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Motivación en el trabajo 13

en Lésbicos

No sabia que decir. No era capaz de tener niguna reacción, simplemente me había quedado pasmada. Empecé a buscar una excusa para librarnos de la cena, pero para entonces Lara me sorprendió.

- ¡Sí! ¿Por qué no? -respondió Lara alegre.

Su reacción me dejó aun más petrificada. Entonces crucé una mirada asesina hacia ella. Y añadió.

- Si Judith quiere, claro... -dijo mientras me miraba pícara.

- Venga va si, ven. -comentó Eric.

- La mayoria hemos dicho sí. Así que no tienes elección. -respondió el prometido de Lara.

- No la fuerces Pablo, si no quiere pues no... -dijo Lara sabiendo que me presionaba que dijera eso.

- Venga vale, vamos. -dije con poco entusiasmo.

- ¡Genial! -dijo Eric y se acercó dándome un beso en la mejilla.

No pude evitar mirar de reojo a Lara, vi como se le marcaba la mandíbula ante la reacción de Eric hacia mí.

- ¡Por nosotros no os corteis eh! -comentó pablo-. Podeis achucharos con tranquilidad.

Ahora la de mirada asesina era Lara, hacia Pablo. Menos mal que el no se dio cuenta. Mientras los ojos de Eric estaban fijos en mí, a la espera de si me dejaría dar un buen beso. Lo miré con ojos de cachorro, eran como una suplica de que no lo hiciera, por suerte lo comprendió y me respetó.

- ¿Hora y lugar? -dijo Pablo.

- ¿Vamos a Lluna nova (luna nueva)? -respondió Eric.

- Vale allí a las 21:30. -dijo Lara mientras me guiñaba un ojo, sin que nadie la viera.

No pude evitar ponerme roja. Teníamos poco tiempo para arreglarnos así que decidí darme prisa.

- ¿Te paso a buscar por casa? -me preguntó Eric con voz dulce.

- Si te va bien si. -respondí amable.

- Vale, entonces a las 9:15 estoy allí.

- Hasta ahora. -dijeron Lara y Pablo.

- Hasta ahora. -respondimos Eric y yo.

Al irse ellos, Eric me dio la montura que dejé en el campo. Luego al despedirse de mi se acercó, pensando que me daría dos besos, pero solo me dio uno, en los labios. Muy pequeño, duró apenas 5 segundos. Pero me emocionó como me lo dio, fue con tanta ternura como si me fuera a romper. Luego se fue. Yo seguía quieta, me estuve unos dos minutos pensando en ese beso. Luego rapidamente me acordé de la cena y fui corriendo para casa. Me duché a toda velocidad, tenía que arreglarme bastante, pues ese lugar era elegante. Al ser verano escogí un vestido blanco, largo hasta los pies, por arriba el pecho lo tenia ajustado, al llegar a la cintura era un poquito más ancho, no mucho y todo igual hasta los pies. Tenía algunas flores pequeñas, realmente era muy elegante. Me puse unos tacones veraniegos de color beis. Me puse un collar que tenía una piedrecita rosada muy bonita. Por último me maquillé un poco, una sombra de ojos de color blanco plateado, me puse muy poca, luego la ralla de abajo interior negra, y un poco de brillo en los labios. Por último me puse colonia de vainilla, sabía que a Lara le encantaba, normal, pues con tan solo olerla te daban ganas de comertela.

Luego me recogí el pelo con moño y una trenza alrededor haciendo como una corona. Faltaban cinco minutos para la hora que llegaría Eric. Puse un poco de música chill out, pero en medio de una canción de Alex Boyd - Light up tonight, sonó el timbre. Al descolgar el telefonillo de casa lo vi trajeado de gris, se veia muy mal la imagen pero se de seguro que no llevaba el sombrero.

- Señorita, su carruaje le espera. -comentó dulce y a la vez gracioso.

- Ahora bajo. -respondí simpática.

Salí de la puerta principal, cerré con llave. Baje las escaleras del jardin, abrí la puerta de fuera y me lo encontré allí, parecía el hombre perfecto. Tanto el como yo nos quedamos petrificados observándonos. Como pude confirmar no llevaba sombrero, ¡Dios mio! Realmente se lo veía muy sexy. Con el pelo rubio hacia atrás, esos ojos verdes con las pupilas dilatadas debido a la noche me observaban con atención. Llevaba el traje gris, sin corbata. La camisa blanca por arriba desabrochada y cinturón marron. Iba muy elegante. Conseguí volver en mí para sacarnos a los dos del trance.

