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Libro II : Secuestro - Para atraerla y atarla

en Dominación

Libro II : Secuestro - Para atraerla y atarla

Tía y sobrino ya saben que pasó los dos años perdidos.  Toca disfrutar pero sin olvidar que Linda es incapaz de resistirse a nada ni a nadie.

14.- Capítulo XIV: De copas con los amigos

 

El sábado paso tranquilo. Solo un par de veces se follo Miguel a su tía, sin ninguna parafernalia, un aquí te pillo, aquí te mato. Si no fuera por la forma de vestir de Linda y que de vez en cuando la polla de Miguel acababa clavada en algún orificio de su tía cualquiera pensaría que tenían una relación tía-sobrino normal.

A mitad de tarde Miguel se fue. Que seguía siendo un adolescente que le gustaba quedar con los amigos a tomarse unas copas. Se fue con Mark y Ethan de bares. Las copas fueron consumiéndose y los jóvenes se envalentonaban. “Tenías que haberle dicho que viviera contigo. Así podrías espiarla en la ducha. “ “¿De verdad que no puedes conseguir las fotos de cuando la encontraron?” “Tienes llave de su casa. ¿Podemos ir a ver sus braguitas cuando no esté?”

“¿Y por qué no ir a ver su braguitas cuando sí que está?” y Miguel mostró las llaves de la casa de su tía. “¿En serio lo dices? Es pronto… aun estará despierta. ¿En serio dices de meternos en casa de tu tía de noche a rebuscar en su cajón de la ropa interior?”

“No. Digo que vayamos ahora a casa de mi tía a seguir la fiesta” ¿De qué sirve tener una esclava sexual si no puedes presumir de ella entre los amigos? “Quien sabe… tal vez esté en braguitas” dijo bromeando sabiendo bien que así sería. Después de unos momentos de duda y envalentonados por el alcohol los amigos de Miguel se decidieron.

Miguel entró en el jardín de la casa de su tía con sus amigos. Aunque estos no se dieron cuenta Miguel sí se percató que su tía los Había visto desde la ventana para desaparecer inmediatamente.

Miguel ni llamó a la puerta. Directamente abrió con sus llaves y entró seguido por sus amigos. Estos se quedaron en shock cuando vieron a Linda.

Los Había recibido con su postura habitual. Vestía un corsé rojo con detalles negros que empujaban y resaltaban sus pechos. Un liguero a juego sujeta a sus medias. Y su pubis estaba tapado, si se puede decir así, por una braguita con aberturas tanto delante, como detrás. Y como siempre con tacones.

Miguel no dijo ni una palabra, se sacó la polla, fue hacía su tía y se la metió hasta la garganta ante los atónitos ojos de sus amigos. “Pero que…. que…” farfullaban mientras Miguel se follaba la garganta de su tía ante ellos. “Oye, tío. Que…” Y Miguel alzó la mano haciéndolo callar mientras seguía moviendo sus caderas. Alucinados los dos amigos esperaron hasta que vieron como Miguel se corría en la boca de su tía y está, sin poner pega alguna, se lo tragaba.

“Hola tía. Estos son mis amigos Ethan y Mark. Llevan toda la semana pinchándome con lo buena que estás así que he pensado que vinieran a verte”

“Claro. Tus amigos son bien recibidos. Pasad. ¿Queréis algo? Os daría un beso pero mi boca sabe ahora a semen”

“Sácanos unos gintonic, tía”

“Claro”

Los jóvenes fueron al salón mientras Linda iba a la cocina. “¿Pero qué cojones ha pasado?” preguntó uno de los amigos. “Pues resulta que mi tía a vuelto de sus vacaciones en México con unos gustos… adquiridos que no puede controlar. Y le ayudó a satisfacerlos”

Linda volvió con las bebidas, tres. Tan pronto se las dio volvió a ponerse en su posición sumisa. Los amigos seguían alucinando.

“Solo hay dos reglas, caballeros… “ dijo Miguel. “Una. Discreción. Lo que pase aquí, no sale de aquí. Eso incluye cámaras. Nada de fotos con los móviles. Dos. Su culo es mío. Soy el único que le da por el culo”

“¿En serio? ¿Nos va a dejar… follárnosla?”

“Prueba a ver” le retó Miguel.

Uno de los amigos se levanto, aun sin terminar de creérselo todo. Había visto fotos de la tía de Miguel así que sabía que esta no era una puta contratada para gastar una broma, era su tía. Se puso junto a ella, fue a sacarse la polla así con miedo… y se encontró que Linda se le estaba adelantando, sacando la polla y empezando a chupársela con esa habilidad única que tiene. “No me jodas!” dijo el otro amigo que se levanto y tomo por las caderas a Linda buscando ponerla a cuatro patas. Linda reaccionó, le ayudó a ponerse en posición y siguió mamándosela a ese joven desconocido. Enseguida noto como otra polla le entraba en el coño por detrás.

Y allí estaba Miguel, viendo como su tía estaba a cuatro patas, follada por ambos extremos por sus amigos, tomándose un gin tonic. Para Linda fue un remanso de paz comparado con lo que normalmente tenía que sufrir. Eran solo dos adolescente cumpliendo su sueño de follarse una MILF buenorra. De hecho apenas duraron unos minutos. “Joder… ni nos ha pedido usar condón como las chicas de nuestra edad”

Miguel se Había sacado la polla y esperaba en el sofá. “Trae tu culo hasta aquí, tía Linda se puso sobre él dándole la espalda y ella misma iba a meterse la polla cuando su sobrino la tomó por los hombros y empujó con fuerza. “Ábrete de piernas. Somos tres y hay que aprovechar” Su tía, con la flexibilidad que el caracterizaba se abrió y espero a ver quién se animaba. El que le Había follado la boca fue el que ahora se puso entre sus piernas. Miguel animó al tercero que usara la boca de su tía y así fue. En el sofá, los tres usaron a Linda todo lo que una mujer podría ser usada. El que le follaba el coño aprovechó para abrirle el corsé y liberar las bonitas tetas de Linda. Enseguida empezó a jugar con ellas después de sorprenderse de ver los piercing de aro. Pero lo dicho. Solo eran dos adolescentes buscando satisfacerse y no es que duraran mucho. Incluso tuvieron que esperar a que acabara Miguel que cuando se liberó su tía de las otras dos pollas la puso a cuatro patas y la siguió sodomizando en esa postura. Los amigos alucinaban con la poca delicadeza que ponía Miguel en perforar ese agujero tan delicado.

“Bufff… ¿Y ahora qué?”

“Una partida a la videoconsola.” Dijo Miguel. “Nos iremos turnando de dos en dos. El que gane, se folla a mi tía y el que se la follaba entra en la partida”

“¿Y quien empieza follándosela?”.

“¿Tu quién crees, capullo? Es mi tía” Y la cogió del pelo y se la llevó a un lado de la sala donde la tumbó en el suelo. Enseguida su tía se abrió de piernas y espero. “¿A qué esperáis?” señalando el televisor. “El que gana, folla”

Y sin más preámbulos, mientras sus amigos se afanaban en ganarse en la videoconsola, Miguel se afanaba por volver a llenar de semen el coño de su tía. “Gracias por prohibir las cámaras” le susurró al oído.

Una partida, un ganador y uno de los amigos fue a cobrar su premio. “Yo a cuatro patas, te quiero follar como a una perra” Los jóvenes cada vez se envalentonaban más. Sobre todo al ver como Linda no rechistaba le hicieran lo que le hicieran.

Otra partida, otro ganador. Miguel, haciendo trampas. Pero era su casa, su videoconsola, sus reglas. Esta vez se llevó a su tía hasta el sofá y le indico como ponerse, con la espalda en el respaldo, colgando la cabeza hacia atrás fuera del sofá. Enseguida Miguel empezó a follarse la garganta de su tía ante los atónitos ojos de sus amigos.

Dos partidas, dos ganadores, esta vez los dos amigos de Miguel decidieron imitarlo. Ninguna de las chicas que conocían se dejaría jamás hacer algo así. Y para su goce Linda no se lo negó a ninguno de los dos.

Media docena más de premios tuvo que ‘entregar’ Linda hasta que Miguel dijo que ya era tarde. Sus amigos le imploraron quedarse más tiempo pero Miguel fue inflexible. Con mucha pena sus amigos abandonaron la casa de su tía tristes pero satisfechos. Con la indicación de Miguel de que no dijeran ni una palabra.

Tan pronto Linda cerró la puerta Miguel la cogió por el pelo y, prácticamente a rastras la subió al cuarto. “¿Sabes? He descubierto que me pone muy cachondo verte follar con otros porque te lo mande yo.”

15.- Capítulo XV: El don.

 

Al día siguiente su tía le despertó como ya lo Había acostumbrado. Linda tuvo que estirar la correa con la que su sobrino la había atado a la cama la noche anterior al máximo pero cumplió con su deber autoimpuesto.

Miguel volvió a su casa. Follarse a su tía estaba bien pero tenía sus tareas y también se divertían con otras cosas. Lo que más le gustaba a David es la sumisión de su tía y esa la tenía ya, por ejemplo, cuando aparecía por su casa a la hora de comer, vestida a su manera, le hacía la comida paseándose medio desnuda por casa y luego volvía a su ‘casa del servicio’ sin ninguna queja.

Después de comer y de otro paseo de su tía medio desnuda cuando volvió a quedarse solo se decidió a ver otro de los videos de su tía. Había una serie Por la fecha en los meses diez y once de su desaparición Titulados algo así como Dándole el don a la cerdita”

Miguel puso el primer video. El llamado profesor empezó explicándole en qué consistía el entrenamiento a Linda, que estaba desnuda y arrodillada. Con las piernas y el cuello atadas a una estaca en mitad de un suelo que parecía el desierto. Sus antebrazos estaban atados a sus muslos dejando sus manos convenientemente cerca de su pubis para lo que venía después. Había también un par de hombres.

“Hola Linda. Hacía un tiempo que nos veíamos”

“Hola profesor. Si.” El lenguaje corporal de Linda transmitía sumisión pero también preocupación e incomodidad. “¿Qué puedo hacer por usted?” Como si pudiera hacer algo en esa situación.

“Veras Linda. No te voy a agobiar con los detalles. Hoy vamos a trabajar la asociación de estímulos”

“De acuerdo, profesor. Ya sabe que ya he aprendido. No daré problemas”

“Oh, pequeña. Estás aún lejos de aprender. Ya obedeces pero tu cerebro aun te recuerda a veces que no quieres hacerlo. Poco a poco solucionaremos eso. Hoy es sencillo… quiero que te corras”

Linda comprobó que sus manos llegaban a su pubis sin problemas. “Eso puedo hacerlo”

“Esa es mi juguete” Sacó un cronómetro. En la pantalla se sobreimpresionó unos números de cronómetro también. “Voy a cronometrarte. Cuando diga ya empezaras”

“Por supuesto profesor. No le defraudare”

“Ya veremos. Preparados, listos… ya”

Linda fue a empezar a jugar con su clítoris cuando recibió un fuerte azote en sus tetas. “Ouch!” No sabía muy bien cómo reaccionar cuando noto que el otro hombre le estaba metiendo un dildo por el culo mucho más grande de lo que era capaz de soportar. “Argch!” Otro azote en las tetas la hizo salta y solo las ataduras impidieron que se moviera del lugar. “Aiiiihhhh”

“Tic, tac” le dijo el profesor con el cronómetro en la mano. “No pararan hasta que te corras”

Linda intentaba obedecer. Empezó al final jugar con su clítoris pero obviamente no podía concentrarse. Los hombres se dedicaban a torturarla con azotes, sodomizaciones, tirones del pelo y de sus pezones, bofetadas. . . . Y el cronómetro avanzaba, y avanzaba…. A Miguel le pareció que los hombres se frenaban un poco. Eran intensos pero no en extremo. Solo buscaban doblegarla, no dañarla.

Miguel pasó rápido las imágenes. A los 15 minutos los hombres empezaban a estar cansados. Linda aun se afanaba por conseguir ese orgasmo. Miguel solo podía conjeturar que las partes torturadas de Linda estuvieran atontadas por el castigo y solo transmitieran molestias.

Miguel volvió a avanzar y a retroceder hasta que encontró el punto final. Su tía lo Había conseguido. Hasta se alegró por ella. A los 27 minutos consiguió su tía correrse pese a la tortura.

Miguel salto de video en video. En otro, algunas semanas después, la vio en una cruz de San Andrés, atada, en mitad del desierto con un sol de aúpa. Cada cinco minutos un hombre la volvía a cubrir de crema de protección solar y aprovechaba para manosear hasta el último centímetro del cuerpo de Linda. El propio video estaba acelerado y pasaban los minutos. Llevaba más de dos horas cuando el video volvió a velocidad normal y se escuchó decir a Linda “Agua… agua por favor”

En ese momento la soltaron y terminó de rodillas. “Ya sabes cómo va esto” le dijo el profesor enseñándole un botellín de agua que sería su premio. “Si profesor.” dijo medio desfallecida “Cuando diga” Linda se puso en posición con los dedos cerca de su pubis y los dos otros hombres al lado preparados para empezar su tortura.

El profesor sacó su cronómetro y lo pulsó. En seguida los hombres empezaron a torturar a Linda. Esta vez no estaba ni atada y. aun así se las apañó para mantener en posición poco más o menos. El dildo de su culo entraba y salía, sus pezones se estiraban hasta límites insospechados, las bofetadas estaban a la orden del día… Miguel fue directamente al final Tanta tortura le aburría. 14 minutos tardó esta vez su tía en correrse en mitad de la tortura. Le dieron la botella y su tía la bebió con ansia. Miguel suponía que eso era lo que llamaban refuerzo positivo.

“Buen juguete. - Ahora vuelve a ponerte en la cruz para que te atemos”

Miguel vio como su tía, obediente, se ponía en la cruz y se dejaba atar para otro suplico.

Salto al siguiente. . Era exactamente igual. Miguel salto al final a ver los tiempos. 15 minutos. Había empeorado.

“Vaya vaya, juguetito…” Decía el profesor “No sé qué hacer. Por un lado te has corrido, por otro no te has esforzado lo suficiente”

Linda miraba implorante la botella de agua.

“Creo que voy a hacer una mezcla. Un premio y un castigo. Tienes que aprender y yo no puedo dejar pasar esta falta. Lo comprendes. ¿No?”

