaria tiene cara de niña y cuerpo de mujer

¿Me darías un azote? Descubriendo a mi sumisa

Una nena indefensa fue mi perdición 4

Una nena indefensa fue mi perdición 3.

La puta de mi cuñada

Una nena indefensa fue mi perdición 2.

Una nena indefensa fue mi perdición

Yo, cazador

Mi prima preñada y su dinero, mis mejores afrodisi

Herederas de antiguos imperios

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 6

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 5

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 4

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisiacos 3

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisíacos 2

Descubrí a mi tía viendo una película porno 7 FIN

Mi prima preñada y su dinero, mis afrodisíacos

De loca a loca, me las tiro porque me tocan

Mi tímida e inocente amiga me entregó su culo

Me compré una bella esposa asiática por internet.

Mis enormes tetas fueron mi perdición.

La dulce e ingenua doctora que se volvió mi puta 2

Robando la leche de su madre al hijo de mi criada.

La dulce e ingenua doctora que se volvió mi puta

Descubrí a mi tía viendo una película porno 6

Descubrí a mi tía viendo una película porno 5

Mi prima mi amante, mi puta y ante todo mi mujer 2

Mi prima, mi amante, mi puta y ante todo mi mujer

Duelo de divas en la gran manzana.

Mi hermano me heredó a una diosa virgen

La huésped del hotel . Una ninfómana insaciable.

La huésped del hotel.Una tarde sin parar de follar

Mi cita a ciegas resultó muy puta 2.

Mi cita a ciegas resultó muy puta.

Descubrí a mi tía viendo una película porno 4.

Mi hermano me heredó a sus mujeres. (LIS)

Borracha y semidesnuda esperó mi jefa en el portal

Descubrí a mi tía viendo una película porno 3.

Las tortuosas vacaciones dela inocente jovencita 2

De la cama de mi esposa a la de mi cuñada (2 de 2)

De la cama de mi esposa a la de mi cuñada (1 de 2)

La suegra de mi hijo me entregó su culo.

Me comí el culo de mi abogada, una madura infiel.

Las tortuosas vacaciones de una inocente jovencita

La ingenua alumna que resultó muy puta

Mi nuera me preguntó si podía hacerme una mamada 2

La ex esposa de un amigo nos folló en un congreso.

Mi caliente vecina y yo nos follamos a mi mujer

Pillé a mi vecina recién divorciada muy caliente

La ex esposa de un amigo me abordó en un congreso.

Una diosa MUDA me salvó la vida en la montaña.

Descubrí a mi tía viendo una película porno 2

Mi nuera me preguntó si podía hacerme una mamada.

Descubrí a mi tía viendo una película porno

Dos gemelos me follaron en mitad de un parking

Una amiga me ayuda con el cabrón de mi vecino.

Enculando a la malcriada y a su amiga por zorras

Descubro que mi madre es tan puta como yo.

Mi esposa se compró dos mujercitas por error 2

Mi esposa se compró dos mujercitas por error.

Desvirgando a la super soldado

Me pone super cachonda el cabrón de mi vecino.

De super soldado asexuada a puta sin remedio.

Me follé a la enfermera de mi madre y a su gemela

Educando a una malcriada, la hija de un amigo

Preñé a mi madrastra durante una noche de verano.

Pillé a mi suegra con otro y por eso me la follé

Pillé a la puta de mi suegra con otro.

Mi prima venía a preñarse y la cedí a otra mujer

La enfermera de mi madre y su gemela.

La enfermera de mi madre resultó muy puta

El ídolo 5: Vendo a mi sumisa por dinero.

El ídolo 4: la hija del jefe resultó ser una diosa

El ídolo 3: la profesora y mi compañera, mis putas

El ídolo 2: Las nalgas de la profesora fueron mías

El ídolo 1: Mi compañera no es puta, es ninfómana.

Seducido por la niñera de mis hijos, una exmonja2

Seducido por la niñera de mis hijos, una ex-monja

Mi prima venía a preñarse y salió con el culo roto

Mi jefe me entrega a una jovencita como esclava

Aunque me costó: ¡Por fin me follo a mi mujer!

