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Marita

en Jovencit@s

"Marita"

Hace año y medio me mudé a un barrio en donde poco había que ver, de hecho era un barrio catalogado como uno de los más conflictivos por las personas del poblado donde estaba trabajando. A decir verdad poco me preocupaba dicha situación ya que prácticamente solo llegaba al departamento en altos a encerrarme ya fuera a dormir por el cansancio que traía causa del trabajo, o sentarme frente a la PC a continuar trabajando con los reportes pendientes de la rutina que no había podido hacer durante el horario normal.

Un fin de semana, que normalmente empleaba para hacer el aseo general del departamento, al subir a la azotea a lavar algo de ropa, cubeta en mano, me percaté de la presencia de alguien en el fondo del patio de la casa de al lado. Desde mi perspectiva el panorama era realmente único. Ahí se encontraba la que podría ser la hija o una de las hijas de mis vecinos. Mi vecinita pues.

Trabajando afanosamente le respondía a gritos a su mamá desde el lavadero, cosas q apenas alcanzaba a oír debido al ruido del viento que hacia en ese momento. La chica, una morena como de aproximadamente unos 15 años, en ese momento, solo dejaba ver la parte superior de su cuerpo ya que el lavadero la tapaba, pero lo que quedaba expuesto era como ya lo dije realmente único. Unas tetas hermosísimas como rondando la talla 34 C y un vientre planito. Morena, pelo castaño lacio, recogido en una coleta de caballo que apenas si le llegaba a la nuca. Un cuello bastante fino para su complexión y una caída de hombros que era mas que llamativa por la forma tan parejita que tenían sus antebrazos. (A propósito normalmente estos son proporcionales a la forma que tienen las piernas en las mujeres... si ves a una mujer de piernas delgadas y comparas con sus brazos y antebrazos te darás cuenta de lo que quiero decir. La playera que llevaba puesta era muy desgastada por lo que se adivinaban bajo ella las redondeces demasiado pronunciadas de sus bellas tetitas rematadas con unas coronas pequeñitas y unos pezones muy paraditos quizás por el agua fría que salpicaba de vez en cuando mientras se dedicaba a su faena.

Cuando terminó de lavar lo que parecía ser su última prenda, la levantó, la miró a contraluz y la volvió a poner en la plancha del lavadero para dar unos dos o tres talladas más. Se separó del lavadero y fue ahí cuando la vi completa. Traía puesta un short de lycra negro con unos sobre puestos que le hacían parecer falda con aberturas hasta aproximadamente unos 15 cm de la pretina del short. Sus muslos eran justo como lo supuse después de haber visto sus antebrazos. Dos columnas morenas de un torneado tan preciso que parecían obra del propio Miguel Ángel Bonarotti.

Su cintura no era muy breve, era ella mas bien un poco pareja de cintura y cadera, pero cuando quedó de espaldas a mí, agachándose a sacar de la cubeta la ropa que tenia lista para tender a secar, casi me caigo de la azotea. Que nalgas tan chingonas tenia la tonta esta. No podía creer el par de pedazos de carne que esa mujercita tenía para sentarse.

Definitivamente yo había cancelado mi intención de ponerme a lavar, solo por seguir viendo ese culito tan soberbio. Para esto ella no se percató en ningún momento de mi presencia dado que pocos en realidad sabían que yo ocupaba uno de los departamentos de don chepe "el lurias", así que con esa ventaja que da la ignorancia del espiado me dispuse a continuar con ese disfrute. Iba y venía de un lado a otro con la cubetita en la mano, tendiendo en un lado los calzones, en otro las camisas y playeras y en otro aparte los pantalones y shorts. Como si fuera obsesiva con el acomodo de las cosas, casi estaba haciéndolo hasta por colores. Pero el fin ese detalle poco me molestó en ese momento.

Cuando terminó de tender el último trapo, se estiro poniendo la cara anterior de sus manos en la cintura como "haciendo jarritos", levantando la vista y me vio accidentalmente de tal manera que me sentí hasta avergonzado por la cara que quizás me había visto ella mientras la espiaba. Hizo un gesto extraño, se agachó y tomo la cubeta alejándose rumbo a la casa contoneándose de una manera que no lo había hecho momentos antes. Pensé entonces que le había agradado que la estuviera fisgoneando. Antes de entrar a la casa dejó la cubeta por un lado de la puerta, se apoyó en el marco, volteo hacia donde yo estaba, se sonrió al momento de sonrojarse, se mordió suavemente los labios y se metió rápidamente.

