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Cuba (1)

en Trios

Cuba (I)

Dos parejas y tres amigos nos hemos movilizado para organizar un viaje a Cuba. Una semanita de sol, playa y ron. Ya somos mayorcitos como para planear las borracheras de antes en Benidorm, ahora al menos hay que irse más lejos...

Los tres amigos son parte de un equipo de baloncesto semiprofesional, altos y con varias horas de gimnasio diario. Yo soy un tipo normalito, del montón, como el de la otra pareja. Estatura media, pelo castaño. Su novia no está mal, rubia con buen culo pero pocas tetas. Justo lo contrario que la mía, un bellezón pelirojo con unas curvas espectaculares.

Íbamos a un hotel de todo incluido, así que el plan iba a ser pasarnos el primer día de turisteo por La Habana, y después ir a la fiesta del hotel. Tras muchas horas andando la otra pareja se rajó del fin del día, y nos quedamos sólos los tres chicos y nosotros tomándonos junto a la piscina las copas que la otra pareja no quería, y más.

Los cinco estamos en unos sofás, y las camareras no dejan que las copas se vaciasen. A nuestro alrededor no hay más que mulatas buscando fiesta. María me saca a bailar. Bueno, a movernos más bien, porque el alcohol comienza a hacer estragos. Se mueve muy sensual, pegándose a mí, dándome la espalda. Esto, unido al bikini (estamos preparados para la piscina) hace que ni el alcohol pueda evitar que mi polla comience a ponerse morcillona. Ella se da cuenta, claro, pero no para. Lejos de eso, incluso comienza a juguetear con alguna de las chicas que hay por allí, bailando un poco con ellas, acercando la cara como si se fuesen a besar... Todo esto conmigo pegado a su culo. Con una se para un poco más, y la otra, juguetona, le planta las manos en las tetas. Mi novia se ríe y le susurra algo al oído. Sólo entiendo la palabra 'follar', claramente, así que espero que en breve cortemos esto y nos subamos a la habitación a darnos el polvo de nuestra vida.

María se da la vuelta y me dice que mire a nuestros amigos. En el sofá, una mulata se ha acomodado entre los dos más altos y se enrolla con los dos, que la soban descaradamente.

- Qué hija de puta – comenta mi novia, sin que yo lo comprenda.

Se levanta cogiendo a los dos de la mano, y se van en dirección a la piscina, dejando a José solo.

- Voy a sacarle a bailar con nosotros, ¿te importa? - me dice. Creo que la jodida mulata me va a haber retrasado el polvo, pero claro, tampoco podemos dejar a nuestro amigo tirado.

Vamos al sofá con él y nos tomamos un par de copas más, comentando la jugada de la mulata. Incluso hacemos una porra. Nosotros opinamos que no se va a follar a los dos, y mi novia está convencida de que sí. Se nota que hay buen rollo entre los tres. El premio queda pendiente.

María nos coge de la mano y nos saca a bailar. Alterna con uno y con otro. Huelga decir que no nos gusta bailar, pero estamos de fiesta y nos lo estamos pasando genial.

En uno de mis turnos ella me abraza, pegándose a mí, y me planta un morreo espectacular. Noto su pecho contra mí. Se mueve, me está excitando, la cabrona. Mi polla pasa ya de morcillona y se empieza a notar sobre el bañador. Ella lo nota y se ríe. José, junto a nosotros, grita, de cachondeo.

- ¡Eh! ¡No me dejéis solo!

María se da la vuelta y le trae hacia sí. Nos pone a bailar en un perfecto sandwich, con ella en medio y su culo pegado a mi paquete. No se corta un pelo. Le pasa las manos por el cuello y le mira a los ojos, mientras sigue frotándose contra mí. Al darla un beso en el cuello veo como tiene los pezones marcadísimos sobre el biquini, a José le tiene que estar costando contenerse para no desviar la mirada hacia ellos.

Se vuelve a dar la vuelta para besarme a mí. Mi polla está durísima ya, claro. Ella, desmadrada, mete la mano por el bañador y me la agarra. Me susurra al oído.

- Seguro que ya se están follando a la mulata entre los dos.

No deja de besarme y de agarrarme, pero tampoco para de bailar. Bueno... bailar... Ahora es el paquete de José el que disfruta de su culo. Se rumorea que la tiene grande, pero lo que me dice mi novia me lo confirma.

- Joder, la noto pegada a mi culo, la tiene enorme.

María está desatada. La susurro algo que cambiará nuestras vidas.

- Haz las locuras que quieras, estamos en Cuba.

Justo en ese momento José la abraza, para seguir el baile, pero choca con su brazo. Al mirar, ve que me está agarrando la polla.

- ¡A mí no me toques con esa mano! - dice, riendo y apartándose. María reacciona alargando el brazo hasta su bañador, para no dejarle ir.

- No te preocupes, para ti tengo otra.