“Si… si.” decía Linda desfallecida.

“Vale. Te voy a dar un 95% de agua” y Linda se la veía esperanzada pero se le torció el gesto cuando vio que el profesor se bebía toda la botella. Estaba confundida. ¿Había otra botella?

El profesor se sacó el miembro. “Voy a mear. El 95% de la orina es agua. Si tienes sed te la puedes beber”

Linda, al principio pareció asqueada pero estaba también desfallecida, se acercó de rodillas hasta ponerse ante el profesor e intento amorrarse a su polla. “No, no… quédate ahí y abre la boca”

Linda obedeció y el profesor empezó a mearle en la cara. Era Linda la que tenía que maniobrar para conseguir que el chorro acertara en la boca. El profesor la chinchaba apuntándole a la cara y Linda tenía que perseguirlo. Al final, aunque asqueroso, consiguió tomar gran parte de la meada.

Linda parecía tener arcadas que consiguió controlar. Otro hombre se puso delante de Linda y se sacó la polla. “Abre la boca” le dijo.

“No, no hace falta. Ya no tengo sed” dijo Linda.

Se hizo un silencio y de repente el hombre le dio un tremendo bofetón que acabó con Linda en el suelo.

“¿No has obedecido lo que te ha dicho un hombre? ¿Qué más da si tienes sed? Si un hombre te dice que abras la boca, la abres!”

“No, no. Lo siento. No me di cuenta que era una orden” decía Linda aterrada cuando los dos hombres la sujetaron por los brazos y la llevaron a la cruz. “Nooooooo. Un castigo nooooooo. Por favor.”

Tan pronto la ataron empezaron a azotarla, ha estirarle los pezones, meterle dildos de forma salvaje… ahora sí que la estaban torturando. Ahora sí que no se frenaban. Linda gritaba pero en mitad del desierto nadie la iba a oír.

Miguel avanzó el video. Los hombres estaban follándose a Linda que apenas era un trapo gimoteante entre ellos. Casi ni reaccionaba a sus torturas. Miguel volvió a avanzar.

Linda estaba en el suelo, desfallecida. Habían estado cerca de una hora torturándole.

“De rodillas” dijo el hombre que la Había abofeteado. Linda, como pudo, se arrastró hasta él y con esfuerzo ímprobo consiguió ponerse de rodillas.

“Abre la boca para que pueda mearte” le dijo. Sin rechistar Linda abrió la boca y el hombre empezó a mearle. Al principio le rebosaba. “Bébetelo” le dijo el hombre y Linda, así como le meaban, se lo bebía.

Cuando acabó el segundo hombre hizo lo mismo. Con exactamente el mismo resultado.

El profesor tomo una toalla y empezó a limpiarle la cara a Linda. “¿Entiendes que esto es por tu culpa? ¿Entiendes que esta última hora que has tenido que soportar es por tu culpa? Sabes lo que tienes que hacer para evitarlo. Pues ¿Por qué no lo haces? ¿Si un hombre te pide algo tu que tienes que hacer?”

“Obedecer” farfulló Linda.

“¿Y entiendes que como no has obedecido es culpa tuya lo que te ha pasado?”

“Si” Farfullaba Linda. “Lo siento. No volverá a pasar. Es culpa mía. He aprendido.”

Miguel pasó al último video. Cuatro semanas después. Linda estaba en una habitación. Pilón el que desvirgo su culo estaba, así como otros tres hombres más el profesor.

“Vamos a ver si lo consigues” le dijo el profesor

“Vamos!” Se dijo Linda. Miguel se sorprendió al ver a su tía hacer el gesto de darse ánimos apretando los puños como si fuera un atleta antes de una prueba difícil.

Se puso a cuatro patas. Pilón se preparó por su retaguardia, por supuesto. Otro se puso con su polla a la altura de la boca de Linda y los otros dos a cada lado. Linda estaba a tres patas y tenía ya una mano preparada cerca de su entrepierna.

El profesor preparó su cronómetro y lo puso en marcha. Tan pronto como lo activo Pilón se la metió por el culo. Su tía dio un grito controlado y enseguida el que tenía delante empezó a follarle la boca. Los otros dos empezaron a manosearla y estrujarle los pechos y maltratar sus pezones mientras alternaban palmadas en su trasero. Pilón de vez en cuando le tiraba del pelo o el que le estaba follando la boca le empujaba la cabeza y se quedaba un buen rato obstruyéndole la garganta. Eran intensos por decir algo suave pero no tanto como la primera noche que al violaron o en cualquiera de los otros castigos que Linda Había sufrido. Otra vez estaban siendo comedidos aunque parecía difícil creerlo pos la intensidad.

Pese a la mordaza que es una polla metida en la boca se empezaron a oír gemidos de placer. Linda parecía que estaba excitándose pese al tratamiento que le estaban dando. “hoummm sigggg sigggg yaaagggggg”

El profesor paró el cronómetro. 4 minutos y 54 segundos. “Bien. Lo has conseguido, juguetito. Has bajado de 5 minutos”

Linda no podía decir nada pues seguía con una polla en la boca. Que ella hubiera acabado no significa que los otros fuera a parar. Allí estuvo a cuatro patas hasta que ambos hombres terminaron corriéndose.

Ya la dejaron levantarse al fin. “Felicidades” le dijo pilón y le ofreció chocar los cinco. Miguel se sorprendió cuando su tía, mostrándose feliz, orgullosa diría, chocó los cinco. No solo eso, con el mismo movimiento de chocar los cinco Pilón hizo un arco con la mano y acabó dándole una palmada en el trasero a Linda que se lo esperaba y ya Había preparado su nalga para recibirlo. Así con paso con los otros tres felicitándola por ser capaz de correrse con el sexo duro.

“¿Y ahora?” preguntó Linda. “Ahora estos ayudantes van a usarte a saco” Linda puso cara asustada. “No, juguetito. Tranquila. No es un castigo. Van disfrutar mucho contigo porque ese será su objetivo. No castigarte sino usarte. Si todo ha ido bien, si has aprendido, deberías de disfrutarlo también. Ah. Y tienes prohibido tocarte”

“Claro…” dijo Linda con cierto nerviosismo. Pero antes de poder reaccionar Pilón la cogió por el pelo ya estaba metiéndosela por el culo. Ya fuera por el entrenamiento, ya fuera porque Pilón no estaba siendo un salvaje los quejidos de su tía era más sosegados, enseguida tenía otro entrando por su coño y jugueteando con sus tetas… y entonces se oyó. Un gemido de placer. “Sera puta” dijo uno. “Está disfrutando” se rió otro “Que pocas lo consiguen” dijo un tercero. Efectivamente. Los cuatro la estaban follando a saco y Linda estaba disfrutando. No solo eso… poco después se podía oír a Linda tener un bonito orgasmo. “Wow.” dijo después de disfrutarlo “si. Menuda puta estoy hecha” y se rieron el resto de los hombres que siguieron follándola para su disfrute, no para castigarla. Después de hora y media y varios orgasmos de Linda, y muchos más de sus violadores, si ya se podían llamar así, dieron por acabada el gangbang. Para haber sido ella sola contra cuatro tíos a Linda se le veía agotada pero entera. Pilón otra vez le ofreció chocar los cinco y Linda le correspondió con esa característica palmada final en las nalgas. Y por supuesto que los otros tres la felicitaron de igual manera.

Curioso. Desde su desconocimiento el sistema era tosco, bruto y básico. Pero sorprendentemente había funcionado. En dos meses de entrenamiento intensivo habían vuelto a su tía una masoca.

16.- Interludio - La traición

 

Iba a llamar a su tía para que le aliviara el hinchazón de la polla, cuando Ethan se le adelantó al llamarle. Miguel estaba un poco preocupado. ¿Serían discretos? Siempre se podía negar todo. No hay pruebas. Si no… le iba a encantar poder alardear de su tía con alguien.

“Hola. Miguel. ¿Has visto a Mark?”

“Pues… no. ¿Por? ¿Debería haberlo visto?”

Un breve silencio. Miguel podía adivinar el nerviosismo de Ethan.

“Me dijo que hablaría contigo. ¿No te ha llamado?”

“No. ¿Hablar conmigo porque? ¿Me voy a arrepentir de lo de ayer?”

Otro momento de duda. “A ver… Mark me ha venido hoy a convencerme de ir a visitar a tu tía a tus espaldas. Que está seguro que si vamos nos iba a dejar follárnosla como ayer. Le he intentando convencer de que no. Que eres nuestro amigo e ir a tus espaldas está mal. Que tu tía, sea el que sea el tema que os lleváis, sigue siendo tu tía. Uno no va por detrás a quitarle el pibón a un amigo. Me ha dicho que tenía razón y que te ibas a llamar a ver si podíamos repetir hoy pero… no me ha parecido muy sincero”

Miguel se apresuró a mostrar el monitor de casa de su tía en el ordenador. Mark debería de haber entrado poco antes porque estaba ahora morreándose con su tía contra la pared con sus manos recorriendo todo su cuerpo, acelerado y torpe, como un perro en celo.

“Gracias.” Le dijo Miguel, tranquilo. “Eres un buen amigo. No lo olvidaré. Ahora tengo que dejarte. Tengo un asunto pendiente” Y colgó.

...

Linda estaba ya a cuatro patas, con las bragas a mitad de muslo y con Ethan detrás a punto de clavársela por donde quisiera cuando Miguel le descargó un potente golpe con un bate de baseball en el muslo, seguido de otro en el costado. Si no le rompió una costilla poco faltaría.

“Detrás mío, tía” Esta obedeció rápidamente subiéndose las bragas y poniéndose tras su sobrino.

“Joder tío. ¿Qué haces?” le recriminaba Mark entre muestras de dolor. Miguel lo apuntaba con el base de baseball amenazante.

“No. Cabrón. ¿Qué haces tú? ¿Voy a tus espaldas a tu casa a jugar con tu consola? ¿Qué cojones haces tú aquí?”

“Tu tía es un pedazo de puta que le va la marcha. No es justo que te la quedes tú. Si se nota. Se abre de piernas con cualquiera. ¿Te crees que la he tenido que convencer? Tan pronto como la he besado se ha puesto a refrotarme como una puta. Ella lo quiere. Así que apártate y. . . .”

No termino la frase. Un golpe de Salvador en el mismo costado donde había recibido el batazo término de fisurar una costilla y Mark acabó en el suelo de rodillas por el dolor. Antes que pudiera reaccionar Salvador le puso una bolsa alrededor de la cabeza y empezó a ahogarse.

“He venido tan pronto como he podido, señor. ¿Qué quiere que haga con él?” mientras Ethan intentaba rasgar la bolsa sin éxito, mostrándose cada vez más desesperado.

Miguel, por un momento, entendió que si se lo pedía Salvador lo mataría sin dudar. “El tratamiento del repartidor debería ser suficiente.” Le dijo.

“De acuerdo señor” y aun mantuvo la bolsa sujeta viendo como los movimientos de Mark se hacían cada vez más lentos… hasta que en el último momento Salvador soltó la presa y Mark término a tres patas, acariciándose la garganta, intentando recuperar el aire perdido. En una de las veces que abrió la boca para aspirar el aire que anhelaba también se coló el cañón de una pistola hasta golpearle la garganta. El sabor metálico era desagradable, tenía sensaciones de arcadas, pero el terror lo abrumó. Justo en ese momento se meo en los pantalones. Se oyó un clic.

“A ver, pedazo de mierda. Si vuelves por aquí, si le hablas a nadie de la señora, si vuelves a mostrarte irrespetuoso con algún miembro de esta familia, te cogeré, te cortaré vivo a trocitos lentamente y se los iré dando a una manada de perros para que te vayan comiendo hasta solo dejar tus huesos. Jamás nadie podrá encontrarte. Tu madre enterrará un ataúd vacío.”

Desde luego que le creía. Pese a tener ese cañón tan metido se le oía sollozar aterrado. “¿Lo has entendido?” Mark intentó asentir con problemas hasta que Salvador le sacó el arma de la boca y se le pudo oír. Gimoteaba aterrado y solo asentía e imploraba poder irse. Hasta se meó de miedo.

Aún no” le dijo Miguel. “Limpia ese charco que has dejado, meón” Mark miró alrededor algo con lo que limpiarlo. Estaba a punto de usar su camiseta cuando Miguel dijo “Con la lengua”. Mark lo miró desconcertado pero escucho otra vez le clic al volver a amartillar el arma Salvador y esta se apoyó en su sien. El terror pudo con el asco y Mark se arrodilló e inclinó hasta que pudo lamer sus propios orines pese al dolor que su costilla fisurada. Tampoco tuvo que lamerlo por completo, era imposible, pero después de un rato el mensaje Había quedado claro.

“Largo de mi casa, pedazo de mierda” y esta vez sí Mark salió a trompicones dolorido, humillado y sometido.

“Señor, señora ¿Todo bien? ¿Me necesitan para algo más?” A Miguel le hacía gracia que Salvador siguiera llamando señora a su tía después de haberla usado como una puta habiéndole hecho todo lo que hubiera querido. Ni siquiera el tono al preguntar si necesitaban algo más sonaba con indirecta por si caía un hueso en forma de Linda.

“No. Gracias. Has llegado en el momento justo. Debo decir que tus recientemente descubiertas habilidades son impresionantes, salvador. Muy competente”

“Gracias señor. Si no me necesita para nada más me volveré a mi casa. Por cierto. La joven que le visitó el viernes me ha pedido que le pregunte si puede volver a verlo como… amiga” Dándole un tono irónico a la palabra amiga que no dejaba dudar a dudas a lo que se refería.

“Claro. Cuando dije que acabe muy complacido con ella no exageraba.”

“Entonces le pasare su número de teléfono para cuando necesite una amiga. Solo le comento que tenga en cuenta que vive con su padre y que este no conoce de sus amistades. La conozco bien y sé que si la llama en mitad de la noche para que haga de amiga le obedecerá, pero le pondrá después en un compromiso si tiene que explicar a su padre por que ha salido”

“Entiendo. Lo tendré en cuenta” y Salvador se despidió. Un minuto después Miguel ya tenía el contacto de la joven. El nombre aparecía como ‘Nadie’

Miguel y Linda se fueron a sentar al salón donde hace un momento ella estaba a cuatro patas. “Lo siento” empezó Linda “Y me disculpare mil veces pero no puedo controlarme. Cuando siento que alguien quiere usarme me quedo sin voluntad, incluso me pongo cachonda, y soy incapaz de negarme a nada”

Y eso te aterra. Recordó Miguel. “Algo tendremos que hacer. De momento hare que si llaman a tu puerta salte mi telefonillo. Solo yo puedo decidir quién entra a follarte o no”

Linda sonrió. “¿Y qué me has dicho? ¿Qué estabas cachonda? ¿Y te hemos dejado a medias? Eso hay que solucionarlo. ¿Por dónde ibas?”