Mi tía y su amiga me mandan a tomar por culo.

Marina, una perroflauta con la que me casé

Mi tía me regala otra fantasía: una PONY GIRL

Mi tía, su transformación en puta y su amiga 2

Mi tía, su transformación en puta y su amiga

Las enormes tetas y el culo de mi tía, la policia

Las enormes tetas y el culo de mi Tía, la policía

Diario secreto de una suicide girl

Rubia teñida, gorda y obsesionada por el sexo

Sexo inesperado con una negrita en la playa.

Conseguí que mi marido me follara como a una puta.

Sustituí a un amigo con su madre y su esposa

De compañera de trabajo a novia sumisa en 1 noche

Pillé a la puta de mi esposa con otro.

Mi prima me folló gracias a Alonso, un prostituto.

Mi jefa es una hija de puta con su hermana también

La esposa del narco y su hermana. ¡Menudo par!

Mi jefa es una hija de puta con tetas.

La esposa de un narco y su hermana. LA HERMANDAD

La esposa de un narco y su hermana son mis vecinas

Al conocer a mi hija, recuerdo el amor de su madre

¿Me deja adiestrar a la puta? me rogó Susana

Di por culo a la puta de mi cuñada y a mi mujer 2

¿Aceptarías como sumisa a mi amiga? me rogó Susana

Di por culo a la puta de mi cuñada y a mi mujer

¿Me atarías a tu cama? me rogó Susana

¿Me darías un azote? me rogó Susana

La viuda de mi hijo y su madre son mis putas 2

La viuda de mi hijo y su madre son ahora mis putas

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa 3

Mamá descubre que mi tío y yo tenemos una sumisa.

Mi tío me entrega para mi placer a una sumisa.

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa 2

Para salvar a Johana, me follo a Ivanka Trump. 2

Para salvar a Johana, me follo a Ivanka Trump 1

Mi prima, mi criada y yo somos una extraña familia

Ayudo a la inquilina a follarse a mi puta esposa

Entre mi esposa y yo, nos follamos a la inquilina.

El culo de mi compañera de trabajo fue mi manzana

Consolando a mi vecina, madre joven y recién viuda

¿Te follarías a una embarazada? me soltó mi cuñada

¿Qué te parecen las nuevas tetas de tu secretaria?

¿Me romperías el culito? me dijó un día mi sobrina

¿Harías un trío con un par de putas como nosotras?

¿Te parecería una puta si te pido que me folles?

¿Te follarías a mi madre?: preguntó mi esposa

La cuñada de mi hijo resultó que no era tan puta

Puta, casada y culona era la hija de mi vecina

¡Qué culo tiene esa mujer! La entrego a una amiga

¡Qué culo tiene esa mujer!: acepta su sumisión

Historia de un político corrupto: Doña Leonor

¡Qué culo tiene esa mujer!: La esposa de un amigo

Sustituí a su esposa en la cama de mi tío.

El cambio de mi vida: De auditora a puta

La decente profesora es ahora nuestra puta esclava

Doce noches 4 mi prima y su amiga se emborrachan.

Su alumna pilla follando a la decente profesora

Mi profesora no era decente sino muy puta

Infiel a mi mujer con la hermana de mi amigo

Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa

Caí entre las piernas de mi “ingenua” secretaria

La puta de mi mujer metió en mi cama a su amiga

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla 3

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla 2

Doce noches con mi prima y su amiga en una isla

Preñé a la hermana de mi mujer con su permiso

Prostituto Una clienta me confesó que era lesbiana

Seducido por ella, desvirgué a la amiga de mi hija

Fui infiel a mi marido con su padre, mi suegro

Prostituto 20 Correos obscenos de una puta preñada

Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta 2

Mi cuñada, además de princesa, resultó muy puta

Cómo conseguí convertirme en la esclava de mi jefe

Prostituto 19 Esther es mas puta que yo

Prostituto 18 Follando en el Central Park

Prostituto 17Un perro se folla a mi clienta virgen

Prostituto 16 La modelo obsesionada con la leche

Prostituto 15 Dina quiere ser violada

Prostituto 14 Mi novia me traiciona con un abuelo

Prostituto 13 La mulata se entrega a mí por placer

Prostituto 12 Ayudo a Zoe a vengarse de su gemela

Prostituto 11Una policía y su gemela me chantajean

Prostituto 10 Semental para una pareja de lesbiana

Secuestrado, atado y humillado por mi ex suegra.