- Mm... creo que es la primera vez que te veo sin sombrero. -dije burlona.

- Pocas veces lograrás verme sin él. -me respondió con una sonrisa y un guiño de ojo-. Por cierto, estas realmente hermosa, de hecho, lo eres.

Consiguió ponerme roja en menos de un segundo. No fui capaz de responder, simplemente sonreí y agache un poco la cabeza desviando mi mirada al suelo, luego vi el coche. Joder, para ser un vaquero no tenía mucha pinta. Llevaba un Audi R8 plateado. Volví a mirarlo a él. Entonces aprobechó para darme otro dulce beso en los labios, este fue un poco más duradero, pero tampoco mucho. No quería que me besara, pero tampoco era capaz de negarme, lo veía tan tierno que me sabía mal. Luego nos fuimos al coche y hacia Lluna nova.

Al llegar allí nos encontramos con la otra parejita, Lara iba con un vestido azul marino, por debajo de las rodillas, por la parte de abajo era bastante transparente, a medida que subía cada vez lo era menos. No tenía tirantes y llevaba un cinturón de cuerda marrón debajo del pecho. Loz zapatos tacón del mismo color. Pablo iba trajeado, también sin corbata y color azul marino y camisa blanca. Saludé primero a Pablo, luego cuando me acerqué a Lara para darle dos besos, me cogió sutilmente por la cintura y pude sentir como me olia el cuello a la vez que aferraba más sus manos en mi cintura. Sabiendo que representaba un saludo nos apartamos rápido.

Entramos al lugar, era como un edificio, a simple vista suena feo pero era hermoso, todo era cristalino, las paredes que daban a la calle eran de vidrio, por lo que veías la playa y la luna. Estábamos en el segundo piso, las mesas eran de madera, blancas y marrones, muy bonitas, rurales y a la vez elegantes, las sillas igual blancas por arriba y patas marrones. El suelo era de mármol, era un tono blanco-beis con algunas rallas marrones. Algunas flores adornaban la mesa. Decidieron que nos sentaramos, mujeres al lado y ellos en frente. Nada más sentarme pude ver de reojo a Lara observárme y morderse el labio. El sofoco que me entró no fue normal. Por poco no empecé a sudar.

- Judith. -oí que decía Pablo-. Te ves muy hermosa.

- Sí... realmente lo está. -respondió Lara observándome de manera intimidante.

- Gracias... -dije de manera muy tímida.

- Cambiando de tema. -dijo Eric que también lo estaba tímido-. ¿Vino blanco?

- Si para empezar está bién. -respondió Pablo.

Pedimos la comida la bebida y todo, a pesar de haber aire en el lugar, tenía mucha calor, pero eso era debido a las copas de vino. En un momento que tenía el brazo medio estirado encima de la mesa al lado de mi copa, Eric aprobechó y me cogió la mano, ya que Pablo y Lara hablában entre ellos. La vergüenza hizo que me subiera el grado de calor. Pablo me acariciaba la mano, su mirada estaba fija en mí, igual que la mía en él. Por un momento sentí como si estubiéramos solos. Un vuelco me dio el corazón al sentir como una mano se posaba encima de mi pierna. Eric no podía ser, dudaba que llegara hasta mí y además tenía las dos manos a la vista. Sentí como la mano empezaba a recoger mi vestido hasta conseguir meterse dentro de él. Hay Lara... pensé de inmediato. Su mano era cálida, y muy suave. Me acariciaba con mucha suavidad la rodilla, tenía todos mi pelos erizados. Cuándo empezo a subir sin querer un espasmo sutil pero perceptible me hizo apretar un poco la mano que tenía cogida Eric, por lo que me observó con detenimiento por si me pasaba algo. Pude leer en sus labios como me preguntaba si estaba bien, respondí que si con un movimiento sutil de cabeza, por lo que él volvió a su rollo hablando con Pablo. Conseguí deshacerme de la mano de Eric sin que apenas se diera cuenta, y la bajé hasta la mano de Lara que casi estaba en mi zona... la detuve al instante. La miré y negué con la cabeza. A lo cual ella asintió sin hacer caso a lo que le decía y con dificultad por culpa de mi mano siguió su camino. Podía sentir mi propia humedad, recubriendo mis partes. Realmente estaba al borde del abismo, seguramente con tan solo una caricia llegaría al clímax. Cuando llegó a su destino, sin yo ordenarlo abrí las piernas, menos mal que nos habían puesto mantel. Presioné con mi mano la suya, que a su vez presionaba mi zona. Me mordí el labio. Lara se acercó a mi oído disimuladamente.

