miprimita.com

World of warcraft- Las aventuras de Miladriel #001

en Grandes Series

Hola, me llamo Miladriel, y acabo de cumplir los 45 años. Como los de mi raza pueden llegar a vivir más de 500 años, aún se me considera muy joven y mi cuerpo apenas se ha acabado de formar. Digamos que acabo de pasar una accidentada adolescencia llena de cambios, no solo para mi, sino para mi raza también. Casi toda mi raza se estrelló con una inmensa nave en Azeroth cuando huíamos de la legión ardiente. Luego la lucha contrainnumerables enemigos como el Rey Exánime, y finalmente el cataclismo que devastó todo Azeroth provocado por Alamuerte. Tuve que vivir todas esas desgracias desde el Exodar ya que los míos consideraban que aún no era lo bastante mayor como para luchar, y todo este tiempo he estado entrenándome como cazadora para poder ayudar en futuras batallas con mi arco y con la ayuda de Yasei, un tigre plateado que se convirtió en mi compañero hace algunos años cuando entrenaba en la isla Bruma Azur.

Desde que llegamos a Azeroth, he vivido la mayor parte del tiempo sin ver a mis padres ya que los dos son grandes luchadores y acudían a todas las batallas que emprendía la Alianza. Los más jóvenes nos alojabamos en salas comunales con algunos maestros que nos educaban y entrenaban para cuando fuéramos adultos. Ahí conocí a Altenor, un joven que tenía dos años más que yo y que se entrenó con los paladines de mi raza. Aprovechabamos cualquier rato libre que teníamos para salir a pasear por los bosques de toda la isla y escaparnos de la cruda realidad. Esos eran los mejores ratos que existían para mi, nos besábamos y nos metíamos mano inocentemente sin atrevernos a llegar más lejos mientras Yasei jugaba con algun bicho o auyentaba a algún animal que nos acechara. Nos gustaba soñar con que algún día escaparíamos de la isla juntos y recorreríamos todo Azeroth en busca de lugares para explorar y de grandes aventuras. También nos apoyábamos en los momentos de flaqueza en que echábamos de menos a nuestros padres y familiares. Estábamos tan enamorados que creíamos que nada ni nadie nos iba a separar nunca.

Pero un día mi mentor vino a hablar conmigo, me llevó a un sitio privado y me dio una de las peores noticias que he recibido.

-Miladriel, no sé cómo decirte esto.

-¿Es que ha pasado algo con mis padres?

-Veo que sigues siendo mi alumna más inteligente.

-Déjate de alabanzas y dime qué ha pasado.

-Está bien, han sido apresados por los orcos, no estamos seguros de a donde los han llevado, pero seguro que no lo están pasando demasiado bien.

-¿Que no estais seguros? Eso significa que alguna idea teneis ¿No?

-Bueno, inteligencia de Ventormenta dice que podrían haberlos llevado a Durotar para usarlos como muñeco de entrenamiento para los nuevos guerreros.

-¿Los van a obligar a luchar día y noche?

-Eso parece

-Quiero ir en su busca.

-¡No! Eres demasiado joven para ir a un sitio así, en Durotar está la ciudad de Orgrimmar, que es la capital de la Horda, toda la zona está llena de Orcos y Trolls seguro que hasta te encontrarías Tauren y Elfos de sangre, una Draenei joven como tú no duraría mucho por ahí. Los humanos han formado un escuadrón de rescate para ir a por ellos.

-No me fio de los humanos son engreidos y mentirosos.

-Pequeña, confía en nuestros aliados, no permitirán que nadie sufra ese tipo de trato.

Me marché de ahí sin decir una palabra más, ya que no estaba dispuesta a dejar en manos de nadie la suerte de mis padres. Quise buscar el apoyo de Altenor pero recordé que estaba en medio de su entrenamiento, así que me fui a mi habitación para pensar en un plan de fuga. Un rato más tarde, llamaron a mi puerta, era mi querido novio.

-Tu mentor me ha contado lo que ha pasado y he venido corriendo a ver como estás.

No pude hacer otra cosa que echarme a sus brazos y ponerme a llorar desconsolada. Estuve un buen rato llorando mientras Altenor y Yasei permanecían junto a mi dándome su cariño. Cuando por fin pude calmarme, le dije que necesitaba salir de el Exodar por un rato, así que nos fuimos a dar uno de nuestros paseos por el bosque. Cuando por fin estaba segura de que nadie nos oía me dispuse a contarle mi plan a mi novio.

