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Oficial Valentín 1 (El novato y el exterminador)

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OFICIAL VALENTÍN – CAPÍTULO 1: EL NOVATO Y EL EXTERMINADOR

El novato oficial Jake Valentín estaba en su primer “paseo” oficial con su nuevo compañero, el veterano oficial Bruce Gardner. Gardner era una leyenda en la zona de Filadelfia. 20 años en las fuerzas armadas y en el campo de batalla le habían ayudado a concederle el sobrenombre de “El Exterminador”, por algunos de los jóvenes delincuentes que había ido arrestando por las calles a través de los años.  Con 42 años, caucásico, casado, padre de 2 adolecentes, su cuerpo estaba extremadamente en forma para un hombre de su edad, ya que lo trabajaba regularmente. El Oficial Valentín se asombró cuando supo que él iba a ser su compañero de trabajo. Valentín tenía sólo 21 años, estaba recién salido de la academia de policía y con ganas de dejar su huella en la comunidad.  Él era lo que Gardner llamaba “mojado por detrás de las orejas”, lo que significaba que tenía mucho que aprender acerca de lo que significaba ser un verdadero oficial. Pero por suerte para Valentín, Gardner era un buen profesor.

Condujeron a través de las calles del norte de Filadelfia, a través de algunos de los más desfavorecidos vecindarios. Violencia callejera, turba de pandilleros, tiroteos, narcotráfico, todo estaba en este pequeño bolsillo del mundo, al que la mayoría de los afroamericanos llamaban hogar. Gardner le dio varios consejos útiles a su compañero, cosas a tener en cuenta para el que quiere asegurarse ver otro mañana. (Cosas como; “ten cuidado de todos, SIN excepciones! Mantente siempre consiente de tu entorno! Mantén tus ojos abiertos! Mantente alerta! Y nunca bajes la guardia!”). Era mucho lo que tenía que aprender el niño sobre los suburbios en un solo día.

Mientras estaban en la mitad de su turno (que había consistido en ayudar a detener 2 peleas callejeras, dirigir el tránsito alrededor de un grave accidente automovilístico y ayudar a los bomberos a colocar conos alrededor de una casa en llamas) les llegó una llamada por violencia doméstica. Pusieron las sirenas a sonar y rápidamente aceleraron por las calles hasta llegar a la dirección que les dio el GPS. Subieron las escaleras y golpearon firmemente la puerta. Dentro, se podían escuchar los gritos de una mujer pidiendo ayuda. El Oficial Gardner rompió la puerta principal, luego los dos oficiales entraron con sus armas cargadas.

“POLICÍA! ” gritó Gardner, inspeccionando la primera habitación de la casa.

"¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor! ¡¡Él me matará!!" gritaba frenéticamente una voz femenina. Gardner y Valentín corrieron hacia donde se escuchaba el disturbio. Llegando al dormitorio principal encontraron a un desnudo hombre negro de mediana edad encima de una joven mujer desnuda también de raza negra, el hombre la mantenía inmovilizada, tratando de que su gigante erección se metiera entre sus piernas.

“POLICÍA!” gritó el oficial Gardner, apuntando con su arma al hombre. “Deja a la mujer, AHORA!”

“Te puedes ir a la mierda! Esta es mi PERRA! Puedo FOLLARLA cuando quiera!” respondió el hombre, rabioso, mientras empujaba sus caderas hacia adelante, golpeando su polla contra la vagina. El Oficial Valentín tuvo una clara visión de los genitales expuestos  de la mujer mientras el hombre intentaba adentrarse en ella.

“Te lo advierto, libera a la mujer ahora!” insistió Gardner.

“Sáquenmelo de encima!!” exclamaba la desesperada mujer, sintiendo la dura erección entrando en ella de un solo golpe. Valentín miró en shock mientras veía la gigante polla del hombre negro desaparecer en la vagina, entrando entre las separadas piernas de la mujer.

“Tienes buenos reflejos, Valentín?” preguntó Gardner, sin recibir respuesta alguna de su prácticamente adolescente compañero, que se encontraba como una estatua con los ojos muy abiertos mirando la escena. “VALENTÍN!” gritó Gardner, finalmente logrando la atención del chico. “Tienes buena visión?”

“Sí… sí, señor!” respondió Valentín.

