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Libro I - Secuestro - El despertar de la esclava

en Dominación

Libro I de III

Tags: No consentido, Dominación, Sumisión, Control mental. Violencia severa, Sexo feliz (o algo parecido), Incesto, Incesto forzado.

Relato largo.

Los denominados como capítulos tienen más sexo que los denominados interludios que ayudan más a mantener la historia en marcha. Aunque no significa que no tengan sexo. Podéis pensar en los capítulos como lo que podría ser un relato suelto si se hubiera publicado por partes.

Libro I - Secuestro - El despertar de la esclava

Una mujer aparece inconsciente, desnuda y amnésica después de 2 años desaparecida. Su sobrino y única familia se hará cargo de ella. Pronto se verá que ha desarrollado hábitos extraños que no comprende.

0.- Prólogo

Miguel era un joven adolescente acomodado, de ascendencia mejicana, de una familia pudiente con la vida resuelta. Un par de años antes Sus padres y su tía, la hermana de su madre, habían desaparecido en unas vacaciones en Cancún secuestrados por una banda criminal. Su padre había aparecido muerto poco después. De su madre y de su tía nunca se supo nada más. Así que primero, con la herencia de su padre, y luego con la de su madre y su tía cuando fueron declaradas muertas, Miguel se encontraba en una situación totalmente resuelta. México a veces era peligroso para los turistas. En esa época acababa de elegir la primera mujer presidente que había hecho la lucha contra el crimen su bandera.

Se quedó a cargo de Salvador. El hombre de confianza de la familia. Mezcla de chofer y guardaespaldas. La madre de Miguel había dejado una carta dándole poderes para que lo fuera en caso de que les pasara algo. Tanto por padre como por madre Miguel no tenía más familia. Su padre había venido de México y nunca hablaba de su familia de allí. Su madre había quedado huérfana muy joven y se había criado en varias casas de acogida. Eso le había dado un carácter fuerte, de superviviente, que había heredado Miguel. Sin embargo esa experiencia había hecho a su tía más introvertida.

La muerte de sus padres no le afectó mucho. Miguel era un joven egoísta, falto de empatía que rayaba la sociópata. No era el típico niño rico mimado y consentido. Era sorprendentemente responsable y lleno de autoconfianza para su edad. Puede que mezcla primero de los arrestos de su madre y luego de la seguridad que exudaba Salvador, que se convirtió en una especie de figura paterna.

Pero dos años después su tía, Linda, apareció. La habían encontrado en un almacén abandonado en Tijuana, desnuda y en estado comatoso. En seguida fue trasladada a un hospital en la ciudad donde vivía Miguel.

Lo primero que le llamó la atención a Miguel cuando vio a su tía, comatosa, en el hospital, es que había perdido bastante peso. La recordaba rellenita sin ser gorda y ahora habría perdido unos 15 kilos o así. Y otra cosa es que sus labios se les veían más gruesos. Al principio le costó incluso reconocerla. La verdad es que con la cara más afilada había ganado mucho. Se le veía mucho más atractiva.

Siendo el único pariente que tenía su tía tanto el médico como la policía tenía que informarle a él pese a su juventud.

Su tía había sido violada y torturada salvajemente. Anal, vaginalmente y oralmente. Torturada hasta la extenuación. Cuando la recogió la policía de Tijuana estaba deshidratada como si durante muchísimas horas, o tal vez hasta días, no hubiera bebido prácticamente nada. Ante un trauma tan salvaje es normal que la mente se colapse.

Con respecto a su historial médico se habían encontrado ciertas… modificaciones. Una operación de aumento de labios, una ligadura de trompas y un ligero aumento de pecho. Su tía Linda ya tenía un pecho generoso, que fuera por su sobrepeso o no Miguel no lo sabía. Ahora tenía curiosidad por ver cómo se veían bajo las sábanas del hospital.

Aunque no eran condiciones médicas también le informaron que tenía un tatuaje en la base de la espalda donde se podía leer en español, ‘puta’ y una quemadura en una nalga que podría ser compatible con un hierro para marcar ganado con un símbolo desconocido.

Este tipo de coma para recuperarse de un shock puede ser para siempre pero se podría tener expectativas razonables de que normalmente salían después de dos o tres semanas.

La policía le entregó lo único que llevaba su tía el día que fue encontrada. Dos piercing con aros para los pezones.

Una persona normal se habría preocupado por la situación de su madre. ¿Habría pasado por el mismo calvario? Pero Miguel solo pensaba en los pechos operados de su tía. Quería verlos. Y se la imaginaba siendo violada salvajemente. Y eso le excitaba. Propio de un sociópata. Esa misma noche, cuando volvió a casa se masturbo imaginándose que a su tía la habían violado salvajemente.

Su casa, una unifamiliar amurallada, estaba pared con pared con la que era de su tía. Incluso tenían un acceso para pasar de una casa a otra por el jardín sin tener que pasar por la calle. Miguel la alquilaba a estudiantes. Lo que las estudiantes no sabían es que había un circuito de cámaras oculto por toda la casa al que podía acceder Miguel desde la suya. Miguel se preguntaba si tendría que devolver la herencia de su tía pero el abogado le dijo que no hasta que ella lo reclamara.

Un día fue a visitarla al hospital. ¿Quién sospecharía que ese joven pariente pudiera tener alguna mala intención? Cuando controlo los horarios de las enfermeras aprovecho para mirar bajo el camisón de su tía. Efectivamente, le habían dejado unos pechos preciosos y firmes. Aprovecho para ver el tatuaje, efectivamente, ponía ‘Puta’ en español con una bonita caligrafía y adornado con florituras. También la marca a fuego de la nalga. Aprovecho para sacarle una foto a la marca… y de paso del resto de su tía. La verdad es que las cicatrices de la ligadura y el aumento apenas se veían. Había sido un buen trabajo. También se fijó que su tía no parecía solo delgada, sino bien tonificada, como alguien que hace bastante ejercicio.

Estuvo investigando la extraña marca. Busco similitudes por internet. Pero solo encontró una oscura referencia a unas web que no podía encontrar. Más adelante averiguaría lo que era la dark web pero no en ese momento.

Y efectivamente dos semanas después Linda despertó del coma. Pero amnésica. No recordaba nada de los últimos dos años. Los médicos le explicaron a Miguel que seguía siendo un mecanismo de defensa. Posiblemente hace dos años sufrió algo horrible que se prolongaría hasta que terminó en coma y su cerebro había decidido bloquearlo por su bien. Podría no recordarlo nunca y podría ser mejor que fuera así para ella.

“Hola tía” Se presentó Miguel en el hospital

“Holaaaa” dijo con alegría. Su tía siempre había sido muy alegre. “Te estás haciendo un joven hombrecito” A Miguel le extrañó su jovialidad al principio. Asumía que su tía había sido violada y abusada repetidamente en estos dos años pero luego comprendió que para ella eso nunca había ocurrido.

“Tranquila tía. Ya estás a salvo. Yo te ayudaré a volver a la normalidad. Te he traído algo de ropa y las llaves de tu antigua casa. No hay nada tuyo ya” Y te vendría grande, se calló Miguel aunque lo pensaba “pero te ayudare. Te he preparado una tarjeta para que puedas comprar lo que necesites. Si te vistes te llevo ya para que te acomodes” Miguel se calló que parte de lo que tenía era su herencia, que en teoría podría reclamar. Si podía evitarlo, Miguel no quería devolverle nada a su tía.

“Gracias. Eres un encanto” Y Linda se levantó e hizo ademán de quitarse la bata de hospital. Miguel adivino un momento de confusión, de duda, un poco raro, en la cara de su tía. Se sorprendió cuando la vio que empezó a quitársela aunque dándole la espalda (con la abertura de la bata podía ver un bonito trasero) pero en seguida, una sorprendida enfermera le dijo que saliera de la habitación.

De vuelta, en un coche conducido por Salvador, que trabajaba en la familia desde hace cuatro años, Miguel le contaba cómo estaba la casa, preparada con todo, y le paso una tarjeta de crédito para que pudiera comprar lo que necesitase. La ropa que Miguel había comprado era muy básica, neutra incluso. Miguel se percató que su tía apenas hablaba. Estaba siempre con una sonrisa, que casi le parecía incluso falsa. Asentía a todo lo que le decía, y parecía estar todo el rato mirándolo de refilón… como… ¿expectante? A ratos confusa. A veces incluso adivino una mueca de miedo en un momento de la conversación que Miguel discutió con ella de una tontería. ¿Miedo? ¿De qué? En seguida le dio la razón.

“Bueno. Aquí estás, tía. Yo sigo viviendo justo al lado. Si necesitas algo dímelo”

“Claro” le contesto “y si tu quieres algo de mí, dímelo, lo que desees”

La frase sonó un poco rara. A Miguel el pilló por sorpresa. Vio otra vez esa cara de confusión, de preocupación incluso, en la cara de su tía.

Miguel corrió a su casa para encender los monitores que espiaban la casa de su tía. La vio sentada en el sofá, sin hacer nada, con las manos en los muslos… balanceándose… cada vez más… se la veía muy nerviosa. De repente se puso en pie y empezó a caminar nerviosa por el salón, con una actitud de querer algo, de querer hacer algo, pero no saberlo. Miguel la oía farfullar “No… no…. no estoy bien, no estoy lista… así no…” y sin previo aviso empezó a desnudarse por completo, subió a la habitación, guardó la ropa y pareció calmarse un poco…

Miguel alucinaba con la actitud de su tía. Mal de la cabeza estaba, desde luego. Algo le había afectado pero mucho. La veía sentarse en la cama nerviosa, se tumbó… Miguel se percató que no de una forma muy natural. Ambos brazos a los lados, las piernas dobladas y separadas… Como si esperara que un fantasma se la follase, pensó Miguel divertido. La siguió vigilando y vio cosas muy raras… pero claramente encontraba una pauta sexual… no solo sexual… sumisa. En una ocasión la vio ponerse de rodillas en el salón, cara la puerta, brazos detrás de la nuca, rodillas ligeramente separadas y la boca abierta. Quince minutos estuvo esperando así… a nadie.

Se la veía como un animal enjaulado, que pasaba de momentos de calma y tranquilidad a otros de nerviosismo que terminaban haciendo algo que Miguel siempre encontraba muy excitante. Allí estaba, masturbándose viendo a su tía comportarse de esa extraña manera.

Miguel, que disfrutaba viendo porno de sexo agresivo, esclavas sexuales y demás, recordaba muchos cómics japoneses donde una mujer terminaba con lo que llamaban una mente rota convertida en una esclava sexual incapaz de negarse a nada. Eran excitantes pero nunca se los había creído. Pero… ¿Y si fuera posible? ¿Y si a su tía la habían ‘roto’?

Vio a su tía empezar a usar el ordenador. El mismo tenía un troyano para poder ver lo que hacía. Su tía empezó a buscar ropa… pero no ropa cualquiera. Empezó por la ropa interior. Lencería. Pero no lencería normal. Directamente fue a una web de un sex-shop y empezó a coger varios modelitos sugerentes. Bragas con apertura, sujetadores de media copa, ligueros… incluso un corsé… subía cierto importe pero Miguel se lo podía permitir de sobra. Desde el sistema de vigilancia vio que su tía, con la tarjeta en la mano, dudaba en comprar o no. Tras un momento de duda cogió el teléfono. El móvil de Miguel sonó enseguida.

“Hola tía. ¿Te encuentras cómoda en la casa?” le pregunto mientras su mano masajeaba su polla erecta.

“Pues… “se le notaba con dudas “Estoy un poco… quiero decir… me cuesta acostumbrarme. Me siento nerviosa por momentos, empieza a entrarme miedo pero no sé porque pero luego hago…hago… hay ciertas cosas que me calman y dejó de tener miedo”

“Pues no dejes de hacerlas. Si te hacen sentir bien seguro que es una buena idea.”

“Si… supongo. Aunque son un poco… no sé… “Sexuales, se dijo Miguel en la mente, de guarra…. veía que su tía se debatía. Esas cosas la calmaban y le quitaban el miedo pero… ¿Por qué? Ahora mismo tenía la imperiosa necesidad de sentirse sexy pero no sabía por qué. “bueno… te llamaba porque… iba a comprarme algo de… ropa… si… Y puede que suba un poco y no quiero pasarme”

“Bueno…. la tarjeta que te he pasado tiene 10. 000$ Compra todo lo que necesites. De verdad. Eres mi tía. Cuidare de ti”

“¿Cuidaras de mi?” Miguel noto esperanza e ilusión en la voz de su tía. Como si hubiera pulsado una tecla. “¿No dejarás que me pase nada o que otros me hagan daño?”

Otra vez la frase sonaba rara. “Claro.” dijo Miguel con un titubeo. “Bueno… Lo dicho. Compra lo que necesites”

Miguel siguió espiando las compras de su tía. No sólo mantuvo las compras sino que empezó a agregar más cosas. Lo primero, unos piercing de aro como los que tenía cuando la encontraron en el almacén, pinzas con cadenas, mordaza de bola, mordaza de aro… todo de la sección de BDSM. Miguel alucinaba. ¿Pero qué le habían hecho a su tía? Después de agregar varias cosas terminó realizando la compra.

“¿Pero qué me pasa?” oyó Miguel por el monitor. Su tía miraba al techo desesperada. “¿Porqué me siento mejor después de comprar esas guarradas? ¿Por qué quiero usarlas para que me vea? Pero para que me vea… ¿Quién? ¿Cualquiera? ¿El que quiera?”

Linda paro un momento, respiro y se sosegó. “Como sea… Linda… respira… el ansiedad y el miedo han pasado en cuando has comprado eso…. relájate y disfruta. Es lo que te enseñaron”

Otros silencio. “¿Me enseñaron? ¿Quién?” Y se llevó la cabeza entre las manos asustada.

Pasó un tiempo y otra vez Linda empezó a hacer compras. Esta vez ropa. Y acorde con lo que Miguel adivinaba. Blusas apretadas, faldas cortas, tops, medias, zapatos de tacón, incluso un par de vestidos ajustadísimos. Linda realizo la compra y al fin pareció calmarse.

Tocaba ya irse a dormir y vio como su tía empezaba a hacer ejercicios. Saltos, estiramientos, flexiones… Habiendo sido una gordita nunca había visto a su tía hacer ejercicio. Más le sorprendió ver a su tía hacer el spagat. Primero lateral, luego frontal… luego se inclinó hacia atrás y se pasó las piernas casi por detrás de la cabeza sujetándoselas con las manos!

“¿Cómo es que puedo hacer esto y porque quiero hacerlo?” Oyó a su tía sorprendida y confusa. Pero no tanto cuando cogió un cepillo para el pelo y se lo metió en la vagina. Miguel pensaba que su tía se iba a masturbar pero no fue así. Miguel adivino que su tía estaba haciendo contracciones vaginales para fortalecerla. Y en todo momento podía ver la cara de confusión de su tía. No lo entendía porque lo hacía pero sentía que lo necesitaba. Como una especie de ritual o rutina.

Al final se ducho, dándole un último espectáculo a su sobrino, y se fue a dormir.

Definitivamente, se dijo Miguel, se la follaron tanto que ha terminado rompiéndose. Pero eso es increíble. Solo por eso no puede haber sido.

Y por primera vez en varias semanas se preguntó si su madre habría pasado por lo mismo. Tal era la empatía de Miguel.

Antes de acostarse Miguel volvió, como tantas otras veces, a buscar algo sobre la marca del trasero de su tía y volvió a encontrar una pista. No se ilusiono porque ya había descartado muchas. Esta vez le enviaba a un sitio de la Dark Web. No tenía herramientas para navegar por allí así que lo dejó y se fue a dormir.

1.- Capítulo I: El primer paso

 

Al día siguiente Miguel fue a clase aunque le costó concentrarse pensando en su tía. Le daba vueltas… y si de verdad su tía estaba… rota… mal de la cabeza… sería capaz… se atrevería… ¿Con su propia tía? Que fuera su tía lo Hacía aún más interesante. Como siempre Salvador, que vivía a solo una manzana pasó a buscarlo, le preparo el desayuno y le llevo al colegio.

Mark y Ethan eran los amigos con los que solía quedar a salir. Enseguida le preguntaron por su tía. Como él, sus amigos también eran algo cabrones y a lo largo de la semana las preguntas fueron orientándose a lo buena que estaba su tía. Uno incluso le preguntó si había fotos de cuando las encontraron. Como Miguel no les reprendía, incluso le divertía, estos fueron siendo cada vez más valientes con sus preguntas a lo largo de la semana.

Así que esa misma tarde volvió a visitarla. El envío ya había llegado y vio que su tía ya llevaba algo de las compras que había hecho. Una blusa blanca muy ajustada, adivinaba un sujetador de media copa, y bajo el sujetador, claramente, unos piercing en los pezones. La falta plisada corta no llegaba a cubrir la parte superior de las medias de encaje. Los pies sobre unos zapatos de tacón alto. Se había peinado y maquillado como si fuera a una fiesta pero con las prendas que llevaba más parecía una puta de lujo que otra cosa.

“Hola sobrino” le recibió Linda. Otra vez con esa expresión mezcla de confusión y miedo. Parecía avergonzada pero también preocupada… como si le preocupara la reacción de su sobrino.

“Ho… hola” le costó reaccionar a Miguel. “Venía a ver qué tal estabas. ¿Has salido?” temiendo que hubiera que lo hubiera hecho vestida de esa manera.

“No. Nadie ha venido a sacarme” y otra vez esa cara de confusión. ¿Quién iba a tener que sacarla?

“Pues… ya he venido yo. Vamos al cine ¿Te apetece?”

“Claro. Lo que tu digas”

“Pero… hace un poco de frío. Tal vez mejor que te pongas la ropa… que llevabas ayer, por ejemplo. O pillarás frío”

“Entonces… ¿Quieres que me ponga la ropa de ayer?”

Miguel se percató. Era más pedir una confirmación que dudas o reticencias.

“Si, si… póntela”

“Como digas” Subo a cambiarme.

“Y yo aprovecho para ir al servicio”

Subiendo las escaleras tras su tía Miguel veía el trasero de su tía bambolearse sensualmente. Que fuera consciente o no su tía balanceaba las caderas a cada paso dando un espectáculo con su falda plisada y su trasero paseando de un lado a otro. Sin ningún tipo de pudor.

Una vez en el piso de arriba su tía fue a su habitación. Miguel vio otro momento de duda. Tomo el pomo como si fuera a cerrar la puerta, un ligero temblor, y terminó dejándola abierta. Él, desde el servicio, podía ver parte del dormitorio de su tía. Así que fue al servicio, también dejó la puerta abierta y, disimuladamente, se dedicó a espiarla.

Sin ningún recato, aunque de espaldas, vio a su tía despojarse de sus prendas. Blusa, falda, zapatos… cuando fue a quitarse las bragas, por cierto, de aberturas, pareció tener un momento de duda, una mirada de refilón. No había duda que su tía sabía que podía verla. Puede que no tuviera la certeza pero sí que era probable. Hasta su forma de desnudarse era sensual. Con los dedos en la cintura de las bragas, sin flexionar las piernas, las bajos hasta los tobillos ofreciendo a Miguel un espectáculo con su culito. Miguel ya había podido admirarlo en las cámaras de video. Era consciente que su tía, la gordita, tenía ahora un cuerpo de infarto. Ahora que podía verlo más de cerca aún era más consciente si cabía

Su tía terminó de vestirse con la ropa neutra, una falda, ropa interior normalita de algodón, una blusa amplia… pero siempre dándole la espalda Como intentando no enfrentarse a la realidad de que se acababa de desnudar delante de su sobrino aunque intentara disfrazarlo de desliz.

Cuando terminó de vestirse, mucho más recatadamente, se giró y salió por la puerta encontrándose con su sobrino. No hizo ningún comentario sobre lo que era obvio.

“¿Vamos? Donde tu digas, sobrino”

Fueron a un cine próximo. Miguel escogió la película. Seguía tensando la cuerda. Escogió una que había causado algo de polémica por sus escenas de sexo subidas de tono, incluida una violación bastante gráfica. Su tía no puso ninguna pega.

Cuando llegó la escena de la violación Miguel puso la mano sobre el muslo de su tía, inocentemente, para llamar su atención. “Tía. No había pensando que la película sería tan gráfica, más teniendo en cuenta lo que debiste de pasar. ¿Estás bien?”

Linda miró su mano sobre su pierna, luego miró a Miguel y esbozó una falsa sonrisa que ya había visto alguna vez Miguel. Con los labios pero no con los ojos. “Si. Estoy bien” Y se le quedó mirando, como expectante, como otras veces. Durante varios segundos Linda ni miro a la pantalla. Solo a Miguel, esperando con esa sonrisa falsa.

Al final apartó la mano pero en unas pocas ocasiones más se ‘preocupó’ por su tía o quería comentarle algo al oído. Se inclinaba, apoyaba la mano en su pierna, cada vez más valiente, ya bajo su falda, y la última vez directamente entre sus muslos. Esta ultima vez incluso sintió que su tía separaba las piernas un poco para luego cerrarlas un poco, avergonzada para luego volver a separarlas un poco. Hubiera tenido un buen acceso al pubis de su tía si hubiera querido. En todos los ‘percances’ Miguel noto a su tía entre avergonzada, nerviosa y asustada, como luchando en un conflicto interno. Pero en ningún momento puso pega alguna y se comporto como si fuera todo algo natural y normal.

Salieron del cine comentando la película. Pero Miguel notaba que su tía era más bien pasiva. Asentía a sus comentarios y todo le parecía bien. A la salida Miguel se hizo más ‘amigable’. La rodeaba con el brazo por los hombros, la cintura, dejando caer la mano hasta el culo. Una vez, incluso para ayudarle a subir las escaleras le acompañó innecesariamente con la mano en su trasero. Su tía seguía con esa sonrisa falsa sin poner pega alguna.

Volvieron para casa y Miguel la acompañó hasta la puerta. Dudaba aún si tensar más la cuerda. Una cosa es miradas furtivas y toqueteos aparentemente inocentes. Otra cosa más es la desesperada necesidad de comprobar si su tía sería capaz de negarle algo.

“Me lo he pasado muy bien. ¿Quieres entrar a tomar la última copa?”

Miguel se sorprendió. Otra vez. No era precisamente la frase adecuada para un adolescente en esa situación. Otra vez esa mirada de confusión, casi de arrepentimiento, y luego de preocupación y de miedo. ¿De qué tenía miedo?

“Claro.” y siguió a su tía dentro de la casa.

“¿Qué quieres tomar?”

“Un Gintonic”

Otra vez su tía ni se inmuto. Se lo preparo y ella misma no se puso nada.

Se sentaron en el sofá. Veía a su tía en un estado permanente de nerviosismo.

“¿Y no recuerdas nada de los dos últimos años?”

“Nada de nada. No sé si es bueno o malo. A veces me pongo nerviosa sin saber por qué y no me calmo hasta que hago… algunas cosas… tics… rutinas… un poco… raras. Pero luego me siento muy bien. Es… muy raro”

Miguel ya sabía a qué ‘tics’ se refería. Los había visto en video.

“¿Pero ahora estás bien? Te veo como incomoda conmigo”

“¿Qué? No, no… estoy… bien” pero su nerviosismo era aparente. “Pero tú. ¿Estás a gusto?”

“Estaría más a gusto si te viera más cómoda. De verdad, quiero que sientas cómoda conmigo”

Hubo un momento de silencio. Linda parecía sopesar algunas cosas. Su nerviosismo aumentó. Y sin decir palabra se levantó y se fue hacía las escaleras. Se paró un momento y preguntó “¿Entonces quieres que me ponga cómoda?”

¿Había interpretado esa frase de otra forma su tía? ¿Podía ser que…?

“Si. Claro. Quiero que mi tía esté cómoda. O ponte cómoda. Como prefieras decirlo”

Lidia desapareció escaleras arriba. ¿Realmente se iba a poner ‘cómoda’?

Y efectivamente. 5 minutos después su tía bajó del piso superior. Con unos zapatos de tacón que podían ser cualquier cosa menos cómodos. Se había puesto un Negligee con apertura por delante, cerrado con cintas, que no ocultaba una tanga con un diminuto triángulo y un sujetador a juego. Todo en tonos azul celeste y blancos. Incluso había sacado tiempo para maquillarse y arreglarse el pelo.

Se sentó otra vez junto Miguel, rodillas juntas, manos sobre los muslos, casi con un aspecto modosito e inocente que contrastaba con su lencería.

