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Libro III : Secuestro - Viaje a Edén [Final]

en Dominación

Libro III : Secuestro - Viaje a Edén

El tío de Miguel lo ‘invita’ a visitarlo. Miguel se ‘reencuentra’ con su madre y descubre un mundo de sumisión completamente desbordante.

24 .- Interludio - Viaje a México

 

Cuando se lo comunicó a Linda pudo ver su decepción aunque, como siempre, no puso ninguna queja. Esta le confesó lo de su fiesta de cumpleaños. Como habían dicho tantas veces en los post de juguetes rotos su tía era un encanto.

“¿Y por qué te invita tu tío? ¿No estás preocupado?”

“Un poco. Si he hecho un cuadro correcto mi tío es muy peligroso y lo primero que querrá hacer es marcar su territorio… no… su posición sobre mi”

A Linda se le vio preocupada… pero más por la seguridad de Miguel.

“¿Y no sería más seguro no ir?”

“Lo dudo. Si entiendo como es nos daría una lección brutal y luego nos mataría. Lo cual hace la lección un poco inútil”

“Entonces. . . ¿Qué crees que hará?”

“Pues supongo que me enseñara quien es el que manda y me ordenara que me folle a mi madre”

“¿Y cómo crees que lo hará?”

“Hummmm… con mi padre violó a mi madre… aunque no le salió como pensaba. Así que…” Miguel se quedó mirando a su tía. “Te va a violar. Más ahora que tengo el anillo”

“Entiendo…” dijo Linda con una sonrisa de resignación.

Miguel se quedó pensando. “Si… te va a violar de una forma u otra… De una forma es que vamos, te viola y tú te quedas jodida porque no has podido evitarlo. La otra es que te viola pero yo te ordeno que te dejes violar pero que te resistas.”

Linda se quedó pensando. Parecía que su sobrino quería decirle algo hasta que se le encendió la luz. “Joder. Estoy muy jodida de la cabeza pero tú sabes muy bien cómo funciona. Si me lo dices cuando acabe y vuelva contigo estaré cachonda por qué he hecho lo que me has ordenado”

“Exacto. Cuando mi tío quiera violarte, que lo hará, quiero que te resistas, que grites, que no disfrutes nada y que él lo sienta, y luego quiero que vengas y me lo cuentes para ponerme caliente. Es lo que quiero”

Su tía se abalanzó sobre él y lo beso. “Bueno. ¿Por qué no cierras la casa con llave para que no pueda escaparme y me violas tú ahora?” Su tía se resiste tanto cuando ‘juega’ a violarla que en una ocasión casi consiguió escaparse a la calle. Ahora, cuando Miguel le dice a su tía que se resista, se asegura que no se pueda escapar.

Llegó el día y les recogió un jet privado en un aeropuerto cercano. Piloto, copiloto y una atractiva azafata con la falda tan corta que era fácil ver que no llevaba ropa interior cuando se inclinaba. Y la blusa tan ajustada que parecía que le iban a saltar los botones.

El viaje fue sin sobresaltos. A la llegada tenían un coche para ellos esperando. Fue Salvador el que condujo. Lo primero que hizo fue arremangarse el brazo derecho. Se veía que sabía perfectamente a dónde iba y que conocía la zona.

Cuando se adentraron por un camino secundario tuvieron una sorpresa. Les cruzaron un coche y los forzaron a pararse. En seguida media docena de jóvenes armados los rodearon. El que parecía el líder abrió la puerta trasera por el lado de Linda y la miró lascivo. “Vaya, vaya, mamasita. Vais a tener que darnos la plata que llevéis, y el coche. Pero antes voy a disfrutar de tu chochito, mamasita” apuntándole con las armas, ¿Era cosa de su tío? Se preguntó Miguel.

“Hey, jefe, jefe” dijo uno apremiándole. “Qué carajo pasa, huevón. ¿No ves que estoy hablando con mi futura novia de 15 minutos?”

“HP” Dijo. El gallito que se vanagloriaba que se iba a violar a Linda se puso blanco.

Salvador salió del coche, despacio. “A ver mamapollas. Hace tiempo que no vengo por aquí pero no se supone que los mierdecillas como tú sabéis que tenéis que fijaros en los tatuajes antes de hacer alguna gilipollez?” Se veía perfectamente su tatuaje en el antebrazo con las letras ‘H. P. ’ en grande.

“Yo, yo… lo siento. Vi a la mamasita y me…” antes de acabar la frase Salvador le metió un bofetón al joven. Ni se molestó en sacar la pistola para amenazarlo. El joven, aun armado no se atrevió ni a rechistar “A la señora la tratas con respeto o te abro la cabeza aquí mismo. Discúlpate ahora mismo”

El joven, aterrado, se puso de rodillas junto a Linda “Lo siento mucho señora. Me he confundido. De saber quién era usted jamás me habría atrevido a faltarle el respeto. Lo siento mucho. De verdad”. Incluso juntaba las manos en postura de rezo.

Salvador lo apartó de una patada para cerrar la puerta. “Aprende las reglas, puto, o te volaran la cabeza” Volvió al coche, sin siquiera haber sacó el arma, y ninguno de los seis jóvenes armados se atrevieron a hacer nada.

Siguieron el camino. “¿HP?” preguntó Miguel. “Hombre de Don Pablo, Señor” contestó Salvador.

Parecía que pese a los esfuerzos de la nueva presidenta el crimen no descendía. De hecho su propio marido Había sido ejecutado recientemente por algún cártel criminal como represalia por las acciones de la presidenta.

Siguieron el viaje sin contratiempos. Llegaron a una pequeña ciudad. Edén se llamaba. Miguel averiguó luego que tenía unos 10.000 habitantes. Por sus calles Miguel se fijó en algunas cosas inusuales. Primero, parecía Beverly Hills o algún otro barrio rico. Bastantes coches de gama alta, buenos edificios, gente bien vestida… tanto hombres y mujeres. Y algunas de ellas, las jóvenes principalmente, incluso provocativas. Un paso más discreto de lo que vestía su tía ahora mismo pero desde luego que llamaban la atención. Y todos en general guapas. A raíz de eso también se fijó en el resto de las mujeres y vio que la mayoría eran en general guapas. De seis o siete para arriba.

Atravesaron la ciudad y a poca distancia Había una finca amurallada. Se veían hombres armados en la muralla y mucha seguridad. Las murallas se extendían muchos metros a ambos lados.

Cuando llegaron Salvador los identificó a todos. Se veían hombres malcarados por todas partes. En muchos Miguel vio tatuajes diversos con las siglas ‘HP’. Malcarados pero se comportaban respetuosos lo que parecía contradictorio. Sus maneras le recordaban a Miguel a las de Salvador. Que podía reventarle el culo a su tía y, a los diez minutos, tratarla de señora con todo respeto.

Dentro Había un patio con una gran casa muy lujosa. Salvador llevó el coche hasta la entrada. Allí los recibió Don Pablo. Miguel lo reconoció de la video llamada cuando apartó a su madre después de follársela.

“Sobrino!!!! Espero que hayas tenido un buen viaje” lo recibió dándole un gran abrazo. Parecía un tío mayor agradable y campechano pero se notaba a la lengua que estaba sobreactuando. Sin ningún atisbo de preocupación que se notara que estaba siendo falso. Como si fuera alguna especie de opereta. “Vamos a ponernos al día. Primero querrás ver a tu madre, que hace más de dos años que no la ves. Tu, Acompaña a Salvador y a la amiga de mi sobrino a sus habitaciones” Señalo a una chica del servicio que lo Había acompañado. Joven, guapa. El traje era un vestido azul, abotonado por delante, que recordaba a los que usan las de la limpieza en los hoteles. Pero más corto, más escotado, más ajustado y más traslúcido. Según como le diera la luz a esta chica y a las otras que luego vio Miguel haciendo las tareas de la finca, se veía perfectamente que no llevaba ropa interior y se podía adivinar todas sus partes íntimas.

“Claro Don Pablo. Por favor. Pueden seguirme” Y Linda desapareció con Salvador en la mansión.

“Tu madre está por aquí. Vamos.” Miguel ya se esperaba alguna sorpresa. Su tío se mostraba afable y dicharachero de una forma teatral. Llegaron a unos barracones y cuando estaban cerca de la puerta está se abrió y apareció su madre.

Estaba despeinada y desnuda. El cuerpo cubierto de semen. Se habían dedicado a dibujarle rayitas de contar en la mejilla y sobre el pubis. Miguel no dudaba que si le viera el culo habría otro grupo de rayitas similares. Le faltaba un zapato y de uno de sus pezones colgaba una cadena. De entre sus piernas chorreaba el semen que salí de sus orificios como de la comisura de sus labios. El pelo lo tenía apelmazado de tantas corridas.

“Hola Pequeñín” dijo desfallecida haciendo un esfuerzo por parecer coherente y mantenerse en pie. Tras ella, de la puerta de donde Había salido, Miguel adivinaba como mínimo media docena de hombres desnudos. “Como has crecido. ¿Qué tal el viaje? Tenemos que ponernos al día” Por suerte para Miguel su madre no intento abrazarle.

Miguel miró a su tío con una media sonrisa. “¿Debería sentirme ofendido? ¿Enfadado? ¿Molesto?” Su tío lo miraba expectante. Ya no tenía el aspecto de falso tío bonachón. “No soy mi padre. Entiendo quien y que eres. No voy a dejarme llevar por el orgullo y, desde luego, no voy a oponerme a ti. Tengo claro que eres el perro alfa. Conozco mi lugar”

Y así, Miguel se sometió al perro alfa sin humillarse. Su tío lo miraba en silencio, con una sonrisa que más parecía la de un tiburón. Después de un rato le hablo, con un tono distinto, más férreo. “Mate a tu padre, chico. Le pegue un tiro y luego me folle a su mujer, tu madre. ¿No vamos a tener problemas?”

“Mi padre nunca me levanto ningún sentimiento profundo, la verdad. Podría sentirme más molesto por lo que le has hecho a mi madre a la que siempre he admirado y con la que siempre me he identificado más pero teniendo en cuenta que sé que ahora está en la gloria después de que seis hombres se la hayan follado hasta reventarla tampoco creo que pueda echarte nada en cara. Es más. Estoy seguro que me vas a pedir que me la folle así que si me dices dónde puedo darle un par de manguerazos me la llevo y empiezo. Imagina si estoy dispuesto a hacerle eso a mi madre lo que me importa que mataras a mi padre”

Su tío apretaba los dientes en una sonrisa complacido. “¿Cómo carajo puedes ser hijo de tu padre?”

“Porque soy hijo de mi madre” le contestó Miguel.

Hubo otro momento de silencio mientras Don Pablo sopesaba la situación. No esperaba la frialdad y la seguridad que Había demostrado su sobrino. Le Había gustado como había le aceptado y sometido, sin una pizca de humillación. Ni siquiera sumisión. Solo aceptación.

“No te equivocas. Si. Quiero que tengas una bonita reunión familiar metiéndole la polla en el coño a tu madre. Quedará grabado a modo de recuerdo. Ahora tengo cosas que hacer, un imperio no se maneja solo, pero la habitación que he preparado tiene cámaras. Ya lo veremos luego juntos. ¿Eh, sobrino? Dale un rato para que se recupere y se arregle y verás que será mucho más divertido. Emily, prepárate para tu hijo. Una hora.” Y se fue.

“Claro, Don Pablo” Y una chica del servicio vino para ayudarle a caminar. Miguel se percató más adelante que su madre era la única que llamaba solo Pablo a Don Pablo.

“Lo has impresionado. ¿Sabes? le dijo su madre por el camino. “Lo conozco y le has impresionado. Pero no ha acabado. No puedo decirte más” Y se fue acompañada de la asistente. Otra vino a guiarle a Miguel hasta su habitación.

Se sorprendió un poco encontrar allí aun a Linda. Esperaba que su tío ya se la hubiera llevado. Tal vez se equivocaba. También estaba Salvador. “Buenas tarde señor. Quisiera pedirle permiso para ausentarme.”

“¿Quieres ver a viejos amigos ahora que has vuelto?”

“No voy a mentirle señor pero si quiere es lo que le diré. Solo le pido si puedo ausentarme”

Miguel entendió que sencillamente no quería estar ahí. Dudo un poco, intento entender lo que pasaba y, al fin, pensó que sabía lo que ocurría.

“No quieres estar aquí. ¿No? Cerca de esta habitación”

Salvador suspiro. “Así es, señor. Lo siento, señor”

Salvador no quería ponerse en la tesitura de tener que impedir que se llevarán a Linda.

Miguel asintió. “Vale. Vete. . . a ver a tus amigos

“Gracias señor.” Y Salvador se fue dejando desprotegidos a tía y sobrino.

“¿Qué pasa?” preguntó Linda.

“Nada. No te preocupes”. Y dio un vistazo a los rincones. Oculto en la decoración fácilmente podría haber cámaras con sus micros. “Tu quédate aquí. Vamos a descansar un rato”

Juntos se acurrucaron en la cama. Dando imagen de una pareja feliz. Miguel aprovechó al besarla en la mejilla para susurrarle “cámaras y micros”.

25.- Capítulo XV: El reencuentro

 

Pasó una hora y apareció otra de las asistentes con su apretado traje. Entre los botones a la altura de su pecho se veía el canalillo y la ausencia de sujetador. Lo llevó hasta la habitación que le esperaba su madre. Junto a los barracones.

A Miguel ya no le sorprendió encontrarse en un calabozo sexual. Más equipado que el suyo pero con aparatos de tortura que a Miguel no le interesaban. La cama lista con ataduras en esquinas y lados. Varios muestrarios de dildos, vibradores, fustas, látigos y mordazas. La cruz de San Andrés, ganchos y poleas en el techo…

Su madre le recibió vestida con un apretado corsé que hacía las veces de liguero del que colgaban unas medias. Con los pechos y el pubis al descubierto podía ver tanto el piercing en los pezones como el tatuaje de propiedad sobre su pubis. Los tacones altos para realzar su trasero que no falte. En muñecas y tobillos llevaba pulseras de cuero preparadas con argollas para facilitar atarla o colgarla. Así como una correa al cuello. Y estaba exquisitamente maquillada y peinada, como siempre lo estaba su tía.

Y también, como hacía su tía, le recibió de rodillas, con las manos tras la nuca y la boca en O.

Miguel la miró un momento ¿Para qué perder más tiempo? Estaba buena y sabía que a su madre no le iba a crear ningún trauma que su hijo se la follara. Y él era consciente del cabrón de dudosos escrúpulos que era. Así que…

Se puso ante su madre, se desnudó, se sacó la polla, pese a la O que formaba su boca Miguel adivino una sonrisa en los ojos de su madre, y le metió la polla hasta la garganta. Su madre ni se inmuto, como su tía. A lo largo de la sesión de sexo Miguel fue consciente de que ambas hermanas habían pasado por el mismo entrenamiento intensivo.

“Eso es, mama. Traga polla” y le cogió por la cabeza y empezó a follarle la garganta como si fuera un coño más. Su madre impertérrita aguanto la invasión de su garganta, sitio como las bolas de su hijo le daban contra la barbilla y enterraba la nariz en su vello púbico con cada empujón de esa polla en su garganta. Miguel siguió follándose la garganta de su madre a gusto hasta que inevitablemente le llenó la garganta con su semen. Como le gustaba espero un momento con la polla aparcada en la garganta de su madre, disfrutando de los últimos espasmos de placer hasta que se la saco.

Tan pronto se la saco su madre se levantó. “Espera un momento, por favor” Se fue a un grifo cercano, se enjuago la boca y volvió corriendo “Mi pequeñín!” y se abalanzó sobre Miguel y le dio un largo beso con lengua. Y enseguida volvió a ponerse de rodillas. “Lo siento. No debería haberlo hecho pero me apetecía mucho. Me merezco que me castigues” Y su madre lo decía en serio. Incluso se le veía nerviosa y preocupada.

“Levántate mama. Me ha gustado. No habrá castigo… si no te lo mereces”

“Gracias hijo. Bueno… ¿Qué quieres hacer? No sé si estoy sorprendida. Molesta no, desde luego. Yo tenía claro que me dejaría follar por mi hijo, si supieras que cosas me han follado. Pero tú… Soy tu madre. ¿Recuerdas?” Su madre, a diferencia de su tía, si que usaba lo de follar.

“Si…” le decía mientras la llevaba hacía la cama “Y recuerda que me follo a tu hermana. Sé cómo se comporta y sé que te vas a comportar igual. Tú no te vas a traumatizar y yo tampoco. Estás buena y puedo hacerte lo que quiera y sé que tú lo disfrutarás. ¿Por qué no iba a tomar lo que quiero?”

“Ese es pequeñín” decía Emily con orgullo incluso mientras este le sujetaba las argollas de las muñecas a cada una de las esquinas. “Se lo decía a tu tío. Que tu habías salido a mí, no al pusilánime de tu padre” Los tobillos también acabaron anclados al mismo sitio que las muñecas. Claro que no le sorprendió que su madre fuera ahora tan flexible.

Miguel fue a buscar una cadena con pinzas para los pezones. “Ayuda a la tracción” bromeo Miguel mientras iba preparando a su madre para follársela como si fuera tan normal. “Lo sé” le contestó su madre.

