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Oficial Valentín 2 (Perfil Racial)

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OFICIAL VALENTÍN – CAPÍTULO 2: PERFIL RACIAL

El oficial fuera de servicio Jake Valentín se sacudía y se revolvía en su cama sin cesar después de su encuentro callejero con una prostituta travesti. Sabía que el incidente no había sido idea suya, que había sido engañado para creer que la prostituta era una mujer. Su compañero (Bruce Gardner) le había tendido una trampa, engañándolo, dejando que el hombre-mujer se la chupara en un rápido encuentro. Gardner luego le confesó que la mujer era un hombre y convenció a un enojado Valentín que todo había sido una divertida broma. Que a todo policía nuevo le hacían novatadas sus compañeros como algún tipo de forma de iniciación. Valentín se sintió un poco mejor cuando Gardner prometió no contarle a nadie, pero había tenido extraños sueños desde entonces. Se despertó en la cama con una erección pero no se levantó. Él vivía solo y su novia era muy estricta sobre tener relaciones sexuales prematrimoniales. Por suerte Jake mantenía una botella de loción para manos al lado de la cama para esas ocasiones. Echó un generoso chorro de loción sobre la palma de su mano y comenzó a esparcirla hacia arriba y hacia abajo de su erección. Pensó en su novia Kelly, su cuerpo alto y delgado, sus firmes pechos turgentes, su vello púbico recortado que mantenía bien afeitado alrededor de su vagina. Jake pensó en la última vez que se la probó. Ella estaba recostada en su cama con las piernas abiertas mientras él le hacía cosquillas con la lengua antes de enterrarla. Dirigiendo su lengua hacia su clítoris y comenzando a lamer. Kelly siempre disfrutaba su amor oral, a pesar de su falta de entusiasmo cuando se trataba de darle placer. Ella pensaba que el sexo era una tarea más, sin ninguna diferencia con tener que cocinar o con mantener sus finanzas. Jake había estado sexualmente insatisfecho desde que la conoció, pero ella venía de una familia muy importante. Su padre era el Comisario de la Policía y él era una de las más importantes razones por las que Jake se había unido a la fuerza policial.

Jake se acarició la flácida polla, pero pronto se dio cuenta que pensar en Kelly hizo poco y nada para hacer crecer su pene. Entonces su mente cambió hacia su experiencia sexual más reciente, la que involucraba a la transexual prostituta.  Su pene creció inmediatamente cuando pensó en la manera en que ella había devorado su carne, tomando su rígida erección completamente hasta las pelotas. Jake sintió su polla palpitar en su mano, luego sintió que el semen salía disparado de su pene, salpicando por todo su pecho y estómago. Tomó un momento para recuperarse, luego se limpió el musculoso torso con el “trapo” que mantenía al lado de su cama antes de tomar otro momento para preguntarse; “qué fue TODO eso que había pasado?”

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Jake Valentín entró por su turno. Estaba vestido con ropa sencilla, con su uniforme nuevo y reluciente sobre su espalda envuelto en plástico y sostenido por una percha. Habló con el sargento de escritorio, luego entró en los camarines para cambiarse cuando rápidamente escuchó los restos de una conversación que lo involucraba.

“Entonces, cómo lo tomó el nuevo novato?” preguntó uno de sus compañeros oficiales, - Whitman.

“Trató de hacerse el tonto al respecto, pero me di cuenta que estaba totalmente impactado!” rio Gardner.

“Me ENCANTA molestar a los nuevos novatos, son tan estúpidos!” rio otro oficial, - Cooper.

“Se puede confiar en él?” preguntó el oficial Blake, cerrando la puerta de su casillero.

“No lo sé aún. Está verde. No se puede predecir aún en qué dirección ira” dijo Gardner.

Todos guardaron silencio justo cuando Jake apareció a la vista. Él asintió con la cabeza hacia los oficiales y dejó su mochila en el banco para abrir su casillero. Sintió una extraña sensación en el aire, como si hubiese interrumpido en alguna reunión secreta. No pudo evitar notar que los otros oficiales evitaban el contacto visual mientras se vestían y se ponían sus armas. Incluso Gardner estaba actuando de manera extraña, concentrándose más en desatar y volver a atar sus zapatos que en saludar a su compañero.

“Qué tal, Bruce?” dijo, tratando de determinar qué estaba pasando.

“Hey, niño.” Fue toda la respuesta que obtuvo, acrecentando la incomodidad que sentía.

 Jake decidió que lo mejor era vestirse rápidamente y dejar que los oficiales terminaran la conversación que tenían antes de que él llegara. Destrabó su casillero y lo abrió. La sala se volvió extremadamente silenciosa mientras los policías esperaban, conteniendo la respiración, mientras Jake abría la puerta de metal para revelar que alguien estaba escondido adentro, mirándolo fijamente. Saltó hacia atrás en sorpresa, dejando escapar un grito de shock mientras cerraba la puerta de golpe. Todos los otros oficiales se rieron a carcajadas mientras Jake se daba cuenta lentamente que todo había sido una broma. Reabrió el casillero para encontrar que la persona escondida dentro era una muñeca inflable. Era blanca con una peluca rubia y con labial alrededor de sus ovalados labios. Jake dio una leve sonrisa mientras tiraba de la muñeca hacia afuera de su casillero. Ella levaba bragas reales y un sostén amarrado con dos calcetines dentro de cada cono. Jake notó que en el pecho de plástico de la muñeca tenía pelo pintado por encima. Luego noto que las bragas tenían un bulto, escondiendo un gran consolador de 20 centímetros. Una nota pegada en su vientre decía; “hemos oído que te gustan los travestis.” Jake arrojó la muñeca al suelo con rabia.

“Oye!” Esa no es la forma de tratar a una dama! Incuso si ella tiene barba y pelos en el pecho!” rio Cooper, levantando la muñeca y entregándosela a Jake.

“No gracias, puedes guardarla TÚ.” Dijo Jake, retornando a su casillero.

“Pero nosotros escuchamos que esto es lo que te gusta a TI.” Rio Copper. “Ahhh, OH, YA ENTENDÍ, ella no es negra! A ti te gustan las NEGRAS! Compramos la muñeca equivocada amigos! A él le gustan las que tienen GRANDES vergas!” bromeó Cooper, desagradablemente. “Bueno, ESTO tendrás que quedártelo hasta que puedas contactarte de nuevo con tu prostituta barbie negra – Melocotones!” agregó Cooper, arrancando el dildo y tirándolo a los pies de Jake. Jake lo pateó hacia Cooper.

“Ese lo conseguiste de tu propia colección personal, no es así?” preguntó Jake, desabotonándose la camisa.

“Qué se supone que ESO significa?” preguntó Cooper, insultado.

“Dale un descanso, Alan.” Se rio Gardner, levantándose del banco mientras cerraba de golpe su casillero.

“No! Si este idiota tiene algo que decir, tiene que DECIRLO!” gritó Cooper, furioso. Jake tranquilamente se quitó su camisa y la colgó cuidadosamente en su casillero, luego comenzó a desabrocharse los pantalones en silencio. “Maldito MARICA!” respondió Cooper, tratando de enojar a Jake.

