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Uana 13

en Grandes Relatos

Lo que sigue lo escribí por la necesidad que tengo de escribir el 11 de abril, un día después de que sucediera, aunque he dudado mucho en dejar que alguien lo leyese, pero ahora que han pasado cosas incluso más complicadas y que ya por fin me vuelvo a Londres, creo que lo puedo mandar sabiendo que lo voy a dejar atrás.

No estoy segura de que la categoría del relato sea la que he puesto, pero supongo que es más o menos eso.

*          *          *

Ya llevo casi la mitad del libro traducido y quiero acabarlo cuanto antes, pero también tengo la necesidad de escribir las cosas que me pasan y que no pasan a menudo. De hecho lo de ayer por la noche es algo que no sucede casi nunca, o eso creo.

Quedé con la pareja que viene de vacaciones unos días en el hotel Alicante Maya a las 5 de la tarde el Viernes Santo, es decir, dentro de tres días según escribo esto, y cuanto más se acerca el día, más inquieta y salida estoy y ayer necesitaba aliviarme con una buena paja.

A veces las filmo y ayer quería que quedara constancia de lo caliente que iba.

Puse el portátil sobre una silla para grabarme con la cam, como hago a veces (aunque prefiero la cámara que pilla más luz que el portátil) y me tumbé sobre la cama con las piernas abiertas para que se pudieran ver bien mis braguitas empapadas y lo mojada que iba y mi mano, que ya sabe lo que hacer, se fue primero a acariciar suavemente el clítoris estimulándolo y poco a poco abriendo los labios de mi chichi acelerando el ritmo hasta meterme unos dedos en mi cueva mojada. Me quité las bragas y pensé en meterme un

pequeño vibrador que tengo por el culo, pero no me apetecía interrumpir la deliciosa paja que me estaba haciendo y seguí follándome a mi misma.

Antes siempre solía cerrar la puerta de mi habitación con pestillo, aunque mis padres siempre, siempre, llaman y piden permiso para entrar, por eso últimamente, confiada en que NUNCA habían intentado entrar sin pedir permiso, se me olvidó poner el pestillo.

Pero ayer no fue así.

Tenía los ojos cerrados y me estaba frotando los labios del chichi cuando oí que se abría la puerta. Mis ojos también se abrieron de golpe, aunque no saqué la mano de donde estaba.

Con la puerta medio abierta estaba mi padre que se quedó inmóvil, como hipnotizado unos segundos.

Saqué los dedos mojados de mi chichi, junté las piernas y me lo cubrí con la palma de la mano.

Hubo unos segundos en que ninguno de los dos se movió ni dijo nada. Como había dejado suficiente luz para filmar, pude ver como tragaba saliva varias veces y también que bajo los boxers que llevaba puestos estaba empalmado.

Entonces entró, cerró la puerta y con la voz seca y tan ronca que casi no le entendí dijo: sigue, por favor.

Como he dicho, yo iba muy caliente y me había pillado justo en ese momento de subidón que lleva al orgasmo y que es tan difícil de parar y lo único que vi en ese momento era un hombre mirándome.

Después de que él hubiera fisgoneado en mi ordenador y hubiera visto algunas de mis cosas privadas, cuando no estaba mi madre, habíamos hablado tranquilamente sobre la distinta percepción que tienen las personas del sexo y él mismo había dicho que hay que disfrutar, pero que hay líneas que no se deberían cruzar y aunque no se había hablado de cuales son esas líneas, la que estábamos cruzando en ese momento, había quedado flotando en el ambiente, para mi sin duda, y estoy segura que también para él.

De todas maneras, creo que tal y como estaba yo, no me importaba si era mi papa o el de Roma.

Cerré los ojos de nuevo y abrí las piernas retomando poco a poco el ritmo que llevaba antes de la interrupción.

Al poco, estaba tan centrada en sentir mi placer que ya me había olvidado de que mi padre estaba mirándome y aunque una parte de mi lo rechazaba, otra deseaba que se acercara a tocarme.

Por suerte o por desgracia no lo hizo.

No tardé ni dos minutos en correrme con los labios apretados para no hacer ruido y con una intensidad bastante fuerte, como cuando hace días que no me alivio.

No abrí los ojos hasta que no recuperé la respiración y cuando lo hice, ya no estaba.

Ni siquiera había oído la puerta y no sé hasta cuando estuvo mirando, si vio como su niña se corría o no.

Una vez aliviada de la tensión que siento cuando voy tan salida, me entró algo de pánico, pero como casi siempre, mi pragmatismo acabó venciendo. Con toda seguridad él había visto algún vídeo de las pajas que guardo (y muy probablemente algo más fuerte) y pensé que en esos momentos había sido como si hubiera visto un vídeo, pero en directo.

Luego, con un sobresalto pensé en mi madre y entonces volví a alterarme. ¿Y si hubiera entrado ella también? ¿Y si me hubiera visto frotándome el coño como una posesa y mi padre de pie mirándome, y no sé si haciendo alguna otra cosa, pues yo tenía los ojos cerrados.

Me tranquilicé penando simplemente que eso no había pasado.

Normalmente me duermo con facilidad después de “relajarme”, pero me costó un poco pensando que tenía que marcharme cuanto antes.

No sé cómo puede seguir esta situación y no confío en mi misma para poder poner freno a esta historia si va más allá.

Además, estoy segura que él no había venido para otra cosa que para poder pillarme como estaba y suerte que no se acercó, porque habría salido en el vídeo!!!