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Fantasías descubiertas 3 - la versión de Elena

en No Consentido

Hola, me llamo Elena y tengo 30 años, mi novio Carlos tiene 5 más que yo y estamos enamorados desde que yo tenía 20. Tenemos una vida sexual muy abierta y liberal, cosa que hace mucho más divertida la relación, pero esto no era así al principio. No porque hubiera algún problema, sino porque nos daba miedo contarnos nuestras verdaderas fantasías. La mía era hacer un trío con él y otro hombre, pero no me atrevía a decírselo por miedo a que se pusiera celoso o a que pensara que no le quiero lo suficiente.

Hace 5 años nos fuimos a vivir juntos, entonces fue cuando todo empezó a ir bien del todo en nuestra relación sexual. Nos es que nos fuera mal, pero empezaba a ser monótono y yo siempre tenía esa espinita del trío. Para inaugurar el piso, Carlos llamó a su amigo del alma, Roberto. Casi se podía decir que iban en el mismo pack. Confiaban mas el uno en el otro de lo que yo he confiado nunca en mi propia hermana.

Mientras mi novio y yo preparábamos la cena, aprovechábamos cualquier momento para besarnos y meternos mano. La verdad es que yo me estaba poniendo cachondísima con todo eso. Después de eso, nos metimos juntos en la ducha, nos encanta hacerlo todo juntos cuando estamos en casa. Ahí ya me puso tan caliente que tuve que decírselo.

-Me muero de ganas de estar contigo esta noche.

-Pero seguramente, Roberto tardará en irse.- Contestó, entendiendo lo que yo le quería decir.

-Ya lo sé, pero no importa, en cuanto se vaya tu amigo, tienes una cita conmigo en la cama.

Después de ducharnos, me vestí con la ropa preferida de Carlos, un vestido azul de tirantes y un conjunto interior blanco con encaje. También me hice su recogido de pelo favorito, estilo Arween en el señor de los anillos, dice que cuando me lo hago soy igualita a ella, yo no me lo creo, por supuesto. Estábamos en la cocina sobre las 8 revisando que todo estuviera listo cuando sonaba el timbre. Era Roberto, nuestro invitado de esa noche. Cuando yo salí de la cocina, nuestro amigo ya estaba en el salón. Era imposible no darse cuenta de la mirada que me dedico, parecía que me iba a desnudar con la mirada.

Nos pusimos a fumar porros en el sofá mientras charlábamos y nos reíamos. Pero yo me estaba poniendo nerviosa por las miradas que nuestro invitado me dirigía. Por un lado, me ofendía que mirara de esa forma a la novia de su amigo, pero por otro, me excitaba muchísimo sentirme deseada de esa forma. Entonces, mientras cenábamos se me ocurrió una idea malévola. Me pondría a calentarlos a los dos a ver qué pasaba, si tenía suerte, conseguiría que me penetraran dos pollas a la vez. Después de cenar, quise dejar un rato prudencial, para que no pareciese premeditado. Durante ese rato, estuvimos bebiendo y fumando, aunque yo fingía ir más pedo de lo que iba en realidad. Pero cuando ya empezaba a decidirme a atacar, va Roberto y dice que se marcha.

-¿Tan pronto?- dije desilusionada.

Mi plan se acababa de chafar, mi presa huía despavorida de mis garras y yo no podía remediarlo, no tenía que haber esperado tanto. Un instante después de que la puerta se cerrara dejando a nuestro amigo fuera, Carlos ya se me había abalanzado y me besaba de esa forma tan sensual que solo él conocía. Yo pensé que ya que no había podido

cumplir mi fantasía, mi novio me aliviaría los picores.

-Si que tenías ganas de que se fuera tu amigo.- Le dije.

-Ni te lo imaginas.- Contestó.

Siguió poniéndome caliente hasta que estuvimos los dos en ropa interior. Entonces me dijo si quería taparme los ojos, eso me encantaba, así que accedí sin dudarlo. Una vez los tuve vendados me dijo que me esperara y salió de la habitación. Yo estaba excitada pero también tenía mucha curiosidad por saber que iba a hacer. Me aparté la venda de los ojos y me asomé por la rendija de la puerta para ver que hacía. Cual fue mi sorpresa cuando vi que se dirigía a la entrada del piso y abría la puerta. Roberto estaba esperando fuera.