“VAMONOS”. Dijo Whitman, envainando su arma mientras salía, seguido por Blake y su compañero. Cooper se quedó allí parado por unos segundos mientras recuperaba su control. Señaló a Jake amenazantemente y siguió a sus compañeros hacia afuera.

“Te veo en el auto.” Fue todo lo que Gardner dijo, dejando a Jake para que se vistiera.

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Patrullar la ciudad, dar a conocer su presencia, es una tarea importante para la policía. Ayuda a los ciudadanos más viejos a sentirse seguros, desalienta a los jóvenes a hacer problemas, le dice a los criminales que están siendo vigilados.

Al “novato” Jake Valentín le gustaba el patrullaje. Le resultaba interesante ver todos los diferentes elementos de la ciudad, desde las limpias calles y jardines cuidados de la alta sociedad, hasta los barrios bajos donde Jake estaba sorprendido de encontrar a muchas personas contentas con lo poco que tenían. Su veterano compañero Bruce Gardner “El Exterminador” sólo los veía como criminales o como posibles criminales. Jake nunca estuvo de acuerdo con las opiniones de El Exterminador, pero él tenía que respetar el historial de un hombre que ha estado activo en las fuerzas por tanto tiempo.

“Míralos…” dijo Bruce, refiriéndose a todos los negros que inundaban las calles de ese calurosa noche. Podía escuchar el ruido de “la música tipo jungla” en cada cuadra. Jóvenes chicas  caminaban por las calles con vestidos con tiras sueltas en sus hombros y colas crespas en sus cabellos, luciendo mucho mayores de lo que realmente eran. Jóvenes muchachos cubrían las esquinas y las canchas de baloncesto en grupos. “…ellos encuentran cualquier excusa para estar de fiesta. Buenos autos, viajes caros, joyas invaluables… de ninguna manera estas personas obtuvieron el dinero para esas cosas sin traficar drogas!”

“Eso no es justo, Bruce. Algunas de estas personas trabajan duro para tener lo que tienen.” Los defendió Jake.

“Ojalá sigas pensando eso cuando tengas a uno de ellos disparando una pistola a través de tu garganta.” Gruñó Gardner.

“Cuál es el problema contigo y con la gente negra? Por qué eres tan hostil con ellos?” preguntó Jake.

“Mira a tu alrededor. Esta área solía ser exclusiva hace unos 20-30 años atrás, ahora parece una pocilga.  Estas personas son salvajes, todas ellas. Incluso las que pasan como humanos. Todos lo saben, todos metidos en drogas y violencia. Sabes de dónde vienen? África! Lanzas, tapa rabos, caníbales! Vienen a este país y traen toda su mierda con ellos!”

“La historia dice que los hombres blancos fueron los que secuestraron a los africanos y los obligaron a vivir en este país como esclavos.”

“Entonces, cuál es tu punto?” preguntó un irritado Gardner.

“El punto es que todos somos diferentes. Todos en este país provenimos de otros lados, incluso NOSOTROS. Ninguno de nosotros somos indígenas.”

“Qué eres tú, un ñoño de los libros?” volteó Gardner.

Más adelante el semáforo cambió a rojo. La patrulla se detuvo detrás de un Burgundy SUV. Gardner notó a dos personas en los asientos delanteros, un hombre y una mujer.  Se dio cuenta por la forma de la cabeza del hombre, así como por el barrio, que el conductor era negro.

“Jake… anota la placa.”

“Qué placa?”

“Esa placa.” Apuntó Gardner. Jake se sentó en su asiento y comenzó a escribir el número de placa del auto en la computadora. La luz del semáforo cambió y el SUV comenzó su camino. Gardner lo siguió mientras Jake buscaba la información del auto. De repente, Gardner notó que el hombre puso su mano en la parte posterior de la cabeza de la mujer y la guio hacia su entrepierna.

“Muy bien, acá vamos!” dijo Gardner, desabrochándose el cinturón de seguridad mientras encendía la sirena y las luces.

“No hay reporte de robo de auto.” Dijo Jake, mientras Gardner detenía el SUV hacia la acera.

“Hemos encontrado algo.” Dijo Gardner, saliendo del auto. Caminó lentamente por el lado del conductor, sacando su linterna de luz suave mientras caminaba examinaba los bordes y los neumáticos del auto que detuvo. Jake hizo lo mismo pero del lado del pasajero, manteniéndose atrás, en una distancia segura en caso de problemas. Gardner se acercó a la puerta del conductor y golpeó el cristal con la parte trasera de su linterna. El conductor bajó la ventanilla presionando el botón dentro de su auto.

“Puedo ayudarlo oficial?”

“Licencia, registro y comprobante de seguro.” Dijo en tono seco. El hombre le dio al oficial la información. Gardner miró hacia la identificación del hombre.

“Joseph Williams, eh?” dijo devolviéndole la información. De acuerdo a tu licencia vives en el noreste, qué haces conduciendo alrededor de ESTE vecindario, Joseph?”

“uh… si ese es uno de sus problemas oficial, puedo mostrarle un documento con la fecha del lugar dónde crecí.” Dijo el hombre sarcástico, guardando su identificación dentro de su billetera. “Eso está bien para usted?”

Gardner sonrió ante la audacia del hombre ‘Estúpido negro tiene el descaro de responderle a un hombre blanco con un arma y una licencia para matar?’ pensó Gardner. Guio la luz de la linterna a la cara del hombre, cegándolo temporalmente. Luego la dirigió hacia la pasajera y para su sorpresa, la mujer era blanca. Una atractiva de cabello rubio.

“Hola oficial.” Saludó ella. Gardner frunció el ceño y luego guio la luz hacia adentro del auto, notando que la falda de la mujer estaba levantada al nivel de su entrepierna, mostrando que no llevaba bragas. La mujer notó la luz y rápidamente se bajó la falda para cubrirse. La luz se dirigió a la entrepierna del hombre. La cremallera estaba abierta con el suficiente espacio para sacar la polla.

“Señor, salga del auto.” Dijo con severidad, retrocediendo para permitir que la puerta se abriera mientras desbloqueaba el chasquido protector de su arma de servicio.

“Para qué?” preguntó el hombre, confundido.

“Prostitución es ilegal. Salga del auto.”

“Prostitución?” dijo la mujer. “Él me está llamando a MI prostituta?”

“Cálmate, Sharon. Todo esto terminará en un minuto.” Dijo el hombre negro, tirando de la manilla de la puerta.  La puerta se abrió y Gardner sacó su arma de servicio para advertir al conductor que esto no era un juego.

“Hey…wooow….NO hay necesidad de eso, estoy cooperando…” dijo el hombre, levantando las manos al instante. Gardner notó que el hombre tenía una imponente figura. Medía aproximadamente 1,88 metros y pesaba entre 85 a 90 kilos, con un ancho y sólido cuerpo. Su pantalón y su cinturón quedaron abiertos y luego comenzaron a resbalar por sus caderas al momento que se puso de pie.