- Muero por succionarte ese labio... -me susurró en la oreja.

La sensualidad con la que me lo dijo hizo que me atragantara con mi propia saliva.

- Vamos al baño. -me dijo flojito.

- Ni de broma. -respondí en el mismo tono.

- Tu misma... -respondió y a la vez intensificó su mano en mis partes.

Hizo a un lado mi prenda íntima, así pudiendo acceder a mí con más facilidad. Me erguí al momento, estaba totalmente recta a la espera de lo que hiciera. Por mi podía poseerme allí en medio de esos dos. Incluso esa imagen me dio morbo de lo excitada que estaba. Acarició mi entrada, jugaba con ella sin llegar a travesarla. Yo tenía los abdominales marcados debido a su jugueteo en mi zona, mi mano seguía encima de la suya y presioné el dedo que me acariciaba la entrada, por lo que me empezó a penetrar con lentitud. Con la misma lentitud me acariciaba por dentro, salia y entraba. De vez en cuando se me entrecerraban los ojos debido al placer, no dejaba de morderme el labio para que no saliera ningún sonido de mí. Con mi mano empecé a mover la suya en mi clitoris, con su dedo dentro de mí. Tan solo uno, pero conseguía desquiciarme. Movimientos involuntários empezaron a apoderarse de mí, esos movimientos de cuando tu cuerpo empieza a abandonarte. Mi cadera empezó a seguir su velocidad, debido a eso ella intensificó la marcha. Apoyé mi otro brazo en la mesa, y la mano me sujetaba la mandíbula, parecía como si les prestara atención a ellos, pero todo lo contrario. La imagen de ellos sin darse cuenta de lo que estábamos haciendo me estaba poniendo aun mas cachonda, puse el dedo índice entre mis dientes y el dedo pulgar me presionaba la barbilla. Fruncí el ceño y dejé de respirar, ya que esa era mi única opción para que no me pillasen. Aprete con más fuerza su mano en mi clitoris, en ese último momento que mis fluidos empezaban a arrasarme por dentro, ella introdujo dos dedos al mismo tiempo dentro de mí. Hizo que se me escapara un suspiro, por suerte no lo escucharon. Me dolía mucho el dedo que tenía en la boca, pero ese dolor conseguía que al menos me mantuviera callada. Con una fuerza grande presionó dentro de mi trazando una línea hacia fuera, parecía ayudar a que salieran mis fluidos. Ese movimiento me hizo cerrar los ojos y cortar mi respiración. Estaba toda tensa, cada músculo de mi cuerpo estaba completamente rígido, abrí los ojos con dificultad, a pesar de haber poca luz me molestaba.

Evidentemente una sonrisa adornaba los labios de Lara. La miré y puse los ojos en blanco y suspiré. Retiró su mano de mi zona, con sutilidad pude ver como se lamía los dedos. Me encendió de nuevo como si no me hubiera corrido anteriormente.

- Con vuestro permiso voy al servicio. -dije dirigiéndome a todos con amabilidad.

- La acompaño. -oí que decía Lara detrás de mi, ya que yo ya me había levantado.

Al entrar mi primera reacción fue apoyarme sobre el lavamanos. Entró Lara.

- Te aseguro que no dejaría de follarte en toda la noche.

Su comentario me dejó pasmada. Desde mi punto de vista pudo haber sonado grosero, pero todo lo contrario me puso más cachonda que muchas otras veces. La empotré contra la puerta y la besé con furia. Con un deseo arrasador. Con mis manos en su trasero la presionaba contra mí. La oí jadear. Le mordí el labio. Un leve quejido salió de su boca. Con mi lengua acaricié el lugar que había mordido, podía notar las marcas de mis dientes. Sentí tenaciones de volverlo a morder pero pensé que no teníamos demasiado tiempo. Por suerte de no tener tirantes pude bajar un poco su vestido, destapando esos pechos de rosados y grandes pezones. Ahora los tenía pequeños, parecían querer salir de orbita, me señalaban pidiéndome ser mordidos.

Así lo hice, no pude resistirme a ellos. Pasé poco a poco mi lengua por su pezón, tracé circulos pequeños encima de él, y luego suavemente cogí la punta de ese pezón y la mordí con delicadeza. Se aferró a mi cabello mientras tuvo un leve gemido. Poco a poco mordía con más intensidad, mobía mi mandívula adelante y hacia atrás proporcionándole un placer más intenso. Se aferró más a mi cabello y me presionó más contra ella. Subí a su cuello y lo succioné con suavidad. Sabía lo loca que la volvía por lo que cambiaba de sitio en el cuello, cinco segundos en un sitio otros cinco succionando en otro, eso la ponía de cero a mil en menos de un segundo.

