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Señora medianoche: version meperteneces 7

en Orgías

Lisa iba desanimada hacia sus clases, definitivamente ella no estaba echa para ser superheroina.

Pero un abrazo interrumpió sus pensamientos, era Jackie, la llevó a un lugar apartado después de clase.

Jackie se lamentaba profundamente de lo que le pasó a Lisa, que la compensaría, que trabajaría duro para pagar su deuda adquirida.

-n-no pedi prestado nada, solo vendí una cosa

-¡te la recuperare! ¡no importa cuanto cueste, pero lo recuperare!

-m-mi primera vez – decía dudando Lisa.

-si, la primera vez que te desprendes de algo valioso, pero te lo recuperare, lo juro.

-no no, mi primera vez – dijo Lisa moviendo el dedo índice dentro de un circulo formado por los dedos índice y pulgar, simulando el acto sexual.

La reacción de Jackie era extraña, miraba a Lisa con cara rara, pero le dijo.

-v-vaya perdona si ¡¿NUNCA HAS FOLLADO?!

Lisa le tapó la boca avergonzada.

-¿quieres que toda la ciudad sepa que dejé de ser virgen?

-¿acaso querías que supieran que eras virgen hasta hace poco? Cuéntame, ¿Cuánto te pagaron por tu primera vez? ¿te dolió? ¿era guapo? ¿te taladró como debía?

Lisa se sorprendió de la poca importancia que Jackie a la virginidad.

Por otro lado, después de verla siendo “taladrada” como ella dijo, parecía que era un asunto trivial.

-queria que fuese, con el amor de mi vida – dijo Lisa un poco triste.

-¡la vida es corta! ¡podria caerte un cascote en la cabeza y morir sin disfrutar de los placeres de la vida! Deberías fornicar más mmmm ¿estas libre esta noche para ir a mi casa? Robert libra y viéndote… creo que me apetecería un trio.

Lisa se puso roja como un tomate, acaban de desvirgarla y su mejor amiga quería que hiciera ¡UN TRIO!

-¡estoy ocupada! ¡tengo que mirar cosas en la ciudad por la noche! – dijo Lisa escapando para evitar que la convenciera.

Por la tarde, después de la universidad, decidió estudiar y dormir, no más medianoche.

Pero… Dark Liberty club, no, no ira a ir sola, ira con esos dos monstruos.

Empezó a pensar, eso iba a acabar mal, muy mal, son muchos los del club, pero esos monstruos.

Imaginaba las noticias, una matanza, madres sin hijos, hijos sin padres.

-JODER – dijo Lisa maldiciéndose, se enfrentaba a una posible muerte segura, se puso su traje y fue para allá.

Estuvo vigilando un largo rato el club, si ella viene con sus monstruos, ganara tiempo para salvar los que pueda.

Solo podia hacer eso, ganar tiempo.

Apareció la limusina de Rosa, Rosa salió sola, envuelta en una túnica y portando dos maletas, los dos matónes le dijeron de malos modos, pero ella se quitó la túnica.

Estaba desnuda, bueno no, en su cuerpo tenia pegados bolsitas de cocaína, los matones llamaron a su jefe y al poco la dejaron entrar.

Medianoche sorprendida, fue hacia la azotea del club, tenia que vigilar a esa mujer.

 

 

Sarah se enfundó el traje, podia sentir todo su poder, hizo varios katas para comprobar su movilidad.

Floreció dentro de ella un sentimiento muy peligroso.

Una sensación de invulnerabilidad.

 

 

Medianoche agradecia ser enjuta para poder colarse por los respiraderos, veía la fiesta, santo cielo, menuda cantidad de drogas llevaba en sus maletas, Rosa estaba desnuda y rodeada de varios hombres corpulentos.

Entonces ella derramó cocaina entre sus pechos y los hombres de color empezaron a esnifar la droga que había sobre su cuerpo y de paso acariciar ese… cuerpo en celo.

Medianoche no podia dejar de mirar esa imagen, Rosa manoseada por hombres fuertes y vigorosos, sentía una humedad en su entrepierna, de manera inconsciente se empezó a tocar y al mirarse la mano, se sorprendió la cantidad de fluido vaginal que segregaba.