“Contra el auto!” ordenó Gardner. El conductor (Joseph Williams) se dio vuelta para colocar sus manos sobre el auto, cuando sus pantalones de repente se resbalaron por completo. Cuando trató de agarrarlos para subirlos escuchó el ruido del cañón de la pistola de Gardner. “Manos arriba donde pueda verlas!” gritó.

“S… se me están cayendo los pantalones, hombre, no estoy usando ropa interior! No puedo…?”

“MANOS ARRIBA!” gritó Gardner. El conductor hizo lo que le dijeron, colocando sus manos arriba del auto, mientras sus pantalones se caían alrededor de sus tobillos, exponiendo su trasero al público para que todos lo vieran. Los autos pasaban, unos cuantos conductores redujeron la velocidad para ver la escena. Algunos tocaron la bocina, mientras que otros gritaron comentarios degradantes como “buen culo!”

“Cuánto tiempo tendré que quedarme así? Preguntó el hombre, echando un vistazo por encima de su hombro.

“Hasta que te diga algo diferente!” espetó Gardner.

“Esto está fuera de la ley! No puedes hacer esto!” gritó la blanca mujer desde adentro. Quitándose el cinturón de seguridad y abriendo la puerta desde el lado del pasajero para salir. Se acercó al lado del conductor donde estaba Gardner quién estaba metiendo su arma de regreso a su estuche. “Sabes lo que es esto?” Esto es brutalidad policial! Voy a llamar a los… uhh!!” antes que la mujer pudiera terminar su oración, Gardner la agarró y la tiró contra el auto justo al lado del conductor. La mujer se golpeó contra la ventana lateral como una víctima de accidente, quedando sin aliento momentáneamente.

“HEY, no puedes hacer eso!” protestó el hombre negro. “Ella no tiene nada que…!”

“Cierra la puta boca!” Ya tienes suficiente mierda, negro!” gritó Gardner,  su mano estaba sobre su arma guardada mientras la otra separaba las piernas de la mujer. “Revisa su bolso!” le ordenó a Jake, quién había estado allí parado mirando todo con incredulidad. Le tomó unos segundos poder procesar la orden, luego Jake se acercó a la puerta pasajera del auto. Agarró el bolso de la mujer y comenzó a hurgar en ella. Mientras tanto, el oficial Gardner comenzó a registrar a la mujer. Empezó desde arriba pasando sus grandes manos a lo largo de su cuello expuesto, bajando hacia delante de su vestido mientras apretaba y acariciaba sus firmes y sólidos pechos. Sharon gritó en disgusto mientras su cuerpo era molestado y agredido por el oficial. Gardner se presionó contra ella, presionando su evidente erección contra el trasero de la mujer mientras acariciaba sus senos antes de moverse. Una lágrima corría por la mejilla de la mujer, arruinando su maquillaje mientras sentía la larga polla del oficial contra su culo. Gardner continuó su camino hacia abajo. Se puso en cuclillas detrás de ella, sabiendo que no estaba usando ninguna braga, y lentamente deslizó ambas manos sobre sus piernas desnudas. Ella sintió las yemas de los dedos tocando sobre sus muslos. Gardner podía sentir los vellos de su vagina mientras pasaba la punta de sus dedos por sus labios vaginales. La mujer se estremeció de vergüenza y pudor cuando Gardner de repente deslizó un dedo dentro. Ella jadeó en estado de shock mientras él rápidamente movió el dedo hacia adelante y hacia atrás, literalmente dedeando su coño en una calle pública con gente pasando.

“La identificación dice que se llama Sharon Wilcox, de Claymount.” Leyó Jake, caminando hacia el otro lado del auto. Vio a Gardner comenzando a ponerse de pie, quitando su mano de debajo del vestido de la mujer. Gardner movió su cabeza y miró a su compañero a los ojos, luego se chupó el dedo para limpiarlo, saboreando sus labios y pronunciando la palabra “delicioso!”

“Entonces no es una prostituta?” le preguntó al novato. “Ya “corriste” su nombre a través del sistema?”

“uh…,no. No señor, no lo hice. Respondió Jake, tratando de entender si él realmente vio lo que pensó que vio.”

“Novatos!” suspiró Gardner, dando vuelta a la mujer para quedar frente a frente. “Parece que este es tu día de suerte, cariño.” Le dijo a la mujer, la cual se reusaba a mirarlo a la cara. Tenía la cabeza girada lejos de Gardner, sus ojos cerrados mientras lágrimas rodaban por su rostro. Gardner pensó que esto le iba a servir a ella, por andar saliendo con hombres negros. Ahora su coño estaba contaminado, no merecía que hombres blancos se la follaran. “Como mi compañero aquí hizo un trabajo de mierda revisando tu historial criminal, puedes irte! Pero tu…uh, novio se queda aquí conmigo!” dijo él, sacando sus esposas mientras procedía a forzar bruscamente las manos del hombre detrás de su espalda.

“Por qué? Qué hice?” preguntó el chico negro, todavía sin saber por qué lo habían detenido en primer lugar. Gardner respondió su pregunta con un golpe inesperado en sus costillas. Golpeando el viento dentro de sus pulmones, mientras le esposaba rápidamente ambas manos.

“Por resistirte al arresto!”  Respondió Gardner, agarrando los bíceps del hombre y empujándolo en dirección a la patrulla policial. Con sus pantalones todavía alrededor de sus tobillos se vio obligado a dar pequeños pasos rápidos para seguir el rápido caminar del oficial. Los genitales de Joseph Williams rebotaban a la vista mientras cojeaba. Gardner abrió la puerta trasera de la patrulla y empujó al hombre adentro.

“Qu… qué va a pasar con la mujer?” preguntó Jake, parado de pie entre los dos vehículos, aturdido.

“Que se joda! Deja a la zorra irse!” dijo Gardner, cerrando la puerta trasera para después meterse en el asiento delantero.  Jake trató de consolar a la mujer, pero en esos momentos ella estaba emocionalmente histérica. Jake le aconsejó que volviera dentro del auto y que se fuera a casa. Le dijo que era inseguro para ella estar sola por la noche en las calles de North Philly. Gardner tocó la sirena, señalando a su compañero que se apure. Jake se sentía mal por dejar a la mujer, pero no tenía otra opción. Cuando comenzaron a conducir la mujer seguía parada al lado del auto, sollozando ruidosamente.

“Está provocando que los negros la violen y la maten justo dónde está parada.” Dijo Gardner con una mueca. “Si ella no saca su coño de ahí en 2 minutos, vamos a encontrar su cuerpo relleno de esperma en una de esas casas abandonadas.” Sonrió mientras corría la luz roja.

“A qué se debe todo esto?” preguntó Jake, tratando de encontrarle algo de sentido a todo lo que estaba pasando.

“A veces tienes que poner a esta gente en su lugar!” dijo simplemente Gardner. Jake suspiró en frustración. Cómo escribirían esto cuando hicieran el papeleo? Buscó la radio de policía para avisar que iban con un pasajero, pero fue detenido por Gardner. “Qué estás haciendo?”

“Estoy… estoy llamando a la central” contestó Jake.

“No lo hagas.”