Migue procedió a pasar su dedo sobre la raja de su madre. “El coño del que salí. Te debió doler” “Pues sí” “bueno… pues ahora… tampoco va ser un paseo precisamente” Miguel imaginaba que su tío quería ver su lado salvaje. Así que se lo iba a mostrar. Tiro con fuerza de la cadena hasta que su madre soltó un quejido y le metió la polla de golpe en el coño. Estaba mojadisimo y con facilidad llegó hasta el final de la vagina de su madre. “Serás puta” le decía a su madre mientras tiraba de la cadena haciendo que su madre mordiera los dientes. “Siiiii” le contestaba con un silbido. “Lo soy.” Miguel apretaba con su cuerpo intentando profundizar aún más en el coño de su madre y le pegó un bofetón. “Mírame. Mírame bien. Quiero que veas lo mucho que voy a disfrutar”

Sí, hijo mío. Disfruta. Disfruta follándote a la puta de tu madre. He sido una mala madre. Te abandone. Castígame., Fóllame”

Miguel se abalanzó hacia delante y empezó a follarse a su madre, subiendo su cuerpo y dejándolo caer en cada embestida mientras disfrutaba de los pechos naturales de su madre. Paso a besarla y esta, receptiva refrotaba su lengua contra la de su hijo como una puta incapaz de contenerse o controlarse. Su hijo la abofeteó “Mueve las caderas, puta. Tu hermana lo hace mejor” y vio un instante de ira en los ojos de su madre que empezó a mover sus caderas frenéticamente pese al maltrato que sufría sus pechos “Tu tía no es ni la mitad de puta que soy yo, hijo. Ya lo veras” Y empezó a oír gemir a su madre de placer. “Fóllame hijo, disfruta de mi coño, sisisisi… no pares sí. Fóllame”

Quién era Miguel para defraudar a su madre. Golpe a golpe parecía que iba a derribar el cérvix de su madre, la cadena tiraba de sus pezones hasta límites insospechados, a cada bofetada su madre le contestaba con una mirada lasciva y Miguel sentía el coño húmedo de su madre generando espasmos mientras tenía un orgasmo. Miguel terminó corriéndose en el coño de su madre poco después mientras su madre lo miraba fijamente viendo como su hijo estaba disfrutando de su vagina.

“¿Qué quieres ahora? ¿Azotarme? ¿Meterme vibradores por todos los agujeros? ¿Asfixiarme? Quiero que disfrutes de tu madre todo lo que quieras. Quiero que disfrutes como nunca lo has hecho” Miguel notaba lo competitiva que era su madre desde que le Había dicho que su hermana lo hacía mejor.

“Cállate” le dio Miguel con una bofetada. La soltó de las argollas y, llevándola por el pelo, la acercó a la polea donde la ató y la izó. “Sí que es cierto. Me abandonaste. Y recuerdo que de crío también me castigabas. Eras muy rápida en azotarme cuando hacía algo mal, lo cual era a menudo.” Ya colgada fue a buscar un látigo de muchas colas cortas, tiras de cuero en realidad. “Tengo derecho a desquitarme” y soltó un primer azote en el trasero de su madre que dio un respingo. “Si…” le decía su madre con lascivia. “He sido mala. Y tal vez siempre he sido una pervertida. Tal vez te azotaba porque me gustaba tocarte el culo” Y otro azote, esta vez en el pubis “Ouch! Si. Castígame. Tu madre es una puta que merece ser castigada.” Y otro azote, ahora a los pechos Y luego ya fueron a discreción. Su madre le jaleaba con una mezcla de quejidos de dolor y comentarios lascivos. La verdad es que si su tía parecía una puta sumisa su madre se comportaba como una zorra salida. Al final Miguel concentró sus ataques en el trasero de su madre preparado para el siguiente asalto. Cuando termino aun tuvo el valor de decirle “Tu tía no es tan puta como yo. Nadie lo es”

Miguel tomó los tobillos de su madre y los ató a unas argollas que Había detrás de ella. Su madre seguía suspendida pero parecía inclinada hacia delante y con las piernas separadas y tensas. “¿Qué vas a hacer ahora, ¿mi pequeñín? ¿Ahora que me has puesto el culo rojo me vas a sodomizar? Ese es mi pequeñín. Rómpele el culo a tu madre” Y Vaya que lo hizo. Se puso detrás de ella, tomo sus caderas y con su marca característica entró en el culo de su madre estirando sus piernas atadas hasta el máximo. Las cuerdas además tenían cierta elasticidad. Así que a cada empujón su madre se alejaba un poco para volver de golpe y clavarse esa polla aún más profundamente. “Aerh! Si! Ese es mi hijo. Así es como se folla un culo. Sí!” Y podía oír entre los quejidos de su madre los gemidos de placer tan raros en esta situación. Cuando Miguel entendió cómo funcionaban esas cuerdas elásticas las usó al máximo para lanzar a su madre con toda la fuerza que podía hacía delante con cada empujón de su polla en su culo para luego volver a recibirla con toda la fuerza de retroceso de las cuerdas. “Argh! Hum! Si. Dios! Rómpeme el culo. Reviéntame” Y vaya si le puso empeño. Pero al final todo lo bueno se acaba y termino corriéndose en las entrañas de su madre.

Miguel se fue a lavar y descanso un poco mientras dejaba a su madre colgada. Era casi perturbador ver a su madre con cara de autentica lujuria. Desde luego no tenía ninguno pudor, tabú o vergüenza de estar siendo salvajemente follada por su hijo. “Has disfrutado del culo de mama, mi pequeñín. Una vez, por una apuesta, me ataron y me sodomizaron treinta veces, treinta hombres uno detrás de otro. Y no suave, no. Me dieron por el culo como se tiene que hacer. Como me has dado tú por el culo. Acabe en el hospital pero gané la apuesta. Don Pablo decía que no aguantaría. Así que si te ha gustado el culo de mama no dudes en repetir”

Miguel se limpiaba mientras miraba a su madre colgada. “Bueno… mientras recupero aire… si tanto alardeas…” Busco un buen dildo de silicona, se puso tras su madre, y se lo metió. “Para que no te sientas sola” Su madre dio otro respingo al sentir ese invasor en su ano. “Y no lo dejes caer”

Miguel liberó a su madre y se fue a sentarse al borde de la cama. “Ahora te toca a ti, mama. No voy a hacer todo el trabajo” Se señaló la polla. “A mamarla, mama”

Si madre puso otra vez esa cara de guarrona cachonda y fue hacía su hijo andando a cuatro patas, llego a tiro de la polla de su hijo y zambullo su boca alrededor de ese miembro. Su técnica también era excelente, pasional, dedicada. Le lamia las pelotas a su hijo, subía por el miembro para acabar atrapando el glande con sus labios y metérsela hasta que se la metía en la garganta. Apenas unos minutos y Miguel ya tenía la polla dura. Este tomo a su madre del pelo y la apartó de su polla de golpe. “Buen trabajo poniéndomela dura, mama. Ahora a montarla”

Con una sonrisa guarrona su madre se levanto, le tomo la polla, y son una facilidad pasmosa se la metió en su húmedo coño, puso los brazos sobre los hombros de su hijo y empezó a cabalgarlo con una ramera en celo. “Hum…. que polla más rica tiene mi hijo. Como me gusta sentirla metida dentro de mí, si…” Miguel sentía como su madre tenía el cuerpo en tensión aguantando ese dildo en su culo. Alargó la mano, lo sujeto y empezó a sodomizar a su madre con él. En seguida su madre lo paro. Miguel se quedo sorprendido pero enseguida su madre le sacó de dudas “Ya me encargo yo. Seguro que quieres usar las manos en otras partes del cuerpo de tu madre” y su madre, con una coordinación sorpréndete, se puso a sodomizarse ella misma, mientras saltaba sobre la polla de su hijo como una loca y le besaba con pasión. Miguel siguió el sabio consejo de su madre y empezó a jugar con sus pechos, si se podía llamar jugar al tratamiento que les daba. A veces le tiraba del pelo y le paraba el beso para abofetearla y decirle lo puta que era o que moviera esas caderas, vaga. Cuando volvió a decirle que su tía las movía con más brío volvió a ver esa chispa de ira en sus ojos y enseguida su madre se afano en sodomizarse más rápidamente mientras aumentaba el ritmo con el que cabalgaba a su hijo.

Todo para que al final, madre e hijo terminaran corriéndose a la vez, abrazados como amantes en celo.

Pasó el tiempo, pasaron los orgasmos de uno y otros y las fuerzas ya empezaron a flanquear en Miguel. Como su tía, su madre estaba en una forma endiablada. Por muchas perrerías y salvajadas que le hiciera esta seguía aguantando.

“Mama, he disfrutado mucho de… esta reunión familiar. Pero has conseguido agotarme.”

“Lo que tú quieras mi pequeñín. Yo estoy aquí para que disfrutes. “ Su madre dudó un momento… “¿Sabes? Estoy casi segura que esto no se lo has visto a tu tía.”

“¿Ver el que?”

“¿Te gusta ver a una mujer degradarse hasta lo más bajo? ¿Te gustaría verme haciendo algo totalmente degradante y humillante?”

Miguel sentía curiosidad. “Pues… si. Claro que me excita ver a una mujer humillarse. Pero dudo que tú puedas sentirte humillada”

“Hay una cosa… que disfruto con ella. Pero justo porque disfruto me siento muy sucia. Nunca pensé que llegara a hacer algo así voluntariamente. Y cuando me corro me doy asco… Espera aquí”

Su madre salió de la habitación por una puerta lateral y volvió a los dos minutos. Traía con ella un gran danés. “Te presento a Martillo” le dijo su madre. El Gran danés se le veía nervioso y se notaba que su polla estaba creciendo. Parece que sabía lo que iba a ocurrir. “¿Quieres ver como tu madre se corre cuando se la folla un perro?”

Miguel se sorprendió cuando vio que su madre realmente se sonrojaba. “¿En serio?”

“Si. He superado todas mis vergüenzas menos esta. Me han vendido como puta, me han follado manadas de hombres de todas formas y asquerosidades, me he corrido con auténticas perversiones pero esto… reconocer que me corro cuando me folla un perro… es aún algo que me avergüenza”

No era que se la follara un perro. Era que se corría lo que le mataba de vergüenza. Pero se la veía ilusionada. ¿Quién era Miguel para acabar con la ilusión de una madre? “Claro mama. Esto tengo que verlo”

Emily le puso unos guantes a ‘martillo’ que se dejó con gran docilidad, como si supiera que era el requisito. Empezó a empujar a Emily, que casi se cae. Se puso a cuatro patas y, sin ninguna ayuda, saltó sobre ella y con una facilidad que solo da la práctica Emily echó la cabeza hacia atrás cuando toda la polla del gran danés, que Había honor a su nombre, se le metió en el coño. “Oh! Si! Dios! Que grande y caliente” dijo su madre al sentirla. El Gran Danés empezó a mover sus caderas como si fuera un martillo pilón y, golpe a golpe, Miguel veía cómo le iba metiendo el bulto inmenso que tenía en la base hasta que entro por completo en el coño de su madre y se quedó enganchado.”Oh! Dios! No! Qué bueno… no mires, hijo… no mires. . Por favor… si, si, si. . . O Dios! Si. Mírame. Soy una perra” y podía ver la vergüenza en el rostro de su madre. Vergüenza de disfrutar tanto. El gran danés siguió martilleando el coño de su madre sin piedad y esta le correspondía con gemidos de placer, aun no se Había corrido el perro que Emily ya empezaba a tener un orgasmo. OH! si! Diosdiosdiosdios!SIIIIII” e inmediatamente después empezó a jadear, se tapó la cara con una mano y no se atrevía a mirar a su hijo.

“Diosssss. Miguel. No puedo evitarlo. Disfruto como una perra. No se puede caer más bajo” y poco después el Gran Danés tuvo su recompensa. Emily sentía ese líquido caliente llenarle el coño. Sentía la presión del líquido al no poder salir por el bulto que le aprisionaba y bloqueaba la entrada. EL Gran danés, satisfechos, se dio la vuelta y espero, culo contra culo, aun enganchado.

“Joder. Si… tu hermana nunca ha hecho algo así para mí. Si estabas en una competición, has ganado”

Su madre sonreía pero se le veía muy turbada, avergonzada. “Bueno… ¿y ahora?” preguntó Miguel.

“Cinco o diez minutos” contestó su madre casi sin poder mirarle. Agobiada por el placer y la vergüenza. “No hace falta que esperes”

Miguel sopeso irse y decidió que era lo mejor. Estaba cansado y no Había más fiesta pero antes de irse tomó a su madre por el pelo y le dejó un largo beso, lengua contra lengua.

Volvió a su habitación. Linda no estaba. Así que se acostó. Era tontería preocuparse. Sabía lo que estaba pasando.

26 .- Interludio - Territorio marcado

 

Media hora después llegó. Intento entrar en silencio pero se tropezaba. Miguel encendió la luz y al vio, totalmente desnuda, descalza, temblorosa, cubierta de semen y con marcas sobre su piel que atestiguaban el suplicio que Había pasado.

“Lo. . Lo siento. No quería despertarte” y se fue para el baño. Miguel escucho como se daba una ducha y luego salía con el secador inalámbrico en la amo. “Tu duerme. Me secare en el pasillo para no molestarte” parecía que Había recuperado algo de fuerzas y se salió de la habitación. Migue salió detrás. No creía que fuera hubiera micrófonos fuera.

Su tía intentaba secarse el pelo. Miguel la miró alrededor, e incluso le hizo girar. Notaba como se movía entre quejidos, con todas sus partes inferiores doloridas.

Miguel la tomo por la barbilla y la acerco. “¿Qué ha pasado?” Linda movió los ojos como preocupada. “No creo que haya micrófonos aquí. Podemos arriesgarnos”

“Tu tío y sus hombres… son unos cabrones salvajes.” dijo Linda temblando. “Me resistí, pelee, llore, implore… no les importo nada” agachando la cabeza.

“Ya. Y tú… ¿Cómo estás?”

Linda fue subiendo la cabeza poco a poco. Una sonrisa lujuriosa se fue formando. “Ahora que he vuelto contigo y que no tengo que resistirme… “ se mordió los labios “Estoy muy orgullosa de haberte obedecido. Tu tío estará encantado con mi violación, seguro. Pero ahora, sobre todo, estoy cachonda. Dolorida pero muy cachonda”

Miguel sonrió, la tomó por el pelo y le dio la vuelta. Linda, previsora, se apoyó contra la pared y separó las piernas. Noto los dedos de su sobrino entrando en su dolorido coño. Solo un quejido pero Miguel constató que su tía estaba muy mojada. Se sacó la polla y busco el cérvix de su tía con la punta de su glande. Su tía dio un salto al notar ese miembro en su dolorido coño “OUCH, ARGH” pero en seguida volvió a su posición, se concentró, y dejó que su sobrino disfrutara de su vagina… y también ella misma. Entre los quejidos de dolor se fueron haciendo fuertes los gemidos de placer. “Ouch, Hummmmm. Argh, Si. Dios” Miguel cogía a su tía por la cadera y por el pelo y esta respondía a sus envites con tímidos contragolpes, aún estaba dolorida pero eso no le iba a impedir conseguir un maldito orgasmo, se lo merecía. Casi no lo consigue. Esta vez se corrió justo cuando sintió el chorro caliente de su sobrino en su vagina. Pero a ese chorro le respondió con los espasmos de su vagina al correrse ella misma.

Miguel sacó su polla y le susurro al oído “Eres increíble.” y le dio una palmada de despedida en el trasero al volver a la habitación a dormir satisfecho.

Al día siguiente despertaron juntos. Su tía empezó a vestirse sexy pero discreta pero su sobrino la paró. Mostrando su bandera. Le dijo que se vistiera como lo hacía en casa. Como una puta de lujo a punto de recibir a su cliente. “No te preocupes por mi tío. Si vuelve a… propasarse, quiero que lo trates como si fuera yo mismo. Obedécele en todo. Aunque te diga que folles con otros.” y allí tenía Linda y su retorcida mente su salvoconducto.

Por indicaciones del servicio que seguían con sus vestidos ajustados y vaporosos fueron al comedor. Allí los esperaba desayunando su tío y su madre, la cual, como esperaba, también parecía una puta de lujo esperando en su casa a algún cliente.

“Adelante, sobrino, siéntate” su tono ero seco. Ya no Había esa falsa cordialidad. Su tío se veía que era un hombre de pocos amigos. “Pensé en parar lo de tu tía pero ya estaba en marcha. Y bueno… no quise. ¿Molesto?”

“Si.” le contestó Miguel. Su tío paro de comer de golpe. “Tengo claro que lo que quieras lo vas a tomar. Si me lo hubieras dicho mi tía hubiera sido más amistosa. Esto es como si un amigo te toma el coche sin permisos. Si te lo devuelve no pasa nada… pero si te lo devuelve rayado sí que me molestaría. Me gustan mis juguetes incólumes. ¿Eran necesarias las marcas?”

El rostro de su tío pareció dibujar una sonrisa al ver a su sobrino comparar a Linda con un coche.

“Al menos la devolviste con el depósito lleno” dijo Miguel. Ahora su tío sí que se rió. Otra vez su sobrino volvió a someterse sin humillarse.

Su tío se limpió y se quedó mirando a Miguel unos segundos hasta que hablo. “Me caes bien. Definitivamente eres hijo de tu madre y no del blando de mi hermano” escupió en el suelo. “Vale. No más juegos. Pese a todo me has guardado el respeto que merezco por mi situación y has sabido cuál es tu lugar y eso lo valoro. Te has ganado mi respeto. No más juegos”

“Gracias, Don Pablo”

Después de unos segundos de pensárselo Don Pablo le corrigió. “Llámame tío”

Si no fuera por las dos mujeres semidesnudas el desayuno bien podía ser una reunión normal entre un tío y un sobrino que acababan de conocerse.

27 .- Capítulo XXVII: Bienvenidos a Edén

 

Terminaron el desayuno y Don Pablo les ofreció visitar la ciudad. Miguel ya noto que su tono era menos autoritario pero eso no descartaba que seguía siendo quien estaba al mando. “No es muy grande pero tiene todo lo que necesito. Un museo con exposiciones que van cambiando, una galería de tiro, teatros… “ mientras le ponía una correa al collar de su madre “Si quieres sacar a pasear a tu juguete te puedo dejar una de mis correas”

Miguel se fijó en su madre. ¿Sacarla a pasear así? Hasta llevaba un butplug enjoyado metido por el culo que no podía ocultar el hilo de su tanga. Y se veía que su tío no iba en broma,

“Tío. Tu aquí eres Dios, ¿No?”