-¿quien eres tia? Tienes huevos al venir aquí – decía uno de los hombres, parecía que era el dueño del sitio.

-soy la nueva dueña de la ciudad y la nemesis de medianoche, vine porque veía que la fiesta le faltaba algo más… blanco – dijo Rosa agitando una bolsita de cocaina.

 

 

Sarah ya había pateado varios pandilleros y no pasó una hora desde su acción, su traje funcionaba muchísimo mejor de lo que esperaba, creía que podia ganar a un tanque.

¿Cuál será el siguiente sujeto de pruebas para el traje?

 

 

Medianoche se desprendió de su parte inferior de su traje y de sus bragas, veía como Rosa colocaba una línea de cocaina en una de esas largas trancas de ebano y esnifaba, tembló un poco y empezó a chupar como una poseída agarrando las nalgas del hombretón.

Otro de los hombres colocó su miembro en su vagina y la penetró con fuerza, la bombeaba como si quisiera romperla, otro hombre colocaba una raya de coca en la espalda de Rosa para esnifarla mientras acariciaba esos hermosos pechos.

El clítoris de Medianoche le ardia, no parecía aliviarse, maldecía a Rosa, quería estar ahí entre esos hombres, siendo llenada y rellenada de carne masculina, cada agujero de su cuerpo suplicaba un hombre.

El ímpetu autosatisfactorio de Medianoche hizo que se rompiera el respiradero y cayese hacia la pista, ante la mirada de todos.

Medianoche despertó de su furor uterino ante las miradas de todos, quería disculparse e irse, pero unos labios besaron los suyos, una lengua se introdujo en su boca y unas manos acariciaron sus pechos con una dulzura que no experimentó más, ante ese placer, se dejó hacer y llevar, correspondió a esos labios y esa lengua, sus manos recorrieron ese ¿suave cuerpo? Al llegar a la cintura abrió los ojos.

Era una mujer la que le estaba besando, cuando se desacopló del beso, la chica de color se relamió sus labios.

Rosa miró con rabia la escena, los labios, se los habían robado, desde luego con esa chica ha tenido mala suerte.

-deseaba esto desde ese dia.

Medianoche la reconoció, fue uno de los primeros inocentes que salvó, era una joven que iba a dejarse violar por unos supremacistas delante de su maltrecho novio, para que lo dejasen ir, nunca confesaría lo que disfrutó golpeándolos.

La joven de color empezó a lamer los pechos de Medianoche, ¿de verdad esa chica era hetero? Lamia los pechos con habilidad, pero no quería sentirse lesbiana e hizo algo que nunca pensó.

Llamó a uno de los hombres del local para que le rellenase su boca de carne en barra, algo que para Lisa era algo imposible, pero en ese momento no se sentía ella, era otra persona.

Alguien liberada.

 

 

 

Sarah había localizado una pandilla que causaba estragos en el pequeño comercio, veía el grupo, eran unos 15, ahora pensaba como podia aparecer para maximizar su miedo en sus corazones.

 

Medianoche no se creía lo que estaba haciendo, estaba siendo penetrada vaginalmente a cuatro patas mientras besaba a Rosa que estaba en su misma situación, notaba esos labios finos como la seda junto a esa lengua pecaminosa.

Deseó abrazarla, Rosa quería hacer lo mismo.

Ambas se incorporaron y se abrazaron juntando sus pechos, notando como los profilácticos de sus machos se llenaban dentro de ellas.

Pero sus conchas no estarían mucho tiempo vacias, fueron llenadas con nuevas vergas.

Una verga con una raya de coca se interpuso entre sus labios, Rosa quería animar a Medianoche a probarla.

La joven superheroina miraba esa raya, coca, cuantas desgracias han ocurrido por culpa de ese polvillo blanco, gente esclavizada por esa droga, tantos tiroteos por una dosis de eso.

Medianoche apartó la cabeza, no quería nada de eso, no quería ni olerla.

Rosa tampoco, ya tuvo suficiente, una chica de color si esnifó la raya y empezó a chupar como una loca, Medianoche la miraba sorprendida, pero quedó sorprendida ante un beso de Rosa.

