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Matacrisis 6 (parte 3: Camila, Toni y Vanessa)

en Dominación

Este relato viene de:

 

La vida transcurre apaciblemente para una familia madrileña de clase acomodada hasta que la crisis económica empieza a afectar a las consultas del matrimonio de psicólogos formado por Sergio y Rebeca.

Sergio se ve obligado a aceptar un trabajo muy especial que podría salvarles de la crisis… o quizás los arrastre en una espiral de dudoso final..

CAPITULO 6.3. CAMILA, TONI Y VANESSA.

Esa mañana de domingo mantuvieron una charla insustancial mientras iban haciendo tiempo hasta la comida, pues Toni había encargado unos platos especiales a un restaurante japonés que conocía.

Siguiendo instrucciones de Toni, trasladaron una mesa baja al centro del comedor y allí instalaron los productos que recibieron a cambio de un billete de quinientos euros, en demostración de lo pudiente de su nivel de vida y la calidad del encargo.

Había sushi servido sobre hojas palmeadas, mientras en una fuente central se situaban las patas de diferentes criaturas del fondo marino flotando en un líquido de suave aroma que ofrecía un toque de sabor a sus extremidades. También había otros elementos menos llamativos y bebidas típicas, como las cervezas japonesas de importación y una pequeña botella de sake.

Se sentaron alrededor de la mesa sobre unos cojines, quedando cada chica a ambas partes del largo de la mesa y los chicos en los extremos cortos, de tal forma que quedasen a la derecha de sus respectivas novias.

Pronto quedó bien claro cómo se alimentarían. Vanessa agarró la primera porción de sushi para introducírsela con suavidad en la boca a un colorado Darío, justo antes de lanzar una rápida mirada a Camila y avanzando el gesto hacia Toni en clara indicación.

La hija de los psicólogos sostuvo entre sus dedos otra muestra del suculento sushi y lo llevó hasta la boca de Toni, que tuvo buen cuidado de cerrar la boca antes de que ella sacase sus dedos para así poder acariciarlos entre sus labios como si supieran mejor que el bocado que acababa de recibir. Su mirada tenía un aire de cierta amenaza, aunque quizás fuese lascivia porque al hacer el lo propio, procuró mantener sus dedos en la boca de Camila el tiempo suficiente para que ella tuviera que chupárselos si no quería montar una escena.

La comida prosiguió así varios minutos, con el intercambio de alimentos entre los componentes de las parejas por separado. Luego Camila recibió su primer incentivo.

Toni estaba metiéndola un nuevo bocado cuando lo notó. Un leve contacto en su rodilla. Se había puesto una falda larga, pero alguien había sorteado ese inconveniente para introducirse por debajo hasta tocarle la rodilla.

Pensó inicialmente en Toni, pero pronto se dio cuenta de que era un pie lo que estaba rozándola y por su posición no podía ser. Si su hermano no se hubiese levantado justo en ese momento para ir a por otra cerveza, quizás hubiera podido llegar a pensar… pero no, eso entraba dentro de lo absurdo. Sólo quedaba Vanessa. Era algo que podía esperar de ella, uno de sus juegos.

Observó como fingía estirarse, alzando los brazos para provocar que sus pechos se pusieran apuntando al techo unos breves segundos. La marca de los pezones era tan evidente para Camila como debió serlo para Toni. Ese momento la deparó dos sucesos coincidentes. El pie de Vanessa alcanzó su objetivo, la entrepierna de Camila. Eso provocó que la joven diera un respingo a la vez que Toni derramaba uno de los pedazos de sushi sobre la blanca superficie de la camiseta de Camila.

Se disculpó a la vez que la intentaba limpiar torpemente los restos de la blusa, aunque rápidamente Camila sospechó que aprovechaba más de lo debido para entretener sus manos encima de sus pechos. No se quejó. Por un lado la gustaba ser objeto de esas atenciones y por otro una parte de sí quería saber la reacción de Vanessa. Pero la novia de su hermano se limitaba a hacer como que no miraba mientras seguía usando su pie para apartar a un lado la fina prenda íntima de Camila y rozarle el sexo con la punta de los dedos de su pie. Le daban escalofríos de placer. Un doble placer. Eso la hacía sentir como un animal en celo… y no sabía si eso la gustaba o no.

Pero tan rápido como empezó, terminó al regresar su hermano con la cerveza. O casi todo… porque el habilidoso pie de Vanessa siguió insistiendo en rozar las partes externas de la zona erógena de la chica.