Me puse a lavar y de pronto escuche gritos nuevamente, la mamá de la chica se despedía de ella como que iba a una fiesta ya que iba muy cambiadita, por su parte la chica al ver alejarse a su mamá volteo nuevamente a la azotea, me vio y se metió con prisa a su casa, y casi luego la vi salir por la puerta del patio con una toalla en la mano.

Haciendo como si no estuviera yo ahí se despojó de su blusa (oh, oh), se sacó el short quedando apenas en un calzoncito pequeño resacadito de la pierna, de espaldas a mí. Ya casi había perdido la noción de lo que pasaba a mí alrededor por solo estarla viendo cuando me di cuenta que tenía que cerrar la llave del agua porque casi rebosaba ya la pila.

Se agachó a quitarse los huaraches que llevaba calzados, dejándome ver por completo la raya de sus dos generosas nalgas y lo abultado de su panochita. Así como estaba agachada, dio un revire hacia donde estaba y se sonrió de nuevo y continuó como si yo no existiera.

A continuación dio media vuelta para quedar frente a mí y mostrarme su par de melones morenos con unos pezoncitos justamente como les había imaginado que sería después de haberlos visto dibujados bajo su playera mojada. Al momento de echarse el primer botecito de agua a correr por el cuello cerró cachondamente los ojos dejando caer muy lento el agua entre sus pechos y en cada uno de sus pezones, que rápidamente reaccionaron y se irguieron desafiando a la gravedad.

Al llegar la humedad a su entrepierna se dibujó en su calzoncito color crema una rayita negra muy muy breve. Siguió acariciando su cuerpo con una mano mientras se echaba agua con la otra. De vez en cuando me daba la espalda y se acariciaba las nalgas con una u otra mano.

La muy cabrona lo disfrutaba porque la vi darme una mirada rápida pero significativa y entendí porque lo había vuelto a hacer casi luego luego con sorpresa. Mi erección era mas que evidente. Normalmente acostumbro a ponerme a lavar solo con un short muy holgado sin ropa interior para aprovechar y lavar todo.

Después de esta segunda revirada que dio, la vi poner su mano derecha en la parte frontal de su calzoncito jalándolo hacia fuera para dejar caer un leve chorrito de agua justo en su entre pierna que al contacto con su sensible piel le hizo temblar de tal manera que le vi doblar ligeramente las piernas. De manera inconsciente, ya tenía yo la mano derecha en mi falo que había podido sacar por debajo del short y lo acariciaba de arriba abajo en lo que ella me daba el espectáculo de ir metiendo su manita a acariciar su panochita que aparte de estar mojada por el agua que se estaba dejando caer seguramente empezaba a dar muestras de su excitación por lo que estaba haciendo.

Dejó de lado el bote con el que se echaba el agua y con la derecha se empezó a masturbar aun con el calzón puesto y con la otra se agarraba los melones. Los acariciaba y los llegó un momento en que levantó uno de ellos y le besó el pezón. Casi oía sus gemiditos. Opté por sacarme el short de la manera más rápida que pude y hasta me senté con la cubeta volteada a seguirme dando puñeta mientras ella se acariciaba mas y más deprisa. De pronto, se detuvo, se agachó y se sacó el calzoncito, se lo llevo a la cara, con la parte de la conchita justo a la nariz y siguió acariciándose en círculos con su dedo medio una conchita chiquita y sin un solo vello que a la distancia no podía ver si era porque no tenía por que se los había depilado.

Haciendo casi lo mismo que yo, tomó una cuneta, se sentó ahora si descaradamente frente a mí, con las piernas abiertas mostrándome su rajita que por mas que abrió sus piernas no conseguí ver mucho y continuó dándose dedo hasta que de plano se fue de lado y se empezó a convulsionar en el suelo sin sacar su mano de su entrepierna y continuar acariciándose para alcanzar un orgasmo mas que en este fue donde yo ya no resistí mas y lancé un gemido que debió escuchar ella porque volteo inmediatamente aun con la mano en la concha, para presenciar como empezaba a lanzar esperma, sin dejar de ver a donde caía en su patio.

Me quede relajado y cerré un momento los ojos para seguir disfrutando ese cachondisimo momento, de tal manera que cuando los abrí, ella ya no estaba en donde la había visto por última vez. Ya iba rauda y veloz hacia dentro de la casa con las nalgas un poco sucias por el piso en donde había estado.

Me puse el short y bajé lo mas deprisa que pude a la puerta del departamento y justo cuando abrí la puerta me di cuenta porque la prisa de mi musa masturbatoria. Venía un auto del cual al parecer ella conocía el sonido y por eso se había ido a medio vestir. Era nuevamente su madre. Me quedé parado en la puerta, los vi platicar un rato y ella aún levemente sonrojada se acomodaba disimuladamente la blusa que se había calzado.

