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Uana 5

en Grandes Relatos

Es increíble. Hace solamente unos cuantos días ni me habría imaginado estar en

un lugar como éste. El piso donde viven Alicia y sus amigas es como un burdel gratuito. Por aquí pasa todo el mundo. Y sin llamar a la puerta.

Las otras dos chicas son Vane, que es española y Sharon, escocesa. Ellas duermen en una habitación y yo y Alicia en otra, en dos camas separadas. Desde que he llegado, ella siempre está atareada de arriba abajo y casi no coincidimos, mucho menos en la cama, aunque ya me avisó que aquí no sería lo mismo que en el pueblo.

La cama de Alicia es la que usan para filmar los vídeos que venden. La decoran diferente cada vez que hacen un clip y ya está.

Vane hizo un curso de audiovisuales y tiene dos cámaras, aunque a veces se turnan y es Alicia quien filma mientras Vane y Sharon se lo montan.

El otro día me dejaron mirar mientras filmaba Alicia y te tengo que decir, que mientras se chupaban y se lamían, mis bragas mojadas me decían que yo cada vez tenía más ganas de unirme a ellas, pero la directora me dijo que ni chistar ni hacer sombras, que luego quedan feas en los vídeos. Vane es muy buena en esto, creo que acabará siendo directora de cine.

Alicia me dijo que si quería podía participar en los vídeos y, obviamente, en las ganancias, que aunque no son muchas, ayudan a sobrevivir, pero aunque ganas no me faltan tengo mis dudas. Es obligatorio que se vean las caras y a mi (aún) me da apuro que lo pueda ver alguien de la familia. Ya veremos que pasa. Este lugar te hace cambiar de perspectiva.

Tienen amigos que ya han venido dos o tres veces. Hay dos a los que Alicia me presentó como “maricones” y Mimo, un italiano del que dijo que a

él lo que le gustaba era meter la polla en cualquier agujero, de chico o de chica. Luego se echó a reir y dijo que incluso de una perra o un perro. Supongo que lo dijo en broma.

Ayer noche me invitaron a salir con ellas, pero no acepté la invitación para seguir un poco con la traducción que la llevo muy retrasada. Me entretiene mucho esto de escribir los relatos y contestar tus calientes mails!

Estaba sola con el ordenador siguiendo con la maldita traducción cuando (como siempre sin llamar) entró Mimo. Excepto con Vane y Alicia, aquí todo el mundo habla inglés y con Mimo también.

Me preguntó que estaba haciendo mientras iba a la nevera a ver que podía coger.

Como podía haberme esperado, volvió hacia mi pelando un plátano y me dijo si quería mirándome y sonriendo insinuante.

Pensé contestarle en el mismo tono, pero no me atreví al momento, lo volví a pensar y me dije a mi misma Por qué no? Sin devolverle la mirada le dije que me gustan más las bananas, que son más grandes. Nuestro inglés es limitado, pero me entendió perfectamente. Se echó a reír y me dijo que él tenía una banana muy buena y que si quería probarla.

Es asombroso como cambiamos las personas dependiendo del entorno. En casa lo ñunico que hacía era compartir fotos y vídeos por Internet en la intimidad de mi habitación y hacerme pajas de todas las maneras mirándolos, pero me habría muerto de vergüenza con alguien delante. De todas maneras, en ese momento yo no sabía si parar o seguir adelante, pero no tuve tiempo de decidirme. Yo seguía sin mirarle tecleando en el portátil fingiendo que no me interesaba lo que decía, pero no estaba por la labor y tenía la sensación de que me estaba meando de las lágrimas que salían de mi chichi.

Se acercó por detrás, se agachó por encima de mi hombro y me preguntó qué estaba haciendo.

Le contesté no muy amablemente que escribiendo, que lo podía ver. Entonces sentí su lengua mojada pasando por toda mi oreja. Me giré y ahora fui yo quien le pregunté que estaba haciendo y él me contestó que ya lo podía ver, que estaba empezando por la oreja.

Dudé si había entendido bien, escribir inglés es una cosa, entenderlo otra. Pero sí, había dicho “empezando por la oreja”. Las imágenes de por donde podía seguir me vinieron a la cabeza y el lo notó por debajo de la camiseta que llevaba puesta sin sujetador. Mis pezones iban a su ritmo.

Fui a contestarle para que me dejara en paz, pero no lo hice, me relajé y pensé que desde que había salido de España no había seguido mi

formación y en un ataque de valentía le dije que me apetecía comerme esa banana tan rica que decía que tenía. No sé si lo dije bien y lo entendió todo, pero seguro que entendió la palabra banana y mi cara confirmaba a qué banana me refería.