Estaban terminando la comida siguiendo ese ritual primitivamente erótico de administrar con las manos los alimentos a la pareja cuando Toni volvió a manchar la blusa de Camila. Esta vez la ligera borrachera por las cervezas y el sake, combinadas con la situación y la habilidad de Vanessa para encender el volcán de la entrepierna de Camila con su propio pie, hicieron que la chica aceptase ser acompañada por Toni para cambiarse.

Sus excusas fueron innecesarias, porque Vanessa aprovechaba para mantener bastante distraído a su hermano. Se notaba claramente que había deslizado su diestra hasta el grueso paquete que se adivinaba en el pantalón de su hermanito. Esa visión excitó de una forma involuntaria aún más a Camila, que se dejó llevar hacia su propia habitación por Toni.

Apenas traspasaron el umbral, Toni cerró la puerta detrás de ellos y se lanzó sobre Camila, moviendo sus manos como un pulpo. Tan pronto las tenía apoyadas sobre sus pechos, apretujándoselos, como las deslizaba hasta su culo para acercarla a su cuerpo. Ella hizo un ligero intento de resistirse, pues su hermano estaba en casa y podía oírles, pero también porque no estaba segura realmente de querer dejarle continuar.

No importó. Agarró sus brazos llevándolos hacia atrás para agarrarle ambas muñecas con una sola mano mientras con la otra la hacía inclinar el cuello para besarla de forma apasionada emulando en la imaginativa mente de Camila a un vampiro mordiendo a su presa. Gimoteó débilmente a la vez que se removía para liberar las manos, pero sin poner un interés excesivo mientras notaba el contacto del engrosamiento de la entrepierna de su novio contra su cuerpo.

Cuando quiso darse cuenta y abrió los ojos de nuevo, su blusa estaba completamente abierta y Toni besaba con fuerza sus tetas mientras las iba estrujando con la mano libre como si fuera a ordeñárselas. La excitación y el alcohol hicieron el resto. Camila se abandonó a la pasión y empezó a frotar su cadera contra el miembro viril que la llamaba desde el interior de los pantalones del macho.

Toni percibió su rendición y liberó sus muñecas, que se lanzaron a rodear su cuello y acercarlo aún más para que devorase sus pechos. Un instante después, la falda estaba a sus pies y se veía claramente la hinchazón del sexo de Camila, expuesto por el desplazamiento del tanga que había hecho Vanessa durante la comida.

Toni sonrió, acariciándolo con una mano.

- ¿Eso es por mi? –preguntó ansioso.

- Sssí… -respondió Camila de forma entrecortada, porque aunque ligeramente borracha sabía que no sería buena idea decirle que casi toda la hinchazón era por Vanessa.

La empujó suavemente, haciendo que cayese sobre la cama, y se agachó. Camila sintió inmediatamente la lengua de Toni en su coñito y notó cómo mantenía a un lado su tanga con una mano. Era electrizante. Intentó levantar la cabeza pero la dejó caer de nuevo mientras se agarraba a los bordes de la cama de las intensas pulsiones de placer que desencadenaba el manejo de la lengua de su novio en su caliente y húmeda conchita.

Desconocía esta habilidad de Toni, pero la disfrutó intensamente mientras la conducía al borde del orgasmo con la laboriosa competencia de su lengua.

Apenas prestaba atención a otras cosas, pero en el borde de su mente también notaba como la mano que no sostenía el tanga estaba adentrándose en su sexo para sacarle los fluidos y usarlos para lubricarle la entrada al ano. Cuando su cerebro empezó a procesar la información, tenía dos dedos en su culito mientras la lengua de Toni descansaba de su labor para poder hacer la pregunta:

- ¿Por dónde?.

No sabía a qué se refería… no lo sabía hasta que levantó lo suficiente la cabeza para darse cuenta de que la polla de su novio había sido liberada de su prisión y estaba preparada para actuar.

Resultaba hipnótica la forma de moverse del pene de Toni, arriba y abajo a impulsos y a los lados… todo le daba la impresión de ser una serpiente a punto de morderla. Por un instante se vio a si misma lanzándose sobre esa bestia y metiéndosela en la boca como había visto hacer a Vanessa tantas veces apenas unas horas antes.

En su ensueño contempló como Toni se relamía y colocaba su polla a la entrada de su conchita, tomando la decisión por ella. Sabía que debería detenerle, no llevaba preservativo y no quería volver a tener que acudir a ese médico pelirrojo para explicarle que habían vuelto a llenarla de semen de nuevo por no tomar precauciones. Pero no dijo nada.