“Bien, mantenme cubierto!” dijo Gardner, desenfundando su arma mientras corría hacia la cama a toda velocidad. El hombre estaba dando cortas embestidas dentro de su novia, follándola fuerte cuando Gardner empujando con todas sus fuerzas a la pareja, los tres cayeron hacia el otro lado de la cama, retorciéndose en la caída.

El Oficial Valentín no sabía qué hacer mientras sostenía el arma firmemente, mientras su compañero mayor peleaba con el hombre desnudo. Mientras luchaban, la mujer logró liberarse y correr hacia el joven oficial. Valentín vio a la desnuda mujer corriendo hacia él, sus senos rebotaban como globos de agua a medida que se acercaba más y más. Cuando se acercó envolvió sus femeninos brazos alrededor del fuerte cuello del oficial por protección, sus pechos prácticamente tocaban el rostro del joven policía, mientras lloraba histéricamente para que los oficiales no le hicieran daño al hombre.

Gardner luchó contra el hombre negro de 30 años de edad, que parecía tener la fuerza de 2 hombres. Alto en adrenalina, era como luchar contra un tigre mientras los dos hombres se agarraban, tiraban y golpeaban el uno al otro como si fueran gladiadores. El oficial Gardner finalmente consiguió la ventaja cuando logró posicionarse encima de él, golpeando la cabeza del hombre contra las tablas del suelo, aturdiéndolo momentáneamente, mientras que rápidamente le restringió los brazos detrás de la espalda usando sus esposas. Luego cayó de espalda en el suelo, exhausto por la lucha, mientras intentaba recuperar el aliento y limpiar un hilo de sangre que salía de su labio sangrante. Miró hacia la puerta para encontrarse con su joven compañero consolando a la desnuda mujer. Se rio para sí mismo cuando notó que los ojos del novato nunca dejaron de ver los pechos de la joven. Incuso parecía que tenía una erección mientras trataba de mantenerla en calma a la chica.

El oficial Gardner levantó al hombre del suelo con sus brazos y luego lo dejó en una silla cercana. El hombre negro tenía mediana estatura, piel café oscuro, con un suave tono muscular y con una furiosa erección que babeaba un suministro interminable de líquido seminal, incluso mientras su adolorida cabeza se balanceaba hacía adelante y hacia atrás producto del golpe y de la inconciencia.

“MALDITO BASTARDO!” se escuchó el grito de la mujer a través de la habitación. Valentín tenía sus brazos alrededor de la chica, sosteniéndola mientras ella miraba con ojos furiosos a los ojos de Gardner. “VÍ lo que le hiciste! No tenías que golpear su cabeza contra el suelo de esa manera! Eso era innecesario! Eso es BRUTALIDAD POLICIAL!”

“Por favor,  señorita, cálmese!” insistió Valentín, tratando de calmar la situación. Gardner no le contestó, simplemente sonrió para sí mismo, sabiendo cómo terminaban resolviéndose generalmente estos casos de violencia doméstica. Sabía que llevar al hombre a la estación de policía no sería una buena idea, ya que lo más probable era que la mujer nunca presentara cargos. Gardner miró al hombre desnudo, luego comenzó a escanear la habitación con sus ojos expertos. En la parte superior de la cómoda, vio una pequeña bolsa de plástico, con trazas de una sustancia blanca en polvo en su interior. Gardner agarró el paquete y lo observó con mayor detención.

“Él se había estado drogando?”

“Tú no puedes tomar eso! Eso es ilegal!” gritaba la mujer, arañando las manos de Valentín mientras él la agarraba fuertemente.

“Qué es esto? Cocaína?” pregunto Gardner, sospechosamente.

“No lo sé! Tendrás que preguntarle a ÉL!” dijo la mujer, desafiante.

“Estaba consumiendo drogas antes de atacarte?” preguntó el oficial.

“No lo sé! Tendrás que preguntarle a ÉL!” respondió la mujer.

“Estás DROGADA también? Te estabas drogando con él? Preguntó Gardner.

“No lo sé!” repitió la mujer.

“Nunca antes había visto esta marca en particular.  De dónde sacaste este paquete?” preguntó Gardner.

“No lo sé! Tendrás que…”

“Preguntarle a ÉL, ya lo sé!” finalizo Gardner, tirando el vacío paquete de vuelta a la cómoda. Luego desposó al hombre, dejándolo aturdido en la silla mientras caminaba frente al oficial Valentín mientras el joven sostenía a la desnuda mujer, dirigiéndose hacia la puerta principal. El agarre del oficial Valentín se suavizó sobre la mujer mientras trataba de descifrar qué estaba haciendo su compañero.