-Quiero ir a buscar a mis padres.

-Iré contigo, no te dejaré sola.

-No, no podría soportar que a ti te pasara algo por mi culpa.

-Pero...

-¡No! No discutas conmigo en esto, además te necesito para que distraigas a los guardias mientras yo escapo. Hazlo por mi

-Está bien, pero no puedo evitar preocuparme por ti.

-Tranquilo, Yasei cuidará de mi, no estaré sola. Pero quiero hacer una cosa antes de irme.

-¿Que quieres hacer?

-Hace tiempo que te entregué mi corazón, ahora quiero entregarte mi cuerpo.

-¿Estás segura?- Me preguntó con cara de sorpresa.

-Porsupuesto, quiero sentirme completamente tuya antes de irme, hace tiempo que sabia que tu ibas a ser el primero en hacerme el amor, y quiero asegurarme de que es así.

Estábamos en un sitio bastante apartado, solíamos frecuentar ese sitio precisamente porque nunca iba nadie por ahí, así que empezamos a besarnos y a acariciarnos por todo el cuerpo. Era la primera vez para los dos, así que saboreábamos cada momento con gran pasión. Nos besábamos con mucho cariño mientras él me empezó a quitar la camisa que yo llevaba. Comenzó a tocarme los pechos por encima del sujetador dulce y suavemente. Ese tacto hizo que mis pezones se endurecieran enseguida, era una sensación que ya había vivido otras veces en mis salidas con Altenor, pero lo que vendría a partir de ahora sería totalmente nuevo. Mi novio me desabrochó el sujetador y me tocó un pecho, era la primera vez que lo hacía sin nada de ropa, sus calientes y rudas manos sujetaron mi seno sin hacer demasiada fuerza. Entonces soltó un suspiro, como si fuera algo que hacía tiempo que esperaba. Le miré a los ojos y él me devolvió la mirada con la expresión más dulce que le había visto nunca. La verdad es que yo también estaba rebosante de felicidad porque por fin le estaba entregando mi cuerpo a la persona a la que amaba. Siguió acariciándome los pechos un poco mas, y yo seguía excitandome de forma increíble.

Al cabo de un momento le quité la camisa y pude acariciar su fuerte pecho por primera vez, él no dejaba de tocarme y de besarme mientras yo recorría todo su torso con mis manos. Entonces me abrazó y comenzó a besarme por el cuello, dios mío que sensación tan extraordinaria. Ya me había besado en el cuello otras veces, pero esta vez mis pechos rozaban con su torso y eso me excitaba más aún. Entonces comencé a sentir como mi almeja se humedecía, no podía creer la sensación que sentía por dentro y por fuera. Estaba tan excitada que me olvidé por completo de todo lo que estaba en el mundo, de mis padres, de las guerras y de todo por completo, sólo estábamos Altenor y yo. Entonces me apreté fuerte contra él, y pude sentir su pene erecto que luchaba por salir de su pantalón ¡Por todos los Naaru! Mi novio estaba tan excitado como yo. No pude resistir más la tentación y le desabroché el pantalón que pronto cayó al suelo dejando libre su aparato. Me quedé mirándola por un momento, nunca habría pensado que fuera a ser tan grande. Era la primera vez que veía una polla y estaba sorprendida, asustada y excitada al mismo tiempo. Me quité mi pantalón y por primera vez estábamos los dos desnudos uno frente al otro. Entonces me tumbé en el suelo sintiendo la hierba del bosque en mi espalda, y le dije.

-Vamos, hazme tuya, quiero saber lo que se siente.