Don Pablo se rió. “No. En México soy Dios. En Edén haría falta una palabra nueva para describirme” Don Pablo aceptó la correa para sacar a pasear a su tía. Cuando se la puso vio que esta estaba más que ilusionada con que la pasearan así en público. “Por cierto. Felicidades. Sé que es tu cumpleaños. Así que te he preparado algo para esta noche”

¿Qué sería…? se preguntó Miguel.

Bajaron en un todoterreno que los dejó en el centro de la ciudad. Salieron con ambas mujeres y se pusieron a pasear, con ellas un paso por detrás sujetas por la correa. Ni una mala mirada. La gente pasaba alrededor como si fuera de lo más normal. Cuatro hombres armados los flanqueaban en todo momento.

“Ni una reacción” comentó Miguel.

“Si. Bueno. Todos los que vienen aquí ya saben lo que hay. Hay unas reglas que deben aceptar. No se impone ninguna pero si quieren quedarse deben aceptarlas”

“¿Reglas?” preguntó Miguel.

“Si. A ver… primero tienes que saber que la gente se pega por venir a vivir aquí. Pero no dejamos venir a cualquiera.”

“¿Por qué?”

“Pues… porque esta es la ciudad más rica y segura de México. No hay casi ningún crimen y si te fijas no hay policía. Mis hombres se encargan y todo suele ser muy sumario. Eres culpable, estás muerto. Así que la gente no suele hacer nada que no debe. Este año solo hemos tenido que ejecutar a uno. Y mis hombres, y sobre todo yo, manejamos buena plata. Aquí nunca hay crisis. Así que cada mes vemos que necesita la ciudad. Un profesor, un repartidor, un barrendero… Corremos la voz y la gente se pega por venir. Nunca hay paro aquí”

Miguel escuchaba atento. “Siempre invitamos a familias. Me pasan un informe y luego yo elijo. Siempre elijo el que tiene la mujer y las hijas más guapas. Claro” se rió. “No vienen engañados. Saben que si viven aquí tengo derecho de pernada con todas las mujeres de la ciudad. Esclavas sexuales que no pueden negarme absolutamente nada. Saben a lo que vienen. Cuando llegan siempre les recibo en mi hacienda, les invito a cenar, y esa misma noche, en el comedor, con el marido, hijo o quien tenga de familia me follo a las mujeres que me gustan a mi manera, para que tengan claro lo que es. Si el marido se resiste es peor. Me las termino follando y al día siguiente los expulso de mi ciudad.” Don Pablo noto el brillo de lujuria. “Cabroncete. Si. Follarse a la esposa de otro hombre delante de él es muy… gratificante”

“¿Entonces tú y tus hombres os podéis follar a todas estas mujeres cuando queráis?”

“No, no… solo yo o quien yo diga. A veces dejo que mis hombres se follen a alguna como premio pero bueno… no les hace falta. ¿Ves todas esas jovencitas que van mostrando piel, vestidas sexy? En el resto de México si salieran así las violarían tres veces antes de volver a casa si conseguían volver. Aquí no ha habido un caso de violación en años.” Bueno… pensó Miguel. Violación según tu definición. “Ellas esperan cazar a alguno de mis hombres como marido para tener la vida resuelta. Pero lo tienen difícil. En la finca tengo un burdel donde mis hombres follan gratis. Así que no… todas estas mujeres… “ y abrió los brazos. “...son solo mías”

“Tu” Don Pablo señaló al azar a una, mujer de media edad. Parecía una madre de familia. Vestía conservadora pero elegante. Como todos los que vivían por aquí se le veía que manejaba dinero, una mujer de clase alta.

“Hola Don Pablo. ¿En qué puedo ayudarle?” Le dijo incomoda pero no nerviosa.

“Cómeme el rabo” fue así de directo Don Pablo.

“Por supuesto, Don Pablo. Si quiere lo haré aquí mismo pero si no es mucho pedir me gustaría que fuera en algún sitio más discreto”

“Me la podría chupar en mitad de la calle y nadie diría nada” le comentó a Miguel. Volvió con la madre de familia “Podemos ir a algún lugar más discreto pero te pediré que te desnudes”

“Si le parece bien, lo prefiero. Gracias por su discreción Don Pablo” Entraron en una tienda de ropa. Don Pablo se acercó a la dependienta “Vacía la tienda. La necesito un rato. Para que me coman la polla”

“Por supuesto, Don Pablo. Ahora se lo comento a los clientes y cuando salgan me pongo a hacerle la mamada”

Don Pablo se rió. “No. Tranquila. Ya traigo mi chupapollas”

La tienda se vació. Solo quedaron los guardaespaldas, las dos hermanas, Miguel, Don Pablo y la madre de familia. Fueron a los probadores donde Don Pablo sacó una silla al pasillo y se sentó con la polla fuera.

La mujer dio un vistazo discreto por el rabillo del ojo y era muy consciente que la discreción se Había reducido a ‘solo’ 7 personas. Se puso ante Don Pablo y de forma natural, como quien se desnuda al llegar a casa, empezó a desnudarse ante él…. y todos los demás. Tendría unos cuarenta pero se mantenía muy guapa. Todo en ella, sus maneras, su forma de vestir, la identificaban como una mujer decente, pero allí estaba, desnudándose por que un hombre la había señalado.

Dando la espalda al resto de los espectadores la mujer se arrodillo, desnuda, y empezó a chupársela a Don Pablo. No era una mamada espectacular como le podían dar cualquiera de sus putas a Don Pablo. Le ponía ganas pero no tenías más habilidad que la mayoría de las esposas con sus maridos. Pero para Miguel era muy excitante. No tenía nada que ver con la habilidad de felación de la mujer, tenía que ver con su sumisión.

Un buen rato estuvieron allí esperando, viendo como la mujer se afanaba por satisfacer a Don Pablo y, aunque le costó, terminó por sentir como esté le llenaba la boca con su semen. Sin que le dijeran nada ella mismo se lo trago.

“¿Necesita algo más de mi, Son Don Pablo?” Le dio aún de rodillas. Claramente incómoda pero totalmente obediente.

“Yo no, pero aquí mi sobrino, hoy es su cumpleaños. ¿Cómo te llamabas? Creo que llegaste hace 8 o 9 meses, con una hija muy guapa. ¿No?” “Me llamo Ana María y si. Llegamos hace 8 meses mi marido, carnicero, mi hija y yo.” “Si… Ya recuerdo la cena. Me pediste si podía ser que solo sodomizara a tu hija porque aun era virgen. Tienes que comprender que sabiendo eso no podía resistirme a descorcharla” “Lo entiendo señor. Sabíamos muy bien lo que aceptábamos cuando decidimos venir aquí. No tengo ninguna queja, Don Pablo” dijo la madre y esposa agachando la cabeza avergonzada.

¿Carnicero y la mujer viste tan elegante y cara? se preguntó Miguel.

“Como te decía es el cumpleaños de mi sobrino. Quiero prepararle algo para esta noche y voy a estar ocupado. Le he comentado como son mis cenas con las familias que invitó a venir aquí y se ha mostrado muy…” miró a su sobrino con una mueca cruel “. . . interesado. Invítalo a comer y que se sienta como me sentiría yo. ¿Entendido?”

La mujer seguía incomoda pero no desfallecía a la hora de obedecer. “Claro, Don Pablo. Trataremos a su invitado como se espera de mi familia” Ana María le dio la direcciona Miguel y lo emplazó a venir cuando quisiera. La comitiva salió de la tienda donde esperaba la dependienta, claramente aliviada, dejando a Ana María vistiéndose.

Visitaron la ciudad como un turista. Miguel tuvo la oportunidad de probar la galería de tiro. No se le dio mal. Visitar el museo. Unos preciosos jardines con fuentes de colores, impresionantes y lujosos…

Acercaron a Miguel a la casa donde Había sido ‘invitado a comer’ aunque aún era pronto. “Bueno sobrino, que disfrutes de las comidas” Antes de irse Miguel le tendió la correa de su tía a Son Don Pablo. “¿Te importa si te llevas a mi tía a tu casa?” Su tío sonrió. “Claro. Y tranquilo No le haré más rayas a tu coche. Eso si… me van a hacer una mamada a dos bocas las dos hermanas en el coche que les voy a dejar la cara cubierta de leche para que se la laman mutuamente. Ya lo probaras cuando vuelvas”

Dejaron a Miguel delante de unos apartamentos. Con un hombre de portero y todo. Parecían de cierto lujo. ¿Seguro que había dicho que su marido era carnicero?

Llegó al apartamento. Ana María le recibió, vestida conservadora como una mujer de clase media alta. “Buenos días Don Miguel. Pase. Mi familia le ofrece toda nuestra hospitalidad. Todo lo que necesite para que se sienta a gusto en nuestra casa” En seguida le presentaron tanto a la hija, una joven atractiva con un buen culo, unos pocos años mayor que Miguel, y al marido. Se le veía nervioso pero. . . estoico. Se veía claramente que aceptaba lo que estaba ocurriendo con resignación y normalidad.

Se sentaron en el salón y el padre intentó iniciar una conversación banal sobre que le parecía la ciudad pero Miguel le cortó. “Todos sabemos por qué estoy aquí. ¿Por qué no dejamos de perder el tiempo?”

Hubo un tenso silencio que Ana María rompió después de un rato. “Por supuesto, Don Miguel.” Se levantó, hizo señas a su hija para que se levantara y ambas empezaron a desnudarse con el marido en silencio. Eran guapas, desde luego. No unos 10s pero un siete fácil. Incluso la madre con sus años encima. “¿Donde quiere, Don Miguel?”

“¿Donde quiero que?” preguntó malicioso Miguel.

“Donde quiere follarnos” Contesto Ana María, mostrándose resoluta. “Señor”

“Vamos a vuestro dormitorio”

“Por aquí, señor.” Y todos se levantaron. No tuvo que decirle nada al marido que los siguió resignado pero igual que resoluto que su mujer. Como su hija desnuda.

Ya en la habitación la tomó por el pelo y empezó a besarla apasionadamente mientras maltrataba sus pechos al final la separó de sus labios con otro tirón. “¿Sois de gustos como vuestro tío, señor?” preguntó Ana María.

“Si. ¿Algún problema?”

“Para usted, no, Señor.” Miguel se le quedó mirando mientras la sujetaba, con el brazo estirado, por el pelo con fuerza. “Ya pase por esto en la cena con su tío. Señor. Sabíamos muy bien las contras de venir aquí y las aceptamos. Honraremos nuestra palabra y nuestro contrato. Mis hija y yo seremos sus putas y puede hacernos lo que quiera. Mi marido no interferirá”

Miguel la tiró a la cama. La esposa enseguida se puso en posición, abierta de piernas, nerviosa, algo asustada, pero resuelta. Lentamente Miguel se desnudo mientras la esposa esperaba bajo la mirada de su marido e hija. Se subió a la cama, se colocó entre sus piernas, y con su característico estilo intento hacer trizas el cérvix de la mujer con su primer pollazo. “Ach!” se quejo pero aparte de eso no opuso ninguna resistencia. Enseguida metió una de las piernas de la mujer sobre su hombro para poder penetrarla más profundamente y empezó a abofetearla, a insultarla. “Mueve esas caderas, puta!” los pezones tampoco se salvaron, así como sus pechos o los azotes en el trasero o los tirones de pelo. “A dos por tres le mantenía la mirada al marido que, sentado, resignado, se mantenía estoico. Desde luego que no le gustaba la situación pero no hacía nada por evitarla. “Tu esposa es una puta de primera, ¿Sabes? Dios, como estoy disfrutando de su coño”

En ningún momento la mujer intentó resistirse, en todo momento intentó obedecer las demandas de Miguel, y, cuando Miguel se corrió para luego dejarse caer sobre ella y quedarse allí un rato disfrutando del final de su corrida ni rechisto. Solo esperó.

Miguel se levantó y miró a la hija. “Ahora tu.” A la madre le indicó que saliera de la cama “Y chúpamela para ponerme a tono y que me folle a tu hija”

“Como desee señor, pero si no es mucho pedir, ¿podría sodomizar a mi hija?”

Miguel se quedó desorientado. “¿Pero mi tío no la había desvirgado ya?”

“Si.” Dijo la madre y su hija, que hasta ahora casi no Había hablado, corroboró “Ha sido el único hombre que me… que me… que me ha follado el coño”

“¿Entonces?” preguntó Miguel.

“Somos católicos. En esta casa no se usan condones ni anticonceptivos.”

Miguel señaló al marido. “¿Y con él? ¿Sin anticonceptivos y solo habéis tenido una hija?”

“Usamos la marcha atrás, y sobre todo sexo oral y anal” Miguel la miró entre sorprendido y divertido. Sí” dijo otra vez con ese aire resoluto de no dejarse hundirse por las circunstancia. “Mi marido tiene necesidades. Así que cuando quiere sexo se la chupo y le dejo que me la meta por el culo. La biblia no lo prohíbe y no nos arriesgamos a más embarazos” Miguel se rió para dentro. Seguramente muchos curas pensarían distintos. Pero cuando alguien quiere engañarse. . .

“Supongo que no se va a conformar con una mamada de mi hija. Es usted muy libre de penetrarla por donde quiera pero si no le importa, todos preferiríamos que… le follara el culo.”

Miguel ya Había decidido que lo iba a hacer, incluso antes de que se lo hubieran pedido pero alargaba la agonía por placer. “¿Lo prefieres? Ya sabes lo que te espera. No va a ser fácil”

Sí señor.” dijo nerviosa y asustada. “Pero en unos días se me pasara. Un embarazo es para siempre” Miguel ni pensó en plantearle lo del aborto. Católicos… Señaló a la cama de sus padres. “Bocabajo y tú” le indico a la madre “A chuparla”

“Gracias señor” y la madre se afanó en ponerle dura la polla para que pudiera sodomizar a su hija. “Tengo lubricante si…” pero la mirada de Miguel hizo que desistiera en su recomendación.

En cuando la tuvo dura se subió a la cama y empezó con una fuerte palmada en el culo que hizo saltar a la hija. Se usó en posición y de un solo empujón, solo lubricada por la saliva de la madre, metió la polla en el culo de la hija mientras miraba a ambos padres. Su hija soltó un buen grito. Los padres temblaron pero se mantuvieron en su papel de sufridores espectadores. La tomó por el pelo como si fuera unas riendas y empezó a cabalgar ese precioso y compacto culo, como un melocotón. Precioso. La hija se quejaba con cada embestida pero, como su madre, resistía heroicamente. “Pedazo de culo tragón que tiene vuestra hija. Apretado. Me está ordeñando la polla. Buffff… qué gozada” Bajo las manos para meterlas bajo su cuerpo. La pobre estaba muy ocupada intentando no salir corriendo y no se dio cuenta. Don Pablo le dio un buen tirón de pelo. “Levanta el cuerpo, puta. Quiero jugar con esas teticas tuyas” La hija reaccionó y al final dejó acceso a sus pechos, aguantando sobre su espalda los envites del cuerpo de Miguel con cada embestida. Este llegó hasta sus tetas y la situación de la joven no mejoró precisamente, con el ano ardiéndole y los pechos estrujados. Peor la joven aguanto todos los envites de Miguel hasta que este le lleno el interior con su semen y terminó descansando sobre ella el tiempo que quiso.

Terminó levantándose y preguntó. “Bueno. ¿Qué hay de comer?”

28.- Capítulo XXVIII - El precio de mudarse

 

Ana María le informo lo que Había preparado. “Puedo servirla ya. ¿Podemos vestirnos?” pregunto. “Hummm… solo si os vestís con lo que yo escoja” “Lo que sea necesario para que esté a gusto, señor. Lo que usted diga” “¿Cuál es tu cajón de lencería?” Miguel ya Había empezado a abrir cajones y enseguida encontró uno con braguitas y sujetadores. Los iba sacando, mirando y tirando a la cama así como los iba descartando. Eran todos de buen gusto y más bien caros pero recatados. Después de de descartar cuatro o cinco Ana María habló “Lo que está buscando está en el siguiente cajón, a la derecha” Miguel la miró sorprendida. Abrió el cajón. Había más prendas pero a la derecha encontró un camisón corto, que apenas pasaba un palmo de la cintura, azul celeste, transparente. Y un conjunto de braga y sujetador a juego con aberturas tanto para los orificios como para los pezones. “A alguien le gusta vestirse picarona a veces” se mofo Miguel. “Me gusta estar guapa para mi marido, señor” le contestó. “Esto es más que guapa, es de putón de primera” “Me gusta ser el putón de mi marido” le dijo casi desafiante.

Pasaron al dormitorio de la hija. Esta no tenía nada especial como la madre pero sí que tenía algo de lencería más provocativa. Sería virgen pero desde luego que le gustaba sentirse sexy. Un sujetador de encaje de media copa que le empujaba los pechos hacia arriba realzándoselos, en tono salmón pastel con refuerzos en la copa en rojo y negro y unas bragas culotte a juego, con la tela que cubría su rajita tan transparente como el camisón de su madre.

Se sentaron a la mesa con las mujeres vestidas tan provocativamente. Miguel disfrutó de la cena. La madre sabía cocinar muy bien. Luego le ofrecieron un tequila. Por la botella vio que era un gran reserva. El mejor que seguramente tendría en casa. En todo momento estaban haciendo lo posible por homenajearlo atendiéndolo exquisitamente.

Empezaron una charla amistosa. “Tengo que preguntar. ¿En serio que eres carnicero?”

“Desde hace más veinte años, señor. Empecé con mi padre y hace 19 años monté mi propia carnicería”

“¿Y con el suelo de carnicero tienes este piso y vistes como vistes?”