Esta vez, el beso tenia un regalo, una pastilla de MDMA que trajó involuntariamente.

-la fiesta esta a punto de comenzar – dijo Rosa a punto de llegar al orgasmo.

 

 

Sarah, tras examinar los movimientos de sus enemigos, apareció sobre ellos, dos granadas de conmoción ante los dos grupos más numerosos los dejaron fuera de combate, 15 -9 = 6, un gigante intenta derribarla, pero su traje le da a Sarah una fuerza abismal y le rompe la cadera, 6-1=5, podia ver el miedo y la impotencia de los pandilleros.

Sarah sonreía diabólicamente bajo su casco.

 

Dos hombres de color abrazaban a Medianoche bombeándola, su primera doble penetración vaginal, los pies de la pequeña heroína apenas tocaban el suelo debido a las poderosas embestidas de sus machos que taladraban su utero con ganas, un explosivo orgasmo hizo gritar a Medianoche, no recuerda cuantos orgasmos ha tenido, pero su cuerpo aún tenia hambre, hambre de carne, de mujer, de hombre, de perro, porque uno de los perros de los guardias la montó y se sintió extasiada.

Ambos hombres se quitaron los preservativos y se masturbaron sobre Medianoche, se le unieron otros cuatro que se pajearon sobre ella.

Medianoche recibió con alegría esa lluvia blanca y espesa, cuando terminaron, varias mujeres de color se pusieron sobre la superheroina limpiándola con sus lenguas, lamiendo esa leche de vida que estaba resbalando sobre la joven piel de Medianoche.

La superheroina sentía que dejaba de ser ella y lo estaba disfrutando.

 

Sarah miró un imprevisto, los que quedaban se acobardaban, pero aparecieron diez más, incluido el jefe, un calvo lleno de tatuajes de bestias mitológicas devorando gente, llevaba un bate de beisbol.

Las palabras del jefe dieron fuerza renovada al grupo y se lanzaron a por Sarah, la cual sonreía y empezó a golpear en puntos incapacitantes.

 

 

Medianoche sentía la lengua de Rosa en su ano, su primer beso negro y lo disfrutaba, Rosa podia decir con orgullo que fue la primera en sodomizarla mientras ella misma era sodomizada por uno de la fiesta.

Ambas chicas estaban empapadas de alcohol y lenguas de hombres y mujeres lamian a esas dos blancas en esa fiesta de gente de color.

Medianoche notaba como la lengua de Rosa la empujaba a otro violento orgasmo, un orgasmo que recibió con avaricia.

Ahora la lengua de Rosa se retiraba y algo duro y calido entraba en su ano.

Tal vez fuera por la droga, pero no tuvo miedo a que entrase esa polla, la cual entraba con dificultad centímetro a centímetro, hasta llenarla.

La superheroina sentía dolor, pero tambien placer, era algo que no se podia explicar ella misma, recibió esa polla con alegría mientras abria la boca para recibir otra barra de carne negra.

¿se podrán tocar ambas pollas en su interior? Pensaba Medianoche.

 

 

Sarah había incapacitado la mitad de sus enemigos, el resto eran siete, estaban retrocediendo.

Se sentía poderosa, invencible, con derecho a hacer de esa basura lo que quisiera, estaba ebria de poder.

Pero una fuerza la impulsó en el aire, la elevaba ¿Qué coño era? Chocó contra algo plano y duro.

Se dio cuenta de que la habían capturado, con una grua-iman.

 

 

Medianoche salía del local, bastante cansada pero feliz, no solo había pasado una buena noche, sino que firmo autógrafos en penes, pechos y pubis, tenia que ir a casa, su uniforme, no lo tenia, estaba rasgado y cada uno quería llevarse un recuerdo, algo que vender en una subasta virtual como oro, lo unico que quedaba era su mascara que la protegió con uñas y dientes.

Aquella depresión había desaparecido, estaba eufórica, quería bailar, quería cantar y no sabia por que ¿Qué le había pasado?  Empezó por su entrega con Diamont bite, pero ahora no le importaba.

Se sentía imparable.

Las calles estaban solitarias, cosa que agradecia, estaba desnuda y con un escozor en su vagina.

