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La hermandad de las animadoras

en Orgías

Empieza el curso universitario. Es tiempo de conocer gente, de estudiarse el cuadro de asignaturas, y de la pruebas de acceso a las hermandades. Hay una en concreto, no sabría decir cuál es su nombre, porque todo el mundo la llama la hermandad de las animadoras. No es que todas las chicas de esa hermandad sean animadoras, las hay que no lo son, pero uno de los requisitos para entrar al grupo de animadoras es pertenecer a esa hermandad. Todas las chicas quieren pertenecer a esa hermandad pero tienen un proceso de selección muy difícil y que nadie conoce. Todas las chicas que participan en él, firman un contrato legal donde se comprometen a no revelar ningún detalle sobre lo que pasa en las pruebas de acceso, de lo contrario, las expulsarían de la universidad, o incluso podrían multarlas.

Yo, me llamo Carlos, tengo 22 años y hace 2 que soy del equipo de futbol americano de esta universidad. No tengo novia ni quiero tenerla, cosa que me permite centrarme en mis estudios y disfrutar cuanto quiera en las fiestas universitarias (ya me entendéis jejeje). Gracias a eso fue como entre a formar parte de esto.

Un buen día, estaba hojeando los libros que acababa de comprar para las clases recostado en un árbol del jardín del campus, cuando se acerco una de las jefas de la hermandad de las animadoras. Es curioso lo de esa hermandad, porque a pesar de ser la hermandad de las animadoras, una de las normas que tienen es que las jefas no pueden ser animadoras. Supongo que de ese modo, en vez de ser la hermandad de las animadoras, son las animadoras las que pertenecen a la hermandad. Cuando la vi acercarse, pensé que vendría a echarme la bronca por haberme acostado con ella en la fiesta de verano y no haberla vuelto a llamar, pero en vez de eso, me sorprendió con una propuesta.

-Hola guapo.- La alegría con la que me saludo sirvió para calmarme

-Hola.- Le respondí con precaución.

-Tengo una propuesta que hacerte.

-Vaya, vas directo al grano tu.

-Sí, bueno, es que tengo prisa. Este fin de semana hacemos las pruebas de acceso de la hermandad ¿Quieres participar?

-¿Que tengo que hacer?

-Eso no puedo decírtelo, solo puedo decirte que estarás ocupado des del sábado a las 10 de la mañana hasta el domingo a las 10 de la noche, y que tienes que venir bien limpio y arreglado.

-Está bien, este finde no tengo ningún plan, así que iré.

-Muchas gracias guapo.- Dicho esto me planto un beso en los labios y se fue por donde había venido.

-Espero que estés en forma.- Dijo mientras se marchaba.

¿Que habría querido decir? Claro que estaba en forma, todos los días iba al gimnasio sin falta, no podía perder mi puesto en el equipo de futbol. En los días siguientes, quise asegurarme de que era verdad lo de las pruebas, así que me puse a investigar. Estuve preguntando a la gente y escuchando conversaciones, sobre todo entre las chicas de primero. En un par de días había podido escuchar tres conversaciones de tres chicas diferentes diciendo que ese fin de semana iban a estar ocupadas con las pruebas para la hermandad de las animadoras, así que era cierto. Pasaron los días y mi curiosidad iba en aumento, las pruebas de acceso de esas chicas son un verdadero misterio, sé de alguno del equipo que ha participado, pero nunca hablan de ello, por fin iba a saber que sucede ahí dentro durante ese fin de semana.

Finalmente llegó el sábado, esa noche me había acostado pronto para estar en mi mejor forma. A las diez menos cinco estaba en la puerta de la casa de la hermandad de las animadoras, me sorprendió mucho ver que todas las persianas estaban completamente bajadas. Toqué al timbre y la puerta se abrió al instante, al otro lado había dos chicas vestidas con túnicas del color de la hermandad y con unas capuchas puestas, también había una cortina negra que no permitía ver más allá del recibidor.

Me hicieron pasar sin dejarme decir nada y cerraron la puerta quedando un momento a oscuras. Acto seguido abrieron la cortina y me quede muy sorprendido al ver la decoración de ese salón. La última vez que estuve aquí fue por la fiesta de verano y no parecía el mismo salón. La única luz que había era la de un montón de velas que estaban por todas partes. Todo alrededor estaba lleno de sillas y sofás y seis grandes telas colgaban del centro del techo hasta las paredes y de ahí bajaban mostrando el escudo de la hermandad. En una esquina había un cubículo parecido al probador de una tienda de ropa y en medio de la sala, la misma chica que me había ofrecido participar, estaba esperándome vestida con la misma túnica que las chicas de la entrada. Me dio una bolsa de papel con un 12 escrito y con ropa dentro.

-Quítate toda la ropa y ponte esto, todo lo que lleves lo metes aquí y mañana te lo devolveré.- Decía esto mientras me acompañaba hasta el cubículo de la esquina.

Me metí en el cubículo y descubrí que por dentro también parecía un probador, había una banqueta en una esquina y un gancho para colgar la ropa. Saqué lo que había en la bolsa, era una túnica parecida a las de las chicas pero de color negro y una especie de pasamontañas de tela fina. Me cambié de ropa y me sorprendí de lo cómodo que era el pasamontañas, en realidad parecía que no llevabas nada. Puse mis cosas en la bolsa y volví a salir. En ese momento, sonó el timbre, pude oír como la puerta se abría y se cerraba de nuevo, y la voz de una de las chicas diciéndole a alguien que se esperara. Parecía que estaban dispuestas a proteger la identidad de cada uno. La misma chica que me había dado la bolsa, me la cogió de nuevo, y me acompaño a la sala de juegos mientras me decía.

-Tendrás que esperar un rato con los demás, tienes prohibido quitarte la capucha en todo el fin de semana. Recuerda el número de tu bolsa. Y si haces todo lo que te digamos, te lo vas a pasar mejor que nunca.

La sala de juegos también estaba llena de velas, ya estaban esperando once chicos más, de ahí que yo tuviera el doce. Todos iban vestidos igual que yo así que era imposible diferenciarlos, a no ser por la altura. Nos quedamos ahí esperando mientras iban llegando más chicos. Todos nos preguntábamos que es lo que íbamos a tener que hacer pero nadie parecía tener ni idea. Cuando llegó el que hacía 30 la chica se quedó en la habitación, nos pidió silencio y se dispuso a hablar.

-Muy bien chicos, explicaros ahora todo lo que vamos a hacer estos dos días sería muy largo. Pero puedo deciros que habrá mucho sexo ¿Alguien tiene algún problema o inconveniente que le impida pasarse el fin de semana entero follando?

Evidentemente nadie tenía ningún problema con eso, así que la chica se puso a repartir bolígrafos y papeles a todos.