Y con total desconsideración Miguel empujó a su tía del sofá. En cuando Miguel iba a empezar a quitarse los pantalones su tía ya estaba a cuatro patas con las bragas a mitad de muslo. Miguel se puso donde hace un momento Mark recibió sendos golpes de bate, apunto su polla, y con la delicadeza que le caracteriza, o sea, ninguna, se la metió hasta el fondo de la mojada vagina de su tía.

“Dios! Chorreas! Menuda puta estás hecha, tía”

“Si. Lo sé, sobrino.” le contestó claramente satisfecha por poder continuar donde lo Había dejado.

“Mueve esas caderas, puta. No voy a hacer yo todo el trabajo” le espetó Miguel remarcándolo con unos sonoros azotes en el culo. Esta le correspondió moviendo salvajemente sus caderas a cada empujón. Miguel tenía a mano el cinturón de sus pantalones, lo cogió mientras seguía bombeando, hizo un lazo y lo pasó alrededor del cuello de su tía y lo cerró. No del todo, no le apretaría del todo el cuello pero sí que le quitaría el aire. Su tía no sólo no se quejo sino que como siempre maniobró la cabeza para facilitar que le pusieran ese lazo.

Miguel tiro y la espalda de su tía se arqueo hacia atrás, Después de unos empujones su tía consiguió meter las manos bajo el cinto, justo en su cuello y ahora todo su equilibrio estaba en sus rodillas separadas y en la correa que le tiraba del cuello. A veces Miguel tiraba con más fuerza y su tía se levantaba aún más, poniendo a tiro sus pechos para que Miguel jugara con ellos maltratándolos, para luego volver a caer hacia delante hasta donde le dejaba el cinturón que manejaba Miguel.

Para cualquier mujer esto sería un suplico. Para Linda también lo era, pero aun así entre algún ahogo y quejido se oían sus gemidos de placer, Miguel casi temió ahogarla de verdad cuando, después del primer orgasmo, las piernas de su tía flaquearon pero esta consiguió volver a ponerse en situación, permitiendo que Miguel también acabará llenándole otra vez la vagina de lefa. Tan pronto acabó de correrse Miguel empujó a su tía hacía delante y ambos acabaron en el suelo, con su tía haciendo de colchón de Miguel.

“Puta” le susurro al odio al oído a su tía.

“Y orgullosa” le contestó jocosa su tía. “¿Sabes una cosa? Si. Ayer me excito que tus amigos me usaran… pero nada comparable con cuando me USAS tu” y le dio énfasis a la palabra “Seguro que tus amigos solo querían un polvo fácil con una tía buena” jugando con las palabras tanto con ‘tía’ como con ‘buena’ “ y lo disfrute… pero nada comparado con, por ejemplo, como me has usado ahora. Definitivamente cuando más fuerte me usan, más lo disfruto”

Hasta un punto pensó Miguel pensando en los videos. A partir de un punto se vuelve un castigo y sabía que su tía lo había pasado muy mal en esos momentos. Tanto que había acabado como había acabado. Su tía no era consciente que esa alegría que le invadía después de dejarse ser usada, como decía, venía por la sensación en su interior de haberse librado de un castigo. Bueno. La vida no es justa y a veces, las desgracias de unos son las alegrías de otros.

Volvieron al sofá a acurrucarse como cualquier pareja de amantes.

17.-Capítulo XVII: Una violación… ¿o no?

 

“Así que esa joven se quedó prendada de tu amabilidad”

Miguel la miró divertido. “¿Tienes celos, tía?”

“¿De ella? No. Pero de lo que ella pueda darte y yo no pueda… bueno… eso sí que me da un poco de celos. ¿Hay algo? Ya sabes que solo tienes que pedírmelo”

“Lo sé, lo sé. Y me encanta eso de ti. Sé que con chasquear los dedos harías cualquier cosa. Y eso me encanta. Pero a veces me gustaría que pudieras poner un mínimo de resistencia. Por ejemplo, cuando te la meto por el culo, se que te molesta pero no es nada que no puedas superar. Con esa joven sí que le dolía, y aún así, hacía verdaderos esfuerzos para superarlo y complacerme”

“¿Quieres hacerme daño? ¿Colgarme y azotarme? ¿Torturarme? Sabes que puedes. ¿No?”

“Si, si lo sé. Pero no es eso. A ver cómo te lo explico. Por ejemplo. Imagina dos hombres. Ambos te cuelgan y te azotan. Pero uno es un sádico y el otro un dominante. El sádico te azotara y luego, tal vez, te descolgara y te follara. El dominante hará lo mismo. Pero al sádico lo que quería es solo causarte dolor. Puede que ni necesite follarte después. El dominante seguramente te azotara solo porque puede. El dominante quiere ver si te rebelas, y si es necesario azotarte más hasta que claudicas, y después, sentí que pese a todo lo que te ha hecho, te abres de piernas ante él sumisa y obediente.”

“No quiero hacerte daño. Quiero usar ese daño para notar mi dominio sobre ti. Y como bien dices, tía, tú me obedecerías en todo. Me encantaría poder sentir que te fuerzo a hacer algo que no quieres pero eres tan… fácil. Eres un encanto pero tan fácil. . .”

“Si, es cierto. Intento pensar que me pudiera resistir en algo pero solo en pensarlo ya me da malestar. Lo siento, de verdad, sobrino. Nunca pensé que ser tan obediente podría ser un problema”

“Tranquila. Mujeres como la joven sin nombre se pueden encontrar. Una sumisa incondicional como tú, no. No creas que no aprecio lo que tengo”

“Aunque… tal vez…” susurro Linda.

Miguel se quedó intrigado “¿Si?”

“Ya sabes que mi cabecita está jodida” y se dio unos golpes en la sien Haré lo que me pidas. ¿Qué pasa si me pides que me resista, como si me violaras? Que me pidas sexo forzado. ¿Cómo crees que reaccionara mi cabecita tarada?”

Miguel no tenía ni idea. Su tía estaba programada para complacer. ¿Qué pasaría si le piden que complazca pero negándose a complacer? Por probar…

“A ver. Tienes razón. Por probar. . La próxima vez que te folle me gustaría forzarte, que te resistieras. Hasta que diga que hemos acabado. A ver qué tal sale”

“De acuerdo” dijo su tía sin ningún atisbo de cambio y volvieron a acurrucarse en silencio.

Solo Había pasado dos minutos cuando empezó a notar a su tía nerviosa. Miguel esperaba a ver si le decía algo pero sin decir nada su tía se levantó.

Se la veía confusa, incluso preocupada “Cre… creo que me voy a subir a la habitación, sobrino” ¿Estaba interpretando? se preguntó Miguel. La verdad es que no lo parecía. Y sin decir nada, casi a la carrera, subió por las escaleras.

Miguel, extrañado, subió tras ella. La vio salir del lavabo. Se Había puesto el albornoz. Posiblemente la única prenda en toda la casa que impedía que pareciera una puta, y eso que solo le llegaba a mitad de muslo. También se había quitado los zapatos de tacón.

“¿Te pasa algo, tía?”

“No, no… nada…” y se fue a su habitación, Miguel la siguió. Cuando Linda entró intentó cerrar la puerta. Ella nunca cerraba la puerta. Miguel la paro antes de que la cerrara y entró tras ella. Su tía se cerraba la parte superior del albornoz sobre su pecho como buscando más protección, mientras retrocedía.

“Sobrino, mira… No sé que me ha pasado estos días. No era yo, no está bien… eres… eres mi sobrino. Y yo… yo no soy una guarra. Tiene que haber sido… algo por el stress, o el coma, o no se… pero… pero… tiene que parar. Por favor. Tiene que parar”

Si estaba fingiendo lo hacía de miedo. Miguel cerró la puerta y echó el pestillo y vio que su tía se ponía más nerviosa. “¿Qué… qué haces, Miguel?”.

Su tía no le llamaba Miguel desde que él le dijo que le excitaba más que le llamara sobrino. Tal vez realmente no estaba fingiendo. Ahora lo que le preocupaba es si no fuera capaz de salir de ese estado pero… ya se preocuparía de eso en su momento. Decidió seguirle el juego.

“Tú dices que no eres una guarra pero ¿te has visto, tía? ¿Y todo lo que has hecho? ¿Cada mañana? ¿Cada tarde?¿Cada noche?”

“Eso… eso… puedo explicarlo. Algún golpe o… o… algo… esa no soy yo. No soy una guarra”

Linda fue retrocediendo hasta que se encontró arrinconada contra la pared con su sobrino cerrándole el paso

“¿Y qué te vistas así?. Aunque te pongas la bata hace un momento estabas abajo… así…” Miguel intentó abrirle la bata pero no se dejó, intentó desatarle el cinto y sí que lo consiguió. Linda intentaba evitar que la bata se abriera y no pudo evitar, cuando Miguel tuvo un buen agarre que la abriera de golpe mostrando lo poco que llevaba debajo. Al ponerse la bata se Había quitado el camisón transparente que llevaba. Solo llevaba un sujetador pushup y un tanga que era un diminuto triángulo semitransparente con dos tiras de tela para mantenerlo en su sitio. Y unas medias de encaje a medio muslo. Su tía nunca llevaba nada que pudiera entorpecer el acceso a sus orificios y eso incluía medias completas. Ahora no le iba a servir de nada. Su tía le dio un empujón he intento ir hacía la puerta dejándose la bata en el camino. Pero no se acordaba que la puerta tenía el pestillo puesto y el tiempo que perdió por ello fue suficiente para que Miguel la alcanzase, la cogiera del pelo y la lanzara a la cama. Enseguida estaba sobre ella sujetándola. La habitación seguía teniendo un monto de juguetes a la vista repartidos, y eso incluía unas prácticas esposas sobre la mesilla de noche. Linda forcejeo y Miguel seguía constatando que estaba en muy buena forma pero el miedo la hacía ser descoordinada y él era más fuerte. Le dio tiempo a ponerle las esposas a la espalda y ya allí su tía pareció que se calmó.

“Sobrino… por favor… soy tu tía… esto no está bien… por favor…”

“Si” le decía Migue mientras le bajaba el tanga. “no está bien que seas una calienta pollas. Que vistas así y luego me vengas con que no es nada. ¿Sabes lo que se le hace a las calienta pollas?”

Miguel, entre las piernas de su tía, sujetaba las esposas con una mano mientras se desabrochaba el cinturón. Su tía solo podía recitar una retahíla de noes.

“Se les da una polla caliente, quieran o no”. Miguel apoyó su glande en la entrada del ano de su tía.

“¿Qué? No… por el culo no!”

Y como siempre Miguel entró como un rinoceronte desbocado. “Arrrggg” gritó su tía. No fue un grito desgarrador, pero desde luego que le Había dolido. “Miguel. No. Me haces daño. Para por favor”

Otra vez Miguel, ahora sí que se convenció que no estaba fingiendo. La sacó y volvió a entrar igual, una y otra vez hasta que empezó a sodomizarla. Su tía intentaba retorcerse, gritaba, le imploraba pero esposada como estaba y con un hombre más fuerte que ella encima no podía hacer nada. Hundía la cara en la cama, mordía la colcha, imploraba… “Miguel. Para. Ugh! Esto no está bien. Ouch. Eres mi sobrino. Para por favor!”

Miguel se mofo. “¿Quieres decir que si no fuera tu sobrino sí que estaría bien? Que puta estás hecha, tía”

“No… arg. No es eso lo que quería decir. No… no…” Linda al final solo sollozaba, sometida, dejando que su sobrino disfrutara de su cuerpo hasta el inevitable final corriéndose en sus entrañas

“Miguel se levantó satisfecho. “Esto está mal” farfullaba su tía. “¿Mal?” le espetó. La cogió del pelo. Y la llevó por la habitación. “Mira a tu alrededor. Todo lo has comprado y puesto tú. Esos dildos, esa fusta…” Miguel aprovechó para cogerla “cadenas. . De todo. Y mira.”

La puso delante de un espejo y le quitó el sujetador. “Solo una puta se pondría esos piercings de aros, tía” Miguel tomó uno de ellos y empezó a jugar, retorciéndolo, tirando… “Auuuh” se quejaba su tía. “Una puta calientapollas” le dijo y le soltó un azote con la fusta en el trasero que hizo dar un salto a su tía.

“!No lo soy! No sé porque hice esto pero no lo soy! Ouch!” Otro azote, otro salto.

“Por ser una calientapollas te mereces unos azotes” Otra vez del pelo la llevó hasta la cama donde quedó de rodillas en el suelo, con el cuerpo sobre la colcha y el culo en pompa. Con unas cuerdas se aseguro que no pudiera moverse y le soltó una docena de azotes. “Por calientapollas, tía. Te lo has ganado. ¿Vas a seguir siendo una calientapollas conmigo?”

“Ah! no, Para. Lo siento. Tienes razón. Soy una calientapollas. Lo siento. No lo haré más. Ouch! Argh! Pero para de azotarme”

Miguel paro, la liberó de las ataduras pero no de las esposas y la dejó de rodillas en el suelo. Se puso delante de ella. Con la polla en la cara. Pues si vas a dejar de ser una calientapollas empieza por chupármela”

“¿Qué? NO! No voy a chupársela a mi sobrino”

Miguel la cogió por los piercing y tiro forzándola a levantarse para volver a tirarla en la cama. Esta vez ni la ato. Puso una rodilla sobre su espalda y empezó otra vez a azotarla. “Puta calientapollas mentirosa.” le acusaba Miguel mientras la azotaba “No, ocuh, no, para, vale, vale. Lo haré!”