- Desnúdate en el salón, ella está en la habitación con los ojos vendados, puedes hacerle lo que quieras, está tan borracha que no sabrá quién eres aunque hables, pero tampoco hables mucho por si acaso, y no le quites la venda de los ojos.- Le dijo mi novio a su amigo mientras entraba.

No podía creerme lo que estaba oyendo, mi propio novio me estaba ofreciendo a su amigo como si fuera un objeto. Me daban ganas de salir ahí y echarlos a los dos de mi casa. Pero ante tanta rabia se me ocurrió una idea. Antes de mandar a la mierda, iba a aprovechar el regalo que me estaban haciendo sin saberlo. Iba a cumplir con mi fantasía de follarme a dos tíos a la vez. Pero en cuanto yo estuviera totalmente satisfecha, se marcharían los dos de mi casa. Entonces volví a ponerme la venda en los ojos y me quedé sentada en la cama, esperando a que vinieran.

-Ya estoy aquí, amor.- Dijo Carlos al entrar, yo, poniendo mi voz más dulce dije.

-Ya era hora.

Luego, pude escuchar perfectamente unos pasos que se dirigían hacia el sillón que hay al lado de la cama. Un momento más tarde, una polla acariciaba mis labios pidiéndome permiso para entrar en mi boca. Carlos nunca hacía eso, así que no había duda de que esa polla era la de Roberto. Era tan evidente que hasta me dio risa, pero conseguí contenerla y comencé a lamerle la punta. Vaya, resultaba que esa polla sabía muy bien, así que no tardé mucho en metérmela en la boca. Mientras me estaba comiendo esa polla me di cuenta de que era más grande que la de mi novio. Me estaba excitando tanto que, casi sin querer, comencé a pasear mi mano por mi coñito, que ya empezaba a humedecerse. Yo iba acelerando cada vez más los movimientos de mi cabeza para que Roberto se corriera pronto y comenzara a demostrarme que tal era en la cama. Al cabo de poco, pude escuchar pequeños gemidos que procedían del sillón, Carlos se estaba corriendo ¿Tanto le excitaba verme con otro hombre? ¿Es posible que el también tuviera una fantasía que no se atrevía a decirme? La voz reprimida de Roberto me quitó de mis pensamientos.

-Voy a correrme dentro de poco.

Que tonto ¿se creía que por hablarme en voz baja no me iba a dar cuenta de que ese no era Carlos? Asentí con la cabeza para que se corriera en mi boca y así sentir el sabor caliente de su leche, no tuve que esperar mucho. Su líquido caliente llenaba mi boca por completo mientras yo me esforzaba en tragarlo todo. Eso de estar follándome a otro hombre delante de mi novio, me estaba excitando de una forma increíble. Aunque nuestro amigo ya había soltado toda su leche, yo no podía parar de chupársela. Cuando de repente, fue él quien me sacó la polla de la boca y la cambió por su propia boca. Estaba dándome un beso increíble cuando sentí que se aflojaba mi sujetador. Que arte tenía ese chico con los sujetadores. Entonces me empujó por el hombro haciéndome caer en la cama. El tiempo que pasó desde que caí en la cama hasta que llegó él, se me hizo eterno, estaba deseando que ese chico me hiciera disfrutar hasta quedar reventada. Tenía claro que iba a esperar un poco más antes de que ellos supieran que era yo quien dominaba la situación. La lengua de Roberto comenzó a juguetear con mis pezones. No me hacía falta mirar para saber que se estaban poniendo más duros que nunca. Cuanta dulzura y pasión transmitía ese chico a través de su lengua. Cuanta excitación. Un momento más tarde comenzó a bajar por mi barriga dando pequeños mordisquitos. Eso me excitaba aún más y no podía evitar soltar un gemido por cada mordisco que me daba.

