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Aprendiendo a follar - Lección 2

en Amor filial

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A la mañana siguiente me desperté con una agradable sensación en el paquete. Abrí un ojo, miré hacia abajo y me llevé una grata sorpresa. Mi prima estaba ahí, entre mis piernas y con mi polla en la boca. Se dio cuenta de que me había despertado y se la sacó un momento para decirme:

- Buenos días primito. Espero que no te moleste, pero quería practicar.

Dicho eso, sus labios dibujaron una sonrisa dulce y simpática que me enamoró. Y volvió a meterse mi polla dura en la boca dándome un gran placer. Debía llevar ya un buen rato trabajándomela porque me sentía extremadamente excitado, en realidad, estaba a punto de correrme. Esa manera de despertarme me pareció genial, la verdad es que uno se levanta con muchas más ganas si usan un orgasmo como despertador. En esos momentos deseaba que todas las mañanas empezaran de la misma forma. Un escalofrío recorrió toda mi espalda sacándome de mis pensamientos, acompañado de un chorro de leche que fue a parar directo a la garganta de mi prima y de un gemido por mi parte que más bien parecía un alarido. Otro escalofrío, otra descarga, otro alarido, así hasta cinco veces. La leche llenó por completo la boca de mi prima. A pesar de sus esfuerzos por tragárselo todo, se le salía por la comisura de los labios. Yo estaba sorprendido por su habilidad para continuar su vaivén a lo largo de mi polla a pesar del trabajo que tenía para no atragantarse con mi corrida. No se sacó mi pene de la boca hasta que no se había tragado toda mi leche. Entonces se puso a limpiarme lo que se le había derramado dejándome toda la entrepierna limpia y reluciente. Yo por mi parte, tenía la sensación de que había sido el mejor orgasmo de toda mi vida y no me atrevía ni a moverme por si acaso había sido un sueño. Aunque a mí mismo me parecía un tópico, me pellizqué en el muslo y me dolió.

- ¿Qué haces primo?

Me dijo ella entre risas.

- Quería comprobar si aún estaba dormido y lo había soñado todo.

Ella se echó a reír hasta revolverse en la cama. En esos momentos me parecía una chica perfecta, no sólo por el trabajo que acababa de hacer sino porque era lista pero inocente a la vez, decidida, simpática y divertida y, por lo que había viso el día anterior en el parque, tenía buena conversación. Decidí que quería hacer que se sintiera bien de verdad conmigo y mi cabeza se activó. Le dije que se quedara en la cama y me fui a la cocina a preparar el desayuno para los dos mientras mi mente maquinaba planes para hacer que se divirtiera ese día. Poco tuve que pensar porque tengo un gran parque de atracciones a media hora en coche, y de sobras sabía que ella nunca había ido a un parque así. Entonces me di cuenta de que no tenía ni idea de qué hora era. Miré el reloj y marcaba las 9 ¿tan pronto era? esta chica es madrugadora. Era estupendo que fuera tan pronto porque nos daba tiempo de llegar al parque antes de que abrieran. Estaba eufórico y tenía decidido demostrarle a mi prima que no todos los hombres son como los de su pueblo.

Volví a la habitación con una bandeja llena de comida, había preparado tostadas de pan con tomate untado, embutido, café, leche y zumo de piña, el desayuno de los campeones para un día en el parque de atracciones.

- Toma cariño, desayuna bien que hoy nos espera un buen día.

De repente esa frase se repitió en mi cabeza, acababa de llamar "cariño" a mi prima pequeña. Me quedé pasmado esperando su reacción. Lentamente la miré y ella tenía una gran sonrisa en su cara. Miraba la bandeja que llevaba en mis manos con cara de golosa.

- Ay que desayuno tan rico, muchas gracias primito.

Entonces pensé que no se había dado cuenta de cómo la había llamado y me tranquilicé, así que dejé la bandeja a su lado y abrí la persiana de la habitación. Hacía un sol esplendido y me quedé un momento viendo el paisaje. Me considero un privilegiado por poder vivir en la ciudad y disfrutar de un paisaje así.

- ¿Que miras primo?

- El buen día que hace, un día perfecto.

- ¿Para qué?

- Tengo una sorpresa para ti.

Entonces me senté en la cama a su lado, le ofrecí una tostada y cogí otra para mí.

- ¿Que sorpresa?

- Ya lo verás.

Y me reí.

- Eres un cabrón.

Entonces, con cara de enfado fingido, le dio un mordisco a su tostada. Cuando terminamos de desayunar, le dije que se fuera a duchar y que se pusiera ropa cómoda. Yo mientras recogí lo del desayuno y me preparé para ducharme yo también. Al salir de la ducha, ella ya estaba vestida, llevaba un vestido amarillo de tirantes que llegaba por encima de las rodillas.