Ni corta ni perezosa, vuelve a cambiar de lado y ahora le agarra a él. Se la coge por encima del bañador, y le mira riéndose. Él se queda totalmente cortado, mirándome. Yo, desde detrás, le agarro las tetas. Él se anima y le agarra el culo. Con la mano que la queda libre ella me rodea el cuello para besarme.

- ¿Seguro? - me pregunta. Le respondo simplemente con un beso aún mayor.

Sin soltarle su sexo le planta un beso a él. Yo le paso las manos por debajo del bikini para acariciar sus duros pezones.

- Vamos arriba – me dice.

Nos coge de la mano y salimos de la pista hacia el hotel. Mientras subimos se besa con los dos.

José nos pide ir un momento a su habitación. Entra sigilosamente, y le esperamos fuera. Tras unos segundos, nos abre y nos hace un gesto para que entremos sin hacer ruido. Nos asomamos disimuladamente al dormitorio, desde donde vienen altos gemidos. La mulata grita mientras Mario y Manuel se la follan por sus dos agujeros.

Salimos silenciosamente.

- ¡He ganado! - grita María. - A ver cómo me cobro la apuesta...

Vamos a nuestro dormitorio. María le pide a José que ponga unas copas, y me saca a la terraza. Nos abrazamos y nos besamos.

- Te vamos a follar entre los dos – la digo. Ella me besa con más fuerza aún.

Cuando José sale a la terraza con las copas, nos sentamos en las sillas. Ella deja caer algo de la copa en su escote.

- José, se me ha caído – dice, riéndose.

- Espera, que traigo algo para limpiarte – le contesta.

- No, ven – Le coge de la mano y le guía la cabeza a su escote.

Le hace comenzar una lamida de tetas en toda regla. Ella misma se aparta los triángulos del bikini y le coloca las manos en sus pezones, para que comience a acariciarlos. Yo me acabo la copa mientras observo la escena. Me mira desencajada. Una de sus manos guía la cabeza de José a sus tetas, la otra se pierde entre sus piernas.

Voy dentro para coger la cámara, tengo que hacer un vídeo de esta escena. Cuando vuelvo, ella se pellizca los pezones mientras José está arrodillado en el suelo comiéndole el coño. La dejo sobre la mesa, grabando, y me pongo junto a María. Me quito el pantalón y ella misma me atrae hacia ella para comerme la polla. José la chupa, se la folla con los dedos. Ella no puede más, se está corriendo. Mi polla amortigua sus gritos.

La cojo en volandas y la llevo a la cama. José se baja el bañador dejando al descubierto una polla... descomunal.

- Jo-der – dice María. Le pide que se tumbe, y ella se pone a cuatro patas sobre él. Se la quiere comer, pero antes la recorre con la lengua y con la cara. Dice más grande que su cabeza. Le come los huevos mientras le masturba, mirándole a los ojos. Yo jugueteo con su coño y sus pezones mientras veo lo excitadísima que está. Le lame todo el tronco, y cuando llega a la punta, tras un esfuerzo para conseguir meterse eso en la boca, comienza a chupar.

Yo me pongo detrás de ella y se la meto. Apenas tengo que moverme. El gesto con el que le come la polla a mi amigo noto que también la arranca gemidos. Él le agarra la cabeza mientras yo me inclino sobre ella y le agarro las tetas.

- Jo-der – vuelve a decir – Quiero follarme esta polla ya.

- Espera que cojo un condón de los míos – dice José. Obviamente usa talla especial.

- No te preocupes por eso, la quiero sin nada– Ella toma la píldora, y, sobre todo, quiere notar esa barra de carne sin plásticos. - Cariño, déjame disfrutar un poco de esta verga, ahora te unes a nosotros.

Me besa y me pide que me siente en una silla. Frente a mí, se pone a cuatro patas e invita a José a que se la meta, despacio. Le veo acercándose por detrás, pero, sobre todo, veo la boca de mi novia abriéndose para coger aire, extasiada, cuando la penetra.

- Sí, joder... Qué polla... - le pide que se mueva despacio, se tiene que acostumbrar a ese calibre. Después le empieza a pedir que la dé más y más fuerte. Mi cámara no se pierde nada de la follada. Su mano se pierde en su clítoris mientras yo me masturbo viéndola gemir. Me mira a los ojos y me habla.

- Joder, cariño... Me va a partir... Y no ha metido ni la mitad...

Él la agarra de las tetas y la levanta, para pegar sus cuerpos. La besa. Siento celos, pero la excitación me puede. Se vuelve a poner a cuatro patas y le pide más, y más fuerte. Él la agarra de las caderas y comienza una follada brutal.

- Cariño... me corro...

María grita como si la estuvieran matando, y cae sobre la cama, separándose de José entre temblores. Él la da la vuelta, poniéndola boca arriba. Se pone sobre ella y comienza a correrse. La primera cae en la boca, el resto va a sus tetas.

Y esto es sólo el comienzo de la primera noche en Cuba...