Lo más probable es que por la mañana Lisa no quiera salir por vergüenza.

 

 

El jefe golpeaba una y otra vez el bate contra la armadura de Sarah, esta armadura resistía muy bien y lo unico que hacia era cansar al jefe, los otros quisieron sacar a la chica, pero esta consiguió mover un brazo para apuntar y disparar la red medusa y atrapar a uno de los matones, otros dos al intentar liberarlo, se pincharon por los aguijones de la red y quedaron KO.

Cuando el Jefe se agotó, Sarah vio una oportunidad, abrió su traje y salió de el desnuda, golpeándolo sin piedad, los otros cuatro se enfrentaron a ella, pero su técnica marcial era superior.

Pero cuando casi los derrotó, el de la grua había bajado y le disparó un taser, la descarga la paralizó y cayó al suelo, pero aún consciente.

Los matones se levantaron y el jefe se puso de pie y dijo.

-¿Qué hacemos contigo? un batazo en la cabeza y no te levantas jamás.

-jefe ¿antes podemos follarnosla? Esta muy buena.

-podeis follarosla mientras este caliente – dijo el jefe acariciando su bate.

-no, quiero ver su mirada cuando me la folle, quiero que sepa quien es su dueño – dijo otro.

-yo no puedo esperar – dijo otro bajándose los pantalones.

Pero el jefe golpeó al que se intentaba bajar los pantalones y dijo lo siguiente.

-chicos, coged turno, porque yo sere el primero que me la folle.

El jefe se puso sobre ella y le tocó los pechos, dando una sensación de asco extremo a Sarah, una sensación de indefensión que le daba ganas de llorar.

Pero si lloraba, les daría una victoria a esos cerdos, no podia evitar su violación, pero tenia que darse tiempo a recuperarse, para devolvérselas con creces.

Las manos la tocaban, Sarah luchaba contra esa horrible sensación de ser tratada como una vulgar muñeca, dedos introduciéndose en su interior, el jefe besando su boca y metiendo su lengua, quería morderla, pero se sentía muy débil por la descarga, los otros lamian sus pechos, con total impunidad.

Quería llorar.

Entonces Sarah miraba con horror como el jefe se ponía sobre ella para que mirase como se desabrochaba los pantalones.

 

 

Medianoche pasó al lado del chatarrero, oia gritos, su viejo instinto de superheroina aun estaba ahí y fue a comprobar, vio a un hombre con la polla erecta acercándose lenta y peligrosamente al coño de una chica que estaba combulsionando, tal vez por una descarga, se sentía débil, pero no podia dejar a esa chica a merced de esos cabrones.

Pero al ver a la chica que empezaba a llorar de impotencia, la reconoció.

Sarah, una vieja amiga suya.

Algo dentro de ella empezaba a hervir, cogió un tapacubos y lo lanzó con fuerza contra el jefe, debido a su excesiva fuerza, decapitó al jefe antes de que penetrase a Sarah.

Los otros cinco miraron en dirección al atacante.

Ahí estaba, medianoche, desnuda con una mascara, pero la mirada de esa máscara rezumaba odio, no era solo odio por intentar hacer algo inhumano a su amiga, era algo más, odio acumulado contra el mundo, impotencia, angustia, todas las sensaciones negativas estallando en una rabia incontrolable, cuatro de los matones que quedaban la agarraron, pero la fuerza de Medianoche era superior, los lanzó como si fueran almohadas, el que quedaba disparó un taser, pero debido a que temblaba de miedo erró el tiro.

Medianoche miró al tirador, su mirada era de furia diabólica.

Pero cuando llegó hacia el caminando, el matón se desmayó orinándose encima.

Entonces Medianoche miró a Sarah, que se arrastraba hacia la grua, cuando fue a recogerla, Sarah le pidió que liberara su traje.

Medianoche lo hizo, apagó la grua y el traje se soltó, pero Sarah estaba débil para meterse en el.

Medianoche cogió a Sarah y el traje y se los llevó a casa, fue a su casa, en ese momento no pensaba en otra cosa más que protegerla, tenia ganas de tirar el traje por ahí, pero Sarah le daba mucha importancia.