 “Quita tus putas manos de encima!” gritó la mujer, escapando del agarre de Valentín. “Y vete de mi casa, apestoso  CERDO!”. Valentín parecía confundido mientras lentamente se dirigía hacia la salida, siguiendo a su compañero hacia la puerta principal. Volviendo a su patrulla, las luces seguían parpadeando, mientras se abrían paso a través de los curiosos vecinos.

“Por qué no los arrestamos?” preguntó Valentín, entrando en la patrulla en el asiento de pasajero.

“La mujer nunca iba a presentar cargos y además habríamos tenido que estar en la sala de escuadrones escribiendo documentos toda la noche sólo para que ella le dijera a un juez que irrumpimos en su casa y golpeamos a su pobre y patético novio” suspiró Gardner. “Y? estoy listo para una hamburguesa.”

“Pero… qué pasa con las drogas?” preguntó Valentín, mientras Gardner apagaba las luces de la patrulla y se dirigía caminando calle abajo hacía su hamburguesería favorita.

“Hay algunas cosas de las que debes tener cuidado, una vez que estas el suficiente tiempo dentro de las Fuerzas.” anunció  Gardner, mientras él y su compañero se alejaban de “The Burger Joint” en la esquina de las calles Oxford con Reed con sándwiches y bebidas en sus manos. “La mayoría de los casos domésticos son un peso muerto. A no ser que la mujer esté completamente maltratada, sangrando, o casi en estado de coma, no pasa nada, lo más probable es que la mujer retire los cargos antes de que puedas incluso terminar el papeleo! Particularmente esto pasa con los pobres y los negros! Esas clases de mujeres tienden a amar ser golpeadas por sus cónyuges la mayor parte del tiempo!” dijo Gardner, mordiendo dentro del grasiento Kétchup junto a la chorreante hamburguesa.

“mmm, no es ese un comentario racista, Bruce?” preguntó Valentín, caminando hacia el lado del pasajero de la patrulla de policía.

“Cuando has sido policía por tanto tiempo como yo, te das cuenta que un hecho es un hecho, independiente de si es políticamente correcto o no”, dijo Gardner, sorbiendo el fondo de su bebida  gaseosa. “Hay una razón por la cual las cárceles están llenas de negros en vez de blancos. Los negros son animales. Son incivilizados. La mayoría trafican o usan drogas, golpean a sus mujeres y se reúsan a hacerse cargo de sus hijos. Se matan los unos a los otros por cosas estúpidas. Y los mexicanos y los puertorriqueños son los peores. Todo lo que hacen es mendigar, follar, multiplicarse y ensuciar los vecindarios en donde viven. Ninguno de ellos es digno de confianza, te cortarán la garganta tan pronto cuando te miren. Así que tendremos que asegurarnos de cuidar nuestras espaldas el uno al otro cada vez que estemos cerca de ellos”, le advirtió Gardner. Valentín asintió la cabeza, procesando todo lo que le estaban diciendo esa noche. No estaba seguro si su compañero mayor era realmente el experimentado oficial respetado que creía que era, o simplemente era otro policía racista. El jurado de su mente aún estaba en eso. “Ah sí, y UN hecho más que deberías recordar…” sonrió Gardner mientras encendía el auto y el motor comenzaba a funcionar…”una vez que te vuelves negro, nunca vuelves a ser bueno.” dijo riendo, mientras se retiraba hacia la acera.

Condujeron por unas pocas cuadras, consumiendo sus hamburguesas y bebidas, mientras mantenían un ojo de águila abierto sobre las calles por posibles problemas. Jake Valentín pensaba en las declaraciones de Gardner y se preguntaba si había alguna verdad en las cosas que dijo. Sentado en la patrulla miraba a la gente negra mientras caminaban e interactuaban en las calles del vecindario que resguardaban. El joven oficial se centraba más en los hombres que en las mujeres, ya que los hombres negros tenían mayor probabilidad de cometer crímenes. Vio a dos hombres reunidos en una esquina conversando y se preguntaba si eran traficantes de drogas. Vio a un joven adolescente corriendo por la calle y se preguntaba si le hubiese robado a alguien. Un auto pasó junto a ellos con cuatro hombres adentro y se preguntaba si tenían armas. Jake nunca antes se había sentido así con las personas negras. Gardner lo había cambiado subliminalmente? Alimentándolo con sus propios miedos? O esta gente realmente parecía sospechosa?