“Me lo he pasado muy bien. Si puedo hacer algo por ti como agradecimiento lo haría encantada”

Y antes que Miguel pudiera contestar, sin disimular su cara de asombro, Linda prosiguió. Tuvo como un arrebato. “Ya no puedo mirar más hacia otro lado. No sé qué me pasa. He intentado resistirme pero aquí estoy. Vestida como una p… como una cualquiera delante de mi sobrino. He intentado negarme pero solo he conseguido que me comiera la ansiedad y me agobiara el miedo! Y tan pronto como me he rendido y lo he hecho me he sentido incluso bien! ¿PERO QUÉ ME PASA?! Te he visto espiarme cuando me cambiaba, te he dejado meterme mano y si siquiera pensaba en pararte se me ponía el corazón a cien. Pensaba que iba a morir de puro terror. ¿Por qué?”

Si que era consciente su tía de lo que pasaba. “Pues… creo que te han lavado la cabeza. Si. Como en las películas de espías” o en los cómics japoneses pensó. Aun le costaba creer que esto fuera posible. “Te han programado para ser… complaciente. Si te resistes te sientes mal. Si complaces te sientes bien.”

“Pe… pero si eso es cierto, ¿me ocurre con todo el mundo? Dios. Claro que sí. Mírame. Estoy aquí, delante de mi sobrino medio desnuda! Y ni me planteo taparme. No puedo resistirme a nadie!”

Miguel ya estaba excitadísimo. Le daba igual que su tía fuera incapaz de negarse. Se abalanzó hacia delante para besarla metiendo su mano entre sus piernas.

“¿Qué? NO!” Linda salto del sofá “ Eres mi sobrino. No voy a hacerlo. No…”

De repente se quedo congelada. Miguel, que pensaba que se había precipitado, vio cómo de repente la cara de su tía se llenaba de pavor.

“nononon. ¿Qué he hecho? nonegarsenonegarseanadie…” daba zancadas por el salón desesperada, asustada, aterrada. “Nonononon. Malo, malo, castigononono…. perdonperdonperdonperdon”

Y Miguel vio como su tía se arrodillaba en el suelo con la misma postura que le vio el día anterior. Rodillas ligeramente separadas, manos tras la nuca y la boca formando una O. Temblaba que parecía se le iban a romper los huesos. Respiraba pesadamente, hiperventilando más bien. Miraba de reojo a Miguel para luego mirar al frente.

Miguel se levantó y se acercó a su tía. Vio como esta encogía los hombros como si quisiera formar un ovillo pero sin perder la posición en la que estaba, como buscando protección. Miguel se puso delante de ella… y se sacó la polla, ya medio dura, a la altura de su cara.

A Miguel le sorprendió que todo el terror que atenazaba a su tía desapareciera de golpe. Incluso vio un atisbo de alegría. Como quien se acaba de librar de algo peor. Sin llegar a decirle nada su tía se inclinó y se metió toda la polla en la boca. Pero toda. Su nariz hundida en su pelo púbico. Sus labios carnosos alrededor de su polla, Miguel empezó a notar como su polla se ponía más y más dura, como empujaba hacía delante, llegaba a la garganta y la invadía. Y en todo el proceso su tía ni pestañeo. Solo se quedó allí. Y espero. La de veces que había deseado hacer eso. Follarse una boca. Hasta la garganta. Miguel puso una mano tras la cabeza de su tía y empezó a mover las caderas. Sacando y metiendo la polla hasta el fondo de la garganta de su tía. Ni un milímetro se movió, ni una queja. Se quedó allí, quieta, dejándose hacer. Miguel ya llevaba un buen rato excitado así que no tardó mucho en correrse. Dejó justo la polla contra el paladar y disparó toda su carga contra la boca de su tía. Cuando saco la polla vio como esta, desde abajo, le miraba con la boca abierta llena de su semen, como esperando algo. Después de unos segundos de duda Miguel le dijo “trágatelo” y sin ningún titubeo su tía se trago su semen.

Tan pronto como se lo tragó se abrazó a la cintura de su sobrio. “Gracias. No sé porqué pero gracias. No sé qué me pasa pero estaba aterrada. No sé por qué. Pero…. pero meterme tu polla en la boca, sentir que disfrutabas… era… como si me perdonaras” dijo un poco perpleja. “DIOS! Resistirme me hace sentir como si me metieran un hierro candente en el alma, pero cuando me rindo… no es solo que me deje de sentirme mal. Es que me gusta y mucho… me encantaba sentir tu polla en mi boca! ¿Cómo puede ser? Eres mi sobrino! Y yo nunca he sido una guarra como estoy siendo ahora!”

Aun con ella a sus pies Miguel le acariciaba el pelo. “Lo que te he dicho… necesitas complacer. Si no lo haces te sientes mal, muy mal. Por eso durante el día estás nerviosa. Sientes que no estás haciendo lo que deberías. Si te resistes te volverás loca, tía”

“¿Pero qué va a pasar? ¿Voy a ser la puta de todo el mundo?”

“Eso… o que tengas a alguien que cuide de ti”

“¿Cuidaras de mi? Pero… eres mi sobrino. Es n… eso n…” no podía ni decir que eso no estaba bien.

Miguel pasó de acariciarle la cabeza a cogerle el pelo. Lentamente obligó a su tía a ponerse en pie. Tenían prácticamente la misma altura. Linda mantuvo su postura, manos tras la nuca y piernas ligeramente separadas.

“¿Prefieres ser la puta de cualquier desconocido? Porque asúmelo ya. Ahora eres una zorra incapaz de resistirse. ¿No es mejor que lo sea yo que cuidare de ti y me preocupare? Eres mi tía. No quiero que acabes… quien sabe… imagina que un día estás en el metro, una panda de ultras de futbol te ven, empiezan a tontear contigo, ven que no te niegas y acaban llevándote a su local para que se te follen todos”

Linda tembló imaginándome la escena… y lo que es peor. En el fondo sabía que podría ocurrir. Y por un momento sintió una arcada al sentir que la idea le excitaba. No se sentía capaz de negarse a nada. Si lo hacía sentía que iba a sufrir un infarto.

“Somos familia” le decía mientras le desataba el Negligee. “Me preocupo por ti” le decía mientras le sacaba un pecho por encima del sujetador y mostraba un pezón coronado por un piercing con aro. “¿Me vas a rechazar?” le decía mientras empezó a tirar del piercing, estirando el pezón al que estaba sujeto.

“No. No.” le contestó su tía. Y volvió a ver esa sonrisa falsa sin arrugas en los ojos.

“Cuidaré de ti” le decía mientras giraba el piercing retorciendo el pezón. Su tía apenas puso una pequeña mueca de disconformidad. “Y entiendo que tienes necesidades. Que si no las cubres lo pasas mal, te pones nerviosa, tienes ataques de ansia. . . y saldrás a buscar quien te los sacie. Y a saber que te puede pasar. Hay mucho cabrón ahí fuera” Y uno muy grande aquí dentro, pensó. Pero no se lo iba a explicar.

Linda quería pensar que eso le daba miedo pero solo podía pensar que esas necesidades estaban cubiertas, y que mientras estuvieran cubiertas nada peor pasaría… aunque seguía sin saber a que tenía miedo. “Ya me ha ocurrido. Hoy… cuando han traído lo que había comprado por internet… No he podido evitar vestirme como una puta. El repartidor solo ha tenido que hacer un comentario y he terminado haciéndole una mamada! Normalmente no me importa pero cuando estoy más tranquila y me paro a pensar…mi mente me dice que está mal pero si hago intención de cambiar me pongo enferma!”

Miguel frunció el ceño. El repartidor. Eso tendría que solucionarlo.

“Entonces…” Miguel bajo la mano hasta meterla en el diminuto tanga “vas a dejar que tu sobrino se encargue de ti” Y Linda sintió como esos dedos se le metían profundamente en el coño. Incluso sin pensar inclinó su pelvis para dejarle más fácil acceso. “¿Qué es esto?” dijo Miguel sorprendido sacando los dedos del coño de su tía. “Estás mojadísima” dijo medio riéndose. Linda lo sabía. Era consciente. Estaba mojadísima desde que su sobrino le había follado la garganta. Y no comprendía por qué.

“Te jodieron bien la mente, tía” le dijo Miguel sin ninguna delicadeza. Y procedió a llevársela escaleras arriba sin soltarle del pelo. Directo al dormitorio de su tía. Nada más entrar Miguel se paró en seco.

“Pero qué cojones…” Linda había ‘redecorado’ la habitación. Con las nuevas compras. En la cama, en cada esquina, había unas cuerdas elásticas con unas esposas al final. En el suelo había un dildo con ventosa apuntando al techo. En la mesilla había unas esposas y una mordaza de bola. Encima de la cómoda había ordenados tres dildos en tamaño creciente, el último inmenso, una mordaza de aro, una cadena con pinzas y una fusta. Todo a la vista.

“Lo sé” decía Linda. “No sé que me ha pasado. Ayer tuve la sensación de que no estaba preparada y que mi dormitorio no estaba bien. Y eso me puso nerviosa y compré todo. Y esta mañana, cuando recibí la compra, lo mismo. Estaba todo el rato agobiada porque no iba a estar preparada… porque el dormitorio no era el adecuado… Y ya ves… he empezado a… personalizarlo. Bueno… empiezo a entenderlo. Cómo dices. Ser una puta me hace sentir bien. Negarme me hace sentir mal. Y no quiero sentirme mal”

Para un cabrón egoísta sin empatía como Miguel le había tocado el premio gordo. Soltó a Linda y se acercó a la cómoda y cogió la fusta, solo por curiosidad.

“¿Con o sin bragas?” escucho. Al girarse se encontró a su tía con las manos apoyadas contra la pared y sacando culo. Un momento de perplejidad otra vez “Ni lo he pensado” Dijo. Cuando has cogido la fusta me he puesto así y me ha salido la pregunta sin pensar. Dios! Es todo instinto. Todo mi instinto es ser una zorra complaciente. Y ahora que no intento que resistirme a que me folle mi propio sobrino me sale todo fluido y natural!”

“Con bragas” dijo Miguel “Al fin y al cabo ese hilo del tanga no te cubre absolutamente nada. Pero quítate el negligee” En un instante el negligee estaba en el suelo y Linda en posición. Miguel pasó la fusta por su espalda bajando hasta su trasero, acariciando la piel de su tía. Espero un instante y… zas! Un golpe. Un ligero quejido de su tía y ninguna resistencia. Al primero le siguió un segundo, un tercero… el siguiente siempre más fuerte que el anterior. Quería ver si su tía se negaba. No fue así. Es más. A Miguel le pareció oír incluso gemidos de placer. Al final, sorprendentemente, fue Miguel es que se cortó de aumentar la fuerza. Le gustaba el poder que tenía pero le gustaba el aspecto de buenorra de su que su tía. Y marcas o moratones solo ‘estropeaban la mercancía’ pensaba.

Miguel procedió a meter sus dedos por la entrepierna de su tía y los introdujo en su coño donde los giró un par de veces. “Estás incluso más mojada que antes” constató. “Tía. ¿Antes de que te secuestraran eras masoca?”

“No. Y apenas tenía sexo. Estaba incluso algo frustrada. Como estaba gordita los hombres apenas me hacían caso”

Miguel volvió a coger por el pelo a su tía y tiró de él. Ella mantuvo sus manos pegadas la pared y arqueo la espalda para acomodarse al tirón. Los dedos de su sobrino empujaron con fuerza dentro de su coño mojado. “Pues ahora eres una puta preciosa. Vas a tener que comprender que esto que te pasa también es por tu culpa. Por ponerte tan buena. Es verte y querer follarte! Y no sé qué te hicieron pero es impresionante. Te han hecho masoca. Disfrutas con el dolor y el abuso”

Linda no podía negarlo. Esos dedos violentos en su coño estaban haciendo que se excitara. Aunque su mente le dijera lo contrario. Que ese tratamiento era cualquier cosa menos excitante.

“Se acabaron los preámbulos. Tía. A la cama. Voy a follarte” y sin soltarle del pelo la lanzó hacia la cama, boca abajo. Miguel empezó entonces a desvestirse. Lo mismo su tía las pocas prendas que le quedaban. “No te quites los tacones” le ordenó su sobrino.

Ni dudas, ni dilaciones. Linda estaba desnuda en apenas dos segundos. Mientras Miguel terminaba de desnudarse vio como su tía ponía al almohadas y cojines estratégicamente bajo su vientre, con ella boca abajo sobre ellos, haciendo que su culo estuviera bien levantado y dándole acceso a cualquiera de sus dos orificios desde detrás con facilidad. Apoyo la cara sobre la cama, separo sus nalgas y esperó.

Miguel se tomó su tiempo en desvestirse y admirar el espectáculo. Después de un tiempo su tía rompió el silencio “Y solo era una de las posturas que se me había ocurrido” Por lo demás ella espero estoicamente, sin queja alguna, en esa posición.

Miguel tenía en mente el coñito rasurado de su tía pero ahora, en esa posición, no dejaba de mirar el ano que su tía le ofrecía. Ninguna chica le había dejado darle por el culo y mira que lo había intentado. Así que se decantó por ese orificio. Apoyó su glande en la entrada. Sin condón, sin lubricante…. su tía no ponía pegas, y sin freno pensó. Sin previo aviso entro de golpe en el culo de su tía. Como un cuchillo caliente en mantequilla entró hasta el fondo y aun al final seguía empujando como intentando meter hasta el último milímetro. Su tía soltó un ligero quejido pero mantuvo la posición. Ni se movió un milímetro. Miguel sacó toda su polla repitió el proceso con exactamente el mismo resultado. Ya palpado el terreno Miguel empezó a follarse el culo de su tía sin ningún miramiento, sin ningún respeto. Alucinaba. Cualquier mujer estaría dando saltos por la invasión tan salvaje pero su tía lo aguantaba sin inmutarse. Como una profesional. Si, una profesional con dos años intensivos de entrenamiento, imagino. Por un momento Miguel se paró a pensar que para esa maestría a su tía la debieron de violar diariamente varias veces… eso son varios miles de polvos en los dos últimos años. Ese pensamiento aún lo excito y embruteció más y redobló sus esfuerzos en reventar ese culo, buscando las reacciones de su tía.

Como con la fusta empezó a notar que su tía alternaba ligeros quejidos con gemidos de placer. Increíble. Alguien había fabricado la esclava perfecta. Todo hizo que Miguel estuviera a mil y termino corriéndose dentro de su tía, por segunda vez en el día, esta vez por el culo.

Cuando se levantó vio que su tía no se había movido ni un milímetro. Como si fuera un mero pedazo de carne.

Satisfecho Miguel le comunicó a su tía que iba a lavarse un poco. Fue al baño y cuando volvió se encontró a su tía en una postura de rodillas parecida a la que le había visto otras veces. Pero esta vez había bajado hasta el suelo donde estaba el dildo con ventosa. Desde luego que lo tendría metido por el coño. Por lo demás seguida de rodillas, con las manos tras la nuca y la boca formando una O. Esperando.

Miguel cogió una silla y se sentó, mirando a su tía. Y espero. Ni una queja, ni una demanda, nada… su tía esperaba allí paciente una indicación, una orden, como una esclava sumisa. Miguel aún se fue a la cocina, tomo un refresco y volvió a sentarse y esperar. A ver algún atisbo de queja o de impaciencia en su tía. Nada. Allí estaba, dispuesta a esperar el tiempo que fuera necesario.

Al fin se dignó a levantarse, se puso frente a su tía y se sacó la polla. “Chúpamela. Pónmela dura para que te folle. Y mientras te quiero ver subiendo y bajando para que te folles con el dildo que tienes metido por el coño”

Otra vez su tía obedeció sin dilación. Casi incluso con precipitación. Primero otra vez se metió la polla hasta el fondo y haciendo juegos malabares con la lengua hizo que se pusiera dura. Luego empezó a darle una mamada como nunca se la habían dado antes a Miguel. Mientras Linda obedecía y se follaba ella misma con el dildo, su lengua y su boca jugaba con la polla de su sobrino con una habilidad pasmosa. La sensación de esos labios carnosos en el glande le volvía loco. Ahora sí que usaba las manos con maestría, masajeándole las pelotas, recorriendo toda la longitud con la lengua, enterrando el glande en su garganta. “Joder. Que maestría. Eres impresionante. La de pollas que habrás tenido que chupar para ser tan buena” Linda ni contesto. Estaba demasiado ocupada obedeciendo y satisfaciendo los deseos de su sobrino.

“Para!” le tuvo que ordenar Miguel. Quería el coño de su tía pero con esa mamada no sabía si iba a aguantar demasiado. Mejor parar ahora que ya tenía la polla bien dura. Pero cuando vio a su tía vio otra vez esa expresión de terror.

“¿Qué he hecho mal?” Su tía empezó a farfullar algo casi incomprensible mientras volvía a ponerse en posición.

“nononononoAhoraocurriranonohesidomalalohehehcomalmevanahaceraprender”

Miguel reprimió una sonrisa. La tomó por la barbilla y la tranquilo. “Nada. Al contrario. La chupas como una profesional. Pero no quería correrme en tu boca. Es tu coño donde la quiero clavar y llenar con mi corrida”

Pudo ver otra vez el alivio, incluso la alegría en la cara de su tía que se levantó como un resorte, dejando atrás un dildo mojado y se tumbó en la cama, apartó las almohadas y esta vez se tumbo boca arriba, se cogió por los tacones y, como el día anterior, Miguel vio como su tía era capaz de subiese la piernas hasta casi tocar el cabecero de la cama, abriéndose totalmente de piernas para él de una forma que solo podía ser definida como obscena. “Otra vez… casi ni lo he pensado. Me sale de forma natural” Aunque Linda entendía que le habían grabado estos instintos a fuego en los últimos dos años, en su memoria no habían ocurrido. Era consciente que se comportaba como una guarra salida. En sus recuerdos eso estaba mal pero la sensación de alegría cuando Miguel le había dicho que no la iba a castigar era indescriptible. Casi orgásmica. Obviamente a Miguel le encantaba.

Tranquilamente Miguel se acercó, tomó una de las esposas ancladas al cabecero de la cama y procedió a sujetar el tobillo de su tía, lo que la forzó aún más. Pero no se escuchó queja alguna. Ni cuando lo repitió con el otro tobillo. Luego hizo lo mismo con las muñecas sujetándola con las esposas ancladas a las esquinas de los pies. Dejando a su tía totalmente inmovilizada en una postura que era imposible que fuera cómoda. Completo la escena poniéndole la mordaza de bola. Nada de esto era necesario pero la sensación de que podía hacerlo, el poder que tenía sobre su tía, era embriagador y excitante. Por último enganchó la cadena los pezones de su tía y empezó a tirar de ellos. Linda intentaba arquear su cuerpo para darle espacio a sus pezones pero en esa postura apenas podía moverse. Pronto llevó al máximo de su elasticidad. Esta vez sí que oía gruñidos de queja más aparentes pero cuando volvió a meterle los dedos en el coño a su tía otra vez los volvió a notar mojadísimos. Empezó a follarla con los dedos aunque más habría que decir que le hurgaba violentamente con los dedos dentro del coño y aun así notaba como las paredes de la vagina reaccionaban positivamente a esa invasión. Miguel ya no aguantaba más. Sin dejar las riendas que era la cadena enganchada a los pezones de su tía se posiciono y le metió la polla en el coño a su tía. Con lo mojada que estaba casi más bien se cayó dentro, Resbalando con total facilidad, hasta notar que, en esa postura, le llegaba a golpear el cérvix. El coño de su tía no podría estar más lleno. Sin soltar las riendas, como si estuviera cabalgando una potrilla, Miguel pudo, al fin, disfrutar del delicioso coño de su tía. Pese a los tirones de los pezones Miguel veía que, a diferencia de cuando la sodomizo, esta vez apenas podía quedarse quieta. Se retorcía todo lo que las ataduras le dejaban. Al principio pensaba que era por el dolor pero Miguel empezó a reconocer señales de que su tía estaba disfrutando. De repente vio como su tía lo miraba fijamente y movía la mandíbula llamándolo la atención sobre su mordaza. Miguel se la soltó con facilidad y enseguida su tía empezó a Hablar. “¿Puedo correrme? ¿Puedo correrme?” preguntaba una y otra vez entre gemidos de placer y quejidos de dolor.

Miguel alucinaba cada vez más. “¿Debería? No se…” Decía divertido. Y noto como su tía empezaba contraer músculos, a apretar los dientes, intentando evitar llegar a un orgasmo que se antojaba próximo.”¿Por qué debería?”

“¿No se?” contestó Linda mientras se mordía el labio. “Ni siquiera sé porque lo he preguntado pero si me corro…” Y otra vez Miguel vio ese terror aumentar en el rostro de su putita privada. Por un momento pensó en algún tipo de chantaje. Pedirle algo a cambio pero… ya tenía claro que su tía no le iba a negar absolutamente nada. Y la verdad… le apetecía verla correrse con su polla y alardear de ello.

“Estás siendo una buena putita, tía. Si. Te dejo que te corras”

Noto como todo el cuerpo de su tía se relajaba para luego explotar en un potente orgasmo. Era fácil saberlo porque su tía lo estaba anunciando a los cuatro vientos poco discretamente. “Oh si! Dios! MeCorro!Si! Úsame!Úsame!” Apenas llevaba 5 minutos. Miguel incluso se estaba reservando para hacerlo durar. Aún tardaría en correrse. Y su tía, pese a estar siendo abusada, y ella lo sabía, y torturada con sus pezones ardiendo, se estaba corriendo con una intensidad como Miguel no podía imaginar. Y su forma de expresarlo solo lo excitaba aun más.

“Pues yo no, puta. Y no esperes que pare” Pero en la cara de su tía solo veía una profunda satisfacción. Miguel dejo las cadenas para apoyarse en las tetas de su tía. Se percató que aun no los había magreado y reconoció que no se notaba que estuvieran operados. El aumento había sido mínimo. Si tía ya tenía buen material. Miguel empezó a notar que su tía volvía a mover las caderas buscando su polla, aumentando su placer… y el de ella, supuso. “¿Vas a correrte otra vez?” preguntó Miguel sorprendido a lo que su tía le contestó con unos asentimientos de cabeza muy ansiosos. “Si! Úsame Miguel. Te lo imploro” Miguel se percató que su tía no usaba la expresión ‘fóllame’ sino ‘úsame’. Como si fuera solo un objeto o poco más. Miguel le cruzó la cara con una bofetada. “No me llames por mi nombre cuando te… follo.” Pensó en decir que la usaba pero la verdad es que le gustaba más decir que se la estaba follando. “llámame sobrino. Me excita más saber que eres mi tía.” “Lo siento. No volverá a ocurrir, sobrino. Si, . . Úsame. Usa a la zorra de tu tía como si fuera un pedazo de carne” Linda ya ni se mostraba perpleja intentando imaginas de dónde le salía esas frases con esa naturalidad pero cumplían su cometido. Miguel se puso aún más a cien si podía y bombeo su polla aún con más cadencia en el coño de su putita particular. Adornando todo con bofetadas, insultos, tirones de pelo, de la cadena y estrujones de las bonitas tetas de su tía. Cualquier mujer que se respetase mínimamente estaría asqueada pero Miguel notaba como su tía redoblaba los vaivenes de sus caderas para acompañar los empujones de polla de su hijo y como entre los quejidos de dolor y gemidos de placer anunciaba lo mucho que estaba disfrutando.

Otra vez Miguel noto esos espasmos salvajes que incluso deberían ser dolorosos que anunciaban otro orgasmo de su tía. Orgasmo que se encargó otra vez de pregonarlo sonoramente. Miguel se dejó llevar ya al fin y empezó a llenarle el coño con su corrida una y otra vez, espasmo tras espasmo de su polla fue depositando su leche en esa agradecida vagina. Para luego dejarse caer resoplando desconsideradamente sobre su tía que aún estaba en esa postura doblada que debía ser tan incómoda.

La primera que rompió el silencio fue su tía. “Jamás me había corrido tan intensamente. Han sido los dos mejores orgasmos de mi vida”

“Que recuerdes” le apuntó Miguel.