Subió a su casa de un salto a su ventana, Sarah se sorprendió ante esa hazaña ¿Qué coño era esa chica?

Medianoche apoyó suavemente a Sarah en  su cama y tiró el traje en un rincón.

Para luego irse a dormir.

Sarah miraba a su alrededor, la casa de su superheroina era… humilde, un piso de estudiante, por la única cama debe vivir sola, con dificultad se levantó y miró las fotos de su habitación, había un nexo en común.

Lisa Moon.

No podia ser, pero físicamente, es idéntica, necesitaba saber más, tropezó con su traje.

Su traje.

Ese traje le dio una sensación falsa de invulnerabilidad, fue descuidada, tonta y casi…. Casi.

Dio una patada al traje y fue donde dormía Medianoche.

En un sofá, durmiendo profundamente.

Tenia manchas de semen por todo su cuerpo ¿la habían violado? No, ninguna mujer sonreiría de esa manera.

Sarah aun podia sentir esas manos palpando su cuerpo, haciendo de ella lo que querían.

Por fín Sarah estalló en un llanto.

Lloró largo tiempo y se tumbó al lado de Medianoche que estaba dormida.

Tocarla… le daba seguridad, le daba esa protección que necesitaba contra esos fantasmas que la atormentaban.

Quiso ver quien era su paladina.

No le costó quitarle la mascara y vio con sorpresa que era Lisa Moon.

Su amiga del colegio en la que perdió el contacto al adelantar cursos, al parecer no se desarrolló mucho en cuerpo.

-mmmm Rosa, buena fiesta – decía Medianoche con una sonrisa.

Pero si fue muy… desinhibida, olia a alcohol, estaba ebria, puede que tomase una pastilla.

Y al tocarla algo le sorprendió, el himen de Medianoche, se movia, al verla, vio que se regeneraba.

Le gustaría hacer unas pruebas a su cuerpo, pero ahora, necesitaba olvidar.

Fue a la ducha y se puso agua bien caliente.

Mientras se frotaba, notaba esas manos, no… están en tu mente, no dejes que vivan alla, echalos.

Pero es difícil afrontar tus traumas, sentía esas manos profanándola, se limpiaba con rabia como si eso quitara las manos.

Volvió a llorar.

Pero una alarma sonó, parecía que eran las siete, pero lo que oyó le dio miedo.

-¡MIERDA! ¡JODER! ¡CALLATE PUTO TRASTO INFERNAL!

Lisa tuvo un mal despertar, cosas de la resaca, oia como el despertador era destrozado por Lisa mientras decía obsesivamente cállate.

Empezó a temblar mientras se acercaba y maldecía que no era sábado, que tenia que entregar una tesina.

Al entrar en la ducha, no reparó en Sarah, pero si pensó que se había dejado la ducha encendida, se maldijo a si misma y a la compañía de agua con su factura.

Pero cuando se giró para coger el jabón, la vio y gritó del susto.

Sarah también gritó, lo que hizo que Lisa agarrase su propia cabeza de dolor.

Sentía que le iba a estallar.

-por favor, no se quien eres, llevate lo que quieras, pero por favor, no grites otra vez – suplicaba Lisa victima de la resaca.

Sarah salió del baño y buscó en su traje, bingo, analgésicos, le dio una pastilla a Lisa y esta se la tragó desesperada.

A medida que se calmaba el dolor, reconoció a su amiga.

-¿Sarah? ¿Qué haces en mi casa?

-me…salvaste

-¿te salvé? Mierda, no, no puedo pensar bien, no recuerdo nada, solo seguia a una villana, ella, estaba follando con todos los del Dark liberty, me excité y… cielos, ¿Qué he hecho?.

 

 

Diamont necesitaba una cerveza, pero no había abridor y no era cuestión de romper su dentadura de porcelana, pero en ese momento oyó varios sonidos de motor, miró por la ventana, eran un grupo de treinta motoristas dirigidos por un gordo barbudo con casco prusiano, el dueño del motel señaló su habitacion.

Ese capullo quería cobrarse venganza, bueno, vamos a hacer ejercicio.