Ana María puso la mano sobre la de su marido y tomó su lugar en la charla. Que el marido supiera ser estoico no significaba que le gustara la situación. Se le veía incómodo aunque calmado.”En Edén el dinero fluye con facilidad. El reparto de negocios está intervenido para que no haya competencia entre nadie. Mi marido tiene un montón de clientes que además tienen mucho dinero y compran lo mejor de lo mejor, porque se lo pueden permitir. Mi marido gana ahora diez veces más que lo que ganaba en nuestra ciudad natal.”

“¿Y tu sabias lo que te esperaba si venías aquí? ¿A ti y a tu hija?”

“Si. Había oído rumores. Cuando supimos de la plaza libre preguntamos. Nos pasaron un documento con todos los detalles. No mintieron en nada. No nos obligaron a nada. Teníamos muy claro lo que tendríamos que pagar por venir aquí”

Miguel se mostraba sorprendido y divertido. Así que Ana María siguió con su explicación, que tomaba tintes de justificación.

“Vivíamos en un barrio de clase baja en nuestra ciudad. No nos daba para más. Justo sobre la tienda. A mi marido le han atracado 33 veces. En 22 ocasiones le dieron una paliza para atracarle, en tres ocasiones le apuñalaron y en una ocasión le pegaron un tío. Los apuñalamientos y el balazo fueron todos en los dos últimos años antes de venir aquí. A mi misma me violaron en tres veces de los atracos, solo porque estaba por ahí. Colegios e institutos son campos de batalla en ese barrio. El médico es un chiste. Poder mandar a nuestra hija a la universidad una utopía. Mi hija se ha salvado de ser violada pero cuando tenía que coger el autobús, igual que yo, tenía que sufrir tocamiento de todo tipo de pervertidos. Y mi hija tenía que coger el autobús prácticamente a diario”

“Aquí mi hija va a la universidad. No solo la podemos pagar sino que además es una buena universidad. Tenemos un buen médico. No tengo noticias de que haya habido ningún delito en los ocho meses que llevamos aquí. Sé que podría salir desnuda a la calle y el único riesgo sería que me viera Don Pablo y quisiera ejercer su derecho. Pero nadie aparte de él se atrevería a nada más que no fuera mirar. Podría dejar la puerta abierta y nadie entraría a robar. Tenemos una vida con lujos que solo podíamos soñar. Mi hija sale por la noche de juerga y siempre vuelve sin sobresaltos.”

“22 palizas, tres navajazos, un tiro, trabajando 12 horas al día para sacar su familia adelante después de veinte años. Si él ha podido hacer todos esos sacrificios por la familia ya es hora que nosotras también hagamos los nuestros. Ser la puta esporádica de Don Pablo es un sacrificio justo por todo lo que conseguimos a cambio. No tengo que abrirme de piernas todos los días. En 8 meses solo en la cena de la familia, un día que me cruce con Don Pablo y hoy he tenido que hacer de puta. Y mi hija aún menos. Solo en la cena y hoy.”

“Hacer de puta tres veces en 8 meses, aunque sea para sádicos, me parece mucho menos sacrificio que a mi marido lo atraquen cada vez más violentamente y cada vez más a menudo. El último mes le atracaron 4 veces. Incluido un navajazo”

“ya… pero entiendo que no hay límite a vuestro servilismo según las condiciones. ¿Y si vuelvo a Edén de vacaciones y en vez de quedarme con mi tío le pido que me deje hospedarme con vosotros, las 24 horas del día?”

La mujer sopeso su respuesta. “Prepararía la habitación de invitados para mi marido. Cada noche le preguntaría si quería dormir con mi hija o conmigo. O con las dos. Si fuera si le pediría que me lo dijera para comprar una cama más grande. Le obedeceríamos en todo lo que nos pidiera. Seríamos sus putas las 24 horas, como lo estamos siendo hoy, durante todo el tiempo que se aloje con nosotros.” La madre apretó los dientes “Y seguiría valiendo la pena por todo lo que tenemos”

Definitivamente, si todo iba bien con su tío, esperaba volver a Edén. Su propia familia esclava. Sin decir nada Miguel se levantó del sofá sobre estaba el solo y empezó a desnudarse para luego volver a sentarse. “Hoy me he perdido una mamada a dos bocas de dos hermanas por venir aquí. Me pregunto si una mamada madre e hija valdrá la pena” y espero.

La hija miro nerviosa a la madre que se levanto, la tomo por la mano y ambas se acercaron a Miguel “Solo es piel, cariño. Recuerda. No pasa nada” le decía a su hija. Ambas se arrodillaron antes Miguel. La madre tomó la iniciativa y empezó lamiendo el miembro de Miguel desde la base. La hija parecía más asustada y nos e atrevía a empezar. Ana María levantó la cabeza, se acercó a su hija y la beso en los labios, sin usar la lengua empezó a jugar con los labios, abriendo y cerrando la boca, formando una O, que su hija terminó imitando, labio contra labio. “Solo es piel, cariño” le volvió a decir. “Empieza tu”

La hija empezó como su madre a lamer la base del miembro de Miguel. Subía y bajaba. Enseguida la madre se unió por el otro lado. Los labios de madre e hija empezaban a tocarse alrededor del miembro con el que jugaban. Entre las dos cerraron el glande de Miguel alrededor de sus labios, jugando con sus lenguas. En una de estas que estaban las dos en el glande la madre tomó la iniciativa y empujo hasta que no Había glande y si la boca de su hija a la que besaba. Está al principio se sorprendió al notar la lengua de su madre en su boca, muy nerviosa y asustada, pero aguanto allí dejando que su madre la besara. Esta miraba de reojo Miguel mientras lo hacía. Sin dejar de besarla guiaba la cabeza de su hija de vuelta al miembro de Miguel, llevando ambos pares de labios de nuevo hasta el glande y volvieron a trabajar ese miembro por partes. A veces una arriba y otra abajo. A veces se encontraban y sus labios y lenguas se encontraban. La hija totalmente asustada, avergonzada de tener que jugar con los labios y la lengua de su madre.

El miembro de Miguel ya estaba preparado para otra penetración. Cogió por el pelo a la hija, se la acercó y empezó a jugar con su coño. Mirando a la madre le preguntó “¿Su coño o tu culo?” Sin atisbo de duda o dilación Ana María contestó rápidamente “Mi culo”

Miguel soltó a la hija, tomó del pelo a la madre y la llevo por fuera del reposabrazos del sofá donde estaban, donde la tiro y quedó doblada con el culo en pompa. “dile a tu hija que se siente delante de ti con las piernas abiertas. Quiero que le comas el coño a tu hija mientras te doy por el culo”.

“Cariño. Ya has oído a Don Miguel. Ponte aquí… “ se la veía reticente “Cariño… solo es piel. Recuerda” Y su hija acabó quitándose las bragas y obedeciendo.

En seguida la madre empezó a lamerle el coño a su hija. No espero a que Miguel empezara a torturar su culo. Como era de esperar Miguel no cambiaba de hábitos. Hasta las pelotas entró. Ni quitarle las bragas hizo falta gracias a las aperturas. Ana María soltó un quejido pero se notaba que tenía muchas más experiencia recibiendo pollazos por el culo que la que tenía su hija. Enseguida volvió a afanarse a comerle el coño a su hija. Miguel puso en marcha su característico ritmo frenético. Se oían quejidos ahogados por parte de Ana María amortiguados por tener la boca en el coño de su hija pero veía que, aun estando lejos de disfrutarlo, lo podía soportar. “Se nota que te la han metido por el culo muchas veces. ¿Eh, zorra?” Tomando un momento aire le contesto “Solo con mi marido. Y ahora usted” Empezó a azotarla, Ana María reaccionaba a cada azote pero teniendo a la vez una polla clavada en el culo poco se podía mover. Se volvió al marido. “¿Así te follas a la puta de tu mujer?” Triste pero aceptando la situación el marido le contestó. “No señor. Soy más delicado y siempre con lubricante” La madre se afanaba por comerle el coño a su hija pero Miguel podía ver que no estaba disfrutando nada. La hija ni soltó un gemido de placer. Estaba totalmente asustada y avergonzada de tener la lengua de su madre sobre el clítoris. Miguel empujo la cabeza de Ana María pegándola totalmente contra el coño de su hija mientras seguía sodomizándola. Aun así Miguel noto que Ana María seguía usando la lengua contra la raja de su hija, obediente.

Miguel volvió a tomarla por las caderas. Estaba cerca de correrse y como le gustaba, metió unos últimos empujones particularmente violentos y se corrió dejándose caer sobre Ana María.

Allí, con la polla medio flácida aun en el culo de la abnegada esposa y madre se quedó descansando. Ana María no dejó de lamer en ningún momento. Miguel se quedo sobre ella, cruzó los brazos sobre su espalda y espero, viendo la nuca de Ana María mientras estaba entre las piernas de su hija.

Un buen rato se quedó así y la madre no puso absolutamente ninguna queja u objeción. Arriba y abajo sobre la raja de su hija iba pasando su lengua, jugando con su clítoris… pero ni por asomo consiguió sacar a su hija un gemido de placer.

Al final se levantó. “Ya puedes parar, Ana María”

“Espero que esté contento, Don Miguel. ¿Podemos hacer algo más por usted?”

“No. Estoy satisfecho… muy satisfecho” recalcó. Ahora llamaré para que vengan a buscarme.

Ni diez minutos tardaron en ir a buscarle. Ese tiempo lo paso viendo como madre e hija se besaban y acariciaban como les había pedido. Más la madre que la hija que se la veía roja de vergüenza. Casi dio un sobresalto cuando noto los dedos de su madre tocar su clítoris y juguetear con él.

Lo acompañaron hasta la puerta del apartamento, en el rellano, los tres, para despedirse. Como pasara alguna vecina vería a madre e hija vestidas como putas. “A sido un placer follarme a tu mujer y tu hija” le dijo al marido mientras estrechaba. Paso a darle un beso a la hija mientras le tocaba el culo. Cuando acabó el beso sorprendentemente la hija le agradeció que respetara su vagina. Le dio una fuerte palmada en el trasero a modo de despedida.

Dejo a Ana María para el final. “¿Qué? ¿Te gustaría que volviera?”

Ana María le miró incluso atrevida. “Si volviera, volveríamos a hacer todo lo que fuera necesario para dejarlo satisfecho y me aseguraría que cuando se fuera no tuviera ningún tipo de queja. Como ahora. Es lo que puedo decir.”

Miguel se acercó a ella y le susurro al oído “Tu familia tiene mucha suerte de tenerte” y empezó a besarla con unos dedos metidos en su coño y su otra mano tocándole el culo. Y la beso, y la beso. . . se tomó su tiempo… Se escuchó el ascensor, unos pasos detrás, ninguno miembro de la familia hizo el más mínimo gesto de irse u ocultarse. Miguel se esmero en jugar aún más con el coño de Ana María, el sonido de las pisadas pasaron de largo, se escuchó otra puerta del mismo rellano abrirse y cerrarse. Miguel se dio por satisfecho y liberó a Ana María de su beso. “Pues a mí sí que me gustaría volver” dijo al despedirse.

29.- Capítulo XXIX: Feliz cumpleaños

 

De vuelta a la finca de su tío se lo encontró en el patio interior. A la vista de todos, su madre estaba sodomizando con un arnés a su tía mientras su tío, cerca se tomaba un tequila. Una de las chicas de servicio estaba junto a él, con la botella. La mano de su tío estaba en su entrepierna. Se adivinaba que tenía los dedos metidos en su coño pero casi parecía que su tío no era consciente.

Hola sobrino. ¿Qué tal la experiencia?”

“Genial. Es increíble como los tienes sometidos. Y esa Ana María es increíble. Tiene fuerza por los tres para sacar su situación adelante. He disfrutado mucho follándome a la madre y sodomizando a la hija”

“¿Sodomizando? Eso no lo hice. Con ninguna de las dos. Pensaba romperle el culo a la hija pero cuando me dijo que era virgen…” Don Pablo se encogió de hombros “¿Qué podía hacer?” “Que sepas, tío, que eres el único que ha penetrado ese coño, según me han dicho. Y les creo. La madre ha vuelto a pedirme que sodomizara a su hija. Y luego cuando le he dado a elegir entre el coño de su hija y su culo le ha faltado tiempo para ponerme su culo a tiro”

Don Pablo. “Tienes una vena cabrona. Me gusta. ¿Y dices que a esa niña no se la ha follado nadie?”

“Si. Son católicos. No usan preservativos ni anticonceptivos. Por eso la esposa lo que hace principalmente con su marido es chuparla y dejarse encular. Por eso me ha pedido que se la metiera por detrás.”

“Curioso. Así que es chica menos por su desliz conmigo es virgen”

“Es una forma curiosa de verlo pero si. ¿Por?”

“Algunos de mis hombres son muy tradicionales en temas de familia. Las chicas por aquí se van abriendo de piernas a la primera de cambio intentando cazar a uno de mis hombres con el coño. Se dé alguno que apreciaría una esposa que se ha mantenido ‘casi’ virgen hasta el matrimonio. Si solo me la he follado yo la puedo declarar virgen”

“Si sigue las lecciones de su madre seguro que por el culo y por la boca le dejaría sin problemas antes de la boda” comentó Miguel.

La madre de Miguel tiraba del pelo de su hermana para forzarla a besarla mientras estrujaba sus pechos.

“Te invitaría a unirte pero mejor que descanses. Tengo algo especial para ti esta noche. Ya habrá más ocasiones en los que puedas jugar con las hermanas putón. Espero verte más veces por aquí. Eres el único familiar que tengo que me ha causado buena impresión”

Miguel dudo un momento. “Quería preguntarte, cuando vuelva, ¿te parecería bien que me quedara en la casa de Ana María?”

Don Pablo soltó una carcajada. “Claro que sí. Cabronazo. Pero lo dicho. Vete a descansar. La fiesta empieza en un par de horas.”

Miguel dejó a Linda con su madre y su tío. Antes de irse vio que su tía le sonreía, con la sonrisa sincera.

Dos horas después una chica del servicio lo vino a buscar para llevarlo a la mazmorra donde se Había follado a su madre.

Su tío estaba sentado y Había un par de chichas del servicio con él. Con su traje ajustado y prácticamente translúcido. Miguel se sentó junto a su tío. “¿Qué quieres tomar?”. Miguel vio que su tío estaba tomando tequila. Y pidió lo mismo. Una de las doncellas se acercó y le sirvió. La cara era familiar. La Había visto en algún sitio. Podía ver a su tío, de refilón, medio reírse por su sorpresa. Era una mujer de media edad. En sus cuarenta y muchos. Pero se mantenía muy bien, atractiva. Los pechos parecían que iban a saltar los botones de su bata de servicio que parecía alguna talla más pequeña. La otra doncella era mucho más joven. Unos veintipocos. Miguel se percató que se daban cierto aire entre sí. La joven no le sonaba de nada pero la madura… seguía insistiendo.

“Joder. Ya sé. Se parece mucho a Rosario Fuertes, la presidenta de México.”

Su tío soltó una gran carcajada. “Casi. Anda, preséntate”

“Hola.” Dijo la mayor. “Si. Soy Rosario Fuertes la presidenta de México. Y esta es mi hija Ariana”

Realmente su tío le sorprendió esta vez. “¿En serio? ¿Las has secuestrado o algo así?”

Su tío se reía a gusto. “Para nada. Están aquí voluntariamente. En México soy Dios, recuerda. Y puedo poner o quitar presidentes. Si te fijas todos los últimos presidentes de México tenían esposas que estaban buenas. Lo que pocos se han fijado es que todos tenían hijas que también estaban buenas. Aquí, Rosario, lleva muchos años siendo mi putita mientras brega en política. Yo le ayudo y ella hace leyes que me interesan y se abre de piernas siempre que se lo digo. Un día me dijo que para que no quitarse de en medio a los maridos y ponía una mujer de presidenta. Y me dije, joder. Y así me follaría a la presidenta de México”

“Joder!” Miguel estaba genuinamente sorprendido. “¿Es una esclava sexual?”

“Si. Pero no como tu tía. Se dejara hacer lo que queramos, podemos degradarla, torturarla y humillarla y ella se dejará. ¿Verdad que si mi presidenta putita?”

“Ya me estás humillando haciéndome llevar esta bata de servicio.” Era un reproche sincero. En la voz de la presidenta no Había duda, miedo o nada similar. Se la veía segura. Hasta casi cierto enfado por la dichosa bata.

“Pues quítatela, puta”

En seguida, al fin y al cabo solo eran unos pocos botones, tanto madre como hija se quitaron las batas y dejaron a la vista unos bonitos cuerpos. “Ya se pueden mantener en forma” dijo Don Miguel “Como se ponga fofa dejará de ser la presidenta”. Miguel vio sobre el pubis de la presidenta el tatuaje de “Propiedad de Don Pablo Montero”

“Anda, presidenta. Mi sobrino cumple años hoy. Ve a felicitarlo”

La presidenta fue hasta Miguel y se sentó en su regazo, cada pierna por cada lado, su pecho contra él. “Vaya. Qué joven más guapo. Felicidades. Creo que me lo voy a pasar muy bien siendo tu puta” dijo sonriente Miguel empezó a masajearle los pechos, eran operados, llegó a los pezones y empezó a retorcerlos. “Ops! Aiii. “ y vio cierta decepción en sus ojos “Ya veo que eres de los mismos gustos que tu tío. De todas formas, feliz cumpleaños. Mi hija y yo seremos tus putas hoy”

Se iba a follar a la presidenta de un país. Miró a su tío que ya se estaba desnudando. “Feliz cumpleaños, sobrino. No te dejes engañar por el cargo. Desde los dieciocho, que se metió en política, ha venido siendo la putita de alguno de mis lugartenientes y ha ido subiendo en política y en mi organización a base de coño desde entonces. No te dejes engañar. Además de ser una puta es lista y eficiente, una arpía ambiciosa sin corazón. Solo con el coño no estaría donde está. Pero, hoy, ahora… es solo eso. Una puta pagando deudas”

Miguel la tomó por el pelo y la beso mientras manoseaba sus pechos sin ninguna delicadeza mientras ella lo abrazaba y le dejaba hacer sin poner ninguna queja más allá de algún quejido ahogado. Su hija ya estaba de rodillas comiéndole la polla a Don Pablo.

