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La entrevista de trabajo

en No Consentido

Silvia es una chica de 19 años que camina nerviosa por la calle. Se dirige a su primera entrevista de trabajo mientras en su cabeza va repasando las posibles respuestas que dará a su entrevistador. Pretende estar de becaria en alguna empresa mientras estudia la carrera en la universidad.

A las 10 de la mañana se encuentra frente a la puerta de la empresa de trabajo temporal donde le harán la entrevista, se trata de un pequeño local con las ventanas opacas. Lo único que se ve en ellas es su propio reflejo.

Silvia se toma un momento para observarse a sí misma en ese reflejo. Observa su cabello moreno y largo para comprobar que esté bien peinado, su dulce y joven rostro comprobando su maquillaje discreto pero efectivo, luego se fija en si su blusa queda bien debajo de esa chaqueta verde y elegante y se asegura de que el escote marque sus firmes pechos pero sin enseñar más de la cuenta, contempla su falda a juego con la chaqueta que llega por encima de las rodillas en busca de arrugas o de alguna mala colocación, se gira para observar su trasero redondo y bien contorneado y asegurarse de que la falda deja ver lo justo y necesario, luego observa sus piernas desnudas, suaves y hermosas para terminar viendo sus zapatos negros de tacón alto que estilizan su figura y le dan otro toque de elegancia, por último, un rápido vistazo al bolso que lleva colgado donde lleva sus objetos personales..

Finalmente se decide, llama al timbre que hay al lado de la puerta y se prepara para mostrar la mayor seguridad posible. Un zumbido indica que ya puede empujar la puerta, y así lo hace, entra en el local y se encuentra a un chico alto, fuerte, guapo y vestido de traje, sentado detrás de una mesa de escritorio en la que solo hay un ordenador y un teléfono.

-Hola, tengo una entrevista a las 10.- Le dice Silvia con seguridad.

-Porsupuesto, siéntate y enseguida te atenderán.- Le responde el chico señalando un par de sillones que hay en un lateral.

Silvia se sienta conteniendo sus nervios y observa a su alrededor. En la habitación solo están esos dos sillones, un reloj de pared sencillo, una puerta y el escritorio donde está el chico. Pronto el chico se levanta y se va por la puerta, dejándola sola en la habitación. Ella saca el móvil de su bolso para comprobar sus mensajes y luego silencia para asegurarse de que no es una molestia durante la entrevista.

Diez minutos más tarde se abre la puerta y se asoma el chico de antes haciéndole un gesto con la mano para que pase. Ella se levanta, respira profundamente para aliviar sus nervios y se dirige hacia el chico. Lo que hay al otro lado de la puerta és lo que menos cabía esperar, se trata de una habitación prácticamente vacía, lo único que hay en ella es un sofá, una mesa pequeña con algunas bebidas alcohólicas, una nevera en un rincón y un colchón en el suelo frente al sofá. Al fondo se ve una habitación aparte con la puerta abierta, desde donde Silvia esta se puede observar un retrete y una ducha, en el sofá hay dos hombres sentados.

Esa visión activa todas las alarmas de la muchacha, trata de darse la vuelta y huir, pero el chico de la entrada se encuentra entre ella y la puerta impidiéndole el paso.

-Esta es la situación- Empieza a decirle el chico. -Durante el día de hoy, serás nuestra y harás todo lo que te digamos, cuanto mejor te portes, menos daño sufrirás, la puerta está cerrada y la habitación insonorizada, así que no puedes escaparte y nadie te va a escuchar si gritas, lo que tenga que pasar, pasará igual, tanto si colaboras como si no ¿Lo has entendido?

Mientras escucha esas palabras, Silvia no puede hacer más que echarse a llorar confundida y desesperada, solo alcanza a asentir con la cabeza y a tratar de asimilar que está a merced de aquellos tres hombres, ahora solo le falta saber qué harán con ella, aunque algo se imagina.

Finalmente el muchacho se sienta en el centro del sofá y ahí queda ella, observandolos y sin parar de llorar. Delante suyo tiene 3 hombres de entre 30 y 40 años, el único que le ha hablado hasta ahora es el que se ve más joven de todos, con el pelo moreno y muy bonito, con un poquito de barba de dos días pero bien arreglada, como de 1.80 de alto y de brazos fuertes.

A su derecha hay un señor algo mayor de aspecto, calvo y con el rostro afeitado, algo más gordito de barriga pero no mucho y bastante más bajito, incluso más bajito que Silvia que mide 1.65. Por último hay un hombre con barba, el pelo castaño y un poco largo y con una mirada profunda que sobrecoge el corazón de la chica. El joven saca su móvil del bolsillo, pone música relajada, lo deja en la mesa y le habla a la muchacha.

-Ven, siéntate a mi lado- dice haciendo un hueco entre el y el calvo. -Lo primero que quiero que hagas, es que avises a la gente que pueda preocuparse hoy por ti, a tu familia o lo que sea, y les digas que vas a pasar el día con unas amigas y que no te esperen, pero quiero ver exactamente lo que haces para asegurarme de que no nos la juegas.

Silvia, sin parar de llorar en todo momento, se sienta en el espacio que le han reservado, saca el móvil del bolso y se dispone a hacer lo que su captor le ha ordenado, una vez hecho, el mismo chico le quita el móvil de las manos, lo apaga y lo guarda de nuevo en el bolso para dárselo al barbudo que lo guarda detrás del sofà.

-Perfecto, ahora que nadie nos va a molestar ya, queremos que bailes para nosotros.- Sigue hablando el chico joven, parece que los otros solo van a observar. -Pero oye, relajate, tranquila, si haces todo lo que te digamos no te haremos daño, mientras que te portes bien, nadie te pegará ni nada parecido, solo vamos a divertirnos, y mañana lo habrás olvidado todo.

-¿Como voy a olvidar lo que vais a hacerme hoy?- Dice ella temerosa y entre sollozos.

-Creeme, te aseguro que mañana será como si no hubiera pasado nada, ahora haz lo que te digo y baila para nosotros.

Mientras Silvia se levanta del sofá y se coloca de pie frente a ellos, no deja de pensar en por qué este chico está tan seguro de que se le va a olvidar todo. Finalmente empieza a bailar lentamente, tímida y hasta rígida.

-Vamos, relájate, queremos un baile bien sensual, recuerda lo que te he dicho, si haces lo que te decimos, nadie te hará daño.- Esta vez, el chico joven ha usado un tono más imperativo y serio, incluso podría decirse que es una amenaza, que a la muchacha le hace darse cuenta de que si no cumple, sí que le van a hacer daño.

Entonces saca fuerzas de donde puede, cierra los ojos y se deja llevar más por la música, así que empieza un baile bien sensual, contoneando su cuerpo de la forma más sexy que es capaz y tratando de no pensar en la situación. De la boca de los hombres empiezan a surgir suspiros de agrado, les gusta lo que están viendo y lo están disfrutando como chiquillos.

-Eres genial, ahora quiero que empieces a desnudarte mientras bailas.

Esa frase hace que Silvia vuelva a la realidad, se le abren los ojos como platos y tiene que hacer un esfuerzo por no parar de bailar. Entonces empieza a quitarse lentamente la ropa, de la forma más sexy que puede, se quita primero los zapatos y los echa a un lado. Luego se quita lentamente la chaqueta mientras que los tres hombres van soltando risas y admiraciones.

De debajo de su blusa poco a poco va apareciendo un sujetador blanco, que mantiene aprisionadas un buen par de tetas deliciosas. Tratando de mantener los más contentos posible a sus captores, se da la vuelta y se baja su falda, agachándose y acompañándola con las manos, poniendo el culo totalmente en pompa y dejando ver su tanga a juego con el sujetador.

-Oh genial, eres deliciosa- Suelta por fin el hombre calvo que no había hablado hasta ahora.

-Que bien lo vamos a pasar contigo.- Dice ahora el barbudo, hablando también por primera vez.