Diamont salió de su habitacion y se acercó tranquilamente hacia el grupo de moteros ignorando las amenazas y burlas, solo veía los incisivos inferiores del jefe.

De un golpe seco, golpeó la boca de la botella en la punta de los incisivos del jefe de los moteros, desprendiendo la chapa de la botella.

Toda la banda miró sorprendida la osadía de Diamont que bebía la cerveza con toda la tranquilidad mientras el jefe estaba adolorido por el golpe en sus dientes, pero cuando se recuperó, ordenó a sus hombres que lo matasen.

Tres hombres se abalanzaron sobre Diamont, el cual, miró con calma la situación.

Una patada circular abatió a esos tres.

Todos miraron a Diamont sorprendidos, eran más, estaban armados y ese estaba terminándose su cerveza con toda la tranquilidad del mundo.

Cuando se la terminó, los miró y les dijo.

-¿Qué esperais? Habeis venido por algo ¿no?, vamos, venid.

Cinco de ellos fueron a por el, pero Diamont golpeó al primero con la botella en la mandibula, destrozando la botella y derribando al motero.

Al segundo le abrió la garganta con la botella rota y usó la sangre que salía a chorros de la garganta para alcanzar los ojos de los otros tres a los cuales los derribó con poderosos y precisos puñetazos

Tres decidieron atacar, el más lejano con una escopeta.

Diamont cogió uno y lo usó como escudo humano, el impacto del disparo de la escopeta mató a su rehén al que Diamont cogió su puñal y con el cortó la garganta al siguiente atacante y acto seguido, antes de que el del la escopeta amartillase el arma, lanzó el puñal y se clavó en el entrecejo del tirador.

Todos miraron aterrados a ese hombre ¿hombre? No, ¡MONSTRUO! Miraba sonriendo a sus enemigos.

Era una pelea muy decepcionante para Diamont, el se consideraba débil, pero esos peleles, son fuertes, le superan en numero.

Pero son incapaces de dar pelea.

Uno de los motoristas intentó golpearlo con una cadena, Diamont la agarró al vuelo y de un tirón seco se la arrebató.

Luego hizo girar la cadena cantando una canción eslava, golpeaba los pies de sus enemigos con precisión haciendo que estos retrocedieran, uno fue a por el, pero la cadena lo golpeó, otros dos se lanzaron a atacarle, pero la cadena era más rápida y los noqueó con rapidez.

Todos miraron aterrados a ese hombre, que miraba sonriendo mientras movia la cadena.

-venga princesas, vuestro semental esta listo – dijo Diamont con movimientos pélvicos.

Ahora fueron todos incluido el jefe, Diamont proyectó un circulo con la cadena alejándolos, pero uno de los motoristas fue noqueado por el golpe.

-mmmmm culitos de princesas para mis cinco kilos de polla – dijo Diamont jocosamente.

El más grande de los motoristas fue a por el, Diamont le golpeó, pero el motorista paró la cadena con los dientes e intentó descargar un puñetazo.

Diamont lo esquivó sin sudar y con lo que quedaba de cadena le rodeó el cuello estrangulándolo.

Los demás fueron a por el, pero  Diamont golpeó la rodilla de su prisionero y de una patada lo proyectó contra el grupo más numeroso.

Esquivando los bates y los cuchillos, corrió sobre el gigante tumbado y subió a un coche aparcado, los matones fueron a por el, pero a medida que subían del coche, Diamont los pateaba.

Entonces decidieron cambiar de táctica, cogieron sus cuchillos y se los lanzaron.

Diamont los cogió al vuelo uno, dos, tres, hasta ocho cuchillos que hizo que se sorprendieran sus adversarios, luego hizo malavares con los filos y mientras lo hacia, uno a uno se los lanzó a sus enemigos, incluido al jefe.

El resto, viendo que era imparable, recogieron a los que habían sido noqueados y se fueron con sus motos bien lejos.

Entonces la mirada de Diamont se fijó en el dueño del motel, bajó del coche de un salto y agarró una tubería, acercándose peligrosamente al dueño del motel.

Pero la hija se puso en medio, de rodillas, suplicando el perdón.

Diamont empezó a pensar.