-Tenéis que leeros lo que pone en el papel y lo firméis, no sirve que lo firméis solo, es importante que entendáis lo que pone.

Básicamente, el papel decía que teníamos prohibido decir nada de lo que pasaría ahí para el resto de nuestras vidas, bajo penda de expulsión y multa. Una vez habíamos firmado todo, la chica dio dos palmadas y entraron dos compañeras suyas llevando una mesa con ruedas que nos dejó a todos perplejos. En la mesa había un cuenco enorme lleno de marihuana, otro con cigarrillos, papel de fumar, mecheros y mucho alcohol de todas las clases. Nuestra anfitriona habló de nuevo.

-Hay mesas como esta en todas las habitaciones, podéis coger lo que queráis, y si en alguna se termina algo, decidlo y pondremos mas, mientras estéis haciendo las pruebas, podéis pedirle a cualquiera de las chicas que os preparen porros o bebidas y os lo darán. Para recompensar vuestro esfuerzo, el fin de semana que viene, habrá una fiesta privada con las chicas de la hermandad y vosotros, nadie más podrá asistir.

Esas palabras de nuestra anfitriona arrancaron una ovación entre los presentes, incluido yo. Ella agradeció nuestros aplausos y se marchó de nuevo. Yo no daba crédito a lo que estaba pasando, por lo visto iba a pasarme el fin de semana entero follando y como agradecimiento iba a estar en una fiesta privada con las chicas de la hermandad, o sea, otro fin de semana follando. Me acerque a la mesa y me lié un porro para asimilar toda esa información. Casi todos estaban haciendo lo mismo, y el que no, se estaba sirviendo algo de alcohol, la mayoría cervezas, supongo que ninguno quería estar demasiado borracho o colocado para lo que iba a suceder. Quedaba poco para que me acabara el porro cuando apareció por la puerta otra chica.

-Dejad los porros y bebidas que tengáis y haced una fila india siguiendo el orden de vuestros números.

Tardamos un poco en organizarnos ya que ninguno sabía el número de los demás. Cuando al fin lo conseguimos, nos pidió que la siguiéramos y que mantuviéramos silencio. Luego nos condujo de nuevo hasta el salón principal y nos hizo colocar en fila uno al lado del otro mirando en dirección a las escaleras que subían al piso de arriba. En las sillas y sofás que había alrededor estaban sentadas todas las chicas de la hermandad con sus túnicas y sus capuchas. Cuando estuvimos en posición, desde lo alto de la escalera comenzó a desfilar una fila de 30 chicas totalmente desnudas. No sabría decir cual estaba más buena ya que todas eran auténticas preciosidades. Las chicas bajaron la escalera sin quitarnos los ojos de encima. Miré a mi alrededor y a más de uno ya se le notaba el bulto de la entrepierna por debajo de la túnica, entonces miré hacia abajo y me di cuenta de que a mí también se me notaba. Colocaron a las chicas en fila justo en frente de nosotros, a 2 metros de distancia más o menos. Acto seguido, la jefa de la hermandad, comenzó a pasearse entre las dos filas mientras hablaba.

-Muy bien chicas, aquí empieza vuestro examen de acceso a la hermandad. A todas os hemos explicado que tipo de examen es y os hemos dado la oportunidad de echaros atrás, ahora ya no podéis recular. También habéis asegurado todas que usáis algún método anticonceptivo que os impedirá quedaros preñadas, en caso de que alguna se quede embarazada, ya sabe cuáles son las consecuencias. Estos chicos que hay aquí delante son los que os ayudarán a realizar las pruebas, así que tratadlos bien. Os dividiremos en cinco grupos, hoy haréis cuatro pruebas, y mañana, las dos mejores de cada grupo, harán la prueba final. Solo una chica de cada grupo se convertirá en hermana. En cada una de las pruebas, la ganadora se llevará 100 puntos, la segunda 80, la tercera 60, la cuarta 40, la penúltima se lleva 20 puntos y la última ninguno, pero todas tenéis que terminar la prueba aunque vayáis en último lugar o seréis eliminadas. Hay tres hermanas por grupo que serán las juezas ¿Todas lo habéis entendido bien?

Una vez que todas las chicas hubieron confirmado que entendían las palabras de la jefa, nos dividieron en grupos de 6 chicos y 6 chicas y nos llevaron a habitaciones distintas. Las demás no sé cómo serían, pero la mía casi tenía todo el suelo cubierto de colchones, era bastante grande y en las estanterías de las paredes también había montones de velas. También había tres sillas donde se sentaron las juezas de nuestro grupo, y una mesa de "avituallamiento".

-Bien chicas,- Comenzó a decir una de las juezas. -la primera prueba es la mamada, tenéis que comerle la polla a uno de los chicos, ganará la primera que consiga la leche de su chico. Tenéis la obligación de dejar que se corran en vuestra boca, pero no es necesario que os lo traguéis, los chicos tenéis que permanecer quietos y dejar que ellas hagan el trabajo. Antes de empezar ¿alguien quiere un porro o una copa?

Todos nos servimos de fumar sin excepción, incluidas las juezas. Y en cuanto estuvieron todos los porros liados, comenzó la prueba. Cada una de las aspirantes eligió su pareja, a mí me tocó una rubia de pelo largo y abundante, medía más o menos 1'70, estaba delgada pero sin pasarse, tenía unos pechos grandes, redondos y preciosos y un culo firme y respingón.

Ella misma me quitó la túnica por la cabeza y se agachó frente a mí, sin mirarme a la cara (pues tampoco la veía debido a la capucha) comenzó a masturbar mi polla medio erecta. Miré a mi alrededor y el resto de chicas estaba en su propio trabajo mientras las juezas miraban atentamente.

Debido a la excitación de mi alrededor, mi rabo terminó de endurecerse enseguida, cosa que dio paso para que mi concursante se lo metiera en la boca. Y menuda boca tenía, puso sus manos en mis caderas y comenzó a saborear mi miembro con dulzura. Jugaba con su lengua de una forma maravillosa acariciando suavemente mi glande mientras este entraba y salía del su boca. Al principio se movía lentamente pero iba aumentando el ritmo de sus movimientos a medida que aumentaba mi excitación.

El trabajo de aquella chica consiguió absorber por completo mi atención, solo esa chica entraba en mi campo de visión, solo el sonido de su boca llegaba a mis oídos a pesar de que había cinco parejas más haciendo lo mismo que nosotros. Yo observaba a esa preciosidad, agarrada a mis caderas y engullendo golosamente mi sexo. Pequeños hilos de saliva comenzaron a resbalar por la comisura de sus labios, cosa que me excitaba más aún. Los gemidos de un compañero mío me sacaron de mi hipnosis. Giré mi vista y ahí estaba la pareja de mi derecha, ella se movía a una velocidad increíble y él se puso a anunciar su inminente corrida. Pronto los gemidos de ese chico se convirtieron en gritos y se puso a soltar leche en el interior de la boca de esa chica, toda la corrida de ese chico comenzó a derramarse fuera de la boca cayendo encima de sus tetas.

