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Dragon Azul

en Jovencit@s

Dragón Azul

Ana devora aquel pene con deseo y lujuria, su tatuaje, un dragon azul, brilla en su espalda.

La imagen acude a Henry, de forma dolorosa e inesperada, justo antes de cruzar la esquina.

Entra en el edificio y sube las escaleras, cuando llega al piso toca la puerta... la casa le narra su historia...

(O) (O)

 

La madre, ha cocinado unas tortas, la dice.

-Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla.

En seguida sale, la chica, de su casa para encaminarse a la vivienda de la abuelita. Al atravesar las calles se encuentra con un hombre (Él la encuentra tan apetitosa que se la comería ahí mismo: «Esta rapazuela está gordita, es tierna y delicada y será un bocado sabroso. Tendré que ingeniármelas para pescarla»; pero no se atreve porque hay en las cercanías unos policías haciendo ronda). Él le pregunta a dónde va. La pobre chica, que no sabe que él es peligroso, le dice:

-Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

-¿Vive muy lejos? -le dice el hombre.

-¡Oh, sí! –dice la chica-, más allá del super que se ve allá lejos, en el primer bloque de piso que se ve.

-Pues bien –dice el hombre-, yo también quiero ir a verla; yo iré por esta calle, y tú por aquélla, y veremos quién llega primero.

El lobo parte corriendo a toda velocidad por la calle que es más rápida y la chica se va por la más larga, entreteniéndose en mirar escaparates. Poco tarda el hombre en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.

-¿Quién es?

-Es su nieta –dice el hombre, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

La cándida abuela, que esta en cama porque no se siente bien, le grita:

-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

El hombre tiró la aldaba, y la puerta se abre. Se abalanza sobre la buena mujer y la devora en un santiamén, pues hace más de tres días que no come. En seguida cierra la puerta y va a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a la chica quien, un rato después, llega a golpear la puerta: Toc, toc.

-¿Quién es?

La chica, oye la ronca voz del hombre, primero se asusta, pero cree que su abuela esta resfriada, contestó:

-Es su nieta, Ines, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía.

El hombre le grita, suavizando un poco la voz:

-Tira la aldaba y el cerrojo caerá.

Ines tira la aldaba y la puerta se abre. Viéndola entrar, el hombre le dice, mientras se esconde en la cama bajo la frazada:

-Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa, desnudate y ven a acostarte conmigo.

Ines se desviste y se mete a la cama y queda muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dice:

-Abuela, ¡qué brazos tan grandes tienes!

-Es para abrazarte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene!

-Es para correr mejor, hija mía.

Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene!

-Es para oírte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué ojos tan grandes tiene!

-Es para verte mejor, hija mía.

-Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene!

-¡Para comerte mejor!

Y diciendo estas palabras, este hombre se abalanza sobre Ines y se la come.

(-) (-)

El hombre de la visión abre la puerta.

-Henry, viejo, cuanto tiempo, supongo que ya sabrás el como conseguí la casa... la viaja y la niña no pusieron ningún problema, jajajaja... la pequeña fue muy dulce y tierna

-Dominique, vengo en busca de respuestas... una chica, lleva tu marca, y esa chica sabe cosas que yo necesito...

-Se te olvida la palabra magica

-Dominique, no quiero jugar a ninguno de tus jueguec....

Henry se abalanza sobre el hombre, este rápidamente le agarra de la muñeca y sonríe

(O) (O)

No os enamoréis, ni os encariñéis, de los fantasmas

El día es gris, monótono, depresivo. Aparto mi vista de la ventanilla y la centro en ese paraíso dantesco de rostros pálidos e inexpresivos... grotescos rostros de piedra. Sus ojos se mueven de un lado a otro, un rechinar de dientecitos comienza a llegar a mis oídos, parece como si mil ratas pasearan por el vagón. El tren se acaba de detener, una muchacha es la única persona que ha subido en esta estación. Es curioso, quizás penséis que estoy loco, pero su llegada ha coincidido con el inicio de este ruido infernal. El terror se apodera de mi, pienso que las ratas han podido subir tras ella. "No tenemos porque haberlas visto subir... son rápidas.. solo ha podido bastar un instante para que se escondieran... son rápidas... tan solo un instante... un visto y no visto... y ya están ahí... al acecho... en cualquier lugar del vagón... sin que nos percatemos pero observándonos".

El ruido continua, cada vez va a mas...

Casi es ensordecedor cuando llevamos ya 5 minutos de viaje desde la ultima parada.

Miro a la chica, intento concentrarme en ella para distraer mi mente de este ruido enloquecedor. Pelo liso y castaño... cejas de tono claro y finas... pestañas largas... apenas lleva pintura en los párpados... ojos verdes... nariz graciosa con la punta redondeada... labios carnosos... dientes blancos y bien cuidados que crean, en ella, un sonrisa irresistible... rostro ovalado... lleva una camiseta blanca y ajustada... sus brazos son delgados... Me repito una y otra vez esta descripción para distraerme.

