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Aprendiendo a follar - Lección 4

en Amor filial

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Cinco días han pasado desde que llegó mi prima. Para mí han sido los mejores cinco días de mi vida. Hemos estado follando todo lo que hemos querido. Mi prima es genial en ese sentido, no solo le gusta, sino que siempre está dispuesta. Desde que empezamos con las "lecciones" todas las mañanas me despierta con una corrida en su dulce boca, para mí, la mejor manera de despertarse. Ayer, después de haber tomado ya las tres primeras lecciones, nos fuimos a pasar el día a la playa, conozco una cala muy pequeña donde casi nunca va nadie, me encanta ir allí ya sea solo con una chica o con mis amigos porque puedes hacer lo que quieras sin que nadie te moleste y sin molestar a nadie. Por lo general, si pongo el coche al lado de la entrada de la cala, ya no viene nadie más porque no hay sitio para dejar más vehículos. Bien, pues nos pasamos follando casi todo el día, tanto dentro del agua como en la arena. En solo cinco días mi prima se había convertido en una puta de cuidado, no solo le encantaba el sexo, sino que siempre estaba dispuesta a experimentar.

A mí, personalmente se me han ido de la cabeza todas las demás chicas, hasta el punto en que creo que me estoy enamorando de ella, no solo por su cuerpo, o por lo bien que folla, también es ese carácter encantador que tiene, hablando con ella me he dado cuenta de que es muy inteligente y amable, es cariñosa y generosa y tenemos muchos gustos en común. Ella, por su parte, da toda la sensación de que también se ha enamorado de mí, me llama cariñosamente diciéndome cosas como cariño o churri, me besa en la boca de vez en cuando por que si, no solo cuando tenemos sexo, y se pasa el día soltándome piropos. Pero dentro de mi cabeza está la preocupación de saber si realmente siente lo mismo que yo.

Hoy es viernes, y por primera vez me he levantado yo antes que ella, así que he decidido despertarla de la misma forma que lo hace ella. Ayer nos quedamos dormidos desnudos después del "polvo de buenas noches" así que no me sería difícil, empecé a acariciarle los muslos separándole las piernas poco a poco, y cuando tuve vía libre, le metí la lengua en la rajita sin más preámbulos. Estuve diez minutos saboreando ese conejo hasta que mi prima se despertó entre jadeos.

- Jo cielo, que buena manera de despertarse.

Me dijo sin parar de jadear, yo la miré, sonreí y continué con el trabajo que tenía entre manos. No tardó en acelerar el ritmo de sus jadeos, así que yo fui acelerando el ritmo de mi lengua al mismo tiempo. Hasta que explotó en un estruendo de gemidos acompañado de un mar de flujos que yo saboreaba como un niño con un helado de 3 bolas. La dejé en la cama recuperándose de su orgasmo matutino y me fui a preparar el desayuno. Mientras lo preparaba, se me encendió la bombilla de mi cabeza y se me ocurrió que esa noche le iba a dar su cuarta lección, llamaría a mi follamiga para hacer un trío con ella, solo la idea hizo que me trempara de nuevo. En ese momento entró Claudia por la puerta de la cocina y lo primero que vio fue mi polla dura que se peleaba con el pantalón del pijama.

- ¡Vaya! veo que despertarme te ha dejado con un problemilla.

Se acercó a mí y me besó al mismo tiempo que me cogía la polla con la mano descaradamente.

- Déjame que te eche una mano.

Después de decir eso con la voz más sexy de su repertorio, se arrodilló delante de mí, me bajó el pantalón y se la metió lentamente en la boca, empezando así con una de sus magistrales mamadas.

- Joder cariño, veo que te has levantado con hambre, espérate que así completamos el desayuno.

Cogí un bote de mermelada que tenia abierto en la mesa y me unté toda la polla. Ella se rió y se la volvió a meter en la boca, saboreando el melocotón de la mermelada. Yo notaba en su boca el contraste del su calor corporal con el frío de la mermelada y me estaba encantando. No tardé mucho en comenzar a sentir como mis soldaditos se preparaban para romper filas. En un momento conquistaron su boca que aún estaba llena de mermelada y carne. Mi prima empezó a tragarse la mezcla poniendo una cara de vicio y placer digna de las mejores películas porno.