El perder el primer puesto, hizo que mi compañera aumentara más aún el ritmo de sus movimientos. Eso me transportó al cielo del placer e hizo que mi excitación llegara a su límite. Anuncié mi orgasmo y casi al momento me puse a derramar toda mi leche en la boca de esa preciosidad. Al contrario que su contrincante, esta se puso a tragar todo lo que salía de mí. Parecía que mi orgasmo no iba a terminar nunca y mi compañera no parecía querer parar de chupar. Terminé de correrme y esa zorra mostró a las juezas mi última descarga de semen que se la había guardado en la boca para que vieran que era verdad que me había corrido, acto seguido se lo tragó también.

Me senté en el colchón del suelo a recuperar el aliento y me di cuenta de que casi no había fumado nada de mi porro. Pedí un mechero y me puse a fumar mientras observaba cómo los demás terminaban sus pruebas. Quedaban aún cuatro parejas por terminar, así que tenía delante de mí todo un espectáculo porno. Las juezas observaban con atención apuntando en un papel el orden de las corridas y la puntuación de cada chica.

Me quedé observando a la pareja que estaba más cerca de mí. El estaba sentado en el colchón, mientras ella, a cuatro patas, se va tragando su polla. La chica es morena y con el pelo a media melena, desde donde estoy tengo una vista perfecta de su culo redondo y suave y de su coño, me dan ganas de arrodillarme ahí detrás y clavarle entera toda mi polla, pero tengo paciencia porque sé que más tarde podré hacerlo, con ella o con otra pero podré. Me fijo en sus pechos y me sorprende lo firmes que son, a pesar de estar en esa posición, casi no se mueven.

De pronto unos gemidos masculinos distraen mi atención, es otra de las aspirantes que está a punto de terminar su prueba. El está de pie apoyado en la pared y ella de rodillas le come la polla mientras le masturba con la mano derecha. Un momento más tarde, entre la mano y la boca de la chica, comienza a gotear la leche del chico. En ese mismo instante se oyen unos nuevos gemidos des del otro lado de la habitación.

Es la pareja que yo estaba observando hace un momento, esta se guarda toda la leche del chico en la boca y la muestra a las juezas antes de tragársela.

Las dos parejas que quedan se disputan los 20 puntos que faltan. Se forma un corro a su alrededor que les anima y vitorea. Yo observo desde mi sito todo el espectáculo, tengo una vista perfecta de las dos parejas. Otra calada del porro llena mis pulmones cuando uno de los chicos anuncia su inminente descarga. Comienza a correrse mientras los demás le aplauden y le vitorean. Pronto la chica que le acompaña tiene la boca llena de leche, que deja derramar por sus tetas y su vientre.

Ya solo queda una pareja. Todos siguen a su alrededor animándoles. Una de las chicas incluso sujeta la cabeza de su contrincante y la ayuda a moverla. Parecía que estaba masturbando al chico con la cabeza de su compañera. Se la agarra con las dos manos y se pone a movérsela tan rápido como puede. La polla de ese chico entra y sale de la boca de la aspirante a gran velocidad. Finalmente el chico anuncia su orgasmo y comienza a derramar leche en la boca de la chica. Esta también decide dejar que el líquido blanco resbale por sus tetas.

-Bien,- Dijo una de las juezas casi de inmediato. -esperad aquí y ahora os avisaremos para la comida. La segunda prueba será después de comer.

Las tres hermanas se marcharon y nos dejaron solos a los 12. Nos quedamos todos desnudos fumando y bebiendo. Yo me había terminado ya mi porro, así que me preparé otro. Luego me acerqué a la chica que había llamado mi atención, la que yo observaba mientras ella estaba comiendo polla a cuatro patas. Estaba sentada en una esquina con un porro en la mano y sin hablar con nadie. Me senté a su lado y la saludé.

-Hola preciosa.

-Hola- Me dijo secamente.

-¿Te gustaría hacer la siguiente prueba conmigo? Es que te he estado mirando y estas muy buena.

Ella me miró de arriba a abajo, deteniéndose en mi paquete, y luego sonrió y me respondió.

-Claro guapo, tienes un cuerpazo y una buena polla, me encantará follar contigo.

Dicho esto nos dimos un tremendo beso con lengua que me encantó. Hay que decir que estoy bastante fuerte debido a que entreno sin parar para el equipo, pero además tengo una buena polla de 21 centímetros.

-¿Pero como sabré quien eres cuando te tenga que buscar?- Me preguntó

-Yo me acercaré a ti y te saludaré igual que lo he hecho ahora.

-De acuerdo.

Seguí fumando al lado de esa preciosidad, Y estuvimos charlando de cosas vánales, conociéndonos un poco. Por lo visto era animadora en el instituto y quiere seguir siéndolo. Por eso quiere entrar en esta hermandad. Al poco rato nos avisaron para comer. No sin antes pedirnos a los chicos que nos pusiéramos las túnicas. Fuimos al salón principal donde habían preparado una gran mesa para todos. Allí estaban las aspirantes, los chicos y las juezas de todos los grupos. Supongo que el resto de chicas de la hermandad estaban haciendo sus propias vidas, a. Aunque no lo tenía claro porque alguien había preparado la mesa. La comida era digna de un buen restaurante, de primero podíamos elegir entre pasta a la carbonara o paella, de segundo había bistec o pescado y de postre había una tarta de chocolate deliciosa. Después de comer estuvimos fumando y bebiendo un rato hasta que nos volvieron a mandar a nuestras habitaciones.

Una vez allí, la sorpresa fue máxima. Habían quitado todos los colchones y habían repartido por la habitación seis camillas de ginecólogo. Cuando estuvimos todos dentro de la sala, una de las juezas se apresuró a hablar.

-Bien chicas, en esta prueba tenéis que usar vuestros coñitos. Os tumbareis en las camillas igual que si estuvierais en el ginecólogo. Los chicos tendrán libre acceso a vuestra almeja para follar o chupar durante 1 hora entera ¿Veis esa especie de tubos con forma de embudo que hay en la parte de abajo de la cama?- No los había visto hasta entonces. -Todos vuestros fluidos caerán ahí dentro, ganará la chica que más lo llene. Los chicos, si os corréis, podéis hacerlo dentro del embudo para ayudar a las chicas a llenarlo. Chicas, elegid camilla.