“Por qué no? Lo estamos llevando a la Comisaría, verdad?” En vez de responder, Gardner buscó en su bolsillo superior y sacó su teléfono celular. Rápidamente presionó los botones que quería, luego esperó un minuto.

“Whitman! Sí, tengo un paquete! Llama a los demás! Sí, el mismo lugar! Te veo ahí! Fue todo lo que dijo. Jake Valentín se sentó confundido, preguntándose qué tanto sabía realmente sobre Bruce y sus compañeros oficiales.

Condujeron hasta una pequeña calle que casi nunca era usada por debajo del sobresaliente puente I-95. Era una desolada zona, normalmente usada por personas sin hogar y personas que se escondían de la ley. Pero frecuentemente la actividad policial en el área había causado que muchas de las personas sin hogar se movieran a lugares más pavimentados. Jake se preguntaba por qué estaban ahí, al igual que el hombre negro asustado en el asiento trasero. Otra patrulla ya estaba estacionada a la vista, mientras otra se veía entrar al área pero desde la otra dirección.

“Sal del auto.” Le dijo Gardner a su compañero. Jake se mantuvo sentado por un momento, en lo oscuro que se veía todo lo que estaba pasando. Gardner salió, abriendo la puerta trasera sacó al hombre negro que luchaba hacia el exterior, luego lo forzó a ponerse de rodillas. El Sr. Williams había atenido unos pocos encuentros con la policía cuando era más joven, una vez había sido detenido por hacer la cimarra de la escuela, otra por una gran pelea que hubo en el patio del colegio que involucraba a otros 20 chicos delincuentes y otra por error de identidad. Pero nunca ninguno de esos oficiales lo había llevado a un lugar tranquilo y aislado con los pantalones alrededor de los tobillos y obligado a ponerse de rodillas. Williams sabía que estaba en un gran problema y no veía salida de él.

Jake salió del lado del pasajero de la patrulla policial, luego vio a los oficiales Whitman y Cooper saliendo de su propia patrulla y caminando lentamente en dirección a ellos. La otra patrulla se detuvo a su lado y de ahí salieron el oficial Blake y su compañero Jo Justin.

“Hey, que pasa chicos? De… de qué se trata todo esto?” preguntó Jake, tratando de no mostrar su nerviosismo.

“Se trata de LEALTAD, idiota!” gritó Cooper, el siempre rabioso oficial.

“Se trata de HERMANDAD!” corrigió Whitman.

“Hermandad?” preguntó Jake. “No entiendo…”

“Hay una guerra fuera de aquí novato, entre NOSOTROS y ELLOS.”

“Ellos?  Quienes son ellos?”

“ELLOS, imbécil! Los NEGROS! Los PROXENETAS! Los VENDEDORES DE DROGAS!” gritó Cooper.

“La guerra es contra todos los que están contra NOSOTROS. Sean negros, chinos, coreanos, mexicanos, puertorriqueños, indios, musulmanes, - lo que sea! El mundo está hecho para NOSOTROS, lo correcto es que nos protejamos entre nosotros. CIERTO?”

“Por NOSOTROS, quieres decir la policía?” preguntó Jake.

“Por nosotros, quiero decir NOSOTROS! Raza blanca pura!” respondió Gardner. “Te dije como es la cosa allá afuera, como debemos tener a los negros vigilados 24-7, cómo no puedes confiar en ellos, en ninguno de ellos, tan pronto como los veas!”

“Eso no es justo, cuando estás en la oscuridad!” se rio Blake.

“Están en todas partes, en cada ciudad, apoderándose de la población blanca y de su cultura.” Continuó Whitman, sonando enojado. “Nuestros hijos están escuchando su música de jungla, viendo sus videos sexualmente explícitos y vistiéndose como ratas urbanas con capucha!”

“Y como viste esta noche, están robando nuestras mujeres!” agregó Gardner. “Mujeres blancas jodiendo con escorias de baja vida! Tirando por la borda todos los valores que han mantenido unido a este país!”

“Eso es correcto.” Dijo Whitman. “Las leyes están a su favor! Discriminación negativa! Proyecto de ley de derechos civiles! Hey, tienen hasta vacaciones negras! Qué sigue? Un líder mundial negro?” Gardner y los demás se rieron, pero Cooper estuvo atento a la reacción de Jake.

“Él NO lo está entendiendo!” supuso, estudiando el rostro de Jake.

“Él lo va a entender. Quizás sea un poco lento, pero no es estúpido.” Sonrió Whitman, caminando para tocar el hombro de Jake. “Todos estamos en esto juntos.”

“Entonces, qué…qué vamos a hacer con… con él? Preguntó Jake, tratando de tomarlo todo de una vez.

“Oh, él va a tomar una lección…” dijo Blake, felizmente.

“Sí, una que NUNCA olvidará!” soltó Justin.

“Qué van a hacer?” preguntó Jake, repentinamente asustado por la seguridad del hombre.

“Le vamos a hacer a él, lo que él trataba de hacer con la mujer blanca!” anunció Gardner, caminando hacia el negro hombre arrodillado que había estado escuchando todo el discurso en estado de shock y horror. “Estaba recibiendo una mamada cuando lo detuvimos, por lo que es justo que ahora él chupe NUESTRAS  pollas!”

“NO! NO! POR FAVOR…!” gritó el hombre sin lugar a donde correr. “Ella no me estaba chupando la polla!”

“No mientas arribista, te vi bajar la cabeza de ella hacia tu entrepierna! Y cuando saqué mi linterna, tus pantalones estaban desabrochados y ella tenía el lápiz labial corrido!” gritó Gardner mientras caminaba hacia el hombre y desabrochaba el cierre de su pantalón de servicio.

"No... no ... no ... no lo hice ... ella no ... por favor no me hagan hacer esto...! gritó el hombre cuando Gardner sacó su dura polla.

“Deberías sentirte honrado de chupar nuestras pollas, negro. Somos el brazo LARGO de la ley!” rio Cooper, viendo a Gardner empujar su polla contra el negro rostro del hombre. Williams se echó hacia atrás como si le temiera. Pero Gardner lo agarró duramente por el pelo y colocó su rostro en posición. Cuando el hombre gritó de dolor, Gardner aprovechó empujando su polla entre los gruesos labios del hombre.

“Chupa esa polla, negro arribista!” gruñó, metiendo la mayor cantidad de polla que podía dentro de la atragantada boca del hombre. “Muérdemela y me aseguraré que nunca encuentren tu cuerpo!” le amenazó.

El hombre gagueó y se atragantó cuando Gardner empujó su polla hacia adelante y hacia atrás en su boca chorreante de saliva, haciéndole tomarla por todo el camino dentro de su boca hasta el comienzo de su garganta. Con sus manos atadas detrás de su espalda, el hombre no tenía más opción que cumplir o morir. Gardner lo agarró de las orejas y comenzó a follar su cara. Cada vez que la metía, la garganta del hombre se hinchaba y se atragantaba mientras le hacía espacio para que la polla del oficial entrara. Gardner se rio, amando los sonidos de nauseas mientras ahogaba al hombre con su polla.