- Que rico estaba eso cariño ¿Que hay para desayunar?

Me dijo entre risas cuando ya tenía mi polla limpia de nuevo.

- Pero si tú ya has desayunado ¿no?

Le contesté bromeando, y se echó a reír de nuevo. Una vez terminamos de desayunar, comencé a preparar mi plan para esa noche.

- Tengo que salir un momento.- Le dije.- ¿Me esperas aquí?

- ¿No quieres que te acompañe?

- Mejor espérate, ya sabrás porque.

Puso cara de circunstancias y contestó:

- Bueno, pero no te vayas a fugar con otra ¿eh?

Ambos nos reímos y me fui a la habitación a ponerme cualquier cosa, quería hablar por teléfono con mi amiga sin que hubiera la posibilidad de que Claudia me escuchara, tenía que ser una sorpresa y sentía curiosidad por ver la reacción de mi prima cuando empezara el juego. Salí a la calle y empecé a andar sin rumbo mientras llamaba a Ana.

- Hola guapo.

Me contestó alegre.

- Hola preciosa te llamaba para proponerte una cosilla ¿Qué haces esta noche?

- Iba a quedar con unas amigas pero, según lo que me propongas, se puede cambiar el plan.

Empecé entonces a contarle todo lo que me había pasado des del domingo, tenía plena confianza en ella y sabía que podía contarle cualquier cosa, era una chica abierta de mente y no se escandalizaba por ese tipo de historias.

- He pensado que podrías ayudarme a darle su cuarta lección esta noche.

- Supongo que te refieres a hacer un trío...

- Por supuesto.

- ¿Quieres que me ponga alguna ropa en especial?

- Vamos, tú ya sabes mis gustos, no hace falta que me preguntes eso. Lo que sí que puedes traer es un poco de marihuana para animar la fiesta.

- Genial, les diré a mis amigas cualquier excusa ¿A qué hora voy?

- Ven a las 8 y cenamos los tres juntos.

- Allí estaré, un beso.

- Otro para ti, guapa, y muchas gracias.

- No me des las gracias, estoy segura de que nos lo pasaremos muuuuy bien.

Antes de volver a casa pasé por el supermercado a comprar algunas cosillas para la cena, a medio camino, se me ocurrió que podría hacer una cena estilo japonés, así que cambie mi rumbo hacia la tienda de comida oriental que tengo cerca de casa, me gusta mucho la cocina japonesa y he aprendido a hacer varios platos, entre ellos el sushi. Además de los ingredientes para la cena compré un par de botellas de sake, una parte es para el arroz, y una botella de licor de flores. A mi amiga, ya sabía de sobras que le gustaba ese tipo de comida, con quien tenía dudas era con mi prima.

Al llegar a casa tuve de nuevo una sorpresa obra de esa pervertida que tenía conmigo. Se había puesto el típico vestido de criada, negro, de falda corta y volante, tan escotado que casi se le salían sus preciosas tetas, también llevaba unos zapatos negros de tacón alto y unas medias de rejilla que le llegaban por encima de las rodillas, no le faltaba ningún detalle, llevaba hasta su cofia en la cabeza sujetándole su preciosa cabellera morena y unos guantes blancos muy sexys. Yo no daba crédito ¿de dónde se sacaba esa ropa? ¿Tendría más? Mientras tanto, Claudia dejó el plumero que usaba para fingir que sacaba el polvo de las estanterías y se acercó a mí.

- Buenos días señor, encantada de volver a tenerle en casa ¿desea que le sirva en algo antes de seguir con la limpieza de la casa?

Eso me ayudó a meterme en el papel, saqué mi vena verde y continué con la actuación.

- Hola Claudia, pues mira, podrías limpiarme a mí, que estoy muy sucio.

- Por supuesto señor, vayamos al baño.