Prostituto 9 La mamá contrata y su niña me folla

Prostituto 8 Yuko una japonesa insaciable me folla

La taxista, su amiga y un pintor. Trío inesperado

Prostituto 7: Bob, un marido cornudo y mirón

El diablo hecho mujer. Ilse, una morena cachonda

Prostituto 6: Carol, una flaca de enormes pezones.

Prostituto por error 5: Betty, una mamá lactante

Prostituto por error 4:Ann y su criada negra part2

Prostituto por error 4:Ann y su criada negra part1

Prostituto por error 3: La ejecutiva tetona

Prostituto por error 2:Helen, enculando a la gorda

Prostituto por error: Ángela, la azafata buenorra.

Soy la puta de don Fernando, mi nuevo jefe.

Mi obsesión por el culo de la profesora de mi hija

De discreta vecina a puta desorejada.

¡Un cura me obliga a casarme con dos hermanas! 2.

¡Un cura me obliga a casarme con dos hermanas!

Al ayudar a la novia de mi hijo, la hice mi mujer

Animando 2... mi prima embarazada me busca novia.

Animando a mi prima hermana, una hembra necesitada

La tara de mi familia 1

Cinco días con la perturbada viuda de mi amigo

Asediado por mi ahijada, la hija de mi mejor amigo

Acosado por mi jefa, la reina virgen.

Me follé a la puta de mi jefa y a su secretaria 2

Me follé a la puta de mi jefa y a su secretaria 1

Historia de...5 (mis amantes son unas zorras)

Historia de un verdadero amor 4

Historia de un verdadero amor 2

Historia de un verdadero amor 3

Historia de un verdadero amor 1

La noche que conocí a Sonia

Tengo miedo (Vudú )

¿Violación o deseo?. Luna

¿Quién es Ella?

Dos mujeres y La espada de Damocles

Adiestrando a las hijas de mi jefe (3)

Atraído por... 3, Mi negra me trae otra criada.

Atraído por... 2, Cadenas de sumisión

Atraído por mi nueva criada negra.

Ana, mi secretaria, está embarazada

Adiestrando a las hijas de mi jefe (2)

Adiestrando a las hijas de mi jefe (1)

Madre de alquiler o hembra hambrienta de sexo

La tara de mi familia 8: la dulce Wayan

La tara de mi familia 7: Inseminación forzada

La tara de mi familia 6: Sometiendo a Thule

La tara de mi familia 5: venciendo a Makeda

La tara de mi familia 4: Lucha por el dominio

La tara de mi familia 3: Dos hermanas chinas

La tara de mi familia 2: El sacrificio de mi...

La tara de mi familia 1: Mis primeras experiencias

Saqué a la puta que había en su interior (2)

Saqué a la puta que había en su interior

En mi finca de caza (4: Patricia se confiesa)

En mi finca de caza (3: Trio con iniciación anal)

En mi finca de caza (2: María consuela a Patricia)

En mi finca de caza (1: Con la ex de mi amigo)

Libertad es lo que perdí esa noche

Descubrí a mi secretaria en mi jardín.

Gracias al padre 5, con la hija y sus amigas

Gracias al padre 4, con la hija y sus amigas

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre 3

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre 2

Gracias al padre, estuve con la hija y la madre

Sentí sus manos recorrer mi cuerpo

Luna azul mejor que el viagra

Amanda (2: Bárbara, la castiga suavemente)

Amanda