Toni colocó su verga en la entrada de la vagina que creía virginal de Camila y empujó. Desapareció entera en el interior de la hija de los psicólogos, que apenas logró ahogar un grito que surgía de su interior ante la brutal embestida que superaba la dilatación que había conseguido la lengua de su macho.

- Un mome… -empezó a pedir Camila, al imaginarse que la haría daño si no la dejaba acomodar su cuerpo al grosor de la polla en toda su longitud, pero Toni extendió una mano para taparla la boca mientras seguía lanzando toda la fuerza de su cuerpo en profundas estocadas de gran intensidad.

Ella intentó llamar su atención con sus manos, pero no logró separarle ni un centímetro. Por el contrario, él redobló la furia de su penetración.

Los primeros minutos fueron una mezcla de angustia por tener la mano de Toni taponando su boca e impidiéndola respirar con comodidad y de dolor por la penetración brutal a que la sometía su novio borracho. Luego la bestialidad de la polla fue disminuyendo, o quizás fuera que su vagina se había dilatado lo suficiente. El caso es que empezó a disfrutar con cada movimiento de la caliente herramienta de su novio, olvidando la nula separación entre sus carnes.

Sus gemidos lograron que Toni retirase la palma de su mano de la boca de Camila, que siguió emitiendo sonidos de lujuria animal mientras era penetrada rudamente por su novio.

Notó el comienzo de las contracciones en el pene de Toni y cómo estaban siendo contenidas. Sabía que terminaría lanzando su chorro hasta lo más profundo de su interior, pero en ese momento no la hubiera importado, presa del más salvaje y animal instinto primario que anulaba su razón tras pasar tantas horas siendo sometida a interminables juegos por parte de Vanessa que la habían llevado a una situación de hiperexcitación sexual incontrolable.

Fue Toni quien impidió que su semilla terminase en el fondo del coño de la chica. Extrajo su palpitante miembro de su interior y se subió sobre la cama, apoyándose en las rodillas para quedar sobre la cara de Camila.

Ella supo que debía hacer, pero no fue lo suficientemente rápida. Abrió la boca para recibir la polla de Toni, pero la herramienta del hombre despertó con violencia rompiendo el control que había tenido hasta entonces. Soltó la mayor parte de sus chorros sobre la frente y el pelo de la chica, aunque al final logró encauzar el fluido restante al interior de la garganta de la joven. Luego se derrumbó a su lado, boca abajo.

- Agg… -resoplaba- ha sido delicioso… agg… si hubiera… agg… traído condones… agg… pero… agg… no sabía… agg… siento… agg… lo del… agg… pelo… agg… déjame un… agg… momento y… agg… -seguía, mientras se estaba quedando dormido.

Camila no le prestaba atención. Se concentraba en la puerta, desde donde la miraban los traviesos ojos de Vanessa.

Estaba desnuda, masturbándose con una mano, mientras los espiaba desde la puerta entreabierta. Camila no sabría decir cuánto llevaba la novia de su hermano allí, pero la producía una extraña sensación el ser observada y causar que se masturbasen por ella. Sí, creía que era algo que la gustaba.

En un momento dado, Vanessa la señaló la frente e hizo el gesto de limpiarse la zona y chuparse el dedo. Camila repitió sus acciones y recogió con uno de sus dedos restos del líquido seminal de Toni, llevándoselo a la boca y chupándoselo mientras disfrutaba al ver cómo eso excitaba a Vanessa y provocaba que se masturbase aún más fuertemente. Podía verle el coño increíblemente dilatado por la acción de sus dedos y sentía el deseo imperioso de levantarse y ser ella la que estuviera entre las piernas de Vanessa.

Pero no podía hacerlo, no con Toni a su lado. Vio como la novia de su hermanito se mordía una mano presa de las convulsiones del orgasmo conseguido, antes de guiñarla un ojo e irse tras lanzar un beso al aire en su dirección.

Como si el cierre de la puerta fuese una señal, Toni se lanzó de nuevo sobre Camila, besándola en los labios con gran pasión. Ella empezó a responder tras unos instantes, olvidándose de Vanessa y concentrándose en su novio, como si fuera su particular venganza contra la chica de su hermano por… realmente no sabía la razón, pero es que en esos momentos tampoco es que pudiera pensar demasiado.

Tras unos minutos en que los besos se sucedían y las caricias los llenaban, Camila se sentía lista para ofrecer su sexo a Toni. Sentía tan húmeda y caliente su vagina que pensaba que lograría un orgasmo sólo con que rozase la punta del capullo de Toni su clítoris.

- Toni… cariño… métemela… fóllame… ya…

- No tengo condones… -respondió él, dejando por un instante de comerle las tetas- pero… no, no querrás...