Esto era genial, mi prima era genial, ahora se me ofrecía de pornochacha, yo vivía en una nube con olor a almeja que hasta me sacaba de la realidad diaria y de las preocupaciones. Desperté de mi trance mental cuando llegamos al cuarto de baño, ella misma me sacó la ropa igual que si yo fuera un niño pequeño y me acompañó hasta la bañera, me pidió que me tumbara y ella se arrodilló en el suelo del baño al tiempo que cogía la ducha, no sin antes haberse quitado los guantes. En ese momento yo daba gracias al señor por haberme permitido tener una bañera de 200x150 centímetros en mi piso. Ella mientras tanto ya había abierto el grifo y me estaba mojando todo el cuerpo. Mientras que con la otra mano me acariciaba el pecho, concentrándose en los pezones, cosa que me excitaba tremendamente. Luego me cogió la polla con la mano y comenzó a masajearla hasta que estuvo dura completamente. Entonces cerró el agua y dejó el grifo. Se llenó las manos de jabón y comenzó a frotarme todo el pecho. Una vez tuve el pecho enjabonado y los pezones bien duros, me enjabonó los brazos y los hombros, luego me hizo sentarme para enjabonarme la espalda, de vez en cuando se iba poniendo más jabón en las manos. Cuando estuve enjabonado entero, pasó a mi paquete. Frotaba y masajeaba mi polla dura con el jabón y me estaba dando un placer enorme. Pronto mis gemidos se dejaron escuchar, pero ella continuó masturbándome con el jabón cada vez más rápido. Pude ver perfectamente cómo salía un chorro disparado, hasta Claudia tuvo que levantar la cabeza para ver donde llegaba, mientras tanto de mi nabo salieron dos chorros más, pero con menos potencia. Ella seguía masturbándome hasta que mis convulsiones terminaron, aunque por alguna razón, mi pene no desfalleció, siguió derecho apuntando al techo mientras mi prima limpiaba toda mi corrida. Entonces volvió a encender el agua para quitarme todo el jabón y el semen. Una vez estuve enjuagado, me dijo.

- Por favor, señor, póngase de pié para poder comprobar que está todo limpio.

Me puse de pié y ella continuó mojándome con la ducha por un momento, cerró el agua, se descalzó, y se metió en la bañera conmigo, entonces comenzó a lamerme por el cuello bajando lentamente, pasó por el pecho y por la barriga hasta arrodillarse delante mío, cogió mi mano derecha y se puso a hacerme una felación en cada uno de mis dedos, repitió la misma operación con la mano izquierda y finalmente me lo hizo en la polla y en los huevos.

- Permítame acompañarle a su dormitorio para terminar de acicalarle, señor.

- Está bien Claudia, me encanta que me limpies.

Una vez en el dormitorio, me tumbó en la cama y volvió a comerme la polla.

- Yo también tengo hambre.

Le dije, y ella captó perfectamente el mensaje. Se puso encima de mí poniéndome esas preciosas bragas blancas de encaje en la cara. Mientras ella seguía comiéndomela, yo comencé a pasar mi lengua por encima de sus bragas, entonces, las cogí con los dientes y las aparté, sujetándolas con una mano y quedándome al alcance su preciosa almeja depiladita. Lentamente fui abriéndome paso entre sus labios con mi lengua hasta alcanzar su pepita. Me empleé a fondo para conseguir que tuviera un orgasmo bien bueno, me sentía como en deuda con ella por todo lo que hacía conmigo. Ella, mientras tanto, seguía comiéndomela de forma magistral, como sólo ella sabía hacerlo. Seguía yo comiéndole la almeja cuando decidí meterle un dedo en el culo y masturbarle su ano. Ella al sentirlo aumentó el ritmo de sus gemidos hasta tal punto que tuvo que dejar de chupármela, no me importó, quería que se corriera a gusto, seguí saboreando su vagina mientras mi dedo se abría paso por detrás suyo hasta que reventó. Gemía sin parar mientras emanaban flujos interminables de su interior. Casi sin terminar de correrse, se sentó en mi polla y se la clavó entera gimiendo sin parar. Me cabalgaba como si fuera al galope mientras me decía.

- Me encanta limpiarle señor, voy a dejarlo limpio por dentro y por fuera.