- ¿Qué tal?

- El vestido es genial, pero deberías llevar pantalón.

Entonces se levantó la falda y vi que era una falda-pantalón. A pesar de que se le levantara, no se veía ni insinuaba nada, pero como parecía una falda, quedaba igualmente sexy. Ese detalle me encantó. En el coche ella era un saco de nervios, no paraba de preguntarme que a donde la llevaba y de maldecirme por no decírselo. Y cuando llegamos a la entrada y se dio cuenta del plan, lanzó un grito de alegría y sorpresa y se me echó encima dándome un beso en los labios, cosa que también me dejó pasmado.

Pasamos un día fantástico, ella parecía una niña pequeña corriendo de una atracción a la otra y arrastrándome a mí detrás, comimos en uno de los restaurantes espectáculo y vimos unas actuaciones increíbles hasta la hora de cerrar. Era casi la hora de cenar así que la llevé a un restaurante muy íntimo y agradable que conozco. Nos pasamos toda la cena comentando lo bien que nos lo habíamos pasado, las fuertes sensaciones de las montañas rusas y las cosas tan arriesgadas que hacían los actores de los espectáculos. La expresión de Claudia rebosaba felicidad y eso a mí me encantaba.

Ya estábamos de vuelta a casa cuando una pregunta de mi prima me hizo recordar mi cometido como maestro.

- ¿Cuando lleguemos me darás mi segunda lección?

Aproveché que estábamos en un semáforo para mirarla de arriba a abajo.

- Solo si no estás demasiado cansada...

- Que va, me muero de ganas de saber como es.

- Te aviso de que es posible que la primera vez te duela un poco.

- No te preocupes primito, estoy preparada.

Esa corta conversación me había puesto caliente ya e inconscientemente me puse a conducir más deprisa para llegar cuanto antes a casa. Una vez allí, le propuse ducharnos juntos y así empezaríamos a calentar motores y ella aceptó encantada.

- Déjame hacer.

Le dije cuando ya estábamos en la bañera. Entonces abrí el grifo de la ducha y regulé la temperatura hasta que tuvo una temperatura agradable. Le mojé una pierna para que me dijera si le parecía bien de temperatura, estaba perfecta. Así que me puse a mojarle todo el cuerpo. Me recreaba la vista viendo como el agua acariciaba su piel de melocotón. Luego puse la mano en frente del teléfono de la ducha, tapando todos los chorros menos uno para concentrar la sensación, y lo dirigí directamente hacia uno de sus pezones. Entonces su cara cambió, al mismo tiempo que el botoncito se endurecía y crecía. Fui alternando el chorro entre los dos pezones y ella no paraba de gemir y de decirme lo mucho que le gustaba. Dejé el telefonillo de la ducha en el suelo y me llené las manos con gel de baño, frotándolas para hacer espuma. Empecé a enjabonarle todo el cuerpo empezando desde la barriga, subí por el pecho aprovechando para frotar los pezones con el jabón y haciendo que se endurecieran más aún. En ese momento mi erección era ya completa. Mi prima intentó cogérmela con la mano pero yo la detuve diciendo que ya le tocaría a ella limpiarme, y que ahora tocaba limpiarla a ella. Cuando ya tenía los brazos llenos de jabón le hice darse la vuelta. Primero me abracé a ella cogiéndole los pechos y poniéndole mi polla dura entre las nalgas, en parte para frotarme con ese culo perfecto y en parte para coger jabón de delante para llevarlo a la espalda. Le enjaboné bien la espalda haciéndole un masaje al mismo tiempo, volví a llenarme las manos de jabón y pasé directamente a su culo donde volví a recrearme. Una vez estuvieron las piernas también llenas de jabón, sólo faltaba su entrepierna. Ella tenía un jabón especial para esa zona así que me enjuagué las manos y me las enjaboné de nuevo con ese jabón. Introduje los dedos en su raja frotándola bien y llenándosela toda de espuma que pronto se mezcló con sus propios jugos, estuve trabajando su rajita arrodillado delante de ella un buen rato.

- Tiene que quedar bien limpito.

Le decía y ella se reía. Cuando ya la tuve bien caliente, volví a coger la ducha y empecé a quitarle todo el jabón del cuerpo, primero por la espalda, aprovechando para acariciarle de nuevo el culo y luego por delante. Cuando los pechos ya no tenían jabón empecé a lamerle los pezones haciendo que gimiera de nuevo. Otra vez me había dejado la entrepierna para el final. Me agaché delante de ella y le hice subir un pié encima de la repisa de la bañera. Puse la ducha en posición de un solo chorro grande y lo dirigí directamente a su coño. El agua y el jabón resbalaban por sus piernas mientras de su boca se escapaban gemidos cada vez más intensos. Separé sus labios vaginales con mis dedos y dirigí el chorro directamente a su clítoris. Ella se contoneaba de placer. Recorrí entera su raja abierta con el chorro de agua haciendo que ella cada vez gimiera más fuerte. Y cuando la tenía bien limpita, aparté el chorro de nuevo y metí entera mi lengua en su agujerito llegando a tocar el himen y empecé a recorrer su interior con ella. Casi al instante ella explotó en un sonoro orgasmo, llenándome la boca con sus flujos. Cuando terminó de correrse le enjuagué el coño con la ducha y se la di.

