miprimita.com

Prisionero Forzado - Parte 1

en Gays

Prisionero Forzado – Parte 1

Brian Mckee de 18 años definitivamente no era material de “cárcel”. Ese joven de 1,70 metros de estatura era extremadamente guapo. Era una mezcla entre un joven Brad Pitt y un joven Tom Cruise.  Brian era rubio con unos tiernos ojos azules como el hielo.  Había sido bendecido con pómulos altos, piel clara, largas pestañas oscuras y gruesas, oscuros labios rojos.  Su cuerpo era grueso y bien construido.  Sus anchos hombros formaban un cono en “V” junto a su cintura de 73 centímetros de talla.  Su trasero era parado y grande, mezclándose con sus fuertes muslos y gruesas piernas. Brian era más que “el chico de al lado”, él era el ideal americano de la viril belleza masculina.

Brian siempre, siempre había sido atractivo. La pubertad sólo había aumentado ese hecho. Los chicos se sentían incómodos cuando cambiaban de niños a hombres, Brian no pasó por eso. La pubertad había sido un factor de tiempo muy corto en la vida de Brian, le había crecido su primer vello púbico a los 12 años. Él nunca tuvo que soportar el proceso de cambio de voz, su voz parecía haber cambiado de la noche a la mañana, de niño a hombre.

La genética había sido extremadamente buena con Brian. Sus pectorales bien formados tenían pezones del tamaño de una goma de borrar de lápiz. Su torso entero era completamente suave, no había pelo que ocultara su piel dorada, excepto la delgada línea rubia que algunos llaman el camino a la felicidad. Con Brian, el término “camino a la felicidad” estaba justificado. El rubio pelo conducía hacía su arbusto color café claro. El arbusto del pubis parecía servir como marco para la polla de Brian.

Brian había sido bendecido bien en ese ámbito.  En su estado natural su polla sobresalía hacía adelante, era gruesa y prominente. Cuando estaba excitado, su barra crecía firme hasta los 20 centímetros, semejante a una lata de cerveza de 450 gramos. Su masculino paquete no terminaba ahí, tenía testículos de gran tamaño, también. Los testículos eran muy grandes,  como el tamaño de dos limones que colgaban hacia abajo. Incluso vestido, su “orgullo masculino” era evidentemente notable.

Brian sabía todo eso, él pensaba de sí mismo que era un “total semental”. Cuando tenía 13, descubrió que las chicas y las mujeres lo encontraban extremadamente atractivo. Brian usaba eso para su ventaja. Había dejado muchos corazones rotos detrás de él. También había dejado rabias, gente con ganas de vengarse.

En resumen, Brian había “molestado”.  Y Brian estaba a punto de aprender lo que significa lastimar a la gente.

Uno de los tantos corazones que Brian había roto había sido el de María Ortez. Mientras estaba siendo registrado en el libro, Brian no tenía idea que el carcelero que le estaba haciendo firmar el libro era uno de los hermanos de María. En realidad, María sólo había sido otra conquista de Brian. Brian actualmente creía que las mujeres tenían suerte de poder disfrutar unas cuantas cosas de él. Brian no tenía tiempo en su vida para enamorarse, su gran amor era su reflejo en el espejo.

Brian sabía que su arresto estaba equivocado, pero no sabía que había sido un montaje. Un perro detector de drogas había encontrado “hierba” en el locker de Brian en la escuela. Brian no estaba metido en drogas de ningún tipo. Brian se amaba mucho a sí mismo como para contaminar su cuerpo.

Mientras seguía al Oficial Ortez por el pasillo gris, los principales pensamientos de Brian estaban en Texas, no podía jugar a la lotería a su edad, sin embargo sí podía ser colocado en prisión. Brian asumió que sus padres llegarían en breve para llevarlo de vuelta a casa.

Brian había dejado sus huellas dactilares, había sido fotografiado y había tenido que sacarse la ropa. Su ropa había sido tomada excepto por sus bóxers azules. Le habían entregado un overol naranja. El uniforme naranjo era demasiado grande, Brian lo enrolló subiéndolo por sus piernas  y luego colocó las sandalias de plástico en sus pies.

El Oficial Ortez llevó a Brian hasta el final del pasillo. Lo estaba guiando hacía uno de los grandes tanques, pensado para los criminales. Normalmente, alguien de la edad de Brian era colocado en una celda individual. Los reclusos más jóvenes no la pasaban bien, especialmente cuando lucían como Brian.

Ortez miró a Brian. Incluso el overol naranja se veía bien en ese chico. El fino material cubría los gruesos pezones de Brian, pero también parecía mostrarlos. La banda de cintura elástica destacaban los grandes jamones de ese culo en forma de burbuja, el material  abrazaba y alzaba el culo bien formado de Brian. El uniforme se perdía en la entrepierna de Brian haciendo que el gran paquete se destacara aún más.

Ortez paró a Brian en frente del tanque. El tanque tenía barras de acero que la separaban del pasillo. Brian miró dentro del tanque, una pared sostenía seis camillas, atornilladas a un bloque de cemento de la pared. La pared opuesta sostenía una larga mesa de metal y un largo banquillo. La mesa estaba atornillada a otro bloque de cemento, los bancos estaban atornillados al suelo. La pared del fondo contenía una cabina de ducha de metal, dos retretes de acero inoxidable y dos fregaderos de acero inoxidable. Encima de cada lavadero, un pequeño espejo de acero inoxidable.