“Si. Ya… los dos años que no recuerdo y que seguramente estuvieron violándome una y otra vez hasta convertirme en la puta complaciente que soy. Prefiero no recordarlo pero… es que no recuerdo jamás haber disfrutado tanto. Pese al dolor. Y yo era de orgasmos muy discretos… Calladita… y ahora… dios que ruidosa me he vuelto”

Otro momento de silencio que solo se oían los resoplidos de la pareja. “Dios! Debería sentirme mal. Mis recuerdos me dice que esto está mal. Yo no soy así. Pero Dios… cómo puede llegar a disfrutar mi nueva yo. Qué bien sienta. Ha sido increíble”

Miguel al final recuperó fuerzas y la miró a la cara. Tenía una sonrisa de oreja a oreja. “Puta” le dijo divertido. “Tu puta”. Le contestó su tía. “Y quiero ser solo tu puta. Aunque disfrutaría mucho, seguro, me aterra perderme por ahí y acabar en malas manos. Puede que fuera eso lo que paso cuando acabe en ese almacén abandonado. Algo que se fue de las manos y que era incapaz de parar. Tienes razón sobrino. Si voy a ser una puta prefiero serlo de alguien que se preocupe por mí. Y solo te tengo a ti. Voy dejar de resistirme. A relajarme y a disfrutar”

Definitivamente. Pensó Miguel. Me había tocado el premio gordo.

Miguel procedió a desatar a su tía que al fin pudo relajarse. Tan pronto lo hizo su tía volvió a ponerse en posición sumida esperando órdenes. “Por hoy ya me has ordeñado suficiente, tía. Me he quedado a gusto” Y pudo ver como Linda sonreía pero de verdad, satisfecha por haber cumplido su labor y cometido. No esa sonrisa falsa que le había visto últimamente. Se levantó para irse hacía el baño pero cuando paso junto a su sobrino este la cogió por el brazo y la paro. Había hecho lo que había querido con su tía menos una cosa. La atrajo hacía él, al abrazo y la beso. Si su tía se sorprendió lo disimuló muy bien porque ipso facto estaba respondiéndole al beso. No solo eso. Notaba sus pechos reflotándose contra él, como subía su pierna por la cadera de su sobrino, le acariciaba el pelo y le besaba con pasión. Miguel sabía que el beso duraría todo lo que quisiera. Al final se separó. “Ahora sí que lo doy por terminado”. Y ahora sí que la dejo que se fuera al baño.

Miguel se vistió y bajó al piso inferior. Se puso a usar el ordenador de su tía. Busco en las mismas páginas donde había comprado Linda buscando más cosas con las que divertirse usando el cuerpo de su tía. En apenas 5 minutos bajo su tía. En un tiempo récord se había duchado el cuerpo, arreglado el pelo, maquillado y cambiado de ropa. Ahora con un corpiño de cuero negro y rojo que dejaba los pechos al aire, que seguían coronados con los piercing en los pezones, otro tanga, también negro y translúcido que apenas ocultaba su pubis rasurado, los obligatorios tacones altísimos, unas medias a medio muslo y dos pulseras de cuero con mosquetones que serían muy adecuados para inmovilizarla fácilmente con unas cuerdas. Claramente estaba adoctrinada para estar imponente en todo momento… y lo cumplía.

“Hola Sobrino. ¿Necesitas algo de mí? Si no, me pondré a prepararte la cena”

“No. Ven aquí. Vamos a hacer unas compras. Siéntate en mi regazo” Tan pronto su tía se sentó su mano izquierda se metió bajo el tanga. Aún no había tocado la rajita de Linda que esta ya había separado las piernas para darle mejor acceso. Linda ni se había dado cuenta que lo había hecho. Era todo instinto. Mientras se dedicaban a comprar cosas para aumentar la diversión, Miguel siguió jugueteando con el coño de su tía y volvía a tener constancia de lo reactivo que era el cuerpo de su tía a cualquier atención que se le dedicaba. Se humedecía con una facilidad pasmosa.

Seleccionaron algunos juguetes más. Pero Miguel notaba un poco nerviosa a su tía. Sentada sobre su regazo era fácil notar cómo su cuerpo se ponía tenso. “¿Qué ocurre tía?”

“Na… nada” le dijo con esa sonrisa falsa que Miguel ya sabía identificar tan bien. Sabía que esa sonrisa era que algo no le gustaba pero lo aceptaba como una complaciente esclava. Miguel juntó todos sus dedos y procedió a meterlos en el coño de su tía con fuerza, casi metiendo el puño entero. Su tía aguanto con cierto esfuerzo. “Te he hecho una pregunta. Contesta” “No seré capaz de resistirme si el repartidor vuelve a intentar algo. Y si viene el mismo seguro que lo intentara. Digo que soy tu puta pero en realidad siento que soy la puta de todos. No puedo dejar de serlo pero espero no pasar por eso. Solo quiero ser tu esclava”

Miguel liberó la presión del coño de su tía. “Lo sé. Y cuento con que vuelva el mismo repartidor. Te dije que te cuidaría”. “¿Lo harás? ¿Me cuidaras?” Miguel veía que cada vez que le decía que la cuidaría su tía se emocionaba. A saber qué condicionamiento era ese. “Te cuidare y te protegeré” Sin siquiera pedírselo su tía le abrazó el cuello y le dio un apasionado beso.

Terminaron las compras y Miguel se puso a ver páginas porno de BDSM con su tía. La casa tenía una bodega y le explicó a su tía que pensaba mandar montar una mazmorra sexual para jugar con ella. Su tía no sólo no mostró ninguna reticencia sino que su sonrisa confesaba que le gustaba la idea.

“Bien” dijo Miguel después de un rato. “Ahora sí que tengo hambre” Le dio una palmada en el trasero a su tía indicándole que se levantara. Esta se levantó y se dirigió a la cocina. Miguel se percató que su tía medio cruzaba las piernas al andar, como las modelos, haciendo que sus caderas se movieran dándole un aspecto más sexy. Seguro que ni siquiera se daba cuenta.

Era una escena rara. Ver a su tía vestida como una prostituta de lujo mientras hacía la cena como un ama de casa cualquiera. Un plato sencillo, sin alardes. Se lo sirvió en la mesa y en cuando Miguel se sentó, antes que pudiera preguntar porque solo había un plato, vio como su tía se arrodillaba junto a él, esta vez sentada sobre sus piernas con sus manos sobre sus muslos.

Miguel la miró ligeramente sorprendido. Pero ya no tanto. Ya había aprendido a esperar cualquier acto de sumisión. “¿Qué haces?” Linda se le veía confusa. Como tantas cosas en los dos últimos días las hacía por instinto. Cuando se paraba a razonarla se perdía. “Creo… Es por si quieres que te la chupe mientras comes o al terminar. Debo estar… disponible”

Miguel soltó un bufido divertido. “Anda. Ponte un plato y cena conmigo” Podía ver que su tía estaba sorprendida y confundida. “¿Por qué?” “¿Por qué no?” “No se…. Solo que… no creo que sea adecuado. No… “ Linda intentaba entender sus sentimientos, intentaba racionalizar lo que sentía. “No es sexy. No es excitante. No tienes porque verme haciendo algo que no es sexy… creo”

Ya. Pensó Miguel. La filosofía debía ser, o estás haciendo de puta o largo que molestas. “Eso lo decidiré yo. Toma un plato y cena conmigo. Me alegras la vista.” Linda sonrió y enseguida se sentó con su sobrino a cenar. Tuvieron una charla…’normal’. Miguel le contaba lo mucho que había disfrutado. Hablaron de algunos protocolos para ver como Linda podía salir, pero no sola, de forma que no se pusiera en peligro. A qué horas se movía para que ella estuviera preparada… le decía cosas que pensaba hacerle. Un día pensaba solo sodomizarla una y otra vez. No vio ninguna reticencia. Pero cuando le dijo que a lo mejor invitaba a algún amigo allí volvió a ver la falsa sonrisa. Decía ‘Sí’ pero significaba ‘No. Pero lo aceptaré”

Acabó la cena. Linda iba a ponerse a recoger los platos pero Miguel la paró. “Creo que te has quedado con hambre. Así que te voy a dar el postre. Vamos al salón” Sin rechistar Linda le siguió. Miguel se sentó en el sofá, estiró sus brazos sobre el respaldo y espero. “Ahora sí. A chuparla”

Otra vez en un instante ya estaba su tía de rodillas. Con habilidad saco la polla de su sobrino y enseguida se la metió en la boca.

Espectacular. Esos labios carnosos ayudaban mucho. Como antes, Miguel pudo constatar que su tía era una chupapollas de primera. Una habilidad impresionante. Le ponía entusiasmo, jugaba con sus pelotas, tan pronto metía el glande hasta el fondo de su garganta, tan pronto se desvivía a lametones a lo largo de todo su miembro. Una gozada para Miguel. Pronto empezó a tener espasmos anunciando su corrida. En seguida su tía abrazo con sus labios el glande y jugueteando con la lengua espero allí a que su sobrino le volviera a llenar la boca de semen. Hasta que no descargó todas sus corridas, Linda esperó con el glande sujeto por sus labios. Cuando ya estuvo seguro segura que su sobrino había acabado se apartó mostrando en su boca abierta el viscoso líquido que su sobrino le había obsequiado. Y allí, otra vez, esperó. Miguel se lo tomó con calma. Aun recordando lo bien que se lo había pasado. Su tía iba a esperar todo lo que fuera necesario. “Hummmm… mueve la lengua y saboréalo.” enseguida su tía le obedecía. Realmente podía hacer lo que quisiera. Podía mandarle hacer cualquier tontería y su tía le obedecería. Ese poder era afrodisiaco. “Escúpelo a las manos y lávate la cara con mi semen” Miguel esperaba que su tía al menos dudara pero como las mayorías de las órdenes su tía ni las pensaba. Escupió el semen en sus manos y se lo refrotó por la cara. Y otra vez espero.

“Bueno… ha sido un AUTÉNTICO placer pero me voy a volver a casa. Mañana volveré. Desde luego que sí”

“Y yo te estaré esperando” le contestó Linda. Acompañó a su sobrino a la puerta y se despidió.

2.- Capítulo II: Fiesta de bienvenida

 

Miguel volvió a su casa ya era tarde y al día siguiente tenía clase. Pero aún tenía tareas que hacer.

Primero dio un vistazo a su tía. Ya se había vuelto a arreglar. La casa impoluta. Y se había puesto a hacer ejercicios. Miguel se percató que estaba entrenando la postura en la que la había atado para follarle el coño. Y le salía sin problemas, sin necesidad de ataduras. Que flexibilidad.

Mientras revisó la grabación de los videos de la casa de su tía. Efectivamente. El repartidor pudo disfrutar de las habilidades orales de su tía. Busco donde sacar una buena imagen de su rostro y luego la imprimió.

Luego se instaló las herramientas para navegar por la web oscura e intentó seguir la pista que tenía de la marca de la nalga de su tía.

Era apenas una mala descripción que apuntaba a un enlace de la web oscura. Juguetesrotos se llamaba la web. Solo una descripción antes de acceder al contenido protegido. Miguel se sorprendió con el precio. 2.000$ solo por acceder. La descripción, un poco nebulosa. Describía el lugar como una fábrica de convertir mujeres en juguetes rotos para satisfacción general. Con el acceso daba al usuario acceso a miles de horas de video, poder hacer peticiones de que hacerles a los juguetes, contratarlos para jugar con ellos… normalmente Miguel lo habría tomado como una estafa pero la descripción se aproximaba mucho a lo que era ahora su tía. Y el logo se asemejaba mucho a la marca que tenía su tía.

Por suerte para Miguel esa cantidad, y cantidades mayores, no era un problema. Le costó un poco entender cómo comprar bitcoins para pagar y llevarlo a cabo pero pagó el acceso.

Un foro común y varios individuales donde había que pagar otra vez por acceder individualmente a cada uno de ellos. Los foros individuales tenían un nombre descriptivo en cada uno de ellos. Vikinga, Gallega, Cerdita… El de cerdita le llamó la atención y probó a entrar pero le envió a una página donde le pedían 50.000$. Miguel bufó. Que pudiera pagarlo no significaba que le gustara que le estafaran. Entró al foro común. Allí había entradas describiendo que encontrar en cada uno de las entradas de pago. Cada subforo de una mujer. Todas guapas, todas habían sido mujeres de gustos normales en sus vidas. Lo de todas guapas le escamó a Miguel. Su tía ahora era un 8 pero cuando era más gordita apenas era un 6. Cada una había sido secuestrada, torturada y adoctrinada para convertirse en esclavas perfectas. Con el acceso se tenía acceso a miles de horas de video de cada una de los juguetes que cubrían desde los inicios cuando fueron secuestradas, su fase de adoctrinamiento, juegos perversos con ellas… hasta la actualidad. Miles de horas. Menuda exageración de marketing. Los usuarios podían hacer peticiones y la más votada se llevaba a cabo con el juguete. Se sorteaba una vez al trimestre el uso del juguete entre los suscriptores…

Miguel entró en un enlace donde se supone que se presentaba a la cerdita.

Efectivamente era su tía. Había dos únicas fotos presentándola. Una se la veía en el suelo, inconsciente, cubierta de semen y sudor, y se veía una docena de pies alrededor de ella que le estaban orinando. La fecha indicaba que fue el día en que desapareció. Allí se le veía aún gordita. La segunda era de 5 meses después según la fecha. Estaba ya mucho más delgada. En su postura de rodillas, brazos tras la nuca y boca en O.

Entro a ver el resto de las presentaciones. La vikinga era una mujer nórdica espectacular. La gallega una española que también era un 10. Por mucho que había mejorado su tía las otras eran aún más impresionantes. Todas con la doble presentación fotográfica con la foto de su primer día de ‘colegio’ y una de varios meses después en la postura de sumisión. Miguel se percató que de las segundas fotos la siguiente que menos intervalo había pasado entre la iniciación y la foto de sumisión eran 7 meses. Una japonesa. Parece que su tía se rindió rápido. También vio los precios. Del resto pedían de 100.000$ en adelante. Sobre la cerdita decían que como ya no estaba disponible solo se pagaba por sus videos. Por algún comentario que leyó parece que lo que más que llegó a costar su tía fueron solo, ‘solo’ 75.000$.

Ninguno de los juguetes era su madre. Su destino seguía siendo un misterio. A cualquier otro le habría causado ansiedad. A Miguel no.

Miguel se decidió y pago los 50.000$ para entrar en el subforo de la cerdita. Abrumador.

Primero en el foro había cientos de mensajes. Algunos eran propuestas para hacerle al juguete, otros eran fotos de su tía, comentarios entre los usuarios, post de los que habían ganado la posibilidad de tirársela….

Luego el enlace a los videos. No habían mentido. Cientos de videos con miles de horas ordenados por fecha con alguna pequeña descripción. Iba a tener que comprarse un disco mucho más grande para bajar todo eso. De momento empezó con el primero.

‘Bienvenida’ rezaba el video. La fecha era el día de su desaparición. Lo puso a bajar. El video duraba alrededor de hora y media.

El video empezó con unos hombres que empujaban a una mujer con un discreto camisón blanco que le llegaba a las rodillas, las manos atadas y un saco en la cabeza. Se la oía gimotear e implorar. Miguel recordaba que la desaparición fue por la noche, del bungaló en el que estaban.

A la mujer le sujetaron un gancho a las ataduras de las manos y tiraron de una cadena hasta dejarla apenas tocando el suelo con los pies, de puntillas. Y le quitaron la capucha. Era su tía. Estaba llorando, aterrada, imploraba, pedía misericordia pero los hombres. Cinco más el que manejaba ahora la cámara, solo se reían.

“Estamos acostumbrados a follarnos zorras mejores que tú” le dijo uno en español “pero parece que vamos a hacer una excepción contigo” Y sacó un cuchillo de su espalda. Por un momento se vio a Linda aguantar la respiración mientras el hombre avanzaba hacia ella. Con un tajo certero cortó el camisón hasta que terminó en el suelo. Las bragas, blancas y aburridas, acabaron igual. Mostrando un pubis que, a diferencia de de como lo llevaba ahora, totalmente depilado, en ese momento era un matojo de pelos.

“¿Pero qué chingada es esto”? le espetó el hombre. “¿Es que no te cuidas o qué?” Y le tomó un matojo y tiró con fuerza, haciéndola saltar incluso pese a su precaria posición y soltando un grito de dolor al notar que le arrancaban parte de los pelos del pubis. El hombre se los soplo a la cara con una risa burlona. “Aprende puta. Si te los hubieras afeitado esto no habría pasado”

“¿La afeitamos?” Preguntaba uno. “Tenemos tiempo” contestó otro. “Ya sabes lo que quiero y creo que con esta voy a tener suerte” El hombre, algo más bajo que los otros, con un cuello como un toro y unas amplias espaldas, pero tan alto como Linda se acercó a ella y le pegó una fuerte bofetada. “Tu. ¿Te han cogido alguna vez el culo?”

“Que… que?” reaccionó Linda medio atontada. “No. . Nunca… no… NO! No. Por favor. nononono” El hombre le dedicó una sonrisa malvada y se dejó caer los pantalones. Ni calzoncillos llevaba, . En seguía se vio una polla inmensa. Como un brazo de gruesa. Linda abrió los ojos aterrada. No pensaría meterle eso en…. en….

El resto de los hombres se rieron.”Has tenido suerte, Pilón. Otro culito que desvirgas”

El hombre se puso detrás de ella. Indefensa como estaba no pudo evitar que dos hombres le cogieran las piernas y las sostuvieran hacia atrás, dejándola colgada. El llamado Pilón se puso detrás, al sujeto por las caderas y sin preámbulos le metió ese pollón hasta el fondo. Linda gritaba, intentaba retorcerse sin éxito, lloraba, suplicaba… pero solo conseguía sacar más risas de sus captores. El de la cámara se encargaba de sacar buenos planos de la penetración y de la cara de dolor de Linda. Se la estaba follando exactamente igual que Miguel hace un rato. A toda velocidad, sin misericordia. Pero a diferencia de esa tarde, su tía estaba gritando como una cerda. La debía de estar destrozando.

Otro hombre se sacó el cinturón y empezó a azotarle los pechos. Sin ninguna razón aparente. El hombre que la sodomizaba le tiró del pelo para forzarla a arquearse y que sus pechos estuvieran aún más disponibles para el castigo. Así estuvieron un rato hasta que el hombre terminó de inaugurar el culo de Linda.

Linda seguía sollozando e implorando pero no conseguía el efecto deseado. Miguel sospechaba que más bien lo contrario. Él era un cabrón egoísta, y poco más o menos lo sabía. Pero empezaba a ver que esos tíos eran directamente unos sádicos.

Descolgaron un metro a su tía que al fin pudo hacer pie pero un puñetazo en el estómago la hizo caer de rodillas volviendo a dejarle las manos atadas sobre la cabeza. Uno de los que le había sujetado las piernas le cogió por el pelo y procedió a meterle la polla por la boca. Hasta el fondo. Y enseguida se la estaba follando. Otra vez solo se oían arcadas y ahogos. Tan diferente de cómo su tía se la había chupado esa tarde. Otro se puso detrás de ella, la preparó y empezó a follarle el coño. A Miguel le llamó la atención que llevaba un guante. Enseguida averiguó porque. . Mientras se la follaba empezó a azotarle el trasero con una fuerza bestial. Sin el guante se habría hecho daño en la mano. Linda no podía ni quejarse, amordaza por una polla que apenas salía de su garganta para que pudiera atesorar pequeños sorbos de aire que la mantenían consciente. Otro aprovechó para ponerle una cadena en los pezones. Tan pronto se la puso probó si estaba bien sujeta dando varios tirones violentos.

Miguel tenía sentimientos encontrados. Por un lado la escena le excitaba. Por supuesto. Pero por otro lado casi sentía que era excesivo el castigo. Sin sentido. Sin ninguna causa. Solo por… destrozarla. Esos tíos no se estaban follando a su tía. La estaban destrozando. En la retorcida mente de Miguel había una diferencia.

La descolgaron del gancho y la llevaron a una mesa. Tumbada boca arriba sobre ella sus agujeros quedaban a la altura justa para que siguieran follándosela. El que le había arrancado parte del pubis se metió entre sus piernas esta vez. Otro le sujetó por el cuello, forzó su cabeza hacia atrás y procedió a follarle la boca. Los dos hombres parecía que cabalgaban una potrilla. El de la boca cogió la cadena a modo de riendas y tiraba una y otra vez con cada empujón. El que estaba ahora en el coño de Linda le cogía del pelo del pubis como si fuera la crin de un caballo y tiraba. De vez en cuando se veía que terminaba arrancando alguna mata de pelo de los tirones.

El video continuaba así durante media hora y media. Miguel empezó a avanzarlo de vez en cuando. En un momento dado su tía acabó con tres pollas metidas a la vez. El llamado Pilón otra vez por el culo. Miguel se percató que Pilón, en todo el video, solo se follaba el culo de su tía. Con un hombre metida en su coño y otro metiéndole la polla hasta la garganta su tía apenas se veía entre ellos, apretada y aprisionada.

La violación propiamente dicho se alternaba con momentos de pura tortura innecesaria. Una de las veces que termino otra vez en la mesa con un hombre follándole la boca otros dos le sujetaron las piernas para que un tercero le azotara el pubis sin piedad.

A Miguel le sorprendía que su tía hubiera aguantado tanto. Pero en uno de los avances averiguó porque. En un momento dado pareció que su tía se había quedado inconsciente. Eso no paró a los que se la estaba follando en ese momento pero tan pronto como acabaron alguien rompió una ampolla cerca de la nariz de Linda y esta se despertó sobresaltada. Solo para volver a percatarse de su situación y empezar a implorar infructuosamente. Miguel contó tres veces que la despertaron así.

Durante hora y media los hombres no solo disfrutaron como quisieron del cuerpo de Linda sino que abusaron de él con diferentes torturas innecesarias. Miguel entendía el sexo duro. Apretarle las tetas salvajemente mientras te la follas. Darle por el culo sin piedad… y entendía la tortura como una forma de ‘ponerle picante’ a la situación y, sobre todo, reafirmar su dominación. Como los azotes que le había dado a su tía antes… unos cuantos… y sin marcarla. Que eso estropea el material. Aquí el objetivo de la tortura era directamente dañarla. El cuerpo de su tía acabó siendo un mapa de golpes y abusos.

Llegó a la escena final. La que ya había visto en la foto de presentación. Después de que su tía volviera a desmayarse esta vez ya no la despertaron. Los seis hombres la rodearon y empezaron a mearse sobre ella para luego irse y dejarla allí. El video acabó.

Miguel estaba un poco confuso. Y había visto videos así. Pero fakes. De actrices porno profesionales que simulaban escenas similares. Esta vez tenía sentimientos encontrados. Estaba excitado. Pero por otro lado le había parecido excesivo en algunos momentos. ¿Podía ser que fuera porque era su tía? Podría ser. Se dijo Miguel. Pero sobre todo algo que no podía negar es que estaba cachondo después de ver el video.

Encendió el monitor de la habitación de su tía. Era tarde. Se había acostado ya. Miguel tomó el teléfono y la llamó. Vio a su tía contestar y Miguel solo dijo una palabra. “Ven”. Y colgó.

Miguel vio a su tía saltar de la cama y meterse en el baño. Allí, en un tiempo récord volvió a maquillarse. Se puso los zapatos de tacón y con una habilidad impresionante, dado los tacones, la vio correr hacia la puerta que unía ambas casas por el jardín. Sin importarle si desde algún piso pudieran verla. Tenía que hacer una puerta en la bodega que uniera las casas, pensó Miguel.

Oyó llegar a su tía que entró muy dignamente, sin correr, muy correcta y sin una gota de sudor pese a la carrera. Su forma física era impresionante. “Aquí estoy” le dijo.

Miguel, sin decir palabra, la cogió por el pelo y la tumbó sobre una mesa. Sin soltarla del pelo le arranco el tanga que llevaba. Sin decirle nada Miguel vio como su tía se sujetaba a la mesa y separa las piernas todo lo que podía, dándole acceso franco a cualquiera de sus agujeros. Precipitadamente Miguel se sacó la polla y de un empujón se la metió a su tía por el coño. Apenas un respingo por parte de su tía. Miguel empezó a follársela a toda velocidad, sujetándola por el pelo y con la mano libre empezó a azotarle el trasero. Qué diferencia con el video. Su tía seguía mezclado quejidos con gemidos y notaba como su coño se iba excitando por el tratamiento. Miguel pasó a cogerle ambos pechos y a apretarlos, estrujarlos, tirar de ellos haciendo arquearse su tía que seguía excitándose por momentos. Apenas llevaba unos pocos minutos y su tía le preguntó. “¿Puedo?” con esa voz implorante. “Si. Puedes correrte, tía” le dijo Miguel entre jadeos. “Me gusta sentir que mi tía es una zorra de primera” Los gemidos de Linda empezaron a ser aún más aparentes, nada discretos. “Sisisis. Tu tía es una guarra de primera, sobrino. Úsame, úsame como a un pedazo de carne pero no pares! Te lo ruego” Y por un momento Miguel noto como el cuerpo de su tía se tensaba durante un rato para luego desfallecer entre ruidos de placer. Su tía ya se había vuelto a correr. Pero Miguel siguió dándole el tratamiento que se le antojaba. Pensaba que le iba a reventar las tetas tal como las trataba pero su tía apenas se quejaba. La mano le llegó a doler de los azotes. Una vez le cogió por el cuello y empezó a apretar y su tía seguía siendo una esclava obediente que otra vez, cada vez más aparente empezó a gemir de placer anunciando otro orgasmo. Otro momento de tensión seguido por relajación. Miguel aún no se había corrido y su tía se había corrido ya dos veces. Ya más calmado Miguel cogió el pelo de su tía como si fueran unas riendas y terminó por follársela. Aunque noto que su tía parecía volver a prepararse para un tercer orgasmo no le importo. Cuando llegó el momento Miguel se corrió en el coño de su tía negándole ese tercero.