- Sí… lo que sea… venga… ya… -accedió ella, sin pararse a pensar siquiera a qué se podía referir.

Toni agarró la almohada de un tirón y se la colocó debajo de las caderas, de forma que su sexo quedase aún más expuesto. Cuando volvió a pasarle la lengua por su coño, algo pareció explotar en la mente de Camila, transformándola en un animal sediento de recibir la dura polla de su semental. Incluso olvidó a Vanessa.

Perdió la noción del tiempo mientras tenía la boca de Toni entre las piernas, que separó al máximo de sus posibilidades para que no tuviera impedimentos, y sólo cuando paró pudo observar brevemente la recuperada erección de la polla de su, ahora sí, novio.

Se relamió del placer anticipado. Notó cómo clavaba tres o cuatro veces su pene de golpe y hasta el fondo de su vagina. Esta vez su dilatación era máxima y no la dolió, aunque no podía entender la razón por la que tenía que sacar entera cada vez su polla. Deseaba con todo su ser que el miembro duro y caliente no saliera, que se alojase continuamente dentro de su cuerpo para gozar al máximo de esas sensaciones.

Pero de pronto llegó el dolor. Intensamente, como si la rompiesen. Abrió los ojos como platos al darse cuenta. Confirmaron lo evidente. Había usado la lubricación de su vagina para poder penetrarla el culo.

- Nooooooooooooo… -intentó gritar, pero sólo le salía un graznido por el largo tiempo que había estado gimiendo con la boca abierta y que la había dejado seca la garganta- para, Toni… me haces daño.

No parecía escucharla mientras colocaba las piernas de Camila apoyadas sobre sus hombros para tenerla en una posición más elevada y así poder abrir mejor el estrecho agujero a la fuerza de su polla.

- Aaayyyyyyyyyy… me haces daño… ayyyyyyy… para, Toni… ayyyyyyy… cabrón, para… ayyyy… -se quejaba, cada vez más alto, mientras trataba de incorporarse.

Con un último puyazo, el pene de Toni entró hasta la mitad en el estrecho ano de Camila, que estuvo a punto de desmayarse del dolor. No se dio cuenta ni de qué volvía a tener la boca tapada con la manaza de Toni, que seguía forzando la entrada a su interior hasta que por fin logró meter toda su polla y empezar un rápido movimiento de penetración que la provocaba intensos dolores pese a su estado de semiinconsciencia. Se retorcía, pero sin gran fuerza, y al final se rindió a la mayor musculatura de Toni.

Tras minutos de intensa agonía, derramó su leche en el interior del culo de Camila. Al darse cuenta de que ella estaba llorando, la pidió perdón y tras un rato, decidió marcharse prometiéndola que había sido el alcohol el responsable de su conducta y que le perdonase.

Ella no respondió y siguió llorando en silencio por la tensión acumulada. Se sentía rota por dentro y toda su excitación había desaparecido bajo la fuerza del ardiente dolor de su desvirgado ano.

Se despertó cuando Vanessa fue a llamarla para preguntarla qué pizza le gustaba, para encargarlas.

- ¿Qué te ha pasado? –preguntó, colocándose entre sus piernas y separándolas para ver mejor, puesto que Camila reaccionó intentando encogerse de la vergüenza de la situación-. Ahhh… ¿el primer polvo anal?.

- Sí… sí… -contestó ella, avergonzada ante esa hembra de mundo.

- Vaya… pobrecita, veo que no te han lubricado bien para ser tu primera vez… -dijo, como para sí misma, a la vez que la acariciaba la zona y provocaba la inmediata reacción de la concha de la joven- ha sido tan bruto que te ha hecho una pequeña herida, no te preocupes, no pasa nada –continuó ante la cara de susto de Camila, acercándose para besarle la entrada del ano como si fuese una madre calmando al pequeño que se ha caído.

Pero tras un instante de relajamiento al tener allí a Vanessa dispuesta a cuidarla, el nerviosismo se volvió a adueñar de ella al acordarse de que sus padres debían estar al llegar.

- No te preocupes por tus padres, llegarán tarde, así que cenaré con vosotros… pero antes vamos a curarte… ya sé, mandaré a Darío a por unas pizzas a un local que conozco cerca de mi casa. Nos dará tiempo para que te recuperes y si no te dejo como nueva… te dejo que me hagas lo mismo… -añadió como una ocurrencia que hizo que las dos se riesen por la ocurrencia, aunque en su interior Camila hubiera deseado que no fuera una broma.