Brian miró al medio de la celda. Cuatro hombres estaban sentados alrededor de una manta color verde militar, jugando algún tipo de juego de cartas. Cuando Ortez dejó caer la larga llave, los hombres se volvieron hacia el sonido. Ortez abrió la puerta en el medio de los barrotes de la celda. La abrió y miró a Brian.

Cuando Brian entró en la celda, los cuatro hombres se miraron. Brian de repente se sintió muy, muy incómodo. Brian había sentido miradas de ese tipo antes. Su buena apariencia había llamado la atención de otros muchos hombres varias veces en el pasado. Brian sabía esas miradas exactamente lo que eran.

Ortez cerró la puerta de la celda. Se quedó de pie durante un segundo, mirando hacia adentro. Sonrió, pensando en la hierba que había conseguido meter dentro del locker escolar de Brian. Ortez se dio la vuelta y se dirigió de nuevo al cuarto de los libros. Volvería más tarde, a ver la venganza que había causado por el honor de su hermana.

 Los cuatro hombres miraron al chico de oro que acababa de entrar en su espacio. Tres de los hombres estaban simplemente esperando por el próximo bus en cadena que los llevaría a la cárcel, ellos ya habían sido sentenciados. El cuarto hombre estaba encerrado por violar su libertad condicional, él también se dirigía a Huntsville, Texas.

Los cuatro hombres habían pasado años de sus vidas en prisión. Ya era una forma de vida para ellos.  El mayor de los cuatro era Don Taylor. Don acababa de recibir 20 años de sentencia por robo a mano armada. Había cumplido 38 es ese mismo depósito. Muchos de sus cumpleaños los había pasado tras las rejas. Medía un poco más de 1,82 metros, años de trabajo en prisión le habían dado 90 kilos de excelente forma.

El siguiente, era Keith Woods. Keith tenía 35, tenía una condena de 12 años por drogas. Keith era un hombre compacto, tenía una medida de 1.76 metros y un peso de 68 kilos. Constantemente hacía abdominales, flexiones y barras para mantener su cuerpo compacto y firme.

Luego estaba Bruno Rivera. Bruno medía 1,56 metros y pesaba 76 kilos. Este era su sexto juicio criminal. Bruno actualmente prefería la vida en prisión que vivir en el mundo libre. Su lujuria por los chicos lo hacía volver constantemente a la vida detrás de las barras. Bruno tenía 31 años. Había violado su libertad condicional.

El último pero no menos importante, era Ricky Smith.  Ricky medía 1.92 metros. Ésta era su segunda vez como convicto. Ricky tenía 25. Sus 102 kilos de cuerpo eran fuertes. Él era un mezquino ladrón de coches, su mente no era nada en comparación con su fuerte cuerpo musculoso.

Cada uno de estos hombres habían olvidado su juego de cartas. Estaban mirando al joven chico rubio como si fuera una visión.

En efecto, para esos hombres que no habían descargado su placer sexual por días, salvo por sus propias manos, Brian era una visión, casi como un regalo.

Brian ya casi no podía soportar las miradas de esos hombres. Pensó en la expresión “un ciervo atrapado en las luces bajas”. Brian se acercó a una de las camillas vacías. Comenzó a hacerla con las sábanas gruesas y con el cobertor que Ortez le había entregado.

Los hombres seguían mirando fijamente, cuando Brian se inclinó para hacer su camilla mostró una rara invitación. Su culo se flexionaba mientras se movía y el overol naranja apretaba encima de los fuertes músculos los cachetes de su culo.

La gran polla de Bruno comenzaba a despertar, para él era como si Brian les estuviera tomando el pelo a propósito. Mientras Bruno veía a Brian hacer la camilla, una mancha de humedad se formaba en su propio overol. Una marca en forma de tubo era la causa de una protuberancia debajo del material de color naranja.

Los otros hombres comenzaban a tener la misma reacción. Ninguna palabra era dicha. Mientras Brian comenzaba a sacar la cubierta de plástico de la almohada, los cuatro hombres,  juntos, se levantaron y caminaron hacia él.

Brian oyó y sintió el movimiento, rápidamente se dio la vuelta. Los cuatro hombres estaban sobre él, no había nada que el chico dorado pudiera hacer excepto gritar. Y los gritos de auxilio que hacía, salían por la cima de su profunda voz.

Ortez oyó los gritos débilmente. Sonrió.

Ninguno de los hombres estaba preocupado por los gritos de Brian. Ellos sabían que Brian había sido puesto en ese depósito por alguna razón. El carcelero hispano había destinado a este chico para que fuera su juguete de diversión. Ellos no sabían de cuánto tiempo disponían para disfrutar de ese lindo juguete que el carcelero les había regalado a ellos, así que tenían que moverse rápido.

Los convictos son como perros salvajes, ellos se mueven en manada. Al igual que los perros, tienen un líder. En ese tanque, el líder era Don Taylor. Don no necesitaba decir palabras o acciones para controlar su manada. Su sola presencia lo ponía al mando.

Mientras los hombres se hacían cargo de Brian, se movían unidos, casi como si tuvieran un guión. Bruno agarró los brazos del chico, fijándolos detrás de la fuerte espalda de Brian. Keith y Ricky cada uno sostenían uno de las fornidas piernas de él.

Brian tenía tensos cada uno de los músculos de su cuerpo, usando todas sus fuerzas. Los tres sosteniéndolo sentían su esfuerzo mientras no lo dejaban moverse. Brian había sido sostenido rápidamente, sin posibilidad de moverse. El atlético chico no tenía oportunidad contra esos delincuentes avanzados.