Otra vez sin delicadeza Miguel tiró del pelo de su tía para lanzarla al suelo donde volvió a acabar de rodillas. Y otra vez con la polla de su sobrino a un palmo de la cara. Miguel combaba la fusta una y otra vez y esperaba. Su tía, temblando, poco a poco, fue acercando su boca al glande de su sobrino y cuando estaba a punto de tocarlo se echó hacia atrás. “No! No puedo!” Miguel levantó la fusta y antes siquiera que descargara un golpe enseguida su tía cambio de opinión. “No! Si puedo” se lanzó hacia delante y esta vez, de golpe, se metió la polla en la boca. Allí, sollozando, se quedó quieta, con la polla en la boca, incapaz de continuar. Noto como Miguel le pasaba la fusta, muy despacio por la cara y luego la hizo chasquear en el aire. Linda tuvo un sobresalto, tomó aire y empezó a chuparle la polla a su sobrino. Sin manos no era fácil. Teniendo en cuenta que su habilidad para las mamadas era soberbia fue una mamada de lo más normal… al menos técnicamente. Ver al fin a su tía forzarse a algo por obedecerle le estaba poniendo muy cachondo a Miguel. Espero a que tuviera otra vez la polla dura para empezar un segundo asalto. Otra vez por el pelo la tiró sobre la cama, boca arriba esta vez.

“¿Ya es suficiente? Miguel… por favor… para ya. Soy tu tía” mientras su sobrino procedía a atarle los tobillos al cabecero de la cama. Linda acabó en una postura muy incómoda, con las manos esposas bajo su cuerpo y bien abierta con las piernas casi por los hombros. “¿Qué vas a hacer? No… no… más no, Para! No quiero” Miguel le dio una fuerte palmada en el pubis que la hizo salta. “¿No habías dicho que ibas a dejar de ser una calienta pollas? ¿Tengo que volver a por la fusta?” “Miguel… por favor… entra en raz…Aouchh!” no llegó a acabar la frase cuando Miguel tomó sus piercings y tiró con fuerza de ambos obligándola a levantarse lo poco que podía. La soltó de golpe “¿Decías, tía?” Su tía solo sollozaba. Ahora no dijo nada. Pero una bofetada llamó su atención. “¿Qué decías? ¿Vas a dejar de ser una calienta pollas?”

“Si…”

Sí ¿Qué?”

“Si, No voy a ser una calientapollas”

“Bien… entonces… ¿Quieres que te folle el coño?”

Su tía mantuvo silencio. Un tirón más de un piercing le desató la lengua.

“Ouch. Si!”

Sí ¿Qué?”

“Si…. quiero que me folles el coño”

La primera vez que le odia a su tía usar la palabra follar con ella.

“Pues si me lo pide mi tía favorita…”

Miguel se puso sobre ella y le metió la polla hasta dar con el cérvix. “Aou!” Se quejo Linda. Enseguida Miguel empezó a follársela a su ritmo tan endemoniado. “Ouch! Ai! Ah! Más despacio, más despacio por favor”

Miguel se rió y paro un momento, dejando la polla bien metida en el coño de su tía. “¿Quieres que te folle más despacio?”

Su tía, rendida se lo imploro. “Si lo vas a hacer, si me vas a follar, por favor… no seas tan duro”

“Pídemelo bien”

Linda se mordió el labio.

“Pídemelo”

Linda seguía callada. Miguel subió el cuerpo preparado para volver a entrar con todo y Linda reaccionó.

“Por favor, Miguel. Fóllame más despacio” dijo a toda prisa

“Miguel, no.”

Después de un momento de duda Linda corrigió. “Por favor… Sobrino… fóllame más despacio.”

“¿Ves qué fácil es? Si no hubieras sido una calienta pollas al principio todo te habría ido mejor” Y Miguel cumplió su parte del trato. Aminoro el ritmo. Y eso le permitió empezar a jugar con los pechos de su tía. No fue delicado pero su tía pudo soportarlo. Incluso se animó a besarla. Al principio se negó pero cuando noto que Miguel cargaba su cadera, sacando su polla hasta la entrada de la olla sin decir nada más Linda abrió la boca, sacó un poco la lengua y espero.

Primero Miguel le escupió en la boca lo que pilló por sorpresa a Linda pero enseguida la lengua de Miguel siguió al escupitajo y poco más menos Linda le contestó con su lengua a las atenciones de la lengua de Miguel.

Ya llegaba el fin, Miguel areció los golpes de su cadera, su tía miró a un lado pero Miguel la obligó a mirarle a los ojos. “Mírame tía. Quiero que me veas cuando me corra en tu coño lo mucho que estoy disfrutando de tu raja” y tan pronto le dijo eso empezó a escupirle semen en la vagina chorro a chorro.

“Buffff… qué gozada, tía”

Su tía no decía nada. Solo soltaba alguna lágrima que otra. “¿Ya estás contento?”

Aún no. Me falta un sitio donde correrme”

Su tía lo miro desfallecía “¿Quieres correrte en… mi… boca?”

“No” le contestó Miguel. “Quiero correrme en… tu… garganta”

“¿Qué? No! Me vas a ahogar” pero aun seguía esposada. Para Miguel fue fácil atarle los pies a la cama y asegurarse que su cabeza quedara colgando hacia atrás en el borde. “Hummm” le contestó esta vez Linda cerrando con fuerza su boca.

“Da igual” y el tapo la nariz. En cuando su tía intentó tomar algo de aire, forcejeo un poco con su mandíbula y acabó poniéndole una mordaza de aro. Ahora ya no podía cerrar la boca.

Mientras recuperaba fuerzas Miguel fue a comprobar una cosa. Metió los dedos en la vagina de su tía. Lo saco manchados de su semen pero, como se había percatado antes, la vagina de su tía no estaba húmeda. No. Definitivamente. Su tía no estaba fingiendo. Su tía le miraba implorante y Miguel aprovechó para meterle los dedos en la boca y limpiarse el semen con la lengua de su tía. “¿Sabes? Esos piercing son muy útiles para cogerlos y pillar tracción cuando te follo la boca” le decía mientras jugaba con sus preciosas tetas, sus pezones y sus piercings. Veía como su tía estaba horrorizada. Poco a poco sus energías volvieron y ante la situación que su polla volviera a estar dura era inevitable. Linda intentó evitar que esa polla se empotrara en su garganta. Pero era tan fácil como sujetarle la mandíbula para inmovilizarla. Miguel le metió la polla hasta la garganta y tan pronto como lo hizo Linda empezó a convulsionar, a tener espasmos y arcadas. Pero eso no frenó a Miguel que empezó a follarle la boca mientras sus manos jugaban con los pechos de su tía. Golpeando con sus pelotas la nariz de su tía una y otra vez. Tirando de esos piercings tan a mano. A veces le cogía de la nuca para asegurarse que le metía bien a fondo la polla en la garganta a su tía. Esta no paraba de tener arcadas y de retorcerse pero no podía hacer nada para evitar esa violación. Al final. Como le Había dicho su sobrino, este terminó corriéndose en el último sitio que le quedaba. Su garganta.

Tan pronto le saco la polla su tía tuvo un largo ataque de tos intentando recuperar aire y que su garganta volviera a acostumbrarse.

Miguel ya se había quedado satisfecho. Le quito la mordaza a su tía que empezó a implorarle “Miguel. Por favor, para ya… te lo imploro. No puedo más” Desato sus piernas y la tumbó en la cama, él hizo lo mismo abrazándola por detrás. “Quiero que sepas, tía, que me lo he pasado muy bien follándote. Espero que hayas aprendido a no ser una calientapollas. Y ya te puedo decir que me he quedado bien a gusto. Se acabó” y espero…

Linda seguía sollozando pero poco a poco iban desapareciendo, la respiración de su tía se iba calmando hasta que solo había silencio.

“WOW!” dijo su tía “Estoy MUY jodida de la cabeza” Se volvió a ver a su sobrino, aún esposada. La cara con todo el rímel corrido pero con una sonrisa de oreja a oreja y una auténtica expresión de sorpresa.

Miguel tampoco disimuló su sorpresa. “Wow yo también. ¿Cómo estás?”

“¿Cómo estoy? Estoy…”Linda intentó terminar de girarse aún esposada para encarar a su sobrino. “ouch ¿Eh? ¿Cómo puede ser? Me duele el culo, algo la vagina y la garganta! Si ya me has follado el culo otras veces a saco! No es que no me duela pero es mucho más soportable que esto. Ai!” Y se rio. “¿Cómo estoy? Orgullosa de ser capaz de hacerlo… feliz por poder complacerte… sorprendida por cómo me sentido… y dolorida porque me has violado de verdad!”

Y sin embargo Miguel no veía ni un atisbo de rencor.

“Bueno… ya tienes dos ‘amigas’ dispuestas a resistirse para satisfacerte” Linda volvió a poner cara de estupefacción. “Dios! Sí que me jodieron bien la mente, si… pero me encanta! Joder… estoy recordándolo… y me estoy poniendo cachonda”

“Pues conmigo no cuentes, me has dejado seco, tía”

“Y te importaría si… yo…” y con la mirada, que aun seguía esposada, señaló su pubis “¿Me das permiso?”

“¿Serás guarra?” Esto tengo que verlo” y le desató las esposas. “Adelante. ¿Pero no has dicho que te dolía el coño”

“Y me duele…Y si me doliera como me duele el culo sería otra cosa pero…” y Linda tomó un dildo que tenía sobre la mesilla y se lo metió en el coño “pero estoy más cachonda que dolorida” y empezó a follarse con el dildo mientras se hacía un dedo. Allí abierta de piernas, junto a su sobrino empezó a masturbarse

“No, sobrino, no…” farfullaba para ella “No soy una calienta pollas, no… no está bien, no… no soy una puta. . . eso, eso… “Y seguía masturbándose mientras rememoraba su propia violación “Mi sobrino me ha violado, si… me ha violado… hummm…” y no se frenaba con el ritmo precisamente. “No está bien, soy su tía. Esto está mal… pero sienta tan bieeeeennnnnn” El cuerpo de Linda convulsionó, se arqueó mientras se corría y terminó resoplando satisfecha.

“Y Wow otra vez, tía. No paras de sorpre…” y no acabo la frase cuando su tía se lanzó a darle un buen y húmedo beso.

“Te quiero” le dijo. “Tranquilo. Sé que tú no me quieres. Que solo me usas para tu disfrute. Pero justo por eso te quiero. Y porque me siento segura contigo, y sé que me vas a proteger. Puedes usarme, compartirme, torturarme… todo lo que quieras. Porque me encantara y por eso te quiero” y abrazo a su sobrino y se acurruco junto a él.

El resto del día pasó como esa pervertida retorcida imagen de familia normal. Charlas intrascendentes o ver la televisión juntos mientras su tía vestía como una puta.

18.- Interludio – Un buen amigo

 

Otro día, otra mamada. Otro día que lo llevaba al colegio Salvador como si todo siguiera igual.

En el colegio Mark no se atrevió ni a acercarse a él. Ethan sí que se acercó a preguntar qué Había pasado.

“Gracias por tu aviso. Pille a Mark pues… básicamente intentando violar a mi tía. Tuve que hacerle entrar en razón con la ayuda de Salvador”

“¿Con tu chofer? ¿Ese que parece salido de una película mejicana de sicarios asesinos?”

A Miguel le costó no reírse de lo acertada de la descripción. “Si. Y bueno… no creo que Mark se vuelva a acercar a mi tía, a mi casa o a mí. Ni quiero”

“Vaya… lo entiendo. Lo de tu…” Ethan bajo la voz “Lo de tu tía nos descolocó un poco. Nos voló la cabeza. Pero bueno… que eso no es excusa. Que eres su amigo… o lo eras”

“Bueno… Esto me ha servido para pasar de dos amigos a un buen amigo a un apestado. No me quejo”

“Oye… no voy a ser un falso. ¿Y los buenos amigos van a poder repetir lo del sábado? Yo solo pregunto. No soy Mark. Entiendo que tu tía es cosa tuya. No sé cómo habéis acabado así y no voy a ser tan gilipollas de acabar con la gallina de los huevos de oro”

Miguel se rió a gusto “Mira. Te voy a explicar el plan. Vamos a seguir saliendo de copas, a ver si ligamos. Pero la diferencia será que si a media noche no hemos pillado cacho nos iremos a casa de mi tía para desahogar nuestras frustraciones”

“Bien!” dijo Ethan con entusiasmo. “Eso sí… te aseguro que este fin de semana voy a ser un capullo de primera. No creo que se nos acerque ni una”

Miguel se volvió a reír. “Anda. Este sábado pasaremos de salir e iremos directamente a casa de mi tía. Por quitarte el ansia. Te la podrás follar todo lo que quieras para que se te pase la novedad. Eso sí… que sepas que mi tía me dijo que fuisteis un poco… blanditos”

Será puta! ops! perdón… que es tu tía”

“No. Tranquilo. Que lo es. Un pedazo de puta”

19.- Capítulo XIX: Un anillo para atarlas a todas

 

A la vuelta Salvado le entregó en el coche un sobre acolchado que Había llegado. Desde México. En el coche lo abrió. Una memoria USB, un anillo, una especie de contrato de esclavitud en papel pergamino, y una carta. De su madre. La leyó en el coche.

“Hola mi pequeñin. Quería decirte que le causaste muy buena impresión a tu tío. Y me ha dicho que te envíe esto. No sé si lo sabes pero todas los juguetes rotos están condicionadas para obedecer al portador de un anillo específico”

Miguel recordaba haber leído unas referencias a eso en el foro.

“Te lo envío con un video con las instrucciones y el contrato que hace falta. Sin el anillo seguro que tu tía se está abriendo de piernas ante todos los hombres que se le acerquen”

Muy acertado. Si no se la han follado más es porque en una semana no Había salido de casa.

“Con el anillo no dejará de abrirse de piernas. Pero serás tú el que decida si lo hace, cómo y con quien. Tú decides si son hombres, mujeres, perros, caballos o cadáveres. Yo solo te doy ideas”

Ya. Ideas. El desprecio de su madre por su propia hermana seguía siendo palpable.

“Su objetivo será complacerte solo a ti. Mi pequeñín. Considéralo mi regalo de cumpleaños adelantado y espero que lo consideres lo suficientemente bueno como para que me perdones por no regalarte nada en los dos últimos años”

Ciertamente en breve cumplía 18.

“También decirte que tu tío quiere conocerte. Ya te dirá cuando y te enviara uno de sus jets privados a recogerte”

Ni preguntar cuando me venía bien, ni si aceptaba, ni nada… estaba claro que eso no era algo discutible. ¿Y ha dicho uno, uno, de sus jets?