Al poco, la puerta de la casa se cerraba al marcharse Darío y Vanessa reaparecía en el dormitorio de la chica.

- Venga, es hora de cuidarte.

La agarró de la mano y así fueron hasta el cuarto de baño de sus padres, donde el grifo ya estaba abierto llenando la bañera de agua tibia.

- Entra –la indicó, mientras se desnudaba también ella.

Camila se metió en la bañera, sentándose en el fondo, mientras el agua cubría hasta sus caderas y ella miraba de reojo cómo se iba desvistiendo Vanessa.

- No te dije que te sentases dentro, ¿verdad, cariño? –la dijo, mientras tironeaba suavemente del cabello de Camila para obligarla a levantarse-. Siéntate en el borde y sube tus pierna a los lados –la instruyó, mientras ella se metía en la bañera completamente desnuda y se situaba frente a la entrepierna de Camila.

Se sentía vulnerable y a la vez deseosa de que esa hembra que tan poderosamente la atraía se aprovechase de ella.

La veía usar sus manos a modo de esponja. Usó el jabón íntimo de su madre para lavarle desde los muslos hasta el ombligo, pero concentrándose en la entrepierna de Camila. Ella disfrutaba mientras de la vista del desnudo cuerpo de Vanessa, con sus fabulosos pechos y sus poderosas curvas, y del tacto suave y sensual de las manos de la adorable novia de su hermano.

Se movía con cuidado, lavándola y masajeándola. Era una sensación de lo más turbadora. Nuevamente Vanessa era el centro de sus pensamientos. Cuando terminó esta fase, la dejó bajar las piernas, aunque su sexo siguió quedando igual de expuesto porque ella estaba entre medias.

El primer beso fue glorioso… e inesperado. Lo estaba deseando, pero no pensaba realmente que fuera a suceder, que sus sueños traspasaran el umbral para hacerse reales. Pero era así. Vanessa la estaba besando el coño mientras se lo acariciaba firmemente. Su lujuria volvió redoblada y su concha se hinchó de caliente placer en pocos segundos, por lo que Vanessa tuvo que recurrir a sus dos manos para separarle los labios vaginales y poder así comerle el coño en lo más profundo.

La recorrían escalofríos de placer mientras la novia de su hermanito la comía el coño. Quería agarrarla por la cabeza y hundir su cara en su sexo, pero no se atrevía. Se contentó con gozar de la experiencia, lanzando suaves jadeos. Pasó así unos minutos imposibles, siendo arrastrada rumbo a un nuevo orgasmo.

En ese momento, gritó del placer contenido y se relajó completamente. Intentó agarrar a Vanessa o al menos acariciarla como gratitud, pero la chica sacó su cabeza de entre sus piernas y apartó de un tortazo la mano de ella. Desconcertada en su éxtasis, Camila vio como Vanessa adelantaba su diestra y empezaba a recoger el flujo de su orgasmo. Lo llevaba después hasta su ano. Era una visión extraña, pero la volvía a calentar el sentir primero una y luego la otra mano de esa hembra en su coño medio masturbándola y medio sacándola los fluidos del reciente orgasmo.

- Baja tu culo de ahí y ponte a cuatro patas, pequeña –dijo, levantándose y sentándose ella ahora en el extremo opuesto.

Camila lo hizo y quedó con su cara enfrentada al palpitante coño de Vanessa. Pero no lo bastante cerca, así que se movió hacia delante apoyada en sus rodillas y manos. Fue detenida por una suave torta en la cara.

- Al revés, tontita, al revés… ¿cómo pretendes que te cure el ano así?.

Avergonzada por un lado y desilusionada por otro, Camila se puso como pedía la novia de su hermano. Notó cómo se ponía detrás de ella y volvía a aplicarse con una mano a masturbarle la conchita con un ritmo frenético mientras con la otra mano la dilataba dedo a dedo su ano. Y aunque no miraba, los sonidos eran claros, de vez en cuando también la escupía porque no había suficiente lubricación.

- Qué estrechito lo tienes, cariño… -la confirmó- y eso siempre gusta. Si fuese un hombre te diría que tienes un pedazo de culo follable –añadió, alabándola.

- Gracias –dijo en voz baja, tímidamente.

Vanessa no continuó la conversación y siguió masajeándola hasta lograr que volviera a correrse. Eso fue ya suficiente… eso y que estar con ella hacía que estuviera tan hiperexcitada que su ano se quedó relajado lo suficiente para que ella lograse meterle tres dedos sin que la molestase demasiado.