- Haces muy bien tu trabajo Claudia, me alegro de haberte contratado.

Un nuevo orgasmo vino por su parte, pero ella parecía que no tenía límites. Se levantó y se puso a cuatro patas al lado mío.

- Vacíese dentro de mi culo señor. Así estará limpio del todo.

Entonces me incorporé y lentamente le metí mi rabo en su culo. Había practicado tanto que ya no necesitaba ni lubricante, con los mismos flujos de su almeja que aún recorrían mi polla hubo suficiente. Una vez estuvo toda dentro me paré a contemplarla, con ese vestido de criada y la falda cayéndole por los lados era una imagen perfecta. Entonces la ayudé a tumbarse del todo, quedando yo tumbado encima de ella y comencé a follarme su culo en esa posición. Al estar tumbada completamente, su ano quedaba más estrecho y me daba mucho más placer. Me incorporé para seguir follándome su culo y poder contemplar el espectáculo. Yo estaba excitadísimo y Claudia no paraba de gemir. Podía ver perfectamente como mi polla desaparecía entre sus nalgas y al mismo tiempo ver su cara de placer que tenía apoyada de lado encima de la almohada. Pronto me corrí de nuevo, de tal manera que se le salía la leche del culo. Al sentir que yo me corría, mi prima se excitó de tal manera que se corrió también, uniéndose sus gritos a los míos, quedamos los dos un momento tumbados en la cama, aún con mi polla dentro de su culo. Cuando recuperé el aliento, salí de su culo.

- Un momento señor, aún no está limpio del todo.

Y sin que yo pudiera decir nada, me la limpió nuevamente con la boca igual que solía hacer siempre después de follar. Cuando terminó, nos quedamos un rato tumbados en la cama.

- ¿De dónde sacas esa ropa?

- Me encanta hacerme ropa, hace tiempo que yo misma me hago los disfraces, en realidad tengo más de la cuenta.

- Por cierto ¿te gusta la comida japonesa?

- ¡Oh! ¡Me encanta!

- Otra cosa que tenemos en común.- Pensé y le dije.

- Esta mañana me ha llamado una amiga para quedar para cenar y yo le he dicho que estaba contigo pero que podía venir a casa y cenar aquí los tres, así empiezas a conocer a mis amigos también.

- Me parece una idea genial, cariño.

- ¡Bien! pues he comprado ingredientes para hacer sushi ¿me ayudarás esta tarde?

- ¿Sabes hacer sushi? cada día me gustas más.

Esa frase hizo mella en mi cabeza ¿me estaba insinuando con eso que ella también se estaba colando por mi?

- ¿En qué piensas cariño?

- Pues en que tú también me gustas cada día más.

Y me quedé mirándola a los ojos esperando leer sus sentimientos en ellos. Tan azules y preciosos me tenían loco. Pude ver luego como se cerraban debido a que mi prima se estaba lanzando hacia mí para darme un largo y apasionado beso. No hubo más respuestas.

Poco después nos levantamos para volvernos a duchar y para hacer la comida, la tarde nos la pasamos preparando el sushi. Mi prima quería aprender a hacerlo a la perfección, estuvimos preparando varias variedades de sushi, incluida una receta especial que yo mismo he desarrollado a base de investigación.

A las 7:30 ya teníamos toda la comida lista, incluido el sorbete de sake para el postre así que nos fuimos a vestir. Yo me puse una camisa informal que tengo encima de unos pantalones de pinza y unos zapatos, nada del otro mundo. Pero mi querida Claudia, sacó de su habitación un quimono japonés de mujer increíble, ceñido al cuerpo de forma que le marcaba todas las curvas que tenía. Una vez puesto, se hizo un moño japonés con el pelo complicadísimo, hasta tenía unas sandalias japonesas. Pensé que eso serviría para ambientar mejor la noche. A las ocho menos cinco, el timbre de la puerta avisaba del comienzo de la noche. Era mi amiga Ana que llegaba. Ana tiene 25 años y tampoco está nada mal, mide 1'70, tiene el pelo castaño y a media melena, ojos marrones, de facciones suaves, y su cuerpo no tiene nada que envidiar al de Claudia. Llevaba puesto un vestido azul oscuro de tirantes que le llegaba por encima de las rodillas y unas sandalias negras. Me saludó con un pequeño beso en los labios como solía hacer siempre.