El tercero simplemente se limita a aplaudir mientras la muchacha empieza a quitarse el sujetador. Parece mentira como sus pechos se mantienen en su sitio, igual que cuando la prenda aún estaba puesta, la única diferencia es que ahora se mueven más libremente con los gestos de la muchacha.

Finalmente se quita el tanga, mostrando una entrepierna totalmente depilada que vuelve a sonsacar suspiros de admiración de entre su público. Y ahí se encuentra nuestra protagonista, bailando completamente desnuda frente a tres desconocidos y esperando a que le den la siguiente orden.

-¿Qué quieres beber?- Le dice de nuevo el chico joven. -Tenemos whisky, ginebra, vodka y refrescos para acompañar.

Silvia para de bailar de repente, sin entender porque le hacen ese ofrecimiento, totalmente confusa dice.

-Prefiero no beber nada.

-Para que entiendas una cosa, todo lo que yo te diga te lo debes tomar como ordenes, no te he preguntado si quieres beber, te he preguntado el que, ya que vas a beber alcohol todas las veces que yo te diga.- De nuevo la muchacha se queda perpleja, no entiende el porqué el empeño en que beba, pero no tiene más remedio que aceptar.

-Entonces tomaré vodka con limón.

-Está bien, sigue bailando y te lo traigo.- Dice el muchacho mientras se levanta del sofá en dirección a la nevera.

En unos momentos, en la mesita están servidas 4 copas, el vodka con limón de Silvia y 3 whiskys con hielo para los 3 hombres.

-Ven, siéntate con nosotros a beber.- Ordena el joven haciendo de nuevo un hueco entre él y el calvo.

Sin decir una palabra, la chica se sienta agarrando la copa de la mesita, los demás también toman las suyas y de nuevo habla el muchacho.

-Brindemos por esta tarde tan divertida que vamos a pasar los 4, hoy va a ser un día muy bueno.- Dicho esto alza su copa y los demás, incluida Silvia, chocan las suyas concluyendo el brindis.

Entonces empiezan a beber y sin ningún tipo de reparo, tanto el calvo como el joven empiezan a acariciarle su cuerpo. Esto provoca que las lágrimas vuelvan a brotar de los ojos de la muchacha, que se deja hacer por miedo a las represalias y que va bebiendo de su copa lentamente. De momento solo le acarician los pechos, brazos y piernas, pero son lo suficientemente delicados como para que su cuerpo reaccione, ayudado por el alcohol, y comience a excitarse un poco.

-¿Cómo te llamas? que aún no lo has dicho.- Pregunta el joven, parece ser que solo va a hablar el todo el tiempo.

-Silvia.

-¿Y qué edad tienes Silvia?.

-19

-Que bonita edad, perdona si te hago muchas preguntas pero queremos conocerte un poco antes de empezar de verdad. Dime Silvia ¿eres virgen?. -Esa pregunta sorprende a la muchacha, no porque sea inesperada, sino porque no quiere oírla, en realidad.

-No, no lo soy desde los 16.- Responde anticipando una posible siguiente pregunta.

-Eso es genial ¿y sexo anal has hecho alguna vez?.- Esta pregunta sí que no se esperaba que se la hicieran, se siente asustada ya que parece un anticipo de lo que le va a pasar en el día de hoy, de repente se encuentra pensando en esos tres hombres penetrándola por sus tres agujeros y se estremece, siente como las manos siguen recorriendo su cuerpo y se pierde en ese pensamiento.- ¿Y bien?.

-Si, lo hice una sola vez, con un exnovio que tuve, pero solo esa vez.

-No te asustes Silvia, te prometo que te trataremos con todo el cuidado posible, no queremos hacerte daño, como ya te he dicho, solo queremos divertirnos.

Por algún motivo, estas palabras calman a la muchacha, se da cuenta de que, aunque realmente la van a violar, por lo menos no le van a hacer daño, aún así no puede evitar sentir repulsión al pensar en todo lo que va a pasar y también por el hecho de sentirse cada vez más excitada por las caricias de esos hombres.

De repente el barbudo, que hasta ahora no había interactuado directamente con ella se levanta, todos se mueven y queda la chica en el centro del sofá y cada uno de los otros hombres sentado a su lado.

Entonces el que se acaba de levantar se arrodilla frente a la chica, y con suavidad le empieza a separar las piernas. De nuevo Silvia se deja hacer, ya que se ha autoconvencido de que va a ser lo mejor para ella. El hombre pone las manos bajo su trasero, y levantándola lo acerca a él, hasta que queda apoyada en el borde del sofá. La chica lo observa, puede ver su cara de lujuria mientras él contempla su coño de forma triunfante.

De repente ese señor se acerca a su coño, Silvia siente perfectamente como su lengua sale y comienza a abrirse lentamente paso dentro de su rajita, ya estaba medio excitada pero eso termina de excitarla aún más, lo cual la hace sentirse culpable y asqueada de sí misma, no entiende cómo esa situación puede hacerla sentir de ese modo.

La lengua que la invade empieza a recorrer su coño de arriba a abajo, jugando con su clítoris delicadamente y haciéndola sentir cada vez más cachonda. Ella está tan concentrada con lo que le hacen en la entrepierna que ni siquiera se ha dado cuenta de que los dos hombres a su lado ya no tienen ropa, solo es cuando el calvo se pone a horcajadas encima de ella y le acerca el pene a la cara cuando sale de su mundo y se percata de lo que está pasando.

-Abre la boquita esta tan rica que tienes, y cuidado con hacerme daño, preciosa.- Esta vez es el hombre que está encima de ella el que habla, que hasta ahora solo lo había hecho una vez.

Silvia observa el pene que tiene delante, no le parece pequeño, pero tampoco grande, un olor a excitación le llega a la nariz y finalmente decide abrir la boca como le han dicho. Apenas ha terminado de abrirla que ese pene ya se está introduciendo en ella. Le mete el pene hasta la mitad y empieza a moverlo a dentro y a fuera soltando pequeños suspiros de placer. La chica lo acoge sin hacer nada más que abrir su boca.

Ahora mismo lo que siente es repugnancia pero de nuevo la vuelven a sacar de eso, ya que el barbudo ha cambiado de estrategia, ha empezado a succionar su clítoris de una forma que la excita muchisimo, tanto que piensa que se va a correr de un momento a otro, tanto que inevitablemente empieza a gemir ella misma de placer sin poder contenerse más. Gemidos que son bloqueados por la polla del calvo que sigue entrando y saliendo de su boca incansablemente.

-Hay una norma que queremos que cumplas.- Le habla de nuevo el joven acercándose a su oído.- Cada vez que nos corramos dentro de tu boca, vas a tener que tragartelo, no necesitas que te lo digamos mas, si tienes una polla soltando leche en tu boca, traga tanto como puedas ¿Entendido?

Silvia asiente como puede. Casi al mismo tiempo el calvo empieza a gemir y la chica se da cuenta de porque le acaban de decir eso, se viene su primera ración de leche, pero a pesar del asco que siente, no puede dejar de gemir por la excitación del cunilingus que le hacen, ese barbudo es un verdadero genio con su lengua.

El hombre que está encima de ella se folla su boca sin parar, cada vez más rápido y soltando gemidos cada vez más fuertes, hasta que de pronto y sin avisar comienza a soltar leche dentro de su boca. Ella hace lo que puede por tragárselo todo y lo consigue. Pero casi al mismo tiempo su cuerpo llega a su límite gracias a la lengua del barbudo, empieza a correrse mientras aún recibe chorros de leche en su boca, al mismo tiempo que traga sin parar, su vagina escupe líquidos que van directos a la boca del barbudo.

Cuando el calvo ya ha terminado de correrse, aún sigue metiendo la polla dentro de su boca, al mismo tiempo que ella sigue con su orgasmo que dura unos segundos más. Finalmente ambos terminan y el hombre se sienta a su lado en el sofá.

-Dios muchachos, que buena mamada me ha dado, ha sido increíble.- Dice entre jadeos.

-Está bien, ahora ven, ponte a cuatro patas en el colchón.- Dice el joven portavoz.