“Me alegra mucho que sepas que estoy bien y que no me juzgues”

“P. D. Métele bien a tu tía de mi parte”

Llego a casa y encontró a su tía como siempre.

“Hoy no me apetece le dijo

“Claro” y su tía se levantó para volver a su casa sin un atisbo de queja o frustración.

Miguel le dio un vistazo al video de la memoria USB. Aparecía el tipo al que llamaban el profesor y que había iniciado el entrenamiento de su tía. El video explicaba cómo hacer que uno de los juguetes rotos dejará de ser la puta de todos para ser la puta del portador del anillo. En realidad del hombre que hacía el ritual y sólo es hombre. Aunque no llevara el anillo. Miguel jugueteó con la frase del anillo único del señor de los anillos. Una anillo para atar a la esclava a las tinieblas de mi mente. Básicamente ella tenía que leer el contrato, aceptarlo, firmarlo y luego el portador del anillo lo usaría con lacre para dejar la marca del anillo en el contrato y el juguete debía hacer lo mismo pero usando uno de sus pezones. No era necesario seguir portando el anillo. Solo usarlo durante la ceremonia. La esclava quedaba atada a la persona, al nuevo dueño en exclusividad.

Teatral… dramático… pero… ¿Tan sencillo era? La verdad es que después del cambio de guarra salida a pudorosa víctima del día anterior a Miguel le costaba ya dudar de nada relacionado con la cabecita jodida de su tía.

Fue a casa de su tía. “Que pronto. ¿Has cambiado de opinión?”

“No… vamos a hacer otra cosa… “ Después de un momento de duda Miguel decidió no contarle de qué iba. “Tú no preguntes. Toma” le pasó el contrato. “Vas a leer esto. Vas a decir que lo aceptas. Lo vas a firmar y luego vas a poner un sello de lacre junto a tu firma usando un pezón”

“Claro” Linda tomó el contrato y lo leyó. Básicamente decía que iba a ser obediente al portador del anillo y solo al portador con un montón de frases que básicamente repetían lo mismo con distintos ejemplos.

“Acepto” dijo incluso con entusiasmo. “¿Esto lo has sacado de internet? Luego puedo enmarcarlo y colgarlo sobre la cama”

Miguel no le contesto. Solo preparo el lacre para que su tía pusiera su sello. “Ocuh” pero allí aguantó hasta que el lacre tomó forma y se solidifico. Miguel hizo lo mismo con su anillo.

Y Esperó. “Sobrino. ¿Pasa algo? ¿Estás esperando a algo?”

Si. Y no parecía que nada hubiera cambiado.”Luego hablamos” y sin explicarle nada, ni ella se lo demando, se fue a su casa.

A la noche volvió a por su tía.

“Vístete. Lo suficiente discreta como para salir a la calle”

“Claro” pero allí estaba esa sonrisa falsa. Hacía días que no la veía. Ese último miedo que le quedaba a su tía, salir a la calle, perder el control en un mundo lleno de hombres y no volver, desaparecer en una explosión de éxtasis y paroxismo.

Poca pero alguna ropa para salir tenía. Toda por estrenar. Para esta ocasión se puso una falda negra ajustada que le llegaba a mitad de muslos y que apenas cubría el encaje de la parte superior de sus medias. La blusa sin mangas cubría sus pechos como un guante, y dejaba adivinar un sujetador de encaje y unos piercing en los pezones que no se podían ocultar. Además de ir arreglada como si fuera a una boda. Y que no falten los tacones que resaltaban su culito, más con esa falda.

“¿Dónde vamos?”

“A un bar. Que llevas una semana sin salir de casa y te vendrá bien”

“Claro” Pero la sonrisa falsa que decía que lo haría pero que preferiría que no, estaba allí.

Fueron a un bar de copas que conocía Miguel. Un lunes, a estas horas, estaría medio vacío. Salvador les llevo en el coche.

Entraron y Miguel le dio unas instrucciones. “Anda tía. Vete a la barra por tu cuenta, pídete algo y luego baila un poco”

“Por supuesto, sobrino” sin dejar esa falsa sonrisa. E hizo exactamente lo que le pidió su sobrino.

Tan pronto como se puso a bailar no pudo evitarlo. No era un baile de striptease pero Linda rezumaba sensualidad por todos sus poros. Los cuatro parroquianos que Había, todos separados por su cuenta, le clavaron la mirada. Recordaba un poco la escena de Acusados donde Jodie Foster terminó violada sobre una máquina de pinball. Hasta el camarero fue incapaz de dejar de mirarla. El camarero era menos discreto igual que uno de los parroquianos pero los otros tres intentaban disimular un poco.

Si su tía tenía miedo, reticencias o dudas no mostraba ninguna. Bailaba de miedo. Miguel se apuntó mentalmente que su tía tenía que hacerle un striptease. Como siempre estaba medio desnuda no Había mucho que quitarse. Volvió a recordar la idea de hacer un dungeon sexual en la bodega y que tenía que poner una barra de striptease.

Su tía se acercó a la barra a tomar un sorbo de su bebida y el parroquiano que no disimulaba desnudarla con la mirada se acercó. Desde la lejanía Miguel los observaba sin poder escuchar lo que decía. Y en ese momento vio algo increíble.

Su tía negaba con la cabeza, sin perder la sonrisa, educada pero estaba negándose a algo.

El hombre insistió y sin vergüenza puso su mano sobre el precioso culo de su tía. Como un rayo su tía le cruzó la cara con una bofetada. Y se quedó congelada, miró su mano, miró a Miguel mostrando sorpresa e incredulidad.

“Pero serás puta. ¿De qué vas calientabraguetas?” y alzó la mano como para darle una bofetada. Linda reaccionó antes y le pegó un puñetazo. La técnica no era muy buena pero fue como un latigazo que cortó de raíz el bofetón que le iba a dar el hombre, el cual se quedó en shock sin saber qué hacer.

El camarero le sacó de dudas. Salto la barra, le cogió del cuello y sin miramientos lo sacó del local. Luego volvió para disculparse con Linda y volvió a lo suyo.

Linda corrió hacía Miguel. Estupefacta. “Que… que…”

“El anillo” le indico Miguel. “parece ser que entre tus condicionamientos estaba que podías quedar atada a un solo dueño. “¿Entonces si cualquier viene a intentar meterse en mi bragas puedo negarme?” preguntó Linda.

“Conmigo no” le puntualizó Miguel

“Tú no eres cualquiera” y aunque no era adecuado, dado que la diferencia de edad llamaba mucho la atención, le dio un buen beso a su sobrino. Desde luego que el resto de los hombres no tenían ni idea que hacía esa madurita que bien podía ser modelo con ese adolescente. “¿Puedo volver a bailar?”

“Claro. Para eso te he sacado. No comprendo cómo no te subías por las paredes encerrada una semana en casa”

“Gracias” le dio otro beso y volvió a ponerse a bailar. Incluso con más entusiasmo y desbordando alegría. Se la notaba libre. Una curiosa contradicción dado que ahora estaba atada ‘al portador del anillo’ se dijo para sí Miguel bromeando.

Los parroquianos fueron yéndose y tocaba ya cerrar, Linda tomó del brazo a su sobrino y se encaminaban ya hacia la salida. “¿Entonces solo tú puedes usarme ahora?” “No. Solo yo puedo decir quién te folla, o como, o cuando, o donde… pero vamos… que follarte te pueden seguir follando igual., Lo que me recuerda… el camarero ha sido muy galante al protegerte. Debería tener una recompensa. ¿Por qué no vas a darle una mamada de agradecimiento?”

Linda sonrió sincera. “Claro. Lo que tu ordenes, sobrino” y se volvió a buscar al camarero mientras Miguel salía.

Fuera esperaba Salvador. Tan diligente como siempre. “¿Llevas tu arma?” le preguntó. “Sí, señor. Siempre”

Miguel escucho como la persiana del local baja a media altura. Miró su reloj. Dudaba que nadie pudiera aguantar 5 minutos de una mamada de su tía. Un minuto más para despedidas… si en 6 minutos su tía no Había salido entraría a por ella.

No hizo falta. Pasados los cinco minutos, como estimó, la persiana subió y vio salir a su tía, con un botellín de agua cerrado que no necesitaba y serrín en sus rodillas. El camarero vio como Linda se alejaba en dirección del coche donde estaba. Se le veía satisfecho. Mudó la cara a perplejidad cuando vio a donde iba Linda, alzó la mano para saludar a Miguel y luego alzó el pulgar en señal de agradecimiento o algo similar para luego volver a bajar la persiana.

Linda volvía orgullosa. Cuando se sentó le explico por qué. “Cuando he acabado de mamársela me ha pedido usarme y le he dicho que no” decía sacando pecho. “Por cierto, que sepas que el próximo día que vengas tienes barra libre”

Al llegar a casa aparcaron en el garaje. Al salir Miguel comentó “¿Sabes tía? Salvador ha estado esperándonos toda la tarde sin poner pegas”

“Es mi deber, señor” puntualizó

“Si… y el trabajo bien hecho merece una recompensa. Tía. Dale una de tus mamadas”

“Claro. Lo que ordenes” le contestó sonriente.

Vio como su tía iba a la puerta del conductor, la abría, se ponía de rodillas y empezaba a trabajar. A Miguel le recordaba esa escena cuando su tía hacía la calle. Mientras salía del garaje oyó como Salvado decía “Eso es puta. Chúpala. Si, si, trágatela”. Y luego seguro que volvería a llamar a su tía ‘señora’, como su fuera una dama respetable.

Unos minutos después su tía salió del garaje a casa. Con Salvador saliendo por la puerta mecánica.

Miguel acompañó a su tía a la puerta interna de la bodega que separaba ambas casas. En la puerta Miguel fue a despedirse. “Me lo he pasado muy bien, sobrino. Gracias por sacarme a pasear. ¿Quieres tomar la última en casa?”

Como le Había visto hacer tan a menudo en los videos donde salía como una escort de lujo.

“Por supuesto” y la siguió dentro.

Tan pronto llegaron al salón Linda le dijo que esperara. Que iba a ponerse cómoda pero su tío la frenó. “¿Sabes? Me has puesto cachondo mientras bailabas. Seguro que el striptease lo borda. Como siempre vas medio desnuda por casa no se me Había ocurrido. Pero por una vez que te pillo vestida, puta… Enséñame como te desnudas para ponerme aún más cachondo”

“Hummmm… ¿Bailo bien? No se… antes no se me daba muy bien. Y no he… quiero decir… no recuerdo haber hecho nunca un striptease. . ¿Qué música uso?”

Su tía parecía un poco confusa mientras dudaba que buscar en Spotify… de repente parecía que se encendió la luz. Y buscó ‘Shania Twain - Man! I Feel Like A Woman’.

La puso en marcha y dándole la espalda a Miguel empezó a chasquear los dedos rítmicamente al son de la música. Enseguida se vio que sí, que sabía hacer un striptease. Empezó a arquearse, reafirmando el trasero que apuntaba hacía Miguel, se levantaba sinuosa como una serpiente, giraba como una peonza… Sabía jugar con los momentos, prometiendo mostrar algo más de su piel para luego volver a taparse recatada. La falda subía para luego bajar, las manos sujetaban el cuello de su blusa amanzanado con abrirla en par en par para luego echarse atrás… pero poco a poco todas esas amenazas de desnudez se iban cumpliendo. La falda acabó por los suelos. Los botones de la blusa desperdigada y la misma blusa lanzada contra la pared. Todo aderezado con unos movimientos salvajes y una cara de lujuria abrumadora. Joder que si no iba a saber. Miguel aprovechaba para ir desnudándose él también.

Ya en ropa interior su tía se centró en mostrarse, voluptuosa, sexual, sujetándose los tobillos sin doblar las rodillas, moviendo sus pechos dentro y fuera con tal maestría que haría acomplejar a Shakira, haciendo gala de una flexibilidad propia de una gimnasta atlética subía su pierna hasta dar contra su propio pecho exhibiendo su entrepierna de forma obscena., haciendo el espagat… poco a poco zapatos, medias, culotte y sujetador siguieron el camino del resto de sus prendas y como una coreografía perfecta, cuando acabó la canción, con un movimiento coreografiado Linda acabo de rodillas en su posición tan habitual justo delante de su sobrino. Con la sorpresa dibujada en su cara. Sí que sabía, sí.

Ni un segundo estuvo Linda de rodillas. Su sobrino la cogió por el cuello y la empujó al sofá donde estaba. Sin soltarla del cuello que apretaba con fuerza se puso entre sus piernas y con su característica delicadeza empezó a golpear el cérvix de su tía con la punta de su glande. Entró con total facilidad en el coño húmedo de su tía. Esta se sujetaba al antebrazo de su sobrino que le apretaba con fuerza el cuello mientras bombeaba carne en la vagina de su tía. “Ábrete más de piernas, puta” le ordeno Miguel y su tía, haciendo gala otra vez de su flexibilidad subió sus rodillas todo lo que la posición le permitía. Ahora su sobrino podía empujar incluso aún más profundamente, empujando su cérvix a buscar algún espacio dentro del cuerpo de su tía. Miguel soltó el cuello de su tía para coger sus tobillos y empujar hacia atrás. Como si fuera de goma sus rodillas acabarán contra sus pechos y su sobrino sobre sus piernas empujando, intentando atravesar a su tía con la polla. Todo aderezado con los gemidos de placer de su tía que anunciaba otro de sus orgasmos fáciles y que no impedían que Miguel continuara a su ritmo. Acabaría cuando él quisiera acabar… o la excitación no le permitiera aguantar más. Poco después lo segundo doblegó a Miguel y terminó inundando esa vagina con su líquido viscoso.

Soltó las piernas y se dejó caer hasta que acabó cómodamente recostado sobre los pechos de su tía. “Buffff…. ¿Qué no sabias? Pero que puta. Si hubieras bailado así en el bar no uno, los cuatro se hubieran lanzado sobre ti para violarte.”

“Y sé que me hubieras protegido.” le contesto entre resuellos “Por eso nos Había acompañado Salvador. ¿No?”

“Eres una puta muy lista, tía” le dijo dándole un toque en la nariz.