“Dime algo, Jake…” dijo Gardner, sorbiendo de su refresco a través de su bombilla.”…todavía eres virgen?”

“Virgen?” rio Valentín. “No.” simplemente respondió.

“Cuándo fue la última vez que te chuparon la polla?” preguntó Gardner, creando una mirada de sorpresa en su compañero. “Alguna vez has estado con una chica negra?”

“A qué va todo esto?” preguntó Valentín, avergonzado por la seguidilla de preguntas.

“Nada.” Sonrió Gardner, recostándose cómodamente en su asiento. “Es que yo por casualidad conozco a una buena chica negra que chupa cualquier polla. Pensé que podrías aceptar ese desafío, eso es todo.” Sugirió Gardner. “Te lo digo hijo, nunca te han chupado realmente la polla hasta que no has tenido un par de negros labios alrededor de ella! Esa gente conoce ciertamente como chupar una polla!”

Jake Valentín estaba perturbado por los últimos comentarios de su compañero, pero de todos modos pensó por un segundo en la última vez que le trabajaron la polla. Fue con su novia Sally.  Ella era demasiado tensa cuando se trataba de sexo, y nunca participaba en nada que fuera demasiado salvaje o extenuante. Le tomó a Jake un año completo que ella le besara la polla. Ni hablar de chuparla. Luego otros 6 meses para que tuviera sexo con él. Incluso ahora luego de 2 años de relación ella insistía en usar condón. Jake no podía dejar de imaginar cómo se sentiría su verga sumergida dentro de la boca de alguna chica negra. El pensamiento tenía su polla doblada dolorosamente dentro de sus calzoncillos.

“Entonces, que dices hijo? Quieres conocer a mi chica? Ella es una verdadera sorpresa!” lo tentaba Gardner, bajando por la calle Sydner. Dándose cuenta de la protuberancia en los pantalones del chico, bulto que también había visto cuando sostenía a la chica negra en la casa.

“Tengo una novia.” Respondió Valentín. “Estoy felizmente satisfecho con ella. Gracias.”

“Y yo estoy casado, entonces cuál es tu punto?” preguntó Gardner. “No te estoy pidiendo que dejes a tu mujer y te cases con la perra! Sólo que te relajes un poco!” Gardner redujo la velocidad de la patrulla mientras Valentín comenzaba a notar a varias chicas cruzando las calles. Ellas estaban vestidas con altos tacones y mini faldas. Fue entonces cuando de repente se dio cuenta que las chicas eran prostitutas. Gardner acercó el carro policial hacia una de ellas, una alta negra de cabellera rubia con traje de una pieza y tacones de aguja.

“Melocotones!” llamó Gardner, sonriendo como un gato, mientras la alta chica de cabellera rubia se volteó y caminó hacia ellos.

“Bruce!” dijo ella de vuelta, caminando con fuerza mientras se dirigía hacia los dos hombres. Se agachó a la altura de la puerta del conductor, quedando cara a cara con el oficial Gardner. “Dónde has estado, guapo?” No te he visto en mucho tiempo.”

“Entrenando al chico nuevo.” Respondió Gardner, inclinando la mirada hacia su joven compañero.

“Hola. Eres lindo. Yo soy Melocotones!” dijo la mujer, estirando su brazo a través de la ventana del conductor, pasando frente al oficial Gardner, mientras suavemente le daba la mano a Valentín.  El joven policía parecía avergonzado mientras la prostituta lo miraba como un nuevo pedazo de carne. “Entonces… estás buscando lo de siempre?” preguntó la mujer, retornando su atención hacia Gardner.

“Lo sabes, cariño.” Sonrió Gardner.

“Lugar habitual, 5 minutos.” Dijo la chica, poniéndose de pie y caminando a través de la calle hacia dentro de un callejón. El oficial Valentín observó a la sensual mujer meneando sus caderas a través del camino, su grande y gordo trasero femenino rebotaba hacia todos lados.

“Esta es la parte de la iniciación que de seguro te va a gustar, novato.” Aseguró Gardner, conduciendo la patrulla dentro del callejón detrás de la prostituta.

“Qué estamos haciendo aquí, Bruce?” preguntó Valentín, preocupado de que su nuevo compañero tal vez estuviera a punto de hacer algo ilegal.