“Sí, eso es perra! Así es como debes chupar una polla ¡” se burló Gardner , poniéndose más agresivo con el paso de los minutos mientras follaba rápidamente la boca del hombre. Dio vuelta su cabeza hacia su compañero para asegurarse de que lo estaba mirando y sonrió. “Él no es tan bueno como Melocotones, Jake… pero aprenderá!” dijo el sádico oficial.

Jake se sintió enfermo del estómago mientras veía a Gardner meter su polla en la garganta del negro. Joseph Williams no podía creer que este fuera su destino. Él había sobrevivido a la muerte de sus padres, había sobrevivido de las pandillas callejeras y de los traficantes, había sobrevivido a los duros golpes de los puños de su padre e incluso había sobrevivido cuando estuvo en el ejército, todo para ser humillado, para peor por hombres que juraron proteger a personas como él.

La polla del oficial Gardner era implacable mientras desgarraba la garganta de Williams como un arpón. Williams tenía muy poca defensa mientras se vio obligado a abrir su garganta para la follada. Gotas de espumosa saliva blanca goteaban de sus labios mientras la polla hacia su camino hacia adentro, estirando los músculos de su cuello y haciéndole gaguear de dolor antes de que se retrocediera por su lengua como una deslizante serpiente. Gardner no sentía compasión por el hombre mientras follaba su rostro con lejanas embestidas, haciendo que el hombre tomara su erección cada vez más y más profundamente. Empujó su polla a través del anillo apretado de la garganta, enterrándola hasta las bolas. El hombre se atragantó con la larga lanza blanca, sintiendo la cena dentro de su estómago subiendo amenazando con vomitar. En ese mismo momento Gardner sintió los músculos de la garganta convulsionarse en su palpitante erección, disparando una carga espesa y caliente de semen hirviendo dentro de la adolorida garganta. Joseph Williams sintió la polla palpitar en su garganta mientras el semen se vertía dentro de él y pensó que se desmayaría por el shock y por la falta de oxígeno.

"AARRRHHHH, SÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍÍ...!! gimió Gardner, liberando su carga mientras agitaba su polla en la hinchada garganta. La mantuvo enterrada ahí por un largo momento, queriendo ver si el hombre negro se volvía azul por la falta de aire. Se entretuvo hasta asegurarse que sus bolas estuvieran secas, luego tiró rápidamente para salir, retrocediendo fuera del camino mientras sacaba su polla de la garganta del hombre. Williams se echó hacia adelante, vomitando semen y la comida sin digerir de un costoso restaurante que había ido momentos antes con su cita.

“Así es como abres una garganta virgen de negro!” rio Gardner, haciéndose a un lado mientras el siguiente oficial se acercaba con su verga expuesta. Williams apenas tuvo tiempo de recuperarse cuando su cabeza fue obligada a dirigirse hacia abajo contra el cálido vómito que acababa de escupir.

“Cómete esa mierda, NIÑO! CÓMETELO TODO!” gritó Cooper, aplastando el rostro del hombre contra el suelo. Después de un minuto más o menos, tiró de la cabeza del hombre hacia arriba, luego le dio un fuerte bofetón en la cara con poder. Luego le rellenó la boca con sus completos 18 centímetros de carne de polla blanca. Williams una vez más se vio obligado a someterse y gaguear en una rígida polla que se adentraba entre sus labios y en el vómito que forraba su garganta. Todo lo que podía saborear era la asquerosa saliva mientras el oficial comenzaba a follar su garganta incluso más rápido que el anterior. La polla del oficial Cooper era como una barra de acero y a él le gustaba usarla como un arma mientras hacia todo lo posible para dejarle un agujero en la parte de atrás de la cabeza del negro.

“Cómete mi polla, NIÑO!” Tómala dentro de tu arribista garganta, negro! Siiiii! Siiii! Los malditos berenjenas saben cómo trabajar una polla, no es así?”

Los otros oficiales observaban, frotando sus duros bultos mientras esperaban sus turnos con sonrisas en sus rostros. Jake Valentín sabía que esta no era la primera vez que estos malvados oficiales capturaban a un indefenso y lo obligaban a soportar su horrible violación. Cada  centímetro de su cuerpo quería correr y proteger al hombre, pero sabía que era poco lo que él podía hacer frente al grupo de experimentados policías. Whitman y Gardner tenían AÑOS de experiencia en las fuerzas, Blake era el francotirador número uno de la Comisaría. Cooper era incontrolable y problemático, su imprevisibilidad lo hacía quizás el más peligroso – y Justin era un desconocido. Enfrentarse a estos hombres en este momento, mientras estaban entusiastas con adrenalina y lujuria, no sería el movimiento más inteligente. Jake quería alejarse de esta escena, no quería participar en ella, pero tenía demasiado miedo de lo que los oficiales le harían al sospechoso una vez que terminaran con él. Tenía que quedarse para asegurarse que no le hicieran nada fatal.

“Awww sí! Awww sí! Aww MIERDA!  SIIII!” gruño Cooper, disfrutando de la rica sensación aterciopelada de la garganta interna del hombre mientras golpeaba su polla contra él como un ariete. William hizo todo lo posible por no morder la carne, sabiendo que la asfixia constante estaba causando estragos en los músculos de su adolorida garganta. Cada reflejo de gagueo hacia que su estómago se revolviera, amenazando con sacar más comida de su interior. Se maldijo por haber tenido un gran apetito esa noche, lo que luego siguió con un postre, por lo que su estómago estaba lleno y listo para vaciarse de nuevo. Intentó relajar su cuello para aliviar el dolor, pero la intensidad de las envestidas del oficial era demasiado para él, mientras la pelvis del blanco hombre golpeaba contra su nariz una y otra vez.

Cooper sostuvo a Williams por la cabeza, perforando su polla dentro y fuera de su boca, duro y rápido. Las mejillas de Williams se hinchaban hacia afuera con cada empuje hacia adentro, luego se hundían con cada retirada hacia afuera. El anillo de su garganta sufrió la mayor parte de los impactos cuando la polla atravesaba los músculos que luchaban con cada empujón de caderas. Podía sentir que le dolía la garganta cada vez que la polla golpeaba sus profundidades, sabiendo que probablemente pasarían días antes de que pudiera tragar o incluso hablar de nuevo.

“Aww… mierda siiiii, hombre! Estos caníbales saben cómo comerse una polla!”

“Te lo dije…” dijo Gardner, cerrando su cierre mientras escondía a su muerta serpiente. “Ellos nacieron para esto, con esos grandes y gordos labios suyos.”

“Mientras más gordos son sus labios, más grande es nuestro jugo!” bromeó Justin, ansioso por su turno.

“Voy… voy a CORRERME!” anunció Cooper, golpeando la cara de Williams más fuertemente.

Al igual que todos los presentes, Williams pensó que el oficial se correría a través de su garganta como lo hizo Gardner. Pero en vez de eso, Cooper se la sacó después que el primer chorro pintara su lengua de blanco y disparó el resto de su abundante carga sobre los rasgos faciales oscuros del hombre arrodillado. "AAHH, AHHH, SIIIII, SIIIII, UHHH, UHHH, SIIIII, SIIIII, toma esta puta carga apestoso arribista! Tómala!” jadeando con cada chorro. El semen chocaba en los ojos, nariz, boca, labios, mejilla, barbilla, frente y cabello de Williams. La polla de Cooper se corrió y se corrió explosivamentr hasta que estuvo vacía.