“Ya no” dijo contenta. “Ya no soy una puta. Ahora soy TU puta”

Miguel le saco la polla del coño para volverse a casa. Ni recogió sus prendas Ya se encargaría su tía. Y se fue a dormir. Mañana tendría ojeras en el colegio. Le iba a encantar que Ethan le preguntara si había dormido bien y él le contestara que no por que se estaba follando a su tía”

20 .-Interludio - Sensación de libertad

 

Otra mañana, otra mamada.

Y por supuesto que en el colegio alardeó de no haber dormido con su mejor amigo. Hicieron planes para el sábado cuando en vez de salir irían los dos a visitar a Linda directamente.

Y la semana pasó sin incidencias. Ya Había pasado la novedad y Miguel no se pegaba las grandes folladas a su tía que se pegó la primera semana pero todos los días hizo al menos dos o tres de depósitos de semen caliente en el cuerpo de su tía. Incluyendo el desayuno calentito que le daba cada mañana directo a su boca.

Miguel incitó a su tía que buscara algo que hacer en las mañanas, ahora que no corría peligro. “¿Pero y si a mitad de mañana te entran ganas de usarme, vienes y no estoy?” “Existen los móviles, tía. No te preocupes.”

Y empezó por apuntarse a un gimnasio. Todos los días hacía su rutina de ejercicios pero echaba en falta máquinas. El gimnasio sería mejor. Además tuvo varios alicientes más. A Linda le ‘picaba’ el cuerpo si no podía ir sexy. Como si llevara lana sobre la piel. En el gimnasio podía vestir con unas mayas ajustadas y un top igualmente ajustado y parecía casi normal. Y eso que las dos prendas revelaban unos piercing en los pezones y la tópica pezuña de camello en su entrepierna.

Pero tampoco hay que olvidar que para Linda Había sido como acostarse un día gordita, sosa, insegura y tímida y despertarse hace una semana en el cuerpo de una diosa y con una sensualidad desbordante, una seguridad abrumadora y un desparpajo y don de gentes como si llevara toda su vida tratando con extraños.

Ya el primer día le entró un típico engreído musculito de gimnasio. Se puso en la cinta a correr junto a ella, a darle charla, a alardear de su tiempo en el gimnasio… Linda fue en todo momento muy educada con él sin darle esperanzas mientras subía la inclinación de la cinta… el hombre… que no iba a ser menos intento seguirle el ritmo y la dificultad…. Después de 20 minutos cuando Linda ya Había llegado al máximo de la inclinación el hombre se dio por vencido y dejó de correr exhausto. Ser un musculitos no te da un buen fondo. Para Linda, una semana atrás, subir dos pisos de escaleras era un suplicio. Y ahora estaba tumbando a hombres bien entrenados.

El hombre aún hizo un intento desesperado invitándola a tomar algo después del gimnasio. Linda, muy dulce y educaba contesto un simple. “No”. Ni siquiera ‘No, gracias’. Solo ‘No’. Ahora le encantaba el sonido de esa palabra. No es porque la hiciera sentir libre por poder escoger, porque en realidad no podía escoger. Su sobrino lo hacía por ella. Sino porque le hacía sentirse segura.

En la primera semana otros tres hombres más le entraron con el mismo resultado. Cuando se empezó a correr el rumor de que era lesbiana difundido por los frustrados hombretones un par de mujeres lo intentaron con el mismo resultado. Curiosamente las mujeres se lo tomaron mejor que los hombres. Incluso se hizo amigas de ellas. Era consciente que, en el grupo de amigas que hizo en el gimnasio, las dos que le habían entrado la seguían devorando con la mirada cuando se juntaban a tomar algo pero nunca se propasaron con ella ni le faltaron al respeto. Y el resto, que en un principio llegaron a calificarla de calientapollas vieron que Linda era un encanto y que no era culpa suya que ‘la hubieran dibujado así’. Incluso obviaron el tatuaje que llevaba en la base de la espalda. Si quería hacérselo nadie era quien para decirle lo que tenía que hacer una mujer. Cuando le hicieron ese comentario a Linda le costó no reírse.

En una semana le habían entrado cuatro hombres y dos mujeres. Puede que en toda su vida anterior no le entraran tantos hombres juntos. Y tampoco se le daba muy bien hacer amigas.

También se embarcó en un proyecto. Convertir la bodega de su casa en un dungeon sexual. Para otros encontrar una cuadrilla para hacer una reforma puede ser tarea de meses. Pero si eres un mexicano inmigrante sin papeles y te lo pide el mismo cartel que te introdujo en el país, aparcas lo que sea y te pones a trabajar inmediatamente. Y si te dicen que discreción, que no cuentes a nadie lo que has visto, y que trate con respeto a la señora que los dirige en la reforma aunque vaya vestida tan provocativamente (al menos esta vez no iba en lencería) agachas la cabeza y dices que sí porque quieres seguir vivo.

Viendo páginas porno de BDSM ella misma hizo el diseño y lo monto todo en un tiempo récord. El viernes ya estaba muy avanzado. Incluyendo una cruz de San Andrés con argollas, ganchos para ser colgada del techo y una barra de striptease con un pequeño escenario y butacas. Hasta el viernes Miguel no pudo ver cómo iba la reforma.

Obviamente le encantó. Y lo primero que hizo fue atar a su tía contra la cruz, azotar su trasero hasta dejarlo rojo y luego sodomizarla allí mismo. Para deleite de su tía. Luego le tapó los ojos con una venda, la amordazó con una mordaza de bola, apago la luz y la dejó allí, atada. No volvió hasta una hora después cuando volvió a sodomizarla y liberarla al fin.

21.- Capítulo XXIII: Las buenas acciones tienen recompensa

 

Llegó el sábado y Miguel quedó con Ethan en casa de su tía. Miguel le dijo a Ethan que trajera un puñado de billetes de un dólar. Cuando Ethan llegó Linda y sobrino le abrieron la puerta. Ethan se quedó un poco decepcionado. Linda vestía muy sexy, pero estaba vestida. Se imaginó que lo volvería a recibir en lencería. Linda llevaba una corta falda plisada azul marino y una blusa anudada bajo sus pechos. Debajo se adivinaba una lencería de encaje rosada con ribetes rojos y los sempiternos piercings.

“Tú eres quien avisó a mi sobrino de lo que iba a hacer ese joven tan desagradable. Quería darte las gracias” y Linda le dio un beso de bienvenida, con lengua, apasionado, de los que se le daban tan bien. Cualquier queja que pudiera tener Ethan le desapareció al momento. “Síguenos” le dijo a Ethan “Hoy la fiesta para que me uséis será abajo. Tengo una sorpresa”

A Ethan le rondaba una pregunta que quería hacer a Miguel y cada vez recababa algún detalle más que le llevaban a una certeza que quería confirmar. Como la manía de Linda de decir ‘Usarme’ en vez de ‘tener sexo’, ‘echar un polvo’ o ‘follarme’

Cuando llegó a la nueva mazmorra sexual ya no pudo resistirse más. “Miguel. Tengo que peguntártelo. Tu tía es tu esclava sexual. ¿No? Es una de esas sumisas que le gusta tener un hombre a su mando que les dejan hacer lo que quieran. ¿No?”

Miguel se rió. “Si. Mi tía es mi esclava sexual. Pero no. Mi tía no es una ‘de esas sumisa’. No hay ninguna como mi tía” En realidad sí que Había unas cuantas. Además de la fábrica de donde había salido Linda varios grupos poderosos en el mundo tenían sus propios programas de esclavitud. Magnates árabes, mafiosos rusos… incluso la CIA que se encarga de preparar cada cuatro años una nueva esclava privada para el presidente de los estados unidos. Pero sin ser cierto no era una exageración. “Pero recuerda, Ese culo es solo mío”

“Tranquilo” dijo Ethan que iba revisando la decoración de la mazmorra con la mirada “No sodomizaré a la gallina de los huevos de oro” Se sorprendió cuando Linda soltó una sincera carcajada al comentario.

Linda los invito a sentarse frente al escenario de striptease donde se subió. Junto a las butacas sin reposabrazos, en unas mesitas, tenían ya preparados unos gintonic. Tan pronto estaban sentados Linda puso en marcha la música y empezó su espectáculo.

En cuando empezó el espectáculo a Ethan se le paso la frustración por que Linda no le hubiera recibido en lencería. La música era distinta y ahora hizo uso intensivo de la barra mostrando unas habilidades alucinantes. Miguel las conocía por que busco unos videos donde de cuando su tía estuvo trabajando en burdeles donde a menudo hacía estos espectáculos, cuando dejó de trabajar la calle.

La coreografía era perfecta. Linda la Había probado y, aunque no recordaba cuando la aprendió, la tenía grabada en la mente. . . a golpes seguramente. Subía y bajaba por la barra contorsionándose. Cuando se ponía bajo abajo la falda dejaba ver unas braguitas de gasa rosas y con ribetes rojos a juego con el sujetador que se adivinaba, marcando su raja sobre la tela semitransparente. . Aún más cuando hacía el spagat en posturas inversas imposibles.

Poco a poco, con la maestría de parecer que iba a enseñar para echarse atrás, creado expectación en sus jóvenes espectadores poco a poco las prendas fueron volando. La blusa primero, la falda plisada dando vueltas por el aire… el sujetador después…

Ya solo vestida con unas braguitas de gasa rosa con detalles rojos, que eran solo un par de triángulos, delante y detrás, sujetos por unos lacitos rojos a ambos lados de la cadera, Linda paso directamente a hacerle un lapdance a Ethan.

Este se sorprendió al principio. Miguel ya le Había dicho a Linda que lo hiciera. A Miguel le gusta salir de copas también. El juego del ligue, charlar… y si Ethan no paraba de pensar en su tía sería difícil. Así que Había decidido que iba a traer a Ethan con su tía todos los fines de semana hasta que esta lo exprimiera y él se cansara de la novedad.

El cuerpo de Linda se refrotaba sobre el de Ethan. Su pubis y su culo arrastrándose sobre el paquete de Ethan, sus pechos prácticamente abofeteando su cara, todo al son de la música. Linda tomó las manos de Ethan y le hizo partícipe de la coreografía, haciendo que los pasara sobre sus piernas, su cuerpo…, cuando le daba la espalda y refrotaba su culo contra su paquete se acariciaba las tetas con las manos del joven.

Al final le llevó esas manos hasta ambos lazos de las braguitas y le susurro “como si fueran un regalo, tira del lazo” Ethan tiro de ambos lazos y el triángulo que cubría el pubis cayó dejando a la vista ese coñito rasurado. Linda ya pasó a sentarse sobre su regazo y siguió reflotándose hasta que se acabó la música.

Justo cuando se acabó la música Linda pareció resbalarse. Pero claramente Había sido un tropiezo falso. “Ops!” dijo con cara de falsa inocencia. “Casi me caigo. Tal vez necesito que me claven para que no me caiga” y con una facilidad pasmosas. Como si hubiera abierto cientos de pantalones en su vida liberó la polla erecta de Ethan y en un suspiro ya estaba ‘clavada’ y asegurada.

Linda paso sus manos sobre los hombros del joven y empezó a mover esas caderas con un ritmo frenético. Lo besaba, refrotaba sus pechos contra su cuerpo y se metía esa polla tan a fondo como podía todo entre jadeos de placer.

Ethan recordó que lo había llamado blandito. Si quería que fuera más duro, lo iba a ser. Y empezó a apretarle las tetas y a mover su cadera para reforzar la invasión de su polla en el coño de Linda.

Sus estrujones era bastante suaves, la verdad. Y sus movimientos de cadera algo torpes y solo la habilidad de Linda era capaz de corregirlos. Pero no por ello disfruto menos. Al final termino corriéndose.

Linda apretó hacia abajo, abrazó al joven y le dio un largo y húmedo beso. Una vez los espasmos de la polla que tenía clavada cesaron Linda le pregunto una cosa a Miguel.

“¿Te importa que le diga algo a Ethan?”

Miguel, extrañado, dudaba. Linda le pidió que se acercara y se lo susurro al oído, aun sobre Ethan y sintiendo como su polla satisfecha se iba volviendo flácida segundo a segundo dentro de su coño.

Miguel asintió divertido.

“No lo hagas” Le dijo Linda. Ethan parecía confuso. “Sé que mi sobrino te ha chinchado diciéndote que eras un blandito. No hace falta que juegues o intentes ser más duro. Si quieres hacerlo, hazlo. Yo encantada. Me encanta complacer. Pero si lo que quieres, si lo que te gusta, si lo que te hace disfrutar es follarte a una MILF y nada más. . .” y Linda abrió sus brazos de par en par aun sentada sobre él y con su polla medio flácida metida en el coño “aquí estoy. Y olvídate si soy sumisa, olvídate del sexo duro, tu ábreme de piernas, méteme la polla y disfruta de la gallina de los huevos de oro”

Miguel podía entender por qué había tantos post alabando lo dulce y encantadora que era su tía mientras era capaz de ser una puta sensual.

“Gracias Linda” le dijo Ethan “Eres un encanto. Lo haré. Vamos si lo hare. El tener ahora mismo una tía tan buena desnuda, sentada encima mío ya es un sueño realidad”

Linda le dio un beso y añadió “Y con tu leche escurriéndose por el coño. No lo olvides”

Miguel, que se Había desnudado, tomó a su tía por el pelo. “La otra vez, cuando estábamos los tres me corte un poco. Pero ahora, que ya sabes como es mi. . . ‘relación’. . . con mi tía. Ya no lo voy a hacer. Y necesito que entiendas, que veas lo que veas, a mi tía le gusta”

Ethan alucino cuando vio a Miguel llevase a su tía a cuatro patas por el pelo hacía la cruz de San Andrés. Una cosa es ver porno duro. Él lo Había visto alguna vez. Debía reconocer que para excitarle estaba bien pero que no era su rollo a la hora de llevarlo a cabo. Pero ahora no estaba viendo una actriz porno anónima siendo abusada, Estaba viendo a Miguel arrastrando por el pelo a Linda, que hace un momento Había sido un encanto con él y que aún tenía su corrida en el coño. Era muuuuuy raro.

En seguida Linda acabó en la cruz, atada, contra la pared. A Miguel le había gustado y seguramente será en el futuro uno de sus pasatiempos favoritos. Tomó un látigo de tiras cortas y empezó a azotar el trasero de Linda. Ethan le pregunto “Pero… ¿Por qué haces eso?” Y Miguel le contestó “Por qué puedo” aunque Ethan no pudiera entenderlo. Y menos entendía la mezcla de gemidos y quejidos que soltaba Linda siendo azotada.