Don se paró frente a Brian. Extendió su mano, tocando la suave cara del chico dorado. Mientras los dedos de Don se arrastraban por la cara de Brian, Brian hizo un intento de alejarse.

Brian logró mover su cuerpo hacia atrás una pulgada o menos, el muchacho sintió  su trasero presionado directamente contra la entrepierna de Bruno. Cuando el gran trasero se presionó contra Bruno, inmediatamente lo encorvó. Brian sintió la dura barra presionando contra él, él sabía lo que era.

Los dedos de Don cepillaban los hermosos labios de Brian. Don dejó escapar un suspiro, el chico era más que perfecto. Don esperaba no tener que ser demasiado rudo, no quería estropear la belleza masculina del chico.

Brian sintió repulsión, tenía un pervertido presionando sobre su trasero, otro tocando su cara. Brian estaba muy seguro de su sexualidad, era consciente que los homosexuales lo deseaban. Siempre le había disgustado la simple idea del mismo sexo. Una vez había roto la nariz de un chico por mirarlo de la manera incorrecta.

Brian sabía que esos hombres estaban conscientes de que él no era gay.  Tenía una ligera impresión de los que esos hombres pretendían. Ocultó su miedo, y miró a Don con mucho odio. Brian dijo, “Déjenme ir por la mierda!” Brian había cometido su primer error, escupió directamente sobre el rostro de Don.

Don no se inmutó cuando la escupida del chico aterrizó justo debajo de sus ojos. Don entendía la necesidad de Brian de escapar. Don hubiera hecho lo mismo si se hubiese encontrado en la posición de Brian.

Sin embargo, el chico tenía que aprender su lugar. Don tranquilamente estiró su brazo, comenzó a desabrochar el uniforme de Brian. Don desabrochó los cuatro botones de arriba, exponiendo el suave pecho del muchacho. Don pasó una mano sobre la piel, haciendo a Brian contraerse.

Don toqueteó los pectorales del chico, sintiendo el músculo, encontrando el pezón izquierdo de Brian. Apretó la larga protuberancia, girándola hacia el lado tirándola hacia afuera.

Brian dejó salir un grito de rabia y dolor mientras Don molestaba su pezón. Los dedos de Don pellizcaban sobre el botón para hacer que Brian sintiera dolor. Don estaba fascinado con el tamaño de la carne, parecía una goma de lápiz de borrar.

Don soltó el pezón, forzó el overol para abrirlo más. Ambos pezones de Brian estaban ahora completamente expuestos. Brian vio con incredulidad y shock cuando Don bajó su boca hasta el pezón que acababa de ser magullado.

Brian intentó retorcerse cuando Don lo lamió. Los labios de Don estaban alrededor del pezón, lo lamió y lo chupó.  Sacó su boca y miró a Brian directamente a los ojos. Los ojos de Brian lo miraron de vuelta con odio.

Don habló, “Muchacho, lo que hiciste fue un error, me faltaste el respeto. Tus errores te harán sufrir. Te sugiero que no haya más errores. Me entendiste?”

Brian continuó mirando a Don con odio. Don agarró la barbilla de Brian, la agarró y la presionó. “Cuando se te pregunte, tienes que contestar. No responder es otro error.”

Don lanzó la barbilla de Brian, y de nuevo tomó el pezón izquierdo en sus dedos. Lo pinchó fuerte, estirándolo. Brian sentía cómo si se lo estuvieran arrancando.

Brian gritó, “Entiendo!”

Don asintió y soltó el pezón. “En el futuro, tendrás que dirigirte a cualquiera de nosotros como señor. Ahora dilo, déjame saber que entendiste!”

Brian estaba furioso pero vio a Don buscando dirigirse hacia su pecho otra vez. Brian por sí mismo dijo, “Sí, señor! Entendí”.”

Don sonrió, “Vamos a estar muy cerca, muy cerca, muchacho. Ahora, cuál es tu nombre?”

Brian murmuró, “Brian.”

Don dijo, “Brian qué?” Don miraba a Brian con mucha paciencia.

Brian estaba a punto de responder con su apellido, entonces recordó. “Brian, señor.”

“Eres un rápido aprendiz, Brian. Me gusta eso.” Don dijo con aprobación. “Ahora, que hizo que el carcelero colocara una cosa tan linda como tú aquí con nosotros? Sabes pelear? Quizás escupiste en uno de ellos? Por qué Ortez te puso en este tanque?”

Brian escuchó el nombre Ortez. Se había registrado con él. Vio la cara de María en su mente, comparándola con la cara del carcelero. El corazón de Brian se aceleró cuando hizo la conexión.

Don dijo, “Estoy esperando por una respuesta, Brian.”

Brian sintió todas sus esperanzas huir mientras daba la respuesta. “Creo que me jodí a su hermana, señor.”

Tiene sentido,  pensó Don.  Rio, “Supongo que te la follaste?”

Brian asintió. La mano de Don agarró el pezón del chico otra vez. Mientras lo retorcía, dijo, “Recuerda la forma correcta de dirigirse hacia mí, Brian.”

“Sí, señor, sí señor!” Brian gritó. Lágrimas se formaban en los ojos de Brian.

Don continuó. “Ahora, Brian, tú sabes que tus gritos de ayuda son inútiles. Sin embargo, si tienes la necesidad de gritar, está bien. Los chicos gritones me excitan. Hay alguna cosas que necesitas saber plenamente.” Don hizo un gesto hacia la pared del fondo de la celda. “Fuera de aquí, tú eres el semental, tú eres el hombre. Aquí, eres un gato. Un magnífico gato, no me importa decirlo. Tras las rejas, los hombres cambian. Los hombres son manejados por pollas. Me entiendes hasta ahora?”