“Pon el video presidenta” le dijo Don Miguel.

“Como te gusta ese video. Y pensar que me vieron millones de Mexicanos” La presidenta se levantó a por un mando remoto y puso en marcha dos televisores. Se veía la misma escena desde dos ángulos distintos. Para cuando volvió, Miguel ya estaba desnudo y con el pene erecto. Fue a sentarse otra vez sobre su regazo encarándolo pero Miguel la obligó a darle la espalda. Desde esa posición la presidenta tomó la polla de Miguel y le preguntó. “¿Por dónde?”

“Por el culo, puta” y sintió como sin delicadeza apuntó la polla a su ano y se dejó caer entrando limpiamente. A esta presidenta le había dado muchas veces ya por el culo.

La escena del video parecía un despacho institucional. Luego Miguel comprendió que era el despacho oficial del presidente de México. En este caso de la recién elegida presidenta. Una cámara enfocaba de frente la mesa. La otra cámara enfocaba desde un lateral y podía verse tanto el equipo de cámaras como la silla.

Los cámaras eran claramente hombres de Don Pablo y una mujer vestida como el servicio de Don Pablo. A un lado Había una mesa donde se veía a una joven doblada, atada y amordazada. Miguel reconoció a la hija de la presidenta. Cerca, en una silla, Había un hombre sentado que parecía fuera de lugar, malhumorado y frustrado pero sin atar. Rosario, la presidenta estaba sentada sobre la mesa, vestida solo con un sujetador que dejaba sus pezones al descubierto. No se veía que bragas llevaba porque en ese momento Don Pablo estaba entre sus piernas follándosela.

    

“10 minutos” dijo uno de sus hombres.

“¿Es necesario todo esto?” preguntaba Rosario Fuertes mientras se dejaba follar por Don Pablo. “¿En mi propio discurso?” preguntaba entre jadeos “Y ya te dije que mi hija terminaría entrando en razón en cuando viera su nueva vida como hija de la presidenta”.

Don Pablo seguía follándosela. Se notaba que enseguida se correría. “Arf. Si. Sabes que cuando digo que harás lo que yo quiera me refiero a todo lo que yo quiera. Hummm. . Da las gracias que no te voy a hacer salir en la televisión dando tu discurso de toma de presidencia desnuda. Arfarf. . . Y tu hija mejor que aprenda ya. Si, si. . . Que aun va de valiente. Tiene que saber que la vida que disfruta tiene un precio. Y ese precio soy yo. Que aprenda del cagón de su padre, tu marido, allí sentado. Si, si sisisisisis”

Don Pablo le lleno el coño a la presidenta que no llevaba ninguna braga, tanga o similar.

    

“Sabe que puede confiar en mi Don Pablo. Le obedezco en todo. Sé que si estoy aquí es gracias a usted. Nunca mordería la mano que me da de comer”

“Lo sé. Y por eso vamos a hacer que tu discurso de investidura sea inolvidable. Ahora límpiame la polla con la boca”

La presidenta se arrodillo y se metió esa polla en la boca con los últimos restos de semen, sudor y sus propios flujos vaginales. En cuando acabó se levantó buscando un botellín de agua para enjuagarse. “Ni se te ocurra. Quiero que sientas el sabor de mi polla en la boca en todo el discurso” Rosario giró los ojos frustrada y desesperada pero sin proferir ni una queja. Se le veía comportarse de forma totalmente natural. Recién follada y prácticamente desnuda delante de un montón de hombres y se comportaba con la misma naturalidad que una actriz porno en un plató de rodaje.

La asistente de Pablo que se encontraba en la habitación se acercó a la presidenta. Le arregló el pelo, maquillo un poco, le limpio algo de lefa de la comisura del labio. “No te pases con el maquillaje. No quiero parecer una puta” le indicó la presidenta a la maquilladora con toda naturalidad. Como si fuera tan normal que estuviera medio desnuda delante de tantos hombres con semen resbalándole del coño. También se puso una extraña prenda. Una vez puesta parecía una especie de traje de chaqueta formal con una blusa debajo, pero la blusa era solo el trozo que se veía, nada más por debajo, la chaqueta de traje estaba recortada a mitad de cuerpo y no era nada más. Hasta la espalda le quedaba al descubierto.

“Siéntese ya, presidenta” le dijo uno de los hombres.”Tres minutos”

Desde el lateral se veía que la silla tenía dos dildos pegados. La presidenta se sentó sobre ellos y ambos desaparecieron en sus orificios. Miguel se fio que la cámara que le enfocaba de frente la presidenta daba la sensación de que la presidenta estaba vestida con un traje formal. En la otra cámara se veía claramente que eran cuatro trozos cubriendo y simulando lo justo.

“En serio este fue el discurso que dio a México cuando te hicieron presidenta” Le preguntó Miguel a la mujer que tenía empalada ahora mismo por el culo.

Sí” le contestó la presidenta mientras movía sus caderas sodomizándose ella misma “Durante una puta media hora” Dijo con cabreo pero sin dejar de subir y bajar.

En el video Miguel pudo ver como un hombre se ponía detrás de la hija de la presidenta, se sacaba la polla y empezaba a follársela. La presidenta desde su mesa podía ver perfectamente la cara de su hija que Había abierto los ojos como platos al sentir esa polla pero no podía decir nada por estar amordazada”

“Un minuto, presidenta” y Rosario se preparaba el discurso de varias páginas.

“Queridos Mexicanos y Mexicanas…” empezó su discurso. Empalada por sus dos orificios, medio desnuda, con sabor a polla en la boca y con semen aún caliente en su coño. Y con su hija siendo follada delante de ella contra su voluntad sabiendo que se iba a ir turnando mientras durara todo el discurso.

“Menuda puta estás hecha” le decía Miguel mientras le estiraba de los pezones. “Más rápido, puta presidenta. ¿Dejaste que violaran a tu hija por ser presidenta?”

“Mi hija… ufff… no era ya ninguna santa. Sabía cómo medraba y… ai! ya me Había ayudado alguna vez pero era reticente a algunas cosas. Buffff Pero mírala ahora” Don Pablo estaba justo en ese momento empujándole la cabeza para clavarle la polla en la garganta mientras se corría. Para la chica no era fácil pero se veía que estaba haciendo un auténtico esfuerzo por dejarse embozar la garganta con esa polla que empezaba a correrse. “En cuando toco la vida de ser la hija de la presidenta… ops! uf! Y entendió que si no colaboraba lo perdería… joder! se volvió una ferviente colaboradora de su madre”

El discurso continuaba, un hombre sustituía al que estaba follándose a la hija de la presidenta. El hombre sentado se le veía nervioso, furioso, enfadado pero amedrentado.

“Tu marido supongo. Creo que tengo que darte el pésame”

“Bufff” buff la presidenta. Y esta vez no por la polla que tenía en el culo. “Que le follen a ese cagón” Rosario se percató de la cara de sorpresa de Miguel. Pidió permiso a Don Pablo con la mirada que se lo concedió y paso a contarle a Pablo sobre su marido. “El muy capullo estaba conmigo desde los veinticinco. Desde el principio sabía cómo Ouch! medraba.” La presidenta seguía montando la polla de Pablo por el culo sin perder comba. “El muy calzonazos estaba feliz con la vida que le dio y nunca dio problemas hasta que me presente a presidenta. Hummm… menuda polla calzas, cabrón. Entonces le empiezan las insuflas, a decir que si había llegado a presidenta era por su apoyo y chorradas así. El cagón que cuando me veía llegar a casa con semen resbalando de la boca no me preguntaba ni como me Había ido. Quería más reconocimiento y respeto”

La presidenta volvió a bufar. “Llevaba veinte años siendo un cornudo y ahora quería respeto. Hace unas semanas Don Pablo entró en mi casa por la noche. Teniendo en cuenta que toda mi seguridad trabajan para él no le fue difícil. Iba algo borracho, se subió en la cama, me quitó las bragas cuando aún me estaba despertando, me dio la vuelta y empezó a romperme el culo.”

“Claro. Mi marido se despertó. Todo enfadado. Empezó a gritar que se acabó, que no quería ser ya solo el cornudo mantenido, quería respeto Si no se lo daban iba a contar a todo el mundo la verdad. El muy imbécil le cortó el polvo a Don Pablo”

“Valiente imbécil. Mis guardas los sujetaron y yo mismo le volé la cabeza. Treinta años siendo la puta de criminales y políticos subiendo hasta donde he llegado y el cabrón se quería atribuir el mérito y quería joderme”

“Me volví a la cama. Le di la pistola a Don Pablo y me abrí de piernas. Don Pablo, bebido como estaba, me metió la pistola en la boca, su polla en el coño y empezó a follarme. Dios que miedo pase. Mientras mi seguridad limpiaba mi habitación Don Pablo me follo con esa pistola en la boca. Por suerte para mi… solo quería asustarme. Y vaya si lo hizo.”

El discurso seguía en la televisión. Todo era luchar contra el crimen, proteger a la gente, los derechos de las mujeres. . . mientras su hija seguía siendo violada y ella estaba medio desnuda delante de una decena de criminales.

Pablo mismo iba a correrse. En el último momento cambio de agujero y le llenó de leche el coño a la presidenta. “Si quieres dejarme preñada, jovencito, hace años que me hice la ligadura. Y mi hija toma la píldora” le dijo entre divertida y desafiante.

“No lo he hecho por eso, puta” y se levantó de golpe tirándola al suelo. Su tío acaba de correrse en el coño de la chica también. “Tío, parece que las putas tiene el coño sucio. Deberían limpiárselo entre ellas. ¿No crees?”

“Ya lo creo. Y pocas cosas fortalecen más el vínculo madre hija que se metan las lenguas por el coño” se río Don Pablo.

La presidenta y su hija se pusieron de lado una junto a la otra, metieron sus cabezas entre las piernas de la otra, y empezaron a limpiar el coño respectivo de la lefa que se desparramaba. La chica ya no era, desde luego, la joven del video que se veía aterrorizada en el video siendo violada. Donde en unos 15 minutos ya llevaba tres hombres. Miguel buscó con la mirada que otros juguetes usar.

En cuando acabaron de limpiarse mutuamente Miguel ya tenía un plan del agrado de su tío. “Venid aquí, putitas, que os voy a preparar para que fortalezcáis aún más los lazos” Miguel tenía dos doble pinzas. Cada pieza eran dos pinzas unidas por la base de apenas 4 o 5 cm de largo. Servían para hacer cubanas. Juntando los pezones de mujeres tetonas para meter la polla entre sus tetas. Pero en este caso Miguel las uso para enganchar cada pezón de la madre con el de la hija. También las esposó a la espalda. Y les puso unos collares peculiares, que tenían un asa en la parte posterior.

Los dos hombres se pusieron detrás de las dos indefensa mujeres, las cogieron por la cadera preparando su polla justo a la entrada de sus respectivos anos y con el asa del cuello las forzaron a ponerse cara contra cara. “No seas tímida, Rosario” dijo Don Pablo, “Dale un buen morreo a tu hija” Las dos mujeres obedecieron al instante y enseguida fueron recompensada sintiendo dos pollas entrar en sus anos de forma violenta. Miguel volviendo a repetir con la presidenta. A cada empujón las mujeres se doblaban más hacía delante, seguían besándose, pero pronto empezaron a sentir que no podía separarse más pos las pinzas que unían sus pezones. Entre beso y beso se podían oír quejas por el maltrato de sus pezones pero aguantaron el tormento. Seguían besándose y quejándose sintiendo como cada una estiraba el pezón de la otra y todo aderezado por la sodomía que estaban sufriendo.

Los hombres acabaron su disfrute con una buena corrida. En cuando las soltaron las mujeres volvieron a erguirse, incluso a juntarse más, pecho de la madre contra pecho de la hija, aliviando el dolor de sus pezones.

“Seguid besándoos mientras nos recuperamos” les ordenó Don Pablo. Madre e hija acabaron de rodillas y dándose unos buenos morreos. Se veía claramente que no era su primera escena lésbica incestuosa. Y no. Pese a la tortura y humillación ninguna parecía estar arrepentida de nada de lo que hicieran.

El discurso había acabado. La joven seguía siendo violada y los cámaras estaba recogiendo. Rosario se levantó y se libró al fin de esos dos dildos. “Un éxito” decía Don Pablo. “Menudo adalid de la justicia. Vas a acabar con todos los criminales” Y la abrazo. “Como no acabes con todos a base de sexo, puta” le dijo al oído.

“Bonita mesa. Aquí vas a trabajar los próximos 4 años” “Espero que más” Dijo Rosario. “Ya veremos. Pero de momento… vamos a hacer que esta mesa sea especial” Uno de los hombres de Don Pablo ya habían preparado unas cuerdas de tal forma que Rosario podría ser atada sobre la mesa boca abajo y la preparaban. Ella misma se dejaba manejar por esos hombres sin poner resistencia. Cuando ya estaba en posición Don Pablo se puso detrás y le metió la polla por el culo. Cada vez que te sientes en esta mesa vas a recordar todas las veces que te han dado por el culo sobre ella. Para que recuerdes siempre quién es el jefe” Y empezó a sodomizarla con un estilo muy similar al de pablo. La presidenta se quejaba pero en ningún momento pedía que parara. Aguanta estoicamente hasta que Don Pablo terminó corriéndose en ella, otra vez sobre esa mesa.

Sin desatarla hizo una raya en una de las esquinas del tablero de la mesa, bien visible. “Cada vez que alguien te rompa el culo en esta mesa pondremos una marca. Para que cuando la veas recuerdes cuál es tu lugar”

“¿Cómo que alguien?” preguntó sorprendida Rosario aun atada sobre la mesa.

“No es bueno que se te suban las ínfulas a la cabeza. Te creerás especial por ser la presidenta de México, pero recuerda que también eres mi puta. Y como propiedad mía que eres, puedo hacer contigo lo que se me antoje… y dejarte a quien me dé la gana” Rosario se le veía frustrada, incluso un poco asustada.

Don Pablo se dirigió a sus hombres. “Atendedme. Estoy orgulloso de vosotros. Estáis aquí entre otras razones porque sois de mis hombres más leales y eficientes. Y por eso he decidido daros un premio. ¿Quién quiere romperle el culo a la presidenta de México?”

Todos dijeron que ellos mismos, entre alegría y vítores. Bien. Estos son mis cabrones. Solo dos reglas. Solo podéis romperle el culo. Y cada vez que se lo rompáis dejar vuestra marca en la mesa con la navaja” Y señaló a la hija “Y a esa también. Empezad a romperle el culo. Que entienda ya cuál es su lugar”

“Don Pablo. ¿Por qué? Soy leal y obediente. Esto no es necesario. Sabe que haré todo lo que me pida”

Don Pablo se acerco, la tomo por el pelo y le contestó. “Lo sé. Por eso lo que te pido es que seas una buena puta, no te quejes y que animes a mis hombres a romperte el culo, cuando te estén sodomizando les digas que seas más brutos y les dará las gracias cada vez que se corran” y señaló a las cámaras. “Y yo lo veré todo. Si no estoy contento. Si no has hecho lo que te acabo de pedir, entenderé que no eres tan leal y obediente como presumes”

Y Don Pablo abandonó el despacho presidencial.

La nueva presidenta suspiro, asumió su situación y siguió las instrucciones de su dueño. “Muy bien cabrones. ¿Quién va a ser el primero en romperle el culo a su presidenta? Pichaflojas.” Allí apareció Pilón. “Claro, como no. Tenías que ser tu, Pilón” Parece que la presidenta ya conocía bien al bestia del rabo de caballo. “Señora presidenta” dijo sarcástico. “Que le den por el culo” y procedió a meterle la inmensa polla por el culo. La presidenta gritó casi a la vez que su hija, que le habían quitado ya la mordaza de bola y otro de los hombres de Pablo Había empezado también a sodomizarla.

Mientras tío y sobrino seguían follándose a las dos mujeres en la realidad, en el video se iban relevándose los hombres de Pablo en sodomizar a la presidenta y su hija. Esta, obediente, en todo momento los incitaba, los insultaba, los enfadaba para que fueran más cabrones y siempre terminaba dándole las gracias al que acababa de correrse en su culo pese a que claramente era una tortura.

Así hasta 17 veces, 17 marcas en la mesa que siempre le recordaron ese momento y que en los últimos dos años habían subido hasta 21, y durante dos horas, madre e hija fueron sodomizadas e inmortalizadas en video. Siempre que se sentaba en su mesa presidencial esas marcas le recordaban a Rosario como lo Había conseguido y que ‘solo’ era la segunda persona más poderosa de México.

Y siempre pensaba que valía la pena.

“Apenas has catado a la hija” le comentó Don Pablo.

“Si puedo escoger prefiero seguir follándome a la presidenta, tío” le contestó.

“Es tu cumpleaños y son tu regalo. Sobrino. Puedes hacerles los que quieras a quien quieras. Yo te voy a dejar que ya las tengo muy usadas y si me apetecen, con chasquear los dedos, las tengo en casa abiertas de piernas cuando quiera.” Y su tío se despidió.