La tuvo así unos cuantos minutos más, acariciante por dentro y por fuera. Acompañaba sus movimientos dentro del ano con ligeros toques en su coñito y a punto estuvo de volver a tener un nuevo orgasmo.

La dejó al límite, justo en el borde, sacando sus dedos de sus agujeros antes de besarla en la entrada de su ano y darle un cachete juguetón.

- Lista, no se ha roto nada. Lávate ahora normal y vete preparando para la cena…. –y como si acabara de pasarle por la imaginación, añadió- Deberías de practicar más, yo antes también usaba un consolador para el ano… ahora no… jajaja…

Se lavó normalmente, acariciándose inconscientemente la conchita, y cuando se estaba secando escuchó abrirse la puerta de la entrada. En ese preciso momento se dio cuenta de que estaban abiertas todas las puertas y ella ni siquiera llevaba ropa que ponerse. Extrañamente eso la excitó y en su mente se justificó imaginándose que Vanessa la viera desnuda mientras besaba a su hermano y que fuera a ella a quien miraba mientras… pero eso imagen rotó y también se imaginó a su propio hermano mirándola en su desnudez… y empalmándose.

Rápidamente desechó este pensamiento y en cuanto estuvo segura de que la parejita se encontraba llevando cosas desde la cocina, corrió desnuda hasta su habitación.

Al principio había pensado vestirse normalmente, pero un loco pensamiento la hizo ponerse un camisón antiguo que la quedaba ya bastante estrecho y que sabía que llamaría la atención tanto por enseñar bastante las piernas como porque dejaría entrever sus pechos, que estuvo acariciando un rato como la había enseñado Vanessa con la adecuada atención a sus pezones.

Supo que había acertado porque inmediatamente se dio cuenta de que los dos la miraban fijamente un instante más de lo habitual y sonrió cuando Vanessa la dedicó un guiño cómplice.

- Vaya… me gustaría tener uno igual… aunque no sé si lo llenaría tanto… -comentó picadamente- ¿tú qué opinas, cari?.

- Yo no… esto… sí, supongo… pero… -tartamudeaba Darío, incapaz al principio de mirar hacia Camila puesto que su vista tendía a desviarse a la zona donde asomaba la punta de sus pezones.

- Venga, vamos a cenar entonces –sentenció Vanessa, que propinó un cachete en el culo a Darío para que fuese hacia la mesa. Aprovechó ese instante para acercarse hasta Camila y susurrarla en un tono lascivo mientras con la mano que quedaba oculta entre los dos cuerpos aprovechaba para tocar una de las tetas de la joven-. Y si yo fuese un hombre… o Darío no fuese tu hermano… ya estarías sobre esa mesa para que te devoráramos, guapetona.

La cena terminó sin más incidentes que algún comentario con doble sentido de Vanessa, a quien luego llevó su hermano a su casa. A Camila no la importó que fuese aún vestida con su propia ropa, pues pensó que sería una excusa perfecta para ir a visitarla esa semana mientras su hermano estaba con los últimos exámenes.

Cuando sus padres regresaron, apenas un par de minutos después de Darío, les fue a saludar y por un instante la pareció notar una oscura palpitación en la zona de la entrepierna de su padre cuando se daban las buenas noches. Entonces volvió a ser la chica vergonzosa que solía ser y se sonrojó al pensar que su padre se había dado cuenta de que enseñaba demasiado.

- ¿Por qué habéis cambiado las sábanas de la cama? –dijo, de pronto, su madre.

- Es… pusimos una lavadora de toda la ropa de las camas y ya de paso metimos la vuestra… -respondió Darío.

- ¿Vienes a la cama, cariño?. Mañana tengo que madrugar, tengo muchos informes que leerme –interrumpió su padre.

- Ya voy, Sergio… y vosotros dos –empezó la pequeña charla Rebeca mientras sus hijos escuchaban y su padre se metía en el dormitorio- ya podríais preocuparos más de aprender a cocinar, que ya me he dado cuenta que la comida y la cena son compradas. Lo de la lavadora pase, pero si no hay suficiente para poner una lavadora os esperáis… y, ya que estamos –siguió, ahora mirando a Darío- creo que sería mejor que empezases a estudiar en serio o me parece que el verano te lo pasarás aquí –comentario ante el cual Darío balbuceó unas excusas que no iban a ningún lado y terminó marchándose a su cuarto con el rabo entre las piernas, como suele decirse-. Respecto a ti, señorita, ya va siendo hora de que te deshagas de esta ropa, que además de no ser de tu talla es muy… muy… escandalosa. Venga, a la cama.