Los ojos de Brian mostraban desesperación pero su voz dijo, “Sí, señor.”

“Bien, Brian, bien.” Dijo Don. “Aquí, recuerda siempre que ya no eres más un hombre. No tienes permitido tener necesidades de hombre, estás aquí para satisfacernos. Pareces ser un chico muy atlético, tienes el cuerpo de un hombre. Sólo que ahora, eres un gato, un chico para follar, un chupa pollas. No es tu culpa, de verdad. Es una forma de vivir. La única diferencia es que ahora es tu modo de vivir. Entendiste?”

Brian ya no podía seguir mirando a Don. Su voz salió en un ronco susurro, “Sí, señor.”

Don suavemente subió el rostro del chico para volver al contacto de sus ojos. “Lo que está a punto de suceder puede ser llamado violación. Sentirás disgusto, odio y algo de dolor. Aprenderás a vivir así. Nosotros te diremos lo que queremos, lo que esperamos. Tu trabajo consiste en satisfacer nuestras necesidades y deseos. Cualquier intento de no obedecer resultará en dolor para ti. Cuando salgas de aquí, puedes pretender que aquí no ha pasado nada. O, puedes elegir contar lo que ha ocurrido. Si lo cuentas, la gente siempre te verá como “ese chico que fue violado en prisión”. Si lo cuentas, nosotros lo negaremos, el personal de la cárcel lo negará. Estas cosas no suceden. Si es necesario, diremos que te vendiste a nosotros con mutuo acuerdo. Al final, no tiene importancia. Lo entiendes?”

La voz de Brian se rompió en un sollozo. “Sí, señor.”

“Genial,  ahora te dejaremos ir. Comienza a desnudarte frente a nosotros.” Don finalizó.

Brian casi se cayó cuando los hombres lo liberaron. Le dio a Don una última mirada, esperando que fuera una mala broma, una travesura, alguna forma de iniciación. Miró hacia alrededor a los hombres.  Sus ojos le decían que no era una broma. Los dedos de Brian temblaban mientras desabrochaba los botones restantes del overol.

Brian temblaba cuando dejó caer el overol al suelo, Se sacó las sandalias y luego retiró el overol.  Sólo el bóxer azul lo protegía ahora. Los hombres estaban de pie alrededor, mirándolo. Los hombres llenos de lujuria lo miraban como si fuera una atractiva perra caliente.

Brian se sentía completamente humillado mientras sacaba sus bóxers. Cuando salió de ellos, los hombres miraban su cuerpo totalmente desnudo.

Don extendió la mano, tomando el pene de Brian en su mano. “Tienes buen paquete, Brian.” La otra mano de Don agarró el saco de pelotas de Brian. “Me gusta follar un chico con buen paquete. Le añade un poco de algo saber que un semental de gran pene está siendo un gato. Ahora, párate en la mesa y baila!”

Brian dijo, “Eh? Quiero decir, hacer qué señor?”

Don dijo, “Te volviste sordo? Ya me has oído, súbete en la maldita mesa, agita tu culo, baila alrededor, muéstranos tus cosas!”

Brian miró a la mesa. Caminó hacia ella. Los hombres maullaban mientras miraban el perfecto culo de Brian temblando mientras se movía hacía el mueble. Lágrimas caían por el rostro de Brian cuando se subió sobre la mesa.

Bruno le gritó, “Sacúdelo bebé, sacude tu máquina de hacer dinero!”

Las manos de Brian instintivamente cubrían sus partes privadas mientras daba un pequeño paso en la mesa.  Las lágrimas de Brian chocaban hacia abajo mientras se movía. Los hombres gritaban entusiasmados.

Ortez veía el monitor de video, riendo mientras la hombría de Brian Mckee era destruida.

Los hombres observaban cada uno de los débiles pasos de baile de Brian. Él a propósito mantenía su espalda pegada a la muralla, tratando de evitar que los hombres vieran su culo.

Ricky gritó, “Date la vuelta, el show es tu culo! Déjanos ver esa vagina!”

La cara y el cuello de Brian estaban rojos mientras lentamente daba la vuelta. Más maullidos sonaban en el momento que los hombres miraron el trasero del chico. El culo de Brian era verdaderamente una obra de arte. Intachable piel cubría el par de globos musculosos. No tenía ninguna abolladura, no habían pelos que hicieran imperfecto el hermoso trasero de Brian.

Dijo Don, “Inclínate hacia adelante, queremos ver tu agujero.”

Brian miró por encima de su hombro. Quería defenderse, quería mendigar. La expresión facial de Don le decía a Brian que tenía que cumplir. Brian se sintió hasta mareado mientras se inclinaba. Llegó hasta abajo y separó las mejillas de su culo.

Mientras mantenía su trasero abierto, los hombres estaban siendo saludados por un fruncido agujero rosa. Algunos pocos pelos rubios oscuros lo rodeaban. Todos los hombres tenían erecciones mientras contemplaban el pequeño agujero. Ricky nunca había follado el culo de un gato. Miraba el pequeño punto y se preguntaba cómo iba a conseguir meter su verga ahí.

Keith era generalmente un hombre muy callado. El cuerpo del chico lo había estimulado. Hasta que habló, “Mete un dedo en él, perra.  Moja tu dedo y luego mételo en tu coño, eres un perfecto y sexy gato!”