Las dos mujeres seguían besándose de rodillas, unidas por las pinzas, mientras en el video se veía su sodomización. Miguel cogió a la presidenta por el cuello y la empujo. Terminó tumbada sobre su hija. Se puso detrás y se preparó para sodomizarla. “¿Te ha gustado mi culo, ¿Eh, Cabrón? Recuerda que tienes seis agujeros a tu disposición.” “Ya… pero para lo que quiero lo prefiero así” Le soltó las esposas liberándole las manos. En seguida se puso detrás de la presidenta y le clavó su polla como una lanza en el culo. Apenas le saco una queja pese a la brusquedad. “Y ahora no dejes que tu hija se levante”

“¿Qué?” dijo la presidenta confusa pero enseguida lo entendió cuando Miguel le tiró del pelo, haciéndole arquear la espalda, alzando sus pechos y, con ello, arrastrando los pezones de su hija. “Que cabrón que eres. Si que eres sobrino de tu tío, si…”

Y Rosario puso sus manos sobre los hombros de su hija y la empujo evitando que siguiera los pechos de su madre, manteniéndola al límite, con los pezones de ambas estirados uno contra el otro. Tanto la madre como la hija se quejaban cada vez que Miguel embestía y volvía a poner a prueba la tensión de las pinzas. En algún momento la hija incluso imploro que la soltaran pero su madre se mantuvo firme. Miguel siguió disfrutando de ese culito y la presidenta aguantándolo hasta que, satisfecho, Miguel volvió a correrse. Y otra vez, en el último momento, sacó la polla para correrse en el coño de la presidenta.

“¿Si tanto te gusta correrte en mi coño porque no pruebas a follártelo?” le reto la presidenta.

“Ya llegaremos. Ahora…mientras pillo fuerzas…” soltó los pezones de ambas mujeres Siéntate en la cara de tu hija. Que te limpie bien ese coño sucio que tienes”

Obediente, la presidenta se sentó sobre la cara de su hija y sintió como la lengua de esta se le metía en la vagina limpiando esa última corrida.

Miguel busco un arnés con un buen dildo y lo tiró junto a las mujeres. “Quítale las esposas. Que tu hija se ponga esto y mientras ven a chupármela, pónmela dura para que te pueda follar otra vez”

“Al fin… a ver si puedo hacerte olvidar mi culo” y empezó a darle una mamada con una excelente habilidad fruto de miles de mamadas realizadas. En cuando la hija se puso el dildo Miguel hizo que Rosario se pusiera a cuatro patas sin que dejara de mamársela. “Ahora dale por el culo a tu madre”

La joven se puso tras su madre y le metió el dildo con delicadeza. “Más fuerte” le demandó Miguel. “Sácalo y vuelve a metérselo”

La joven obedeció y lo repitió con más énfasis.

“Joder. Recuerda que hace un momento casi te arranca los pezones. Dale con ganas y fóllate su culo”

Ahora sí que vio una mínima chispa de ira y le metió bien el dildo por el culo y empezó a follársela. Su madre dio un ligero respingo pero no perdió comba en su felación. La hija empezó a sodomizarla pero bastante indolente. Su actitud era muy distinta a la de su madre. Miguel tiró del pelo a la presidenta y la levantó. “Trae aquí ese coño, puta”

“Bien. Ya era hora” dijo con lascivia. No parecía que le afectara nada que su hija la estuviera sodomizando en ese momento. Y así terminó en un estrecho sándwich entre Miguel y su retoño con ambos orificios llenos.

“Parece que no te disgusta ser una puta. ¿Eh?” le preguntó Miguel al notar como la presidenta acompasaba su ritmo para follarse ella misma el coño pese a estar siendo sodomizada.

“Cuando eres una puta de unos sádicos cabrones durante tanto tiempo como yo aprendes a disfrutas los pequeños momentos de alegría cuando un guapo adolescente te la clava en el coño” Miguel la abofeteó pero la presidenta mantuvo la sonrisa llena de lujuria, empezó a estrujarle y maltratar sus pechos pero solo apretó los dientes y siguió mostrando una cara de zorra salida. Miguel pasó a jugar tanto con los pechos de la presidenta como con los de su hija que estaban golpeando contra la espalda de su madre. Pero la final pasó a centrarse en los de la hija, sobre todo en los pezones que empezó a retorcer con fuerza, molesto por la pasividad de la joven. “Más fuerte, zorra. Tu madre ni se está enterando” “Argh… sisi ouch! AI!” La joven aceleró el ritmo y le puso más ganas aunque de forma forzada. Miguel mantuvo la torsión de los pezones pese a que Había aumentando el ritmo, a modo de recordatorio. La chica soltaba quejidos a dos por tres pero seguía con su cometido.

Mientras la presidenta seguía afanándose en mover las caderas y conseguir un buen ritmo con esa polla. Sin previo aviso se abalanzó sobre él y empezó a besarlo y a refrotarle las tetas contra el pecho, a jadear cada vez más y más y lo terminó abrazando mientras anunciaba “Si. Joder. Si! Me corro! Sisisisis” Por un momento se relajó pero volvió a ponerle ritmo a sus caderas. Se acercó al oído de Miguel y le susurro. “Vas a poder joderme todo lo que quieras, pero esto me lo llevo a casa”

“Puta” le espero Miguel “Vas a pagar por eso” dijo divertido. Miguel se cansó de la indolencia de la joven. “Quítate el arnés y ponte el traje de sirvienta otra vez”

Un poco sorprendida la chica obedeció. Sin nadie detrás Miguel empujo a la presidenta hasta que acabaron en el suelo, le hincó los dedos con fuerza en las tetas como si quisiera clavárselo como las garras de una rapaz y siguió bombeando. La presidenta se quejaba sin parar pero aguantaba estoicamente hasta que Miguel volvió a correrse en su coño.

Se levantó y se dirigió a la hija que esperaba vestida con la bata. “A limpiar.” le señaló el coño de su madre. “Es lo que mejor se te da” mientras se iba a tomar algo de agua, bebida que no ofreció a ninguna de las dos mujeres. La chica se arrodillo entre las piernas de su madre, agacho la cabeza y volvió, otra vez, a comerle el coño a su madre.

La tarde siguió. Cuando Miguel no estaba follándose a la presidenta tenía a madre e hija besándose y tocándose. Y siempre se corrió en el coño de la madre, para que luego su hija se lo limpiara con la lengua, o en la boca, para que luego se besaran.

Pasaba olímpicamente de la hija.

Depuse de mucho rato, aunque Miguel era joven y estaba en forma, empezó a cansarse. Para tener la edad que tenía la presidenta, además de mantenerse muy bien, parecía una de esas actrices de Hollywood por la que parece que no pasa el tiempo, también estaba en muy buena forma.

Se sentó a descansar mientras veía a las dos besarme con su semen resbalando entre sus bocas.

“¿Sabes quién es ‘Martillo’?” preguntó Miguel al aire. Las dos mujeres se frenaron en seco. Fue Rosario la que terminó mirando a Miguel, giró los ojos en sus cuencas, hastiada y suspiro. “¿Quieres que lo traiga?”

“Eres una perra. ¿No? Es un buen fin de fiesta, que recuerdes lo que eres.”

“Ca… brón. Me dan arcadas cada vez que me folla. Con esta van a ser cinco veces” y se levantó molesta pero obediente salió por una puerta lateral mientras farfulla “No podía hacer que me reventaran el culo diez cabrones como final de fiesta, no… tenía que ser esa asquerosidad”

Por un rato se quedó con la hija, que de rodillas, esperaba. No le hizo ningún caso.

La presidenta volvió con el Gran Danés. “¿No puedo convencerte de cambiar de opinión?”

“No tienes nada con lo que negociar. Si quisiera algo de ti, lo tomaría… como ahora. Esto también te lo vas a llevar a casa” le dijo con una mueca malvada en el rostro

La presidenta le puso los guantes y enseguida se puso a cuatro patas. El Gran Danés se veía que tenía mucha experiencia porque otra vez, salto sobre la mujer y con facilidad le metió su caliente pedazo de carne terminado en punta por el coño. La presidenta miraba a Miguel con cierto cabreo mientras temblaba por los martillazos del perro que, poco a poco, le iban metiendo ese bulto dentro del coño.

Cuando al fin el bulto se incrusto en la vagina Miguel se puso delante de la presidenta, se sentó en una silla que le dejaba la polla justo a la altura de la cara y le ordenó que empezara a chupársela.

Casi contenta por poder centrarse en otra cosa, la presidenta se metió esa polla en la boca y empezó a chupársela con ganas, con todo el cuerpo temblando martillazo a martillazo. Aún estaba chupándola cuando Rosario sintió como su vagina se hinchaba inundada por la abundante corrida. Rosario siguió afanándose con esa polla para no pensar que ahora mismo estaba culo contra culo con el gran danés, aun enganchada. Al menos hasta que sintió que la boca se le volvía a llenar de semen.

“Limpieza” llamo. Y la hija. Como otras veces, se acercó a su madre y la besó, compartiendo entre ambas bocas esa viscosa sustancia. Una vez acababa Miguel al volvía a mandar a un rincón.

Con su hija lejos la presidenta, aún cuatro patas le susurro a Miguel. “¿De verdad que no te vas a follar a mi hija ni una sola vez?” pero Miguel ni se dignó en contestar. “¿Tienes sed?” le preguntó, . “Claro” contestó la presidenta Miguel se puso de pie ante ella y le apuntó con el miembro. Esta sonrió. “Si es por joderme pinchas en hueso. Hace tiempo que esto dejó de darme asco” y abrió la boca. Miguel pasó a mearle la cara y la boca y la presidenta se afanaba por recuperar la hidratación que el faltaba. .

Al final el Gran Danés se soltó dejando escurrirse gran cantidad de su semen por el coño ahora liberado.

“Limpieza” dijo Miguel.

“¿Qué?” contestó la hija con los ojos muy abiertos y sin pinta de estar dispuesta a moverse. “No. No voy a hacer eso. No!”

Miguel miró a la presidenta mostrando un falso enfado.

Después de unos momentos de duda se escuchó la voz de su madre en tono autoritario  “Concepción .¿A qué esperas?”

“Am… mama. Es semen de perro. Es… es… asqueroso. Es demasiado”

Miguel volvió a mirar serio a la presidenta.

“María Concepción. Ya lo hemos hablado. Este es el precio que pagamos por la vida que tenemos. Si te mandan, tú obedeces, sea lo que sea. Ahora ven aquí y cómeme el coño. No será peor que te vuelvan a sodomizar veinte hombres para que entiendas tu lugar”

La joven salto sobresaltada y casi a la carrera se arrodillo entre las piernas de su madre, se agacho lentamente y terminó tocando levemente con su lengua el coño inundado del semen del Gran Danés. Ante la timidez de la hija, la madre le tomó la cabeza y le empujo la cara contra su coño. “Lame” le dijo. Era curioso. La presidenta parecía casi preocupada. Al final la hija se puso las pilas y empezó a limpiarle el coño a su madre a lengüetazos.

Mientras tenía la cabeza de su hija entre las piernas, la presidenta le imploro a Miguel. “Por favor. No el cuentes ese momento de debilidad de mi hija a Don Pablo. Sé que no puedo ofrecerte nada que no puedas tomar si lo deseas así que solo puedo implorarte. A Don Pablo no le gusta este tipo de dudas”

Miguel dudo un momento. “No pienso mentir a mi tío…” dudo otro momento “Pero si no me pregunta no tengo por qué contárselo”

“Gracias, guapetón. Tal vez no seas tan Cabrón como tu tío”

Dejó a madre e hija en su proceso de limpieza, se vistió y salió de la habitación. Allí se encontró con uno de los hombres de Don Pablo con una cámara.”Don Pablo pensó que tal vez le gustaría tener un recuerdo” Miguel reconoció a ese hombre como uno de los cámaras del discurso de la presidenta.

“Claro” y volvió a entrar con el fotógrafo. La hija acababa de terminar sus labores de limpieza. “Lavaos el coño, putitas, Es mi cumpleaños. Vamos a inmortalizarlo”

Ambas mujeres fueron a una habitación adjunta donde se limpiaron sus partes interiores y volvieron. Miguel les comento como quería la foto.

Cada una a un lado. Desnudas, Él les metía los dedos por el coño pasando por detrás, por su entrepierna, lo que las obligaba a ponerse de puntillas. Las dos haciendo el símbolo de la victoria con ambas manos y sacando la lengua mientras ponían cara de tontas.

“Ahora mismo se la envío al correo, Señor.”

Miguel miro a la presidenta. “Hummmm… ¿Y si publico esta foto?”

“¿Tu me has visto? Estoy bien buena y soy la presidenta de un país lleno de machistas misóginos. Internet está lleno de fakes míos. Hasta ahora solo he visto tres fotos mías verdaderas, haciendo de puta, en internet. Y porque una, que me gustaba mucho, la publique yo misma. Te reto a que averigües cuáles son”

Miguel debía reconocer que le impresionaba la seguridad y entereza de la mujer. Casi comprendía cómo había llegado a presidenta. Ni lloriqueos ni quejas. Es lo que Había y lo aceptaba. Le recordaba a Ana María… pero más puta.

“”Podemos hacer algo más por el cumpleañero?” le preguntó la presidenta.

“Nada. Estoy muy satisfecho. Y así se lo diré a mi tío”

Aún pudo ver un gesto de agradecimiento en Rosario que entendió que la debilidad de su hija iba a ser tapada.

Miguel volvió a la mansión donde se encontró con su tío. Esperaba encontrárselo follándose a su madre y tía pero no fue así. Curioso. Parecía que estaba trabajando repasando unos datos. No todo es diversión en la cima del crimen, pensó Miguel.

“¿Qué tal, sobrino?”

“Impresionante. No podré olvidar nunca este cumpleaños. Muchísimas gracias, tío”

“¿Te has quedado a gusto?”

“Si. Rosario es impresionante. Una autentica puta dispuesta a hacer lo que le digan le guste o no. Hasta se ha dejado follar por Martillo”

“Ja! Eso lo odia. Que cabronazo estás hecho. Pero vamos a despedirnos de las damas. Hay que ser educado”

Detrás de los barracones Había un helipuerto. Allí estaba el helicóptero presidencial con su escudo y todo.

“Menuda mujer es la presidenta. Dejar que violen a su hija por el cargo”

“No te confundas. Esa mujer adora a su hija, haría… y ha hecho… cualquier cosa por ella. Pero ve la vida según su prisma. A base de juntar ambición, inteligencia y competencia con sumisión y emputecimiento ha llegado hasta donde ha llegado. Quiere lo mejor para su hija y espera que lo consiga igual que ella. Aunque lo sabe sigue negándose a entender que su hija no es ni ambiciosa, ni inteligente ni competente. Solo siendo puta acabará de esposa de algún magnate pervertido. Que no es poco. Pero a Rosario le gustaría que su hija ambicionara algo más. Pobre. Se va a desilusionar.”

“y por cierto. Para el día del discurso su hija ya Había ‘pagado’ en alguna ocasión por sus privilegios. Ese día solo le aclaramos algunas dudas que parecía tener sobre la magnitud de lo que se esperaba de ella”

Tuvieron que esperar poco hasta que ambas mujeres salieron del barracón, vestidas y arregladas. La presidenta ya parecía una presidenta. Con un traje muy elegante y formal y hasta un collar de perlas. La hija parecía una joven pija cubierta de ropa de marcas carísimas. Para parecer aún más tópica hasta iba mascando chicle mirando el móvil.

“Espero que su sobrino haya quedado satisfecho con su cumpleaños. Don Pablo” preguntó la presidenta.

“Casi a vuelto dando saltos de alegría” se rio. “Si. Yo creo que ha quedado muy satisfecho”

Casi se noto cierto alivio en la presidenta al ver que Pablo no le Había comentado el momento de duda de su hija.

“Me alegro. Y recuerde lo que le he pedido si puede ser. Ese cabrón de Félix me está haciendo una oposición muy dura”

“Si. Lo sé. Pero ese cabrón de Félix tiene una esposa muy convincente. Y una hija que ya le están explicando cómo funcionan las cosas. Tranquila. Sigues siendo mi favorita. Tu haz tu trabajo y Félix solo ladrara, no morderá. Y ahora márchate. Nos veremos en dos semanas en la cumbre latinoamericana”

“Gracias Don Pablo” y se puso ante él levantándose la parte delantera de la falda, no llevaba bragas y se podía ver su pubis coronado por el tatuaje. Don Pablo pasó a darle un largo beso de despedida mientras jugaba con su pubis. La hija hizo lo mismo, desabrochándose el vaquero y estirando sus bragas para dejar acceso a su coño. Don Pablo se despidió de igual manera.

Sonó el teléfono de Don Pablo que se excuso y se alejó volviendo hacia la mansión.

La presidenta, sonriente, se puso ante pablo con la falda levantada. “Gracias por no decirle nada” le dijo.

Miguel ni le contestó, se acercó y le dio un largo beso mientras sus dedos jugaban con su rajita.

Cuando se separaron la hija se acercó de igual manera, pero cabizbaja.

“¿Qué le pasa?” preguntó Miguel.

“Está un poco… confusa.” le explico Rosario. “No entiende por qué la traen para ser la puta de un cumpleañeros adolescente y no se la folla ni una sola vez. La mayoría de los jóvenes de tu edad babean por ella. Se siente rechazada”

“No creo que quieras saberlo” le dijo Miguel.