Busqué con la mirada a la chica con la que había estado hablando antes de comer para ver en qué camilla se tumbaba. Disimuladamente me fui poniendo cerca de ella para que ningún otro se pusiera en mi lugar. Me moría de ganas por tocar esas tetas, que eran tan firmes que parecían de cemento. De nuevo habló la jueza.

-Chicos, podéis elegir a que chica os queréis follar, pero recordad, solo podéis metérsela en el coño, si os des-trempáis porque os habéis corrido, por ejemplo, podéis meterles la lengua o los dedos para ayudar a las chicas a que llenen más el tubo.

Antes de que la jueza terminara de hablar, me puse entre las piernas de esa preciosidad y la saludé.

-Hola preciosa ¿Te gustaría hacer la siguiente prueba conmigo?

-Que bien, no estaba segura de si eras tú.- Me respondió con una sonrisa.

Acto seguido y sin perder más tiempo le puse las manos en las tetas.

-Eh tu.- Era una de las juezas que hablaba detrás mío. -Ten paciencia que no hemos empezado aún.

Se me quedó cara de vergüenza, miré a mi compañera y estaba sonriendo, cosa que me alivió. Solté sus tetas enseguida y me quedé esperando a que dieran la salida. En cuanto la hubieron dado me arrodillé entre las piernas de la chica y me puse a comerme ese dulce bocado. Metí mi lengua entre sus labios vaginales buscando su botoncito. En cuanto lo encontré, me puse a jugar con él con toda mi pasión. Los gemidos de mi compañera aumentaban por momentos y su coño empezaba a humedecerse. Yo por mi parte trataba de usar el máximo de saliva que podía para ayudar a llenar el bote. Un momento más tarde recorrí su raja entera hasta encontrar su agujerito. Entonces me puse a hurgar en el, metiendo mi lengua lo más profundo que podía y moviéndola en círculos. Unos momentos más tarde comencé a alternar entre su pepita y su cueva, recorriendo todo el camino con mi lengua, hasta que me di cuenta de que la aspirante estaba a punto de correrse. Seguí lamiendo su almeja entera mientras se corría, dejando que sus fluidos cayeran por el embudo.

Cuando terminó de correrse levanté la vista para mirar el reloj, habían pasado 5 minutos y, por lo visto, yo había sido el único que había tenido la idea de chuparle el coño antes de empezar, también era el primero en conseguir un orgasmo de la chica.

Todos estaban ya con sus pollas metidas en sus correspondientes coños sin preparar primero el terreno.

La idea de que yo tenía la mejor táctica me animó. Así que me quité la túnica y me puse a acariciar su coñito con la punta de mi polla. Un momento más tarde, comencé a abrirme paso en sus entrañas lentamente. Eso estaba tan húmedo que mi pene entraba sin ningún tipo de impedimento, así que me puse a bombear con bastante energía, aprovechando para sobar y saborear las deliciosas tetas que tenía a mano.

Enseguida esa chica volvía a gemir como una loca, y en menos de cinco minutos volvía a correrse. Bien, más líquido para el bote. A pesar de su orgasmo no bajé el ritmo ni por un momento. Tenía la intención de dejar a esa chica totalmente deshidratada. Cuando llevábamos 20 minutos de prueba y 3 corridas de mi compañera, mi orgasmo empezaba a dar señales de vida. Traté de pensar en otra cosa para tardar un poco más, pero era inevitable, ese coño era tan delicioso que me iba a correr sin remedio. Saqué mi miembro de su interior y me corrí apuntando al embudo para que se llenara más aún.

Ella me miró algo desilusionada pensando que no podría follarla más, pero tenía más técnicas para conseguir los jugos de esa preciosidad. Volví a agacharme y le metí dos dedos en el coño. Mientras usaba mis dedos para follarme su almeja, me puse a lamerle el clítoris. Eso le provocó un nuevo orgasmo casi de inmediato. Seguí usando mis dedos y mi lengua hasta que volvía a tenerla dura. Entonces me levanté de nuevo y volví a metérsela, pero esta vez jugaba con mi dedo gordo con su clítoris mientras me la follaba.

-No veas lo bien que follas, tío.- Me dijo de repente entre gemidos.

Yo seguí invadiendo su cueva sin tregua mientras su clítoris recibía las atenciones de mi dedo. Ella se corría una y otra vez sin parar, esa preciosidad estaba disfrutando de verdad con lo que yo le estaba haciendo. Hasta llegó un punto en que me olvidé de la prueba y me dediqué a disfrutar de ese increíble polvo. Cuando quise darme cuenta había pasado la hora y las juezas anunciaron el final de la prueba, acompañadas de las quejas de más de un chico, incluido yo.

-Los que queráis, podéis terminar con lo que hacíais, pero hay que quitar los tubos primero.- Dijo la jueza.

Cuando las juezas habían quitado los tubos, miré a mi compañera con una sonrisa de ángel que casi no se veía a través de la capucha.

-Puedes terminar con la condición de que no te corras dentro.- Me dijo ella con cara de vicio.

Así que me puse a bombear de nuevo. Esta vez me dediqué a mi propio placer. Cogí sus increíbles pechos con las dos manos y me puse a empujar como un loco. Ella, por su parte, apretó los músculos de su almeja cerrando el agujero todo lo que podía. Eso me daba más placer aún, era increíble lo que esa chica era capaz de hacer con el coño. Un nuevo orgasmo por parte de ella llevó mi excitación al máximo. Aguanté como pude hasta que terminó de correrse, entonces la saqué de dentro de mi compañera y me puse a masturbarme poniéndola encima de su bajo vientre. La primera descarga fue tan potente que impactó directamente en su cara. Nuevos chorros fueron saliendo llenándola de leche desde la cara hasta la barriga pasando por esos pechos de ensueño.

-Perdón por darte en la cara.- Le dije cuando terminé.

Ella simplemente me miró, cogió un poco de leche de su cara con un dedo y se lo llevó a la boca. La cara de vicio que tenía mientras saboreaba mi leche casi consiguió que se me pusiera otra vez derecha. Si no hubieran pasado solo unos segundos desde mi corrida anterior, se habría puesto totalmente dura.

Cuando levanté la vista me di cuenta de que todo el mundo nos estaba esperando, en realidad estaban boquiabiertos debido al espectáculo de leche que acabábamos de dar. Entonces una de las juezas anunció que había llegado la hora de saber quién había ganado. Pusieron todos los recipientes uno al lado del otro, puesto que eran muy estrechos podía medirse bien la cantidad de cada uno. Me llené de orgullo al ver que nosotros éramos los que habíamos ganado. Mi compañera se me abrazó y me besó en la boca por la abertura de mi capucha. Acto seguido se me acercó al oído y me dio las gracias en voz baja.