Después de una docena de azotes Miguel se acercó y empezó a manosearle el culo. “¿Ya tienes el culo caliente, tía?” “Hummm… Sí. Sobrino”

Inmediatamente Miguel se puso tras su tía, tomó sus caderas, y con si fuera una estampida se la metió por el culo consiguiendo incluso sacarle un quejido a su tía y empezó a follársela frenéticamente. Ethan seguía sorprendido. Tanto los quejidos de dolor como los gemidos de placer fueron in crescendo. Incluso se percató que, pese a estar estirada al límite, formando una X, incluso sus pies no tocaban el suelo, Linda se las arreglaba para mover sus caderas a la contra y reforzar el efecto de sodomía de su sobrino.

Incluso hubo un momento que las miradas de Linda y Ethan se cruzaron. Esta le dedico una sonrisa enmarcada por una cara en éxtasis. Esta reprimió una risita cuando se percató de algo. Con la mirada y un gesto de cuello le indicó que mirara abajo. Miguel se dio cuenta de las señales de su tía y también se fijó. Ethan miró abajo y vio que volvía a tener una erección. Puede que el sexo duro no le gustara practicarlo, pero sí que le excitaba verlo. Por un momento se avergonzó pero enseguida se dio cuenta, teniendo en cuenta dónde estaba, lo que estaba haciendo y lo que estaba ocurriendo, que era una tontería. Si Había un lugar donde no avergonzarse de su sexualidad era este.

Al final, con sus manos apretando los pechos de su tía, y con golpes anárquicos de cadera Miguel acabó corriéndose en el culo de su tía que sonreía satisfecha. No se corría si se la metían por el culo pero eso no significaba que no lo disfrutase.

“Tu turno” le dijo Miguel. Linda aun seguía en la cruz. Y decidió hacerle caso. La soltó llevándola de la mano y la llevó hasta una cama que había en un lado de la mazmorra. Linda le seguía dócil. Con un empujo la tumbó en la cama, boca arriba, él mismo se unió a la cama y, haciendo caso a Linda, la tomo por las piernas y la abrió de piernas, se las puso sobre sus propios hombros y le metió la polla. Casi se resbala al notarla tan húmeda. Linda estaba mojadísima. La polla le entró de golpe hasta el final. “El mejor consejo que me han dado en la vida. Meter y disfrutar” dijo Ethan. Y se echó hacia delante apoyándose en las piernas de Linda. Se sorprendió muchísimo cuando Linda, con su increíble flexibilidad se puso las piernas a los lados de los pechos y Ethan se cayó prácticamente encima hasta queda a un palmo de la cara de Linda empujando con todo su cuerpo sobre ella. “Joder!” dijo Ethan “No puedo metértela más. Puedo notar el final de tu vagina tocando mi polla” “Se llama cérvix” dijo divertida “y en realidad me lo estás empujando dentro de mi cuerpo porque no me queda más sitio en la vagina para tu polla.” se mordió el labio “y me encanta” Y beso al joven que la clavaba a la cama.

Ethan por un momento pensó en Mark. Jodido imbécil. El cielo existe y está en una bodega sexual. Y los ángeles existen y les encanta abrirse de piernas. Empezó a follarse a Linda en esa posición notando como toda su polla, hasta el último centímetro, rozaba contra las paredes de la vagina de Linda. En esa posición podía besarla, podía jugar con esos preciosos pechos, sin presión, a su manera, disfrutando. Y joder si disfrutaba.

Y no solo él. Linda empezó a gemir. A disfrutar con el polvo. Y eso aun le excito más Ethan. No sabía cómo, con esa postura tan incómoda y con todo el peso de Ethan sobre ella, aún era capaz de mover sus caderas y acompasarlas al ritmo de Ethan. “Si, si siii. No pares. Hummm… úsame. Si… úsame…Ethan. Si!” Este alucino y se le subió el ego. “Di mi nombre” le dijo.”Si! Ethan Úsame. Joder! siii! Ethan! Ethan! Sigue metiéndome polla. No pares. Siiiii” Y Ethan puso sentir como el coño de Linda le ordeñaba la polla con los espasmos de su orgasmo y no podía evitar correrse el mismo.

A diferencia de Miguel, Ethan no era de dejarse caer y quedarse un rato descansando cuando se corría. Se levantó satisfecho y aún más viendo la cara de felicidad de Linda. “Pues sí que tenías razón. Si. Abrir, meter, correr. Es un buen lema. Si. Debería ponérmelo en una camiseta”

Ethan volvió con Miguel que se estaba tomando el gintonic disfrutando del espectáculo de ver a su mejor amigo follarse a su tía. “Hey” le dijo Ethan. “He hecho que su tía se corra” “Pffff” dijo burlón Miguel. “Te la Había dejado a huevo. Solo tenías que meterla… nunca mejor dicho” y se rió con la metáfora de fútbol. “Y si es por hacer que mi tía se corra. .”

Miguel busco las cadenas con pinzas y unas esposas. Fue a por su tía que estaba junto a la cama en su posición de sumisa, Ethan ni se Había percatado de cuando lo Había hecho. Miguel le puso las pinzas y la esposó a la espalda.

“Por…” pero Ethan dejo la pregunta antes de realizarla al responderse él mismo “porque puedes”

“Exacto” y cogió a su tía por el cuello, la levantó y la lanzó a la cama.

Enseguida se puso entre sus piernas que su tía Había separado diligentemente, tomó la cadena como si fueran las riendas de una yegua y le metió la polla hasta el fondo. Ethan veía esos pezones estirarse que parecía que iban a rasgarse y oía como los quejidos y gemidos de Linda se alzaban cada vez más pero ya dejaba de sorprenderse o de preocuparse. Puede que no lo entendiera. Pero Linda estaba gozando como una perra.

Ethan se acercó. “Vale. No sé porque pero me veros pone cachondo. Y aunque no me va hacer el sexo duro el otro día hice algo que quiero repetir” y pasó los dedos por los labio de Linda. Miguel sonrió, cogió a su tía por el cuello y sin sacarle la polla la hizo saltar hasta que la cabeza le quedó colgando al borde de la cama. Ethan no tuvo ni que pedirlo. Linda ya tenía la boca abierta esperándole. La polla erecta de Ethan entró hasta la garganta sin un ápice de resistencia. Ya allí, como la semana anterior, empezó a follarle la garganta, sin sentimientos de culpa, sin preguntarse nada, solo metiendo y disfrutando. Linda tuvo ahora a ambos jóvenes jugando con sus tetas a la vez. Uno delicado, solo disfrutando de poder tocarle esa parte de su anatomía. El otro estrujando y tirando de la cadena.

Miguel tiraba de las cadenas, le abofeteaba las tetas, la cara. Insultaba a su tía. “Vamos puta. Mueve esas caderas. Jódete tú misma. Eso es, tía” Le cogió de los pelos para darle besos, la cogía del cuello que parecía quela iba a ahogar… menos pellizcarle el clítoris le hacía de todo… y Linda intentaba gritar más y más pero la polla de Ethan se lo impedía. De todas formas los sonidos ahogados que salían de su boca no dejaban dudas de cómo estaba disfrutando. Tanto por el dolor como por el placer. Y otra vez, no se había corrido Miguel que Linda empezaba a tener espasmos por sus propios orgasmos violentos. Siguió gimiendo de placer mientras su sobrino terminaba de satisfacerse el mismo con su cuerpo.

Ethan Había empezado más tarde y continuó un rato más con Linda, aún esposada y con la cadena. Hasta que terminó corriéndose. Esta vez Ethan saco la polla lo suficiente para correrse en la boca de Linda y se apartó satisfecho. Linda se giró y le mostró la boca llena de su semen. Al principio Ethan rió lo que pensaba que era una gracia. Pero después de unos segundos con Linda esperando le pregunto a Miguel que pasaba. “Está esperando a que le digas que quieres que haga. ¿Tragar, escupir, saborear…?”

Ethan ya no se sorprendía. “Trágatelo” le dijo y casi no Había acabado la orden y Linda ya se Había tragado todo el semen que tenía en la boca.

Miguel dio una palmada “Bueno. ¿Y ahora qué? ¿Cómo y por donde te follamos esta vez, tía?”

Durante casi tres horas continuaron. Los jóvenes no podían seguir ese ritmo así que de vez en cuando tomaron descansos mientras Linda les hacía espectáculos de striptease, masturbándose, hasta que se recuperaban para seguir follándosela. Bailaba ante ellos solo con el tanga y los jóvenes le metían billetes de dólar en la braguita. A Ethan no se le pasó que eran dos jóvenes vigorosos, que incluso habían tomado descansos, que Linda no Había parado ni un momento recibiendo pollazos, bailando o masturbándose… y aun así podía con ellos dos. Al final de la juerga se la veía cansada y sudada pero no desfallecida. Sin embargo Miguel y Ethan ya empezaban a desfallecer.

“Bueno… Ya hemos tenido suficiente. ¿No?” Le preguntó Miguel a Ethan “¿Te has quedado satisfechos del coño de mi tía?”

Ethan dudo un momento pero contestó con un “No. No te rías pero quiero hacer una cosa más. Podrías decirle a tu tía que se lave el coño?”

“¿Aun te quedan fuerzas? Claro.” He hizo una señal para que su tía fuera a lavarse. “¿Pero en qué perversión estás pensando?”

“¿Quiero comerle el coño a tu tía?”

“¿Qué? ¿Por qué?”

“Porque puedo” le contestó burlón. Y luego añadió. “Y porque quiero. Me gusta comer coños. ¿Qué pasa?”

“Nada nada. A mí me gusta que mi tía grite cuando se la meto por el culo. Quien soy yo para juzgar gustos raros” se mofo amistoso.

Ethan llevó a la cama a Linda, la abrió de piernas y procedió a lamerle el coño. Lo hacía bastante bien para ser un adolescente. Seguro que eso le haría popular entre sus novias. Subía y bajaba su lengua por la rajita de Linda. A diferencia de muchos hombres y adolescentes, sabía dónde estaba el clítoris y, presionando levemente con la lengua sobre él, paso a circunvalarlo con la misma.

Aquí Linda, poco tenía que hacer, pero enseguida reacción y empezó a gemir como lo haría cualquier mujer. Empezó a acariciar y peinar el pelo de Ethan con sus dedos. Le costaba mantener la postura, no retorcerse de placer antes las atenciones del joven. “Hummmm… si. Dios. No pares Ethan!”

Y no paraba. No. Seguía lamiendo y besando el interior de los muslos, succionando delicadamente el clítoris, chupando. Le metió los dedos en el coño ahora limpio, antes chorreando semen, y empezó a frotar la entrada de la vagina, en esa zona rugosa detrás del clítoris, y Linda reaccionó como si hubieran apretado el botón exacto. Como así era. Arqueó la espalda sin poder evitarlo y empezó a gemir, a implorar “Oh! Si. Ethan, . No pares, no pares, no pares. Si. Si, si ETHAN! ME CORRO, SI! ME CORRO; Joder! Si. Que pedazo de lengua tienes. SIIIIIIIIII”

Ethan se levantó sin decirle nada a Linda. “Ahora sí que me puedo ir.”

Miguel aun le hizo una última gracia. “Tienes algo ahí. En la comisura del labio… creo que son los flujos vaginales de mi tía” “Vete a cagar, capullo” se rio Ethan.

Miguel y Linda acompañaron a Ethan a la salida. “Joder. Manda gónadas que mañana voy a tener agujetas de follar” Linda le dio uno de sus apasionados beso de despedida.

Ethan con el tiempo se volvió bastante popular entre las chicas que conocía cuando se corrió el rumor, cierto por otra parte, de que era muy bueno follando. Con todo lo que pudo practicar ya podía serlo. Y que se le diera tan bien el cunnilingus tampoco era algo malo precisamente. Algunas decían que tenía una pizca, solo una pizca, de dominante que por otro lado, lo reconocieran o no, les gustaba.

22.-Capítulo 22: 996, 995...

 

Poco después de inaugurar el calabozo Miguel hizo que su tía llamara a ‘Nadie’. Está, ilusionada, apareció vestida solo con una gabardina, zapatos y nada más debajo. Se sintió un poco decepcionada cuando no fue Miguel sino Linda quien la recibió.

“Hola niña. Si que sabes hacer una entrada” le recibió Linda. Esta miraba alrededor pero no veía a Miguel por ninguna parte. Esto no era como se lo esperaba. “No busques. Está en su dormitorio. De momento voy a prepararte. Sígueme. Por curiosidad. ¿Eres de las que se excita sintiéndose usada?”

“Pues… si.” dijo extrañada mientras seguía a Linda. Bajaron a la mazmorra. Cuando entraron Linda se divirtió al ver la cara de ‘Nadie’. Como un niño al entrar en una tienda de caramelos. “Wow!” “Si” Dijo Linda. “Aun quiero ponerle alguna cosa más pero ya está muy avanzado” Y la llevó hasta la cruz de san Andrés. Justo entre las dos aspas superiores Había un post-it que ponía ‘997’.

“Pon la muñeca aquí. No. La otra” y Nadia obedeció. Iba a estar contra la pared. “Nunca me han atado en una de estas cruces…” Extremidad a extremidad la joven acabó atada. Apenas tocaba el suelo con la punta de sus pies. Justo a la altura de los ojos estaba el post-it.

“¿A dónde le has dicho a tu padre que ibas?”

“Inventario en el bar. Y siempre le puedo decir que luego me he ido con unas amigas. ¿Por?”

Linda le dio un azote amistoso en el trasero. “Has de aprender a no hacer preguntas que no son pertinentes” Y procedió a amordazarla con una mordaza de bola. Le siguió unos tapones para los oídos y una máscara que le cubrió por completo la cabeza. Sin orificios para los ojos y solo unos pequeños a la altura de la boca. . Tenía algo de claustrofobia ahí dentro. Se dio cuenta que no oía absolutamente nada. Notaba algún refuerzo a las alturas de las orejas que debían de potenciar el efecto de los tapones.

Pero lo que sí sintió es como le metían un vibrador por el coño. Debía tener forma de pinza porque lo sentía a la vez en su vagina apretando su pared anterior y contra su clítoris. Sintió que le ponían algo la cintura. Iba a servir para asegurarla a la cruz y también el vibrador de su coño que enseguida pusieron en marcha.