La voz de Keith era poderosa y autoritaria. Brian cerró sus ojos y lubricó su dedo índice con saliva. Sollozó en humillación cuando forzó su propio dedo dentro del hoyo de su culo. Los hombres rieron y aplaudieron cuando vieron el dedo del chico desaparecer dentro de su propio cuerpo.

“Muévelo,” Keith ordenó.

Los hombres hacían a Brian bailar, lo hacían acariciar su propio cuerpo. Una y otra vez  Brian recibía órdenes de que follara su propio culo, le hacían sacar lascivamente su lengua hacia afuera. Había tenido que jugar con sus propios pezones, incluyendo el más hinchado, el que estaba herido.

El rostro de Brian brillaba con lágrimas mientras los hombres lo hacían hacer su preforma. No sólo le hacían hacer cosas repugnantes, lo llamaban zorra, perra, puta, ramera y nombres que intentaban golpear su masculinidad.

Mientras Brian continuaba bailando, Don comenzó a desnudarse. El overol de Don cayó al suelo. Sus anchos hombros enmarcaban sus grandes pectorales peludos. Su estómago era plano y definido. Su polla estaba como carpa es sus blancos bóxers de algodón. Cuando Don quitó sus bóxers, la gran polla se liberó, golpeando su estómago.

El hombre de 38 años tenía un pedazo de polla. La mayoría de los hombres gay y las mujeres heterosexuales lo encontraban extremadamente atractivo. Tenía el rostro cincelado, una pequeña cicatriz hacía que una ceja estuviera más alta que la otra. Su cuerpo estaba bien, claros polvo de pelo cubrían la dura piel masculina. A diferencia de Brian, Don no era hermoso.  Era sensual,  viril y potente. Era rudo, el hombre rudo que existía en los sueños. Don estaba muy satisfecho con su cuerpo. Se puso de pie con los brazos cruzados viendo el baile del chico. Su poderosa herramienta se extendía por más de 18 centímetros desde el grueso arbusto de pelo. Sus pelotas colgaban en su peludo saco. Un suave aroma masculino salía de él.

Don miraba burlonamente el suave cuerpo de Brian moverse. Sonrió ante el regalo de Ortez. “Vamos baja, Brian, es hora de que pruebes el sabor de tu primer hombre.”

Brian estaba muy nervioso, mientras caminaba de la mesa hacia el banco se cayó. Se golpeó con fuerza en el piso con textura de cemento. Los hombres rieron mientras Brian se levantaba.

El tiempo parecía haberse detenido para Brian mientras caminaba hacia el hombre mucho más grande. Se ahogaba con sus propias lágrimas, preguntándose en qué cosa ese hombre iba a forzar a hacerle. Se puso frente a Don, sólo un pie separaba a esos dos cuerpos desnudos de hombre.

Don desplegó sus brazos y acercó al suave chico de oro contra su cuerpo peludo. El más bajo, Brian encontró una dura polla de hombre presionando contra sus abdominales y bajo pecho. Contuvo el aliento, el aroma a hombre le disgustaba.

Don mantuvo al chico cerca, encorvándose gentilmente contra la suave piel. Acarició la ancha espalda del chico, lentamente se movió hacia abajo hasta el tope de las burbujas de su culo. Suspiró al sentir la suave piel que cubría el firme culo del chico. Lo acarició suavemente, lo acarició torciéndolo.

Los ojos del chico estaban cerrados fuertemente, Don inclinó du cabeza hacia la del chico y amordazó los párpados de Brian. Su boca barrió la cara sin pelo del muchacho con pequeños besos. Apretó sus firmes labios masculinos contra los labios completamente suaves de Brian.

El estómago de Brian se revolvió cuando el hombre lo besó. La lengua de Don ahora estaba abriendo sus labios. La húmeda lengua estaba penetrando la boca de Brian. Brian sollozó cuando la lengua del hombre exploró, Brian reconoció el estilo del beso, es lo mismo que él les hacía a las chicas durante su corta vida como hombre.

Brian quería caerse muerto ya que se sentía como una perra besada por un varonil semental.

Don rompió el beso y comenzó a lamer las saladas lágrimas del chico. Su lengua lavaba el rostro de Brian. Guió al chico hacia una de las camillas sentando al chico en el delgado colchón. “Quiero lamer tu cuerpo, Brian. Sentir tu suave cuerpo. Quiero probarte!”

Brian se estremeció mientras miraba hacia abajo al duro hombre. Vio que el hombre comenzaba a moverse, sin saber qué iba hacerle. Los otros tres hombres miraban y esperaban su turno con el chico de oro.

Don sacó su lengua haciendo contacto con el cuello de Brian, Brian sentía repulsión.  Don dijo, “Sí, bebé, estoy poniendo mi lengua en tu cuello. Maldita perra hermosa!”

Don movió su cara, ahora estaba lamiendo el pecho del chico. Brian esperaba que nadie se enterara de esto. Nunca podría enfrentar a la gente si llegaran a saber lo que ahí estaba pasando.

Dijo Don, “Ahora chuparé tus pezones, Brian. Los chuparé muy bien, sin dientes, pero los chuparé bien, los dejaré tan duros como mi polla!”

Don chupó los pezones de Brian. Los pezones de Brian eran de un tamaño perfecto y respondían a la boca de Don. Mientras Don se hacía cargo de un pezón del chico con la mano aplanó el otro pezón. Disparos de agudo dolor se sentían cuando Don comenzó a ser demasiado rudo.