¡Dios el ruido ya es insoportable!, creo que me voy a bajar en la próxima... eso haré...si... si... me bajare en la próxima y esperare a otro tren... si... eso es... otro tren en el que no habrá ratas.

Voy a levantarme del asiento, a dirigirme a la puerta para salir cuando el tren se detenga, cuando por fin las veo. El espectáculo es aun mas dantesco de lo que podía imaginar... todos aquellos rostros de piedra se levantan al unísono, en un instante

han perdido su humanidad... caminan encorvados y en sus bocas, abiertas y llenas de un liquido verdoso, descubro aquellos dientecillos de roedor... aquellos dientecillos de donde salía aquel ruido que aun, ahora que se ha detenido, resuena en mis oídos. La muchacha, inmersa en la música que sale de sus cascos, no se da cuenta de que un mosaico de rostros

blancos, inexpresivos pese al brillar de sus colmillos amarillentos, se forma a su alrededor...

El ruido se vuelve tan ensordecedor que ahoga el grito de la muchacha...

Antes de que lleguemos a la estación ellos ya están sentados de nuevo... sobre el asiento, antes ocupado, no queda ya nada de la muchacha...

Dentro de una semana los muchachos y yo comenzaremos nuestra gira por EEUU

(-) (O)

-¿Por qué... me haces esto?... Henry apenas puede balbucear las palabras

-Siempre tuve curiosidad por si te dolía el ver y el recordar – Dice Dominique – Pero no te preocupes el Dragon Azul aun desea divertirse un rato mas contigo

+ + + +

Henry yace crucificado y con la mirada perdida...

(O) (O)

No duermo... No puedo dormirme... Día tras día desde hace siglos... Gracias a Dios que pedí a la casera una habitación sin ventanas.

Me levanto y me restriego, con las manos, mis enrojecidos ojos. Aun no puedo salir, aun es demasiado pronto.

Abro una botella de vino y me la beba como si fuera agua, pero no vuestra agua... aquel liquido incoloro que evita que os deshidratéis... para me el agua... lo que evita que me deshidrate... es vuestra sangre. ¿Sorprendidos?, años y años oyendo que los míos no beben alcohol... que ni siquiera comemos como lo hacéis vosotros... y ahora llego yo y derrumbo vuestros cuentos de viejas. Bebo alcohol... bebo mucho alcohol... como sino podría aguantar todos estas vigilias... este insomnio.

Por las noches os observo por las calles, me escondo tras esquinas y os oigo hablar... que pena me dais, no sabéis nada de nada... ni siquiera sabéis porque estáis aquí... porque nacéis... vivís... morís... Me embarga la lastima mas feroz y el mayor desprecio que haya sentido nunca por alguien... no sabéis nada de nada, y ni siquiera os importa.

Creo que el alcohol comienza a hacer su efecto, abro la boca para decir algo y una voz desconocida, invadida del delirio de los locos, invade la habitación... ¿No estoy solo?... "¿¡Quien hay aquí!?, ¡Muéstrate!"... Aquel se limita a repetir mis palabras... La furia me invade... Me abalanzo sobre las sombras de la habitación...

Lucho contra mis fantasmas durante minutos... ¿horas?... ¿el día o la noche, o ambos?... ¿Acaso importa eso a un vampiro?... ¿importa algo eso para quien vive eternamente?... ¿para quien el tiempo es polvo en el viento?... polvo en el viento... "Polvo en el viento"... Lloro... Fuera parece comenzar a llover.

(O) (O)

Siempre deseó amar a alguien como ella: perfecta en su anatomía, que no hiciera muchas preguntas, y, por supuesta, que le amara de una forma que rayara la idolatría. ¿Que importaba que le hubiera echo trampas a Dios para ello?.

Ahora se encontraban en la cama abrazados, ella le miraba con esos ojos radiantes y en su cara se dibujaba aquella enorme sonrisa, a veces olvidaba que todo aquello lo habia escogido él y pensaba que realmente era un regalo de la naturaleza.

Ella nunca envejecería, siempre seria así, pero él prefería hacer que lo olvidaba e imaginaba una vejez compartida junto a ella. Era perfecta, pues él la había imaginado perfecta.

Todo lo que hacia junto a ella era inolvidable y mágico, ¿que importaba de donde salieran esos momentos?, lo importante es que ahí estaban.

Era el hombre mas feliz del mundo, tenia una vida perfecta vivida junto a una mujer perfecta.

Ella le beso y cuando volvió a mirarla su rostro seguía imperturbable, sus ojos ardientes y su sonrisa luminosa no habían sido turbados por la pasión del beso. Él sonrío y se lanzaron, de nuevo, el uno contra el otro.

"Te quiero", dijo ella y el se conmovió de tal manera que las lagrimas inundaron sus ojos, que importaba que aquellas palabras no fueran del todo reales.

Los dos decidieron dormir un rato, aunque, ¿no estaban siempre en un sueño eterno?. Él alargo su mano y cogió de su mesilla de noche el paquete de tabaco, siempre solia fumar uno antes de dormir. Pero esta vez el sueño llego antes de lo previsto, la felicidad era un buen somnífero, y su brazo, con el cigarro en la mano y ausente del control de la vigilia, se dejo caer suavemente sobre la colcha.

