Creo que a diferencia de muchos de los amigos y amigas que comparten sus experiencias aquí, yo tuve un desarrollo menos problemático. Desde muy joven me di cuenta que me gustaba y que no me gustaba, me gustaban los chicos y a las chicas las admiraba, pero no me gustaban, en el sentido de la atracción. Me gustaban en el sentido de que me parecían bellos, me gustaría poseerlos, en el sentido de que me gustaría que mi psique estuviese rodeado de ese tipo de carne y no del cuerpo masculino que en realidad portaba.

Desde relativamente pequeño tuve algunos encuentros sexuales con hombres y me di cuenta de un cierto poder que el sexo tiene sobre los hombres y que yo podía despertar ese deseo. Y hacerlo, me daba un cierto control sobre la relación. Aunque fuese femenino, pasivo o mujer, no estás completamente indefenso, claro que estas más expuesto y eres más vulnerable. Pero al mismo tiempo posees un cierto poder que puedes ejercer sobre el hombre. Y he de decir que yo me enfoque en desarrollar ese poder. Con gestos sutiles, pero directos hacía saber cuando alguien me atraía, cuando alguien me disgustaba, cuando quería algo o cuando no quería nada.

                Me gustaba darme cuenta que el deseo crecía en el otro, como le negaba aquello que buscaba y lo hacía esforzarse más. El disfrute cuando finalmente lo obtenía. El gozo de entregarme y ser poseído, pero no como objeto, sino como algo digno de cuidado y cariño.

                No sé bien que es este texto, la verdad lo escribo solo para desahogarme y para ver si alguien tiene algo que decir. Saludos y espero leerlos pronto.