Miguel se apartó y volvió a meterse la polla en los pantalones. Su tía se levantó y le dijo “Gracias por usarme sobrino. Espero que estés satisfecho con la puta de tu tía”

“Mucho” Miguel dudo un momento. “Hoy dormirás conmigo” Y puedo ver como su tía dibujaba una sonrisa sincera.

Miguel fue a cerrar el ordenador donde estaba el monitor de la casa de su tía y esta se percató. “¿Esa es la casa donde vivo?”

Miguel se preocupó por un momento. ¿Cómo se lo tomaría su tía? Y de repente vio otra vez a su tía aterrada. “Trampa! trampa!” empezó a moverse nerviosa bien. “¿Lo he hecho todo bien? ¿Lo he hecho todo bien? nononononoo” y su tía volvió a ponerse de rodillas en su posición de sumisión, claramente aterrada y esperando.

“No. Tranquila. Lo has hecho todo muy bien” y otra vez puedo ver como si tía se sentía, no solo desahogada sino alegre. Como quien hace bien una cosa y se siente orgulloso. “Así me es más fácil cuidar de ti. Y te puedo ver desde el instituto con el video en todo momento. Así puedo ver que estás bien y estoy más tranquilo”

Su tía no puso ninguna objeción. Se levantó y acompañó a su sobrino a la cama donde se durmieron. No sin antes poner el despertador media hora antes para que su tía pudiera irse antes de que Salvador llegara.

3.- Interludio - Primer día en casa

 

Pero Miguel no oyó el despertador. Al día siguiente Miguel se despertó para encontrar a su tía que le estaba haciendo una mamada. Ya ni le sorprendió. Solo se relajó y se dejó hacer. Dios! Su tía la chupaba como una diosa. Pensó que un día no iba a dejar a su tía comer nada. Solo las mamadas que le hiciera. Todo el día mamadas.

Como otras veces cuando acabo su tía le mostró su boca llena de semen esperando órdenes. “Trágatelo” y casi no había acabado la palabra que su tía ya se lo había tragado.

“Buenos días sobrino. ¿Has dormido bien?”

“De maravilla.” contestó desperezándose “Uno duerme muy bien justo después de follarse una zorra de primera como tú, tía” Miguel se fijó que su tía se había vuelto a arreglarse y se había cambiado. Se había despertado antes para prepararse. Miro el reloj. La mamada se la había hecho justo a la hora que debía despertarse.

Bajaron y Miguel se encontró con el desayuno hecho. Normalmente se lo hacía Salvador y la verdad es que todo tenía buena pinta. “Gracias tía. Pero ahora tienes que irte. Salvador vendrá en cualquier momento y no sé cómo explicarle que mi tía está en casa vestida como una puta”

“Lo entiendo. ¿Vendrás a donde vivo desde el instituto?” “Claro” le contesto. Y su tía se fue con una sonrisa. Era pronto. Miguel esperaba que nadie la viera pasar vestida así.

Llegó Salvador. Era un chicano inmenso y con pinta de peligroso que recordaba a Danny Trejo. Pero por contra, con Miguel, siempre había sido una persona servicial y profesional. Aunque tenía llave siempre llamaba. Se le vio sorprendido de encontrar a Miguel ya desayunando. “Mi tía. Ha querido darme una sorpresa en agradecimiento” Dijo Miguel.

Salvador se mantuvo callado por un momento. Como sopesando la situación. “Entiendo. Y seguro que cocina mucho mejor que yo. Si la Sra.. Linda va a prepararle el desayuno a mi no me importa esperar fuera en el coche hasta que salga”

Eso facilitaría mucho las cosas. Pensó Miguel. “Me parece bien. Por cierto. Tengo varias tareas para ti hoy. Necesito un disco duro. De varios Teras. Y quiero que contrates a un albañil para que una ambas casas por la bodega.” “Sin problemas. Conozco a alguien que lo hará hoy mismo” “La otra es más… delicada. Ayer alguien le… falto el respeto a mi tía” metiéndole la polla en la boca, se recordó Miguel “Un repartidor.” Le paso la foto a Salvador. “Hoy espero que vuelva. ¿Podrás recibirlo y asustarlo un poco? No te pido que hagas nada ilegal. Eres capaz de amedrentar a cualquiera. Solo asegúrate que entienda que no es bien recibido por aquí. ¿Algún problema?” “Ninguno. Mi trabajo es protegerle a usted y a su familia. Y su tía es parte de su familia” Miguel dudo un momento. “Me alegra que lo digas. Recuerda que a mi tía la tienes que tratar con respeto” “Señor. No se me ocurrirá tratarla de ninguna otra forma sin su permiso”

Salvador llevó a Miguel al instituto. Este aprovechó para explicarle a su tía por el móvil que Salvador recibiría al repartidor. Y que se encerrara en su habitación mientras Salvador y el albañil estuviera en casa para evitar tentaciones.

El día en el instituto transcurrió tranquilo. Aprovecho alguna vez para conectarse a las cámaras de su tía. Su propio canal porno. Aunque Miguel era un cabrón también era un joven responsable. Por un momento pensó en pedirle a su tía que se masturbara para la cámara, un espectáculo privado, pero no, ahora tenía que concentrarse en sus estudios.

Salvador volvió a llevarle de vuelta. Le informo que la puerta se había colocado y que el repartidor no volvería a ser un problema. No habían visto a la Sra. Linda que se había encerrado en su cuarto. Seguramente descansando.

Miguel llego a casa de su tía y abrió la puerta. Se la encontró como esperaba. En la entrada, de rodillas y dispuesta. Sonrió, ni saludó, se acercó a su tía, se sacó la polla y se la metió hasta el fondo. Hoy le apetecía follarle la boca y así lo hizo. Al principio le cogió la cabeza pero se percató que no hacía falta. Su tía aguantaba la posición sin importar cuán profunda le metiera la polla. De todas formas se la sujeto solo porque le gustaba más así. Esta vez, cuando estuvo a punto de correrse sacó la polla y se corrió en toda la cara, abundantemente, una y otra vez, Con su tía manteniendo la posición impertérrita. Ni siquiera parecía sorprendida aunque Miguel no le había avisado.

Cuando acabó fue Linda la que hablo. “Hola sobrino. ¿Has tenido un buen día?” con toda la cara chorreando semen. “Y mejora cada vez que entro en esta casa” le contestó.

“Como quieras” y se levantó. Momento que aprovechó Miguel para meterle los dedos en el coño con la colaboración instintiva de su tía que separó las piernas. Esta vez Linda iba con unas bragas con aberturas y fue fácil. Volvió a constar que su tía estaba mojada. Le enseñó los dedos húmedos y su tía casi se rió. “Si. Tu tía es una puta salida. Hazme lo que sea y me harás disfrutar. No le des más vueltas. Yo ya no lo hago. Tú tienes una esclava complaciente y a mí me encanta que me uses. Los dos salimos ganando”

Desde luego que no le daba vueltas… pero tenía muchos videos que ver y post que leer. Le intrigaba averiguar cómo su tía había acabado así de perfecta.

“Me voy a casa. Luego vendré a cenar.” “Como quieras, sobrino”

Uso la nueva puerta. Sin problemas. Encontró el nuevo disco y lo instalo sin problemas. Ahora pondría a bajar todo a su disco. Esperaba que fuera suficiente. Dio un vistazo a las grabaciones de los videos para asegurarse que no había habido incidencias con su tía. Vio como llegaba el repartidor y como Salvador lo recibía… con un potente puñetazo en el estómago. Miguel se sorprendió. No esperaba que Salvador fuera a ser tan violento directamente. Cuando el repartidor se dobló Salvador le puso una bolsa en la cabeza y empezó a asfixiarlo. ¿Lo iba a matar? ¿Qué había hecho? Pero no. Después de un rato cuando parecía que lo iba a asfixiar Salvador soltó la bolsa. El hombre acabó de rodillas buscando desesperadamente aire. Pero Salvador sacó una pistola y se la metió en la boca. Le susurro algo al oído y el repartidor solo asentía como podía con la boca llena de hierro. Luego con toda tranquilidad Salvador se levantó y esperó a que el repartidor recuperara las fuerzas y saliera corriendo como alma que lleva el diablo.

Miguel se sorprendió mucho. Esperaba más unas amenazas que con la pinta de Salvador hubieran sido más que suficientes. No esa escena a lo Quentin Tarantino. No sabía si alegrarse de tener a alguien así o preocuparse. Siempre había sido leal y discreto. Pese a su pinta nunca le había visto comportarse de forma tan violenta.

Es algo que le daría vueltas más adelante. De momento puso a bajar varios cientos de ficheros. Posiblemente dejándolo descargando sin parar tardaría como dos días en bajar tanto material.

Hizo sus tareas. Casi se planteaba que visitar después a su tía era como un premio por ser tan responsable. Un premio estupendo.

4.- Capítulo IV: Primeros días de clase

 

Y paso a ver el primer fichero que había descargado. En orden. Iba después del que había visto el día anterior. Tendría que ir saltando los videos o tardaría los dos años que se tardaron en grabar si los viera todos. ‘Primer día de clase’ decía.

Por la fecha solo habían pasado doce horas desde la violación inicial de su tía. Seguía desnuda y con un collar de perro al cuello sujeta a un poste. Estaba en mitad de un patio interior de una hacienda. Se vea gente moverse por allí. Con bastante mala catadura, algunos con armas, llevando a cabo sus tareas. La cámara parecía fija esta vez y se escuchó a un hombre fuera de plano.

“Hola. Soy el profesor. Así me llaman aquí” oyó decir a alguien con un acento difícil de discernir. Pero no parecía mejicano. “Voy a ponerte al corriente. Mi trabajo es doblegar a mujeres como tu hasta romperlas y convertirlas en esclavas sexuales. Bueno… No exactamente como tú. Pero lo ha ordenado el jefe. Él sabrá por qué.”

Linda intentaba taparse como podía su desnudez. Sus michelines eran aparentes. Y aún se veían los efectos de su fiesta de bienvenida del día anterior. Se la veía demacrada aunque, ya que no tenía ojeras, la debían de haber dejado dormir. Pero no le habían dejado ducharse. La tierra del suelo se había mezclado con todo el semen y sudor que había cubierto su cuerpo. Parecía que se hubiera pegado una semana en el desierto desnuda.

“Por favor… déjeme ir. Se lo supl…” Un bofetón la callo. “Bueno… ya iras aprendiendo a ver cuando tienes que hablar y que tienes que decir. Lo primero que vamos a hacer es trabajar tus inhibiciones. De momento deja de cubrirte las tetas.”

Linda se negó a hacerlo. Se hizo un ovillo y se negó a obedecer. El profesor dio un chasquido con los dedos y tres hombres se acercaron. Sin mediar palabra dos de ellos la cogieron por los brazos y el tercero empezó a azotarle las tetas con un cinturón. Linda gritaba de dolor los tres golpes que le dieron. Y la soltaron sin decir nada.

“Espero que aprendas pronto. Si no haces lo que te digo te pasaran cosas peores que si me obedeces. Créeme. Cuanto antes te rompas y aceptes lo que te ha tocado vivir menos sufrías. Hay algunas que hasta me han dado las gracias después. Son muy felices con su nueva situación. Así que… deja de taparte las tetas”

Linda negó con la cabeza asustada otra vez. El profesor hizo un gesto con la cabeza y los hombres repitieron el castigo. Esta vez no fueron tres sino seis. Y desde luego que no se frenaba.

“Destápate…. las… tetas…” repitió el profesor. Y Linda. Muy lentamente apartó sus brazos de sus doloridas tetas.

“¿Ves tontita? Lo has terminado haciendo pero te has llevado nueve azotes por esa tontería de resistirse, por tener vergüenza. Si hubieras obedecido desde el principio te lo habrías ahorrado”

“ya… ya he obedeci…” iba a implorar si ya se podía marchar pero otro bofetón le cortó en seco. “No hables. Hoy no. Hoy solo vas a usar esa boca para chupar pollas” Linda abrió los ojos asqueada. El profesor hizo una señal y un hombre se acercó. Por la cara de Linda olía falta. Parecía un indigente. “Si hablas, castigo. Si desobedeces, castigo” El hombre se puso delante de ella y se sacó un maloliente miembro. Linda empezó a negar con la cabeza y a recular. Enseguida dos hombres la cogieron por los tobillos y tiraron de ella hasta quedar boca abajo. Con la correa al máximo casi ahogándola. Y el tercero empezó a azotarle con el cinturón el trasero. Otra vez media docena de golpes. Tan pronto acabaron la soltaron. Se veía que no era la primera vez que lo hacían.

“Hazle una mamada” le dijo el profesor. Linda no podía ni sentarse ahora. Tenía que estar de rodillas pero no se decidía aún. Tenía miedo pero esa polla parecía asquerosa. Ahora que estaba de rodillas su coño estaba a la vista de todos. Hizo ademán de taparse su matojo de pelo del pubis de forma instintiva pero reaccionó a tiempo y se paró. Linda pudo ver una leve sonrisa en el profesor. Este levantó los dedos y sin decir nada alzó tres dedos, que luego fueron dos… luego uno… y luego ninguno. Linda no consiguió la fuerza de voluntad para meterse esa asquerosidad en la boca. Sin previo aviso el profesor sacó un taser eléctrico de mano, golpeó con él a Linda en el coño y la corriente de voltios la hizo convulsionar. Fue atroz para Linda. Cuando se recuperó volvió a ver al profesor, con el taser en una mano haciendo otra vez la cuenta atrás. Linda tomó aire y se metió la polla en la boca… y allí se quedó. Después de unos segundos el profesor hablo “No, no… no solo metértela en la boca. Vas a tener que hacerle una mamada. El no va a hacer nada.” Linda seguía sin arrancarse a chupársela, solo manteniéndola en la boca. Noto como el profesor hacía una señal y el hombre del cinturón se preparó para volver a azotarla. Linda hizo un gesto con la mano de pararlo, cerró los ojos y empezó a chupar. Torpemente. Aguantando las arcadas, con su poca experiencia, pero al final el indigente tuvo su premio y terminó corriéndose en su boca. Tan pronto como se corrió Linda escupió el semen. Inmediatamente otra descarga la hizo convulsionar.

Miguel vio que apareció un 1 sobreimpreso en la esquina superior del video.

Cuando se recuperó aún con los músculos doloridos por los espasmos pregunto “¿Por qué? Lo he hecho. He obedecido” “Para que aprendas a que cuando se corran en tu boca preguntes qué hacer con la leche. Para hoy vas a tener que tragarte todas las corridas”

“¿To… todas?” “Si. Hoy solo haremos eso. Vas a estar todo el día comiendo pollas.” Y varios hombres más se pusieron en línea delante de ella. “¿Pero… Aquí? Delante de…” y otra bofetada la calló.

El profesor volvió a levantar los tres dedos y antes de llegar a cero Linda ya estaba comiéndose otra polla. Y luego otra… y otra… Y con cada polla el marcador sobreimpreso de la pantalla aumentaba en uno. Los hombres de la hacienda iban apareciendo así como ella estaba disponible. No pasaba ni un minuto entre que uno se corrió y otro se preparaba. Y tragándose cada una de ellas.

El video solo duraba una hora pero empezaba a ser repetitivo. Miguel lo avanzó y encontró además que el propio video tenía también una zona acelerada. Cuando Miguel llegó a ella se veía como estaban pasando a cámara rápida todas las mamadas que iba haciendo. Y el marcador como loco subía. 20, 21, 22. . . En un momento dado el video volvió a velocidad normal. Linda se quejaba que no podía seguir, que tenía la mandíbula desencajada. Algo de persuasión después volvía al trabajo. Cuatro o cinco veces más sufrió el correctivo. 40, 41… 60… 70… Miguel fue directamente al final. 91 mamadas hizo su tía ese día. En el visionado rápido no vio que le hicieran ningún “refuerzo negativo” más.

“Mañana seguiremos con los polvos” dijo el profesor y el video acabó. No es de extrañar que mi tía sea buena mamándola, pensó Miguel. En esto dos años habrá hecho miles y miles de mamadas.

Miguel pillo el siguiente video. Esta vez el profesor traía una cesta. Su tía volvía a estar atada al mismo poste pero esta vez la habían lavado. Seguía desnuda delante de todos. Habían puesto una silla al lado de ella. Cuando llegó el profesor se estaba tapando los pechos pero en cuando llegó se vio que Linda recordó algo y enseguida dejó sus pechos al aire.

“Bien bien… vas aprendiendo. Y rápido. Hoy vas a quitarte la vergüenza de coger con cualquiera”

“¿Coger? Sexo con…” y cuando vio que el profesor levantaba la mano se calló de golpe. Hubo unos segundos de silencio y Linda empezó a olfatear el aire. Olía a comida. Salía de la cesta. “No… “ Linda miro con miedo al profesor para ver si podía hablar. “No he comido nada desde…” “Desde hace dos días. Lo sé. Hoy toca ver como reaccionas al refuerzo positivo” Le enseñó las viandas que traía en la cesta. Mientras, un hombre se había sentado ya en la silla junto a ella y se había sacado ya el miembro. Linda miraba hambrienta la comida. El profesor señaló al hombre. “Chupar, coger, corrida, comida. Es así de sencillo. Esta en tu mano comer… o en tu coño más bien”

Linda miro desesperada al hombre. En los dos últimos días solo había bebido semen. Que aunque tiene bastante agua aun la mantenía sedienta. Y algo de agua en la ducha que le habían dado hace poco. Pero no había comido nada en dos días. La pura desesperación la empujo. Sin importarle los espectadores, ni su propia degradación tomó la polla del hombre y empezó a chupársela. Tan pronto la noto dura ella misma se sentó encima, se la metió en el coño y empezó a cabalgar a ese hombre que la miraba divertido, con aires de superioridad y de desprecio. Linda incluso le puso ganas. En cuando se corriera, antes comería, pensó. El hombre no hizo ningún esfuerzo por frenarse así que en unos minutos Linda puso sentir una corrida en su coño. Por un momento Linda se vino abajo cuando noto esa corrida. Se había degradado por una comida. Era patética. Se levantó mientras notaba ese semen resbalarse de su coño y miró implorante al profesor y a la cesta. Este sonrió. La abrió, cortó un trozo de embutido y se lo dio. Linda miró el trozo con desesperación, no se había degradado por una comida, sino por un solo trozo. Aun así se lo comió ávido.

Un 1 apareció en la esquina del video.

Linda noto otro hombre sentarse a su lado. Ya listo. “Chupar, coger, corrida, comer. Es muy sencillo. Y solo comerás lo que te ganes. Si te coges a 10, 10 trozos. Si te coges a 100, 100 trozos. Tu misma”

Miguel vio un atisbo de rabia en su tía. Incluso apretó los dientes. Se giró y volvió a chupar con ansia la polla del siguiente. Tan pronto estaba dura se sentó encima. Y tan pronto se corrió se levantó y espero su premio. Así una y otra vez el marcador iba subiendo. Miguel volvió a adelantar el video. Otra vez se encontró con un trozo acelerado donde los números subían a toda velocidad, mientras su tía se follaba hombre tras hombre. Al final del video el marcado era de 88.

A fuerza de repetir cosas así le quitas toda la vergüenza, supuso Miguel. Y si no le avergüenza lo que hace es más fácil conseguir que lo haga.

Dejo descargándose el resto de los videos y fue ya a casa de su tía.

5.- Interludio - Un día cualquiera

 

Cuando entró su tía le esperaba como siempre. En su postura de sumisión. “Hola tía. Sígueme. Me apetece tu coño pero estoy cansado y no pienso hacer nada. Así que te pondrás encima” y se sentó en el sofá

A Miguel le sorprendió que su tía no le siguiera sino que subió arriba. Enseguida bajo con una cadena enganchada a sus pezones. Cuando llegó delante de su sobrino y lo vio con cara extrañado ella misma se paró a pensar porque le había salido ese instinto. “Para… creo que es para que me marques el ritmo”

“Eres perfecta” le dijo su sobrino y Linda se puso a quitarle los pantalones, los slips y a chuparle la polla aunque poco trabajo hacía falta. Ya la tenía medio erecta de ver sus videos. En cuando la tuvo dura su tía se sentó sobre él, se metió la polla y empezó a subir y bajar. Miguel aprovechó el consejo y pillo la cadena para aumentar el ritmo. No es que hiciera falta pero como otras cosas, saber que podía hacerlo le excitaba. Su tía obedeció y empezó a moverse más rápido. Miguel le azotaba el trasero a dos por tres o tiraba de la cadena solo por ver cómo se estiraban los pezones. En una de estas lo hizo con más fuerza hasta que tuvo los labios de su tía a tiro para besarlos. Otra vez empezó a oír la cacofonía de ruidos que hacía su tía cuando se excitaba. “¿Puedo?” volvió a preguntarle su tía. “Puedes. No hace falta que me lo vuelvas a preguntar. Me encanta ver que te corres. Es como si gritaras que eres una zorra salida” “Siiii.” grito Linda “Tu tía es un pedazo de puta que disfruta mucho con la polla de su sobrino. Sisisisi” y las caderas de Linda empezaron a moverse más frenéticamente. “Úsame, úsame todo lo que quieras, hazme lo que te dé la gana sisisisis” Y otra vez Miguel sintió las paredes de la vagina de su tía contraerse alrededor de su polla con cada orgasmo. Miguel esta vez acabó antes de que su tía llegará al segundo pero esta no se quejo lo más mínimo.

Acabado de disfrutar de su tía y pasaron a la cena. Aquí también le dijo a su tía que quería que siempre se sentara con él a cenar. Charlaron de cosas como si fueran una familia normal. Como le iba el instituto, que tal con las chicas, los amigos… en algún momento la conversación volvió a girar en torno a los dos años perdidos. “¿Y no tienes deseo de revertir lo que te paso? No es que fuera a ayudarte, que no” se mofo Miguel “Pero me sorprende un poco lo bien que lo aceptas saben que, de alguna forma, te lo han impuesto” “No. para nada. Recuerdo como era yo hace dos años. Para mí fue la semana pasada. Recuerdo lo que se suponía que tenía que sentir si hiciera lo que hago. Sé que no debería excitarme que me tiren de los pezones, los azotes, que me uses a tu antojo… pero la verdad es que sé cómo me siento. Y me siento bien. Me siento feliz de hacerlo. No tengo recuerdos de orgasmos como los que he tenido estos dos días. Lo feliz que me siento cuando te obedezco o cuando te veo disfrutar conmigo. Nunca antes me había sentido tan bien. Si esto es falso, si esto es impuesto… no quiero perderlo. Ya sabes lo que dicen. Si te gustan las salchichas no averigües cómo se hacen. Y yo  he descubierto que me gustan mucho las salchichas” le dijo picarona.

Miguel seguía encantado. “¿No eras feliz antes?” “No mucho. Seguía soltera a los treinta y tantos. Las casas de acogida hicieron que fuera muy retraída y no conseguía congeniar. Ni con tu madre. A veces creo que me odiaba. No sé por qué. Pero ella era mucho más guapa y aunque su carácter era un poco…” “Puedes decirlo. Era una cabrona sin empatía que conseguía lo que quería sin importarle nada. Lo sé. Sé que he salido a ella” Linda asintió. “Bueno. Que antes nadie se fijaba en mí. Fíjate. He vuelto de dos años secuestrada y solo a ti te ha importado. Ni amigas tenía antes del secuestro. Me engañaba pero mi vida antes del secuestro era una mierda”

“Bueno. La cena riquísima. Y ahora uno para el camino antes de que me vaya a casa”

“¿Cómo lo quieres?” preguntó Linda “¿Cómo quieres usar a la puta de tu tía?”