- Ahora es tu turno.

Ella me miró con el orgasmo aún en la cara, me sonrió y empezó su parte del trabajo. Me mojó todo el cuerpo aprovechando para meterme mano en el culo y en el paquete. Se llenó las manos de jabón y me recorrió todo el cuerpo con ellas. La sensación de sus manos resbalando por todo mi cuerpo me encantaba. Al llegar a mi polla me empezó a masturbar con el jabón deteniéndose justo antes de que yo me corriera. Sin mucha prisa se deshizo del jabón que había en mi cuerpo y se agachó delante de mí. Primero estuvo pasando el chorro de la ducha por el capullo haciendo que yo me estremeciera de placer. Luego se la introdujo lentamente en la boca. Me sorprendió mucho que era su tercera mamada pero no tenía ningún problema por metérsela toda hasta tocar su nariz con mi barriga. Si tenía con las caderas la mitad de talento que con  la boca, esa iba a ser una noche memorable, no sólo para ella, sino también para mí. Pronto me empezó a llegar el orgasmo, fruto del trabajo que los labios y la lengua de mi prima le estaban haciendo a mi polla. Derramé toda la leche en su boca pero esta vez ella lo tragó todo sin dejar que se escapara nada. Aprendía rápido.

Una vez estuvimos limpios y secos nos fuimos a la cama desnudos y preparé toallitas y condones.

- Eso no te hace falta.- Me dijo.

- ¿Qué?

- Empecé a tomarme la píldora cuando supe que venía a vivir contigo, mamá no lo sabe.

Una expresión traviesa y picarona se dibujó en su cara al ver que lo que acababa de decirme había hecho que yo me empalmara de nuevo. Yo por mi pare acababa de darme cuenta de que la noche iba a ser mejor aún de lo que pensaba. No solo iba a desvirgar a una preciosidad de 18 años, sino que iba a poder sentirlo por completo.

Le dije que se tumbara en la cama de lado, yo me tumbé al lado suyo pero al revés, poniéndole descaradamente mi polla en los labios. Ella no dudó en acoger mi miembro en su boca.

- Esto te distraerá mientras te preparo.

Realmente esa era mi intención, pero aparte me daba mi parte de placer. Tal y como estaba puesto tenía su almeja totalmente a mi disposición, así que le separé bien las piernas y empecé a comérmela. Cuando sus fluidos volvían a empapar su coño, me mojé el dedo corazón con saliva y lo introduje lentamente en su cueva. Cuando encontré su himen empecé a abrirme paso con suavidad, cosa que hizo que ella soltara un pequeño gemido de dolor. Lentamente mi dedo se fue introduciendo entero. Cuando estuvo todo dentro, lo dejé quieto y me puse a lamerle el clítoris para excitarla y paliar el dolor. Me di cuenta de que daba resultado cuando ella empezó a mover la cabeza de nuevo con mi polla en la boca. Entonces empecé yo también un movimiento de mete saca con el dedo al mismo tiempo que mi lengua le estimulaba su botoncito. Cuando ya mi dedo resbalaba con facilidad dentro de su agujero, introduje lentamente el índice también dentro, esta vez pude introducirlo más fácilmente que el primero así que me puse a moverlos los dos dentro, al principio los movía de lado a lado dentro de mi prima, cuando un dedo iba, el otro venía, y luego volví con el mete saca.

Cuando mi prima volvía a parecer cómoda con dos dedos dentro me aparté de ella y la tumbé boca arriba.

- ¿Estas lista?

- Creo que sí.

- ¿Tienes miedo?

- Un poco, al principio me ha dolido bastante con los dedos, y eso es más grande.

- ¿Solo al principio?

- Si, luego ha empezado a darme mucho placer.

- Pues con la polla es lo mismo, sólo duele al principio.

- Está bien, empieza de una vez.

Entonces le di un beso en la boca jugando con su lengua para que se relajara. La cogí por las rodillas y le separé las piernas todo lo que pude, dejando su raja totalmente abierta y me arrodillé entre sus piernas. Suavemente recorrí toda su raja con la punta de mi capullo varias veces, para aumentar aún más su excitación. Entonces, poco a poco comencé a abrirme paso en su agujero hasta llegar al himen que ya estaba algo dado de sí gracias a mis dedos. Me detuve un momento, y comencé a forzar la membrana lo más suavemente que podía. La expresión de dolor de su cara aumentaba por segundos. Entonces aflojé sin llegar a sacarla para empezar de nuevo. Cada vez la introducía un poco más adentro y cuando conseguí meter la mitad pude notar como su cueva se ensanchaba de repente al tiempo que Claudia soltaba un sonoro grito, su himen acababa de romperse.