Obediente como nunca, Altenor se tumbó encima mío y comenzó a lamerme los pechos. Otra sensación nueva que conseguía calentarme más todavía, nunca me había sentido así. Con su lengua acariciaba mis pezones que estaban ya más duros de lo que nunca habían estado. Un momento más tarde se incorporó un poco para ver bien, y con su mano dirigió su polla hasta la entrada de mi húmeda almeja. Me miró a los ojos y sin apartar la vista comenzó a introducirla lentamente. Primero sentí un poco de dolor, que enseguida se convirtió en placer. Un placer nuevo e intenso que me transportó a otro mundo. Una vez la tuvo metida hasta la mitad, comenzó a describir un movimiento de vaivén dentro de mi. A cada empujón que daba, su pene entraba un poco más profundo sacándome, sin yo quererlo, unos gemidos de placer que iban en aumento. Finalmente se volvió a recostar encima mío convirtiendo nuestros azules cuerpos en uno solo. Su pene entraba y salía de mi coñito cada vez a más velocidad. Y cuanto más aumentaba la velocidad, más intenso era el placer que yo sentía. De nuevo, Altenor comenzó a lamerme los pechos sin dejar de moverse dentro de mí. Eso hizo que mi placer aumentara más aún, hasta que un escalofrío recorrió toda mi espalda de arriba a abajo hasta llegar a mi cola que se erizó por completo. Todo mi cuerpo entero se tensó y mi espalda se arqueó completamente. Mis gemidos ahora se habían convertido en gritos de placer pidiéndole que no parara de follarme, y mi almeja no dejaba de soltar líquido que se derramaba por mis nalgas hasta llegar al césped en el que estaba tumbada. Estaba teniendo el primer orgasmo de mi vida y era la experiencia mas maravillosa que había sentido jamás. La cara de mi novio mostraba felicidad de ver lo bien que yo me lo estaba pasando.

Una vez mi cuerpo se relajó, le pedí que se tumbara él en el césped. Entonces me puse yo encima de su cuerpo, metiéndome de nuevo su polla en mi almeja. En esta posición entraba más profundamente que antes. Sin poder evitarlo comencé a cabalgar encima suyo metiéndome ese delicioso aparato tan adentro como era capaz. Yo estaba dando brincos totalmente sentada encima suyo cosa que permitía que Altenor me contemplara el cuerpo entero. Mis pechos se movían de arriba a abajo al ritmo de mi cuerpo y su polla se endurecía más aún dentro de mí. Ambos estábamos sudando de una forma increíble al mismo tiempo que la brisa del atardecer acariciaba nuestros cuerpos. Entonces mi novio comenzó a soltar unos gemidos de placer y su polla se endurecía más aún. Yo no sabía que sucedía pero eso hacía que mi excitación aumentara todavía más, así que sin poder evitarlo comencé a moverme  más rápido todavía.

-Me voy a correr yo también.- Anunció Altenor entre gemidos.

Y casi sin darme tiempo a reaccionar, su pene se puso a soltar leche dentro de mi. Esa sensación consiguió que yo llegara al orgasmo de nuevo y nuestros gemidos se unieron en uno solo, al igual que nuestros flujos. Yo no podía parar de moverme mientras mi almeja seguía llenándose de leche, que sensación tan extraordinaria. Cuando los dos nos relajamos de  nuevo, caí exhausta encima del cuerpo desnudo de mi novio. Y sin sacar su pene de mi interior me quedé abrazada a él. Poco a poco su polla fué perdiendo su dureza y al final salió irremediablemente de mi almeja. Me quedé tumbada encima suyo mientras sus fuertes brazos me rodeaban. Yo tenía mi cabeza apoyada en su pecho y podía oír cómo su corazón acelerado bajaba de ritmo poco a poco.

-Te quiero muchisimo.- Me dijo Altenor con su voz más dulce que nunca.

-Yo también amor mio.- Le respondí yo de la misma forma.

Así nos quedamos un buen rato sintiendo nuestros cuerpos desnudos acariciados por la brisa. De pronto Yasei, del cual también me había olvidado, se acercó a nosotros con parte de mi ropa en su boca. Entonces fué cuando me di cuenta de que se nos había hecho bastante tarde. Nos vestimos a toda prisa y volvimos corriendo al Exodar ya que se nos había echado encima la hora de la cena. Llegamos con el tiempo justo para que nadie nos hechara de menos, cenamos y nos fuimos cada uno a nuestra habitación.