Y nada…

No oía nada, no podía hablar, no podía oler, no podía ver, no podía moverse… y allí estaba… esperando… perdía la noción del tiempo. Lo único que sentía era ese vibrador, excitándola, con el tiempo seguro que le haría llegar al orgasmo.

Y de repente una polla entró en su culo. Brutal. Intento gritar pero no pudo. Sintió unas manos tomarle las caderas y sin previo aviso, sin aclimatación, alguien empezó a sodomizarla sin ninguna delicadeza. Sus quejidos eran ahogados por la mordaza. Solo sentía esa polla invadir su culo y ese vibrador excitar su clítoris. No Había nada más en su mundo. Solo movía la cabeza desesperada por la mezcla de dolor y placer. En el futuro Linda puso una pieza más que permitía sujetar el cuello de la persona inmovilizada en la cruz, impidiéndole mover incluso esa parte del cuerpo, dejándola totalmente indefensa e inmovilizada.

El que fuera que la estuviera sodomizando se tomó su tiempo y en ningún momento bajó el ritmo o la agresividad. Hasta que noto como, el que fuera, descargaba sus pelotas en las entrañas que estaba invadiendo. Y tan pronto como se corrió…

. . . desapareció.

Así como había venido esa polla había desaparecido. Esperaba que fuera Miguel. Solo quedaba esa sensación de indefensión, de abuso, de degradación… si… sólo percibía el dolor de su ano y las vibraciones de su coño y sintió que, ahora mismo, era solo un orificio. Nada más. Un orificio para que alguien… quien fuera… incluso varios… vinera, la usara y la ignorara… y eso le puso a mil. Las sensaciones se intensificaron en su mente debido a la privación de los otros sentidos. Pese al dolor de su ano empezó a sentir que un orgasmo estaba punto de llegar, poco a poco fue convulsionando. Y la mordaza ahogó los gemidos de placer del orgasmo que acababa de tener. La primera vez en su vida que Había tenido un orgasmo mientras la sodomizaban

Y otra vez la soledad… El tiempo pasaba… minutos… ¿Más? y el vibrador y la situación la mantenía en un permanente estado de excitación. Era lo único real ahora mismo en su mundo. Ese vibrador contra su clítoris y su punto G.

Grito otra vez cuando alguien la embistió por detrás como un toro encabronado por sorpresa. Otra vez la mordaza ahogó su grito inicial y los subsiguientes mientras alguien torturaba su ano. Ni siquiera sabía si era la misma persona. Podría ser porque era tan salvaje como el anterior. Durante otra eternidad sintió como alguien la siguió embistiendo sin ningún miramiento y se sintió totalmente desvalida, indefensa. En ese momento se dio cuenta que no podía ni negarse. No tenía absolutamente ningún control sobre lo que le ocurría. Y lo único que sentía era un atroz dolor en el ano con cada invasión y el maldito vibrador excitándola cada vez más. Otra vez su mundo, absolutamente todo su mundo se reducía a eso. Dos orificios. Uno con un vibrador y otro con un salvaje.

Y no pudo más. Estalló en otro orgasmo en mitad de su sodomización. Excitada por la situación y la mezcla de los dos únicos e intensos estímulos que recibía. Eso no frenó a su sodomizador que siguió disfrutando de su culo, a su endiablado ritmo hasta que terminó… y desapareció.

Otra vez se quedó allí, colgada, con esa sensación de pérdida absoluta de control y de degradación a mero orificio para ser sodomizado. Seguía sin tener constancia del tiempo pero se sorprendió cuando otro orgasmo le golpeó la vagina. Incluso por sorpresa.

Empezaba a desfallecer. La combinación de permanente excitación y permanecer colgada era más cansada de lo que podía imaginar. ¿Cuánto iba a durar esto? Y volvió a ser muy consciente de la total pérdida de control en la que se encontraba. Duraría lo que quisiera que durara el que estaba al mando, esperaba que fuera Miguel.

Cuando estaba ya a punto del siguiente orgasmo volvió a sentir esa invasión por sorpresa. Nunca pudo prepararse para la invasión y la sorpresa hacía que se pusiera tensa, lo que era peor si te meten una polla de golpe por el culo. Y la joven no podía creérselo cuando, a la vez que esa polla le prendía fuego su ano y la hacía gritar, la parte de su cerebro que se dedicaba a los orgasmos decidió que ya le tocaba y le dio a la joven un intenso orgasmo que le provocó hasta calambres.

Dejó caer su cabeza agotada mientras su mundo se volvía a reducir a un vibrador en su coño que la estaba volviendo loca y una polla en el culo que la estaba martirizando. No es que dejara hacer a su violador. Jamás desde que se Había dejado atar había podido tomar ni una sola decisión. Ni cuándo empezar una sodomía ni, aun peor, cuando tener un orgasmo. Su sodomizador desconocido volvió a dejarle el regalo de su carga viscosa en el interior y se fue otra vez…

…y otra vez lo único que oía era esa vibración llegar a sus oídos a través del interior de su cuerpo. Lo única que sentía era un culo dolorido. Y seguía sintiéndose usada e indefensa. Pero sobre todo… excitada… ¿Cuanto llevaba? Su estado de excitación Había sido prácticamente permanente desde el principio y seguía in crescendo. Tenía orgasmos y lo que llamaba mini orgasmos. Parecía que su cuerpo estaba tan cansado que hasta le costaba llegar al orgasmo.

Y una cuarta vez sintió esa invasión de su culo. Y otra vez en mitad de una sodomía volvió a correrse. Volvió a sentir ese micro mundo que se había convertido su vida y como el que la sodomizaba, quería pensar que fuera Miguel, volvió a expresar su satisfacción corriéndose en su interior. Para salir de golpe y dejarla allí desvalida y con un fuerte sentimiento de haber sido usada.

Pero esta vez a los pocos minutos sintió que le quitaban la máscara. Lo primero que vio es el post-it que Había cambiado. Ahora ponía 993. Lo siguiente que era Miguel quien la estaba desatando. Le sonrió pero su cara mostraba que estaba exhausta. Tan pronto quedó en libertad Miguel la tomó por el pelo. A duras penas la joven se mantuvo en pie. Además de estás exhausta andar le hacía ver las estrellas debido a su dolorido ano. El vibrador termino cayendo al suelo el solo con facilidad teniendo en cuenta que su coño era una piscina. Miguel la terminó lanzando a la cama donde la esposo al cabecero con las manos juntas sobre la cabeza. La joven solo respiraba pesadamente. Agradeció estar tumbada.

“Serás puta” le espero Miguel “Te has corrido. No sabes quién o quiénes te han dado por el culo cuatro veces y, aun así, te has corrido” Miguel estaba de pie junto a la cama con su tía, Linda, chupándole la polla, poniéndosela otra vez a tono.

La joven quería contestar pero no podía. Seguía en ese permanente estado de excitación y no podía negarlo. No lo comprendía pero pese a la sensación de que no iba a poder sentarse en días estaba contentísima y satisfecha por los numerosos orgasmos que Había tenido. Dudaba que jamás hubiera tenido más en la vida en una sola sesión de sexo y solo le habían metido la polla por el culo. ¿Cómo podía ser? Al fin sacó fuerzas. “Si! No lo negaré. Dios! Ha sido genial”

Miguel Ya listo se puso entre las piernas de la joven con un dildo en la mano. “Tienes que tener el ano echando fuego. Y aun así te veo cachonda pérdida. Hummmm… no se…. creo que te voy a dejar en paz. Seguro que es lo que quieres ahora”

“NO!” prácticamente le gritó la joven “Por favor. Fóllame. Méteme la polla hasta las pelotas. Te lo suplico” y a la súplica se unió abrirse de piernas invitando a disfrutar de su vagina.

“No creo que lo pidas de verdad. No te siento sincera”

“Lo soy!” y movía las caderas arriba y abajo ansiosa “Soy un pedazo de zorra que esta cachondisima y que necesita desesperadamente que le metan una buena polla por el coño!”

Y sin más preámbulos Miguel se la metió hasta el fondo y la joven solo una exhalación de placer. Incluso puso los ojos en blanco. Miguel procedió a empujar dentro y fuera su pedazo de carne en esa vagina totalmente mojada. “Hummm… si… dios… que polla… si”

“Pero si tienes que tener el culo que tendría que hacerte llorar. Vamos a verlo” y sin avisar, Miguel maniobró con el dildo, rebusco entre los glúteos de la joven, y se lo metió a fondo. La joven tuvo un espasmo de dolor, grito, y enseguida volvió a jadear de placer al sentir la polla golpear contra el fondo de su vagina una y otra vez.

“Arggg… Estoy cachondisima. Si me sigues follando nada de lo que hagas impedirá que me corra!” le desafió la joven. Y Miguel la puso a prueba. Bofetadas, tirones de pelo y maltratos a sus pechos y pezones. La joven se retorcía de dolor pero seguía gimoteando de placer hasta que terminó corriéndose, justo cuando sentía la polla de Miguel llenarla con su semen.

Miguel se quedó tumbado sobre la joven, tranquilo, sin prisa. “Esto volveremos a repetirlo. Y esta vez sí, sólo he sido yo. Pero créeme. Otra vez no seré solo yo. Y lo sabrás porque entre polla y polla no habrá descanso. ¿Y sabes lo mejor? que aunque te lo he dicho, se que seguirás volviendo y te seguirás dejando esposar a esa cruz porque te encanta”

Miguel se levantó y la dejó allí sin siquiera despedirse. Lo de asociación de estímulos que vio en los videos del entrenamiento de su tía le llamaba la atención. Era un sistema burdo y básico pero se preguntaba su funcionaba. Tenía la intención de hacer que la joven sin nombre terminara corriéndose solo con que le dieran por el culo. Todos necesitamos un hobby.

23.- Interludio - Haciendo amigas

 

Linda se encargó de la Joven. Le quito el dildo con mucha delicadeza y las esposas. “Tranquila. Date la vuelta. Por cómo te retorcías debe de haberte dolido bastante”

“¿Lo has visto todo? Debería darme vergüenza pero ya no me importa reconocer que no”

Linda preparó una mezcla de cremas. “Tranquila. Te molestara un poco al principio” y con mucha delicadeza empezó a aplicar esas cremas en el ano de la Joven.

“¿Qué es?” preguntó “Aloe Vera y crema anestésica. Te ayudará a recuperarte.”

“¿Donde aprendiste eso?” “No lo sé” le contestó sincera.

Después de un rato de silencio mientras Linda le aplicaba el ungüento con extremada delicadeza, pasando sus dedos por el ano de la joven, con la joven desnuda, boca abajo, en la cama donde acababan de follársela, esta volvió a romper el silencio.

“Gracias. Eres muy buena conmigo”

“¿Por qué no iba a serlo?”

“Pues… temía que… no se… tuvieras celos que tu sobrino se… follara a otra”

Linda le dedicó una sonrisa condescendiente. “No tengo los más mínimos celos. Soy feliz si mi sobrino es feliz. Si quieres ser una esclava de verdad lo tendrás que asumir también. Pero recuerda lo que te dije. Llega hasta donde quieres llegar. Yo no tuve opción. Además… esperaba que pudiéramos ser amigas”

“¿Nosotras? Quiero decir. Por mi encantada. Me pareces impresionante. Pero ¿Por qué quieres ser mi amiga?”

“Bueno… eres la única que puedo hablar de ciertas cosas. Si me preguntan porque me veo tan feliz no les puedo decir que mi sobrino me ha metido un vibrador por el coño mientras me sodomizaba atada a la cama”

La joven no puedo evitar una risita. “Además… supongo que mi sobrino te quiere usar el solo por ahora pero seguro que más antes que después terminará diciendo que lo hagamos entre nosotras. Así que si nos hacemos amigas antes seguro que sale más natural”

La joven dudó por un momento e intentó alzarse para besar a Linda. Esta le contestó con una cobra. “¿Qué haces?”

La joven estaba confusa. “No se… pensaba que querías que… practicáramos. Nunca he estado con una mujer. ¿Tú no quieres? ¿No te gusto? ¿O no te gustan las mujeres?”

“Niña. Sí que me gustas. Eres muy guapa. Y menudas tetas. Son mejores que las mías. Y…” Linda se quedó pensando intentando acceder a sus sentimientos, que no a sus recuerdos, “. . . si. No es que me gusten las mujeres pero sí que sé que disfrutaría con un buen rollo lésbico. Pero eso no lo decido yo. Lo decide mi sobrino. Si me dice que te coma el coño voy a lamértelo con la lengua hasta que te borre el clítoris pero si él no me dice nada… yo no voy a estar con nadie más, ni siquiera otra mujer, ni siquiera tú”

“Entiendo. Eres increíble. ¿Lo sabes?”

Sonará engreída pero si… empiezo a darme cuenta. Por cierto… Ahora que lo pienso. Dentro de poco es el dieciocho cumpleaños de mi sobrino y me gustaría prepararle una fiesta con espectáculo. ¿Te unirías? Seríamos nosotras dos, mi sobrino y su mejor amigo. No es ‘del gremio’. Lo único ‘raro’ que le gusta es follarse la garganta y… bueno… en este mundo es raro también. Le gusta comer coños. Y lo hace de vicio por cierto. Pensaba ofrecerle a mi sobrino un bonito espectáculo lésbico si te apuntas y él lo acepta”

“Pues sí. Claro. Si… era cuestión de tiempo que tuviera que comerme un coño y creo que sí… que me sentiré más cómodo si el coño es el tuyo. ¿Y Miguel también querrá que me folle su amigo?”

“Seguro. Lo tiene en muy buena estima. Y Ethan es un chaval muy majo. No es un cabrón al estilo de mi sobrino pero ¿Vas a poner alguna pega si un adolescente te usa sin retorcerte los pezones?”

“Pues no. ninguna. Y menos si me lo ordena Miguel. Es otra cosa que no he hecho y quiero hacerlo. Dejarme follar por alguien porque me lo haya ordenado otra persona… Soy puta. De las que cobran. Pero no nadie me ordena con quien follar. Solo me buscan los clientes”

De acuerdo. Lo voy preparando.

Linda lo tenía preparado todo pero a dos días del cumpleaños Miguel recibió una llamada de su madre. Le transmitía lo que su nuevo tío le Había dicho, Al día siguiente iba a volar a México con Linda y Salvador. Tal como lo transmitió se veía que no era una pregunta, no era una petición, era una imposición.