- Hola Claudia, encantada de conocerte, tu primo me ha hablado muy bien de ti esta mañana.

- ¿Ah sí?

Claudia me miró con una sonrisa dulce en su cara, en ningún momento pude ver ni un atisbo de celos, así que me tranquilicé. Nos sentamos los tres en el salón y estuvimos charlando hasta casi las 10, entonces decidimos sacar el sushi y comenzar a cenar. Ana y Claudia no paraban de contarse sus vidas la una a la otra y realmente teníamos una conversación animada, cuando los tres habíamos comido bastante sushi, guardé lo que sobraba y saqué el sorbete de sake, que fue el final perfecto para una cena deliciosa y sirvió para comenzar a entonarnos. También saqué las botellas para tomarnos luego unos chupitos y Ana sacó la marihuana.

- ¿Has probado esto alguna vez Claudia?

Dijo mientras comenzaba a liarse un porro con su copa del sorbete ya vacía.

- La verdad es que si, en algunas fiestas.

- ¿Sabes liar?

- No, siempre me los lían.

- Ven que te enseño, ya verás que es muy fácil.

Mientras ellas dos estaban ocupadas con el porro, yo serví 3 chupitos de licor de flores ofreciéndoles a ellas los suyos y bebiéndome yo el mío, esa noche pintaba cada vez mejor, ya que la marihuana que suele traer Ana cuando le pido suele ser de una raza que es bastante afrodisíaca, en realidad se puede decir que Ana es una experta en marihuana, se la planta en su casa para consumo propio, dice que no quiere vender por no meterse en líos, pero que le gusta fumar de calidad, y que mejor calidad que la cosecha propia. Así que planta 3 o 4 razas distintas para distintas ocasiones, una para relajarse, una para animarse, etc.

Terminaron de liar el porro con éxito y nos los fumamos los dos por turnos. Cada vez íbamos los tres más colocados y la lista de Ana empezó a llevar la conversación al terreno sexual, hasta que llegó un punto en que le preguntó descarada a Claudia.

- ¿Alguna vez lo has hecho con una chica?

- La verdad es que no.- Contestó Claudia tímidamente.

- ¿Sabes porque estoy aquí en realidad? tu primo me ha pedido que le ayude a darte la cuarta lección.

En ese momento, Claudia me miró con una cara entre sorpresa y vicio que me saco una carcajada sin poder evitarlo.

- ¿Cual va a ser esa lección?

- Pues es evidente, querida Claudia, un trío con otra mujer.

Verlas a las dos era un espectáculo, sus respectivos rostros se iban volviendo expresiones de vicio total a medida que hablaban. Y muy lentamente comenzaron a besarse en la boca, a mi prima se la veía tímida, como si fuera un niño que prueba un nuevo sabor en la comida. Al ver esa escena yo empecé a excitarme, pero de momento quería mantenerme al margen, así que serví 3 chupitos más y me dispuse a liarme otros 3 porros para tener uno cada uno. Sabía que mi turno llegaría y que esa noche me lo iba a pasar en grande, así que no tenía ninguna prisa. Mientras yo hacía mi faena, esas dos mujeres se besaban cada vez mas apasionadas. Poco a poco, Claudia iba perdiendo la timidez y le iba encontrando el sabor a la comida nueva. Ahora ya se intercambiaban las lenguas y se acariciaban el pelo. Estuvieron dándose el lote todo el tiempo mientras yo me liaba los 3 porros.

- Eh, respirad chicas, que no vais a dejar nada para mí.

Les dije mientras les ofrecía los porros. Claudia cogió su porro con cara de sentirse rara haciendo eso.

- ¿Va todo bien?- le dije.

- Si, sólo que nunca había estado con otra chica.

- Nadie te va a obligar a nada ¿eh?

- Ya lo sé, en realidad me encanta, creo que nos lo vamos a pasar muy bien esta noche los tres.