Ella se levanta con las piernas temblorosas y se coloca como le han dicho, no sin antes observar la polla del joven, que era algo más grande que la del calvo, y más bonita también. Después observa al barbudo que se está desnudando en ese momento y ahí sí que se sorprende, ya que ese señor es el que sin duda la tiene más grande de los tres con diferencia, no solo de larga sino también de gruesa.

Finalmente se encuentra en la posición que le han pedido y se da cuenta de que el barbudo se coloca detrás de ella ¿Va a ser él quien la penetre primero? Nunca ha estado con nadie tan grande y eso le da algo de miedo. Cuando siente como le separan los labios vaginales con los dedos tiene hasta miedo, y cuando siente la punta de ese pene acercarse a su vagina, trata de relajarse lo máximo posible para evitar sufrir daños.

Poco a poco ese pene se abre paso en sus entrañas que, gracias a lo lubricadas que las tiene después de correrse, lo acogen sin ningún tipo de problema. Finalmente termina por sentir la pelvis del hombre tocar sus nalgas, y a la vez siente la punta del pene tocar fondo dentro de sí. Se sorprende de lo fácil que ha sido y de lo bien que encaja.

A la vez que ese pene empieza a entrar y salir suavemente de su coño, el joven se arrodilla delante de ella y le acerca el suyo a la boca. Sin que nadie le diga nada, Silvia abre la boca de nuevo para recibir lo que le ofrecen. Todavía no deben ser las 11 de la mañana y ya está ensartada por dos de sus agujeros, Silvia no puede evitar preguntarse qué más va a pasar.

El joven es un poquito mas bruto que el calvo y se folla su boca metiendole el pene hasta la garganta, casi hasta tocar la campanilla, por lo menos el calvo solo lo metía a la mitad, pero en esta ocasión casi toca con la punta de la nariz el bajo vientre del muchacho. Por otro lado, el pene que entra y sale de su vagina se mueve cada vez más rápido, haciendo que Silvia de nuevo comience a excitarse y a lubricar bien su interior.

Ambos penes la tienen ensartada por ambos orificios y poco a poco van acelerando su ritmo. De nuevo la chica se siente excitada y asqueada al mismo tiempo, y culpable también por excitarse en esa situación. Empieza a pensar en cómo ha cambiado su dia, ella había venido para una entrevista de trabajo y de pronto se encuentra violada por tres hombres a los que no conoce de nada.

Pronto se da cuenta de que está apunto de correrse otra vez, ese pene que encaja perfectamente en su coño se mueve ligero, la hace sentirse llena por dentro y frota a la perfección todas las paredes de su coño. Finalmente no puede más y comienza a gemir de placer, de nuevo se está corriendo y esta vez sí que la están violando totalmente mientras lo hace. Gime sin parar, su coño chorrea flujos vaginales mientras tiene dos pollas desconocidas dentro de sí.

Los dos hombres no paran de follarse su boca y su coño y al cabo de unos minutos, el primero empieza a gemir anunciando su corrida. Silvia va a recibir su segunda ración de leche en la boca y de nuevo se prepara para tragarlo todo como le han dicho antes. El joven aprieta totalmente la polla dentro de su boca y la leche empieza a salir, directamente en su garganta. La chica solo tiene dos opciones, o tragarlo todo o ahogarse con toda esa leche que está recibiendo.

Finalmente la chica termina de tragar leche y el joven la deja a solas con el barbudo que la embiste sin parar, ahora ella solo tiene un trabajo, recibir pene y gemir de nuevo por la excitación que aún siente. El barbudo la empuja hacia adelante hasta que ella queda totalmente tumbada, mientras él está sentado en sus piernas metiéndole entera la polla en la vagina. En esa posición se siente más apretado, y ambos lo sienten.

El barbudo se aferra con las manos a sus nalgas mientras la penetra cada vez más rápido y aumentando cada vez más sus gemidos. Ella sabe que se va a correr, pero no puede ni pensar en que lo hará en su interior, ya que la excitación que siente la tiene totalmente descolocada. Por fin el hombre empieza a descargarse en su interior y, al sentirlo, Silvia no puede más y se corre de nuevo. Los gemidos de ambos llenan la habitación mientras los otros dos observan des del sofá.

Ríos de leche salen de esa polla directamente en el interior de la chica, quien está teniendo el mejor orgasmo que nunca ha tenido, sus gemidos se han convertido en gritos ya y se aferra con sus manos al colchón deseando que eso nunca termine. Pero finalmente acaba, ambos terminan de correrse y lo que desea ahora la muchacha es tener un pequeño descanso, pero no se lo permiten.

El calvo se levanta del sofá con un pañuelo de papel, coloca a la muchacha boca arriba y le limpia la entrepierna con un papel todo lo que puede, luego le mete el pene en la vagina sin ningún miramiento y comienza a follarsela. La pobre muchacha lo tiene bien sensible aún y no puede evitar echarse a gemir de nuevo, parece que va a enloquecer. Por su parte, el barbudo no se ha ido al sofá esta vez, sino que se coloca a horcajadas encima de ella, pone el pene entre sus firmes pechos, agarra las manos de la chica y la hace que apriete los pechos alrededor de su polla.

El pene de ese hombre aún está sucio de semen y flujos vaginales, que empieza a esparcirse por el canalillo de Silvia y lo deja bien pringado, ella junta sus pechos tal y como le han pedido, haciendo lo posible porque esa gran polla no se escape de ahí, a la vez siente cómo el pene del calvo la penetra sin parar y la mantiene excitada a pesar de que no se siente tanto como el que tenía antes.

Las piernas le tiemblan y no puede dejar de observar como la punta del capullo del barbudo asoma entre su canalillo. Su cabeza en ese momento está perdida totalmente, ni siquiera está pensando en la situación, ni siquiera es consciente en ese momento de que la están violando tres desconocidos ni de que uno de ellos la ha llenado de leche sin protección. Todo su cuerpo y su mente se ha rendido al placer que siente y no piensa en nada más.

Unos minutos más tarde, el calvo vuelve a gemir, se va a correr por segunda vez. De nuevo le van a llenar de leche la vagina y ella ni siquiera piensa en eso. Observa sin parar el pene del barbudo rodeado de sus pechos y como se mueve entre ellos sin parar. Finalmente el calvo se corre en su interior, la rellena por dentro sin dejar de moverse cada vez más rápido, y entre tanto movimiento es inevitable que ella vuelva a correrse de nuevo. Gime sin parar mientras la llenan de semen y sin dejar de observar ese pene que tiene tan cerca de su cara.

Sin dejar de pasar ni un minuto, es ahora el turno del joven, de nuevo la limpia con un papel y la penetra sin esperar ni un solo momento. El pene entra de un solo empujón y eso hace que el orgasmo de Silvia se repita, gime de nuevo mientras el joven la penetra y ese pene hipnótico se mueve incesante entre sus pechos.

Con cada orgasmo de la chica, el barbudo se siente más excitado, de vez en cuando suelta un poco de saliva en ese canalillo para que no se seque y sigue moviéndose sin parar. Ella se da cuenta de esa excitación y pone más fuerza en sus manos para que el pene quede más apretado aún. Observa los ojos del barbudo, muestran lujuria y placer y se da cuenta de que el no pierde de vista los ojos de ella.

A todo esto el joven se mueve dentro de ella a un ritmo frenético, mucho más vigoroso que los otros dos, sus huevos golpean las nalgas de la muchacha mientras él le levanta las piernas y las pone totalmente juntas en ángulo de 90 grados. Ese ritmo frenético hace que la chica tenga otro orgasmo, pero esta vez no pierde de vista los ojos del barbudo, ya que se ha dado cuenta de que eso le excita a ese hombre.

La cara de placer de la chica hace que él se termine de excitar, y sin perder de vista su lujurioso rostro empieza a gemir, para después comenzar a soltar leche. Silvia ni se inmuta, la leche del pene que tiene entre las tetas empieza a esparcirse por su pecho, su cuello y su cara, pero el orgasmo aún le dura y no puede parar de gemir. Entonces el barbudo le pone la punta del pene dentro de la boca y termina de soltar sus últimos chorros de leche ahí.