“¿Te gustan las salchichas?” Se mofó Miguel. “Empieza chupándome la mía para ponerme a tono”. En cuando estuvo listo Miguel disfruto del culo de su tía mientras ella usaba un dildo en su coño y chupaba otro dildo sujeto al suelo con una ventosa. El dildo del coño era de buen tamaño y Miguel podía sentir como su polla se disputaba el espacio dentro de su tía con el otro dildo. Y podía sentir que Linda no se frenaba. Se meten bien y con ganas ese dildo en el coño e igualmente el de la boca. Como si fuera pollas de verdad. Y otra vez Linda tuvo uno de sus orgasmos.

“Bufff…La verdad es que me encantaría que hubieran sido dos pollas de verdad. De verdad que quiero un día que te follemos entre tres”

“Lo que quieras, sobrino” le dijo Linda pero Miguel vio esa sonrisa falsa que ya sabía identificar. Como fuera, Miguel sabría que, le gustase o no, lo haría.

Se despidió como uno de esos besos apasionados con sus pechos y su pierna refrotándose contra su sobrino, con la lengua hasta el fondo. “¿Siempre te despiertas a la misma hora?” le preguntó Linda. “Entre semana siempre a las 7:30”. Y ahora sí vio una sonrisa verdadera en la cara de su tía.

6 .- Capítulo VI:- Otro día cualquiera

 

Nuevo día. Nueva mamada para despertar. Y todas las mamadas que hacía su tía eran espectaculares. Esta vez le dijo a su tía que le ahora que las casas estaban unidas mejor le esperase en la casa de él cuando volviera.

Salvador Lo esperaba fuera. Como lo acordado. Miguel aún no sabía qué pensar sobre lo del repartidor.

En el instituto de vez en cuando comprobó cómo estaba su tía a través de las cámaras con el móvil. Aunque seguía con su rutina de ejercicios y entrenamientos la mayor parte del tiempo estaba sentada, sin hacer nada. Ni siquiera encendía la televisión.

Cuando llego a casa se encontró a su tía como esperaba. Tras dejar la mochila de los libros en el suelo, sin decir nada, cogió por el pelo a su tía e hizo que se sentara en el suelo, apoyada en la pared. Su tía con total docilidad se dejó llevar. Miguel quería volver a follarle la boca pero esta vez incluso más a saco. Se sacó la polla, se la metió en la boca y empezó a empujar con fuerza. Golpeando una y otra vez la nariz de su tía con su vientre, sus pelotas contra su barbilla cada vez que se la metía hasta la garganta. Y su tía aguantando como una profesional, inmovilizada contra la pared. Aún mejor. Miguel dudaba que muchas mujeres pudieran aguantar lo que su tía estaba aguantando. Al final Miguel empujo a fondo, se quedó allí aparcado y su polla empezó a tener espasmos escupiendo una y otra vez su semen directo a su garganta. A su tía le debía de estar faltando el aire pero apenas un leve movimiento nervioso la delató.

Al final le dejó aire a su tía sacándole el miembro. Miguel fue a meterse la polla pero en seguida fue su tía la que, diligentemente, se la volvió a meter en los pantalones y le abrocho.

“¿Quieres que me quede, vuelvo a casa y te espero para cenar. . . ?”

“Vete a casa. Iré después. Primero mis tareas. ¿Eh, tía? Y luego la diversión” y la acercó cogiéndola por el culo para darle un beso de despedida, de esos pasionales que se le daban tan bien a su tía.

“Tu tía te estará esperando como siempre, sobrino. A tu disposición” le contestó sonriente. Y se volvió a su casa.

Primero sus tareas. Luego vio como iban las descargas. Casi 24 horas y solo llevaba el 40%. Podía estar años viendo videos y nunca los vería todos. Esta vez entró en los foros a ver más detalladamente los post. Solo podía entrar en el de la cerdita, cómo habían llamado a su tía. Se puso uno de los primeros videos al azar. Era de pocos días después de empezar el ‘entrenamiento’. Su tía seguía en la hacienda, seguía desnuda pero ya no estaba atada. Alguien la seguía con una cámara. Por lo que pudo entender La hacienda estaba cerrada. No podría escaparse. Y no le daban de comer ni de beber. Cuando quería algo tenía que pedírselo a alguno de los hombres del lugar que, obviamente, le pedía algún servicio a cambio. Siempre a la vista de todos y siempre le daban solo menudencias. Lo suficiente para no matarla de hambre y que siguiera pidiendo más.

Fue entrando por los foros saltando de post en post. En uno ponía ‘Goles’. Entró a verlo. Era un desglose mes por mes de cuantas veces le habían dado por la boca, el culo y el coño en los dos años. Fue al último de todos. Los valores acumulados eran de más de 1.800 en cada una de las categorías. En solo dos años. Por término medio salía 7 veces al día todos los días. Pero los dos primeros meses fueron los más numerosos. Con más de 400 en cada categoría. Bueno… los dos primeros días ya hizo casi 100 mamadas y 100 polvos. Con el tiempo, los primeros meses fue bajando y se estabilizaba a partir del séptimo mes con unos 6 polvos, mamadas o enculadas al día. Miguel supuso que habría días que no le tocaría servir a nadie por otros que estaría todo el día abierta de piernas.

En el video un hombre estaba ‘dejándose follar’ por su tía, él sentado, mientras sostenía una piruleta en la mano que su tía miraba con ansia.

Los post había peticiones de lo más variadas. Su tía había hecho de todo. Lesbianismo por supuesto. Zoofilia. Lluvia dorada, orgias interraciales, gangbangs, exhibicionismo, prostitución, tercera edad… todo a petición de los suscriptores. Incluido sesiones de tortura varias. Los hombres que habían ganado la porra trimestral contaban maravillas de lo complaciente que era, de sus mamadas. Uno la había dado como premio al equipo juvenil de fútbol de su hijo por haber ganado el campeonato. El otro se vanagloriaba que la dejó atada todo el fin de semana a una mesa y que solo se dedico a sodomizarla una y otra vez. Sin intercambiar en todo el fin de semana una sola palabra. Pero la mayoría contaban la maravillosa experiencia de tener una mezcla de novia y actriz porno. Un encanto y una puta a la vez. Miguel se preguntaba cómo podían sacarla de casa esos hombres sin que ella acabara arrastrada a algún servicio en una discoteca para ser follada en fila por una manada de hombres rabiosos y ella incapaz de negarse. Hasta que vio una referencia al anillo. Por lo que vio Miguel su tía estaba adoctrinada de forma que podía ser asignada a un solo amo que se identificaba con un anillo. Mierda. Pensó Miguel. Cómo le gustaría tener ese anillo.

¿Pero por qué su tía había acabado en ese almacén comatosa? Miguel empezó a buscar por el foro y terminó encontrado la razón. Hasta a él le parecía deleznable. Los juguetes hay que mantenerlos bien para disfrutarlos, pensaba. La web propuso a los subscriptores votar para que uno de los juguetes fuera ‘retirado’ a base de polvos. Era un eufemismo para decir que la idea era matarla a base de sexo sin parar. El resto de los juguetes tenían más subscriptores y estaban más buenas que su tía, que ya es decir. Los suscriptores de Linda hacían hincapié en que ninguna tenía los niveles de sumisión de Linda o su encanto. Que todas las demás eran más artificiales. Que Linda era decididamente la esclava más auténtica de todas. Algún suscriptor que había estado con algún otro de los juguetes hacía hincapié que siempre le había notado la sumisión algo forzada en las otras pero que en Linda era totalmente natural. Pero los números mandaron.

Miguel busco los videos. Eran los últimos en bajar pero cambió la prioridad para que fueran los primeros. Eran 20 videos como a dos horas cada uno. ¿40 horas? Según las fechas eran dos días consecutivos. Y la fecha era de dos días antes de que encontraran a su tía en el almacén.

A Miguel se le retorció algo dentro. Por muy cabrón que fuera nunca se le ocurriría hacerle algo terriblemente permanente a una mujer, menos aún matarla. Los juguetes hay que mantenerlos enteros y limpios, sin roturas, para poder seguir jugando con ellos siempre. Panda de tarados.

En el video su tía se la estaba chupando a alguien por un vaso con apenas un dedo de agua.

Hora de cenar. Paso a la casa de su tía que le recibió como siempre. Esta vez Miguel no se aprovechó de la sumisión de su tía. A la mesa su tía espero a que su sobrino le dijera si suelo o silla y este le indico que se sentara. Otra vez una charla que podía parecer la típica charla de familia si no fuera por el sujetador de media copa que era lo único que llevaba en la parte superior del cuerpo, que apenas cubría las tetas de Linda y que no ocultaban sus permanentes piercings.

Linda parecía genuinamente interesada en las cosas de su hijo. Este le habló de sus dos mejores amigos. Y por un momento Miguel se paró a pensar Cómo me gustaría que entre los tres te folláramos. Tengo que pensar cómo hacerlo o si puedo fiarme que serán discretos…” Su tía no le contesto y solo tenía esa falsa sonrisa. “¿Pero y tú? Te he visto por las cámaras y tienes que aburrirte mucho”

“La verdad es que si pero… no sé qué hacer. No es que no pueda salir. Es que no quiero. Siento que tengo que estar en casa siempre disponible. Y luego me preocupa que si estoy haciendo algo no te oiga llegar y eso… me aterra. Me dan otra vez ataques de ansiedad. Me calma arreglarme y hacer ejercicio.”

“Hum…. Lo de salir también tengo que pensar cómo pero lo haremos. Pero en casa no hay problema si lees, ves la televisión, usas el ordenador… No te preocupes. Te dejo que lo hagas. Mientras estoy en clase”

Y ahora la sonrisa sí que era sincera.

Cena acabada y se fueron al dormitorio. Esta vez Miguel ató a su tía al cruzado en la cama, de tal forma que su cabeza quedó colgada hacia atrás. No tuvo ni que explicarle por qué lo hacía. Tan pronto estuvo en posición su tía echó la cabeza hacia atrás y abrió la boca. Miguel se desnudó, se puso en posición y le metió la polla por la boca a su tía. En esa postura la podía meter incluso más a fondo. Hoy había decidido probar la resistencia de la garganta de su tía y otra vez empezó a follársela sin freno. Esta vez eran sus pelotas las que una y otra vez golpeaban contra la nariz de su tía. Miguel veía la garganta de su tía expandirse y contraerse cada vez que entraba y salía. Solo porque podía empezó a darle fuertes palmadas en el pubis a su tía que daba respingos. Miguel pasó a meterle dos dedos en el coño a su tía que volvió a sentir húmedo y a modo de ganchos los usó para ayudarse a empujar con más fuerza. Sin problemas. Los límites de su tía seguían sorprendiéndole. Como un rato antes Miguel volvió a correrse directamente en la garganta de su tía tomándose su tiempo.

Ya satisfecho soltó a su tía. “¿Pero es que no tienes límites? ¿Hasta donde puedes tragar?” “No lo sé” Miguel miró alrededor buscando uno de los últimos juguetes. Era un dildo doble de goma de un metro de largo. Lo cogió y se lo pasó a su tía. “¿Crees que puedes con esto?” Linda lo miro. “Mi antigua yo te diría que imposible. Pero ya no me sorprende nada”

Linda tomó aire y empezó a meterse el dildo por la boca. Palmo a palmo. Como medio metro desapareció dentro de su boca sin ningún problema. Y no solo eso. Cuando llegó al final allí lo dejo. Y espero… y espero… Miguel dudo un momento, fue a sus pantalones a por el móvil y empezó a cronometrar…

Unos siete minutos aguantó su tía antes de faltarle el aire y sacar el dildo a toda velocidad. Con razón ni se inmutaba cuando su sobrino se la follaba por la garganta. “Soy una caja de sorpresas.” Dijo Linda “Una caja de sorpresas sin fondo por lo visto. Si cuando te corras en mi garganta quieres quedarte un rato descansando no hay problema” La forma física de su tía era impresionante. Y ahora Miguel deseaba ver como su tía se tragaba una polla de verdad, una inmensa de negro, de más de 30cm, Miguel estaba bien dotado pero seguramente solo sería un poco más grande que la media.

“Métetelo ahora por el culo” Su tía en un instante ya se lo estaba metiendo por el culo y otra vez hasta medio metro desapareció. Miguel saltó como un resorte, cogió a su tía por el cuello y la tumbó en la cama, saltó sobre ella y empezó a follarle el coño. “Fóllate el culo con ese dildo mientras te follo el coño, tía” Subió las piernas de su tía hacia sus hombros y desde esa posición, con las manos sobre sus pechos, estrujándolos sin respeto, empezó follársela mientras notaba como su tía iba metiéndose y sacándose ese largo dildo el culo. “Pero qué puta eres tía.” le decía mientras maltrataba sus tetas, le estiraba de los pezones o la abofeteaba. “Si que lo soy. Seré toda lo puta que quieras, sobrino. Todo lo que quieras, todo lo que me pidas, lo haré. Úsame. Es lo que quiero. Sentirme usada, deseada, sentir que un hombre disfruta conmigo. Eso me vuelve locaaaa” Poco a poco las palabras de su tía habían ido en aumento anunciando más orgasmos. Su sensibilidad era impresionante. Miguel seguía foliándosela mientras ella misma se sodomizaba y volvieron a terminar corriéndose a la vez.

Otra despedida, otro beso apasionado.

7.- Capítulo VII: A cada cerdita le llega su San Martín

 

Y otra mamada espectacular al despertarse. El desayuno preparado. Salvador esperando fuera y al instituto.

Llegó la hora del descanso en el instituto a media mañana cuando recibió un mensaje de su tía. ‘He encontrado algo que ver en la televisión, Estoy en el salón. ’ Y un emoticono de guiño.

Miguel se metió en el baño, se puso los auriculares y conectar con la cámara de su tía. Estaba en el sofá, piernas abiertas, un dildo metido en el coño y los dedos en el clítoris. En la televisión una escena de BDSM. Miguel lo calificaría de relativamente light. Su tía alternaba mirar la pantalla con mirar la cámara. Parece que había encontrado una de las cámaras ocultas. Se estaba masturbando para él. Miguel no desaprovecho, se sacó la polla y empezó a masturbarse. Los gemidos de placer de su tía le estaban poniendo a cien. Su tía se saco el dildo del coño y con facilidad, pese al tamaño, se lo metió por el culo. Y paso ahora a follarse el coño con los dedos. Con sus gemidos en aumento hasta que saltó en un nuevo orgasmo. Cuando acabó, satisfecha, miro a la cámara y lanzó un beso. La corrida de Miguel acabó por las paredes. Como vio que no había nadie en el baño ni se molestó en limpiarlo.

Llego a casa y se encontró a su tía. Esta vez ya sentada en el suelo, espalda y cabeza apoyada contra la pared y la boca abierta. Otra vez, sin decir nada, Miguel dejó la mochila, se puso delante de su tía y cuando fue a desabrocharse los pantalones su tía ya lo estaba haciendo, todo sin decir una palabra. En cuando tuvo la polla libre empezó a follarse la garganta de su tía como el día anterior, sin freno, sabedor que para su tía eso no era ningún esfuerzo más allá de ser un acto más de degradación que no le importaba. Cuando terminó de correrse esta vez sí se tomó su tiempo, disfrutando del orgasmo que había tenido, recuperándose poco a poco, aun con la polla metida en la garganta retrocediendo lentamente satisfecha. Se apartó al fin y sin decir nada si tía procedió a meterle la polla y subirle los pantalones. Se levantó y al fin alguien dijo algo. “Si no quieres nada más te espero para cenar, como siempre”

“Si. Luego voy” y su tía se fue, vestida como una puta, solo con lencería. La última vez que la vio vestida fue el día del cine. Desde entonces solo se había puesto lencería para él.

Volvió a sus tareas y cuando acabó fue a por los videos. 80% ya. Y apenas había visto 4 videos. Decidió ver los videos del último día de su tía. ‘San Martin-Muerte a cogidas’ se llamaban. Efectivamente 20 videos de dos horas cada uno. ¿Realmente estuvieron follándose a su tía durante 40 horas? Puso el primero.

El video era del almacén donde apareció su tía. Iba vestida. Por un lado se podría decir que muy elegantemente. Una falda de tubo, una blusa, una chaqueta corta… todo de buen gusto… si no fuera que la falda era pelín corta, la blusa parecía que iba a reventar y transparentaba un sujetador de encaje muy sugerente. Los kilométricos tacones para realzar su trasero y las medias de encaje a medio muslo que, dada lo corto de la falda, se veía que estaban sujetas a un ligero. Llevaba unas gafas de pasta redondeadas y grandes que le daban aspecto de secretaria buscona y obviamente iba perfectamente peinada y maquillada.

“¿Es aquí la fiesta?” preguntó al encontrarse con los 20 hombres que al esperaban. En seguida Miguel vio que la sonrisa natural de su tía se convirtió en la falsa. “Pensaba… que era una fiesta de ejecutivos” dijo Linda. “¿Me he equivocado?”

“No, no…” le dijo uno de los hombres. Entre ellos estaba Pilón y alguno más de los que había visto al principio en los primeros videos. “La fiesta es para nosotros”

Se veía que Linda empezaba a tener un ataque de ansiedad “¿Hehechoalgomalhehechoalgomal?” repetía y enseguida se puso de rodillas en posición sumisa dispuesta a recibir cualquier castigo que mereciera. Cuando Miguel vio más vídeos vio que estos hombres solo solían follársela como castigo.

“No, no… es un premio para nosotros. Nos han concedido una fiesta contigo por un trabajo que hemos hecho. Te hemos pedido a ti. No hemos venido a castigarte. Hemos venido a disfrutar de tu cuerpo”

Linda pareció calmarse pero seguía de rodillas. “Gracias… por elegirme. ¿Solo yo?”

“¿Algún problema?” preguntó uno sardónico.

“No. Por supuesto” contestó Linda con esa sonrisa falsa. Se levantó y preguntó “¿Cómo queréis usarme?”

Los hombres se adelantaron rodeándola. “De tres en tres, por supuesto. Que somos muchos” Uno la cogió del pelo y la acerco para besarla mientras manoseaba sus pechos. Otro sin previo aviso le dio un fuerte azote en el trasero. “Este culo lo desvirgue yo” dijo orgulloso Pilón. Alguien la sujetó por los brazos y el que la besaba la cogió por la blusa y tiró con fuerza haciendo saltar los botones y descubriendo el sujetador de encaje. Sacó una navaja y lo corto haciendo que los pechos saltaran. El hombre tomó los piercing de los pezones y empezó a tirar, y tirar, y tirar. . . hasta qué Linda empezó a gritar. Enseguida otro hombre empezó a azotarle los pechos con un cinturón. “No… “ gritó Linda “Lo siento. No sé lo que hice pero no volveré a hacerlo” Su tía parecía aterrada. Obviamente no iba a disfrutar de ella. Iba a follársela como cuando la castigaban y Linda pensaba que era eso. Un castigo por alguna infracción que había hecho

El cuchillo término de rasgar las ropas hasta dejar a su tía solo con el liguero, las medias, los zapatos y los piercing. A eso se añadió unas esposas para sujetar sus manos a la espalda.

Su tía gimoteaba, imploraba, pedía misericordia. Le recordaba a cuando estos días la había visto aterrada. Pilón estaba sentado en un viejo sofá que había en el almacén, ya con la pulla dura y esperando. Llevaron a Linda hasta sentarla con la punta del glande justo en su ano. Miguel imagino que ahora su tía sería capaz de tragarse esa monstruosidad sin problemas pero en un movimiento coordinado dos hombres le barrieron los pies y otro la empujo de los hombros para que se clavarse esa polla a una velocidad bestial. Linda lanzó un grito de dolor. “Jajaja” se rio Pilón. “Aun puedo hacerle gritar” Enseguida otro hombre se metió entre las piernas de Linda y empezó a follársela. Un tercero subió al sofá y empezó a follarle la garganta. Los quejidos de Linda dejaron de escucharse pero eso no significa que no fuera un infierno. Los que quedaban libres aprovechaban para estrujarle las tetas o estirarle los pezones. El que le estaba follando el coño le azotaba el pubis, Pilón le ponía el culo rojo y el que le follaba la boca de vez en cuando la sacaba solo para poder pegarle un potente bofetón, para luego volver a metérsela por la garganta. Eran salvajes. Como una manada de perros. Linda era apenas una muñeca de trapo en sus manos.

La primera hora fue prácticamente así. Con todos los hombres tomando turnos. Siempre de tres en tres. Golpeando con fuerza en cada embestida y aderezando la violación con tortura innecesaria a cada oportunidad. En más de una ocasión el que le follaba la garganta, cuando se corría… esperaba y esperaba y hasta el último momento no la liberaba para que pudiera respirar.

Linda solo imploro durante los primeros 20 minutos. Luego, sus únicos diálogos eran los quejidos y gritos que profería. Aguantaba estoicamente su castigo por la falta que fuera.

La segunda hora, cuando ya todos la habían disfrutado al menos dos veces empezaron a usar juguetes. Si se podían llamar así. Los dildos eran inmensos. El vibrador que usaron tenía una potencia que podía taladrar muros. Le colgaron pesas de los pezones que hacía que cuando se la follaba, bamboleaban y se los estiraba. La azotaban sin parar en cualquier momento si razón, la ahogaban con sus pollas. . .

Otra vez, aunque le excitaba, eso no era lo que de verdad le gustaba a Miguel. Eso era excesivo. Tenía en mente un montón de ideas para abusar de su tía pero ninguna era tan salvaje ni peligrosa como lo que estaba viendo.

Salto de video en video viendo unos segundos de cada. Vio que los 20 hombres iniciales se fueron turnando. Se iba unos y venían otros. A momentos su tía se desmayaba y rompían cápsulas en su nariz para despertarla. En un momento dado la ataron a una banco bajo y largo y trajeron media docena de perros para que se la fueran follando… los perros tuvieron más de una ronda y incluso hicieron que le dieran por el culo. Se podía ver como esa gorda bola que tienen los perros llegaba a meterse por su ano. Incluso la ataron una cama de muelles, le pusieron una tela aislante encima con una prolongación en el centro que se asemejaba a un condón. La cama estaba electrificada. Mientras le daban descargas eléctricas siempre tenía un hombre follándosela a salvo por la tela aislante.

Hasta Miguel se le revolvió el estómago.

Fue directamente al video final. Efectivamente según la marca de video estuvieron 40 horas follándose y torturando a su tía. Otros seis hombres estaban ahora follándosela. Con la brutalidad habitual pero sin ninguna parafernalia aparte. Su tía no reaccionaba. Probaron a romper una cápsula para despejarla pero no funciono. La dejaron en el suelo y uno de ellos le tomó el pulso.

“Nada. Se acabó. 40 horas ha aguantado la zorrita. Tendremos que ver quién ha ganado la apuesta.” El video acababa con los hombres dejando a su tía tirada en el suelo como una perra muerta y hablando entre ellos sin importarle lo que acababa de hacer.

Y acabo.

Se debieron de equivocar, o de verdad que su corazón se paró por un momento y volvió a andar. Miguel no sabía si eso era posible. Pero fuera como fuere eso había salvado a su tía de una muerte cierta.

¿Estaba a salvo? Miguel empezó a preocuparse. ¿Era su tía un cabo suelto? ¿Y si volvían a por ella?

8.- Interludio - Control de riesgos

 

Así que Miguel llamó a su tía y le dijo que se vistiera como el primer día, discreta, que se iba a ir a un hotel. Luego a Salvador para lo mismo. Tres habitaciones encargó, una suite doble y otra para Salvador.

De camino al hotel Miguel explicó a su tía que se iba a quedar allí un tiempo. Que tendría que confiar en él.

A Salvador sin embargo le explico que había averiguado que le había pasado a su tía y que pudiera ser que estuviera en peligro. Quería desaparecer durante unos días mientras pensaba qué hacer. ¿Ir a la policía? ¿Donde se compra una identidad falsa para su tía? Miguel se planteaba ir a paso a paso. De momento alejarse de la casa.

Ya en el hotel Linda no sabía muy bien qué hacer. No había traído más ropa que la normal y se sentía muy incómoda con ella. En seguida se había desnudado pero se sentía… poco sexy. Aunque ahora tuviera un cuerpo de infarto.  Podía notar la preocupación de su sobrino. Entre otras cosas porque no la estaba usando ahora mismo.

“Sobrino. ¿Estás bien? ¿He hecho algo mal?” Por un momento Linda se estremeció.

“¿Qué? No, no…. Es sólo… Mira, tía. Ahora más que nunca no debes salir de aquí. ¿De acuerdo?”

“De acuerdo. Lo que tu digas… pero te veo preocupado y… nada… lo que tu digas”

Miguel dudo durante un momento. Si su tía fuera consciente del problema tal vez fuera más útil. Tendría más cuidado.

