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El semáforo

en Erotismo y Amor

Una luz roja. Una roja les separaba ahora, y quizá lo haría para siempre. Ella lo sabía, apretaba los dientes tras sus labios, intentando contener su corazón que arremetía fuerte tras su pecho. Parecía que él también temía las consecuencias de esta, pues sabía que cuando la luz desapareciese ambos se separarían para siempre.

 

Catherine y Jeff habían pasado el día juntos, y ahora presenciaban la inevitable despedida, en aquel cruce, ante aquel semáforo, que para suerte de ambos, les había dado unos segundos más.

 

-He pasado un día estupendo, al final ha sido buena idea que me llamases –decía sonriente, mientras el bombardeo de su pecho casi podía oírse entre los silencios de sus palabras.

 

-No habría sido lo mismo si hubiese venido a la ciudad y no te hubiese llamado. De hecho, no habría podido hacerlo –le guiñaba un ojo con simpatía acercándose a ella para despedirse.

 

Ambos miraban el semáforo y por fin este intercambiaba su luz, convirtiéndose entonces la calle en un ir y venir de gente, que los zarandeaba levemente.

 

El uno y el otro inmóviles se miraban ajenos al trajín del gentío, como si se hubiesen teletransportado a un universo paralelo unos segundos, para poder conservar ese instante y recordarlo y preservarlo, intacto e inalterado al mundo que les rodea.

 

Él, se acercaba a pocos centímetros de su rostro y levemente deslizaba su mano por una de sus mejillas, acariciándola con suavidad. Le dio un tierno beso en la mejilla, cerca de la comisura de sus labios y con la otra mano, la agarraba de la cintura para abrazarla.

 

Ella, le miraba intensamente a los ojos mientras se arrimaba y respiraba profundamente cuando él se aproximaba. Tras su beso y aún muy cerca de su rostro, se posó a sobre su oído con delicadeza y le susurró: “Espero que seas muy feliz”.

 

Catherine se dio media vuelta y sin mirar atrás volvió a posicionarse frente al cruce.

La luz ahora, vuelve a ser nuevamente roja.