Los bomberos y la policía llegaron hora y media después, pero ya era tarde. Encontraron un cuerpo de hombre, o por lo menos lo que quedaba de él, sobre un catre, del que solo quedaban los hierros retorcidos por el fuego, de dimensiones pobrísimas. La habitación, donde lo encontraron, y un pequeño lavabo, al que se accedía desde la habitación, eran todo el apartamento. Había poco que avivara el fuego dentro de la habitación, pero la fuerza de la que había hecho gala este, dentro de la habitación, era sorprendente. Un bombero encontró, dispersados por la habitación (presumiblemente a causa del fuego, que también los había consumido en su mayor parte), restos de folios que en algún momento fueron presa, y contenedor, de los delirios de aquella ascua con forma humana. Solo logro leer el titulo... "Mi vida con Jennifer". Un mechón de pelo apareció entonces de la nada y escapo, llevado por un extraño viento hasta entonces no sentido, por la ventana abierta de la habitación. Aquello era lo que quedaba ya de Jennifer, aquello que correspondía al titulo, y pronto desapareció también.

(O) (O)

Es curioso ver como todo en tu vida se va derrumbando, como un día te das cuenta que no eres nadie. Oiréis esto muchas veces, pero lo mío es aun mas extraño: a mi sentimiento creciente de total anonimato se le une el que ya no existo tampoco para los organismos oficiales. ¿Cómo es esto?, yo tampoco lo comprendo muy bien pero así es. Vivo rodeado de mis muebles llenos de telarañas, como no existo tampoco tengo luz en el piso. Atrancaron las puertas y las ventanas creyendo que allí ya no vivía nadie, buena la verdad es que al principio quisieron venderlo pero, cuando me veían pensaban estar en presencia de un fantasma y salían corriendo, lo declararon embrujado, o inhabitable (no lo recuerdo bien), y atrancaron la puerta y las ventanas. Pensé que la gente me ignoraría, todos lo hacen, cuando pasaban al edificio, pero ellos me veían... ¡me veían!. La oscuridad me evita verme, los espejos no existen (un día, mientras dormía, alguien entró (fue antes de que atrancaran las puertas) y los robo).

Antes gritaba, pero pronto comprendí que de poco servia. No soy nadie, es curioso oírmelo decir en voz alta... que luego se reproduzca mil veces al chocar con los muros. Con la vida que he llevado, he sufrido, hasta que esto empezó, esta soledad es un regalo del cielo. Ya no tendré que escuchar a mis padres, ni recibir sus palizas. Ellos me creían loco, ¿yo loco?, tuve que matarlos... no podía hacer otra cosa. Luego vine junto a mi hermanita a vivir aquí, a esta casa donde ahora me hallo encerrado. Pero ella también comenzó a convertirse en un incordio, era muy guapa y me encantaba mirarla mientras se bañaba... Sonia tenia 16 años cuando la mate. Fue rápido y excitante. Estaba bañándose y tenia los ojos cerrados, solo tuve que acercarme e hundirle la cabeza bajo el agua... solo tardo 2 minutos en morir.

El problema fue deshacerse de ella, no tenia como, así que opte por convertir la bañera en una enorme hoya. Era muy alta para su edad no cabía en otro sitio. Eche todas las verduras que teníamos en casa en aquella bañera. No pude evitar mirar su cuerpo desnudo, estaba delgadita pero tenia unos bonitos pechos y un culo duro... vale, si, me masturbe ahí mismo (¿y que?, era mi hermana). El agua estaba hirviendo, la deje así, sumergida, un día entero. Tuve comida para unos cuantos días. Nunca volví a salir de esta casa, fue por entonces cuando deje de ser alguien... cuando deje de ser. Ahora me he cansado de esta situación, he hecho una soga con las sabanas de la cama. Desde hace horas miro la horca que he preparado para mi fin. Es hora de desaparecer, iré a por una silla...

Alguien abre la puerta de la celda, es el enfermero y dentro de su paga también esta ver estos espectáculos... Un nuevo interno que se suicida tras ser devoradfo por su propia locura.

(O) (O)

La delgadita Ninete, ve la tele esta noche porque nadie la llamo para salir.

La casa comienza a ser invadida por ruidos y pisadas... los ruidos y las pisadas pronto son sustituidas por jadeos.

Pronto las sombras la rodearon, sombras esqueléticas que la observaban con pupilas de fuego. Una mano cadavérica la levanto el top, la niña estaba congelada por el pánico. Otro la quito los pantaloncitos, y una tercera, atravesando el sofá, donde se encontraba la niña, la asió del brazo. Una voz gruño: "Esta demasiado delgada". Otra voz le reprocha que nunca se debe desaprovechar a una niña. Un relámpago ilumina la habitación, Ninnette observa a sus visitantes. Su aspecto físico, son... Zombis, entonces ella es... su cena. Los zombis comienzan a acercarse...

(O) (O)

Henry queda allí, catatónico... crucificado... perdido... ¿qué será ahora de Meiko?