Cuando llegó a la altura de mis bragas, yo creía que me las quitaría enseguida, pero en realidad comenzó a pasar su lengua por encima de ellas. Roberto sabía hacerse de rogar, y yo cada vez estaba más a punto de explotar. Sentía su lengua meterse junto con mis bragas entre las cavidades de mi entrepierna. Al poco rato, sus manos cogieron mis bragas deslizándolas sin dificultad por mis piernas. De nuevo un momento interminable, supongo que estaba contemplando mi pubis depilado, ya que eso suele gustar a casi todos los hombres. Entonces de nuevo llegó su lengua, esta vez sin barreras, y comenzó a abrirse paso entre mis labios vaginales. Pronto se encontró con mi botoncito y se puso a jugar con él. Yo sentía como toda mi entrepierna estaba mojada por su saliva y mis fluidos. Y cada vez que me acordaba de que mi novio nos miraba, me excitaba más aún. Entonces hizo lentamente el recorrido de mi raja hasta llegar a mi agujero, y metió toda su lengua dentro. Eso es algo que nunca me habían hecho, y que no sabía que me gustaría tanto. Su lengua describía círculos dentro de mí y yo podía sentirla rozando todas las paredes de mi cueva. Otra cosa que me daba morbo era el hecho de que ellos se pensaban que tenían el control cuando en realidad era yo quien dominaba la situación. Pronto un escalofrío recorrió toda mi espalda de arriba a abajo, terminando en una explosión de placer que llenó la boca de aquel chico de mis fluidos. Que orgasmo dios mío, parecía que no se fuera a terminar. Corrientes de placer recorrían poco a poco, bajando de intensidad lentamente, mientras yo sentía que mis flujos seguían saliendo de mi interior.

Roberto siguió lamiéndome un poco más mi entrepierna, hasta que de repente, se incorporó, y con un movimiento brusco, me dio la vuelta en la cama. De nuevo una pausa interminable ¿A que esperaba? Yo estaba deseando sentir su polla en mi interior de una vez por todas. Entonces me agarró de las caderas y tiró de mí poniéndome a cuatro patas. Me estrujó el culo con fuerza, tanto que me hizo daño. Pero al oír mi quejido, me soltó y me agarró de la cadera izquierda. Un momento más tarde, pude sentir la punta de su pene, pidiendo permiso para entrar en mi coño, igual que había hecho con mi boca un rato antes. Entonces comenzó a metérmela lentamente. Yo disfrutaba con cada centímetro de carne que se abría paso dentro de mí. Siguió entrando con paciencia dentro de mí hasta que sentí su bajo vientre tocando con mi culo. Definitivamente esa polla era más grande que la de mi novio y me proporcionaba tanto placer que me sentía hasta feliz. Entonces comenzó a bombear lentamente dentro de mí, pero yo necesitaba más, mi objetivo era cumplir mi fantasía de tener dos pollas para mí y lo iba a cumplir ya.

-Y tu, Carlos ¿Te vas a unir a la fiesta o no?- Dije al fin.

Roberto se quedó totalmente inmóvil y aun metido dentro de mí. Luego, se hizo el silencio, que solo fue rota por una pregunta tartamudeante de Carlos

-¿Lo sabías?

-Estoy borracha pero no soy tonta.- Dije mientras me destapaba los ojos. Estaba que no cabía en mí de gozo. - Anda, no seas tonto y ven aquí para que te la pueda comer. Y tú, atontado, sigue follándome, que lo haces muy bien.

Para mi pensaba "Si si, disfruta ahora, que esta es la última vez que me tocas." Entonces mi novio se acercó, poniéndome el rabo frente a mis labios. Yo comencé a chuparle esa barra de carne, y al ver que Roberto no reaccionaba comencé a menear el culo, para ver si se despertaba. Mi placer aumentaba de intensidad a medida que sus pollas ganaban tamaño dentro de mí. Roberto no paraba de empujarme por la almeja mientras yo saboreaba cada centímetro del sexo de mi novio. Que morbo tenía todo eso. Nuestro invitado no tardo mucho en comenzar a gemir y a empujar más fuerte, anunciando así la llegada de una nueva dosis de leche que iría a parar toda dentro de mi coñito. Y así fue, tres o cuatro embestidas más tarde, la leche de Roberto se derramaba en mi interior. La verdad es que yo esperaba que hubiera durado más, pero tenía claro que eso no se había acabado. Pude sentir como mi coñito se llenaba del brebaje caliente de nuestro amigo hasta rebosar. En cuanto hubo terminado, se apartó de nosotros, así que me concentre por completo en la polla de mi novio. Seguí saboreando su polla hasta que una nueva dosis de leche me llegó, esta vez en la boca. Estaba tan excitada que sentía la necesidad de tragarme todo el semen que pudiera salir de esas pollas. En cuanto terminó de correrse, Carlos dio la vuelta alrededor mío y me la clavó entera en el coño, cosa que me encantó. Carlos sabía que ahora era mi turno, que me tocaba correrme a mí. Al mismo tiempo pude observar lo que hacía Roberto. Mientras se estaba liando un porro, se acercaba a mí para que se la chupara de nuevo. Yo quería tener esas pollas bien duras para mi, así que se la chupe, lo suficientemente bien como para que trempara, pero no como para que se volviera a correr. Aunque antes de que hubiera dado tiempo a eso, mi orgasmo ya llegó. De nuevo un escalofrío recorrió mi espalda haciéndome disfrutar como una perra. Carlos embestía tan fuerte que parecía que nunca iba a terminar de correrme. Yo tenía todo el cuerpo en tensión el mismo tiempo que me esforzaba por no morder la polla de nuestro amigo. Al cabo de un momento, pude empezar a relajarme de nuevo. Hasta que caí tendida en la cama. Entonces vi que Roberto y Carlos ya habían fumado del porro y se lo cogí para fumar yo mientras me recuperaba. Pero quería más, así que me fume el porro todo lo rápido que pude y me arrodille en la cama.