“Qué es lo que parece, niño?” Estamos aquí para que nos chupen las pollas! Cuál es el problema?”

“Está hablando en serio?” preguntó Valentín, incapaz de creer lo que sus oídos escuchaban. “Ella es una prostituta! Y estamos en nuestra ropa de servicio, señor!”

“Y? Cuál es tu punto, novato?”

“Sé que soy nuevo en la Fuerza, señor… pero esto no es ilegal?”

“Es uno de los beneficios adicionales del trabajo, novato! Tomamos la mierda de la gente todo el día! Pendejas ingratas que nos maldicen por detener a sus maridos que les patean el culo! Prostitutas que nos gritan por arrestar a sus abusivos proxenetas! Hasta las víctimas de violación por no haber estado a la distancia de sus gritos, cuando no deberían andar caminando a través de callejones oscuros en primer lugar! Sin mencionar la mierda que tomamos de la municipalidad y de la oficina del alcalde! Y los medios! Y de cualquier otro idiota que decida que es temporada abierta para atacar policías! Entonces perdóname si encuentro unos pocos minutos para mí mismo mientras una linda chica se ofrece a chuparme la polla en un callejón oscuro!  Pero creo que me lo he ganado!” predicó Gardner, desabrochándose el cinturón de seguridad mientras rápidamente salía de la patrulla.

Valentín miró a su compañero caminar alrededor de la parte delantera del auto, luego se paseó hacia un callejón lateral entre edificios donde la chica negra estaba esperando. Vio a las dos personas haciendo un breve intercambio de palabras y luego la prostituta se puso de rodillas. El oficial Valentín dio vuelta su cabeza para darle privacidad a la pareja después de ver que la chica bajaba el cierre del pantalón policial de su compañero y sacaba su polla erecta. Ella cerró sus labios alrededor de la erección y movió su cabeza hacia adelante y hacia atrás mientras la verga desaparecía a través de su garganta.

“Mierda!” suspiró Valentín, frustrado mientras su creciente polla se doblaba dolorosamente en su entrepierna. Pensó nuevamente en su novia, tratando de pensar en una de las últimas veces que consiguió una medio decente mamada de su mujer. Lo gracioso, es que no pudo recordar ninguna. Por lo tanto, tuvo que desempolvar su memoria y recordar hacía antes de conocerla, en un tiempo antes de que fuera un oficial policial. Su polla logró una instantánea erección.

Volviendo al callejón, pudo ver la oscura silueta de la negra prostituta en sus rodillas chupando al blanco policía. Tenía una clara visión de su polla moviéndose hacia adelante y hacia atrás en su boca.  Gardner era un tipo duro, agarró a la chica fuertemente de la cabeza y comenzó a follar su rostro con largas y fuertes embestidas. Valentín no podía creer que la chica pudiera tomar una follada tan dura sin gaguear ni vomitar, pero luego pensó que siendo prostituta probablemente ha tenido toda una vida de experiencia tomando pollas. El oficial Valentín fingió no mirar cuando vio a la sombra de Gardner comenzar a temblar. Gardner empujó su polla hasta atravesar la garganta de la chica y la mantuvo ahí. Valentín escuchó a su compañero jadear, luego gritar suavemente mientras tiraba lo que parecía ser un galón de semen policial dentro del estómago de la chica. Ella jadeó y jadeó unas pocas veces, pero se las arregló para tomar la corrida entera, drenando al policía de cada centímetro cúbico de su semilla. Valentín giró su cabeza de verdad esta vez, no queriendo ser pillado viendo a su compañero correrse. Pronto, Gardner regresaba dentro de la patrulla. Valentín se dio cuenta que se veía mucho más relajado.

“Tu turno.”

“Uh?”

“Ella te está esperando. Es tu turno.” Repitió Gardner.

“Mi turno para qué?” preguntó Valentín.

“De una mamada, tonto! Ella está esperando para chupar tu polla!” dijo Gardner sin rodeos.

“No quiero una mamada.” Rechazó Valentín.

“No quieres una mamada?” preguntó Gardner, sonando asombrado. “Qué hombre no quiere una mamada?”

“Quiero decir, no quiero una en estos momentos, estoy de servicio!” corrigió Valentín. Gardner se echó a reír, sacudiendo la cabeza como si no pudiera creer lo que oía.