Esta vez se ha quedado sola con el joven, que la embiste de forma frenética. Ahora que tiene más libertad de movimientos, el chico le pone las dos piernas a un lateral, quedando ella en posición fetal y aun llena de leche por la cara y el pecho, la que tenía en la boca ya se la ha tragado sin pensarlo siquiera. Aquél hombre estaba aferrado totalmente a su cadera, mientras su pene entra y sale a toda velocidad dentro de ella, hasta que finalmente empieza a gemir también. Otra vez va a recibir leche en su vagina y Silvia no puede hacer más que correrse de nuevo.

Los gemidos de la chica al correrse otra vez hacen que él termine de rendirse y empiece a llenarla de leche. A pesar de que ya se está corriendo, ese tipo no baja el ritmo ni un poco, eso hace que el orgasmo de Silvia se alargue por bastante rato, hasta que él termina de descargarse y por fin la deja en paz.

Finalmente se queda sola en el colchón, ni siquiera puede moverse por todos los orgasmos que ha tenido. Los tres hombres la observan des del sofá hasta que finalmente el joven le dice.

-Ahí atrás tienes una ducha y una ropita que quiero que te pongas, cuando estés limpia y con la ropa puesta, ven que queremos tomar otra copita contigo.

Silvia se levanta como puede, se dirige al baño con las piernas temblorosas y abre el agua, una vez ahí y con el agua caliente recorriendo su cuerpo empieza a pensar en lo que acababa de pasar. Ha recibido en su boca y su vagina la leche de tres desconocidos, sin usar protección ni nada. Y no solo eso, sino que encima se ha corrido un montón de veces, ha tenido el mejor orgasmo de su vida con el pene de ese barbudo. Ha sentido morbo de tener ese pene entre sus pechos y mirarle a los ojos mientras se corría con el pene de otro hombre para hacer que se excitara. De repente siente mucho asco de sí misma y no puede evitar echarse a llorar. Llora por un buen rato en la ducha mientras se lava, por suerte sus violadores no le dan prisa y le dejan tomarse su tiempo.

Una vez termina de lavarse, sale de la ducha y busca alrededor la ropa que le han pedido que se ponga. No puede creerlo, es un uniforme de doncella, con su cofia y todo, y un conjunto de lencería blanca de encaje. Resignada se lo pone y vuelve junto a los tres hombres que siguen desnudos en el sofá, por lo menos no estará todo el tiempo desnuda.

-En la nevera tienes refrescos y hielo, nosotros queremos whisky con hielo, tu sirvete la copa que quieras, pero que por lo menos tengas la mitad de alcohol que de refresco.

La chica sirve las copas y regresa al sofá, de nuevo le han hecho hueco entre el calvo y el joven que empiezan de nuevo a magrearla, pero esta vez por encima de la ropa. Ella aun sigue llorosa pero trata de ocultarlo sin saber ni siquiera el motivo.

-¿Prefieres pizza o comida china para comer?.- Le dice el joven mientras le lame el cuello y le acaricia su pecho.

-Creo que prefiero comida china.- responde ella.

El joven se levanta y sale de la habitación por la puerta por la que ha entrado ella antes, sin vestirse ni nada ya que igualmente tampoco se ve nada des del exterior. Entonces se da cuenta de que realmente no se escucha nada, él está pidiendo la comida justo al otro lado de esa pared y no se le oye hablar, entonces se fija un poco más y se da cuenta de que, a pesar de estar en el centro de la ciudad, no se escuchan coches, bocinas, ambulancias ni nada. Han hecho un buen trabajo insonorizando ese lugar. Al volver, de nuevo se sienta en el sofá y los tres comienzan a comentar todo lo que acaba de pasar como si ella no estuviera presente.

-¿Habéis visto qué bien la chupa esta muchacha?.- Dice el joven primero.

-Bueno este de aquí no ha probado su boca, solo sus tetas.- contesta el calvo.

-Si, pero es que tiene unas tetas increibles, y la cara de placer que ponía cuando os la follabais no tiene precio.

-Bueno, eso si, tiene un coño delicioso, apretadito y jugoso.- dice de nuevo el calvo.

-Eso es cierto, y le cabe mi polla entera, que bien folla esta chica.- contesta ahora el barbudo.

-Toda ella es una delicia, ya tengo ganas de probar su culo después de comer.- dice ahora el joven.

Ella escucha la conversación mientras las manos de aquellos hombres no paran de acariciarla. Ya ni siquiera le quedan lágrimas para llorar a pesar de que aún tiene ganas, simplemente se deja hacer como una muñeca y le va dando un sorbo tras otro a su vodka con limón. Finalmente un timbre suena, el barbudo se levanta y se pone unos pantalones para salir a recibir al repartidor.

-Quiero que te pongas de rodillas en el colchón, rápido.- Dice el joven.

Cuando ya está puesta así, él le pone una venda en los ojos que no se sabe de dónde ha salido. Con unas esposas sacadas del mismo lugar le inmoviliza las manos a la espalda y se acerca a su oído.

-Mas te vale que nos sigas la corriente y que cumplas con todo.- Le dice con tono amenazador.

Ella asiente con la cabeza justo antes de escucharse como se abre la puerta. No puede ver nada así que se queda escuchando todo lo que pasa.

-Bienvenido ¿tienes ganas de una buena propina?- Dice el joven, supuestamente al repartidor.

-¿Propina? ¿Que propina?- Dice una voz desconocida con acento asiático.

-Como propina, esta preciosa doncella nuestra te va a hacer una buena mamada, hasta puedes correrte en su boca.- Al oír eso, Silvia descubre por dónde van los tiros, todo eso no es más que otra forma de humillarla más aún.

-Oh, me gusta eso señor, gracias ¿pero ella quiere eso?- responde el repartidor

-Contéstale Silvia ¿quieres darle su propina al repartidor?- Dice el joven

-Si, me encantaría darle su propina- Dice Silvia sabiendo que si no lo hace se meterá en problemas.

Lo siguiente que se escucha es una cremallera de pantalón bajándose, y lo siguiente que la muchacha siente es un pene acariciando sus labios. Entonces ella abre la boca y se dispone a recibirlo. El repartidor pone las manos en la cabeza de Silvia y comienza a meterle la polla en la boca.

La primera vez va muy despacio, sintiendo cada centímetro que entra en ella y poco a poco va aumentando el ritmo. Por suerte el chico no la tiene muy grande, incluso es más pequeña que la del calvo, pero él la mete entera dentro de su boca, incluso apretando su cabeza contra su cuerpo. Tanto es así que Silvia puede sentir los testículos del repartidor chocando contra su barbilla.

Ella quiere que eso termine cuanto antes, así que empieza a usar su lengua, acariciando todo lo que puede del pequeño pene de ese repartidor y dándole la mejor mamada de su vida. No ve nada por culpa de la venda, solo recibe ese pene y escucha los suspiros del repartidor que se aceleran cada vez más.

El chico, sujetándole la cabeza, mete y saca el pene cada vez más rápido de su boca. Gime sin parar mientras marca el ritmo de la mamada y disfruta como nunca lo había hecho. Unos minutos más tarde comienza a gemir cada vez más fuerte, anunciando su corrida. Silvia tiene claro que le tocará tragar leche de nuevo así que se prepara para ello.

Y así es, el repartidor empieza a descargarse en la boca de la muchacha mientras no deja de mover el pene dentro de ella. Gime sin parar mientras ella traga toda la leche que le va dando. Así está durante unos minutos interminables, recibiendo la leche del muchacho y tragando sin parar. Hasta que finalmente el chico termina y le saca el pene de la boca. Silvia puede escuchar cómo se vuelve a abrochar el pantalón y se marcha de nuevo. Una vez fuera le quitan las esposas y la venda de los ojos.

-Siéntate en el colchón para comer, así tendremos todos más espacio.- Le dice el joven.

Así lo hace, se sienta en el borde del colchón con las piernas cruzadas. Delante suyo queda la mesita con la comida y 4 cervezas y luego los tres hombres desnudos sentados en el sofá.