“Si que quiero” reaccionó la chica, mostrando tanto enfado como frustración. “No me gusta ser una puta pero lo entiendo. Así tengo una vida impresionante. Soy obediente, hago lo que me manda… o casi todo. La próxima vez que me hagan lamer semen de perro ya no dudare. Que me metan con mi madre a hacer de putas y que ella se lleve toda la atención es…” y volvió a agachar la cabeza. “Me siento el patito feo ahora mismo”

Miguel reprimió una risa. “Eres sosa” le dijo. “Mujeres guapas como tu hay a patadas, sumisas como tú también hay muchas, pero que no sean unas sosas como tu hay menos. Y tu madre es una de esas y es mucho más divertido y gratificante follársela que a ti. Te habrán llamado pedazo de carne más de una vez pero en tu caso es muy cierto. Eres solo eso. Un pedazo de carne. Seguro que habrá gente que se divierta follándote, una sumisa siempre es excitante pero. . .” agarró a la Rosario por el coño “. ... pero follarse a una puta salida sumisa como tu madre lo es mucho más”

La joven seguía cabizbaja. “No me gusta. No soy como mi madre” “¿En serio crees que a tu madre le gusta? Eres muy tonta si crees eso. Lo que pasa es que tu madre, si le tocan limones, hace limonada. Y tú, si te tocan limones, te haces un ovillo y agachas la cabeza, como ahora”

Miguel la levantó la barbilla y la besó metiéndole la mano en las bragas y jugando con su rajita un buen rato. Luego le dio una palmada y la mandó hacía el helicóptero.

“Está aprendiendo aún como son las cosas. Que los sacrificios por muy grandes que sean, valen la pena dependiendo del premio. Toma. Quería darte esto“ Le entregó una foto. La que acababan de hacerse, pero estaba dedicada. ‘De tu puta presidenta y su hija. Feliz cumpleaños’ con sendos besos de carmín’. “Adiós”

Hizo ademán de irse pero volvió para susurrar al oído de Pablo “Que pena que seas un cabrón. Habría disfrutado mucho siendo tu puta” y se fue hacía el helicóptero presidencial.

30.- Interludio - Una oferta de trabajo

 

Miguel vio despegar el helicóptero y volvió con su tío a la mansión. “¿La cumbre latinoamericana?” le preguntó.

“Si. Me gustaría decir que fui el primero en poner una mujer en la presidencia pero mi homólogo de Colombia se me adelanto. Tras de mí lo hizo el de Brasil. El año pasado hicimos una… ‘cumbre privada trilateral’ durante la cumbre latinoamericana con las tres presidentas. Si follarse a una presidenta tiene su morbo, follarse a tres ni te digo”

“¿Trabajo?” Preguntó Miguel señalando la mesa. Su tío asintió.

“El próximo año vas a la universidad. ¿Qué vas a estudiar?”

“Dudo entre finanzas y administración de empresas” le contestó.

“Buena elección. Esas carreras te darán plata. Déjate de vocaciones estúpidas como filosofía o Historia. Y podría tener un sitio para ti”

Miguel no disimuló su sorpresa.

“Me quedan muchos años aun pero más de uno querría mi puesto. No tengo sucesor entre otras cosas porque los he matado a todos por qué no me fiaba. Como ves soy sincero contigo. Pero tú me gustas, pareces pragmático, seguro, me has mostrado respeto pese a todo lo que te he hecho y no parece que te coma la ambición. Y eres de la familia. Tu no lo conociste pero me recuerdas a mi padre, tu abuelo. Si sabes estar en tu sitio, aprendes desde abajo, me eres leal y eres paciente en unos… digamos… quince o veinte años podrías relevarme en el negocio familiar”

“A ver si lo entiendo… ¿Si soy leal, paciente y competente y no me ves como una amenaza a los treinta y ocho años podía tener todo esto? ¿Pero si por un momento tienes alguna duda acabaré con una bala en la cabeza?“

“Si a las dos cosas. O incluso antes. Quién sabe. Al final uno se cansa… muy al final se rió “pero se cansa.”

“¿Donde hay que firmar?” dijo Miguel.

“Ya lo has hecho aunque no lo sabías” le dijo serio. “En tu ciudad tengo un negocio de prostitución. Prácticamente legal. No es gran cosa. Solo da unos 800.000$ de beneficio al año. Pero te servirá para ir aprendiendo mientras estudias. Ya hay alguien llevándolo pero no me fio mucho de él. Tú empezarás como su ayudante. Cuando te veas capaz de llevar el negocio tu solo le encargas a Salvador que lo despidas. Si lo llevas tu y fracasas te mato. ¿Todo claro?”

“Clarísimo. Y motivadísimo”

“¿Por el miedo a morir?”

“Por poder escoger a mi propia presidenta”

Y se rieron. Don Pablo no vio un atisbo de miedo o duda en su sobrino y eso le gusto. Aprovecho para ir poniéndole al corriente de algunas cosas. También le puso al corriente que podía disponer de todas las mujeres que trabajaban para él como quisiera. Un incentivo. Para las de Edén tendría que seguir pidiendo permiso.

Volvió a su habitación. Su tía le esperaba como siempre, impecable, sexy. Tan pronto llegó salto a ponerse de rodillas. Su sobrino le hizo señas para que se levantara.

“Estoy baldado.” le dijo Miguel a su tía.

“Lo imagino. Ya me lo han dicho. La mismísima presidenta de México. Ante eso la fiesta que te quería preparar era muy poca cosa.”

“Bueno… pero aún así me encantará que me la vuelvas a preparar cuando volvamos. ¿Y tú qué has hecho?”

“Obedecerte. Me dijiste que hiciera lo que me mandara Don Pablo. Y me ha mandado ser la putita de mi hermana. ¿Sabes? Tal vez sí que me tenga cierto rencor tu madre. Creo que ha disfrutado atormentándome.”

“¿Y qué tal estás?”

“¿Tu qué crees?” le dijo picarona. “Cachonda perdida. Pero estás cansado de tu fiesta.” Se encogió de hombros aceptándolo con naturalidad que su frustración era secundaria.

“Estoy cansado… eso significa que quiero que mi putita privada haga todo el trabajo” se tumbó boca arriba, Apoyó la cabeza sobre sus manos y la almohada y esperó…. nada.

Apenas Había puesto sus manos tras la nuca su tía ya se Había abalanzado sobre su polla. Y seguían siendo la mejor chupapollas que se la había chupado. Tan pronto la tenía dura su tía saltó sobre él y se la metió hasta el fondo. Miguel sentía esa agradable sensación que solo un coño húmedo y calentito le puede dar a una polla. Su tía subía y baja, jugaba con sus pechos para darle espectáculo a su sobrino, gemía de placer cada vez más in crescendo, excitando a Miguel cada vez más y más. Prácticamente a la vez Sobrino y tía terminaron corriéndose.

Su tía se inclinó para darle un beso y volver a decirle que le quería y pedirle que nunca dejara de usarla y de tenerla como su puta privada. Le lavo la polla con la boca, ella misma se lavó en el baño y se pusieron a dormir.

31.- Capítulo XXXI: Un regalo para Linda

Miguel nunca pensó que podía cansarse de follar. El siguiente día se lo tomó de descanso… aparte de la obligada mamada matutina de su tía. Linda por su parte estaba encantada de poder exhibirse medio desnuda delante de tanta gente. Se sentía más cómoda y libre así.

Pero aunque increíblemente Miguel estuviera cansado de follar había una cosa que quería probar. Como tantas otras veces, solo porque podía. Acababa de vestirse  salió con su tía de la habitación. Como esperaba allí había una de las mujeres del servicio, con su ajustado vestido que era solo una bata abotonada sin nada debajo. Esperando a que saliera para poder entrar a hacer su trabajo. “Hola Don Miguel. ¿Le parece bien que entre ya a limpiar su dormitorio?” le preguntó la joven que tenía siete u ocho años más que Miguel.

“Antes quiero ver una cosa” le dijo Miguel. Se acercó a ella y, sin siquiera pedir permiso, empezó a desabrochar su vestido. La joven se quedó congelada pero puso una sonrisa forzada y no dijo nada más. Solo se quedo quieta. Linda, al ver la escena, tampoco dijo nada. Solo se arrodilló junto a Miguel y esperó.

Botón a botón el frontal de la joven fue abriéndose. Cuando termino Miguel lo abrió y mostró un bonito cuerpo, desnudo. “Sujétame esto” le ordeno Miguel ofreciendo los cuellos del vestido a la joven. Esta, los tomó, y los mantuvo abiertos, mostrando su piel desnuda. “Buen cuerpo” dijo Miguel “Gracias señor” contestó la joven visiblemente incómoda. “Buenas tetas…” y empezó a tocárselas, a jugar con ellas. La joven tragó saliva “Me alegro que le gusten, señor” “Y un precioso coñito rasurado” dijo y a la frase unió el gesto de meterle los dedos en la vagina. Esta vez la joven no dijo nada. Solo se mantuvo quieta dejándose invadir de esa forma. Miguel tenía pruebas que la situación no le excitaba a la mujer para nada. Miguel empujó sus dedos hasta forzar a la joven a andar hacia atrás y terminar contra la pared. La joven mantenía la sonrisa, claramente falsa, y se mantenía callada, sosteniendo los bordes de su vestido abierto, aguantando la mirada de Miguel, que seguía follándole el coño con los dedos.

Después de un mero minuto que, con el silencio, pareció una eternidad, Miguel terminó sacando sus dedos del cuerpo de la joven. “Un cuerpo precioso. Desde luego. Una pena que lo ocultes. Además hace calor. Vas a limpiar mi habitación desnuda. Seguro que te será más cómodo.” Le dijo Miguel. “Por supuesto señor. La joven obedeció, terminó de quitarse el escaso vestido y preguntó si podría proceder. Miguel le dio permiso y entró en la habitación a hacer su tareas, desnuda. Miguel, durante un rato, se quedó en el marco viendo trabajar a la joven. Y luego se marchó sin decir nada.

Su tía ni le preguntó a qué había venido eso.

Paso el día y llegó la tarde. Miguel había preparado algo especial. Llamó a Linda y la llevó a la misma habitación de donde había salido su madre el primer día. Linda iba totalmente desnuda excepto por unos zapatos de tacón, y le encantaba. “¿Recuerdas ese sueño que tuviste? El de los hooligans. Que te aterraba no poder salir de algo así. No poder volver.”

“Pues sí. Sobrino. ¿Por qué lo dices?”

Llegaron a la puerta y Miguel le tendió una camiseta que estaba en el suelo. Era una camiseta de un equipo de fútbol que ninguno de los dos reconocía. “Póntela”

Su tía, como siempre obediente, se la puso. Le cubría como su fuera un vestido extremadamente corto.

“Durante tres horas vas a ser una puta complaciente. Quiero que los provoques, que los incites, que disfruten y se diviertan contigo, que seas encantadora como sabes ser… durante tres horas”

“Claro sobrino. ¿Pero a quien te refieres?”

Miguel abrió la puerta. En su interior, una sala con una cama, un par de mesas, algunas sillas… Había como media docena de hombres. Todos llevaban una misma camiseta de futbol distinta a la de Linda. Antes que Linda pudiera ni reaccionar Miguel le dio un empujón, metiéndola en la habitación, que casi la hace acabar de rodillas. Y cerró la puerta tras ella.

Los hombres la rodearon. Todos malcarados. Todos la miraban como una manada de perros mira un trozo de jamón. “Mira la putita esta. ¿Vienes a burlarte de de nosotros? Esos cabrones nos ganaron el derbi hace dos semanas. Y aún estamos cabreados” le decía uno mientras tiraba casualmente de la pechera de la camiseta de Linda.

Linda se puso muy nerviosa, hasta asustada. Por primera vez en tiempo usó su falsa sonrisa. Ella no lo sabía pero su subconsciente sí lo recordaba. Había estado en esa habitaciones y similares en el pasado. Con esos mismos hombres. Siempre para ser castigada. Linda no lo recordaba así que no sabía porque sentía ese nudo en el estómago, como sentía ese miedo apretarle la garganta.

“Bueno…” pese al miedo Linda seguía en su papel de puta complaciente y encantadora. “No sé nada de ese derbi pero si os sirve, podéis usarme llevando esta camiseta. Sería como si os follarais a una aficionada de ese equipo. ¿No? ¿Os ayudaría a desahogaros?”

Alguien por detrás le cogió del pelo. “Si que nos ayudaría, si… ¿No me recuerdas, puta? Yo fui tu primer novio que te la metió por el culo.”

Linda miró sobre su hombro. Vio un hombre bajo pero fuerte, como un bulldog. Sin pantalones y con el pollón más grande que jamás Había visto.

“Lo siento mucho, de verdad. Me encantaría recordarlo pero no recuerdo nada de los dos últimos años”

Los hombres se rieron. “¿Entonces no nos reconoces? Todos aquí te hemos follado alguna vez” Pilón la llevó hasta un lado de una de las mesas guiándola por el pelo.

“No. Espero que disfrutarais al hacerlo pero lo siento. No lo recuerdo” El corazón de Linda iba acelerándose. Sentía que algo iba mal.

“Dóblate puta” le dijo Pilón. “voy a recordarte lo que es sentir mi polla en el culo”

Linda no solo se dobló sobre la mesa dijo que se separó los glúteos dejando más visible su ano. Los hombres se rieron. “Si que hicimos un buen trabajo. ¿Eh? Toda una zorra servicial” Linda escucho como algunos se daban palmadas entre sí de felicitación.

Pilón se puso detrás de ella, sintió el glande de esa monstruosidad apoyarse en su entrada trasera y… entrar de golpe. “Argh!” grito Linda… pero no más que otras veces en las últimas semanas. Apretó los dientes y se dejó hacer. Sintió el ritmo intenso de Pilón, disfrutando de su agujerito… era molesto, duro, incluso doloroso, el hombre tenía una polla que solo daría placer a yeguas, pero era algo que Linda podía manejar.

“Abre esa boca puta. Que somos muchos y tenemos que exprimirte al máximo” Linda abrió la boca y uno que tenía delante se la metió. Linda no sabía por qué estaba convencida que se la iba a meter hasta la garganta, pero no. Solo la dejó en la boca y, con un mínimo lapsus de retraso, Linda empezó a darle una de sus mamadas. “Buffff…. Tíos. Esto es mucho mejor que follarle la garganta. Esta zorra ha tenido que chupar miles de pollas. Menuda habilidad”

Linda seguía sintiéndose confusa aunque no sabía por qué. “Venga. Que ya lo habíamos hablado. De tres en tres. Vamos a exprimirla hasta que no le quede resuello” Como si no pesara nada Pilón la tomó por la cintura y se la llevó en volandas, sin sacarle la polla del culo, hasta la cama donde se sentó. Como otras veces, por puro instinto, en cuando estuvo en esa posición de cogió las piernas y se abrió de par en par. Los hombres volvieron a reír.

“Ya estoy lista. ¿Quién va el siguiente para usar esta puta? ¿Cuántos goles os metieron en ese derbi?”

“Serás zorra” uno de ellos sacó una navaja y se acercó dando grandes pasos. Linda se quedó congelada y solo los empujones de Pilón en su culo le daban cierto movimiento. El hombre de la navaja tiro de la pechera de su camiseta y con un tajo la rajo horizontalmente. Ahora las tetas de Linda no las cubría ninguna prenda. El hombre tiró la navaja a un lado, se cogió la polla, apuntó a la rajita de Linda, y como si quisiera hacerla saltar por los aires entró de sopetón hasta que el golpe la hizo temblar. “Joder” dijo el hombre “Casi me resbalo. Esta puta tiene el coño mojadisimo”

Las risas se sucedieron. El hombre al que había empezado a hacerle una mamada volvió para exigir que terminara su tarea. Allí, Linda, encerrada entre dos bestias que pugnaban por ver quién le metía la polla más dentro mientras un tercero disfrutaba de sus excelsas habilidades como felatriz reconoció que sí, que estaba excitada. No era consciente, no sabía porque, pero el miedo que sintió al principio desapareció. Solo estaba siendo usada por una manada de hombres rabiosos y abusivos. Nada que no pudiera manejar… o que no fuera a disfrutar. Vamos que no… Sentía esos pedazos de carne invadirle, los gemidos de placer de los hombres, la intensidad que ponían que hacía que sus entrañas, que sus órganos, tuvieran que realojarse dentro de su cuerpo por las violentas entradas… El primero en correrse fue el de su boca. Teniendo en cuenta sus habilidades de chupapollas no era de extrañar. Y tan pronto tuvo la boca libre pudo empezar a explayarse. Oh! si. Joder. No paréis. Usadme. Dios! Reventadme! Pero que puta que soy. Dios! Si, si…” y la invasión de otra polla en su boca la mandó callar. “Joder.” decía el que estaba en su coño. “Tenéis que probar eso. Es como follarse un apretado coño de seda. Esta mojadísima y aun así me está apretando la polla con las paredes de su coño” Linda no pudo resistir más. Tomó por los glúteos al hombre que tenía en la boca, empujó hasta meterse la polla en la garganta, y solo se escucho un ahogado grito de placer acompañado de las convulsiones de sus pelvis que los dos hombres que se la follaban en ese momento agradecieron corriéndose la unísono.

Todos los bestias, todos, disfrutaron de ella. Cada vez que uno se corría, con un rotulador le hacía una marca en el pubis, el culo o la mejilla. Según fuera el caso. Aunque no la ataron más de una vez se sentía inmovilizada. La sujetaban entre varios, o le hacían llaves de cuello para inmovilizarla… innecesario pero así estaba aún más indefensa.

Y no solo los bestias disfrutaban. Ella, a dos por tres, entre ahogados quejidos de dolor y claros gemidos de placer se corrió una y otra vez, hasta terminar con calambres en las paredes de su vagina y en los músculos de su bajo vientre.

No era muy consciente pero seguía obedeciendo lo que le Había dicho Miguel. Los incitaba a usarla y a disfrutar de ella. “¿Esto es todo lo que podéis hacer? No me extraña que os ganaran el derbi” y el que le estaba en ese momento en el coño se encabronaba y redoblaba sus esfuerzos en destrozarle el cérvix. Sin éxito. .

La puerta de la habitación se abrió. “¿Es aquí donde hay que darle una lección a una zorra que se ha reído de nuestro equipo?” “Pero si tú no eres de nuestro equipo, güevón” “Hoy sí que lo soy” Y un par de hombres más entraron. Uno se fue, ya satisfecho. Cada diez o quince minutos venia o se iba alguien de la habitación.