“Estás rechazando una mamada caliente porque está de servicio? Qué estás tratando de hacer, ganarte una insignia por mérito? Esto no es Boyscouts, niño! Esto es la policía! Nos disparan, maldicen, abusan, acusan, atacan y menosprecian todo el tiempo! Estamos en la línea frontera, todos los días! Combatimos drogas, proxenetas, prostitutas, ladrones, traficantes, adictos, asesinos, violadores y todo lo que esté entre medio! Nunca sabemos qué día de la semana será nuestro último día! Si quieres ser un policía de esta fuerza, te sugiero bajarte de tu gran caballo y comenzar a doblar un poco las reglas!”

“Pero…”

“Sin peros! Vi cómo te excitaste cuando esa chica desnuda se aferró hacia ti en esa casa hoy día! Te vi cómo le mirabas el coño mientras ese hombre se la follaba! Apenas podías escuchar mis órdenes por concentrarte tanto en ella!”

“Qué tiene que ver eso con todo esto?”

Gardner extendió su mano y la colocó en la entrepierna de su compañero, apretando su erección.

“Oye!” gritó Valentín, agarrando la muñeca de Gardner. Pero Gardner se mantuvo firme, teniendo un buen tacto de la polla del joven oficial.

“Bueno, para empezar no deberías caminar tratando de disimular ESTO!” dijo el oficial mayor, soltando la entrepierna del joven. Valentín se retorció en su asiento, completamente avergonzado de su propia erección. “Tu erección pudo habernos costado la vida a alguno de nosotros! Dudabas en la acción, mirando fijamente el coño de una mujer desnuda cuando deberías haber pensado en el trabajo!” argumentó Gardner. Valentín parecía sin palabras. ”Nadie lo sabrá, niño.” Susurró Gardner, convirtiéndose en un insecto en su oído. “Por ese callejón hay una bonita chica de rodillas esperándote. Todo lo que tienes que hacer es salir del auto, caminar donde ella y ella hará lo que tú quieras!”

Valentín no pudo evitar mirar hacia el callejón. Vio a la chica de pie a mitad de camino por el callejón, esperando impaciente con una mano en la cadera como si definitivamente tuviera muchas mejores cosas que hacer con su tiempo.

“Pero nosotros somos oficiales de la ley. La Academia dice…”

“La Academia no está aquí! Sólo estamos tú, yo y ella! Mira, tu eres un HOMBRE! Qué estás esperando? Por qué vas a caminar con tus pelotas llenas cuando hay alguien esperando para drenarlas?” razonó Gardner. “Ella se toma las corridas! A ella le encanta tragar semen de policía!”

La polla de Valentín no podía estar más dura. Con mente propia, abrió la puerta del lado del pasajero de la patrulla y nerviosamente siguió su camino por el callejón. Miró hacia atrás nerviosamente un par de veces, asegurándose de que Gardner no estuviera jugándole una broma. Sentía como si estuviera siendo grabado por cámaras, la mitad de él esperaba que las cámaras salieran en cualquier momento.

“Hola.” Dijo él, tratando de controlar sus nervios.

“Hola.” Dijo la chica. “Ya era hora de que llegaras, estaba empezando a creer que cambiaste de opinión!”

“Cambiar de opinión?”

“Sí, Bruce me dijo que me quedara aquí porque querías que te chuparan la polla también.” Dijo la mujer, cayendo de rodillas. Valentín vio sus dedos volando como moscas hasta que su polla de 18 centímetros salió.

“Eres muy bonita.” Dijo él, mirándola a través de la ligera luz de la luna. Melocotones miró hacia arriba con sus lentes de contacto azules, sonrojándose, luego se tragó su polla completamente. Valentín jadeó en voz alta mientras su verga era inmediatamente sumergida en la cálida humedad. Melocotones era una experta chupa pija. Ella lo hacía desde que tenía 12 años en el patio de la escuela de su colegio. Ella pronto comenzó una reputación alrededor de su vecindario y se vio reducida a hacer felaciones a todos los niños más grandes de la cuadra. Ahora ella era una exitosa prostituta, haciendo más dinero en una noche que lo que su madre podía hacer una semana entera en su legítimo trabajo. Ella se lo chupaba a hombres exitosos, deportistas, figuras, actores, doctores, abogados, policías, proxenetas, traficantes de drogas, quienquiera que estuviera dispuesto a pagar su tarifa. Por su puesto el EXTERMINADOR y sus amigos siempre obtenían pase gratis cuando ellos quisieran, a cambio de favores. Nadie contradecía al oficial Gardner y sus fieles hombres. Nadie que viviera para contarlo, por su puesto.