Silvia empieza a comer mirando al suelo y tomando su cerveza, no quiere ni dirigir la mirada a sus captores que siguen hablando de ella como si no estuviera. Comentando la mamada que le acababa de hacer al repartidor, alabando lo sexy que esta con el traje de doncella o rememorando lo bien que habían follado un rato antes. Al terminar de comer, el joven trae 4 vasos de chupito y una botella de tequila.

-Vamos a beber un poco más, así será más divertido.- Dice mientras los llena hasta el borde.

Los tres hombres se toman sus chupitos y se quedan mirando luego a la muchacha. Esta, al verlos se toma el suyo también entre vitoreos de sus acompañantes. Luego los llenan de nuevo, y luego otra, así terminan tomando 5 chupitos cada uno. Silvia ya siente los efectos del alcohol que lleva en el cuerpo, no está muy acostumbrada a beber y eso se nota, hasta ha empezado a reírse sin motivo. Por suerte, eso la está ayudando también a sobrellevar la situación un poco.

-Tengo ganas de que me la chupes otra vez, preciosa.- Dice el joven a la vez que aparta la mesa a un lado. -Quiero que vengas gateando a mi y me la comas.

La chica, tambaleándose un poco, se pone a gatear hasta donde está el joven, sigue teniendo en la cabeza las amenazas de hacerle daño si no obedece así que se coloca a cuatro patas entre las piernas del joven, agarra su pene y empieza a masturbarlo. Unos momentos más tarde comienza a lamer ese trozo de carne para terminar metiéndosela en la boca. Esta vez el joven no hace ningún movimiento, simplemente se limita a observarla mientras ella hace todo el trabajo.

A todo esto, el calvo se coloca detrás de ella y comienza a acariciarle el trasero. Con sus manos recorre sus nalgas, sus piernas y la parte baja de su espalda, hasta donde llega su falda, luego le baja las bragas hasta las rodillas y sigue acariciándola un rato más, pero esta vez más íntimamente.

Recorre con sus dedos su vagina y su clítoris, haciendo que la muchacha vuelva a excitarse de nuevo. Entonces introduce su dedo anular en el interior de su vagina y comienza a moverlo dentro de ella. La muchacha sigue haciendo su trabajo en el pene del joven, metiendolo en su boca, lamiéndolo y haciendo que se ponga cada vez más y más duro, el rostro del joven se va moldeando por el placer que la chica le está dando.

Cuando el dedo del calvo está bien empapado, lo saca de la vagina y lo mete lentamente en el culo de la muchacha. Silvia se estremece ante eso ya que no se lo esperaba, trata de seguir con su mamada a pesar de la incomodidad que le hace sentir esa invasión. El calvo comienza a mover el dedo dentro de su trasero, echando saliva de vez en cuando hasta que la muchacha se ha acostumbrado a tenerlo ahí. Entonces se dispone a meter un segundo dedo. Tener dos dedos en su hoyo trasero empieza a producirle algo de dolor a la muchacha, aunque de momento es soportable.

-Relájate tanto como puedas y trata de no forzarlo, así te dolerá lo mínimo posible.- Le dice el joven entre jadeos de placer.

Silvia sigue comiendo rabo, haciéndolo lo mejor que puede, mientras esos dos dedos la invaden por su puerta trasera. Poco a poco el dolor va remitiendo, al mismo tiempo que la chica se va relajando. Entonces el calvo saca los dedos y echa una gran cantidad de saliva en el ano de la muchacha.

Acto seguido se incorpora, coloca su duro pene en la entrada del agujero trasero y comienza a abrirse paso lentamente. La muchacha comienza a sentir dolor, de modo que detiene su trabajo en la polla del joven, se la saca de la boca y apoya su cara en las piernas del muchacho. Lentamente el pene del calvo penetra el ano de Silvia hasta que llega a la mitad, luego empieza a entrar y salir lentamente entre quejidos de dolor de la muchacha y suspiros de placer del hombre que la penetra. Él le agarra fuertemente las nalgas, casi hasta clavarle las uñas y las separa para tener fácil acceso al agujero ese que le estaba dando tanto placer. El joven, a su vez, agarra a la chica por el pelo y la obliga a meterse de nuevo la polla en la boca.

-Vamos, céntrate en chupármela y verás como enseguida dejas de pensar en si te duele o no el culo.

Así lo hace, comienza a comerse entera la polla del joven, centrándose totalmente en eso con la intención de no pensar en lo que está sucediendo detrás de ella. Tanto se dedica a ello que el joven no tarda en empezar a gemir. Unos segundos más tarde la boca de Silvia ya se esta llenando de leche que ella trata de tragar con todas sus fuerzas.

Al terminar vuelve a apoyar su cara en las piernas del joven dispuesta ya a recibir lo que le venga en su culo. Es entonces cuando se da cuenta de que la polla del calvo ya entra y sale completamente de su culo, aún le duele un poco pero ya era mucho más soportable.

Unos minutos más tarde es el calvo el que empieza a gemir fuertemente. La vez que Silvia había hecho sexo anal con su ex no había llegado a recibir leche en su culo ya que le dolía mucho y le hizo parar, así que esta será la primera vez que sienta una corrida en su recto, cosa que no se hace esperar mucho.

Entre gemidos, el calvo comienza a descargarse en el interior del culo de la muchacha. Ese pene no deja de moverse dentro de ella, pero gracias a la leche que suelta, el dolor ha terminado completamente. Por fin termina de correrse y la saca de su culo, dejándola con la sensación extraña de sentir el esperma caliente dentro de ella y la liberación de ya no tener el ano apretado por una polla.

-Ahora quiero que te tumbes en el colchón, boca arriba.- Le dice el joven casi de inmediato. -No podemos dejar que ese agujerito se cierre o te dolerá de nuevo.

Ella obedece a la vez que el joven y el barbudo se levantan del sofá. El barbudo tira de ella hasta el borde del colchón, haciendo que su cabeza quede colgando fuera de este, luego le baja las mangas del vestido y los tirantes del sujetador, dejando sus preciosos pechos al descubierto. A su vez, el joven se acerca entre sus piernas, las levanta completamente y luego las echa hacia ella.

-Sujetate las piernas.- Le dice

Ella obediente agarra sus piernas a la altura de las rodillas, quedando completamente doblada y dejando sus dos agujeros completamente a disposición del joven que ahora la está limpiando un poco con un pañuelo de papel.

Entonces el barbudo tira la cabeza de la chica para atrás totalmente y coloca la punta de su pene en su boca. Silvia abre la boca sin saber muy bien como acogerá ese gran pene y se queda totalmente inmóvil. El pene del barbudo comienza a introducirse lentamente mientras él se apoya en sus pechos con las dos manos. Casi al mismo tiempo el pene del joven empieza a abrirse paso en su trasero.

Silvia ya casi no siente dolor en el ano, gracias al esperma que aún queda de antes y al líquido preseminal que va soltando el joven. Al mismo tiempo el gran pene que tiene en la boca la penetra sin reparos, en esa postura tiene más libertad para entrar y salir y puede sentir como llega a penetrar más allá de la campanilla. El uno tira de sus pechos, a la vez que el otro tira de sus caderas, y los dos penes terminan por adquirir un ritmo igual que parece hasta ensayado.

En esa posición, lo único que ve la muchacha son unos testículos que se acercan y alejan de ella, hasta llegar a chocar contra su nariz, solo puede aprovechar los momentos en los que el pene está fuera para respirar y lo único que se atreve a hacer con las manos es sujetar sus piernas lo más arriba posible, tratando de que su culo quede tan abierto como sea capaz.

Entre todo eso, el joven empieza a jugar con su clítoris, haciendo que la muchacha empiece a excitarse de nuevo. Ella no comprende cómo puede estar excitándose en esa situación, pero así es, su cuerpo reacciona lentamente, su vagina se humedece y su culo ya no le duele para nada, hasta empieza a sentir placer ahí también.