- Sí, madre –contestó ella, ligeramente cabizbaja, antes de darle el beso de buenas noches y marcharse a su cuarto.

Pero no podía dormir. Habían pasado muchas cosas ese día y empezó a darles vueltas. Al final se levantó y encendió el pequeño portátil que le habían regalado sus padres las pasadas navidades, así podría seguir en la cama mientras vagabundeaba por Internet.

Nada más encenderlo le aparecieron cinco mensajes en pantalla de peticiones para agregar un nuevo contacto al Messenger. No le sonaban, pero no los bloqueó por si acaso luego resultase que los conocía de algún lado. Ya lo investigaría más tarde, porque en ese momento surgió otra ventana con un saludo en forma de beso. Era Vanessa.

Vanessa dijo (00:56):

Qué tal tienes el culito?

Camila dijo (00:56):

Bien

Vanessa dijo (00:57):

Seguro que más de un hombre estará soñando contigo ahora

Con ese culo tan prieto que tienes

Camila no podía evitar excitarse ante esos comentarios, encendían su pequeño lado de egocentrismo sexual. Además, si Vanessa estaba diciendo eso, quizás también se refería a si misma… quizás a ella también la gustaba su culo.

Sin darse cuenta, empezó a tocarse una de las tetas sobre el fino tejido del camisón a la vez que su coño empezaba a palpitar.

Vanessa dijo (00:58):

Mi primer anal me dolió

Pero después de las primeras veces te acostumbras

Usa mi regalo, te hará que dilates mejor

jejeje

Camila dijo (00:59):

Lo haré

Lo prometo

Vanessa dijo (00:59):

;)

Vanessa dijo (01:00):

A tu hermano le gustaron tus bragas

Y a los vecinos

Ese comentario sobresaltó ligeramente a Camila y pasó por su mente una escena absurda en que Vanessa hacía un strip-tease delante de todos los vecinos y Darío hasta quedarse sólo con sus propias bragas. Por extraño que fuese tuvo la fugaz idea de que su hermano estaría oliendo esas mismas bragas y que podría identificar el olor de su intimidad mezclado con el más fuerte de Vanessa.

Vanessa dijo (01:02):

No pienses que estoy realmente desnuda delante de los vecinos

Pero me gusta pensar que me espían

Por eso duermo siempre con la persiana subida

Lo encuentro excitante

Vanessa dijo (01:03):

¿no te parece?

Me excita masturbarme pensando que me espían

Vanessa dijo (01:04):

Pensarás que soy rara…

Camila dijo (01:05):

No, no

Yo también duermo así

Vanessa dijo (01:05):

Qué ricura

Me gusta

Era una pequeña mentira, pero las imágenes que se creaban en la mente de Camila a través de las frases de Vanessa la incitaban a buscar una mayor proximidad y buscar su aprobación.

Camila dijo (01:06):

Oye…

¿puedo ir mañana a tu casa a por mi ropa?

Vanessa dijo (01:08):

No

Estaré casi toda la semana fuera

¿Qué tal el viernes?

Camila dijo (01:09):

Vale

Vanessa dijo (01:09):

Mejor el sábado

Camila dijo (01:10):

Cuando me digas

Vanessa dijo (01:11):

Quedamos el sábado, ya te diré la hora

Camila dijo (01:11):

OK

Vanessa dijo (01:12):

¿Recuerdas a los chicos de ayer?

Los del coche

Camila dijo (01:12):

Vanessa dijo (01:13):

Les di nuestros mails

Lo digo por si te agregan

Vanessa dijo (01:14):

Están salidos, pero son majos

no te importa, ¿verdad?

Será nuestro secretillo

Fue entonces cuando se dio cuenta de que esos nuevos contactos que la querían agregar debían de ser de esos chicos. Nada la habría gustado más que deshacerse de esa panda de babosos que sólo pensaban con el rabo, pero ahora no podía decirle a Vanessa que no la habían agregado porque si hablaba con ellos lo sabría… Por un lado la gustaba la idea de tener un secreto tan privado con Vanessa, que cada vez la parecía más claro que era algo exhibicionista, y por otra parte había algo de excitante en ello, no lo podía negar. Decidió agregarlos, aunque lo de hablar con ellos ya era otra cosa.

Camila dijo (01:15):

Sin problema

Vanessa dijo (01:16):

Te dejo

Salvo que quieras ver que me cuenta tu hermano

;)

Camila dijo (01:16):

Vale

Hablamos

Vanessa dijo (01:17):

Es una pena…

No hay luna llena

Camila dijo (01:17):

¿qué?