Entonces se encendió su porro dándole una larga calada. Brindamos con los chupitos que yo había preparado y Claudia, muy decidida, cogió de la mano a Ana y se la llevó al sofá. Se levantó la falda del kimono casi del todo para poder sentarse encima de ella y volvió a besarla, esta vez, tocándole los pechos por encima de la ropa, poco a poco se fueron quitando la ropa la una a la otra mientras yo disfrutaba de mi porro sentado en una silla y contemplando el espectáculo. Ellas dos se habían dejado los porros cerca del sofá e iban fumando de vez en cuando en medio de besos y lametones en el pecho. Entonces Ana tomó la iniciativa, sentó a Claudia en el sofá y se arrodilló delante de ella. Ambas estaban ya sin ropa. Entonces Ana comenzó a lamerle la almeja a Claudia quien se miraba la escena entre gozosa e incrédula, incrédula de que fuera una chica quien le estuviera haciendo eso. Al cabo de un rato, la expresión de mi prima comenzó a cambiar, su primer orgasmo de la noche estaba llegando ya, y no era yo quien se lo estaba provocando, sino una chica. Después de una sonora corrida, se cambiaron las posiciones, cuando mi prima tuvo la almeja de Ana delante suyo se quedó un momento indecisa.

- Es que no se si lo voy a hacer bien.

- Solo tienes que hacer lo que te gusta que te hagan a ti.

Le dijo cariñosamente Ana. Entonces Claudia se fue acercando lentamente a la entrepierna de mi amiga, dándole un tímido lametón por encima. Se paró un momento y dijo.

- Hmm, no está mal. Ahora entiendo porque te gusta tanto primo.

Dijo mirándome con vicio. Entonces enterró sin más su cara entre las piernas de Ana y comenzó a comerle la almeja. Ana enseguida comenzó a gemir.

- Dios mío, tenías razón, tu prima tiene un don con la boca.

Yo ya me había terminado el porro y estaba muy caliente, así que sin más, comencé a quitarme la ropa. Me acerqué a ellas y me puse al lado de Ana para que me la comiera mientras observaba el espectáculo que mi prima tenía montado entre sus piernas. Ana se puso mi polla en su boca sin dejar de gemir y comenzó a comérmela. No era tan buena como mi prima, pero igualmente era genial. Pronto los gemidos de mi amiga se aceleraron anunciando su orgasmo. Miré a mi prima para ver qué cara ponía y  me sorprendió muchísimo. Tenía una cara de vicio impresionante, parecía que estuviera realmente ansiosa por beberse la corrida de mi amiga. Movía su lengua cada vez más rápido sin quitar ojo a la mamada que Ana me estaba propinando a mí. Finalmente, Ana se corrió llenando la boca de Claudia con sus flujos. Mi prima sorbía esa fuente que estaba entre las piernas de mi amiga sin dejar que se escapara ni una gota del néctar que de ahí emanaba. Yo seguía con mi polla en la boca de Ana mientras contemplaba el banquete que mi prima se estaba pegando. Una vez terminó, faltaba yo. Me cogieron entre las dos y me sentaron en el sofá mientras ellas se arrodillaban una a cada lado mío. Entonces empezaron a turnarse para comérmela, mientras la otra me comía los huevos. Estuvieron un buen rato turnándose hasta que se dieron cuenta de que yo iba a correrme también.

- ¿Quieres tragártela tu?

Le dijo mi prima a Ana mientras cogía mi polla con la mano y se la acercaba a su boca. Entonces mi amiga se puso a comérmela cada vez más rápido mientras Claudia se sentaba a mi lado a besarme. No dejó de besarme hasta que toda mi leche había caído dentro de la boca de Ana. Entonces se agachó para limpiarme la polla mientras mi amiga terminaba de tragarse lo que había salido de ella. Se le había caído un poco encima de las tetas, así que Claudia se puso a chupárselas limpiándoselas también al mismo tiempo que la tumbaba en el suelo. Entonces fue bajando nuevamente su lengua para volver a saborear el coño de mi amiga. Entonces yo me puse detrás de ella y se la metí lentamente en el coño. Comencé a follármela mientras ella le comía el coño a mi amiga, al cabo de un rato, mi prima dijo.