Unos minutos más tarde Silvia ya está gimiendo de nuevo, a pesar de tener una polla violándole la garganta esos gemidos se escuchan y eso hace que el barbudo termine de excitarse y comience a gemir también. En esta ocasión la muchacha está asustada, ya que tiene la polla esa tan adentro que le da miedo atragantarse ante la leche que está apunto de soltar.

Finalmente comienza a correrse, y la muchacha siente una sensación muy extraña en su boca. La leche está pasando directamente a su esófago sin pasar por la boca, es algo que nunca había sentido. Tiene la polla tan metida en su garganta que ni siquiera tiene que esforzarse en tragar, solo necesita aguantar la respiración y la leche va pasando directamente adentro.

Finalmente, cuando ya tiene la boca libre, solo siente lo que tiene metido en el culo, y los habilidosos dedos jugando con su clítoris e introduciéndose en su vagina. Siente cada vez más placer y acaba por tener un orgasmo que la sorprende.

En ningún momento de su vida llegó a creerse que se pudieran sentir orgasmos teniendo sexo anal, aunque ahora mismo lo atribuye al buen servicio que le ofrecen en la vagina al mismo tiempo. Un momento más tarde es el joven el que le está llenando de esperma por el ano. Cuando termina, mira a su alrededor y se da cuenta de que el barbudo está solo sentado en el sofá.

-Ahora vas a ser tu la que se meta la polla esta en el culo. Pero primero chupasela un poco más para que se le vuelva a poner del todo derecha- Le dice el joven a la chica.

La chica se lo queda mirando asustada, no tiene dudas de que eso le va a doler, pero un pequeño empujón por parte del joven le hace ver que no tiene más remedio. Se acerca al sofá, se arrodilla y comienza a chupar ese gran pene que ahora está medio flácido. No tarda mucho en volver a estar dura, así que la chica se levanta y se queda mirándola con temor.

-Vamos preciosa, date la vuelta y metetela en ese culito delicioso que tienes.- Le dice el barbudo para sorpresa de la chica.

Ella obediente se pone de espaldas, agarra el pene pasando la mano entre sus piernas y lo dirige a su entrada trasera. Una vez que la punta ya empieza a entrar, estira su cuerpo tanto como puede y poco a poco se va dejando caer, sintiendo como cada centímetro de carne va entrando por su puerta de atrás.

Le duele, aunque no mucho, se siente rellena por dentro, pero cuando quiere darse cuenta, se encuentra totalmente sentada en las piernas de ese hombre. Se queda quieta unos segundos para tratar de que su cuerpo se adapte al gran miembro que tiene metido por detrás.

Entonces empieza a moverse arriba y abajo, primero lentamente pero aumentando poco a poco el ritmo. Hasta que, al cabo de unos minutos, el barbudo le agarra las nalgas y comienza a marcar el ritmo de sus movimientos. El tiene las piernas juntas y la chica lo cabalga cada vez más rápido.

Pero de pronto le traen más trabajo, el calvo se pone frente a ella y le agarra la cabeza dirigiéndola a su pene. Silvia enseguida entiende lo que quiere y comienza a chupársela sin dejar de mover sus caderas arriba y abajo. La muchacha apoya sus manos en las caderas del calvo mientras le come la polla lo mejor que puede, ya que quiere que este termine lo más rápido posible para poder centrarse en lo que pasa en su culo.

Y así es como el calvo comienza a gemir de nuevo, totalmente complacido por la bien que se la está chupando en esta ocasión. No tarda mucho en volver a correrse, llenando la boca de la muchacha de leche que ella traga sin parar. Una vez termina, Silvia se incorpora de nuevo y vuelve a centrarse en cabalgar al barbudo.

Echa su cuerpo para atrás, levanta sus piernas y apoya los pies en las piernas del hombre que tiene debajo y en esa posición comienza a moverse cada vez más rápido. Pronto empieza a sentir placer en su ano, y esta vez nadie le está haciendo nada más, al mismo tiempo que los jadeos del barbudo se aceleran cada vez más. Entonces él le agarra fuerte las caderas haciendo que la chica no pueda moverse. En cuanto Silvia se queda inmóvil con medio pene metido en su culo, es el hombre el que empieza a mover sus caderas.

Pronto ese pene está penetrando a la chica tan deprisa que el placer la invade por completo, esta vez no hay duda, está apunto de correrse por una polla metida en su culo. Y así es, su cuerpo se estremece por completo, sus gemidos se incrementan y comienza a correrse.

Tan fuerte es la corrida que su coño empieza a soltar chorros de flujo vaginal que llegan hasta el colchón que hay frente al sofá. Pero en ningún momento el barbudo frena su ritmo, sigue bombeando su pene dentro de la chica sin parar, cosa que le provoca un multiorgasmo que dura varios minutos. Una vez tras otra sus orgasmos se suceden, soltando flujos todo el tiempo que empapan la entrepierna del hombre que la penetra.

Finalmente es el barbudo el que empieza a gemir bien fuerte. No tarda mucho en empezar a soltar leche que brota de su ano mezclándose con los flujos vaginales de la chica. Al sentir toda la leche dentro de sí, la chica tiene un último orgasmo tan grande que termina por desmayarse. Su cuerpo queda totalmente tirado encima del barbudo y con su polla aun metida entera dentro de ella.

Entre el calvo y el joven la levantan y la dejan sentada en el sofá, entonces le echan un poco de agua fría lo cual hace que la muchacha se despierte de nuevo. Primero totalmente confusa y poco a poco ya va asimilando lo que acaba de pasar. Resulta que acaba de tener, de nuevo, el mejor orgasmo de su vida, y ese orgasmo ha sido cuando le violaban el culo.

-Pegate otra ducha, preciosa, que aún queda mucha tarde por delante.- Le dice el joven a la chica.

Silvia se dirige como puede hasta el cuarto de baño, se quita lo que le queda de ropa y se mete en la ducha. No puede dar crédito a lo que le está pasando y de nuevo se pone a reflexionar sobre ello. Llevan todo lo que va de dia violándola por todos sus agujeros, la han rellenado de esperma como un pavo en acción de gracias, pero lo peor de todo es que no para de disfrutar con todo ese sexo.

De nuevo no puede evitar sentir asco de sí misma, se siente como una puta asquerosa que follaría con quien fuera. Ahí estaba siendo violada por todos sus agujeros por tres desconocidos, sin contar al repartidor de la comida y aún así se corre como nunca se ha corrido. Casi está dispuesta a olvidarse de todo y simplemente disfrutar de lo que le ofrecen, ya que al parecer, tampoco puede evitarlo.

Finalmente sale de la ducha y sus tres acompañantes la están esperando con otra copa de alcohol, entonces se da cuenta de que realmente aún está algo afectada por los chupitos de antes. Se sienta de nuevo en el colchón sin esperar la aprobación de sus violadores y se bebe esa copa con deseo, ya que para ella, en ese momento, es lo que le está salvando la vida.

-¿Cómo te encuentras Silvia?- le dice el joven mientras bebe.

-Cansada,- dice ella totalmente seria.

-Pues ánimo que aún queda mucho por hacer.- responde entre las risas de todos.

-No se ya que mas podeis hacerme, ya me habéis rellenado por todos los agujeros.- contesta con un tono severo.

-Pues lo siguiente será que vas a follar con los tres a la vez ¿Que te parece?

-¿Que? ¡Me vais a destrozar!- exclama Silvia con los ojos como platos.

-Tranquila preciosa, verás que sí se puede.- le contesta con un tono tranquilo y amigable.

Después de unos minutos y de una segunda copa, el joven portavoz se tumba en el colchón boca arriba.

-Ponmela dura y luego follame.- Le dice a la muchacha.

Silvia suelta un suspiro de cansancio, se acerca a él y comienza a chuparle la polla hasta ponersela bien dura.

-Ahora metetela en el coño, y ponte mirando hacia mi.