“Ahora él tiene un ROSTRO BLANCO!” se rio el oficial mientras limpiaba la cabeza de su pene en los labios del hombre. “Te gusto eso, perra?” sonrió cuando Williams lo miró hacia arriba con disgusto.

“Jódete!” gritó el hombre, con su dignidad perdida.

“Cuidado imbécil, podría darse vuelta tu deseo!” sonrió Cooper, moviendo su erección siniestramente con movimientos ondulatorios.

“Deja de jugar con el fantasma, Alan!” dijo Whitmen, empujando a Cooper hacia un lado, mientras se acercaba para tomar su lugar. Se tomó su tiempo para desabrochar sus pantalones, queriendo que el arrogante negro viera su próxima comida antes de comerla. Lentamente metió la mano en sus pantalones y sacó su polla erecta. William tragó nerviosamente, tomando una mezcla de semen y vómito que había en su boca.  Whitman pajeaba su polla frente al cautivo arrodillado, viendo como el miedo en sus ojos desaparecía mientras el oficial se acercaba. Tan pronto como la verga tocó sus labios, Williams dio vuelta su cabeza desafiantemente. Whitman sonrió ante la audacia del hombre, luego sacó su arma y la colocó sobre la sien izquierda del cautivo.

“Tienes algún problema con chuparme la polla, amigo? Preguntó, levantando la pistola.

“N…n… no señor!” tartamudeó Williams, aterrado. Podía sentir el barril presionando contra su cráneo y todo lo que podía pensar era en los informes de prensa que afirmarían que la policía le disparó en defensa propia por resistirse a un arresto. Sabía que los policías podían literalmente hacer lo que quisieran con él y el público se creería cualquier historia que ellos dijeran. Así que la única forma de salir de esto, era hacer lo que estos bastardos enfermos quisieran. Con una pistola aún presionada sobre su cabeza, sintió la cabeza de la otra arma (polla) deslizarse sobre sus labios. Abrió la boca invitando y permitió que entrara pacíficamente. Ella se deslizó dentro de su boca, a través de su lengua y dentro de su dolorosa garganta en segundos.

“Eso está mejor, mono!” afirmó Whitmen, mientras su polla se hundía en la húmeda cavidad. “Ves lo fácil que es cuando cooperas y dejas de actuar como un animal? Si todos los negros hicieran lo que se les dice, este país sería un mejor lugar para vivir.”

Williams odiaba a estos hombres por lo que le estaban obligando a hacer, pero odiaba a ESTE hombre más que a todos por ponerle un arma en su cabeza. Aún podía sentir el acero mientras comenzó a hundir su cabeza, chupando la polla del oficial, dispuesto a salvar su vida.

“Eso es, come esa polla. Muéstranos lo que un buen chupa pija puede hacer.” Sonrió  Whitmen, sin quitar nunca la pistola que ayudaba al hombre a chupar de mejor manera.  Dejó que el hombre se la chupara a su propio ritmo, dejándole saber a él qué tanto podía tomar y qué tan fuerte podría succionar para hacer al oficial irse. Sabía que esto volaría la mente del hombre más que si simplemente lo violara, ya que ese juego en que dejaba al hombre chupar su polla libremente, iba a dejar cicatrices psicológicas aún más profundas, que luego él descargaría contra su mujer y sus hijos, asegurando una dolorosa e hiriente vida para todos.

Williams estaba perdido mientras chupaba al oficial. Se sintió extraño y confundido por chupar al hombre a su libertad. Los otros dos oficiales sostuvieron su cabeza y follaron su cara hasta que acabaron, pero este policía era diferente, se quedaba allí parado mientras él hacia todo el trabajo. Al  menos con los otros oficiales podía decir que fue forzado, pero con Whitmen tuvo que ser participativo, haciendo que parezca menos una violación y más un encuentro. Whitmen se rio de la confusión de Williams, sabía que la idea de todo esto era romper al hombre por dentro. Parte de su estrategia era romper el espíritu de los hombres, haciéndolos sentir menos hombre al hacerlos participar oralmente o analmente. Ellos rompieron a varías minorías de esta manera, - los hombres los follaban y luego los arrojaban a la vida real donde ellos mismos siempre pensaron que los chupa pollas eran hombres de baja vida o maricones. Esto los enfurecía y descargaban su ira contra las personas que los rodeaban (sus familias), perpetuando el ciclo de abuso y manteniendo al “hombre negro” en su lugar.

William movía su cabeza hacia adelante y hacia atrás tomando la mayor cantidad de polla que le fuera posible. Chupaba y sorbía sobre toda la longitud, tratando de que el hombre se corriese rápido y así él finalmente podía terminar su castigo. Con sus manos aún esposadas, guiaba su boca hacia arriba y hacia debajo de la erección lentamente, apretando sus labios y mojando la parte de debajo de la polla con su lengua para sacar el semen más rápido.

“Mírenlo ahora!” Ven como sus instintos entran en acción tan pronto como tienen una polla en la boca? Gimió Whitmen, mirando los negros labios deslizarse hacia abajo sobre su reluciente longitud. Williams hizo oídos sordos a los cometarios que hacían mientras chupaba mucho más intensamente. Whitmen sintió que sus testículos se comenzaban a inflamar mientras su polla comenzaba a latir entre los dulces labios succionadores. Instintivamente comenzó a mover sus caderas hacia adelante, golpeando con su polla contra la garganta del hombre varias veces para obtener mayor profundidad. Williams hizo lo posible por dar lo mejor de sí, chupeteando por todo el miembro rígido del hombre y dejando gotas de caliente saliva caer por sobre las enrojecidas pelotas.

“Wow, todos los negros saben chupar la polla así?” se preguntó Justin en voz alta mientras su propia polla creaba un bulto en sus pantalones de uniforme. No pudo evitar acariciar su dureza mientras veía al oficial de alto cargo obtener su mamada.

“Todos los que hemos entrenado lo hacen!” respondió Gardner, orgulloso. Incluso Jake no pudo evitar sentirse parcialmente excitado mientras veía al hombre negro trabajar sobre toda la herramienta de Whitmen.

El oficial cerró sus ojos, concentrándose en la sensación de los húmedos labios sorbiendo a lo largo de su babeante erección. La pistola en sus manos comenzaba a temblar mientras sus bolas se apretaron en el rojizo saco peludo. Williams no sabía cómo sus acciones estaban excitando al hombre, simplemente hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir. Chupó la polla blanca del hombre, tomándola dentro de su boca una y otra vez hasta que de repente, inesperadamente la cavidad de su boca se llenó con una inundación de suave semen.

"uukkgg!!" gagueó, sintiendo el semen llenar su boca como globo de agua. El oficial Whitmen se sacudía y temblaba mientras su orgasmo lo golpeaba. Jadeó suavemente mientras el semen se arrancaba de sus testículos. Cuando abrió sus ojos, miró hacia abajo para ver a Williams manteniendo la cabeza de su polla en su boca con sus mejillas hinchadas.