“Mira tía. Sin entrar en detalles he averiguado que te paso estos dos últimos años. Lo último fue que… intentaron matarte a polvos”

“¿Qué?” se sorprendió Linda

“Si… y te dieron por muerta. Pero tu aparición fue muy sonada. Así que seguro que saben que estás viva. Y me preocupa que quieran volver para que no les identifique o algo”

9.- Capítulo IX: Reencuentro familiar

 

Al día siguiente Miguel se saltó el instituto. Volvió a la casa con Salvador para recoger ropas y enseres que todos habían salido muy precipitados. Miguel estaba haciendo la maleta cuando Salvador entró en su habitación. “Señor. Va a recibir una videollamada que le interesa”

“¿Qué? A qué te…” y él Skype salto desde un contacto desconocido. Miguel miró extrañado a Salvador que cerraba la puerta. “Estaré abajo en el salón, señor”

Miguel estaba muy confuso. Se sentó y contesto la llamada.

Al otro lado de la video llamada se encontró a Emily, su madre, sentada. Estaba en un lugar soleado, parecía una finca, con una pamela, gafas de sol amplias, y una prenda de lino blanco que tapaba la parte superior de su cuerpo y un pequeño bikini que llevaba. Su madre seguía siendo preciosa. No parecía afectada por nada ni veía ninguna modificación como a su tía pero la verdad es que no le hacía falta.

“Hola mi pequeñin” le dijo su madre desaparecida. “supongo que te sorprenderás de verme”

Miguel estuvo callado unos segundos reponiéndose de la sorpresa. “Mama! Pues claro que me sorprende. Y me sorprende que Salvador supiera que ibas a llamarme. ¿Qué está pasando aquí?”

“Tranquilo. Entiendo tu confusión. Salvador me ha dicho que estás preocupado por que alguien pueda ir a por la debilucha de mi hermana. Quería llamarte para tranquilizarte. Eso no va a pasar… con una condición”

“¿Condición? ¿Pero a qué te refieres? No entiendo qué ha pasado aquí”

Si madre afirmaba con la cabeza mientras pensaba. “Si. Mejor te lo explico todo. Total… “

“¿Recuerdas que hace cuatro años vinimos tu padre y yo a México? No eran exactamente unas vacaciones. Tu padre venía a hacer las paces con su hermano. Que resulta era el jefe del cartel más importante de por aquí. No tiene nombre. No es uno de esos cartel de pacotilla que caen a dos por tres en las noticias y que están para tranquilizar a la población.”

Emily hizo una pausa como pensándose algo. Tenía a su hijo en frente pero al final pareció no importarle. “A mí, de siempre, me gusta que me follen bien. A mí me gusta que un hombre me fuerce, me viole, me fuerce, me use y me haga su esclava. Y tu padre era un pusilánime que parece mentira que viniera de la familia que venía. Con razón huyó a los Estados Unidos para no mancharse las manos. Era una mujer con carácter y necesitaba a alguien que me pusiera en mi sitio. Y cuando vine aquí, mira por donde, tu tío es un cabrón que de cara a tu padre todo era recibirle con los brazos abiertos pero cuando me vió, se le metió en la cabeza que tenía que follarse a la mujer de su hermano. Yo. ¿Por qué estoy buena, que lo estoy? No. Porque era la mujer de su hermano y eso le ponía cachondo. Lo que tu tío quiere, lo toma. Así que se las apañó para alejar a tu padre, me pilló a solas y me violo. Pero me violó salvajemente. Recuerdo que casi me ahoga y que me destrozo el culo”

Miguel era consciente que su polla se estaba poniendo dura.

“Pero mira que se sorprendió cuando acabó y le pregunté qué cuándo íbamos a repetir. Allí estaba yo, jadeando, dolorida, cubierta de semen, incapaz de levantarme del suelo y le pedía más. Tu tío no se lo esperaba ni lo más mínimo. Pasó de mí y se fue. Cuando aparecí arreglada y sin decirle nada a su hermano tu tío ya sabía que me tenía donde quería”

“¿Recuerdas que después empecé a viajar más por mi trabajo? Tu tío se encargó que mi empresa hiciera negocios con una suya. Así que casi todas las semanas viajaba a México. ¿A hacer negocios? No. A que tu tío me follara. A cada viaje intentaba una salvajada nueva que hacía que me sintiera como una mierda pero que lo disfrutara como tu padre nunca me había hecho disfrutar.”

“Tu padre empezó a sospechar. No era fácil tapar los moretones o explicarle por qué pasaba de follar con él. Así que en un patético arrebato de valor se encaró conmigo y yo se lo confesé todo a la cara. Tuvo el valor de decirme, no… de ordenarme, que dejara de ver a tu tío”

“Así que en el siguiente viaje a México. Unos hombres de tu tío obligaron a tu padre a acompañarme. Una vez allí tu tío puso a tu padre en su sitio. Dios. Cada vez que lo recuerdo se me moja el coño. Le explico que ese día se iba a sentar en una silla que había en la habitación. Y que como se le ocurriera levantarse haría que le partieran las piernas y lo volvieran a andar. Si decía algo le cortaría la lengua. Y que si ponía alguna queja lo haría desaparecer por pesado.”

“Tu tío me cogió, me lanzó delante de mi padre y me violo como si quisiera matarme. Me hizo gritar, me hizo todo lo que quiso. Y el cagón de tu padre, aterrorizado y amedrentado no hizo nada. Me llevaba de un lado de la habitación a otra, me azotaba, me abofeteaba, me tiraba del pelo y tu padre seguía allí con esa cara de acojonado. Me tiro sobre la cama, me ató y dejó que media docena de sus hombres más salvajes se turnaran conmigo. Y tu padre seguía sin hacer nada. Yo creo que hasta se meo. Tu tío volvió, me llevó frente a tu padre y me hizo hacerle una mamada. Cuando se corrió en mi boca me hizo besar a tu padre. Y el muy cagón se dejó. Me dejo meterle mi lengua llena del semen de su hermano en su boca”

“A partir de entonces ya no disimulaba. Cuando me iba de viaje tu padre sabía muy bien a dónde iba. Desde ese día tu padre no volvió a follarme. Nunca intentó disuadirme. Nunca hizo conato de rebelarse. Tu padre hizo lo peor que podía hacer. Ir a contarle a la DEA que podía ayudarles a capturar a tu tía. Iluso. Media DEA está en su nómina. Tu tío se cabreó bastante como te puedes imaginar”

“Por otro lado tu tío tiene muchos apetitos. Cada vez me empujaba más y más a degradarme y humillarme. Yo quería complacerlo pero hasta yo tengo limites… o tenía” Su madre le lanzó un guiño. “Así que cuando no podía evitar negarme tu tío se enfadaba y me castigaba. Y ya me costaba mucho aguantar los castigos. Pero no quería perderlo. Sabía el programa que tu tío tiene para formar auténticas esclavas. No mujeres que quieran se sumisa como yo. No era cuestión de quererlo. Era cuestión de serlo. Y no quería negarle nada a tu tío. Además había oído que muchas de esos juguetes, cuando se rompían, pasaban a vivir una vida de auténtico disfrute aceptando su condición. Era lo que yo quería. Y ya sabes que lo que yo quiero…”

“Así que le hice una oferta a tu tío. Le diría a tu padre de hacer un viaje a México los tres para que no sospechara. Para que conocieras a tu tío. Prepare el viaje para ‘equivocarme’ con las fechas y que coincidiera con tus exámenes. Y así no pudieras venir. Una vez que tu tío se cargaría al cagón de tu padre y a mí me darían por desaparecida. Deje preparado todo para que no te faltara de nada. ¿De dónde crees que venía todo nuestro dinero? De tu tío.”

No me faltó de nada menos una madre. Pensó Miguel. Pero no se engañaba. No había echado en falta nada. Había tenido una adolescencia de ensueño.

“Pero no contaba que tu tía se uniría cuando supo que había una plaza libre. No sé si sabes pero no la soporto. Es tan débil. Me da vergüenza que sea mi hermana. Tu tío quería matarla como a tu padre también pero le convencí que la metiera en el programa. Me pareció divertido. A ver como aguantaba. ¿Sabes que tiene el récord de ser el juguete que antes se ha sometido? Solo cinco meses. Yo tardé seis y quería someterme. Lo dicho. Débil.”

Miguel se preguntó, teniendo en cuenta como su tía le había dicho como prefería su presente a su pasado, si su tía hizo una huida hacia adelante, consciente o no, cuando empezó a atisbar que su vida era mejor si se rendía.

“Y tu tía volvió a los Estados Unidos. Y aquí estamos. Debo decir que yo no tenía ni idea de lo que le iban a hacer. Me entere de lo que había pasado cuando tu tío me lo ha dicho después que le llamara Salvador”

“¿Salvador? ¿Pero qué tiene que ver con esto?”

“Salvador trabaja para tu tío. Por supuesto. Por eso deje estipulado que fuera tu tutor. Sabía que podía contar con él y que nos sería un tutor coñazo para mi pequeñín”

“Vaya… no todos los días se entera uno que su tío es un jefe de un cartel”

“DEL Cartel. Más bien. Y ahora que te he puesto al corriente tengo que decirte la condición…” Su madre medio sonreía, divertida, nerviosa…

“Dime”

“A tu tío le gusta llevarme al límite. Y una de las pocas cosas que no me ha hecho hacer aun es…Resumiendo. Si quieres quedarte a tu tía como tu juguete tengo que desnudarme y masturbarme para ti. Y tú tienes que verlo”

“Vale” contestó sin atisbo de duda Miguel.

Su madre se sorprendió pero de forma divertida. Desde fuera de cámara se escuchó una risotada. “Vaya con el Chingón de tu hijo. Ni ha dudado” “Te dije que había salido a mí” contestó su madre. “No al pusilánime de tu hermano”

“¿Me estás poniendo cachondo con toda esa historia y crees que no necesito desahogarme?”

Y sin decir más su madre se levantó, se apartó de la cámara para que saliera de cuerpo entero y empezó a desnudarse. No… a desnudarse no. A hacer un striptease. sensual, sabiendo que poses poner para resaltar su esbelto cuerpo. Se quedó congelada divertida un momento cuando se percató que su hijo se había sacado la polla y empezaba a masturbarse. Pero eso no la freno. Se escuchó otra risotada fuera de plano. En cuando estuvo desnuda pillo un dildo de gran tamaño, se sentó en la silla, pasó las piernas sobre los reposabrazos abriéndose de piernas para su hijo y empezó a masturbarse con el plástico y los dedos. Sin refrenarse. Sus gemidos de placer podían oírse claramente. Tanto la madre como el hijo se corrieron a gusto en ese momento. Durante el striptease, en uno de los momentos en que su madre le mostraba claramente el pubis, Miguel vio un tatuaje que ponía ‘Propiedad de Don Pablo Montero’. Y su madre tampoco se había librado de los piercing en los pezones.

De repente alguien pillo del pelo a su madre y la lanzó hacia delante. Su madre acabó doblada, apoyada contra la mesa, la cámara mostraba en este orden su cara, sus pechos y su pubis. Alguien se puso tras su madre y se adivinan fácilmente que de un empujón le metió una polla atacándola por detrás. Su madre no opuso ninguna resistencia, sólo sonrió cachonda. El hombre empezó a follársela con ganas. Lo primero unos potentes cachetes en el trasero, le tiraba del pelo, le estrujaba las tetas, le retorcía los pezones… Y Miguel mientras tanto iba por su segunda paja. Ni una queja soltó su madre. Más bien una cacofonía de quejidos y gemidos similar a la que soltaba su tía. Al final su madre terminó corriéndose bien a gusto, antes que el que la penetraba por detrás, que aún tardó algo en terminar.

El hombre empujó desconsideradamente a un lado a su madre cuando acabó. Miguel vio a un hombre de unos 50 años pero que guardaba semejanza con su padre. Pero a diferencia de su padre exudaba un aire de ser muy peligroso. Un auténtico cabrón. “Sobrino, mi cuate. Tú y yo nos tenemos que conocer algún día. Una reunión familiar. Pero por hoy acabo el espectáculo. Disfruta de tu juguete que yo voy a follarme a tu madre”

Y se apago la videoconferencia.

Miguel tardó un momento en asimilarlo todo pero después de un momento lo tenía todo claro.

Podía quedarse con su juguete.

10.- Interludio – Salvador

 

Bueno… y muchas otras cosas. Pero podía quedarse con su tía.

Miguel se arregló y bajo al piso de abajo donde encontró a Salvador esperando.

“Así que lo sabías todo”

“Más o menos señor. Su madre me preguntaba por usted todas las semanas. Es una buena madre”

Si. Pensó Miguel. Una buena madre que está bien buena y que acaba de masturbarse y correrse delante de mí.

“¿Y sabías lo de mi tía y yo?”

“No exactamente. Pero sabía cómo era su tía. Lo de la puerta para comunicar las casas, lo del desayuno… Un escorpión no puede evitar picar y su tía no puede evitar ser lo que es”

“Sabes… hace tres años me enfrente a un profe cabrón que no hacía más que meterse conmigo por ser medio chicano. Hasta le pegué pero era un crío y él me abofeteó. Al día siguiente se rompió una pierna. Desde entonces no volvió a meterse conmigo. ¿Tuviste algo que ver?”

“Su madre estaba muy orgullosa de usted que se atreviera con alguien del tamaño de su profesor. Pero pensó que había que equilibrar la balanza. Así que le expliqué educadamente que debía respetarlo”

“Y hace un año me enfrente a dos capullos y pude con ellos. Pero me enteré que me buscaban con otros dos más para la revancha. Pero alguien les dio una paliza a los otros dos”

“No quería interferir pero cuatro contra usted no me parecía muy equilibrado. Los disuadí de su error”

Miguel miró en silencio a Salvador. “Así que has cuidado de mi todo este tiempo más de lo que imaginaba sin saberlo.”

“Es mi deber, señor. Los hombres del Don Pablo somos leales y profesionales”

“Entiendo” Miguel tomó el teléfono y llamó al hotel sin dejar de mirar a Salvador que seguía impertérrito. “¿Tía? Hola. Mira ya te lo explicare que no es cosa de hablarlo por teléfono. Pero ya se ha arreglado todo. Mañana te lo explico”

“¿Qué por qué mañana? Ahora te lo explico. Salvador va a ir a recogerte y te llevara a casa. Me ha ayudado a arreglar el problema y se merece una recompensa. Así que se va a quedar contigo esta noche y tu lo tratarás como si fuera yo”

Miguel no podía ver la cara de su tía pero imagino que estaría poniendo su sonrisa falsa. De todas formas accedió.

Miguel pudo ver que Salvador se había quedado muy sorprendido. “Gra… gracias señor” Era la primera vez que lo había visto titubear. “Nada permanente” dijo Miguel. Y salvador asintió. “¿Quiere que se suave?” “No es necesario. Diviértete. Pero no me la rompas” Y se marchó de la habitación.

11.- Capítulo XI: De putas, trampas y recompensas

 

Bueno…. relajado al fin. Vaya. Soy sobrino de un jefe criminal mexicano. Pensó. Interesante. Era viernes. No tenía plan. Y ya había bajado los cientos de videos de su tía. Se dedicaría a ver algunos más. Al fin y al cabo hoy no iba a follar.

Decidió abrir al azar. Uno seis meses después del secuestro. El video se llamaba ‘Trampa 1-Haciendo la calle’. En seguida vio que era un video grabado desde la distancia. Su tía ya había perdido uno 15 kilos. Que le sobraban. A esa distancia no se veía si ya tenía labios nuevos o cualquier otro cambio. Pero se veía que vestía como una puta barata de la calle. Una falda de apenas un palmo y un top de igual tamaño. Casi se podrían intercambiar. Sandalias de cáñamo, un bolso y poco más.

Un coche de la policía pasó despacio cerca de ella. Se vio a Linda mirar a un lado y otro, nerviosa y se abalanzó al coche. Les decía algo a los policías y se metía en el asiento trasero. El que grababa se echó a reír “Pobre puta. La que le espera.” El coche donde iba la cámara arrancó y enseguida se puso tras el coche de la policía que en vez de ir hacía una comisaría se metió en un almacén vacío.

Cuando llegaron estaban sacando a su tía de los pelos del coche patrulla. Se le oía implorar. “Nooo. Lo siento, lo siento. No lo volveré a hacer”

“Pinche puta” decía el conductor que les había seguido “¿Qué te dijimos que te pasaría si ibas a la policía?

“No. No me castiguéis. He aprendido la lección. No, no…” Pero un porrazo en el estómago la dejó doblada. Unos tirones rápidos y el top y la falda desaparecieron de su cuerpo mostrando que no llevaba ropa interior. Aún no tenía los piercing, tatuajes ni nada de sus modificaciones. La cogieron del cuello y la tumbaron boca arriba sobre el capó del coche de policía. Allí, sujeta, uno de los policías tomó ambas porras y se las metió por el culo y el coño y empezó a violarle con ellos. El conductor, mientras, empezó a azotarle los pechos. Si tía gritaba desesperada. “Oye… déjanos disfrutar de esas tetas antes de que las estropees. La puta esta buena la verdad. No parece una tirada” La verdad es que con la pérdida de peso su tía había mejorado mucho. En el video no tenía aún el cuerpazo tonificado que tenía ahora pero ya apuntaba maneras.

El que la estaba violando con las porras las saco y paso a sodomizarla. Su tía soltó un sentido quejido. No tenía aún la habilidad que tenía ahora para recibir pollas en el culo. El hombre usó una de las porras para ponérsela en el cuello a Linda para sujetarla. Parecía que estaba ahogando a su tía pero eso no le frenaba de disfrutar de su ano. El resto de los hombres no perdían oportunidad de torturarla, tirándole de los pezones, azotándole el pubis, abofeteándola… era todo muy rápido e intenso, sin un momento de descanso…

Miguel fue adelantando el video. Los dos policías, sí lo eran y los otros dos hombres se fueron turnando con la cámara mientras violaban a Linda. No era tanto disfrutar de ella sino hacerla sufrir. A mitad de vídeo pareció acabar. Linda se la veía exhausta y destrozada. La tiraron de vuelta dentro del coche patrulla y le pasaron la cámara a uno de los policías.

El policía grababa. A Linda le costaba reaccionar. Poco a poco se volvió a vestir. Solo farfullaba cosas sin sentidos. Se le veía aterrada. “nononono. losientolosientonovolveraapasar…” Se vio que el coche entraba en un parking subterráneo. Linda empezó a esbozar una pregunta que dejo a medias por lo desfallecida que estaba ¿”Donde…”

Al salir la cámara grabó un parking lleno de coches de policía. Sacaron a Linda y la esposaron. “¿Qué?” NO!” fue a gritar Linda aterrada pero le taparon la boca con la mano sofocando sus gritos. Uno la llevaba a la fuerza, casi en volandas, y el otro seguía grabando. Linda pateaba y forcejeaba mientras la metían por una puerta secundaria. Según la cámara realmente estaban en una comisaría. Fueron bajando hasta que llegaron a unos calabozos. “¿Esta es?” preguntó el policía que estaba de guardia. “Pobre. Casi me da pena. Menudos bestias hay”

Linda consiguió escaparse de la mordaza “Noooooooo. No volveré a hacerlo pero no me castigues más!” El que estaba de guardia abrió la puerta de una celda y empujaron a Linda. La cámara grabo ahora el interior. Linda en el suelo. Aterrorizada. Cuatro hombres alrededor de ella. Uno de los policías les dijo “Un regalo de vuestro jefe. Por haber mantenido la boca callada” Mientras dejaban la cámara al que estaba de guardia.

Linda seguía implorando pero enseguida uno la sujetó del pelo por detrás y otro le tiró abajo el top la falda. El que tenía detrás enseguida tuvo la polla fuera y se la metió de golpe por el culo haciéndole gritar otra vez. Con un brazo la sujetó por el cuello y se echó para atrás para sentarse en un catre. Un segundo se puso entre sus piernas y un tercero se subió al catre a follarle la boca…

Miguel volvió a pasar el video hacía delante. A cámara rápida veía como los hombres iban abusando de su tía de todas las formas posibles. Puede que estos no buscaran tanto infringir castigo sino conseguir gratificación del cuerpo de Linda pero no eran precisamente suaves, ni pedían permiso ni se negaban nada.

La violación, que no el video acabó con su tía en el suelo exhausta. Con un ligero descanso en el trayecto del almacén a la comisaría la habían estado violando durante dos horas. El video continuó un poco más. Por la marca de tiempo era dos días después. Volvía a verse en la distancia a su tía con las mismas prendas en el mismo sitio haciendo la calle. Un coche de policía pasó despacio cerca… Su tía empezó a andar en dirección contraria. Se oía la risita del que grababa. Antes de llegar a la esquina otro coche paró junto a ella. Se vio a su tía hablar con el conductor, Algo de dinero cambio de manos, se abrió la puerta y su tía se arrodillo en la acera para hacerle una mamada al conductor mientras seguía sentado.

Miguel sólo podía especular con cuantos castigos así Había tenido que sufrir su tía. Con razón les aterraba tanto.

Miguel seguía viendo los nombres de los cientos y cientos de videos y en el monitor escucho que Salvador llegaba con su tía al jardín exterior de la unifamiliar. No parecía que hubiera pasado nada. Su tía vestía de forma discreta. Y entraron en casa.

Ni un segundo esperaron. Salvador la cogió del cuello y la empujo contra la pared. La otra mano bajo su falda. “¿Sabes? Yo he participado alguna vez en vuestro entrenamiento. Pero teníamos órdenes. Nuestro objetivo no era disfrutar. Era dañar. Y créeme. Me lo pasaba bien. Pero siempre quise saber que sería cogerse a una de vosotras para disfrutar. Dicen que sois impresionantes. Pero sois carísimas. Créeme cuando te digo que voy a disfrutar muchísimo. No seré suave te voy a coger hasta que sea yo el que reviente de placer”

“Es cierto. Para eso me formaron y para eso estoy aquí. Para recompensarte. Úsame como quieras

Vaya con el impertérrito y correcto Salvador. Pensó Miguel. Tiene un lado salvaje. Como si fuera una bola de papel la lanzó hacia delante. “Cámbiate. Pareces una mujer decente”

Miguel pudo ver como a la carrera su tía subió a cambiarse y a arreglarse. La de bromas que se hacen con la lentitud de las mujeres arreglándose y su tía, en 5 minutos pasaba de ama de casa aburrida a puta de lujo espectacular.

Bajo al piso inferior donde estaba salvador, ya desnudo, sentado cómodamente en el sofá. Miguel se percató por primera vez numerosos tatuajes que tenía Salvador en el cuerpo de dudoso gusto y ejecución. Sobre todo uno en el antebrazo con dos grandes letras. ‘H. P. ’ Su tía fue a ponerse de rodillas delante de él en su posición sumisa pero salvador la corto. Saltémonos los preliminares. Mámamela”

Aunque no era él, Miguel vio que su tía seguía obedeciendo las órdenes a la velocidad del rayo. En seguida se puso a darle esa mamaba con sus soberbia habilidad. En seguida Salvador tuvo que reconocer que era una artista. “Buffff. Lo sabía. Cuando era entrenador teníamos órdenes de meteros la polla hasta la garganta de golpe. Para que sufrierais, para ahogaros, para que aprendierais… pero nunca antes una de vosotras me Había hecho una mamada. Bestial. Eres una chupavergas de primera!”

Miguel iba alternando entre el listado decidiendo que siguiente video ver mientras veía las evoluciones de salvador. Salvador dejó a su ritmo a su tía hasta que se corrió que le empujo la cabeza hasta el fondo y la presiono con fuerza durante los segundos que se corrió en su garganta. No dejo nada en la boca de su tía que le pudiera enseñar.

Miguel salto a otro video casi al azar. Algo sobre ser una escort. Era de cuatro o cinco meses antes de que su tía apareciese comatosa. Parecía una cámara fija en una casa de cierto lujo. Se acababa de abrir la puerta y allí estaba su tía. Vestía muy elegantemente. Con mucha clases. Tenía un aspecto sensual sin ser vulgar. Un vestido negro ajustado recalcaba su cuerpo tonificado. Ya le habían hecho claramente el aumento de labios. Y seguía con la afición de los tacones altos y estaba impecablemente maquillada y peinada. Además de llevar algunas joyas. Le acompañaba un cuarentón obeso y medio calvo que obviamente desentonaba con el pibón de su tía.

“Me lo he pasado muy bien. ¿Quieres entrar a tomar la última copa?” Miguel recordó que era exactamente lo que le dijo su tía al volver a casa la vez que salieron al cine.

“Claro que sí.” Dijo el gordo con una sonrisa que casi le partía la cara.