Ella obedece, se pone encima de él y se introduce el miembro en su vagina. Él la obliga a recostarse hacia adelante y no tarda mucho en aparecer el calvo por detrás, que sin más dilación coloca la punta del miembro en su culo. Silvia ya lo tiene totalmente dilatado así que ahora entra con facilidad, y cuando lo tiene dentro los dos chicos empiezan a moverse dentro de sus entrañas.

La sensación que tiene ahora al ser penetrada por sus dos agujeros vuelve a ser una novedad. Se siente completamente llena por dentro, puede sentir como los dos penes se mueven provocando un desastre de sensaciones en su entrepierna. Enseguida aparece el barbudo que se pone de rodillas frente a ella y le entrega el pene para que empiece a comer.

Ahora si que ya no sabe que hacer, los tres hombres se la están follando al mismo tiempo por cada uno de sus agujeros, por un lado su cuerpo reacciona a lo que es natural, la sensación de dos penes entrando por debajo. Por otro se siente más sucia de lo que se ha sentido hasta ahora.

La tratan como a una muñeca con agujeros a los que penetrar. Ahora, más que en todo el día, se siente como un trozo de carne con el que juegan esos hombres. Tanto es así que de nuevo empiezan a brotarle lágrimas en los ojos, a pesar de la excitación que siente su cuerpo, su sentimiento de humillación es más fuerte y llora sin emitir ningún ruido. La gran polla que tiene en la boca tampoco se lo permite.

Un buen rato están así hasta que el calvo comienza a gemir, pues parece que está apunto de correrse, estos tipos parecen insaciables. Finalmente le rellena el culo con su leche sin dejar de empujar bien adentro de ella.

-Ahora date la vuelta y metete mi polla por el culo.- Le dice el joven a la chica en cuanto han terminado.

Silvia obedece, se da la vuelta y se ensarta esa polla por el culo. Ahora es el barbudo el que se acerca insertando su aparato en su coño, que de nuevo encaja a la perfección igual que había hecho en la mañana. El calvo, por su lado, se acerca a su cara, le tira la cabeza a un lado y le mete la polla en la boca sin esperar siquiera a que ella la abra.

De nuevo tiene tres pollas en sus tres agujeros, pero cada vez el placer y la excitación van haciendo presa de ella. Acaba por correrse a pesar de la humillación. Poco después es el joven el que se pone a gemir desesperado, para terminar corriéndose también en el culo de la muchacha.

Ahora el calvo se sienta en el sofá, haciéndole gestos con la mano a la chica para que se acerque a él. Silvia enseguida entiende lo que quiere y se pone encima de él, metiéndose su polla en el coño. Acto seguido el barbudo se acerca por detrás y se la clava entera en el culo mientras el joven se acerca por detrás del respaldo para metersela en la boca. Los tres siguen follando sus tres agujeros por unos minutos más. Le provocan a la chica un par de orgasmos más hasta que, en esta ocasión, es el barbudo el que se pone a gemir y le termina de rellenar el culo con su leche.

Una vez termina, Silvia se queda sentada en el sofá, pero aún no ha terminado todo. El joven se pone entre sus piernas, se la mete entera, pone las manos de ella alrededor de su cuello y le agarra las piernas.

-Sujetate fuerte a mi.- Le dice

Ella obedece y él la levanta en volandas quedando los dos de pie y su polla metida en el coño. Por detrás se acerca el calvo que se la clava sin más en el culo. Una vez la tiene dentro, el joven la deja caer y la pobre muchacha queda sujeta solo por las dos pollas que tiene metidas dentro y sus brazos aferrados al cuello del muchacho.

Este simple gesto hace que la chica sienta esos dos penes totalmente dentro y le provoca otro orgasmo. Ambos se la follan impacientes durante unos minutos en esa postura. Primero es el calvo el que se corre en su culo, luego la suelta y la deja sola con el joven. El joven se la folla por unos minutos más hasta que también se corre, esta vez en su coño. De nuevo, la sensación del esperma entrando en su vagina le provoca otro orgasmo a la muchacha, que ya está fuera de sí. Tiene la mente totalmente en blanco.

-Vete a duchar de nuevo que voy a ir a pedir la cena, para cenar si que tendremos pizza.

Silvia ni siquiera entiende cómo puede mantenerse en pie, se sienta en la ducha para lavarse porque casi no le quedan fuerzas. No solo por el ejercicio de tener sexo sino por el desgaste de la cantidad de orgasmos que ha tenido durante el día. Su mente ya no piensa, prefiere no hacerlo, simplemente se lava mecánicamente y vuelve junto a los chicos que la esperan en el sofá.

-Pon mas bebidas preciosa, igual que antes, whisky con hielo para nosotros y lo que quieras para ti.

Así lo hace, sirve las bebidas y se sienta en el colchón para bebérsela esperando que la dejen quedarse ahí por un rato. De nuevo se ponen los tres a comentar lo bien que se lo están pasando con ella, y ahora hacen referencia a la "fiesta de después de cenar". No sabe en qué consiste dicha fiesta pero no puede ser peor que lo que ya le han hecho, así que ni se molesta en pensarlo. Realmente no piensa nada, hace rato que ha dejado la mente en blanco y se limita a esperar lo que vendrá.

Finalmente suena el timbre anunciando que ha llegado la cena, de nuevo se levanta el barbudo y el joven se acerca a ella.

-Vamos a hacer lo mismo que al mediodía.- Le dice

Así que ahí se encuentra, atada de manos, con los ojos vendados, y esta vez, totalmente desnuda. De nuevo escucha como el repartidor entra en la sala y se sorprende ante el espectáculo. Le dan las mismas indicaciones que al chico que ha venido a traer la comida, pero en este caso, el repartidor ni se molesta en preguntarle a ella. Simplemente se baja los pantalones y le acerca la polla a la boca a la muchacha.

Ella abre su boca y el muchacho comienza a follarsela metiéndole todo su pene hasta la garganta. Aferrado al pelo de la chica, el repartidor empieza un frenético movimiento, que se acelera cada vez más. Silvia de nuevo quiere que eso termine cuanto antes, así que vuelve a usar su lengua lo mejor que sabe para que el chico termine lo antes posible.

Después de unos minutos de recibir pene en la boca, la chica siente como el muchacho empieza a gemir, una vez más le va a tocar tragarse la leche de un desconocido del que ni siquiera conoce el aspecto que tiene. No se hace esperar mucho más, la leche empieza a brotar de ese polla que tiene en la boca. Suelta bastante leche así que el esfuerzo que tiene que hacer por tragarlo todo es mayor aún.

En cuanto termina, el muchacho se sube de nuevo los pantalones y se marcha diciendo que tiene que volver al trabajo. De nuevo le quitan las esposas y la venda de los ojos, esta vez la invitan a sentarse en el sofá a comer, el joven se sienta en el colchón y los otros dos hombres a los lados de la chica. Comen tranquilamente pizza acompañada de cerveza. Silvia está muy hambrienta por todo el desgaste que le supone lo que está haciendo en ese día y prácticamente se come una pizza familiar entera acompañada de 3 botellines de cerveza.

-Descansa ahora, tanto como puedas, porque lo que viene luego va a ser difícil.- Le dice el chico joven.

-¿Pero que me vais a hacer?- Pregunta ella que ya se empieza a preocupar.

-Digamos que vamos a tener invitados.

-¿Que? ¿Invitados? Se suponía que iba a hacerlo solo con vosotros, y ya he tenido que contentar a los repartidores ¿Que más toca ahora?.

-Lo que se suponía, era que vas a hacer todo lo que te digamos.- Responde calmada pero severamente- Y eso es lo que vas a hacer. Y ya que tanto te interesa, vamos a cobrar entrada por follarte, ni siquiera nosotros sabemos cuántos van a ser. Ahora tómate otra copa, que te hará falta.

Silvia se encoge mientras le preparan otra copa, de nuevo siente que ya no le quedan lágrimas, ni siquiera le quedan fuerzas para pensar en lo que va a pasar, está dispuesta a dejar que pase lo que sea y mañana será otro día. Cuando le dan su bebida se la toma casi de un trago y se tumba en el sofá, en posición fetal, tanto se relaja que hasta se queda dormida.