Lentamente puse mi mano encima de su rodilla y empecé a subir por la cara interna de sus muslos, lentamente. Cuando aun me faltaba un trozo ella cogió mi mano y la subió rápidamente sobre su clitoris.

- Rápido... -murmuró debilmente-. Por favor...

Sonreí sin querer, introduje mi mano en sus braguitas, y empecé a frotarla con habilidad, sabía que ella no podía más por lo que no quería hacerla sufrir más. También porque llevábamos rato en el baño. Cuando bajé un poco más mi mano hasta sus labios pude sentir su húmedad.

Pasé mi lengua por mis labios sin querer. Mi lengua quería sentir el sabor de ese sitio, que tanta húmedad estaba acomulando. Estaba indecisa, no sabía si bajar y darle a mi boca lo que quería. Le di un beso en la boca, y me agaché habilmente. Me metí debajo del vestido, puse a un lado sus braguitas y suavemente posé mi lengua en sus labios. Los relamí de arriba a bajo. Con su cintura imitaba los movimientos de mi lengua. Una vez ya había lamido cada uno de los fluidos que había por sus labios subí hasta su perla, presioné suavemente con la boca, me ayudaba con la barbilla a presionar cada vez mas fuerte su perla, abría y cerraba un poco la boca, haciendo cada vez un movimiento más grande con mi lengua y barbilla, sus manos estában encima de mi cabeza, por encima del vestido. Empezaba a hacer calor ahí debajo, cuando entendí que empezaba a jadear con mucha rapidez, succioné con fuerza su perla, un gemido salió de su boca y un espasmo recorrió su cuerpo. Segui succionando hasta que empecé a oir su orgasmo mas flojo, bajé hasta sus labios de nuevo y sentí ese calor que había salido de su interior. Lo limpié con mi lengua, ella respondió con otro espasmo. Salí de debajo del vestido, ella estaba prácticamente sudando, y yo cuando me vi al espejo tenía todo el pelo detrozado. Mientras ella se recuperaba, yo me lavé las manos y la boca ya que se me veía pegajosa la barbilla. Luego me deshice el peinado. Me quedó el pelo rizado, también se veía elegante. Ella también se arregló de nuevo y salimos del baño.

- Habeis tardado bastante. -comentó Pablo al vernos llegar.

- Si bueno, problemas de chicas. -dijo Lara sonriendo.

- Hemos pedido postre por vosotras. -murmuró Eric.

- No pasa nada, seguro que nos gusta. -respondí yo.

Acabamos de cenar a gusto. Ya estábamos más relajadas. Íbamos hablando los cuatro con naturalidad. Ahora estábamos más cómodas que antes.

Pasadas ya unas cuantas copas más, se hizo un poco tarde, por lo que teníamos que volver a casa. Nos despedimos, Lara me dio un fuerte abrazo, sentir su pecho fundiéndose con el mío me volvía loca. Mientras Eric me llevaba a casa estábamos en silencio con música de fondo. Entonces entendí la situación, Lara me ama, lo sé. Estoy segura, pero he llegado tarde. Lo escogió a él, su prometido, Pablo. Nos ama a los dos, seguramente si yo hubiera llegado antes o al mismo tiempo que él se habría quedado conmigo, pero he llegado tarde, ella ya tiene su vida montada con él, eso yo ya no lo puedo desmontar.

Al día siguiente al acabar a medio día, subí a la oficina a hablar con Ricardo que me había dicho que quería hablar conmigo.

- Hola cielo. -me dijo al verme entrar por la puerta.

- Hola. -dije simpática.

- Uhh, estás cansada ¿eh? -dijo al ver mi cara.

- Un poquito... -respondí-. ¿De qué querías hablarme?

- ¡Ah, sí! -respondió pensativo-. ¿Conoces a Jose?

- ¿Qué Jose? -respondí con poco interés.

- Al domador...

- Sí, ese sí. ¿Por qué?

- Porque como Lara se va, pues estoy mirándo de que venga él... -dijo poco a poco tratando de ver mis reacciones.

Me olvidé de todo, de dónde estaba, con quien, porqué estaba allí, no sabía nada. En mi mente solo tenía un pensamiento.

Lara se va...

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