Me quedé esperando junto a Yasei a que fuera la hora que había acordado con mi novio. Durante ese rato tuve la oportunidad de recordar lo que había pasado en el bosque, esas sensaciones nuevas y desconocidas, esos placeres que se habían apoderado de mi. Sentía la necesidad en mi interior de volver a sentir todo aquello y solo con recordarlo me excité de nuevo. Mi subconsciente me taicionó y mi mano se deslizó sin yo quererlo por debajo del pantalón de mi armadura de cuero que me había puesto para estar preparada para partir. Comencé a tocarme mi entrepierna rememorando todos y cada uno de los detalles de la escena que Altenor y yo habíamos protagonizado unas horas antes. Mis dedos recorrían mi rajita de arriba a abajo, haciendo que mi coñito se humedeciera cada vez más. Cuando estuvo todo bien húmedo, dos de ellos se introdujeron sin mi permiso en mi agujerito, y comenzaron a moverse dentro de él. Yo gemía de placer por lo que mis propios dedos me hacían y por los recuerdos que asaltaban mi mente. Cada vez movía mis dedos más rápido, cada vez mis gemidos eran más intensos y cada vez mi armadura estaba más mojada. Pronto tuve un orgasmo, no tan intenso como los del bosque, pero igualmente placentero. En ese momento fué cuando me di cuenta de que el sexo se iba a convertir en algo necesario para mi. Algo tan placentero no podía estar por más tiempo apartado de mi vida. Solo lamentaba tener que marcharme y no tener a mi novio al lado para practicarlo día y noche.

Pronto llegó el momento de partir, abrí con cuidado la puerta de mi habitación y Altenor ya estaba preparado para ayudarme en mi plan. A esa hora solo había dos guardias en la puerta de la ciudad y la misión de mi novio era la de distraerlos. Se acercó a ellos y se puso a darles charla.

-¿Que haces por aquí chaval?- Le dijo uno de los guardias.

-No podía dormir y estaba dando un paseo ¿Os importa si os hago algo de compañía?

- Estamos ocupados chico, no podemos distraernos demasiado.

-Venga hombre, un poco de charla no os distraerá de nada, y así somos tres a vigilar.

Mientras Altenor mantenía ocupados a los guardias, yo usé el hechizo de camuflaje propio de los cazadores y, en compañía de Yasei, me escurrí por detrás de ellos hacia la salida. Antes de irme dirigí una mirada a mi querido novio a modo de despedida, en ese momento tenía la sensación de que no volvería a verle. Una vez en el exterior, me dirigí directamente al embarcadero, quería salir de esa isla lo más rápido posible. Tenía la intención de sobornar al vigilante del embarcadero con el dinero que mis padres me habían dejado para mis necesidades.

-¡Quien anda ahí!- Dijo el vigilante al darse cuenta de mi presencia.

-Soy amiga- Dije yo levantando las manos en son de paz.

El vigilante me observó atentamente mientras me acercaba a él, desconfiaba por completo ya que estaba oscuro y no se me veía bien. Era un draenei fuerte y grande de unos 120 años, seguro que debía llegar a los 2'40 metros (Hay que decir que los draeneis solemos medir entre 2'10 y 2'40 metros, yo medía 2'15). Cuando estuve lo suficientemente cerca como para que me viera bien, se relajó instantáneamente.

-¿No eres demasiado joven para andar fuera de la ciudad a estas horas?

-Los orcos han secuestrado a mis padres, quiero partir en el próximo barco a Teldrassil.

-Imposible, no puedo permitirte marchar sin una autorización de tu mentor.

-¿Y si te doy una buena cantidad de dinero?

-Con dinero no conseguirás convencerme pequeña.

Entonces se me ocurrió probar otra técnica, me acerqué a él y le puse la mano en el pecho acariciándole suavemente. Entonces, con mi voz mas sexy le dije.

-¿Qué debería hacer para convencerte?

El me agarró de la cintura e inspiró fuertemente para captar todo mi perfume.

-Ahora ya vas por buen camino preciosa.

-Haré todo lo que me pidas, pero necesito tomar el próximo barco.- Dije yo sin tener muy claro lo que pretendía.

-Tenemos bastante tiempo hasta que llegue ese barco, así que puedes convencerme con toda la tranquilidad del mundo.

-Tu solo pide...

-Puedes empezar por quitarte toda la ropa, tranquila que aquí no vendrá nadie a esta hora.- Mientras decía eso, la expresión de su cara iba dibujando una sonrisa malévola, al mismo tiempo que la sorpresa me invadía.