-Ahora quiero las dos pollas a la vez.- Dije, y acercándome a mi novio continué.- túmbate cariño.

Carlos, obediente, se tumbó. Entonces yo me senté encima de él y me clavé su polla en mi conejito. Me tumbé encima de Carlos, abrazándole y dije.

-Ahora tu.

Entonces sentí cómo un líquido caía en la entrada de mi agujero de atrás. Muy considerado por su parte lubricar con saliva antes de clavármela ahí. Luego pude sentir como su polla se abría paso por mi intestino hasta entrar toda. Entonces empezó lo bueno, sus dos pollas comenzaron a moverse dentro de mí al unísono. Mientras una entraba, la otra salía, y yo ya era un torrente de placer. Mis gemidos eran tan fuertes que se me irritaba la garganta. Uno, dos, tres orgasmos, no paraban, no había terminado con uno, que mi vientre se contraía de nuevo y el placer volvía a aumentar. Perdí la cuenta de cuantas veces me había corrido cuando quise probar otra cosa. Me incorporé y me puse de espaldas a mi novio. Entonces me clave su polla en el culo y me eché para atrás. Roberto se puso inmediatamente entre mis piernas y volvió a penetrarme entera. De nuevo sus dos pollas entraban y salían mientras yo no paraba de correrme. Menuda gozada, por fin me estaban follando dos hombres a la vez, y era mucho mejor de lo que nunca había soñado. Al cabo de un momento mi novio habló.

-Voy a correrme.

Yo me daba por satisfecha pero quería culminar con un buen baño de semen, así que se lo hice saber. Entonces me senté en el borde de la cama y comencé a comerle la polla a mi novio que no tardó en soltar la primera descarga en mi boca. Entonces yo me aparte y el resto de su leche se estrello contra mi cara, resbalando por ella y llegando hasta mis tetas. Cómo me gustaba eso, toda esa leche cubriéndome, y el saber que había más esperando me excitaba mucho. En cuanto Carlos terminó me puse manos a la obra con Roberto. Esa polla grande y deliciosa me llenaba la boca de nuevo mientras veía como la de mi novio crecía de nuevo gracias al espectáculo. Entonces comencé a comprender que Carlos también estaba realizando una fantasía oculta. Al igual que yo no me había atrevido a confesar mi fantasía, el tampoco. Entonces, las palabras de Roberto me sacaron de mis pensamientos.

-Me voy a correr ya.

Genial, mi segundo baño ya llegaba. Entonces saque su polla de mi boca y comencé a masturbarle lo mejor que sabía. Pronto comenzó a correrse en mi cara, igual que había hecho antes mi novio. Nueva leche se unía a la anterior para terminar de cubrirme entera. Entonces se quedaron los dos de pie, mirándome. Yo tenía tanta sed de semen que me puse a recoger lo que había caído encima mío para comérmelo.

-¿Tienes más hambre?- dijo Carlos tremendamente excitado mientras se acercaba a mí.