- Ahora te toca a ti, Ana.

Se incorporó y se sentó en la cara de mi amiga, dejándome su almeja libre, así que me puse a follarme a mi amiga mientras iba sobándole el culo a mi prima, yo cada vez estaba más excitado y contento mientras veía perfectamente como la lengua de mi amiga recorría la almeja de mi prima, al cabo de un rato, me incorporé y sin que Ana dejara de comerle el coño, me acerqué por detrás y se la clavé en el culo. Claudia, a cuatro patas, sentía perfectamente mi polla clavándosele por detrás mientras la lengua de Ana le daba placer en el coño. Eso la hizo excitarse aún más porque pronto sus gemidos empezaron a dejarse oír cada vez más. Volvió a correrse en la boca de mi amiga mientras yo la sodomizara, esta vez, mucho más escandalosamente que antes. Una vez hubo terminado, Ana dijo.

- Yo también quiero que me hagáis eso.

Así que ambas se colocaron en posición y ahora yo estaba enculando a mi amiga mientras Claudia le comía la almeja. Un rato más tarde, Ana se corrió también, soltando grandes gemidos que me excitaron muchísimo. Cuando terminó, yo no quería parar porque estaba a punto de correrme también. Claudia se dio cuenta y dijo.

- Quiero que te corras en mi boca ahora.

Yo seguí bombeando hasta que mi leche estuvo a punto de salir, entonces la saqué del culo de Ana y la metí en la boca de Claudia soltando el primer chorro por el camino que se estrelló en la cara de mi prima. Siguió saliendo leche que fue a parar toda en la boca de mi prima mientras ella tragaba sin descanso. Pero esas mujeres querían más. Claudia me tumbó en el suelo y siguió comiéndomela hasta que volvía a estar dura del todo, entonces se sentó en ella clavándosela en la almeja. Ana, al ver eso, puso su coño en mi cara igual que había hecho antes con mi prima, así que me puse a comérselo. Un poco más tarde, Ana se dio la vuelta para poder besarse con mi prima mientras yo le seguía trabajando la entrepierna. Mientras, mi prima me seguía cabalgando la polla, a ratos con el coño y a ratos con el culo. Al parecer eso era algo que le gustaba hacer desde que probó el sexo anal por primera vez, a veces se corría cuando la tenía en el culo y a veces cuando la tenía en el coño. Ambas me cabalgaban mientras se besaban y yo ya volvía a estar de nuevo excitadísimo. Finalmente, Claudia se corrió de nuevo, esta vez eligió correrse con la almeja. Entonces volvieron a cambiarse de posición. A Ana parecía que le hubiera gustado la idea de mi prima ya que se puso a cabalgarme de la misma manera que ella, alternando entre el culo y el coño. Yo por mi parte saboreaba los restos de la corrida de mi prima con la lengua haciendo que volviera a humedecerse. Tanto me excitaba esa escena que mi orgasmo se acercó nuevamente. Mi amiga se dio cuenta y me pidió que aguantara, que a ella le faltaba poco. Aguanté como pude hasta que escuché los gemidos de Ana que precedían a su orgasmo, así que me entregué al placer llenando el culo de mi amiga con mi leche al mismo tiempo que su coño soltaba grandes cantidades de flujo. Yo seguía comiéndome la almeja de mi prima que ante la excitación de la escena, se corrió también llenándome la boca con sus líquidos. Ese orgasmo colectivo nos dejó exhaustos a los tres, que nos sentamos como pudimos en el sofá sin molestarnos ni siquiera en limpiarnos ni un poco.

Cuando habíamos recuperado el aliento un poco, nos acordamos de que a ellas dos aún les quedaba porro, así que nos los fumamos entre los tres, Claudia le ofreció a Ana que se quedara a dormir, cosa que me llenó de alegría porque demostraba que mi prima estaba contenta con la situación. Ambas se quedaron dormidas abrazadas a mí y yo no cabía en mi mismo de la felicidad que tenía.

CONTINUARÁ.