“Tienes unas agradables tetas, chico, lindas y grandes. Me gustan las tetas de los chicos, me gustan mucho, sólo hay una cosa mejor que  unas jugosas tetas de chico y eso es un gran culo de chico. Tú tienes todo eso, bebé, todo. Tetas hechas para torturar y un culo hecho para los penes. Mierda, no puedes ser más perfecto.” Don declaró.

Cada palabra que Brian oía golpeaba directamente a su ego. Las palabras se quedaban en la cabeza de Brian, cada palabra lo herían y lo avergonzaban. Esos hombres hablaban de él como cuando los hombres hablaban sobre una mujer.

Don cambió de lugar, sentándose ahora él en la camilla, “Llegó la hora que pruebes a tu hombre.”

Brian lo miró sin saber por dónde empezar, se fue hacia el cuello de Don. La boca de Brian estaba consumida por el primer saboreo de su conquistador. Brian estaba destruido.

Brian luchaba con las nauseas mientras lamía el cuello de Don. Don gruñó y flexionó su polla. Don sabía lo mucho que Brian estaba odiando el sabor de su piel. Don había perdido la cuenta de los muchos hombres que él había convertido en gatos con el tiempo. Él sabía que ninguno de ellos se comparaba con este niño.

La experiencia de Don haciendo desaparecer hombres era mucha. Él se consideraba a sí mismo como un experto. De vez en cuando, los hombres realmente disfrutaban ser usados. Este chico puede que no. Don entendía a Brian muy bien. Brian había usado a las mujeres casi de la misma manera en que estaba a punto de ser utilizado ahora. El chico era extremadamente atractivo, bien construido, obviamente un  chico hecho para las damas. Su gran polla había probablemente excitado y follado muchas mujeres. Don correctamente adivinó que ese chico gastaba un montón de tiempo admirando su propio rostro y cuerpo. Don se hizo la idea de que varios homosexuales deben haber quedado flechados con el heterosexual chico, esperando una oportunidad de ver o mamar la polla de éste. Correctamente pensó que el chico había sentido repulsión por los deseos homosexuales que algunos hombres tenían hacia él. Cuando Don terminara de romper a este chico, Brian sería mucho menos seguro de sí mismo, probablemente dudaría de su propia masculinidad, tendría pesadillas.

Don podría fácilmente haber comenzado haciendo que el chico chupara su polla o tomándolo por el culo. Para algunos hombres, esa era la manera correcta. No con este chico, este chico necesitaba ser quebrado. Don puso la boca de Brian de vuelta en la suya, dándole un profundo beso francés. La boca del chico no respondía. Don frotó su boca contra la lengua del chico, demostrando su control.

Don agarró al muchacho por su rubio pelo y guió el rostro de Brian hacia su peluda axila. “Límpiala, Brian, lámela, bésala, métele lengua!”

Brian miró la masa de pelos. Sus lágrimas se mezclaban en el peludo hoyo cuando metió la punta de su lengua en la piel. La axila sabía de la misma forma que Don olía, sólo que más fuerte, más masculina. El estómago de Brian daba vueltas y se batía mientras lamía la axila.

Don acariciaba el cabello y cuerpo de Brian mientras mantenía la cara del chico enterrada en su axila. Don estaba muy contento, realmente se prendía humillando al chico, “Ahora hacia el otro, bebé,” Don murmuró.

Keith, Ricky y Bruno hablaban mientras miraban. Brian podía oír cada palabra que ellos decían. Ellos discutían sobre que le harían chupar pollas, follarlo, incluso hacerle chupar sus anos. Escuchaba que hablaban sobre su trasero, su cuerpo, incluso del tamaño de su polla. Bruno se jactaba que su pene era mucho más grande que el de Brian. Brian nunca se imaginó estar en la cárcel, mucho menos con su boca enterrada en la axila de otro hombre. En ese momento, Brian hubiese deseado no ser tan atractivo.

Don empujó la cabeza de Brian más abajo. “Lame mi ombligo, niño, luego ya veremos sobre si darte de probar pene, quiero meter mi polla hasta tu garganta, pero puedo esperar.”

El rostro de Brian estaba peligrosamente cerca de la erección de Don cuando su lengua bañaba el estómago del hombre. El olor era aún más fuerte ahí abajo. Brian se encogió al ver una gota de líquido aparecer en la punta del pene. Le tenía miedo a su sabor, sabiendo que llegaría pronto.

Brian trató de ganar tiempo, lamiendo cuidadosamente el estómago de Don, sin olvidar ningún lado. Don sabía lo que el chico estaba haciendo, pero no le importaba. Quería mantener la esperanza en el muchacho, eso pensaba Don. Todos en el tanque, incluido Brian sabían lo que iba a pasar.

Bruno miraba al heterosexual chico, no podía esperar verlo tomar una polla en su boca. Bruno no hubiese esperado ese tiempo tan largo, Bruno ya estaría follando el agujero del culo del muchacho. Un niño como ese necesitaba que lo tomaran, necesitaba una buena y dura follada. Bruno observaba al hermoso niño. Sí, Bruno pensó, voy a follar bien a este chico!

Don dijo, “Ponte entre mis piernas, Brian, lame mis pelotas, lamelas muy bien, luego chúpalas dentro de tu boca, dales vuelta alrededor en esa linda boca tuya.”

Brian dijo “Por favor, no me haga hacer eso, por favor, señor”

Don miró a Brian en los ojos. “Voy a fingir que no dijiste nada, porque rogaste realmente bien, chico. Ahora haz lo que te dije.”