Por supuesto que tenía más hambre, así que me puse a cuatro patas en el borde de la cama a esperar la llegada de su polla. De esa forma, dejaba vía libre a mi entrepierna para su amigo. Ya tenía de nuevo la boca llena cuando me di cuenta de que Roberto ya estaba detrás de mí. Se me hizo interminable el rato que estuve esperando que su polla entrara por mi almejita. Pero de repente me di cuenta de que era el culo quien se tragaba su vara. Esa sorpresa hizo que mi placer aumentara de repente, haciéndome gemir. Entonces, Carlos, me cogió por la cabeza y comenzó a follarme por la boca a un ritmo de vértigo. Lejos de molestarme, eso hizo que mi orgasmo se acelerara, haciéndome gozar de nuevo. Aunque mis gritos de placer estaban ahogados por toda esa carne que me estaba comiendo, eran realmente fuertes. En cuanto mis gemidos comenzaron a disminuir, nuestro amigo sacó su polla de mi culo para clavármela al instante en mi almeja. Eso, por supuesto, hizo que mi placer volviera a aumentar. Mientras, mi novio, no dejaba descansar a mi boca, aunque eso aumentaba mi excitación. De nuevo, esa polla juguetona de Roberto volvía a cambiar de agujero. Varias veces lo hizo, aumentando mi placer con cada cambio, hasta que me corrí de nuevo. Un momento más tarde, seguía nuestro amigo disfrutando de mis dos agujeros, cuando me di cuenta de que ahora le tocaba a mi novio tener su orgasmo. El seguía empujando su polla contra mi garganta mientras cada vez gemía más fuerte. Entonces comenzó a salir leche de su fuente que se iba directamente por mi garganta, ya que el seguía con sus embestidas. De nuevo más morbo añadido a la situación. Tragaba con ansias lo que mi novio me daba cuando se acercaba un nuevo clímax para mí. El soltó toda su leche y se dirigió hacia el sillón de nuevo, mientras yo me corría de nuevo. Ese orgasmo duró más que los dos anteriores debido al morbo estar cubierta de leche por dentro y por fuera. Pero aun quería un poco más, así que en cuanto termine de correrme, me di la vuelta para comerme la polla que me quedaba. Tenía tantas ansias por comerme esa leche que no hubiera parado de mamársela aunque hubieran entrado mis padres en la habitación. No tuve que esperar mucho para mi postre, la última corrida de la noche ya había llegado. De nuevo me la trague toda saciando finalmente mi sed, pero con ganas de tener más otro día. Sentía ya mi estomago lleno de tana leche que me había tragado.

Más tarde, en la ducha, decidí perdonar a mi novio, ya que yo tampoco había jugado del todo limpio respecto a mi fantasía. Además, con ese amigo cerca, nos lo íbamos a pasar muy bien. Así que, una vez estuvimos todos limpios, nos metimos en la cama desnudos a fumar porros y a toquetearnos un poco hasta quedarnos dormidos.

Al día siguiente, después de que Roberto se marchara, tuvimos una pequeña conversación.

-Espero que no estés enfadada por lo que hice anoche.- comenzó Carlos

-¿Crees que me enfadaría por haberme hecho gozar más que nunca?

-¿Tanto te gustó?

-Claro, además tu amigo folla muy bien, aunque no tanto como tu claro.- dije riéndome para hacerle la pelota.

-Pues te voy a proponer algo ¿Por qué no convertimos a Roberto en nuestro "follamigo de pareja"?

-¿Que dices?

-Si quedamos de vez en cuando para hacer tríos como ayer. Si quieres, hasta puedes acostarte con el sin mí.

-¿Pero a qué viene esto?

-Me di cuenta de que lo de anoche te gusto más de lo que creía, yo quiero que seas feliz y a mí también me gusto mucho. Y si hacemos tríos, no hay nada de malo en que a veces os acostéis vosotros, siempre que no te olvides de mí, claro.

-Nunca me olvidaría de ti. Y menos después de esto.

-Además, Roberto es más que un amigo para mí, es mi hermano, le confiaría mi vida. No se me ocurre nadie mejor con quien compartir la cama.

-Jo cariño, a mi me parece genial.

Desde ese día, parece que tenga dos novios en vez de uno, pero solo en lo sexual. Casi todas las noches follo con mi novio, con o sin Roberto. Y cuando Carlos está de viaje o algo así, me alivio los picores con Roberto. Me encanta mi novio, me encanta mi amigo Roberto, y me encanta la relación que tenemos los tres. Un beso a todos.