Entonces nos dieron una hora de descanso. Yo lo pasé bebiendo, fumando y charlando con la preciosidad que me acababa de follar. Me dijo que se llamaba Carla y que estaba estudiando derecho, también me dijo que yo follaba muy bien y que tenía una buena polla. Luego yo le pregunté si quería hacer la siguiente prueba conmigo también y ella aceptó encantada. Entre toda esa conversación, casi ni me di cuenta de que unas chicas de la fraternidad, entraron en la habitación a retirar las camillas.

Después de un rato nos dijeron que era el momento de empezar la siguiente prueba. Como siempre, una de las juezas nos explicó en qué consistía.

-Bien, todas habéis dicho en la encuesta que nunca habéis probado el sexo anal. A partir de ahora ya no lo podréis decir. La prueba consiste en que los chicos os van a desvirgar el culo, ganará la que primero consiga que su chico se corra, pero solo podéis usar el culo. Los chicos podrán hacer lo que sea necesario para facilitar la penetración.

Vaya, no me lo podía creer, iba a tener el privilegio de poder desvirgar el culito de la preciosa Carla, puesto que la tenía al lado, le dije en voz baja.

-Tú no te preocupes, déjame hacer a mí y seguro que ganamos.

-Vale, pero ves con cuidado, me da mucho miedo el sexo anal.

-Tranquila, te dolerá muy poquito, confía en mí.

Dieron la salida y me puse manos a la obra. Le pedí a mi compañera que se pusiera de rodillas y se echara adelante hasta apoyar la cara en el colchón. De ese modo quedaría lo más abierto posible para facilitar la penetración. Luego me puse a lamerle la almeja, de ese modo conseguía dos propósitos, excitarla para que le doliera menos, y mojarla para usar sus jugos de lubricante. Cuando tuvo el coño bien mojadito, metí un dedo dentro para que se mojara bien, y luego se lo introduje lentamente en el ano. Yo seguía trabajando con mi lengua en su almeja para que se preocupara menos del dedo que le invadía por detrás.

Cuando su culo estuvo acostumbrado al tamaño de mi dedo, entonces lo saqué y se lo metí en su almeja acompañado de otro. Con los dos dedos lubricados volví a abrirme paso en su ano. Esta vez los gemidos de dolor de Carla eran ya evidentes, aunque pronto cesaron gracias a mi trabajo oral en su vagina. Hasta que al cabo de un rato, sus gemidos eran ya de placer. Pronto conseguí que se corriera con mis dos dedos metidos en su culo, era el momento de pasar a la acción.

Cogí mi polla que ya estaba completamente dura y comencé a restregarla por su almeja para que se embadurnara bien de flujos. Hice toda la saliva que pude con la boca y la eché directamente en su ano, que ya estaba algo dilatado gracias a mis dedos. Entonces apunté a la entrada y comencé a empujar suavemente. La pobre Carla volvía a acusar el dolor en su rostro y sus gemidos. No podía hacer más que seguir empujando un poco más. Luego la saqué, eché más saliva y volví a meterla esta vez con más facilidad. Ya tenía media polla metida dentro, entonces empecé a bombear.

A cada empujón que iba dando, iba llegando un poco más adentro. Mi compañera parecía aguantar bastante bien mi invasión. Cuando por fin mi polla ya entraba entera, ella había dejado de gemir, ni siquiera se le notaba dolor en el rostro. Yo iba acelerando mi ritmo muy lentamente, con cuidado de no hacerle daño. Entonces, para mi sorpresa, los gemidos de Carla volvieron, pero esta vez volvían a ser de placer. Eso me animó a acelerar más el ritmo, cosa que hizo que ella se corriera de nuevo. No podía creerme que se corriera en su primera vez por el culo. Ese orgasmo por parte de ella provocó un orgasmo en mí, casi de inmediato.

-Córrete dentro.- Me dijo casi como una súplica.

Enseguida comencé a soltar toda mi leche en el interior de ese precioso culo. Tanta leche había que se salía resbalando por sus piernas hasta llegar al colchón. Cuando aún me estaba descargando, Carla se corrió de nuevo. Qué chica, todo su cuerpo era un manantial de vicio y placer.

Al terminar me aseguré de que la jueza había apuntado nuestro triunfo, ya que éramos los primeros en terminar. En realidad, cuando me fijé alrededor, me di cuenta de que ninguno de los demás había conseguido meterla entera aún, incluso había una pobre chica que estaba llorando. Carla y yo nos quedamos sentados en un rincón a contemplar la escena. Yo me quedé observando los cuerpos de las chicas siendo enculadas por primera vez. Algunas estaban a cuatro patas, otras estaban sentadas encima del chico intentando hacerlo por sí mismas, y yo me estaba excitando de nuevo ante tanta belleza. Entonces noté una mano en mi polla que me sacó de mis pensamientos. Era Carla que se me acercaba para hablarme al oído.

-¿Es que eres insaciable tu?

No pude hacer más que reírme. Sin decir nada más, ella se agachó y me empezó a hacer una mamada increíble. Primero pasaba su lengua por la punta de mi capullo, luego comenzó a lamer todo el tronco de arriba abajo y vuelta otra vez arriba. Entonces se la comenzó a meter en la boca lentamente. Que placer me estaba dando, no podía creer que hubiera quedado en cuarto lugar en la primera prueba. Pronto tenía toda mi polla metida en su boca y comenzaba a mover su cabeza arriba y abajo. El placer que me daba no creo que ella se lo pudiera imaginar. Entonces, otro de los chicos terminaba su prueba, este sacó la polla de dentro y se masturbó, llenando la espalda de su compañera de leche. Yo seguía recibiendo mi mamada cuando otro de los chicos se corría dentro del culo de la chica que tenía sentada encima. Eso ya terminó de excitarme, además de que Carla era increíble con la boca.

-Me corro.- Le dije entre gemidos.

Ella siguió chupando como si no hubiera dicho nada. La leche comenzó a salir de mi rabo directamente a la boca de esa preciosidad. Pero ella seguía chupando como si nada, al mismo tiempo que se tragaba todo lo que yo le daba. Cuando terminé de eyacular se me acercó de nuevo al oído.

-Este es tu premio por hacerme ganar dos veces.

-Pues gracias.- Respondí yo.

-No, gracias a ti.

-Oye,- Añadí. -Por si nos separamos, para que sepas que soy yo, cuando te salude, cruzaré los dedos.

-Me parece genial, porque el resto de pruebas las quiero hacer contigo.