“Pasa. Siéntate. Ahora vuelvo. Deja que me ponga algo más cómodo y te traigo algo de beber”

Como era esperar en apenas 5 minutos su tía volvió. Con una copa en la mano y un aspecto diferente. A una velocidad pasmosa Había pasado de cero a puta. Vestida solo con lencería pero manteniendo unos tacones que podían ser cualquier cosa menos cómodos. En un momento dado Miguel pudo ver que ya estaba tatuada. Tan poca piel le cubría esa lencería.

“Toma tu bebida. Quería darte las gracias por sacarme a pasear. Me lo he pasado muy bien. Si puedo hacer algo por ti como agradecimiento lo haría encantada”

Como le recordaba esas frases a Miguel su primer día con su tía.

El gordo no estaba para perder el tiempo. Pasó de la bebida, se abalanzó sobre Linda y empezó a manosearla y besarla sin que esta, no solo no pusiera ninguna resistencia, sino que era muy receptiva. Después de un corto magreo donde el hombre ya se Había medio desnudado el gordo le pidió a Linda “Vamos a la cama ya. Mi mujer nunca me deja ponerme encima” Su tía, con una sonrisa se levantó, lo tomó por la mano y empezó a llevárselo al dormitorio.

La imagen saltó a otra cama donde se les veía entrar en el dormitorio. Exactamente como su tía Había decorado su habitación el primer día ese dormitorio tenía sobre la cómoda distintos juguetes sexuales, la cama tenía prepara argollas para atar extremidades. En este dormitorio incluso Había una cruz de san Andrés. Las puertas del armario estaban abiertas y se adivinaba todo tipo de ropa, desde elegante a trajes de cuero de BDSM para esclavas.

Ambos terminaron de desnudarse. Linda se arrodilló para ponerle un poco más a tono la polla del hombre que le costaba sobresalir a la barriga. En cuando la tuvo lista, Linda se tumbó en la cama.”Como voy a negarme con lo bien que te has portado hoy conmigo. Si quieres usarme poniéndote encima estaré encantada”

El hombre se subió a la cama. Más de 120 kilos seguro que pesaba. Se tumbó sobre su tía y empezó a afanarse por clavarle su polla pese a su barriga. Recordó que su tía es capaz de aguantar la respiración 7 minutos. Esperaba que ese hombre se corriera antes. El hombre empezó a bombear, o al menos intentarlo. Miguel dudaba que pudiera meter poco más que el glande debido a su barriga. De su tía solo se veían dos piernas bien separadas y el resto del cuerpo oculto por la mole del hombre gordo moviéndose torpemente, resoplando cada vez más. Apenas Había pasado dos minutos y se notaba el brillo de la piel del hombre al empezar a sudar profusamente. Un minuto más y el hombre se dejó caer, cansado, incapaz de seguir el ritmo. Miguel no creía que siquiera se hubiera corrido, como así era.

“Cariño. Haré lo que quieras y si lo que quieres es que me ponga encima para que acabes estaré encantada” Miguel se preguntaba de dónde Había sacado el aire su tía para poder hablar. Su forma física era envidiable. “Si, si… “dijo el hombre resoplando y sudando como un cerdo en pleno verano. Se apartó como pudo, la cama era bien grande, acabo boca arriba y espero.

Miguel sitio asco. Su tía se levantó y se le veía toda la piel brillante, húmeda, del sudor que le Había caído del gordo. Pero sin preocuparse de ello lo más mínimo Linda se sentó sobre él y esta vez sí que consiguió meter algo más de esa polla pese a la barriga. Tan pronto como la tenía clava su tía empezó a moverse con ganas, como lo haría una mujer que estuviera cachonda y disfrutando como una perra, movía las caderas, bajara a besarlo, refrotaba sus pechos contra él de él… pero no por mucho tiempo. Apenas dos minutos más duro el hombre. La verdad es que con la habilidad que tenía su tía follando era difícil aguantar mucho.

Su tía se tumbó junto a él y abrazó su cuerpo sudoroso. “Gracias por usarme”

Miguel volvió a dar un vistazo al monitor. Salvador Había esposado las muñecas de Linda a la espalda y la estaba follando por detrás sujetándola alternativamente del pelo, del cuello o de las tetas Miguel podía ver como su tía reaccionaba y movía sus caderas para acompasarlas a la contra de las embestidas de Salvador. Para sentir como esa polla se le clavaba aún con más fuerza. Su tía estaba disfrutando como una perra. No podía echárselo en cara. Era su naturaleza. Ser una puta salida.

En el video Linda empezaba a chupársela a ese gordo. “Si, si… eso… peor méteme los dedos por el culo” Miguel Había oído hablar de los masajes de próstata. No es que quisiera probarlos precisamente. Linda enseguida le metió un dedo por el culo a ese gordo mientras se la chupaba. . “Otro más” le demandó el gordo y Linda lo complació. Allí se afano su tía en comerle la polla a ese gordo mientras le masajeaba la próstata con los dedos metidos por el culo.

El monitor de casa de su tía empezó a gritar con los orgasmos de ella. Una vez que Salvador acabó la cogió por el pelo y se la llevó escaleras arriba, con Linda detrás siguiéndole de rodillas como podía, esposada.

Miguel empezó a saltar entre varios videos etiquetados de una firma u otra como escort. Viendo apenas 20 o 30 segundos cada vez, saltado de trozo a trozo en cada video. Prácticamente todos empezaban igual. Su tía llegaba a casa, deslumbrante y elegante acompañado de un hombre, los hubo de todos los tipos. Invitación a pasar, ponerse cómoda y enseguida terminaba con la polla clavada en algún agujero. En todos se mostraba encantadora, dulce, solicita y complaciente. Casi todos solo buscaban follársela y no buscaban cosas particularmente raras. Solo unos pocos hicieron uso completo del dungeon sexual que era su dormitorio. Atada, azotada, con dildos sobredimensionados por sus orificios… y su tía era capaz de aguantar todo. Miguel era consciente que, aunque esos hombres pensaban que eran brutales, estaban a años luz de los castigos que ya Había visto recibir a su tía.

En el monitor Salvador estaba tumbado en la cama con su tía entre sus piernas, chupándosela, en una posición que le permitía azotar su trasero con la fusta que tenía en la mano. En cuando su polla estuvo lista Linda se sentó sobre ella y empezó a cabalgarlo. Como con el gordo Miguel vio las ganas que le ponía su tía. Salvador disfrutaba con sus pechos y la abofeteaba y ella seguía moviendo esas caderas de forma endiablada. Parece que Salvador y él compartían los mismos gustos sobre sexo.

Miguel vio algunos videos más de su tía como escort y luego vio como en el monitor estaba atada a los pies de la cama, en el suelo, mientras salvador parece que descansaba. Miguel se rió. Con lo grande y fuerte que era Salvador y no era capaz de seguir el ritmo de su tía.

Se rió pero no mucho. Después del espectáculo de su madre, los videos y el monitor con salvador estaba cachondo perdido y no iba a poder desfogarse más que con él mismo. Bueno. Por un lado Salvador se lo merecía, y por otro lado lo quería tener contento. Le podía ser muy útil. Apago el ordenador y estaba subiendo las escaleras…

12.- Capítulo XII: Una nueva amiga

 

...cuando alguien llamó a la puerta. Al mirar por la videocámara vio a una joven, de aspecto latino.

“¿Sí?” Preguntó Miguel

“¿Don Miguel?” preguntó con acento mexicano

“Si. ¿Qué quieres?”

La chica dio unos pasos atrás. Se la veía nerviosa. Miro nerviosa alrededor y se abrió la gabardina. Debajo solo tenía un traje de cinchas de cuero formando rombos que no cubría ninguna de sus partes púdicas. Miguel se percato ahora que lo que parecía una gargantilla era en realidad un collar de perro con su correa. “Don Salvador me dijo que le dijera que imaginaba que lo iba a ver. No sé lo que significa eso. Y me mandó venir por si me necesitaba. Puede disponer de mi absolutamente todo el tiempo que quiera”

La joven miraba nerviosa temiendo ser descubierta. Miguel le abrió enseguida y espero a que llegara a la puerta. Cuando la abrió se encontró a la joven de rodillas. Se Había despojado de la gabardina y con una mano le ofrecía la correo y con la otra la bolsa. “Hola. Mi nombre no importa.”

Miguel tomó primero la bolsa. La joven siguió esperando en el portal, medio desnuda, aun ofreciendo la correa. Al examinar la bolsa Miguel encontró varios juguetes, fustas, esposas, cuerdas, dildos, mordazas…

Ahora si tomo la correa. Con años luz de diferencia con su tía esta joven se le veía nerviosa, tímida… incluso avergonzada. Tenía unos pechos exuberantes pero a diferencia de otras latinas su trasero era mucho más comedido.

“Bueno… Has llegado en el momento justo. Estoy cachondo, tengo la polla dura y necesito un agujero donde meterla. Y tú tienes un montón de agujeros. Creo que nos vamos a compenetrar” Y la metió dentro de casa. La joven sin nombre le siguió a cuatro patas y subió así por las escaleras.

“A la cama, bocabajo” le ordenó. Esta obedeció en apenas un segundo la joven estaba en posición. Miguel rebusco en la bolsa y saco varias cuerdas. Empezó a atar una de las extremidades de la joven. Se la veía nerviosa pero no resistía. “Voy a empezar dándote por el culo” le decía Miguel tranquilamente. “Pero no veo lubricante en la bolsa” le dijo Miguel. Aunque si hubiera habido no pensaba usarlo. “No hace falta, señor” Miguel seguía atándola. Notaba su respiración acelerada. “¿No lo necesitas?” Noto cierta duda en la joven “No hace falta, señor” insistió. “¿Seguro?” decía Miguel calmadamente, deleitándose. “Cuando te tenga bien asegurada voy a poner delicadamente mi glande en tu ano y luego voy a empujar con fuerza para metértela de golpe” La respiración de la chica se aceleró. “Como desee, señor” “Luego la sacaré toda y repetiré el proceso. Varias veces. Y al final empezaré a joderte el culo a toda velocidad. Y no podrás evitarlo porque estarás atada” En realidad ya estaba atada. Aunque se quisiera echar atrás, Miguel podría negarse sin problemas.

La joven pareció dudar un poco. Con la situación o con la respuesta Miguel no podía saberlo. Al final se atrevió hablar. “Señor. Usted es Don Miguel. El joven para el que Salvador trabaja. ¿Le puedo hablar en confianza?” Esta joven Había presupuesto que Miguel sabía de otras actividades de Salvador. Hasta hace dos días Miguel solo pensaba que Salvador era un competente guardaespaldas. Ahora sabía que era un sicario para un cartel mexicano, un sádico sexual y ahora adivinaba que tenía algo que ver con una red de prostitución, que incluía sadomaso por lo visto. “Claro, pedazo de carne que no tiene nombre” le dijo burlón Miguel.

“Soy joven. Tengo mucho que aprender. Se la plata que ganan las que hacen estos servicios. Y sé que hasta que esté preparada voy a tener que hacer muchos sacrificios. No soy virgen por ninguna parte. Sé que hoy me va a hacer muchas cosas que me van a doler, a avergonzar y a hacer llorar. Y no negaré…” aquí casi se le vio sonrojarse “... que muchas incluso me gustan. Pero si quiero ganar buena plata sé que tengo que pasar por estas cosas hasta que me acostumbre. Así que señor, por favor, úseme como le venga en gana. Solo le pido una cosa. Que si queda satisfecho se lo diga a Don Salvador”

Miguel ya se Había preparado mientras la joven daba su discurso. Sin previo aviso le penetro el culo tal y como le había avisado a la pobre. Desde luego que encontró más resistencia que con su tía pero su polla no paró hasta que su pubis golpeo contra las nalgas de la joven que gritó de dolor. No fue un grito desgarrador. Desde luego que a la joven la debían de haber sodomizado muchas veces pero aún no tenía la soltura que tenía su tía ni de lejos. “Arg! Si. Gracias señor. Rómpame el culo. No se preocupe si me quejo. Solo soy un pedazo de carne para que disfrute”

Miguel continuó con lo prometido y la joven solo soltaba quejidos sofocados y no paraba de animarlo a ser más bestia. Aunque claramente no era precisamente algo que estuviera disfrutando. Miguel intentó pasar las manos bajo su cuerpo para alcanzar los melones de la joven pero está, preocupada en soportar los envites de su ano no se percató. Miguel la tomó del abundante pelo moreno y ondulado de la joven y tiró con fuerza hasta hacerla levantarse haciendo un arco, todo lo que podía estando atada. “Si que tienes mucho que aprender” le susurró con cierto tono de cabreo al oído. “Si alguien intenta cogerte las tetas tu obligación es ponérselo fácil”

“Lo siento.” y cuando Miguel al soltó de un empujón enseguida maniobró como pudo para separar sus amplios pechos de la cama. “Lo siento” volvía a decir la joven. Miguel pudo ver una lágrima correr en la mejilla de la joven. “La he cagado. Lo siento” dijo bajando la voz. La lágrima de la joven no tenía que ver con su dura sodomía sino que estaba afectada porque Había metido la pata tan pronto. Miguel la cogió del cuello para poder volver a hablarle al odio. Todo sin parar de joderle el culo como a él le gustaba. “Tranquila. La noche acaba de empezar. Tienes mucho tiempo para redimirte” “Gracias señor!” le contestó sonando incluso esperanzada e ilusionada. “No volveré a cagarla, señor. Pero ahora. . .” Miguel empezó a notar que la joven, con la poca movilidad que podía alcanzar al estar atada y tener encima un hombre que la estaba sodomizando, cada vez que Miguel empujaba ella movía la cadera contra él para ayudarle con que la penetración fuera aún más fuerte. “Ah!, Ah! Ah! Eso es señor. Rómpame el culo! Ah! Ah! Ah!” Cada vez que Miguel se la clavaba con la ayuda de las caderas de la joven está soltaba un quejido pero en ningún momento ralentizó el ritmo Al final Miguel la sujeto con el brazo por el cuello y empezó a sentir los espasmos de sus pelotas y su polla al correrse en el culo de la joven.

Miguel se quedó tumbado sobre la joven. La pobre jadeaba. Ahora sí que vio lágrimas que seguramente serían del suplicio que Había sufrido. “Espero que haya disfrutado señor. A mí me ha encantado” mintió. “Si lo que le gusta es darme por el culo no hace falta que al saque. En cuando se le ponga dura otra vez puede volver a empezar”

“¿De verdad?” le decía Miguel a la oreja. “Realmente quieres aprender a ser un culito tragapollas”

Pareció dudar en contestar pero al final lo hizo. “He visto escorts de este ramo que les metían un dildo grande como mi brazo por el culo y ni pestañeaban. Si para eso tengo que dejar que me revienten el culo mil veces, sea. Si lo piensa bien ganamos todos. Usted lo disfruta y yo aprendo.”

Miguel se rió. Si esta joven ha acabado de puta por no esforzarse en los estudios, sí solos se hubiera esforzado la mitad de lo que hacía en degradarse hubiera sacado todo matrícula de honor. “Lo haré. Pero solo por ayudarte. ¿Eh?” le dijo burlón. “Pero ten por seguro que ese coño y esa garganta la las voy a disfrutar también” La joven se giró con una sonrisa que se veía sincera. “Mi garganta no le defraudará. Señor. Eso ya lo domino”

Recordando los 7 minutos que podía estar su tía sin respirar con un dildo de medio metro metido por la garganta. E imaginaba que lo de dominar era ‘solo’ que no tenía arcadas cuando le follaban ese conducto. Pero si eso era así, al menos Miguel le reconocía el mérito.

Normalmente Miguel prefería lavarse la polla después de darle por el culo a alguien antes de continuar pero en la bolsa había visto dos minienemas usados. Imaginó que la joven ya venía preparada. Miguel se sentó en el cabecero, entre los brazos de la joven, con su polla justo en su cara. “Pues vamos a verlo” Era curioso ver como la chica se estaba degradando de esa forma y, sin embargo, se la veía feliz. Miguel le ayudó a tomar la polla con la boca y esta empujo hasta metérsela por la garganta. Se noto que aguanto alguna arcada, algún intento para sacársela pero se forzó a aguantar y, aunque sólo fueron doce o trece segundos consiguió aguantar la polla. La final la soltó tosiendo un poco. “se…” dijo con cierta timidez “que las profesionales de verdad aguantan mucho más pero los clientes ya pueden follarme la garganta donde no tengo que aguantar tanto tiempo una polla dentro.”

Si previo aviso Miguel le cogió del pelo y volvió a empujar. Esta vez arriba y abajo. Su polla invadía la garganta de la joven una y otra vez. Se oían amenazas de arcadas de vez en cuando pero parece que el instante que el glande de Miguel llegaba al paladar era todo lo que necesitaba para recuperar energías para volver a recibir el siguiente envite.

Cuando Miguel tuvo otra vez la polla dura, lista para volver a sodomizar a la joven, dejó descansar su garganta. Le hacía gracia la sonrisa orgullosa de la joven, intentando resistir el ataque de tos con los que sus pulmones intentaban recuperar aire.

Miguel fue a la bolsa y saco un dildo inmenso que Había visto en la bolsa Vio que la sonrisa de la joven se diluía un poco pero no ponía ninguna objeción. Puso el culo en pompa y espero. “Eso es putita. Muy bien.” Aun con todo el miedo que tenía la joven a que le metieran eso por el culo volvió a girarse con una sonrisa aún más amplia. “Aprendo rápido, señor. Ya se lo dije” “Pero no te preocupes. Esto va a tu coño” y sin decir nada la joven volvió a maniobrar sus caderas para que su coño fuera más accesible “Por supuesto señor. Donde usted quiera” La sonrisa de la joven se convirtió en un apretar de dientes cuando esa monstruosidad de dildo invadió su vagina. Fue más fácil de lo esperado. La joven tenía el coño mojado. “¿Estás excitada, putita?” “Claro señor. Me metí en esto por la plata pero también porque me gustaba” A Miguel le encantó que la joven incluso se ruborizo un poco. “Lo que no esperaba que algunos clientes pudieran ser tan… intensos”

Miguel metió el último tercio del dildo de golpe, con un empujón que hizo dar a la joven un corto salto debido a sus ataduras que acompañó con un sentido quejido. “Arggh! Ah! Si.” resoplo. “Así. Métamelo bien, señor. Seguro que aún puede empujar un poco más” Miguel veía como apretaba los dientes la joven. Para nada quería que se lo metiera más pero desde luego que le ponía ganas en complacer. Por suerte para ella Miguel no necesitaba meterlo. Más. Ahora mismo las paredes vaginales estaban empujando en todas direcciones, incluida hacía arriba, haciendo que las entrañas de la joven, e incluso su ano, tuviera menos sitio donde expandirse. “Si se te escapa el dildo me enfadaré.” Miguel noto que la joven tensaba su cuerpo para sujetar el dildo… pero sabía que al hacerlo también tensaría su ano.

Miguel volvió a entrar como un ariete derrumba una puerta. La joven volvió a soltar un genuino quejido, más sentido incluso que la otra vez. Sentía todo su cuerpo en tensión. “Eso es, señor. Disfrute de mi culo. Me encanta que me lo rompan” mintió la joven. Y Miguel volvió a machacarle el culo como si fuera un martillo pilón. La joven intentaba corresponder a sus envites con movimientos de cadera a la contra pero le costaba más concentrarse en tantas cosas a la vez. De todas formas Miguel reconocía el entusiasmo que ponía la joven en su propia degradación. A toda velocidad Miguel siguió perforando ese culo hasta que notó que perdía tensión. Adivino que el dildo se le Había caído pero no dijo nada. Desde luego que no esperaba que un coño húmedo fuera capaz de aguantar el dildo durante tanto tiempo mientras la sodomizaba. Miguel vio cómo la joven apretaba un puño y daba un golpe contra la cama pese a las ataduras. Y Miguel noto como la joven, ahora que no tenía que preocuparse del dildo arreciaba sus golpes de cadera a la contra, incluso más fuerte que la primera vez. Y ni disimulaba los quejidos que profería cada vez que se auto torturaba forzándose a meterse esa polla más brutalmente. “ah! soy. AhsoyAhsoyunaputaahqueahquelegustaqueahlegustaahlegustaquelerompanaelculo…”

De vez en cuando la joven golpeaba, enrabietada la cama mientras era sodomizada. Miguel sabía que no era por la tortura a la que estaba sufriendo su ano sino al cabreo de no haber sido capaz de aguantar el dildo en su coño.

Otra vez Miguel se corrió a gusto y se dejó caer sobre la joven. Que esta vez no dijo nada durante un rato. “Lo siento, señor. No he sido capaz. Sé que estará decepcionado. Me gustaría compensarle si me lo permite” Esta vez enseguida Miguel se levantó.

“Te diré un secreto. “ le decía Miguel mientras se levantaba. Esta vez la joven no se atrevía a mirarlo. “Sabía que no podrías hacerlo. Pero tus clientes a veces te pedirán cosas así para tener una excusa para…”

El cinturón de Miguel impactó contra las nalgas de la joven que profirió un quejido

“. . . castigarte”

La joven miró sorprendida a Miguel que estaba sonriente. Desde luego que no parecía enfadado por no haber cumplido la orden. Más bien parecía satisfecho. Otro azote le hizo arder una nalga. “Ah!” Se quejo.

“¿Qué te Había ordenado?” y soltó otro azote.

“Ah! Sujetar el dildo con mi coño, señor”

“¿Y qué has hecho?” Otro azote

“Ah! Lo he dejado resbalar de mi coño húmedo, señor”

La chica le ponía inventiva, desde luego, buscando excitar a su cliente.

“¿Entiendes que esto es por tu culpa?” Otro azote. “Sube ese culo, zorra” Y otro azote más

“Ah” Sí…. AH!” La joven se esforzó en poner el culo en pompa “Si. Es mi culpa. Merezco ser castigada”

“Bien” Y aun media docena de azotes más terminaron enrojeciendo el culo de la joven. En los videos, cuando castigaban a su tía, desde luego que no eran tan pocos como una decena. Y la piel de su tía quedaba mucho peor que el culo enrojecido que Miguel tenía delante.

Miguel se sentó en la cama y le acarició el pelo. “Eses un buen pedazo de carne, muy obediente. Pero es normal que a veces falles. Entonces tienes que entender que hay que castigarte y que es por tu culpa” Tenía algunas lágrimas en la cara pero asentía. “Si señor. Lo entiendo. Espero que al menos haya disfrutado de mi culo”

“Oh! si” y Miguel pasó a cogerle una nalga y a apretarse. La parpadeo y se mordió el labio. El castigo estaba aún reciente y no era precisamente agradable. “Ya lo creo. Sobre todo cuando apretabas tu ano y sentía que tenía que empujarlo para entrar” y empezó a jugar con su dedo en el ano de la joven que volvió a parpadear y a morderse el labio. “Me alegro señor. Ya sabes que estoy a su servicio. Si tanto le ha gustado y quiere repetir no dude en hacerlo”

“Por supuesto.” y le dio una palmada en el culo que la hizo saltar. “Me tomo un vaso de agua y continuamos.”

Miguel bajo a por una botella de agua y un vaso. Y se rehidrato. Recordó a su tía cabalgando a Salvador y pensó que en algún momento iba a tener que dejar que fuera la putita la que hiciera el trabajo. Que esto de sodomizar puede ser muy cansado. Se rió.

Subió y dejó el vaso y la botella en la mesilla. Vio que la joven los miraba con ansia pero no dijo nada.

“Tengo que decirte que me gusta mucho como te degradas y te haces la puta pidiendo que te rompa el culo aunque sé que no lo estás disfrutando precisamente” Miguel presiono con dos dedos en el ano de la joven que tuvo que morderse el labio. “Me alegra oír eso señor. Sé que estoy aquí para que usted disfrute. Espero que no haya podido sujetar el dildo no me lo tenga en cuenta” Miguel pasó a jugar con las enrojecidas nalgas. Parece que ya se habían calmado un poco y la joven no hizo ninguna queja o la aguanto mejor. “No te preocupes. Sabía que no podrías. Pero me ha dado una bonita excusa para…” y le dio un azote en el trasero que la joven esta vez sí que noto “. . . ya sabes. A veces te querrán castigar.” “Si. Lo sé. Señor. Lo entiendo. Y aceptaré todo castigo que considere que me merezco”

“Vale. . ¿Por dónde íbamos? A si… que te rompieran el culo mil veces. Me faltan 998. Vamos a por la tercera” Otra vez Miguel sin ningún respeto o delicadeza se puso tras la joven y entró de golpe en su ano. “Ah! Buf! Muy bien hecho, señor. Gracias por volver. Me alegra ver que disfruta mucho rompiéndome el culo. “ Miguel volvió a intentar agarrarle las tetas y esta vez sí que la joven enseguida levantó el cuerpo para dejarle pasar. Hincando los dedos como garras los usó para poder empujar con más fuerza en el culo de la joven. Esta insistía en darle ánimos a Miguel para que le rompiera el culo y que disfrutara de ella. Al menos cuando no estaba soltando quejidos. Intentaba también corresponder con su cadera a cada empujón de Miguel pero este empezaba a sentir que le fallaban ya las fuerzas a la joven. Que la causa fuera el cansancio, que el ano lo tuviera dolorido o que el culo lo tuviera abrasado es algo que Miguel no sabía a ciencia cierta. La joven intercalaba gemidos falsos con auténticos quejidos mientras lo animaba a que la siguiera sodomizando.