Se fue por fin la mamá en el auto con la amiga que había venido y en cuanto el auto se perdió de vista, mi vecinita reviro a todos lados, como preocupándose de que no la viera ningún otro vecino y se lanzó hacia mi puerta. Abrió sus ojos como pidiéndome algo por lo que en cuanto estuvo lo mas cerca de mí, me hice a un lado, le permití el paso a las escaleras que dan la entrada al departamento en altos y me dijo que nos metiéramos.

Sin mas la vi subir deprisa ligeramente delante de mí y de igual manera le puse mi mano derecha en su nalga izquierda sintiendo el movimiento de su contoneo al subir los escalones. La puerta del depa estaba abierta, así que directamente en el primer mueble que vio se sentó, se sacó el short y se abrió de piernas para empezar a darse dedo delante de mí nuevamente.

-Ve como lo hago – me dijo casi gimiendo

-Si -contesté casi como zombi

-Acércate –ordenó casi jalándome

Hasta ese momento no había visto con detalle su puchita. Le aparte la mano de ella y se la vi. Era una rajita de apenas unos cuantos centímetros por donde ya empezaban a escurrir ligeramente su humedad. Ni tardo ni perezoso me lancé a lamerla con avidez mientras ella abría mas y más sus piernas y de pronto las cerraba sobre mi cuello aprisionándome. Tenía un clítoris pequeñito muy duro ya por la excitación que la encendía y un sabor tan agradable que invitaba a continuar bebiendo de esa fuente.

-Aaahh –gemía desesperada- dame así, dame mas

Yo permanecía con las rodillas en el suelo casi a gatas mientras mis manos iban de su vientre a sus tetas alcanzando apenas sus pezones y tocándolos a ciegas porque estaba mas concentrado en lamerle su gatito pero aun así podía sentir la dureza de esos dos botones que hermosamente coronaban sus riquísimos melones.

La sentí tensa y al mismo tiempo también sus uñas encajarse en mi cuero cabelludo repegandome mas a su concha. Su primer orgasmo llegó tan rápido que me sorprendí. Me separé un poco para contemplar como se retorcía en mi mueble por los espasmos de placer que le venían e inmediatamente me acomodé de rodillas frente a ella para empezar a golpear con la cabeza de mi falo justamente sobre su clítoris, y a momentos tallarlo de arriba abajo, no tardó mucho para que le viniera una vez mas.

Mi chile estaba a más no poder. Ansiaba meterselo a como diera lugar. Para mi sorpresa en cuanto se repuso me jaló de la camiseta y me recostó casi con violencia en el sofá y me empezó a masturbar y dar leves mamaditas a la inflamada cabeza.

-Por lo ... menos... ahhh... dime tu nombreee.... –le dije con voz ahogada por la calentura

-Marita –contestó apenas volteando a verme- y si quieres saber mi edad hace 5 días cumplí 15 años

Engulló entonces mi picha y continuó con la mamada mas en forma haciéndolo a ratos con torpeza a ratos con cierta habilidad como si estuviera apenas puliendo su manera de hacerlo, no tendría mucho haciéndolo pues.

Le tomé una de sus manitas y la llevé a la base de mis huevos para que suavemente los fuera acariciando, seña que entendió muy rápido porque en el resto de la sesión oral no dejo de hacerme brincar con cada roce de la yema de sus dedos alrededor y en la base de mis inflamadas pelotas.

No resistí y se lo hice saber

-Me... vengoooo... me vengooooo.....

-Vente... damelos -dijo dejando la mamada momentáneamente y ciñendo mas aún su boca sobre la cabeza de mi tranca

Tenía algunos días que no tenía contacto sexual con mujer alguna de tal manera que mi venida casi la ahoga, pero de todas formas, nunca soltó mi falo mientras me venía tragándose cada chorro de leche que le fue directo a la boca y de ahí a su garganta.

Me tendí con los ojos cerrados en el sofá. Perdí por unos segundos la noción de mi alrededor cuando de pronto oí cerrarse la puerta. Marita se había ido.

Intenté seguirla pero cuando salí a la puerta ella ya estaba entrando a toda prisa a la puerta de su casa.

A los dos días la vi salir sola de su casa. La seguí y al ver que no había nadie cerca, le tome por el brazo y la cuestioné porque se había ido así tan deprisa.

-Soy virgen... por si no te diste cuenta nunca me metí el dedo mientras me daba en la raja... y quiero seguirlo siendo... y no es contigo con quien pienso perderla – dijo soltándose bruscamente el brazo para irse casi corriendo.

A veces se da cuenta que ando en la azotea lavando o recogiendo la ropa y me da un show como el de la primer vez que la vi... solo que yo ya no le sigo el juego.