Estuvimos un rato más contemplando cómo los demás terminaban sus pruebas y fumándonos un buen porro. Finalmente, la última de las chicas no fue capaz de encajarse entera la polla de su pareja y las juezas decidieron permitir que dejara la prueba sin descalificarla, bastante estaba sufriendo ya la pobre. Nos dejaron un rato ahí antes de ir a cenar, momento en el cual aproveché para crear una contraseña con Carla que nos identificaría. Le dije que al saludarnos, cruzaríamos los dedos y así podríamos reconocernos, ella estaba de acuerdo.

La cena no tenía nada que envidiar a la comida, estaba todo delicioso. Mi nueva amiga no se separó de mí ni por un instante. Después de cenar y de descansar un rato, bebiendo y fumando, claro. Nos hicieron volver a la habitación para hacer la siguiente prueba.

-Bien chicas, esta es la última prueba de la noche.- Comenzó diciendo la jueza. -Ésta es estilo libre, podéis hacer lo que queráis con vuestras parejas. Tenéis dos horas de límite. Hacedlo cómo queráis, pero cada vez que el chico se corra tenéis que echarlo a una de estas probetas que os entregaremos. Al acabarse el tiempo, la que haya conseguido más leche de su chico, será la que tenga más puntos. Así que manos a la obra

-Tranquila,- Le dije yo a Carla en voz baja. -Tengo facilidad para correrme, y también para seguir follando después de hacerlo.

Mi amiga me contestó con una sonrisa. Empezó la prueba y esa preciosidad llena de vicio se puso enseguida a la faena. Se agachó frente a mí y se puso a comerme la polla tan bien como lo había hecho antes. Rápidamente mi miembro se fue poniendo duro dentro de su boca. Esta vez sus movimientos eran mucho más rápidos, esa chica pretendía que me corriera en su boca para empezar. No tuvo que esperar mucho tiempo, me descargué abundantemente en su boca, ella no dejó escapar ni una gota. En cuanto terminé de derramarme, echó todo lo que había soltado en la probeta, y sin perder tiempo, me pidió que me tumbara.

Entonces comenzó a chupármela de nuevo para que mi polla recuperara la poca rigidez que había perdido. En poco tiempo se la sacó de la boca y se sentó encima clavándosela en la almeja. Se acercó a mi oído y me pidió que me corriera siempre en su boca. Entonces comenzó un movimiento de sube y baja con sus caderas que no puedo describir porque no lo veía, pero que me transportó a un mundo de placer inimaginable. Esa chica era increíble a la hora de conseguir el placer de un hombre. Se puso a comerme la boca mientras hacía ese movimiento increíble. Hasta su lengua era increíble, se movía de tal forma en mi boca que también me daba placer. Pronto tuve que apartar la cara para avisar de que iba a volver a correrme. Rápidamente ella salió de encima mío para meterse mi polla en su boca y que no se perdiera ni una gota. Yo me corrí de nuevo dejándolo todo dentro de su boca. Echó la leche dentro del frasco, junto a la otra y me dijo que ahora era mi turno.

Yo le pedí que se pusiera a cuatro patas, y sin más preámbulos me puse detrás de ella y se la clavé en el coño. Me puse a follármela lo más fuerte que podía, ella por su parte apretaba bien su almeja, cosa que me daba gran placer. Yo le agarraba con fuerza esas nalgas increíbles que tenía para marcar el ritmo. Luego me agaché para agarrarle las tetas, esas tetas eran especiales de verdad, eran duras como rocas, lo suficientemente grandes como para llenarme la mano (que no es pequeña), con unos pezones suaves y bien puestos. Un rato más tarde, iba ya a correrme de nuevo. Me levanté y me puse de rodillas frente a su boca. Sin pedir permiso se la metí en la boca, la agarré por la cabeza y me puse a follármela. No tardé ni un minuto en soltar de nuevo mi leche, no podía creerme que fuera capaz de correrme tantas veces en un solo día. De nuevo lo echó todo dentro del recipiente.

-Déjame que te folle el culo.- Le dije después.

-¿Estás seguro? ¿No tardarás más?

-Si me dejas tu culo, seguro que me corro dos veces más.

-Está bien.- Sentenció al final. -Pero ves con cuidado.

Volvió a ponerse a cuatro patas, yo le día un par de embestidas dentro de su coño para que mi polla se llenara bien de flujos. Eché toda la saliva que pude en su ano y comencé a clavársela. Esta vez fue bastante fácil, ya estaba dilatado de la prueba anterior. Así que me puse a follarme el estrecho agujerito con todo el placer del mundo. Me acerqué a su oído y le dije.

-Imagínate que tienes ganas de cagar y tienes que aguantarte.

Rápidamente eso se estrechó aún más llevándome a los límites del placer. Continué follándome ese precioso culo un rato, pero esta vez tardé menos en correrme que con su conejo. Otra vez me puse delante de ella para metérsela en la boca y volver a derramar mi leche en ella.

Una vez estuvo metido todo en la probeta, le pedí que me cabalgara con el culo. Se sentó encima de mí otra vez, pero ahora me daba la espalda. Cogió mi polla y se la metió en el culo y se puso a brincar encima de mí. Pronto fue ella la que se puso a gemir como una loca. Estaba tan preocupado en correrme yo que no me había dado cuenta de que ella no se había corrido ni una sola vez. Pues finalmente iba a hacerlo con mi polla entera metida en el culo. Le agarré las nalgas para ayudarla en sus movimientos ya acelerar el ritmo, y así fue como empezó a correrse. Sus gritos de placer tapaban el resto de las voces de la sala, y sus flujos vaginales se derramaban por mis piernas. Todo eso fue muy excitante pero no lo suficiente como para conseguir una última corrida.

Cuando terminó de gemir, le pedí que se tumbara boca arriba. Entonces le levanté las piernas todo lo que pude y le pedí que se las sujetara ella misma. Su carrera como animadora le proporcionaba una gran flexibilidad. En esa postura tenía sus dos agujeros a mi alcance, así que me puse manos a la obra. Primero me puse a follarme su coño, unos momentos más tarde la saqué de ahí para metérsela en el culo. Estuve un buen rato alternando entre sus dos agujeros, eso me encantaba y consiguió mi objetivo. Finalmente se acercaba otro orgasmo. Salí de dentro de su culo y me puse encima de su pecho. Se la metí en la boca y me descargué nuevamente.

Mientras Carla echaba lo que tenía en la boca dentro del recipiente, yo le pregunté a la jueza que cuánto tiempo quedaba. Comprobó el cronómetro y me dijo que faltaban 15 minutos.

-¿Crees que podemos conseguir algo en un cuarto de hora?- Me preguntó Carla.

-Cosas más difíciles he conseguido con mi mano.

Dicho esto le pedí que se agachara frente a mí de nuevo. Me puse a masturbarme mientras la contemplaba. Ella entendió el juego y se puso a sobarse las tetas y el coño, de vez en cuando se acercaba a mí para meterse mi capullo en la boca y así ayudarme en la paja.