Todos parecían obsesionados con probar una de sus mamadas. En un momento Linda se preguntó incluso porque. Si la habían usado tanto en el pasado ya debería de haberles dado una mamada, seguro. Cada vez que una de esas pollas terminaba en su boca su propietario se volcaba en alabar sus habilidades como puta y comepollas.

La zarandeaban de un lado a otro como dos perros luchando por un hueso. Poco a poco su camiseta se fue desgarrando hasta solo quedar el cuello y una manga.

La tumbaron boca arriba y aun hubo un par de veces que le follaron la garganta. Pero siempre con alguien en su coño o en su culo. O terminaba a horcajadas sobre alguien mientras alternaba dos pollas en su boca, mamándola una tras otra, o, incluso en un par de ocasiones terminó con una polla en el culo, en el coño, en la boca mientras pajeaba dos más con las manos.

Y entonces sonó una alarma de reloj. Linda no era muy consciente de lo que era hasta que Pilón dijo “Tres horas”

Linda está a horcajadas con una polla metida en el coño y estaba alternando dos mamadas. Se paró de golpe. “Han… Han pasado tres horas” Estaba exhausta. Tenía el cuerpo lleno de rayas que llevaban la cuenta de las corridas que le había depositado dentro. Y era muchas

Sí, señora” dijo Pilón. A Linda le sonó raro que le llamara 'Señora', cubierta de semen, con una polla en el culo y dos en las manos… pero más le extraño la sensación. “Mierda. Justo a mitad” dijo uno de los tres al que estaba sirviendo. Dejo las pollas e hizo ademán de levantarse. Segura que no la dejarían. ¿Cómo esta manada de perros salvajes la iban dejar irse?

Pero se levantó, confusa, como no saber muy bien que hace, como si no tuviera costumbre. Incluso uno de los hombres le ayudó a levantarse y desenpalarse esa polla que tenía en el culo.  “creo…” dudaba “Ya es suficiente. Basta”

“Por supuesto señora. El señor Miguel nos dijo que podíamos disfrutar de usted durante tres horas. Y se lo agradecemos mucho. Trasmítaselo, por favor”

Eso no era lo que le sorprendía a Linda. Ya sabía que podía decir ‘No’. Pero era la primera vez que decía ‘Basta’. La idea que le aterraba, la de perder el control absorbida por el éxtasis de orgasmos, incapaz de resistirse al siguiente, nunca satisfecha. Pero ahora era consciente que lo que le generaba el ansia que pensaba le impediría de escapar de una situación así no era la de conseguir orgasmo tras orgasmo sino la de complacer horda tras horda de hombres.

El ansia de complacer que le había llevado a abrirse de piernas para esa manada de hombres, el ansia de complacer que había desaparecido en cuando fue consciente que habían pasado tres horas. Había cumplido.

Y estaba…

Satisfecha.

“¿Está bien, señora?” volvió a preguntar Pilón sacándola de sus pensamientos. Otro hombre se acercó y le ofreció una toalla. “¿Qué? Si, si… estoy…” y sonrió “Bien”. Y feliz, y liberada.

“Estoy bien y satisfecha.” les decía mientras se pasaba la toalla por la entrepierna delante de los hombres, sin ningún pudor “Espero que vosotros también hayáis disfrutado usándome. Yo. . .” se encogió de hombros mostrando un falso pudor “no os puedo engañar. Ya habéis visto cómo me he corrido de gusto mientras me usabais” Otro hombre le ofreció una camiseta. “No, gracias. Me gusta estar desnuda” le contestó

“Y a nosotros que lo estés” dijo uno de los hombres, el más joven, con cierta euforia. Pilón dio dos pasos y el propino un puñetazo en el estómago que lo dejó doblado. “Un respeto. La fiesta ha acabado. Y la señora no es de tu propiedad” “Perdón” dijo el hombre intentando recuperar el aire.

Pilón volvió a ser el que llevaba la voz cantante. “Le puedo asegurar que sí. Si no recuerda nada no puede saber cómo nosotros nos la… bueno…”

“Pilón. ¿No? Buen nombre. Te pega. Nunca otro hombre ha hecho sufrir tanto mi culito. Al menos que recuerde. Aun tengo semen tuyo resbalándome del ano. Así que creo que hasta que no me libre de él puedes hablarme sin tener que tratarme de señora. Si te parece”

Linda vio como a Pilón se le hinchaba el pecho. “Gracias señora. Será más fácil de explicar. O al menos no quedará cursi. Casi todos los que se la han follado hoy aquí ya nos la habíamos follado en el pasado. Pero siempre con un objetivo que no era disfrutar de su precioso cuerpo o de sus habilidades como puta o de su encanto persona y su mente calenturienta. Aunque siempre hemos disfrutado cuando nos la hemos follado esta vez, todos estamos de acuerdo, es cuando de verdad hemos disfrutado follándonosla”

Y de forma espontánea todos empezaron a aplaudir. Linda incluso se sintió avergonzada de esa pervertida muestra de afecto. Sintiéndose como una tonta aun hizo un par de reverencias en agradecimiento.

“Gracias. Por razones que no podéis imaginar no sabéis lo que este momento significa para mí, ni sobre todo el siguiente. Adiós”

Linda se acercó a la puerta, giró el pomo, la abrió y salió. Por su propia voluntad.

Fue hacía la habitación que compartía con su sobrino. Hubo un par de veces que incluso tuvo que parar a coger aire, mezcla del puro cansancio de haber estado complaciendo a. . . ¿Cuántos? ¿Una docena? ¿Más? Los que fueran. Parte de las rayas estaban borrosas por la mezcla de sudor, semen y la toalla pero aún podría contarlas. Se miró el pubis. 13 rayas contó.

Llegó a la habitación. Miguel estaba en la cama leyendo un libro. Cuando entró la miró con indiferencia. Aún con restos de semen, el pelo hecho un asco, las rayas similares a las que Había tenido su madre cuando la vio hace unos días, y con un ligero temblor debido al cansancio.

“¿Sabías que sería capaz de volver?” preguntó Linda

“No. Si no volvías les hubiera dejado una hora y luego habría ido a buscarte. No iba a dejarte escapar por qué no fueras capaz de controlar tu coño ansioso de pollas. Eres mía, ¿Recuerdas?” mientras le enseñaba el anillo. “Pero…. Debo reconocer que sin saberlo, esperaba, deseaba, quería, que volvieras por tu propio pie”

“Ya sabía que podía decir ‘No’… pero ahora sé que puedo decir ‘Basta’.”

“A mí no” se mofo Miguel.

“A ti no quiero decirte ninguna de esas dos palabras, y nunca lo haré. He dicho basta porque ya estaba satisfecha. Contigo no quiero parar hasta que tu lo estés”

Miguel la ignoró y volvió a su libro. Linda se fue a darse una ducha. Después de que entrara en la ducha Miguel le ordenó “No te olvides de contar las rayitas”

“Tarde” le contestó ella. “Ya lo estoy haciendo. 14 en el coño, 11 en la boca y 12 en el culo. Las pajas pasaron de marcarlas pero solo fueron dos o tres con final.”

Se escuchó la ducha y luego Linda volvió a la habitación. “Estoy exhausta. Me han usado bi…” Miguel estaba de pie, desnudo, con su cinturón en la mano.

Linda lo miró, divertida, casi retándole. Se le notaba extenuada pero no pensaba dar muestras de flaqueza. “¿Culo o cuello?”

“Cuello” dijo Miguel. Linda se puso de rodillas sobre la cama, ya con las rodillas ligeramente separadas sabiendo lo que venía.

Miguel se puso detrás y pasó el cinturón haciendo un lazo sobre la cabeza de Linda, alrededor de su cuello. Linda lo tomo con sus manos y se lo puso a la altura adecuada. Sabía que esos dedos le darían el centímetro que necesitaría para no ahogarse.

“Tres horas follando. Dices que te has quedado satisfecha. Me pregunto si será verdad”

“Averígualo” dijo meneando un poco su culito, inclinándose un poco más para dejar su rajita más accesible. Miguel le metió los dedos… mojada.

“Serás puta salida” y tiró de golpe del cinturón.

“Si… cof” contestó ya notando cierto ahogo. “Tu puta. Y contra más te guste que yo sea una puta, más lo seré. Cof”

La polla de Miguel entró en ese coño mojado y empezó a  empujar una y otra vez. Linda se sostenía precaria por sus rodillas y por el cinturón alrededor del cuello que mantenía tenso Miguel. “Dios. Eres insaciable”

“Cof… Podría usarme una horda… cof cof… una horda entera de hombres y siempre me quedari… ri… rian ganas para que me uses. Cof Si… si. . .” Linda intentaba mover sus caderas pero ya no le quedaban fuerza. Le ponía empeño pero estaba al borde de desmayarse de cansancio. “si… úsame. U… u… cof cof… úsame. Joder… SISISISIS” Era increíble. Estaba agotada, la vagina le dolía después de haber recibido catorce pollas, ninguna de ellas delicadas precisamente, y aún así su jodida cabecita hacía que cuando su sobrino la follase, se volviera loca de gusto al sentir esa polla dentro. Empezó a correrse una y otra vez, dolorida, agónica, exhausta pero disfrutando como una perra en celo. Las fuerzas le fallaron en cuando se corrió, Su cuerpo se vino abajo. Miguel tuvo que sujetarla por la cintura para poder acabar el mismo. Algo que ocurrió poco después.

Miguel la soltó y Linda cayó sobre la cama. Durante unos segundos ni se movió pero al final reacciono. Se dio la vuelta para quedar boca arriba, separó las piernas, abrió los brazos y farfulló. “Podría… podría…. podría seguir así toda la noche. Aquí… ahora… solo tu…. solo tú puedes decir basta”

Miguel se tumbó junto a su tía, la abrazo por detrás y le susurro al oído “Basta”

“Te quiero” le contestó ella.

32.- Epílogo - Escena postcréditos

 

Al día siguiente llegó la despedida. Su tío le dijo que se mantendrían en contacto. Así como su madre. Salvador los llevó al aeródromo privado donde un jet los llevo a casa. Su tío ya le había informado que podía hacer uso y disfrute tanto de las asistentas de la finca como de cualquier otra empleada suya, lo que incluía la azafata. Tan pronto subieron al avión Miguel le dijo que se desnudara, Teniendo en cuenta que, similar al traje de las asistentas, el de la azafata era un vestido corto de botones por delante quitárselo fue rapidísimo. Linda no iba a ser menos y también pasó el viaje desnuda. Tanto Salvador como Miguel entraron en el club de los polvos de altos vuelos, por partida doble y con diferentes coños

Miguel llego a casa tras el viaje. Las mejores vacaciones de su vida. Abrió el ordenador y vio, que durante el vuelo, le Había llegado alguno nuevo. Uno en particular de una dirección que desconocía pero que aparecía como “Ana María”. ¿La esposa de la ‘casa de acogida’?

Efectivamente. Era ella. Le escribía agradeciéndole la estancia y agradeciéndole que hablara bien de ellos a don Pablo. Este les Había hecho un regalo muy generoso por su hospitalidad. También les Había transmitido que Miguel Había quedado tan contento con su hospitalidad que cuando volviera a Edén se alojaría con ellos. Ana María le decía que estarán encantados de volver a recibirles y que volverán a ser tan hospitalarios y a su total disposición las veinticuatro horas del día. Adjuntaba una foto de la familia. El marido en el centro su esposa e hija a cada lado. La esposa vistiendo el conjunto sexy que Pablo ya conocía. A la hija también le habían comprado uno similar y posaba de igual manera.

Post data. Ya Había encargado una cama más grande.

El correo rezumaba falsa educación y hospitalidad sin intentar taparla en ningún momento. Y le encantaba.

El correo incluía un enlace para agregarla como contacto en el Skype. Lo hizo y vio que estaba en línea en ese momento. Llamo.

En seguida apareció Ana María al otro lado. “Buenas tarde, Son Miguel. ¿Ha tenido buen viaje? Veo que ya ha leído mi correo”

“Si. Una foto preciosa. Una pena que no esté dedicada. ¿No podrías imprimirla, ponedme una dedicatoria tu hija y tu y enviádmela?” Un hombre necesita un hobby. Y coleccionar fotografías de mujeres sumisas es uno tan bueno como otro cualquiera… en realidad no. Es mejor. Y ya tenía dos.

“Por supuesto Don Miguel. Mañana mismo estará en el correo”

Miguel se quedó callado mirándola mientras Ana Maria esperaba paciente. “Esto de la videocámara da juego a muchas cosas. Ya no es cosa de cumplir tu parte del trato con mi tío una vez cada varios meses. Esto puede ser más permanente si me dedico a llamar todos los días”

Ana María no ocultó una sonrisa sardónica que ejemplificaba su pragmatismo.

“Don Miguel. ¿Le importa si me salto esta falsa formalidad?”

“Hasta lo agradecería” le permitió

“Ya imaginaba que cuando me llamara no sería para hablar del tiempo. Lo que le gusta de mi familia es que seamos sus putas obedientes.” Con el dedo señaló la cámara que le grababa. “Recién comprada. Alta calidad. Como ya le dije haré todo lo posible para satisfacerle. Y no soy una hipócrita. El regalo que nos ha hecho Don Pablo ha sido muy bueno. Pero eso me hace pensar que usted es alguien muy importante para don Pablo. Y eso me preocupa más si fallamos. Así como puede ser generoso también puede ser expeditivo. Así que… cuando venga… por videocámara… como sea… voy a asegurarme que no tenga ninguna queja de mí, de mi hija o de mi marido. Lo que quiera lo tendrá. Y toda la familia está de acuerdo. Como ya le dije el otro día mi hija no toma anticonceptivos. Así que vuelvo a pedirle, si no le importa, que solo use…” por un momento Ana María dudo de que lenguaje usar. Vio que era mejor ser gráfica. Que seguro que a Miguel le gustaría más. Y tenía razón. “que solo se folle a mi hija por la boca y por el culo. Pero si quiere su coño se abrirá de piernas en cuando se lo pida.”

A Miguel le encantaba la naturalidad de Ana María. Como aceptaba su situación sin ningún lloriqueo.

“Dicho esto…Se que esto de la videoconferencia no será todos los días aunque intentara asustarme con eso. Y si lo fuera lo haría sin problemas. Pero estoy seguro que a usted, esto del cybersexo le es como el tequila sin alcohol. Nadie toma el tequila por el sabor. Y a usted, esto del cybersexo le falta la parte del sexo. Me va a pedir que me desnude, me va a pedir que me masturbe para usted, lo mismo a mi hija, que nos besemos y nos toquemos para usted… y en cuando pase la novedad perderá el interés. Porque lo que verdad quiere es meterme la polla en el cuerpo y eso no puede hacerlo por la videoconferencia y seguro que allí tiene algunas más físicas que yo con las que satisfacerse”

“No se… se me pueden ocurrir más cosas. Quien sabe”

“¿Ver como marido me da por el culo?” Ana María se apartó. La cámara apuntaba a su cama marital donde Miguel se la folló. “Lo imaginaba. Hoy. A las once de la noche. Si no le viene bien cambiaremos de hora. Pero, esté o no este, mi marido me dará por el culo hoy y la cámara estará encendida. Ya le adelanto que se va a aburrir. Primero me pondrá una tonelada de lubricante. Prefiere pasarse que no quedarse corto y hacerme daño. Luego me la meterá muy despacio aunque con todo ese lubricante y las veces que ya me la ha metido podría hacerlo con menos delicadeza y no pasaría nada. Pero mi marido es un buen hombre que me quiere y se preocupa por mí. Luego me follara como lo haría una pareja normal. Tranquilamente y disfrutando. Y teniendo en cuenta sus gustos, Don Miguel, estoy segura que le parecerá aburrido”

Miguel se quedó un rato pensando. Le encantaba la entereza de esa mujer. Pero algo que ella no entendía es que no era tanto por el cybersexo sino sencillamente, porque podía, por el poder sobre ella. Pero sí que tenía razón… cuatro… cinco veces… una docena.. Y luego sería aburrido.

“Tienes razón. Cuando se me pase la novedad dejará de ser divertido… pero aun no se me ha pasado la novedad. Pon música, baila para mí y desnúdate, puta” y sin ninguna vergüenza Miguel se sacó la polla para masturbarse.

El insulto le resbalo a Ana María que solo sonrió. Busco algo en su ordenador, una canción, y la puso. Se levantó, vestida recatadamente con su traje de ama de casa de clase media alta. Empezó a bailar y poco a poco las prendas fueron desapareciendo. Estaba muy lejos de la habilidad de Linda pero le ponía ganas. La blusa, la falda… poco a poco fueron desapareciendo. Cuando el sujetador y las bragas, unas bonitas piezas de encaje, también desaparecieron, Ana María se encargó de darle buenos primeros planos de sus pechos, culo y raja. Apretándose los pechos acercándolos a la cámara, doblándose de espaldas sin flexionar las rodillas, encarando la cámara con su culo para separar las piernas y, luego son sus dedos, remarcar y separar su raja. Termino sentada, en la silla, un poco separada del ordenador para que la cámara le cogiera bien, con las piernas sobre los reposabrazos, bien abierta de piernas y separando sus labios vaginales con los dedos de una mano mientras se chupaba los de la otra mano lascivamente.

Un buen espectáculo. Miguel terminó corriéndose viendo a la abnegada esposa en esa posición.

“¿A quedado satisfecho, Don Miguel?”

“Si. Desde luego. Le pones ganas para ser amateur en esto.”

“Se lo dije. Voy a hacer todo lo necesario para que quede satisfecho con nosotros. Y tengo bastante claro lo que le gusta. Así que… ¿Quiere algo más de esta puta?”

“Por ahora no. Pero aunque sea aburrido ten por seguro que esta noche veré como tu marido te sodomiza aburridamente” Y apago.