Hasta ese momento no había caído en la cuenta de qué era exactamente lo que quería ese draenei. Entonces, la idea de volver a sentir todas las sensaciones que había descubierto esa misma tarde me excitó tremendamente. Así que no dudé ni un solo momento en ofrecerle lo que quería. Me aparté un poco de él para que pudiera observarme bien, y sin apartar la mirada de sus ojos, comencé a quitarme lentamente la armadura de cuero. Luego me quité la camisa interior y el pantalón de tela que llevo para evitar rozaduras. El vigilante me repasaba el cuerpo entero con la mirada una y otra vez mientras me quitaba toda mi ropa. Entonces me quité el sujetador y las braguitas y me quedé completamente desnuda. El frío de la noche rozaba mi piel, pero mi calentura propia me impedía sentirlo.

-Por los dioses, no te imaginas la de años que hacía que no veía un cuerpo así de joven y delicioso. Ahora quiero que me la chupes.- Dijo mientras se desabrochaba los pantalones.

-¿Que te la chupe? ¿Que es lo que quieres que te chupe?- Realmente no entendía qué era lo que me estaba pidiendo.

-Ah, que dulce inocencia, quiero que me chupes la polla.- A estas alturas ya se había bajado totalmente los pantalones y se le había levantado el miembro, que era un poco más grande que la de Altenor.

-Pero... yo nunca he hecho eso

-No te preocupes pequeña, que yo te explicaré como se hace, y verás como te gusta. Primero, agáchate enfrente de mi.

Yo me dispuse a obedecer cada una de las instrucciones que ese draenei me iba dando. La idea de probar algo nuevo me excitó más aún, así que me agaché en frente del vigilante quedando su enorme polla a la altura de mi cara.

-Primero lámela con la lengua, para que veas que buen sabor tiene.

Obediente, agarré ese enorme falo con mi mano y saqué la lengua tímidamente hasta tomar contacto con él. Descubrí que tenía un sabor dulce y agradable, así que volví a pasar la lengua, pero esta vez comencé a lamérsela entera para sentirlo bien.

-¿Ves? te dije que te gustaría preciosa.- Dijo el vigilante -Ahora métete mi polla en la boca, pero con cuidado de no rozar con los dientes, o me harías daño.

Lentamente fui introduciendo su miembro en mi boca, le miraba a la cara para saber si le hacía daño sin querer. Cuando tuve metido el capullo en la boca, sentí deseos de saborearlo, así que me puse a restregar mi lengua por él dando vueltas alrededor.

-Oh, si preciosa,- Dijo ese draenei entre gemidos. -lo haces muy bien, ahora métetela más aún y comienza a mover la cabeza.

Quería dejarlo completamente complacido ya que quería salir de esa isla en el siguiente barco, además de que toda esa situación hacía que cada vez estuviera más excitada y mi coñito más húmedo. Así que me metí su polla todo lo profundo de que era capaz, y comencé a mover mi cabeza adelante y atrás como él me había pedido. Como había visto que eso le daba más placer, no dejé de mover mi lengua por su pene en todo momento. Me sujeté de sus caderas para no perder el equilibrio y para poder mover más rápido mi cabeza. Luego levanté la vista y ví que ese hombre estaba disfrutando de mi trabajo de una forma increíble, cosa que me animó a seguir con ello. Al cabo de un momento, el vigilante me agarró por los cuernos y comenzó a moverse él. Me follaba la boca de la misma forma que mi novio me había follado el coño unas horas antes. Yo podía sentir como su polla se endurecía cada vez más en mi boca y también ganaba un poco más de tamaño. Pero lejos de sentirme humillada o incómoda, mi excitación aumentaba cada vez más.

-Ahora voy a correrme en tu boca.- Me dijo entre gemidos. -Puedes tragártelo o escupirlo, pero cuidado con no atragantarte.

Dicho esto, sus movimientos se aceleraron más aún. Soltó un gruñido enorme y comenzó a derramar leche en mi boca. Al contrario de lo que yo había pensado, el sabor de su leche era tan dulce y agradable como el de su polla. Dejé que terminara de correrse tranquilamente e incluso estuvo un momento más metiéndola en mi boca. Cuando por fin soltó mis cuernos y me sacó la polla de la boca, me quedé un momento sin saber si tragarme lo que tenía en la boca. No sé que habría hecho otra persona, pero tenía tan buen sabor que decidí tragármelo sin pensarlo más.