Don separó más sus piernas para darle a Brian un mejor acceso. Sintió caer una lágrima de Brian en sus pelotas. Suspiró cuando el chico se puso en posición.

Brian tenía arcadas cuando su cara estaba profundamente enterrada en la entrepierna de Don. Puso su lengua en el arrugado saco, y le dio la primera lamida. Un poco de pelo se pegó en la lengua de Brian. Brian exhalaba, su estómago estaba revuelto, Brian sabía que estaba a punto de vomitar encima del hombre. El chico tuvo que tragar el vomito de vuelta.

Su boca se llenó con el sabor de su propio vómito y con el fuerte sabor del saco de pelotas de Don. Brian lloraba en silencio mientras lamía y chupaba las fuertes nueces.

Brian escuchaba a los hombres reír cuando se alternaba desde una pelota a otra. Brian finalmente dejó correr sus lágrimas. Ahora tenía 3 pelos perdidos en su boca.

“Chupa ambas al mismo tiempo, bebé, dales un baño en tu sexy pequeña boca caliente!” Don exigió.

Brian abrió sus mandíbulas lo más grande que pudo. Finalmente usó sus dedos para meter ambas de las pelotas del hombre dentro de su boca al mismo tiempo. Las pelotas estaban calientes, llenando la boca de Brian. Don gimió y le acarició la espalda al muchacho.

“Buen trabajo, bebé, buen increíble trabajo, ahora besa la cabeza de mi polla!” Dijo Don.

Brian no rogó esta vez. Miró la esponjosa punta de la polla del hombre. Una cadena pegajosa corría por ella. Brian se armó de valor y sacó su lengua fuera. Lamió el pegajoso rastro, sus papilas gustativas se cubrieron con la pre lubricación.

El sabor no era nada comparado a las cosas que había probado Brian anteriormente. La sustancia viscosa era espesa, pegajosa y salada. Tenía un sutil sabor salado, como un pepinillo, tenía un fuerte sabor masculino, similar al sabor de las pelotas de Don.

“Coloca esos lindos labios alrededor de mi polla, Brian. Coloca tu boca sobre mi polla!” Don guió la cabeza de Brian. Brian endureció su cuello por algunos segundos, entonces fue cuando el fuerte hombre forzó su boca hacia abajo.

Brian tenía casi 5 centímetros de pene en su boca. Brian cerró sus ojos cuando Don dijo, “Más bebé, más, envuelve tu lengua alrededor de todo el largo, baja por ella, chúpala! Chupa bien mi pene, lindo gato!”

Las mejillas de Brian sobresalían cuando Don la jorobaba hacia arriba. Brian había perdido todo hasta ahora, no podía resistirse. Corrió su lengua alrededor del duro tubo y trató de chuparlo.

Don recompensaba los esfuerzos de Brian con gemidos y gruñidos. Dejó que el chico se acostumbrara a chupar la polla, entonces agarró las orejas de Brian. Don uso las orejas de Brian como manubrios. Bombeaba la cabeza de Brian arriba y abajo, bajaba cada vez más la cabeza de Brian. La arcada de Brian fue el reflejo que decía que había llegado al punto final.

“Sí, bebé, eres un chupa pijas, ahora, un verdadero chupa pijas. Y mira, que dulces mejillas, pensabas que eras una especie de semental. No tienes mucho de hombre ahora, verdad? Pene en tu boca, chupas bolas, eres un gato limpia penes ahora! Y yo soy el que te hice, tu eres mi puta! Chupa mi pene, zorra!” Don gimió.

Brian encontró más y más polla entrando en su boca con cada golpe. Programaba su respiración, estaba aprendiendo.  Entonces Don cambió las reglas, empujó la cabeza de Brian hacia abajo hasta el fondo, la cabeza de la polla de Don penetró la garganta de Brian.

Mientras Brian luchaba por respirar, Don gritó, “Tu profunda garganta de gato está haciendo que me corra!”

Don la sacó de la garganta de Brian pero dejándola dentro de la boca y comenzó a disparar. La esperma de Don llenó la boca de Brian, sus mejillas se hincharon más. Brian no sabía qué hacer con el semen. Las pelotas de 38 años de Don tiraron 6 grandes disparos dentro de la boca de 17 años.

Don sonrió y dijo, “Trágalo, Brian. Traga el jugo de papi!”

Brian tragó, el espeso líquido bajaba por su garganta. Brian se sentía como la forma de vida más baja del planeta. Brian se había convertido en un chupa pijas.

Don dijo, “Okey, chico, tienes más pollas que chupar. Me descargaste por el momento. Keith es el siguiente, cariño. Ponte a trabajar!”

Ortez había conseguido un ligero aumento de su polla viendo a Brian McKee siendo reducido a un chupa pollas. Sacudió su cabeza, riendo, el blanco joven se mofaba que ahora era un traga semen! Quería llamar a uno de sus amigos, tenía que llamar a alguien.  Una idea vino a la mente de Cortez, si lo contaba, podría tener un amigo que lo acompañara a mirar!

La boca de Brian todavía sabía al semen de Don. Sus mandíbulas estaban adoloridas, su boca cansada, incluso su lengua se sentía raspada. Don simplemente le había ordenado chupar la polla de Keith. Después de Keith, tenía dos pollas más que servir.

Keith era sólo un poco más alto que el chico dorado, de alguna manera esto hizo que Brian se sintiera peor. En una justa pelea, Brian habría tenido una oportunidad contra Keith. Nada de justicia había en ese tanque carcelero.