-Vamos cariño, dame tu leche en mi boquita.- Me iba diciendo con voz de viciosa -Tengo hambre y quiero toda tu leche calentita.

Yo me seguía masturbando mientras observaba cómo se tocaba todo el cuerpo, y se metía los dedos en el coño. Luego me acerqué a ella y le metí la polla en la boca, le agarré la cabeza y me puse a masturbarme con su cabeza. Yo tenía la polla a punto de reventar, seguí usando su boca para masturbarme hasta que finalmente conseguí un último orgasmo. Volví a soltar mi leche en su boca sin bajar ni por un momento el ritmo de mis movimientos. Ella por un momento hizo una pequeña arcada, pero no dejó que se derramara ni una gota de semen. Finalmente lo puso de nuevo en el frasco y yo me derrumbé encima del colchón exhausto, realmente no podía más.

Cuando miré la probeta me sorprendí yo mismo, pues había conseguido llenar las 3/4 partes del recipiente. No pasó mucho tiempo antes de que anunciaran el final de la prueba, de nuevo permitieron que los que estaban a medias acabaran, pero sin el frasco. Dos parejas siguieron follando un poco más. Al final las juezas anunciaron la ganadora. Mi alegría fue inmensa al saber que de nuevo habíamos ganado nosotros.

-Bien, ahora debéis bajar al piso de abajo, nosotros cambiaremos los colchones y dormiréis en esta misma habitación. Podéis hacer lo que queráis en el piso de abajo, pues mañana tenéis toda la mañana para dormir. Antes de comer, anunciaremos a las finalistas, y el resto de las chicas os marcharéis. A los chicos os necesitamos a todos.- Esto último lo dijo con una sonrisa maliciosa.

¿Que tendrían preparado para el día siguiente? Estaba intrigado. El resto de la noche la pasé con Carla. Bebimos, fumamos, charlamos, nos besamos, nos metimos mano, hasta estuvimos a punto de echar un polvo, pero decidimos que era mejor guardar fuerzas para la prueba de mañana. Finalmente subimos a la habitación borrachos y fumados, durmió abrazada a mí toda la noche, creo que nunca he dormido tan bien.

A la 1 del mediodía, nos despertaron y nos pidieron que bajáramos al salón. Miré a Carla que seguía abrazada a mí y le di un beso de buenos días. En ese momento no lo sabía pero empezaba a enamorarme de aquella chica. Bajamos al salón y a los chicos nos hicieron sentar en un lado, al tiempo que ponían a todas las chicas en fila. Entonces anunciaron a las ganadoras. Por supuesto, Carla estaba entre ellas, pues tenía140 puntos. No dijeron las puntuaciones de las demás, pero estaba seguro de que era de las chicas que más había sacado. Eso me enorgullecía, pues en las 3 pruebas que había hecho conmigo, había quedado primera, y la prueba que había hecho con la primera chica, había quedado segunda. Por cierto, esa chica era la otra finalista de mi grupo.

Después de comer y de identificarme ante Carla con nuestro signo, nos subieron de nuevo a la habitación. La diferencia es que ahora había 6 chicos y 2 chicas. Nos dieron una hora para relajarnos antes de empezar la prueba. Yo me senté de nuevo con mi amiga y me puse a charlar con ella mientras nos fumábamos un porro. Al igual que la noche anterior, también nos besábamos y nos metíamos mano. Finalmente volvió la jueza anunciando que se había acabado el tiempo de descanso.

-Bien chicas, es hora de empezar la prueba final. Cada chica follará con 3 chicos a la vez. Durante 3 horas contaremos cada uno de los orgasmos que tengáis, tanto los chicos como las chicas. La chica que haya puntuado más será la que entre en la hermandad. Cuidado con fingir los orgasmos, como nos demos cuenta de un orgasmo fingido seréis descalificadas.

La cara de sorpresa de Carla no tenía precio, después de haberse tragado una corrida, haber follado y que le hubieran desvirgado el culo, ahora tenía que hacerlo con 3 chicos a la vez, y encima no bastaba con hacer que se corrieran una vez, tenían que correrse tantas veces como fuera posible durante 3 horas, para esa chica, debía ser un suplicio.

Formamos los dos grupos y nos dieron 10 minutos por si queríamos hacer algún porro, yo me tomé la libertad de "tomar el mando" de mi grupo, me dirigí a Carla y los otros dos chicos.

-Creo que tenemos que coordinarnos para que Carla pueda ganar, si queréis, puedo hacer como de director, si hacéis lo que digo, ganamos seguro ¿Estás de acuerdo Carla?

-Si.- Respondió ella.

-¿Y vosotros?- Los dos asintieron al mismo tiempo con sus cabezas.- Bien, entonces estoy seguro de que ganaremos.

Miré a Carla y me sonrió, parecía que le gustaba que yo hubiera tomado el mando de la situación. Después de todo, el día anterior, todas las pruebas que hizo conmigo, quedó primera. Una vez habían dado el pistoletazo de salida, le dije a Carla que se inclinara, hacia adelante y le chupara la polla a uno de los chicos. Ella comenzó su labor mientras yo me ponía detrás de ella y le metía la lengua entre las piernas. El otro chico comenzó a masturbarse y a meterle mano en los pechos.

Al parecer, a Carla le encantaba lo que yo le hacía con mi boca, ya que no tardó ni cinco minutos en correrse por primera vez. A pesar de ello no dejó de trabajar la polla del otro chico con la boca, ni por un momento. Los gemidos de Carla junto al increíble trabajo hicieron que ese chico se corriera en su boca dando grandes gemidos. Cuando ambos acabaron de correrse, miré a la jueza y le levanté dos dedos, indicándole que tenía que anotar 2 puntos, la jueza se limitó a asentir con la cabeza mientras apuntaba en su papel. Les dije a los dos chicos que intercambiaran sus puestos. Ahora Carla, se comía otra polla mientras yo me incorporaba poniéndome de pié. Sujeté mi polla con la mano que ya estaba totalmente derecha, la apunté a su almeja y comencé a introducirla. Los gemidos de Carla se volvían a estrellar contra la polla del chico que estaba frente a ella. El tercero se había colocado debajo de ella y le lamía las tetas mientras se masturbaba.