-Vaya vaya,- dijo el vigilante complacido. -Resulta que eres mucho mas guarra de lo que parece ¿Te ha gustado el sabor de mi zumito?

-La verdad es que si.- Le dije tímidamente. -No sabía que tenía tan buen sabor.

-Me gusta oir eso, pequeña, pero tranquila que no hemos terminado.

La verdad es que oir eso me alegró mucho. Yo creía que al correrse él ya no habría nada más, ya me pensaba que me iba a quedar sin disfrutar yo. Entonces me pidió que me recostara encima de unas cajas de suministros y herramientas que había ahí al lado. Me separó las piernas y se agachó entre ellas. Yo creía que me iba a meter su polla, pero en vez de eso me dió un beso en mi almejita. A ese beso le siguió otro y luego sacó la lengua y comenzó a lamer. Por la luz, qué sensación, su lengua se abrió paso lentamente a través de los labios de mi almeja produciéndome un placer creciente que no cesaba. Entonces su lengua comenzó a recorrer toda la longitud de mi rajita, jugueteaba con el botoncito y luego volvía hacia abajo. Yo me sentía cada vez más excitada y mi almeja se humedecía cada vez más.

-Vaya preciosa, veo que estás muy caliente.- Dijo eso casi sin dejar de lamerme.

Entonces me metió un dedo dentro de la almeja y, sin dejar de jugar con su lengua, comenzó a follarme con su dedo. Era increíble la sensación de placer que sentía, creo que era más intensa que cuando estaba haciendo el amor con Altenor. Yo necesitaba más, tal era esa sensación que lo agarré de los cuernos igual que había hecho él antes y lo apreté contra mi almeja. Entonces comencé a mover mis caderas sin poder evitarlo, él sacó su dedo y comenzó a meterme la lengua en mi agujerito. El movimiento de mis caderas, unido al movimiento de su lengua, hacían que esta recorriera toda mi almeja produciéndome cada vez más placer. Además, siempre que tenía ocasión la metía dentro de mi agujero. Mis gemidos eran inevitables, cada vez aumentaban más de volumen al mismo tiempo que el movimiento de mis caderas aumentaba también. No pasó mucho tiempo hasta que volví a sentir aquella sensación, iba a correrme y así lo anuncié en voz alta. Pero el vigilante no dejaba de lamerme, por el contrario aumentó el ritmo de sus movimientos con la lengua. Pronto mi cuerpo se tensó por completo, me puse a gritar de placer y mi vagina comenzó a soltar líquido. Menudo orgasmo estaba teniendo, y ese draenei se estaba bebiendo todo mi zumo, igual que había hecho yo con su leche. Parecía que ese orgasmo no se iba a terminar nunca y el que lo estaba provocando no parecía dispuesto a parar de lamer. Yo gritaba y gritaba de placer, un placer que me recorría todo el cuerpo.

-Ahora ponte a cuatro patas, como la perra que eres.- Me dijo cuando por fin terminé de correrme.

Por supuesto obedecí al instante y me puse en esa posición encima de las cajas. El vigilante acercó su polla a mi boca. La observé por un momento y vi que ya empezaba a endurecerse otra vez. Yo deseaba que me la metiera en mi almejita húmeda, así que comencé a chuparla de nuevo para que terminara de endurecerse. Sentía como ese pene crecía nuevamente dentro de mi boca, y cuando había crecido por completo, él la sacó y se puso detrás de mi. Sin tardar demasiado colocó la punta en la entrada de mi coño y comenzó a empujar. Oh si, por fin me estaban penetrando de nuevo, con la diferencia de que esta vez era un draenei experto que sabía lo que hacía. La introdujo lentamente hasta que estuvo toda metida dentro, y luego comenzó a moverse dentro de mí. Primero se movía suavemente, pero al ver que yo estaba tan mojada, aceleró el ritmo enseguida. Me dio un cachete en el culo que hizo que me estremeciera y me excitara, y luego me agarró de la cola para tirar de mi y obligarme a moverme. Cada vez empujaba más fuerte dentro de mí, y yo cada vez sentía su polla más adentro. Realmente él sabía lo que hacía, se notaba que al tener muchos más años que Altenor sabía perfectamente cómo complacer a una chica.