Keith miró al heterosexual chico que estaba parado frente a él. “Qué estás esperando, perra! Desabrocha mi maldito overol, desnúdame! Tienes que trabajar para tener esta polla!”

Keith no tenía sentimientos hacia los gatos, los gatos eran simplemente una cosa para usar y abusar. Eran sustitutos de mujeres. En la realidad, Keith tenía muy pocos sentimientos, además del sexual por las mujeres. Keith jamás había besado a un gato, rara vez había besado a una mujer. Keith era un hombre que no le interesaba si su pareja disfrutaba del sexo, todo se trataba sobre satisfacer sus propias necesidades. Los gatos podían chupar su polla y eso era todo lo que importaba.

Keith disfrutaba humillando gatos. Disfrutaba mostrar su dominación. Es por eso que estaba haciendo que el niño lo desnudara. Era una cosa de control para Keith y era una cosa de sexo.

Vio las manos del gato temblar cuando desabrochaba los botones del overol. Fríamente pensó en como el niño había crecido, sabía que el niño era un arrogante mocoso. Sólo hace unas pocas horas antes, el niño había sido un semental y  ahora estaba siendo sumiso.

Keith miró hacia la cara del gato, era un niño muy guapo. Esos malditos labios eran demasiado hermosos para la boca de un hombre, estaba seguro que se verían bien envueltos alrededor de su polla. El niño deslizó el overol fuera del cuerpo de Keith. Keith ni siquiera se tomo la molestia de moverse para que saliera.

Keith señaló hacia su barra, “Ponte a trabajar, marica, está florecida para ti!”

Brian miró a su alrededor con profunda vergüenza, ninguno de ellos sentía pena por él. Se arrodilló, la segunda polla que tenía que chupar comenzaba a entrar en su boca. Tenía cerca de 15 o 16 centímetros de largo. Era delgada y tenía una gran cicatriz de circuncisión. Estaba cerca del 90% erecta. Brian podía ver las venas marcándose en ella. Podía ver el tubo que eventualmente dispararía semen dentro de su boca.

Brian se inclinó hacia adelante y abrió su boca. Keith dejó escapar un silbido cuando su pene desapareció dentro de la boca del gato. “Sí, marica, toma mi pene, saca mi carga fuera de él.”

Keith dejaba que Brian hiciera todo el trabajo. Las mandíbulas de Brian dolían cuando se movían arriba y abajo en el paquete de Keith.  Brian recordó lo que Don le había dicho que hiciera. Brian sólo quería que el violador se corriera rápido para acabar de una vez con él.

Keith sintió los trucos que Brian estaba haciendo. El gato era un rápido aprendiz, sólo era su segunda polla y ya mostraba ser una real promesa. Keith sabía que Brian estaba tratando de que él  se corriera rápidamente, pero a Keith no le importaba. Keith simplemente quería vaciar sus pelotas en la linda boca del chico, dejó que la mágica boca del chico trabajara.

“Maldito marica chupa pollas, trabaja mi polla! Ahh, lo haces bien, maricón, realmente bien. Te voy a dar tu recompensa muy pronto, chúpala, maldito gato enfermo!” Keith era fuerte mientras elogiaba al nuevo chupa pijas.

Keith sintió que sus pelotas estaban por explotar, el gato tenía talento, sería un gran chupador de pollas durante el  tiempo que estuviera en el tanque. La boca del chico era resbaladiza, su lengua cálida, todo era bueno. Keith había tratado con un montón de gatos. Algunos de ellos eran completamente maricones, intentando actuar como inocentes palomas. Este era un chico hetero, un marica hecho por la prisión. A veces, cuando los contras crean a un marica, el gato se vuelve completamente hacia el otro camino. Sabía que éste no era así. Brian podía chupar, lamer, Brian podía ser obligado a ser un gato, pero Keith sabía que a este niño nunca le gustaría eso.

Cuando las pelotas de Keith comenzaron a bombear su jugo dentro de la boca de Brian , Keith gritó, “Trágatelo, maldito marica enamorado de las pollas!”

Keith tiró su carga dentro de la boca del gato, luego sacó su polla, alejándose aburrido. El marica tenía dos pollas más que chupar, antes que el gran quiebre comenzara.

Keith se tendió en su camilla, quería relajarse mientras sus pelotas se volvían a cargar. Además, Bruno era el siguiente. El niño iba a aprender más sobre pollas de lo que nunca se imaginó. Keith sonrió pensando sobre el gran tamaño de la polla del latino, ese carajo iba a estar harto rato en shock en el monstruoso pene de Bruno!

Antes de que Keith incluso tocara su camilla, Bruno ya estaba desnudo. El hombre italiano mexicano tomaba su impresionante verga con las dos manos. “Ven aquí, pequeña marica blanca!” Bruno lo llamó.

Brian miró, “Oh, mierda no,” Brian pensaba que estaba mirando algo que era falso.

El oficial Ortez llamó a Will Bates. Will y él habían sido mejores amigos desde la escuela. Ambos habían estado en el equipo de fútbol del colegio. Ortez le contó a su amigo lo que estaba pasando, los dos rieron. Bates iba a llegar con su hermano menor, Steve. Steve y Brian estaban en el mismo curso.

Cuando Bates colgó, le dijo a Ortez que lo vería en un par de minutos. Ortez fue al vestíbulo, para explicarle al oficial de guardia que habían unos invitados que estaban por llegar.

Ortez volvió hacia los monitores para ver a Bruno cerca de Brian. Vio la pieza de carne balanceándose en Bruno. Ortez habló en voz alta hacia sí mismo, “Pero qué mierda?”