El oficial Valentín se recostó contra la pared de ladrillo en busca de apoyo. Cerró los ojos en éxtasis mientras Melocotones recorría con sus húmedos labios hacia arriba y hacia abajo sobre la longitud total de su herramienta. Ella chupaba y frotaba la cabeza, girándola en su dulce boca como si estuviera en una lavadora, luego hundía su cabeza hasta chocar con la entrepierna hasta que volviera a estar enterrada en su garganta. Valentín pensó que se había muerto y había llegado al cielo.

“Oh Dios, oh Dios…” gimió, sintiendo su polla saltar. Melocotones lo sintió también y chupó más fuerte. Su cabeza se balanceaba hacia arriba y hacia de la erección mientras su lengua lamia y sorbía alrededor. El oficial Valentín tenía una buena polla pensó la chica mientras la trabajaba bien con su boca. Ella sabía por sus reacciones que estaría disfrutando de su néctar en cualquier momento. Ella había chupado a tipos como él antes, cientos de veces. Chicos que creían ser mejor que ella, hasta que ella envolvía sus grandes labios cafés alrededor de sus pollas. AHÍ era cuando comenzaba una diferente historia. AHÍ ya no importaba que ella fuera una prostituta, importaba qué tan rápido los hacía correrse y qué tan rápido tomaba su dinero y sus corazones.

“Oh MIERDA…!” gritó Valentín, perdiendo el control mientras su polla comenzaba a latir salvajemente. Nunca le habían chupado la polla tan completa y exhaustivamente. No quería que esa sensación se terminara, cuando muy pronto comenzó a disparar chorros de semen dentro de la boca de la chica. Melocotones empujó sus labios contra el pubis del policía y tomó todo su pene chorreante hasta su garganta. El caliente semen se vertió en ella como chorro de agua. Ella aceptó el regalo devorando cualquier evidencia de su encuentro mientras el oficial Valentín se desplomaba hacia adelante como un débil. Melocotones retiró su boca, tragando, luego metió la mano en su bolso y sacó un kit de maquillaje y un espejo mientras Valentín se recuperaba de su orgasmo.

“Caray…wow…eso fue…maravilloso…!” sonrió, mirando hacia abajo hacia ella afectuosamente. Él le dio un rápido vistazo a través de la luz de la luna mientras ella lamia sus labios para limpiar el resto de semen. “Eres muy hermosa.” Dijo él, sorprendiéndolos a ambos.

“Gracias cariño. Estoy aquí para servir!” dijo Melocotones, poniéndose de pie mientras agarraba su labial. Ella era más alta que él. “Hemos terminado aquí? Tengo que irme.”

“Oh, eh. Sí, terminamos.” Respondió Valentín, viéndola irse mientras él metía su polla y arreglaba sus pantalones. Melocotones hizo un breve intercambio verbal con Gardner, luego salió rápidamente del callejón, dejando a los oficiales solos. Valentín regreso al carro policial, sintiéndose como un hombre nuevo.

“Entonces, cómo estuvo?” preguntó Gardner, sonriendo ampliamente.

“Fue la mejor maldita mamada que he tenido nunca!” sonrió Valentín de oreja a oreja mientras sus bolas se sentían vacías y drenadas por primera vez en un largo tiempo.

“Bien. Entonces estas contento de que te haya convencido de tener uno ahora? Preguntó Gardner, poniendo en marcha los engranajes del automóvil.

“Oh definitivamente! De hecho, estoy deseando  regresar a futuro para una nueva visita!” dijo Valentín con entusiasmo. “Espero que no sea muy a futuro!” se rio en broma.

“Me alegra escuchar eso. Supongo que los rumores son ciertos entonces”.

“Qué rumores?” preguntó Valentín, sintiéndose relajado por primera vez desde que se subió a la patrulla.

“Que los HOMBRES dan las mejores mamadas!” contestó Gardner con una sonrisa.

“Qué quieres decir?” preguntó Valentín, completamente confundido.

“Melocotones…” razonó Valentín, mientras conducían por la calle. “Ella era un hombre! Ella es un travesti! Una prostituta masculina!” El oficial Valentín sintió que se le helaba la sangre…