Bajé todas las barreras y me puse en mode expectativo. Yo había oído que los italianos van al grano y que lo primero que hacen es meterte mano en el coño, pero Mimo me acarició la cabeza, la cara y me empezó a besar suavemente por toda la cara, la boca y el cuello. Aparte de tener los pezones como piedras, la piel se me estaba poniendo de gallina y el me hizo la broma de decirme que se iba a comer una gallina cruda. No le entendí al principio, pero me levantó la camiseta y mientras me iba lamiendo los pezones me lo explicó.

El ya sabía dónde estaba mi cama y me cogió de la mano llevándome a

ella.

Me hizo estirar encima y me desnudó poco a poco. Yo llevaba unos shorts sin bragas debajo, pues las había lavado la noche antes y se estaban secando. Cuando lo vio me felicitó por facilitarle el trabajo, me abrió las piernas y metió la cabeza entre ellas.

Mientras me lamía las ingles se tumbó a mi lado y su polla quedó justo junto a mi cara. Se la cogí y me la puse en la boca. Imaginé que haría lo mismo que había hecho mi ex compañero de clase; que me follaría la boca, pero Mimo no se movía, así que me la fui metiendo y sacando de la boca moviendo la cabeza.

Entonces se puso encima de mi con sus rodillas a los lados de mi cabeza y yo le puse las manos sobre su culo. Me dijo que me mojara un dedo con saliva y se lo metiera en el culo mientras se la chupaba y para que no tuviera reparos me dijo que iba limpio, que siempre que se ducha se hace una lavativa “por lo que pueda pasar”. Pensé que si a mi me gusta, por qué no a un hombre y lo hice con su polla en mi boca.

Al parecer le gustó mucho, pues movía el culo follándose con mi dedo y apartando la boca de mi coño me dijo que metiera dos. También lo hice y cuanto más se los metía más me excitaba. En ese momento pensé que si yo hubiera tenido una polla le habría encantado que se la metiera.

Cuando él decidió, se apartó. Yo pensé que iba a follarme tal y como estaba; sobre la cama con las piernas abiertas, pero se tumbó boca arriba a mi lado, me pasó un brazo por debajo de la cabeza e hizo que me subiera encima de él. Sus piernas quedaban entre las mías y la punta de su polla rozaba el vello de mi pubis. Me puso las manos en las caderas y empujó hacia abajo hasta que la noté rozando los labios de mi chichi. Luego, con una mano sujetándosela y con la otra empujando para abajo me la metió dentro lentamente para que sintiera como entraba cada milímetro.

Aparte de lo mojada que iba, mi coñito ya se está acostumbrando a recibir visitas.

(No te cuento todo esto para hacerte rabiar ni para que te sientas mal, sino todo lo contrario, para que lo disfrutes y te masturbes si quieres imaginando que eres tú con quien estoy)

Me fue empujando hacia abajo hasta que no entró más y entonces me dijo que le follara yo. Entendí que quería. Comencé a mover el culo arriba y abajo, pero en esa posición no entraba toda, así que me incorporé un poco, pasé las rodillas hacia delante y me quede sentada encima de él. Me la metí otra vez y fui sentándome encima hasta que mis nalgas tocaron sus piernas.

Era una sensación nueva y muy agradable. Ahora era yo la que dirigía la situación. Yo me movía al ritmo que quería, me la hundía hasta donde quería. Él no se movía; con los ojos cerrados solamente sonreía indicando que le gustaba. Se puso las manos sobre su pecho y se pellizcó los pezones. Los suyos! Mis tetas estaban al alcance de sus manos y él se estaba pellizcando sus pezones! Le aparté las manos, puse las mías

Y se los pellizqué yo mientras le cabalgaba cada vez más deprisa. Él me correspondió poniendo las palmas de sus manos sobre mis tetas jugando con los pezones.

No sé cuanto rato estuvimos así, porque cuando yo notaba que me iba a correr paraba y me aguantaba hasta que me pasaba la sensación y seguía luego dando botes encima de su polla. Me tuvo que decir que no fuera tan fuerte porque me estaba dejando llevar demasiado. Era como si él no tuviera intención de correrse. Al final le dije que me iba a correr y entonces él me ayudó moviendo un poco el culo, y cuando vio que estaba a punto me puso las manos sobre las nalgas apretando sin permitir que yo me moviera y noté como se corría dentro de mi. El notar eso fue el disparador de mi corrida, la más intensa que he tenido hasta ahora.

Luego me dijo que había estado haciendo no sé que yoga que le permitía controlar sus orgasmos hasta que él quisiera, que si quería me enseñaba cómo.

Y antes de irse también me dijo que Alicia le había dicho que yo me había quedado en casa sola y que seguro que estaba caliente, por eso me hizo la visita. Me dijo que le dijo a Alicia que tenía ganas de echar un polvo conmigo y que era el momento.

Como ves, el cursillo es intensivo. Esto no habría podido hacerlo hace unas semanas ni loca!!