Los movimientos de Carla se compenetraron con los míos, aprovechaba mis empujones para meterse la polla de nuestro compañero dentro de la boca. Al cabo de un rato, aquél chico anunció que se corría. De nuevo la boca de Carla quedó llena de leche, cosa que aumentaba mi excitación. Así que no tardé en correrme yo también, llenando el conejo de mi nueva amiga de leche calentita. Al sentir eso, Carla se corrió de nuevo soltando grandes gemidos. A esas alturas yo ya había perdido la noción del tiempo, así que me dediqué a seguir. Le dije al chico que se había corrido primero que se tumbara en el suelo, había llegado el momento de ir a saco. Luego le dije a mi amiga que lo cabalgara. Yo me acerqué para que me chupara la polla un poco y así volviera a endurecerse, y mi compañero hizo lo mismo. Carla se iba metiendo las pollas de los dos en la boca, alternando entre una y otra, mientras saltaba sin parar encima del otro chico.

Carla era una experta en conseguir la erección de un hombre, así que pronto mi polla volvía a estar dura. Entonces me aparté de ella y les pedí que pararan un momento. Empujándola por la espalda suavemente, la incliné hacia su compañero hasta que sus tetas reposaban encima del pecho del chico. El otro no tardó ni un minuto en volver a poner la polla en la boca de la chica, mientras yo me acercaba por detrás. Eché un poco de saliva en el ano de Carla y también en dos dedos de mi mano. Los metí dentro de su culo mojándolo todo bien y volví a repetir la acción. Cuando todo estuvo mojado, apunté mi polla a su entrada trasera y comencé a apretar. Poco a poco mi polla iba entrando en ese estrecho agujero. Al mismo tiempo, mis compañeros reiniciaban sus movimientos. Yo sentía el movimiento que mi compañero imprimía mientras veía como Carla se tragaba la polla del otro, toda esa escena me excitaba tremendamente.

Estuvimos así un buen rato en el que Carla se corrió dos veces, ambas veces me fijé en que la jueza apuntara lo que correspondiera. Hasta que al final, el chico de debajo anunció que se corría. Y así lo hizo, llenó la almeja de mi amiga de leche hasta que se quedó inmóvil, tirado en el suelo. Entonces les dije que se cambiaran los puestos y así lo hicieron. Seguimos un rato más así hasta que fui yo el que se corrió, dejando el culito de Carla rebosando leche. Sin perder tiempo les dije de cambiar de posición, el que estaba en la boca se tumbó en el suelo y hice que mi amiga lo cabalgara con el culo. El otro se puso en su almeja y yo le metí mi polla en la boca. Así estuvimos un buen rato, cada vez que uno se corría, se cambiaba con el que estaba en la boca, hasta que al final perdí la cuenta de los puntos que ya tenía Carla. Claro que tampoco servía de nada saberlo, ya que tampoco conocía la puntuación del otro grupo.

Durante el resto del tiempo estuvimos siguiendo la misma técnica, ninguno de los agujeros de mi nueva amiga quedaba libre más de medio minuto. Y por el coño y el culo no paraba de derramarse leche. Incluso los tres chicos estábamos manchados de esperma, de estar debajo y que se vaya resbalando semen por sus piernas. Probamos todas las posiciones posibles, a veces estaba boca arriba, a veces boca abajo, a veces la tumbábamos de lado en el colchón, y ella no paraba de correrse a cada momento. Hasta que llegó un punto en que el tiempo se hacía eterno ya. Los cuatro estábamos deseando que anunciaran el final de la prueba y que se terminara eso ya, y estoy seguro de que el otro grupo opinaba lo mismo. Aún así, los orgasmos continuaban todavía.

Finalmente anunciaron el final. Los ocho participantes soltamos casi al mismo tiempo un suspiro de alivio. Esta vez ninguno se molestó en terminar de correrse, estábamos todos agotados del sprint sexual que acabábamos de tener. Las chicas casi ni se movían, simplemente se limitaban a permitir que de sus coños y culos se derramara la leche que quedaba. Las juezas anunciaron que nombrarían a las ganadoras en la cena de esa noche y que mientras, podíamos descansar. También nos dijo que quien quisiera ducharse solo tenía que ir a uno de los baños que había en esa planta, estaban anunciados con un cartel, había túnicas limpias en cada uno de ellos, y que si queríamos los chicos, ya podíamos quitarnos las capuchas.

Lo primero que hice, fue acercarme a mi amiga y saludarla con nuestro signo. Acto seguido me quité la capucha para que me viera.

-¡Qué guapo eres!- Me dijo enseguida arrancando una sonrisa en mi rostro.

-¿Quieres que te acompañe a la ducha? Te ayudaré.

La acompañé a la ducha y me metí con ella. Abrí el agua caliente y me puse a lavarla como si fuera una niña pequeña. Ella se limitaba a levantar los brazos mientras yo le enjabonaba el cuerpo entero. Metí mis dedos enjabonados en su almeja y su culo para limpiar los restos de semen que hubiera y le lavé hasta el pelo. Ella se dejaba hacer sin decir casi nada, por un rato, hasta que finalmente habló con voz de cansancio.

-Eres muy bueno en la cama, de verdad, estoy más cansada por los orgasmos que he tenido yo que por vosotros.- Yo simplemente sonreí mientras ella seguía hablando. -Espero que no me dejes con las ganas de saber que hay un chico tan bueno por ahí suelto, me encantaría salir contigo.

La miré a los ojos, y le di un apasionado beso en los labios.

-A mí también me encantaría.- Le dije.

Cuando terminé de lavarla, ella salió de la ducha y me esperó en el baño mientras me duchaba yo. Después de eso volvimos a la habitación de las pruebas. Al entrar nos invadió un fuerte olor a sexo. Me acerqué a la jueza y le pregunté si era obligatorio quedarse ahí, me dijo que no, que podíamos bajar abajo, en el salón principal. Eso hicimos, bajamos Carla y yo abajo cogidos de la mano, y nos sentamos en uno de los sofás. Rápidamente, mi nueva novia se tumbó apoyando la cabeza en mis piernas y se quedó dormida dulcemente.

Me quedé observándola mientras las chicas de la hermandad preparaban la mesa para la cena. Poco a poco iban bajando los compañeros de todas las habitaciones, todos duchados y limpios pero con cara de agotamiento. Pero no desperté a Carla hasta que anunciaron que ya podíamos sentarnos a cenar. Después de comernos esa cena suculenta y abundante, las chicas de la hermandad anunciaron a las ganadoras. Las fueron anunciando una a una hasta que ya quedaban cuatro. Carla y yo nos mirábamos impacientes deseosos de saber quién era la última. Cuando de repente, una de las juezas se acerca a mi chica y le dice.

-Felicidades, no solo has ganado la prueba, sino que has batido un récord de puntuación histórico, así que te hago entrega de esta medalla honorífica que será tuya hasta que una chica supere ese record.

Carla se me abrazó feliz, no podía creérselo, había conseguido entrar en la hermandad de las animadoras, así que tenía las puertas abiertas para animar al equipo. Felicidades Carla.