“No vas a tragarte ese regalo, negro?” preguntó, chocando la abertura de la pistola contra la sien del hombre. William se echó hacia atrás hasta que la cabeza de la polla se cayó de sus labios, luego tragó lentamente la fresca semilla. Le dolían los músculos de la garganta y el esperma rezumbaba sobre los magullados bordes camino a su estómago.

“Buen trabajo.” Dijo Whitmen, metiendo su arma en su caja antes de moverse lejos.

“Mi turno” gritó Justin, incapaz de contener su carga mientras corría hacia el hombre arrodillado mientras sostenía su polla. Williams ni siquiera trató de resistirse mientras abría la boca para aceptar la cabeza de la polla del joven oficial. Justin penetró los suaves y húmedos labios de Williams y enterró su polla hasta la adolorida garganta del hombre. Lo agarró fuertemente por la cabeza y comenzó a empujar dentro y fuera de su garganta con golpes salvajes e indomables. Los oficiales más grandes se rieron por la exhibición del joven y les gustó ya que eso obviamente le causaba al hombre negro mucho dolor e incomodidad.

"AHH! AHH! AHH! AHH! AHH!" gritaba una y otra vez Justin mientras follaba. Williams sintió la cremallera del hombre cortando sus labios con cada embestida,. Afortunadamente el asalto no duró mucho ya que el oficial comenzó a disparar semen salado por la garganta de Williams.

"AHH! AHH! AHH! Sí!" jadeó, soltando su carga.

Blake era el siguiente, su larga polla semidura sin circuncidar parecía más una pitón media muerta que una polla. Williams ciertamente parecía asustado por ese monstro cuando Blake la tomó con la mano y comenzó a abofetear al arrodillado prisionero con ella varias veces hasta que la despertó y se volvió completamente dura. Se tiró hacia atrás el prepucio, luego alimentó al hombre con la cabeza de su polla. Williams aceptó la comida y rápidamente comenzó a chupar la dura cabeza, cuando su boca de repente se comenzó a llenar con un líquido tibio. Al principio pensó que el oficial ya se estaba corriendo, pero sus papilas gustativas no estaban familiarizadas con esta nueva sustancia. Su primer trago del líquido lo sintió como amargo y extremadamente salado. Cuando continuó fluyendo sin parar, perdió su capacidad de tragar rápidamente y comenzó a derramarse por los lados de su boca como ríos, sabía que eso no era semen, el hombre se estaba meando en su boca.

“Bebe esa orina de policía, sucio mono negro!” Justo cuando Williams pensaba que ya nada podía ser peor, comenzaba a ser obligado a beber desechos de cuerpo humano. Obedientemente bebió lo que él podía, no queriendo enojarlos. Un arma de fuego sobre la cabeza era una manera segura de lograr que alguien cooperara. La mayor parte del líquido se derramó por debajo de su barbilla, sobre su pecho y empapó su ropa. Blake acarició su hinchada polla mientras orinaba, William estaba asombrado por el gran volumen de orina que guardaba el oficial. Justo cuando la última gota de orina se vaciaba de la larga manguera, espesa esperma comenzaba a salpicar contra la orina, el vómito y el semen empapados en la cara del hombre,- dejando cintas de esperma en la boca contra los labios gordos y temblorosos. Instintivamente Williams  tragó, lamiéndose los labios mientras miraba nervioso alrededor del grupo de hombres uniformados pensando sobre lo próximo que tendrían preparado para él.

“Tu turno, Valentín.” Dijo Gardner, refiriéndose a Jake.

“No quiero un turno.” Dijo Jake, disgustado por el comportamiento de los hombres.

“Mira, o estás con nosotros o estás contra nosotros! Tienes que escoger un lado!” espetó Cooper enojado. Jake sintió que sus manos se preparaban para pelear.

“Cálmate, Alan. Jake no tiene que hacer nada que no quiera” razonó Whitmen. “Él es uno de NOSOTROS, sabe de qué lado está protegido. No es así, Jake? Preguntó Whitmen, sutilmente. Los ojos de Jake se entrecerraron cuando el significado de sus palabras lentamente se hizo claro. “Quiero decir, si estás en un tiroteo con basura callejera como ESTA… (dijo él, apuntando a Williams)… y mirando hacia la abertura de una pistola, quién crees que vendrá a tu rescate? ELLOS o nosotros?”

Jake sabía que esa no era una pregunta, sino el indicio de una amenaza. Si él estaba con los otros, estaba contra ellos y no lo protegerían en el campo de batalla. Miró alrededor a las frías caras como piedras de sus compañeros oficiales, dándose cuenta repentinamente de cuán aislados y alejados estaban en medio de la nada. Miro a Joseph Williams que aún estaba arrodillado en el suelo medio desnudo y mojado, su rostro del cuál siempre estuvo orgulloso ahora estaba hundido y bajo con vergüenza mientras semen fresco y orina goteaba en cada faceta de su cara. Por primera vez, Jake realmente se sintió asustado por la presencia de sus hermanos en la ley. Verlos violar físicamente a un hombre desarmado solo por el hecho de salir con una chica blanca, le hacía saber que estos hombres eran capaces de cualquier cosa.

“Nosotros.” Respondió Jake, tímidamente.

“Buena respuesta!” rio Whitmen, los otros se unieron a él. “Me tenías preocupado ahí por un minuto. Pero sabía que no eras tan estúpido.” Jake sonrió levemente por el cumplido, pero aún estaba preocupado por la seguridad del hombre detenido.

“Qué vamos a hacer con él?” preguntó, tratando de sonar despreocupado.

“El? No lo sé, él es un maldito cobarde!” bromeó Whitmen, tomando el arma de su cinturón para apuntarla a la cabeza de Williams. ”Qué piensan hombres, le disparamos, o lo liberamos?”

“Yo dijo que le dispares al asqueroso chupapija!” gritó Cooper. “Es la única forma de asegurarnos que no se queje sobre nada de esto!”

“No…no…caballeros, yo…yo no diré n…n…nada de esto…!” tartamudeó Williams, con miedo.

“Dispárale.” Asintió Blake sin rodeos, mientras metía su polla.

“Libera al bastardo.” Dijo Gardner. “Tiene 5 corridas policiales dentro de su estómago, quién se arriesgaría a contar esa historia? Ningún hombre negro va a poner en peligro su vecindad al admitir que chupó 5 penes blancos de policías debajo de un puente. Es como decirle al mundo SOY UNA PUTA! Además, el no mirará a ninguna chica blanca por un tiempo.” se rio entre dientes.

“Justin?” preguntó Whitmen, queriendo saber la opinión del oficial.

“Dispárale, que mierda importa!” dijo Justin, contento con la corrida que había disparado y listo para comenzar a moverse.

“Y tú, Jake? Qué sugieres?” le preguntó en seguida.

“Yo…yo pienso que deberíamos dejarlo ir. Él aprendió su lección, estoy seguro. No es así, n…n…negro?”

“SÍ! SÍ! N…no lo haré nunca más! Lo prometo! Agregó Williams, esperando que le creyeran.