-Vamos, despierta, ha llegado la hora.- La voz del joven saca a Silvia de su sueño.

Ni siquiera sabe cuánto tiempo ha pasado pero la muchacha se levanta del sofá sintiéndose algo más descansada. De nuevo la obligan a ponerse de rodillas en el colchón y le vendan los ojos, pero esta vez le dejan las manos libres.

-No se te ocurra destaparte los ojos para nada Silvia, simplemente limitate a hacer lo que te digan y todo irá bien.

El silencio se hace de nuevo en la sala, cuando de repente escucha como la puerta se abre frente a ella y un murmullo de voces masculinas empiezan a invadir la habitación. La mayoría exclamando lo bonita que se ve la chica y previniendo cuanto se van a divertir con ella. El murmullo cesa finalmente para dejar paso únicamente a la voz del chico joven.

-Bienvenidos a todos, me alegra de que hayáis venido y espero que os lo paseis bien esta noche. Las normas para la primera parte son bien sencillas. Podéis follarosla uno a uno, por el coño, el culo o la boca hasta que os hayáis corrido una sola vez. Después, con el tiempo que nos quede, ya podreis usarla entre varios.

-No podéis pegarle, morderle, ni dejarle ningún tipo de marca en el cuerpo, tratad bien a la chica y vereis como ella se portará bien con vosotros. Está terminantemente prohibido quitarle la venda de los ojos. Cada uno tiene un papelito con un número, iréis pasando por orden del número así que estad atentos a vuestro turno u os jodereis vosotros en vez de joderla a ella.

Todos empiezan a reír ante la estúpida broma mientras Silvia trata de prestar total atención a lo que llega a sus oídos. Por el ruido que hacen está segura de que son más de 10 personas, tal vez incluso 20. Finalmente decide que es mejor no pensar en ello, lo único que puede hacer es desconectar su mente hasta que esa horrible noche que le espera haya terminado. Así que ahí se queda, esperando a que llegue el hombre con el número 1.

Pronto siente como se hunde el colchón frente a ella, señal de que alguien más estaba sobre el. Siente una mano ponerse en su cabeza y la punta de un miembro semierecto acariciarle los labios. Ella abre la boca para recibir ese pene que se introduce sin miramientos casi por completo.

Ella empieza a chuparla sintiendo como termina de endurecerse dentro de su boca. Una vez termina de endurecerse, aquel hombre la saca de su boca y de un empujón la obliga a ponerse a cuatro patas. Él se pone detrás y se la clava entera en el coño de un solo empujón.

Ahí se pone a moverse dentro de ella cada vez más rápido y ella de nuevo siente como su excitación aumenta lentamente. Pasa un rato follándosela bien duro hasta el punto en que ella ya se humedece bastante. Finalmente el chico empieza a gemir y se corre dentro de su coño. Para después apartarse de ella.

-Tomate este chupito.- Le dice la voz del joven mientras le pone un vaso de chupito en la mano.

Ella se lo toma sin rechistar mientras siente cómo le limpian la vagina con papel. Un momento más tarde se acerca el siguiente hombre. Este se la obliga a ponerse boca arriba, le levanta las piernas y se la mete directamente en la vagina. Ella ya está húmeda así que le entra con total facilidad.

Unos minutos más tarde, Silvia no tiene más remedio que rendirse al placer y tiene un orgasmo con la polla de aquel desconocido penetrándola. Una vez que termina de correrse la chica, él la saca de su vagina y se la mete en la boca entera. La chica puede sentir perfectamente el sabor de sus flujos fruto de la corrida que acaba de tener. No pasan ni dos minutos hasta que el chico se corre en su boca mientras ella se lo traga todo completamente.

Después de otro chupito y otra limpieza rápida, se acerca el tercer chico, que le levanta las piernas hasta arriba. Primero le mete la polla en la vagina, luego la saca toda húmeda y se la mete en el culo, de nuevo la saca y se la pone en la vagina y así está unos minutos alternando entre sus dos agujeros. Finalmente termina por follarse su culo frenéticamente hasta provocarle a Silvia un nuevo orgasmo. Después de eso es él quien se corre llenandole el culo de leche.

Uno tras otro se van acercando chicos, y por cada chico la obligan a tomarse un chupito de tequila, con lo cual la muchacha ya está totalmente borracha y casi no responde ni a sus propios actos. Las pollas van llegando una detrás de otra y cada una de ellas le llena uno de sus agujeros de esperma. A la vez que Silvia se va corriendo una vez tras otra.

En esa noche, la muchacha tuvo la oportunidad de probar todas las posturas sexuales que se les ocurrían a los chicos, hasta el 69 le hicieron provocándole también otro orgasmo a la vez que le llenaban la boca de leche. Hasta que finalmente dejaron de venir los hombres.

-Bien chicos, espero que a todos os haya gustado, aun nos quedan un par de horas, así que ahora podéis disfrutar de ella libremente, siguen las normas de no hacerle daño y de no quitarle la venda de los ojos, y porfavor, dejad que todos tengan su oportunidad, nada de acaparar.

Silvia permanecía inmóvil en el colchón, su cerebro estaba totalmente en blanco y simplemente se dejaba hacer, parecía una muñeca. Entonces sintió como dos hombres la levantaban en volandas y la colocaban encima de un tercero. Ella buscó el pene de este con las manos y se lo metió en la vagina. Otro la obligó a recostarse adelante y le metió la polla por el culo y ahí es donde ya perdió la noción de lo que sucedía a su alrededor.

Pollas distintas iban pasando por sus tres agujeros y la iban llenando de leche. Todo el rato la iban cambiando de postura pero siempre tenía al menos dos pollas metidas en sus agujeros. Ella también iba teniendo orgasmos de vez en cuando que siempre eran vitoreados por sus violadores.

Ahora del derecho, ahora del revés, en el colchón y en el sofá, uno tras otro le van penetrando su cuerpo sin ningún tipo de clemencia. Silvia ya no tiene ni fuerzas para mantenerse, simplemente se deja hacer aprovecha para disfrutar cada vez que tiene un orgasmo.

Finalmente acaban por anunciar el final de la noche, todos los hombres desaparecen de su alrededor. Más tarde le quitan la venda de los ojos y se encuentra sola con el chico joven. Su cuerpo está totalmente dolorido y cansado. Su estómago se siente lleno, como si se hubiera dado un festín, por la cantidad de esperma que ha tragado esa noche. Siente una sensación extraña en la vagina y el ano de tantas pollas que han pasado por ahí.

Entonces se da cuenta de que el chico joven está sentado al lado de ella, con una jeringa en la mano. No puede casi ni moverse así que solo se deja hacer cuando él le clava la jeringuilla en el brazo y la vacía dentro de sus venas. Pronto pierde la consciencia.

Cuando despierta se encuentra en el hospital, totalmente confusa trata de entender qué hace ahí. Mira a su alrededor y encuentra a su madre sentada a su vera.

-¿Mama?- Pregunta cómo puede.

-¿Hija qué te pasó ayer?- exclama la madre preocupada.

-¿Porque?

-Te encontraron inconsciente, tirada en la calle, como no despertabas te trajeron al hospital, tenías un montón de alcohol en la sangre.- la preocupación se siente en cada una de sus palabras.

-Ayer... ayer... no recuerdo nada de lo que hice ayer- Pronto se echa a llorar al darse cuenta.

-Tranquila hija, lo importante es que estás a salvo, ahora estás conmigo.

-Mama, pero es que no recuerdo nada ¿Qué pasó ayer?- Ahora ya estaba llorando totalmente preocupada.

-No lo se hija, pero relajate, que ahora estás a salvo.- Ahora la madre echaba a llorar también.

Los médicos atribuyen la pérdida de memoria de Silvia al exceso de alcohol que tiene en sangre. Silvia nunca recordará nada y seguirá con su vida como si nada, solo que ahora tiene un nuevo interés por el sexo, incluido el sexo anal, que no sabe de dónde le sale. Finalmente el chico tenía razón cuando dijo que al día siguiente no lo iba a recordar.

FIN