- Salte por favor.

Me dijo.

- Espérate un momento, si salgo ahora, luego será peor. Enseguida se pasa.

Le di un beso en la boca intentando no apretarle en el coño. Luego comencé a chuparle los pezones hasta endurecerlos de nuevo. Me incorporé y comencé a acariciarle su clítoris. Pronto pude ver cómo su expresión cambiaba del dolor al placer al mismo tiempo que su cueva se empapaba de nuevo. Entonces comencé un suave movimiento de mete saca sin dejar de acariciarle con el dedo en su almeja. Cogí su mano por el dedo índice y lo llevé directamente a su entrepierna para que fuera ella la que se estimulara y poder concentrarme en su cueva que cada vez aceptaba mejor mi polla. A cada empujón la iba metiendo más adentro hasta que mis huevos empezaron a escucharse rebotar contra su culo. Ella gemía cada vez más fuerte y sacó la mano de su clítoris para agarrarse a las sábanas. Yo cada vez me movía un poco más rápido dentro de ella y eso hacía que sus gemidos aumentaran de volumen. Poco después su espalda se arqueó y me abrazó con las piernas apretándome contra ella. Viendo que mi prima estaba llegando al orgasmo aumenté mi ritmo. Sus gemidos resonaban por toda la casa mientras de su coño no paraban de salir flujos.

Seguí bombeando hasta que su tensión se alivió de nuevo. Entonces le di la vuelta dejándola a cuatro patas. Le estrujé esas nalgas perfectas con las manos y se la metí de nuevo en el coño. Solo que esta vez entró entera a la primera y sin problemas. Automáticamente volví con mi movimiento de vaivén. Se oía el ruido de sus nalgas rebotando contra mi bajo vientre y el de mis cojones rebotando en el suyo.

- Dios mío, esto es mejor de lo que había imaginado.

Me dijo jadeando. La cogí por la cintura incorporándola y sin dejar de clavársela comencé a acariciarle las tetas. Ella jadeaba sin parar y yo cada vez estaba más excitado. Quería saborearla de todas las posiciones, así que se la saqué y me tumbé al lado suyo.

- ¿Sabes montar a caballo?

Le dije riéndome, y ella se reía también. Se sentó encima de mí y mirándome a la cara se la metió entera dentro y comenzó a cabalgarme. En esa posición la taladraba más hondo y casi al instante se corrió de nuevo cayendo exhausta encima de mi pecho. Yo estaba súper caliente y apunto de correrme también, así que la agarré del culo y comencé a metérsela súper fuerte. No sé si ella seguía corriéndose o es que tenía un orgasmo detrás de otro, pero ante ese mar de gemidos y flujos tuve que rendirme y me corrí dentro de ella dejándole todo el agujero lleno de leche. Yo seguía moviéndome como un poseso mientras toda mi leche se iba descargando dentro de mi querida prima al mismo tiempo que ella jadeaba sin parar y se aferraba a mis hombros como quien se agarra al borde de una cornisa en un octavo piso. Cuando terminé de descargarme nos quedamos los dos quietos recuperando el aliento. Podía notar su coño palpitando con mi polla dentro al tiempo que mi leche y sus flujos resbalaban por mis muslos. Al cabo de un momento, y para sorpresa mía, se sacó mi polla de su coño y me lo limpió todo con su boca. No se olvidó nada de los líquidos que habían caído.

- No hace falta que me la limpies siempre, debes estar agotada.

- Es que me he dado cuenta de que me gusta hacerlo.

Esa frase se clavó en mi cerebro, no solo estaba aprendiendo rápido, sino que era una zorra de cuidado. Cuando terminó, se limpió ella la entrepierna con las toallitas y nos quedamos tumbados en la cama, ella se me abrazó.

- ¿Te ha gustado?

- Ha sido genial CARIÑO

Enfatizó tanto la palabra cariño que me asaltó el recuerdo de la mañana, cuando yo se lo había dicho sin querer, y me quedé quieto mirándola.

- No te preocupes primito, no me ha molestado que me lo dijeras, solo que no sabía cómo reaccionar.

- ¿Y ahora si lo sabes?

- Si, y creo que me gusta más llamarte cariño que primito ¿a ti que te parece?

- Me parece genial.

Poco después nos quedamos dormidos, la verdad es que dormí mejor de lo que nunca había dormido.

CONTINUARÁ.