-Por los Naaru, que coño tan delicioso tienes, se nota que hace poco que has dejado de ser virgen.- Esas palabras salieron de la boca del vigilante y penetraron en mi del mismo modo que lo hacía su polla, cosa que hizo que yo me pusiera más caliente aún.

-Es cierto,- Dije yo entre gemidos.- He perdido la virginidad hoy mismo, pero tu si que sabes hacerlo bien, sigue follándome, no quiero que pares nunca.

Después de eso no pasó mucho más tiempo, otro orgasmo me llegó. Del placer que sentía mis brazos flaquearon y me quedé con la cara y el pecho apoyadas en las cajas. De ese modo, a cada empujón que me daba, mis pechos rozaban con la madera de esas cajas. Yo gritaba de placer sin parar y mi almeja volvía a soltar líquido que iba resbalando por mis piernas. Sentí que perdía el control de mi propio cuerpo, pues ese orgasmo era mucho más intenso que todos los que había sentido hasta el momento. Terminó mi orgasmo pero ese draenei aún tenía más energía. Esta vez hizo que me tumbara de lado en el suelo, él se tumbó detrás de mi y me la metió de nuevo. Comenzó a follarme de nuevo obligándome a mantener las piernas juntas. Eso hacía que yo sintiera más intensamente su deliciosa polla como se abría paso dentro de mi. Al mismo tiempo que me follaba, con las manos comenzó a acariciarme los pezones. Yo ya no era capaz de hacer nada, simplemente me dejaba llevar por el placer y el deseo. Todo mi ser estaba centrado en eso, ni pensaba en el barco que quería coger, ni pensaba en mis padres ni en Altenor. Solo existía ese placer intenso que el vigilante me estaba proporcionando.

Un rato más tarde me agarró y sin sacármela de dentro me colocó encima suyo de espaldas a él. Yo estaba totalmente tumbada encima de su cuerpo y él seguía follándome sin parar y sobando mis pechos. Sólo con el hecho de cambiar de postura me corrí de nuevo, pero él no parecía cansarse ni por un momento. Seguía empujando sin parar mientras me magreaba mis pezones duros como rocas. Me corrí tres veces más hasta que quedé totalmente exhausta.

Después de la tercera vez me hizo sentarme en las cajas y se puso de pie frente a mi. Otra vez me acercó su polla a la boca, y yo la acogí sin tener energías para nada. Él mismo se puso a follarme la boca hasta que me di cuenta de que otra vez iba a correrse. Pero esta vez no se corrió dentro. La sacó de mi boca y comenzó a masturbarse apuntando a mi cara. La leche comenzó a salir de su polla llenándome toda la cara y su tacto caliente me excitaba. Uno, dos, tres chorros se iban estrellando contra mi rostro, cuatro, cinco, seis, parecía que eso no iba a parar nunca. La leche comenzó a resbalar por mi cara y a caer encima de mi pecho. Abrí la boca antes de que terminara de correrse y me metí de nuevo la polla en la boca. Tres chorros más fueron a parar a mi garganta y me los tragué sin dudarlo ni por un segundo. Estuve chupándosela un momento más hasta que de nuevo se aflojó. Entonces la saqué de mi boca y comencé a recoger la leche que tenía por mi cara y mis pechos con mis dedos y lo llevé hasta mi boca para comérmelo también. Realmente ese líquido era delicioso, ni yo misma podía entender cómo me gustaba tanto. El vigilante se quedó contemplando como cogía cada gota de su leche y me la comía con gusto.

-Por la luz, eres una hembra genial pequeña, es una pena que tengas que marcharte porque me gustaría estar contigo otra vez.

-Tu también has estado genial. Me has hecho descubrir más sensaciones nuevas y te prometo que si volvemos a encontrarnos te entregaré mi cuerpo de nuevo sin pedir nada a cambio.

Después de haberme limpiado y vestido de nuevo, me quedé ahí sentada junto a Yasei esperando a que llegara el barco. Estaba totalmente exhausta y me faltó poco para quedarme dormida. Por suerte el barco no tardó mucho en llegar, subí a bordo y entonces sí que me dormí en una de las camas que tenía para los pasajeros con la tranquilidad de que ya nadie me iba a llevar de vuelta a el Exodar. La búsqueda de mis padres acababa de comenzar y me esperaba un largo camino lleno de aventuras.