Aunque las energías de la joven flaqueaban a Miguel le encantaba su actitud. Puedo disfrutar una tercera con una corrida en el culo de la joven y volvió a dejarse caer sobre ella, sintiendo que su polla se volvía flácida poco a poco dentro de sus entrañas.

La joven respiraba aceleradamente. Miguel se percató que se sujetaba con fuerza a las cuerdas e incluso en alguna ocasión mordía la almohada que tenía delante. Imagino acertadamente que al pobre había llegado al límite de las veces seguidas que le podían romper el culo. Pero no parecía desfallecer en su intento. De todas formas Miguel quería variar un poco. Si la putita quería más entrenamiento tendrá que buscar a otros que le rompan el culo.

Miguel se levantó, la desato y se fue a sentar a una silla a descansar. Que acababa de sodomizarla tres veces y eso cansaba. Se puso otro vaso de agua. La joven no sabía muy bien qué hacer. Al final se levantó de la cama para acercarse a Miguel. Al intentar ponerse en pie trastabilló como un cervatillo recién nacido y casi se cae. Tenía flojera en las piernas. No puedo evitar por un momento tocarse el trasero buscando alivio.

“Ponte de rodillas delante de mí, con las manos en la nuca. Eso le gustara a tus clientes mientras deciden cómo… usarte.” La joven obedeció y tomo una postura similar a la que solía ponerse Linda. Pero sin la boca formando una O. En esa postura los grandes pechos de la joven se veían preciosos. La joven lanzaba miradas furtivas al agua pero no parecía atreverse a pedirla. “Menudas tetas gastas. Seguro que todos los hombres que has estado les ha encantado jugar con ellas. Es un milagro que no te hayan borrado los pezones de tanto manoseártelos” La joven tuvo incluso el valor de reírle la gracia. “Seguro que lo primero que hizo tu primer novio es meterte mano en las tetas. Cuéntame. ¿Cómo fue?”

La joven se quedó muy sorprendida. “¿Quiere… quiere que le cuente cosas personales?”

Miguel tomó un sorbo de agua. “Claro. Que te rompan el culo es muy fácil. Solo tienes que dejarte y ya está.” La joven no estaba muy desacuerdo pero no rechisto “Dejar que te follen la mente es otra. Si. Quiero que me cuentes cosas sobre ti. Que me cuentes como fue la primera vez que te metieron mano en esas enormes tetas que tienes. Y créeme. Averiguare si es verdad. Y si me has mentido me encargare que Salvador lo sepa”

Vio a la joven dubitativa pero poco a poco se le fue poniendo cara de salida. Hasta se humedecía los labios. Era difícil que estuviera simulando esa reacción. Recordaba lo que le Había dicho. Puede que esta… ‘intensidad’ no fuera de su gusto. Pero era una sumisa. Y parecía que la idea de abrirse a alguien así, dejarle que le follasen la mente, quedarse tan expuesta… la había excitado de repente.

“Me desarrolle antes que mis compañeras de clase” comenzó. “Cuando todas eran aún planas yo ya tenía la mitad de las tetas que tengo ahora” y eso ya era un buen tamaño, pensó Miguel. “Y para entonces ser distinto no era precisamente bueno. El resto de mis compañeros de clase empezaron a llamarme la vaca. Por las ubres. No lo pase muy bien entonces. Con burlas constantes de todos.” La cara de putona que ponía al contarlo era todo un poema. No parecía que tuviera tan mal recuerdo. “Había cinco chicos de mi clase que eran particularmente crueles conmigo. Se metían conmigo en el recreo, me empujaban, me tiraban del pelo. . . empezaron a hacer bromas de mis… ubres. Que cómo podía llevarlas, si pesaban mucho… yo quería quitármelos de encima pero no podía. Yo podría levantarlas, seguro, decía uno, seguro que no, decía otro. Y sin previo aviso dos me sujetaron. Venga, prueba a levantarlas, le decían a uno, no te atreves. Que no… que no… y de repente me cogió los pechos y me los levanto. Y todos se callaron de golpe. El que lo había hecho ni lo había pensado. Solo Había reaccionado. Claramente no lo habían planeado. De repente todos se fueron corriendo”

“Bufff… No es lo que esperaba pero…” La joven se atrevió a parar a Miguel alzando la mano antes de volver a ponerla tras la nuca.

“El resto del día los veía asustado. No se volvieron a meter conmigo. Me rehuían. Pero al día siguiente volvieron a buscarme al recreo y me forzaron a ir a un lugar apartado. ¿Por qué no has dicho nada? me preguntaron. Yo no me atrevía a decirles por que, solo les pedía que me volvieran a dejar. ¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué? hasta que uno dijo que seguro que era porque me había gustado. Me puse roja como un tomate. Efectivamente fue por eso. Me sentía culpable. Que tonta. ¿No? Cuando me puso las manos encima me puse húmeda. Esa misma noche, en casa, me masturbe pensando en lo que me habían hecho. Me sentía culpable. No quería que volviera a ocurrir pero me avergonzaba porque me Había excitado. Y por eso no Había dicho nada. Temía que de alguna forma se enterasen y me moría de vergüenza. Que tonta fui. ¿Verdad?”

Allí, en ese apartado del recreo volvieron a sujetarme y esta vez ya sin miedo, habiéndolo pensado, uno a uno me sobaron las tetas sobre la ropa. No hicieron como que las pesaban. Directamente las manosearon y se rieron y hacían bromas sobre lo mucho que me gustaba y yo me ponía roja como un tomate porque, aunque estaba aterrada, sentía que mi coño estaba totalmente húmedo”

Miguel se puso más cómodo. La historia se ponía interesante.

“A partir de entonces siempre que querían me llevaban a un lugar apartado. Yo me negaba e intentaba resistirme pero eran cincos y yo estaba aterrada y avergonzada. No quería que se supiera. Sobre todo porque cada día que me manoseaban las tetas, esa noche volvía a masturbarme pensando en ello. Encontraron un cuarto de calderas con el candado roto que nadie visitaba y allí se envalentonaron más. Recuerdo como me sujetaban y como uno de ellos, botón a botón desabrocho mi blusa para dejar al descubierto mi sujetador. Luego les costó un mundo desabrocharlo pero terminaron consiguiéndolo. Allí estaba yo, con uno sujetándome por la espalda, mi blusa abierta y mi sujetador sobre mis tetas, a la vista de los cinco. Al principio me manoseaban cuatro mientras el quinto esperaba. Pero Había unas cuerdas en ese cuarto. Las veces posteriores me ataban las muñecas a una tubería y yo me quedaba allí, de pie, mientras los cinco jugueteaban con mis pechos.”

“Por desgracia o por suerte nos terminaron pillando. Creo que esos cinco se estaban planteando explorar más de mí. Nos pillaron en el cuarto de calderas cuando ya me habían desatado pero aun no me Había vestido. Fue un escándalo en el colegio. Los cinco dieron la misma versión. Que los Había incitado yo. Y los creyeron. Así que a partir de ese momento en el colegio y ya para siempre pase a tener la fama de ser una puta.”

“Y así fue las primeras veces que me metieron mano en las tetas” Dijo con cara de lascivia. Miguel veía como el pubis de la joven le temblaba, lo contraía y relajaba, desesperada. “Salvador puede consultarlo en mi colegio. Fue muy sonado”

“Hummmm… muy excitante.” Miguel estaba totalmente sorprendido. “Te has ganado si quieres un sorbo de agua”

“Estoy muy agradecida señor. Y si. Me vendrá bien. Pero si no le importa este pedazo de carne sin nombre le rogaría que le metiera esa polla dura que tiene ahí por el coño hasta reventarle el cérvix” mientras se mordía los labios y seguía contrayendo y relajando el pubis, desesperada. Era totalmente sincera. Contarle la historia le había puesto cachonda como una perra.

Miguel se levantó y le ofreció un sorbo y fue a por una de las cuerdas. La joven permaneció de rodillas mostrando un nerviosismo evidente. Miguel, sonriente, le tomo las muñecas y se las ató. Tirando de la cuerda la llevó hasta la cama donde uso la cuerda para atarla a una lámpara que Había justo en mitad de su cama. No resistiría el peso pero no era necesario. Con tal de que al joven mantuviera las manos en altos sería suficiente. Se tumbó en la cama y le espetó a la joven Métetela tú. Puta”

Con ansia la joven se posiciono encima y con lo dura que estaba la polla y lo mojado que estaba su coño entro sin necesidad de usar las manos. Manos que como tenía atadas tenía que mantenerlas por encima de su cabeza. Tan pronto sintió esa polla empezó a cabalgarla con entusiasmo. Miguel incluso dudaba que lo estuviera disfrutando porque se la metía realmente con fuerza, separó las piernas para bajar incluso más y metérsela, efectivamente, hasta que le golpeara el cérvix.  Pero definitivamente estaba disfrutando.

“¿De esta forma te ataban esos diablillos y te dejaban las tetas al aire?” preguntó Miguel.

“Siiiii. Sí señor. Sí” contestó la joven.

“Y te la tocaban así” y empezó a juguetear con ellas mientras saltaban a arriba y abajo.

“Siiii señor. Si”

“¿Y así?” y se las apretó menos delicadamente.

“Al final siiii. Así. Señor”

“¿Y así?” Y las apretó más fuerte.

“No, señor. Los cagarros no se atrevieron.” Y esta vez la joven le miró directamente a los ojos apretando los dientes, disfrutando de la situación.

Miguel sonrió y empezó a apretarle las tetas, a jugar con ellas, a retorcerle los pezones, a abofetearlas. Y en todo momento la joven le seguía mirando a los ojos, apretando los dientes pero mostrando claramente que estaba disfrutando de la situación.

“No señor. Esos cagarros nunca usaron mis tetas así. No tenían ni idea como tiene usted de qué hacer con mis espléndidas tetas. Disfrútelas señor. Disfrútelas! Eso es… hagan con ellas lo que quiera. SI! SI! Usted sí que sabe!”

A diferencia de cuando la sodomizaba esta vez Miguel sí que veía que era sincera. Que estaba disfrutando como una perra con el maltrato a sus tetas. Parece que tenían bastante más tolerancia al dolor en esa parte de su cuerpo y que le encantaba.

“Ah! ah! AH! Si. Me corro. Menuda puta que soyyyyy” Miguel sentía los espasmos de la vagina de la joven que por un segundo se paró pero enseguida se volvió a poner en marcha, sin perder un ápice de entusiasmo. “Muchas gracias, señor.” jadeaba “Ha sido como volver al colegio. Siempre he fantaseado con que hubiera pasado si esos cagarros se hubieran atrevido a hacerme más cosas.” La cara de viciosa de la joven mientras seguía moviendo sus caderas buscando que Miguel se corriera en su coño era de un punto subido impresionante. Miguel seguía estirando sus pezones, estrujando sus tetas y la joven no perdía un ápice de ritmo pese al maltrato. Al final obtuvo su premio en forma de corrida en su vagina dejando a Miguel muy satisfecho.

“Muchas gracias señor. Me encanta sentir su leche dentro de mi coño. Espero que haya disfrutado mucho. Yo le aseguro” Y puso cara de verdadera viciosa “que he disfrutado mucho siendo follada por usted”

“Has sido un encanto” le dijo Miguel. “Y otro día vas a contarme cómo fue la primera vez que te follaron. Pero por hoy ya es suficiente con cuatro polvos. Vamos a dormir”

“¿Quiere que me quede a dormir señor?” preguntó la joven.

“Bueno… quedarte, si. Dormir… no sé.” Miguel la descolgó pero le dejó las manos atadas. La ató al cabecero de la cama. La joven no oponía absolutamente ninguna resistencia. Busco en la bolsa y encontró unas bolas chinas y un vibrador. “¿Cuando le duran las pilas a este vibrador?”

“Pues… varias horas, Señor”

Miguel se fue un momento y volvió con cinta adhesiva de embalar Le metió el vibrador por el coño con la ayuda de la joven que levantó el pubis para facilitárselo. “Esa es mi putita. Qué bien aprende” También le metió las bolas chinas por el culo y también con la ayuda de la joven.

“Señor. ¿Va a hacer lo que creo que va a hacer?”

Miguel encendió el vibrador al mínimo. Para que durara la batería. Y con cinta aislante, una cruzando a lo largo sobre su coño, y otra a través para sujetar la primera, asegurando tanto el vibrador.

“Si lo que crees es que te voy a dejar toda la noche así entonces sí, es lo que voy a hacer” Y ahora ato y aseguró las piernas de la joven dejándola estirada e incapaz de moverse. Como mucho podía girarse a un lado u a otro.

La joven estaba nerviosa. Nunca Había tenido uno de esos elementos metidos en el cuerpo tanto tiempo, menos dos y uno en marcha. Se preguntaba cómo sería. “Señor. Si es lo que quiere estaré encantada de satisfacerlo. Por favor, úseme como quiera”

“Oh! Ya lo creo que lo haré. Pero ahora… a dormir” y con una mordaza de bola le tapo la boca, apago la luz y se acostó junto a ella, abrazándola, cogiéndole las tetas, y durante un rato, hasta que se durmió, jugando con sus pezones.

Pero ella no se durmió. El vibrador apenas la excitaba pero le cortaba el sueño. Que aún tuviera dolorido el ano no ayudaba. Intentó relajarse y pasar la noche… pero se equivocó en lo de que el vibrador no le excitaba. Muy lentamente pero después de un buen rato sintió que llegaba a un orgasmo. Lo recibió con alegría pero siguió intentando dormir. Esa vibración no le dejaba, y una vez que lo consiguió le despertó otro orgasmo…

La joven estaba exhausta, cansada, pero, orgasmo tras orgasmo, no consiguió conciliar el sueño hasta que después de varias horas las baterías se agotaron. Al fin pensaba que iba a conciliar el sueño. Cuando ya creía que lo Había conseguido que Miguel se levantó al servicio. Volvió y sin decir palabra le quitó la cinta, le saco el vibrador y la joven perdió la esperanza de dormir cuando vio que le cambiaba las pilas. Otra vez al mínimo le metió el vibrador en el coño, aprovecho para sodomizarla una vez más, algo rápido, Miguel le saco las bolas, le metió la polla, se corrió en seguida, volvió a meter las bolas y se volvió a dormir.

Otra vez durante horas, cuando parecía que iba a conciliar el sueño, un nuevo orgasmo la desvelaba. La luz entro ya en la habitación y la joven ya no fue capaz de dormir.

13 .- Interludio - Elucubraciones de una sumisa

 

Era sábado. La joven se extraño cuando vio entrar a una mujer a media mañana. Era muy guapa y la joven tuvo celos de ella. Y también la forma de vestir le dio celos. Lencería fina y sexy. Ella no podía permitirse algo así. La mujer que entró apenas le dio importancia de verla allí. Directamente se acercó a Miguel y empezó a chuparle la polla.

Miguel se desperezó, ya acostumbrado a este despertador., re relajo y se dejó hacer. La joven vio como Linda le daba una mamada de infarto con una técnica soberbia. Otra razón para tenerle celos. Miguel terminó dándole el desayuno a su tía que lo tragó contenta. “Buenos días sobrino. Parece que has dormido muy bien”

¿Había dicho sobrino?

“Hummm… ya lo creo. Te presento. Linda, cacho de carne, cacho de carne, Linda”

“Encantada”

“Anda, desátala mientras me visto” y Linda obedeció. Se veía que se le daban bien los nudos.

“Gracias” le dijo la joven sin saber muy bien cómo dirigirse a ella liberándose de los objetos que invadían su cuerpo.

“Aquí, esta… está entrenando para ser una prostituta sumisa. Sumisa como tú, vamos. Aunque aún le falta lo que no tiene de experiencia lo compensa con entusiasmo”

“Me alegra vez que no me echaste en falta anoche” dijo su tía sincera. Ni un ápice de celos.

“¿Eres una prostituta del mundo del BDSM? ¿De las sumisas?” preguntó la joven.

“No, no… es mi puta privada…” Miguel se paró a pensar un momento “pero lo de hacerte trabajar de puta podría ser divertido. No sé. Podría ser tu hobby” se mofo. “Como decía no es puta pero como sumisa es impresionante”

Linda hizo una reverencia, divertida por el halago. “Es fácil serlo después que te secuestren y durante dos años estén violándote, torturándote y acondicionándote hasta que tu único deseo es complacer a todos los hombres que intenten follarte, sin excepción. Un curso muy intensivo” A Miguel aun le sorprendía con que naturalidad su tía asumía lo que le Había ocurrido

“Yo también quiero eso. Me gusta complacer a los hombres. A cualquiera. Pero con eso que dices que te ocurrió… un curso… ¿Qué significa eso?”

Miguel, sin decir palabra la cogió por el pelo a su tía y la tiró en la cama, haciendo que la cabeza le quedara colgando al borde de la cama, justo al lado de donde estaba sentada la joven.

Miguel apoyó la polla en la boca de su tía que con la lengua le dio unos lametones hasta que esta empezó a ponerse dura. En cuando la tuvo erecta otra vez se la metió hasta la garganta y… se quedó allí.

Ni un aspaviento, ni una amenaza de arcada… Linda se quedó allí, quieta, esperando a que su sobrino hiciera lo que quisiera. Y pasaban los segundos. La joven empezó a pensar que iban a ahogar a Linda. Miguel empezó a abofetear los pechos se su tía. Esta siguió impertérrita con apenas algún aspaviento por los golpes. Miguel le dio una fuerte palmada en el pubis. Otro aspaviento por el golpe pero Linda conseguía mantenerse poco más o menos quieta ante todo. Dos minutos llevaban ya. ¿Y la joven se sentía orgullosa porque aguantaba unos 10 segundos así? Miguel empezó a follarse la garganta de su tía. Le golpeaba una y otra vez la nariz con sus pelotas y esta, apenas se movía dejando que su sobrino disfrutase todo lo que quisiera. La joven sabía que ese ritmo sí que no podría mantenerlo.

Miguel sacó la polla antes de correrse. Manejando a su tía por el pelo le dio la vuelta. Antes que se subiera a la cama su tía ya se Había bajado las bragas a medio muslo. La joven vio como Miguel se ponía encima de Linda y, de golpe, dejándose caer, le metía la polla brutalmente en su ano. Y Linda dio un respingo, soltó un pequeño quejido y se mantuvo. Miguel volvió a salir y a entrar y empezó a follársela brutalmente. La joven recordaba la noche anterior. Se sentía muy orgullosa de cómo Había aguantado tres roturas de culo pero desde luego que no Había podido disimular el dolor. Y veía como Linda no solo emitía quejidos comedidos sino que de repente empezó a gemir de placer. Disfrutaba siendo brutalmente sodomizada. De repente se sintió muy torpe.

Estuvo esperando estoicamente, un poco incómoda sin saber que hacer hasta que recordó algo que le Había dicho Miguel la noche anterior. Se levantó, se puso de rodillas, manos tras la nuca y espero.

“ah! Hummmm Si que le pone ganas.” Comentó Linda mientras seguía siendo sodomizada. Hasta el final en el que su sobrino volvió a correrse dentro de ella. E iban… ni lo sabía. Y hacía menos de una semana que Había vuelto.

“Gracias por usarme, sobrino. Siempre es un placer sentir que disfrutas usando mi cuerpo”

“Pero…” dijo la joven “¿De verdad que sois tía y sobrino?”

Linda la miró divertida. “¿No habías dicho que tu objetivo era complacer a los hombres?”

Sí…” dijo confundida…

“¿Y mi sobrino que es?”

“Pues… un hombre sí. Pero…”

“¿Si tu hermano quisiera usarte no le dejarías?”

“¡Pero es mi hermano!”

“¿Es un hombre?”

“Si…”

“¿Tu padre? ¿Tu hijo si lo tuvieras? ¿Tu tío, sobrino, primo…. ?”

“Pero…” la joven estaba confusa.

“Son todos hombres. ¿No has dicho que tu meta es complacer a cualquier hombre que quiera usarte?”

“Pero ellos no van a querer… usarme”

“Ya… porque sería el primer padre que folla con su hija o el primer hermano que se tira a su hermana. Si de verdad quieres ser una sumisa total como dices no es que tengas que hacerlo pero sí que deberías ser capaz de hacerlo. Los hombres pueden tener mucha imaginación. Engañan a tu hermano, una sala oscura o llevas máscara… el hombre con el que estás te dice que le excita la idea de ver como tu hermano te usa. ¿Qué harías?”

“No… no lo sé” confesó la joven.

“Tranquila.” le calmo Linda. “Solo te asustaba. Tú tienes suerte. Puedes elegir. Solo tienes que llegar hasta donde quieras llegar. Yo no. Me hicieron llegar a donde estoy. Por suerte mi sobrino es mi única familia pero sé que si tuviera un padre o un hijo que quisiera usarme, sería incapaz de negarme…” miró a Miguel “. . . como pasó con mi sobrino”

La joven no parecía salir de su confusión. No sabía qué pensar. Bajaron todos al piso inferior donde Salvador estaba esperando. “Buenos días, Señor, Señora…”A Miguel le hizo gracia que llamara Señora a su tía cuando iba vestida como una puta y solo hace unas horas se la Había follado como tal. Tenía la gabardina que la joven Había dejado en la entrada y se la ofreció para que se cubriera. “¿Todo bien, señor?” preguntó. Y la joven se puso nerviosa.

“Todo muy bien. Ha sido una delicia. Me lo he pasado muy bien” La respuesta relajo a la joven que parecía orgullosa. “Si le parece bien la llevaré a casa. Aún vive con su padre y pronto terminará su turno de noche. Y su padre no sabe que trabaja de prostituta… aunque técnicamente hoy no lo ha hecho. Lo ha hecho gratis. Su padre piensa que trabaja de camarera. No gana mucho así que no está poniendo pegas al sueldo extra que trae su hija” Miguel no puso ninguna objeción.

Tía y sobrino se pusieron a desayunar. “Tengo que decírtelo, sobrino. No quería pero disfrute con Salvador.”

“No esperaba menos. Lo tienes en el ADN. No te preocupes”

“Pero si me preocupo. Todavía me queda un leve hilo racional que me avisa que lo que me pasa es peligroso. Ayer soñé que andaba por la calle y me topaba con un grupo numeroso de hooligans. Tonteaban de forma vulgar conmigo, yo les correspondía como no podía evitar, me arrastraban al partido y durante el partido, escondida entre ellos, iban usándome. Perdían el partido y me llevaban a su local. Frustrados como estaban se desahogaban conmigo. Me pedían que hiciera cosas, stripteases, mamadas… y no les negaba nada. Bebían, se propasaban conmigo, se corría la voz, venían unos, se iban otros. . . Eran cientos. Y ya no volvía a salir de ese local”

“Me desperté mojadísima, deseando que fuera verdad. Mi instinto lo adoraba pero ese último fleco racional que me queda no paraba de recordarme que eso era destruirme. Como con Salvador. Fue empezar a usarme y entre en modo puta sin ninguna voluntad”

“Si te puedo pedir algo… es que me protejas, que no me dejes nunca ir tan lejos” le imploro su tía.

“Tranquila. Una cosa es que te comparta. ¿Pero crees que voy a dejar escapar un juguete como tu tan perfecto? Vas a ser mía para uso y disfrute para siempre. Te lo aseguro”

Linda respiro aliviada.

“Y bueno… no tienes por qué decírmelo pero… ¿Qué pasó ayer?”

Miguel le puso al corriente. De la web, de los videos, de cómo la habían querido matar, de cómo pensó que podían querer volver a acabar el trabajo, de cómo lo de México Había sido cosa de su madre… suavizar los comentarios de su madre sobre Linda y vendió que su madre la metiera en el programa para salvar su vida, que su tío quería matarla. Básicamente todo.

“Entonces lo hiciste por protegerme”

“¿De todo lo que te he contado es lo único con lo que te has quedado?”

“Si”