Vanessa dijo (01:18):

Con la luna llena es más divertido

Imagínate mastubarte y que te estén mirando desde enfrente con el foco de la luna iluminándote

Camila dijo (01:19):

Sí, tienes razón

Vanessa dijo (01:20):

Sería divertido alquilar la casa de enfrente

Para poder espiarnos por las noches… jajaja…

¡buenas noches!

Camila dijo (01:21):

Buenas noches

Esperó un rato por si volvía a hablar con ella Vanessa, pero estaba claro que su hermano estaba acaparando ahora toda su atención, así que apagó el ordenador.

Intentó dormir, pero entró en una especie de duermevela en que tenía sueños en que Vanessa la intentaba espiar por la ventana y como tenía la persiana bajada se iba al cuarto de su hermano, así que terminó levantándose y subió lo más en silencio que pudo la persiana.

Era una tontería, había sido un sueño, pero se sintió mejor. Empezó a soñar que entonces era a su habitación donde entraba Vanessa y que se acercaba a su cama diciéndola que la iba a curar la ardiente sensación de su coño. Luego entraban también por la ventana Kat y Rada, cubiertas tan solo por unos arneses con unas imitaciones de penes. Las cuatro empezaron una orgía lesbiana que… Se despertó. No llegó a abrir los ojos, pero presentía que había alguien en su dormitorio.

En sus húmedos sueños se había debido de estar moviendo sin darse cuenta y ahora podía notar que tenía buena parte del cuerpo al descubierto. Notaba que el calor de su conchita se había transformado en una humedad intensa que empapaba su braga, pero no se atrevía a moverse. La respiración era pesada y se imaginó a Darío comprobando si dormía con la persiana subida por petición de Vanessa. Eso la animó un poco pese a la situación tan delicada. Y en parte, hizo que aún su cuerpo se excitara más fuera del sueño.

El hombre que estaba en su habitación empezó a cubrirla con la sábana, seguramente se abría caído al moverse en sueños. Pero luego empezó a rozarla con los dedos en un viaje hasta su conchita. Apenas podía reprimirse para evitar que descubriera que estaba despierta. Pero cuando alcanzó su sexo, se tuvo que mover. Fingió que seguía durmiendo y que no se había dado cuenta, lo justo para que esa mano no siguiera hasta su objetivo. Por un momento incluso la excitó la idea absurda de que su propio hermano la acariciase el sexo… la misma mano y los mismos dedos que harían lo mismo con Vanessa, que la habrían hecho gozar sin duda. Se sintió tentada de volver a exponerse, pero desechó la idea. Se sintió asquerosa por ese breve pensamiento.

 Al final el hombre que había en su cuarto la terminó de cubrir antes de marcharse… y otro nuevo pensamiento acudió a su mente, aún más perverso que el anterior al regresar a sus sueños. Era su padre quien entraba entonces en su dormitorio y la masturbaba mientras Vanessa les observaba y la decía que tenía que abrirse más para que Sergio pudiera disfrutar más de su sexo. Entonces descubría que su padre estaba desnudo sobre ella con una tremenda erección, dispuesto a penetrarla… pero cuando clavaba su polla, su cara cambiaba por la del padre de Toni mientras Vanessa la animaba desde la ventana como si fuese un espectáculo de cine… o eso parecía, porque estaba comiendo palomitas sentada en una butaca al otro lado de la ventana junto a toda su familia.

A la mañana siguiente, se levantó ojerosa y con la sensación de estar tan cansada como si de verdad hubiera pasado follando toda la noche… aunque sólo habían sido unos sueños, ¿verdad?.

            Continuará...

Nota: este relato es inventado. Gracias por leerlo y vuestros comentarios.

Los episodios anteriores de la familia son: 

  • Primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/70574/
  • Segunda parte: http://www.todorelatos.com/relato/72792/
  • Tercera parte: http://www.todorelatos.com/relato/77053/
  • Cuarta parte: http://www.todorelatos.com/relato/77264/
  • Quinta parte, la consulta 1: http://www.todorelatos.com/relato/77680/
  • Quinta parte, la consulta 2: http://www.todorelatos.com/relato/78143/
  • Quinta parte, la consulta 3: http://www.todorelatos.com/relato/78421/
  • Quinta parte, la consulta 4: http://www.todorelatos.com/relato/78698/
  • Quinta parte, la consulta 5: http://www.todorelatos.com/relato/79210/
  • Sexta parte, fragmento 1: http://www.todorelatos.com/relato/79750/
  • Sexta parte, fragmento 2: http://www.todorelatos.com/relato/80204/

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