“No lo sé Jake, 4 contra 2 en favor del disparo… esas son malas probabilidades.” Bromeó Whitmen. “Quiero decir, Cooper dio una buena razón por la que deberíamos dispararle. Después de todo, un hombre negro no puede hablar! Estoy en lo cierto, Bruce?”

“Sí, tienes toda la razón!” acordó Gardner, suspirando OH BUENO como si hubiese hecho todo lo que puedo para persuadirlo.

“Cuánto crees que vale la vida de este negro, Jake? Qué harías para salvarlo?”

“Yo…yo….”

“Rápido Jake, el reloj está corriendo! La vida del negro se está acabando!” se burló Whitmen.

“Yo… haría cua… cualquier cosa! Yo haría cualquier cosa!” gritó Jake, honestamente.

“Bueno que tienes  para ofrecernos, Jake?” Cuéntanos.”

Jake empezó a mover su cerebro. Pensó en su auto, su reloj, su chequera, luego recordó el fondo fiduciario que sus abuelos le crearon cuando niño. Tenía que haber cientos de miles de dólares allí, seguramente él podía negociar eso. Pero antes de que pudiera decir algo, Cooper dio un paso adelante con una idea.

“Él también podría chupar todas nuestras pollas!” soltó, atrapando la atención de Whitmen.

“Buena idea, Alan. Si el oficial Valentín quiere salvar tanto la vida de este negro, entonces puede ponerse de rodillas al lado de él y tomar lo que el otro dejó. Correcto oficial Valentín? No es que la vida del negro significa TANTO para ti?”

Jake miró alrededor a hacia cada oficial, esperando que alguien estuviera de su lado, para ayudarlo a discutir esta situación. Pero ninguna de las expresiones faciales parecían indicar empatía, todos estaban de acuerdo. Angustiado, miró a Williams arrodillado en el suelo en sus rodillas, sus manos aún esposadas. Williams suplicaba por su ayuda, lágrimas fluían por su cara en líneas. Sin palabras, caminó hacía el negro hombre y se arrodilló a su lado.

“MIERDA SÍ! Yo primero!” gritó Cooper, arrancó su erección desde sus pantalones y se acercó al arrodillado oficial. Jake Valentín sintió un miedo abrumador cuando la polla de Cooper se acercaba cada vez más y más. “He estado esperando por este momento desde el primer día que pusiste un pie en nuestra Comisaría! HOMBRE como voy a disfrutar esto!” emocionado, apuntó su polla hacia los labios del policía.

“Está bien, Alan, suficiente!” dijo Whitmen, deteniendo el ataque.

“Qué??” preguntó Cooper, sosteniendo su adolorida polla en la mano.

“Pon esa cosa lejos!” ordenó Whitmen.

“Estás loco! Está dispuesto  a mamarnos!” argumentó Cooper.

“Él es uno de NOSOTROS! No tratamos a uno de los nuestros de esa manera!” gritó Whitmen.

“A la mierda con eso, quiero una mamada!” desafió Cooper, dándose la vuelta hacia su compañero. “Ábrela hijo de puta, tengo tu próxima comida justo aquí!” Cooper se preparó para meter su polla en la boca de Jake, pero de repente se detuvo cuando escuchó el martillo de la pistola de Whitmen cerca de su oreja.

“Dije, -PON ESA COSA LEJOS!”

Cooper miró a Jake que seguía postrado de rodillas, su cara como porcelana a pocos centímetros de distancia. La polla de Cooper ansiaba penetrar esos labios rosados para follar esa atractiva cara engreída hasta arrojar una carga de esperma caliente a través de su garganta. Pero él sabía que no podía oponerse a Whitmen. Whitmen era un hombre con el que no quería meterse. De mala gana dio un paso hacia atrás, metiendo su dura polla dentro de sus pantalones. Jake suspiró aliviado. Podía sentir el odio saliendo de los rojos ojos de Cooper mientras él se apoyaba a lo lejos.

“Levántate Jake, no eres un chupapija.” Dijo Whitmen, poniendo lejos su arma. Jake se puso de pie, sintiendo los ojos de sus compañeros atravesándolo como dagas. Todos sabían que estaba dispuesta a chupar pollas por un hombre negro, sabían que no podían confiar en él.

“Qué… qué hay de él?” preguntó Jake, sin darse por vencido con el tema.

“Si liberar al negro significa mucho para ti… entonces él es libre de irse.” Anunció Whitmen, caminando de vuelta a su patrulla. Cooper se mantuvo parado por un momento, dividido entre obedecer a Whitmen o atacar a Valentín. Se convenció de que la mejor decisión era finalmente seguir a Whitmen, metiéndose en el asiento del conductor. Blake y Justin también se fueron sin decir una palabra, metiéndose en su patrulla de regreso a la ciudad.

“Es mejor que nos vayamos.” Dijo Gardner, mientras abría la puerta del conductor.

“Y él? Cómo se ira a casa?” preguntó Jake.

“Por lo que sé él puede caminar.” Respondió Gardner, subiéndose al auto. Jake ayudó a Williams a pararse. Usando sus propias llaves de esposas, destrabó los grilletes y le dijo al hombre que era libre de irse. Williams miró a Jake con ojos con  todo el odio y furia que significaban para él los otros oficiales.

“Malditos cerdos! No se saldrán con la suya! Raptarme, violarme, forzarme a chupar sus sucias pollas blancas! Pagarán por lo que hicieron! Grábate mis palabras!”

“Sí, está bien, lo entiendo.” Dijo Jake, tratando que el hombre mantuviera su voz baja.” Sólo vete. Anda. Antes que algunos de ellos decida regresar a ponerte una bala en la cabeza!” le advirtió el oficial. Se encendió una ampolleta en la cabeza de Williams cuando se dio cuenta que el oficial tenía razón. Sin mirar atrás, comenzó a correr lo más rápido que sus piernas podían dar, despareciendo de la vista antes de que Jake consiguiera entrar a la patrulla. Jake se subió en el asiento de copiloto, listo para huir de la escena en donde la violación del hombre estaba fresca grabada en su memoria.

“Una palabra para el sabio, novato…” dijo Gardner mientras encendía el motor de la patrulla. “La vida puede ser mucho más dulce en la fuerza si tus compañeros saben que se están cuidando las espaldas, de lo contrario, cada hombre está acá por sí mismo está fuera de aquí. Y nadie puede sobrevivir mucho tiempo en la fuerza con ese tipo de pensamiento. Considera esta advertencia.” Jake asintió con la cabeza, tomando lo que su compañero tenía que decir bajo consideración, pero en verdad, él sabía que estos hombres eran de los más viles cretinos que pisaban la Tierra y él no iba a ser capaz de descansar hasta que cada uno de ellos fueran expulsados de la fuerza.

“Ahhh… otra noche productiva!” bromeó Gardner, conduciendo la patrulla por debajo del puente. “Sabes que te perdiste una mamada de lujo esta noche, novato. Tal vez te gustaría que pasáramos por Melocotones para que ella pueda hacerse cargo de ti?”

“Jódete, Bruce.” Gruñó Jake, no encontrándolo gracioso.