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Cazadores solitarios

en MicroRelatos

Cazadores solitarios

La gente pensó que fue un secuestro, nadie la vio entrar aquella mañana en la casa, así que pensaron que desapareció (Secuestro, huida, asesinato,... ) Pasarían meses buscándola, ni siquiera relacionaron los acontecimientos. Lo consideraron parte de una serie de catastróficas desdichas...

Un día un enorme hombre entro en la casa.

-Hola preciosa... Me han dicho que eras un chica muy mala... Y quiero hacerte unos regalitos como premio

Saco dos objetos cilíndricos de su enorme gabardina de cuero, y los lanzo al aire... Al tocar el suelo, las granadas incendiarias, detonaron... La casa grito de dolor.

-¿Te gusta? Tengo mas, no vayas a quedarte con ganas

El arma, que saco del mismo lugar de donde vinieron las granadas, expendio 7un buen numero mas de esas preciosidades.

-Así me gusta nena, me encanta escuchar gritar a una preciosidad como tu.

Pronto los gritos se hicieron insoportables para un oído humano.

-Oh, nena, si sigues así vas a hacer que me corra

Y tras unos minutos mas de agonía, la casa estalla, llevándose el resto del edificio con ella...

... Para entonces el asesino ya estaba lejos de allí, entre sus puntiagudos colmillos se adivinaba un cigarro encendido y una sádica sonrisa.

Hace 26 años que cayo aquella nave.

Hace 26 años que él llegó a las vidas de los aldeanos de aquel pueblo.

Una familia lo adoptó creyéndole un freak abandonado por su extraño aspecto.

La familia tenía una bebita, gorda, morenita, una ricura de la que presumían sus padres, y a la que adoraban en el pueblo.

Un día dejaron a la niña sola, jugando con su nuevo "hermanito".

-¿A que quieres jugar?

Dicen que la niña se abrazo a él, era muy cariñosa... Los vecinos que vieron la escena no pudieron hacer nada por evitar que el "hermanita" se la tragara de un solo bocado.

En cuanto el padre se entero, creyó haber dejado entrar a un demonio y quiso matarlo... Pero fue el engendro quien lo mato a él, y luego lo semidevoro (La jugosa y gordita hermana había ya cubierto gran parte de su apetito) igual que hizo con la madre.

Después de eso nadie volvió a ver al "demonio".

La casa pertenecía a un comerciante de telas y papel.

Tres hijas de diferentes edades.

En la casa, además de la oronda matriarca, había una chica, de formas redondeadas, que actuaba de profesora particular en el poblado.

Entre de golpe, y antes de que me girara olí la sopa que se cocía en un caldero, colgado sobre la chimenea de piedra, y también todos esos coñitos jóvenes.

Me volvi, la poli me pisaba los talones.

La mas pequeña no debía tener mas de 7 años, olía como los ángeles.

La mediana era un poco mas alta, y carecía de las formas aniñadas y redondas de su hermana pequeña, llevaba maquillaje en exceso y se las daba, por la forma de mirarme, de brava.

La mayor era la mas clara copia de la matriarca, pero con una belleza lozana y fresca de la que esta carecía. Tenia unos pómulos adorables, y el cuerpo ya desarrollado y listo para engendrar y criar... Y solo tenia 14 años.

-¿Qué desea?

Fue ella quien tomo la palabra, hacía sus primeros ensayos como servil anfitriona.

Yo la mire fijamente, y luego recorrí con la mirada todo el enorme salon de la chabola.

-Ella

Y señale con el dedo a la pequeña.

-¡No tocara a la niña!

La matriarca salto de su asiento, y acto seguido su cabeza salto por los aires.

-¿La siguiente?

La profesora, joven y llena de curvas decidió callarse, me gustaron sus labios.

-Levántate

El cañón humeante aun la apuntaba, ella se levanto y se puso, cabeza gacha, frente a mi.

-Arrodíllate, llevo días sin evacuar mi mojo... Ya sabes que hacer

Ella se arrodillo, yo me saque toscamente la polla de dentro de mis pantalones.

-Chupa

Y clave su redonda cabeza en mi entrepierna. Las hermanas me miraban aterrorizadas.

-¿Que coños hacéis? metedla en la hoya o me sacio con vosotras dos.

Las gitanas se pusieron a llorar desconsoladas, para que vieran que no mentía le volé la cabeza a la profesora mientras recibía mi leche en su boca.

-Si no os movéis azotare con mis botas esos duros culitos vuestros hasta dejarlos bien rojos... Y tiernos

La pequeña salió corriendo hacía la puerta cuando vio a sus hermanas dispuestas a cumplir mis ordenes. La agarre del pescuezo, y, como tenía la polla aun fuera, y de nuevo dispuesta a la guerra, me sentí tentado de partir en dios ese culo de bebe. Opte por desgarrar sus ropas y tragármela de un bocado... La sangre desbordo por la comisura de los labios.

Las hermanas cayeron de rodillas, llorando y pidiendo clemencia.

Mi polla estaba dura, todo aquello me ponía burro. Las tire sobre el viejo sillón y las rompí sus culitos sucesivamente y por orden de edad.

Satisfecho, me subí los pantalones... Salí por la puerta de atrás... Y vole la chabola para no dejar pruebas.

Ya no oía a la poli, estaba a salvo.